La Sargento Irina 2
Una bella sargento rusa sigue sufriendo crueles torturas para obtener información secreta.
Relato continuación de "Sargento Irina 1":
http://www.todorelatos.com/relato/67736/
Ahora la segunda parte.
Jajaja... vaya con la rusita, que ansiedad tiene de beber leche... -reía uno de los captores mientras la tapaba la nariz.
Desde luego, una hembra como esta necesita una buena cantidad de leche de hombre para poder aguantar lo que la espera por ser una putita mala... -añadió el que la obligaba a vaciar el vaso.
Los otros ocho captores se contentaban con mirarla y pajearse de nuevo frente a su cuerpo desnudo mientras era obligada a beber la leche mezclada con sus líquidos seminales.
Apenas había terminado de tragarse el vaso cuando de golpe se soltó la cadena que ataba sus manos e Irina se fue al suelo. La agarraron los dos carceleros que la habían dado su "desayuno" hasta obligarla a ponerse de rodillas, rodeada por ocho pollas que estaban siendo masturbadas mirando hacia su cara y cuerpo.
- Llegó la hora de la duchaaaaa... -avisó uno de los que se situaban a su derecha justo antes de empezar a soltar chorros de su caliente esperma sobre su cara.
Irina reaccionó instintívamente cerrando los ojos e intentando apartarse, pero apenas había empezado a girar la cabeza cuando un segundo chorro empezó a impactarla entre medias de los ojos, resbalando el semen por su nariz hasta gotear sobre su barbilla. No se atrevía a mirar ni abrir la boca para protestar mientras chorro tras chorro le llegaba de todos lados para embadurnarle el pelo, la cara y los pechos del viscoso líquido seminal de sus captores, que aullaban ante sus ligeros intentos de evitar que la empapasen.
Cuando por fin terminó el baño, empezaron a limpiarse las pollas contra sus magulladas tetas.
- Eyyy... ¿pero qué hacéis? -gritó de repente uno de los que la sostenían- ¿es que os habéis enamorado de esta zorra?. Encima de que la hacéis un regalo lo mínimo es que os lo agradezca.
- Venga, abre la boca puta... que tienes mucho que agradecer -añadió el otro esbirro mientras la inclinaba hacia delante y apretaba los mofletes de Irina para hacer que abriese los labios- ... y te lo advierto, pórtate bien o la próxima descarga será en tu coñito de zorra rusa. -añadió refiriéndose a la anterior sesión eléctrica sufrida por sus tetas.
Ante esta amenaza y con la punta de una polla ya en los labios, Irina no tuvo más remedio que abrir la boca y dejar que el primer pene entrase en su boca y empezar a limpiarlo con su lengua... notando como inmediatamente reaccionaba recuperando una palpitante erección dentro de su boca. Intentó sacar la polla, pero nuevamente se lo impidieron con otro par de manos, que se sumaron a las que la sostenían, rodeándola la cabeza y atrayéndola aún más para meter el máximo posible del pene que rápidamente recuperaba su erección en el interior de la pobre rusa.
No contento, el dueño de esta primera polla empezó a follarse la boca de Irina en un lento mete-saca que rozaba el interior de los carrillos de la rusa, que tenía que luchar con su lengua para evitar que la golpease el fondo de la garganta y la impidera respirar.
Tras unos instantes terribles en que no podía hacer otra cosa que aguantar, notó una repentina pulsión en el duro pene del carcelero y nuevamente recibió el líquido seminal en un chorro que bajó directo por su garganta, provocándola una arcada mientras la polla abandonaba su boca y parte del semen escurría por su boca.
- ¿Será marrana la rubia que no le ha dejado la polla limpia al pobre benjamín?.- comentó una voz a espaldas de Irina.
- Creo que habrá que castigarla, ¿no os parece, muchachos? - añadió otro de los carceleros.
Mientras Irina se revolvía y pataleaba, fue trasladada hasta una mesa redonda y atada en forma de aspa, boca arriba.
Como descubrió al poco, no era una mesa cualquiera. Pronto se encontró dando vueltas mientras sus captores ser reían y hacían girar más rápido la ruleta que era la mesa. Y cuando ya llevaba varias vueltas, empezó a recibir más líquidos... esta vez la orina de algunos de sus carceleros, que la rociaban sin compasión.
Completamente mareada, apenas notó cuando se detuvo la ruleta.
- Es hora de cortarte el pelito, puta. - dijo uno de sus torturadores, sacando una navaja y acercándola a su cabeza.
El frío metal fue recorriendo su blanca piel desde la cara hacia sus senos, redondeando sus pezones antes de descender hacia el ombligo... y detenerse en la mata de pelo que cubría el acceso a su indefenso pubis.
Irina fue siguiendo el recorrido de la navaja con la vista y cómo empezaba a arrancarle los pelos púbicos, hasta que unas manos la agarraron de sus largos cabellos rubios y la obligaron a poner su cabeza tumbada completamente. Y una polla golpeó su nariz.
Abre la boca, zorra. -dijo el propietario del pene.
No. -dijo Irina antes de cerrar la boca con fuerza. Pensaba resistirse al máximo.
Mientras eso sucedía, la navaja depilaba su vello púbico con un filo agudísimo que la generaba pequeños cortes y lastimaba sus delicados labios vaginales.
- Muchachos, la puta necesita que la recuerden quien manda.
Sus tetas fueron aplastadas, sus pezones estirados y el dolor intenso cuando fueron pinzados. La depilación terminó... pero la tortura de sus pezones comenzó. Atrapados por las pinzas, fueron estirados sin piedad hasta lograr que Irina gritase de dolor. Grito ahogado rápidamente cuando el pene al que negó la entrada, penetró de golpe en su boca hasta dejar colgando los huevos del hombre encima de sus ojos.
El pene caliente y gordo empezó a forzar la boca de la rusa, que no podía resistirse en esa complicada posición y mientras sus pezones eran estirados al máximo entre las paletas de unas pinzas de hierro.
No podía abrir los ojos, tanto por los restos de semen como porque sólo podía ver los huevos de su nuevo violador rozándolos y estrellándose por su nariz durante la invasión de su boca... pero eso no la impidió reconocer un nuevo peligro.
Conocía la sensación. Alguien estaba pasando su lengua por su conchita, algo que siempre la había excitado.
No pudo evitarlo, incluso mientras su boca era violada y sus tetas intensamente pellizcadas al límite, el trato de la lengua empezó a excitar su sexo y sintió crecer la humedad en su interior.
Continuará...