La Secretaria de Papi, Ivonne. 2

Abriendo camino profesional y ayudando al negocio familiar. Por supuesto, con las ventajas de ser la hija de papá.

Me ecanta leer sus correos. No dejen de escribirme a dratentacion@gmail.com

Sigue la historia, siempre libre, siempre... Ivonne.


Esa noche estaba que ardía de cachonda recordando y deseando estar con Roberto, pero eso no sería posible sino hasta el siguiente fin de semana que se planeara la visita. Me vino la idea de no esperar tanto y decidí darle una "sorpresita" a mi padre al día siguiente en su oficina.

Con la idea de agradarle y dejarlo sorprendido, me puse minifalda corta y zapatillas de tacón alto, mis favoritas son las de tiritas que dejan el pie desnudo a la vista y de 10 cms de lato sin plataforma (también son las favoritas de mi papi). Por debajo, brassiere de media copa solo para adornar mis senos y tanga pequeñita como siempre acostumbro usar. Sin medias, mis piernas se veían muy bonitas solo con un poco de aceite.

A las once de la mañana, me trasladé en el auto a la oficina de Roberto. Cuando llegué, su secretaria estaba saliendo de su despacho la saludé de prisa y le hice seña de que callara, así que aproveché para entrar sin avisarle y sorprenderlo. Cerré la puerta por dentro poniendo el seguro. Caminé lentamente hacía mi padre contoneando mi cuerpo en forma provocativa para insinuarle a que había ido, dejarle clara la intención de mi visita sorpresa. Roberto no salía de su asombro y no despegaba la mirada de mis piernas y en general de todo mi cuerpo. Su mirada me comía toda, de pies a cabeza.

Cuando estuve cerca de él solo dije:

-       "Hola papi"… y me senté entre sus piernas.

Enseguida sentí bajo mis nalguitas el "paquete" que hacia su miembro en erección. Yo misma puse una de sus manos en mis muslos separándolos un poco para que fácilmente metiera la mano entre ellos y tocara mi conchita, apenas cubierta en la translúcida tanguita que para entonces ya estaba húmeda por la cachondez que me invadía.

Sin mediar muchas palabras Roberto me empezó a fajar, pasaba sus manos por todos lados. Me levantó la mini hasta la cintura y tiró de la tanga hacia abajo quitándomela por completo. La llevó a su nariz oliéndola de manera suculenta, luego la metió en un cajón de su escritorio. Me desabrochó la blusa dejando mis tetas libres sobre las medias copas del brassiere, chupándomelas con impaciencia. Pasados unos minutos de atender mis senos y frotar mi conchita, me hizo poner de pie y empino en el escritorio para besarme las nalgas, separándolas con sus manos me lengüeteaba el culito y mi rajita empapada, lamiendo el jugo íntimo que de ella brotaba.

Cuando giré Roberto ya tenía la pija fuera del pantalón, ofreciéndomela para que le diera y me diera gusto. Lo empecé a masturbar con ambas manos y unos minutos después me hinqué ante él para darle una buena chupada; metiendo su miembro en mi boca lo mas que me cabía, solo la sacaba para besarle los huevos y decirle lo rica y deliciosa que la tenía.

Estaba muy caliente y dispuesta a todo, nuevamente le di la espalda y sujetando su pija con una mano bajé mi cadera para poner la cabeza de su ricura entre mis labios vaginales, y poco a poco me fui sentando, sintiendo con enorme placer como su pija me iba entrando poco a poco en mi cosita empapada de placer. Cuando mis nalgas hicieron contacto con su vientre supe que toda su enorme virilidad estaba dentro de mi. Vaya gusto que nos estábamos dando.

Mis sueños húmedos se hacían realidad, estaba siendo tomada y disfrutada de nuevo por mi padre. Me daba sentones en aquella ricura aumentando la velocidad. Casi salía toda su pija de mi conchita y entraba de un solo golpe de nuevo. Al mismo tiempo, Roberto me sobaba las tetas con una mano y me frotaba el clítoris con la otra. No podía aguantar más y me llegó el orgasmo y momentos después Roberto empezó a venirse bañando el interior de mi conchita con su rica y caliente lechita. Disfrute el momento y todavía me di a la tarea de levantarme para chuparle el pene y probar los residuos de su venida. Estaba extasiada!

Mientras acomodábamos nuestras ropas le dije que si le había gustado la "visita", a lo que respondió que sí con mucho entusiasmo. Estaba tan satisfecha y embelesada de placer, que se me olvidó la tanga en el cajón donde mi papi la había guardado. Le propuse volver al día siguiente y aceptó encantado, solo me pidió que fuera mas tarde para que sus empleados ya se hubieran salido a comer.

