La salidera

Una pareja de vacaciones, dinero ganado en un casino, y gente que los espera a la salida... pero no solo quieren su dinero. -RELATO DE ABSOLUTA FANTASIA-.

La Salidera

Mr JOPI ( domarg42@yahoo.com.ar )

Estábamos de veraneo con mi familia disfrutando de las cálidas playas. Ese año, nos encontramos con una pareja amiga y charlamos largamente en la playa.

Un día, en una conversación surgió la idea de ir a un casino muy cercano que habíamos visto en la ruta de ingreso a la ciudad. Ambos teníamos el mismo inconveniente: los niños. Por eso es que acordamos ayudarnos mutuamente y así poder disponer de una noche de esparcimiento cada uno en pareja. Arrojamos una moneda y salieron favorecidos nuestros amigos. Esa noche, ellos salieron y nosotros nos quedamos cuidando los niños nuestros y de ellos.

Al día siguiente, nos preparamos y vestimos como para salir a divertirnos. La idea era comenzar en el casino y luego ir a bailar a una disco no muy lejos de allí, y quizás terminar la noche en algún hotel. Mi esposa se vistió radiante y sexy como pocas veces. Subimos al automóvil y nos dirigimos al casino. Estacioné en la amplia playa y nos metimos al edificio.

Yo había apartado los U$S 200 que pensaba arriesgar esa noche en un bolsillo y había separado otros U$S 200 mas que llevaba mi esposa para los gastos de esa noche. Ingresé al casino y cambié U$S 150. Inmediatamente me dirigí a una mesa de ruleta y comencé a jugar. Cabe aclarar que mi mujer no es muy fanática del juego, y por ello la pone bastante nerviosa. El juego iba intrascendente, ganando a veces, perdiendo otras, pero conservando casi siempre el capital inicial. De repente una racha de suerte me llegó y casi sin pensarlo gané tres plenos seguidos. Mi esposa me miraba e insistía que nos fuéramos con lo ganado hasta ese momento, pero yo aducía que no me iría hasta que la suerte me abandonara. Así fue que durante diez largos minutos continué ganando e incrementando mis fichas hasta que comencé a perder. Allí miré a mi esposa y entendí que lo que había ganado llegaba hasta ese momento. Junté mis fichas y las cambié en la caja. Cuando me dieron el cheque no podía creerlo. ¡¡¡Eran mas de u$s 15000 dólares!!!. Lamentablemente por política del casino solo extendían cheques al portador, por lo que lo escondí bien en mi bolsillo delantero derecho del pantalón y me dirigí rápidamente al auto.

Salí al estacionamiento e inmediatamente encontré mi auto. Caminamos nerviosos tomados de la mano y rebosantes de alegría hasta el vehículo y mientras yo lo abría, Susana mi mujer se acomodaba la cartera esperando en su puerta. Abrí y entramos los dos.

-¿Dónde vamos ahora José?-

-Yo creo que tendríamos que pasar por casa a dejar esto seguro.- respondí

-Creo que si- confirmó ella

Más rápido de lo que hubiera podido notar, un par de manos aparecieron por detrás del asiento de Susana y pude reconocer el brillo de una navaja al borde de su cuello.

-¡Quietos y en silencio o ella se muere!- ordenó alguien desde atrás.

-Y no se den vuelta.-

-Esta... está bien... tranquilo... dije yo tratando de que nada trágico sucediera.-

-Yo estoy tranquilo. Pero si Uds. no llegan a obedecer, los mato.-

-¿Que querés?

-Para comenzar quiero tus manos detrás del asiento.-

Susana me miró de costado y lentamente pasó sus brazos hacia atrás del asiento. Casi inmediatamente pude escuchar el característico click de las esposas al cerrarse. Volví a mirar a mi esposa y pude confirmar en su rostro sorprendido que efectivamente estaba esposada detrás del respaldo.

-Ahora, para que mis amigos en la camioneta no vengan a liquidarlos, hacé un doble destello con las luces de stop.-

Por dos segundos dudé, pero finalmente accedí y dí la señal.

-Bien, ya la vieron. Ahora la camioneta comenzará a moverse y vos la vas a seguir si no quieres que lastime a tu linda esposa.-

Sin alternativa puse en marcha el automóvil y seguí a la camioneta a una distancia prudencial. Ibamos rápido pero sin rebasar el limite de velocidad. Pronto pasamos el único puesto de vigilancia policial de la zona y para mi desgracia el guampudo del guardia estaba dormido dentro del patrullero. No atiné a hacer nada y pronto vi con tristeza como se alejaba por el espejo retrovisor sin remedio. La camioneta que iba adelante, y parecía conocer la zona. Inmediatamente que pasamos el puesto comenzó a acelerar y alejarse de nosotros.

-No la pierdas... la vida de ella depende de que la tenga a la vista.- amenazó el hombre

Ya metido en el problema apreté el acelerador y pronto llegamos a los 150Km/h. Por mas de larga media hora recorrimos la ruta desierta y ya comenzaba a temer por nuestras vidas.

-¿Dónde vamos? - me atreví a preguntar.

-No te interesa. Por mas que te lo dijera no significaría nada para vos. Tené paciencia que ya estamos por llegar.-

Con la vista puesta en el vehículo delante nuestro, no tuve tiempo de pensar la gravedad de lo que me acababan de decir. En esos minutos, vi la luz de giro de nuestro vehículo guía señalando a la derecha y mientras que aminoraba la marcha se internaba en un camino de tierra. Seguí el mismo camino y traté de no perder las luces de la camioneta en el polvo. Por fin, unos 5 Km. mas adentro la camioneta se detuvo.

