La secretaria que me hace el amor
Como mi secretaria me ha envuelto en los placeres del sexo.
Comenzare por presentarme, mi nombre es Carlos, mido 1.85, delgado, muy cachondo pero reservado ante la gente. Esta experiencia comenzó en el año 2000 cuando en el despacho que trabajo contrataron a una secretaria, a quien llamare Ana, he de decirles que en mi trabajo no abundan las mujeres mas bellas, a excepción de una de mis socias y dos secretarias que lamentablemente se encuentran casadas y por lo que veo muy bien atendidas por sus hombres, pero en fin.
Recuerdo que era un lunes cuando se presento a trabajar Ana, cuando entro a la oficina no pude mas que mirar a una mujer de alrededor de 30 años, perfectamente vestida con un traje sastre color beige, algo ajustado, con el pelo recogido en una cola de caballo, medias a medio muslo, por el ligero marcado que hacia su liguero, su cuerpo dejaba ver que se mantenía en buena forma, la jefa de personal llego hasta mi despacho y me dijo que por ordenes de la dirección Ana sería mi nueva asistente, cosa que no podía creer y que me resulto extraña, pero el ver a esta mujer solo asentí con a cabeza.
Una vez que se sentó frente a mi escritorio se presento mi seria y con un firme apretón de manos le di la bienvenida y le ordene que se pusiera al tanto de mis documento, agenda, etc., al momento que salio de mi despacho, no pude dejar de apreciar su bien formado parar de nalgas que ni siquiera temblaban, sin dejar de mirar la marca que evidenciaba su liguero, así transcurrió mas o menos un mes y medio, hasta que un día tuvimos que trabajar un poco tarde, por lo que pensé que era mi oportunidad de intimar un poca más con ella, enterándome de que no tenia novio ni pareja ni nada, cosa que me dio mucho gusto porque tenia el campo libre.
Después de esa noche cada día fue mas relajado entre nosotros, volviéndose una relación más de amistad que de trabajo, hasta que comenzamos a tratar el tema sexual, al principio de forma superficial y cada día hablamos de temas específicos y como comprenderán, las platicas nos calentaban a ambos, comenzando a echarnos miradas mas intensas y profundas, comenzamos con insinuaciones y juegos irresistibles, hasta que un buen día estábamos jugando como siempre y le dije ese cuerpo parece que necesita una buena atención y ella me respondió pues no me digas mejor practica --, esa respuesta no me la esperaba y sin pensar cerré la puerta de mi despacho y la tome por la cintura, acomodando su hermoso trasero en mi dura erección, logrando que la sintiera, porque solo la escuche emitir un ligero gemido, sin embargo recobre la razón y volteándola hacia mi, le dije que esperaba que esa noche pudiéramos tomar una copa o un café después del trabajo y así sucedió, una vez que terminamos de tomar nuestra copa y seguir hablando de cosas erótica y super cachondas, salimos del bar y nos dirigimos a un motel.
Cuando llegamos al cuarto, ya estábamos casi desnudos y ansiosos de tener el mejor sexo que en mucho tiempo podríamos tener, en un principio la tome por la espalda y la volví hacia mi, la cargue hasta la cama y en ese momento me dijo que me detuviera, me tomo del cinturón y prácticamente lo arranco, me bajo el pantalón y los boxers, tomando mi verga, que ya estaba mas dura que un tronco, la acarició y en un instante la tenia en lo mas profundo de su garganta, con una mano la tomaba y con la otra me daba un masaje en lo huevos, he de confesar que la succión que le propino a mi verga jamás la había sentido con ninguna otra mujer que me haya hecho una buena mamada, al poco tiempo y por la exitación que sentía le dije que me corría y ella mas fuerte la mamaba y no tuve mas remedio que aventar toda mi leche en su boca y sin que dejara que ni una gota se le escapara se la trago toda, confirmando mi sospecha de que Ana era una experimentada amante.
Inmediatamente después, le quite el traje sastre que llevaba dejándola en brassiere, una tanga hermosa y para rematar un liguero color champaña que le hacia juego, comencé por recorrer con mis manos todo su cuerpo, sin dejar espacio alguno sin sentir, después le quite el brassiere dejando al descubierto un par de tetas redondas, grandes y coronadas por un par de pezones rosados y duros como piedras, sus tetas casi me ahogaban, mientras que ella me tomaba de la cabeza y me restregaba esos pedazos de carne, una de mis manos tocaba su concha por enzima de su tanga humedecida por sus jugos, baje poco a poco hasta su concha haciendo a un lado su pequeño calzoncito y probando sus jugos, mientras lo hacia ella se retorcía de placer, tomando mi cabeza apretando contra su colita, y fue en ese momento que sentí sus contracciones y el incremento de sus jugos en mi boca, signo inequívoco de que se esta corriendo, me separe de ella y para ese entonces mi verga estaba lista para penetrar a Ana, la acosté en la cama y de un solo golpe mi verga entro hasta el fondo de su concha, después la puse en cuatro y la penetre desde atrás y al poco tiempo se detuvo y abriendo un poco más sus piernas me pidió que la montará ensartándole la verga por el culo y poco a poco se fue perdiendo mi verga dentro de aquel culo rosado y comencé a meter y a sacar hasta que tuvo un nuevo orgasmo que me obligo a llenar de mi lecha todo el culo de Ana.
Al día siguiente, nos vimos en el despacho con ojos de complicidad y ha sido desde entonces que seguimos cogiendo y teniendo sexo de una forma constante y llena de pasión, al grado que estamos por tener nuestra primera sesión de sexo compartido y quien sabe si en un futuro tratemos de seducir a mi socia y realizar una de las fantasías de Ana y mía.