Eterno se me hizo el tiempo para que llegara el día siguiente, para volver a disfrutar de su delicioso miembro y de nuestra prohibida aventura. Puntualmente acudí a la cita. El personal ya se había retirado, solo estaba su secretaria esperándome por instrucciones de mi padre. En cuanto llegué, se despidió siendo yo quien cerró con llave la puerta de entrada de la oficina.

Quise sorprenderlo de nuevo, sorprenderlo aún más que el día anterior. En la recepción me quité la ropa que llevaba puesta, quedando solo en tanga y mis sandalias de tacón alto (mi papi me regala muchos, muchos zapatos, Jijiji). Sin avisar entré al despacho de Roberto, me detuve en el marco de la puerta adoptando una pose cachonda para que mi padre me admirara casi desnuda.

-       ¿Te gusto así papi?-, Le dije con procacidad,

-       Me encanta que llegues así Ivonne… me dijo con voz entrecortada sin despegar la vista de mi cuerpo. Con pasos lentos y contoneando mi cuerpo cachondamente, me fui acercando a mi padre mientras éste se sacaba de la bragueta del pantalón su delicioso falo bien parado.

Cuando estuve cerca de él, se puso de rodillas acariciando son sus dos manos mis piernas y besándome el monte de venus sobre la tanguita. Lentamente me fue quitando la tanga metiéndola al mismo cajón que la del día anterior. Restregaba sus mejillas en mi delineado y escaso bello púbico. Sus manos recorrían a placer mis nalgas buscando entre ellas mi colita. Yo estaba cachondísima, me tocaba las tetas mientras mi padre disfrutaba de mi cuerpo manoseándome por completo. Me hizo girar y me colmó de besos las nalgas y el ano, besito negro delicioso, delicioooooooooso!

Minutos después se puso en pie mostrándome y ofreciéndome su rico miembro erecto. Yo también de pie, me incliné un poco para que él pudiera seguir haciéndomelo con los dedos por entre mis nalgas, y toda mi raja, desde el culo hasta la vagina. Vaya que sabía mover sus dedos y presionar en los lugares indicados, yo moría de placer!

  • ¿Quieres hacérmelo por la colita, papi?-. Le dije deseosa de su respuesta afirmativa.

  • Sí, te quiero coger por tu colita, mi querida Ivonne - me dijo mientras presionaba con más fuerza su dedo en mi pequeño y apretado ano. Yo estaba mas que dispuesta, totalmente entregada y dispuesta a satisfacer una pija tan rica y hermosa como la de mi caliente padre.

Después de mamársela un minuto, me recargue en el escritorio; levanté y separe las piernas. Con amabas manos me abría las nalgas ofreciéndole mi colita dilatada y ardiente. Roberto enfiló toda su virilidad a mi anito, en el que había dejado caer gran cantidad de saliva para lubricarlo. Poco a poco fue haciendo presión en mi estrecho orificio, tratando de meter la cabeza palpitante de su pene. Luego de varios intentos y un poco más de saliva, mi culito empezó a dejar entrar la punta de su pija, que poco a poco se fue perdiendo entre mis nalgas hasta que su vientre chocaba con en mis nalgas. La tenía adentro, tenía a mi papi haciéndome la colita delicioso. Con mi mano no dejaba de frotar mi clítoris para tener más placer.

El vaivén de su miembro erecto en mi culito tomo ritmo y velocidad. Sentía como salía para volver a entrar sin piedad de un solo golpe. El dolor era mitigado por la extrema cachondez que me provocaba que mi propio padre me estuviera disfrutando por el ano. Sus manos se apoderaron de mi tetitas masajeándolas a placer, en tanto yo me movía sobre mis nalgas al compás de las arremetidas de su adorable pene dentro de mi.

  • Que rico me das papi... Siento deliciosa tu pija en mi culo –

Le repetía a cada momento gozando lo que me hacía y sus penetraciones como nunca lo había hecho.

  • Dame más, más, mucho por la colita papi... métela toda en mi agujerito, dame más papi, hazme tuya - decía instintivamente gozando la enculada que Roberto me estaba dando.

  • Que culito tan rico tienes, Ivonne... Me aprietas delicioso... Tienes un culo divino mi amor - me decía con voz entrecortada por el placer que le proporcionaba estar disfrutando de mi colita apretada.

El chasquido que producía su vientre al chocar contra mis nalgas me excitaba de manera extraordinaria. El orgasmo no se hizo esperar y me vine entre fuertes gemidos.

-       Me estoy viniendo papi... Dame más en mi colita... Hazme acabar de nuevo-, en tanto gran cantidad de jugos vaginales escurrían de mi sexo mojando mi entrepierna llegando hasta mi ano. Un nuevo orgasmo me llegó intensamente entre frases cachondas, alabando la hermosa pija de mi padre, mientras Roberto no cesaba de meter y sacar su hermosura de mi culo.

Casi al mismo tiempo en que yo me estaba viniendo por segunda vez, sentí como mis entrañas fueron regadas por la leche caliente de Roberto. El mete y saca fue parando rápidamente, cada vez era más pausado pero muy profundo e intenso.

Roberto se sentó en el sillón del escritorio y yo sobre sus piernas, permaneciendo desnudos y abrazados los dos.

-       ¿Te gustó papi?-, Pregunté y sin dejarlo contestar le dije -¿Te gustaría tenerme a diario aquí mismo?-, con premura contestó, -Me encantaría-, entonces aproveché para proponerle que me contratara como su secretaria privada. Así podría tener mi cuerpo a su alcance y disposición a toda hora del día.

Mi padre aceptó encantado y a partir de ese día; me presentaría a la oficina a trabajar como su secretaria privada todos los días. Me haría cargo de sus asuntos personales, especialmente de los que le requirieran atención especial. Como la vez anterior, mi tanguita se quedo en aquel cajón del escritorio y me llevó a casa.

Mi padre se encargó de avisar a mi madre y mi esposo de mi nuevo e importante "empleo". Al día siguiente a la oficina para atender, digo; “trabajar” para mi padre. Cuando llegué, pasadas las 10 de la mañana, ya todos sus empleados sabían que "trabajaría" ahí y habían dispuesto un escritorio para mí. Lo primero que hice fue presentarme con Roberto.

En cuanto entré al despacho, me dirigí a él sentándome en sus piernas, él metió su mano entre mis muslos acariciándome, mientras me explicaba lo que debía hacer. Llegó hasta mi rajita húmeda tocándome sobre la tanga. Sentía claramente su pene parado bajo mis nalgas que arremolinaba como si le estuviera masturbando con mi deseoso trasero.

Cuando terminó de darme las instrucciones de mi trabajo, me puse de pie para que mi padre me quitara la tanga y la guardara en el cajón donde estaban las anteriores. Me explicó que era más práctico que anduviera en la oficina sin la tanga, para facilitarle el que me metiera mano a cada momento. Y así fue, cada vez que entraba a su despacho, me manoseaba o me besaba las nalgas, el culo, las tetas o la rajita. Me daba a besarle la pija sin hacerlo eyacular. Era imposible que los empleados se pudieran imaginar siquiera lo que padre e hija hacíamos a solas y mucho menos las tremendas cogidas que me daba cuando ellos se iban de la oficina.

Había días en que me mandaba mensaje temprano, donde me pedía que usara las minifaldas más pequeñas que tuviera y que no llevara tanga; o indicándome que zapatillas quería que usara. Me daba indicaciones precisas de cómo quería verme, de cómo quería que lo calentara y me presentara ante él; y pues era mi jefe, no me quedaba mas que obedecer ciegamente.

En ese tiempo, casi seis meses; me regaló mucha lencería sensual. Incluía ligueros y medias, que le excitaba a mi padre verme luciéndolas, así como algunos coordinados súper transparentes y bodies que lucía en las tardes cuando los empleados ya se habían retirado. Me ha disfrutado en todos los rincones de la oficina, sobre los escritorios y sillones. Las salidas especiales a “comer” y los dos viajes de trabajo fueron una delicia.

Se puede decir que gané el premio del empleado del mes siendo su secretaria privada. Mi sueldo se incrementó día con día, al mismo ritmo que se incrementaron los placeres que le brindaba a Roberto. No es que le cobrará, más bien, el me agradecía de muy generosa manera.

Me tomo fotografías, le encantaba y encanta que pose para él. Me llevaba a cenar o tomar la copa, solo cubierta con el vestido y sin nada abajo. Me pide hablar cachondo por teléfono con mi esposo mientras él me esta metiendo mano o él habla por teléfono con mi madre mientras le estoy dando una mamada. En los dos viajes de "trabajo", disfrutó públicamente de mi cuerpo sin recato, con la confianza de que en esos lugares nadie nos conocía y nos importa poco lo que pensaran.

Soy la secretaria que mas ha ganado en el despacho, y pues como no, si mi cuerpecito me costó. ;)


Todas sus consultas y cometarios los atenderé en mi correo dratentacion gmail com

Besitos   ;)