-Apagá las luces del auto y encendé las de la cabina.- ordenó el hombre

Alejado de todo y sin saber cuantos eran ni donde estaban los que conducían el vehículo obedecí. Pronto los alrededores se hicieron mas oscuros que antes y no pudimos ver mas allá de nuestras narices.

-Dame tus manos atrás del asiento.- me ordenaron

-Por favor, no nos maten... les daremos todo lo que quieran...- lloraba Susana

-No se preocupen. No los vamos a matar, pero estoy seguro que nos darán todo lo que queramos.- dijo con voz calma

Instintivamente alcé la vista al espejo retrovisor con la esperanza de ver el rostro de nuestro atacante, pero para mi sorpresa vi que llevaba puesta una mascara de goma con la cara de Fidel Castro.

Unas sombras mas se acercaron al auto del lado derecho y pronto la puerta de Susana fue abierta. Con rapidez Fidel le sacó las esposas mientras que un hombre con mascara de Jimmy Carter la tomaba del brazo y la sacaba del auto

-¡¡¡José !!! ¡¡Ayudame!! - gritaba ella

-Tené calma y hacé lo que te pidan, no podemos hacer nada mas.- le respondí abatido

Mientras a Susana se la llevaban Carter y Clinton, otro hombre con la mascara de Lincoln se me sentaba al lado.

-Bueno... finalmente estamos aquí.-

-¿Qué quieren de nosotros?-

-Comencemos por el dinero. Dame lo que tengas encima.-

Mi corazón se encogió de rabia al pensar en todas las cosas que no podríamos hacer si me quitaban el cheque. Señalé con la vista y le indiqué al hombre que buscara en el bolsillo de mi saco. El metió su mano en el bolsillo y sacó los U$S 50 que me quedaban de cambio.

-No tengo mas que esto... perdimos todo en el casino... - mentí

-¿Y tu mujercita? ¿no tiene nada ella?-

-Ahh... si, ella tiene algo mas de dinero para la disco donde íbamos a ir.- dije haciéndome el distraído

-¡¡¡Ahhh....!!! ¡¡¡Noooo!!!- escuché en la oscuridad la voz de Susana

-¡¡No la lastimen!!- grité

-¿Y porque nos mentís entonces? ¿crees que somos tontos?-

-No, no les mentí. Por favor, -¿dónde esta ella?.-

-La vas a ver cuando nos digas la verdad. ¿dónde esta?.-

-¿Qué cosa? Yo no tengo nada.-

-¡¡El cheque!!. ¡¡Queremos el cheque que ganaste!!.-

-Sos una basura... ¿vale mas el cheque que la vida de tu esposa?.- agregó

-No... pero por favor no la lastimen... les daré el cheque...- dije suplicando.

-¿Dónde está?-

-En el bolsillo derecho de mi pantalón.-

-Bien. Tenelo un rato hasta que terminemos de divertirnos.-

Con su mano izquierda Lincoln me palmeó el muslo mientras Fidel me amordazaba fuertemente. Moví mi cabeza pero no pude evitar la mordaza y por mas que gritara solo los gemidos escapaban de mi boca.

-Ahora preparate para el show.- dijo Lincoln encendiendo las luces altas del automóvil.

Inmediatamente, se encendieron también las luces del otro vehículo y dos reflectores mas formando un semicírculo. En el medio de ese semicírculo un bulto se movía debajo de una gran tela negra rodeada por cuatro grandes estacas. Carter, Fidel, Clinton y Reagan se acercaron a cada una de las estacas y finalmente quitaron la tela mostrando a Susana amarrada a las estacas y sobre un colchón en el medio de las luces.

Dentro del automóvil, Lincoln encendió un pequeño radio y pude escuchar claramente la voz de Susana que imploraba que la soltaran. Mis gritos de ira y los insultos quedaron detrás de la mordaza. Castigando mis oídos podía escuchar el ruido del vestido de Susana al rasgarse en manos de Fidel y Clinton. Susana ya imaginaba cual sería su destino y su cuerpo rebotaba contra el colchón tratando inútilmente de zafarse. A lo lejos, José veía a Susana en la ropa interior nueva que el le había regalado en su cumpleaños y que ella había pensado estrenar esa noche.

Agachados a los costados de ella, los hombres manoseaban sus piernas, sus muslos, sus pechos y su entrepierna. Una mano tomó firmemente su sostén y tirando fuertemente lo arrancó por completo de su cuerpo. Los pechos de Susana no era los de una modelo, pero con sus 92cms eran suficientes para excitar a cualquiera. Sus delicados y rosados pezones subían y bajaban con la agitada respiración mientras sus pechos eran apretados por las manos de Clinton. Susana trataba de cerrar su mente a las caricias y estímulos de los hombres, pero sus pezones parecían no obedecerle.

-¡¡Sueltenme!! ¡¡Ayudame Jose!!.-

Mientras Clinton lamía sus pechos suavemente, Susana sintió otra mano que bajaba por su vientre y se metía debajo de su bombacha acariciándole su entrepierna. Fidel, experto con sus dedos jugueteaba con sus labios acariciándolos de arriba hacia abajo, enredando sus dedos con sus vellos y acercándose a su clítoris.

-¡¡Nooo!! ¡¡Basta por favor!! ¡¡Dejenme en paz!!- suplicaba Susana

La sensación era muy dulce y Susana ya no aguantaba mas. Su cuerpo la traicionaba y comenzaba a mojar su sexo en las manos de Fidel. Su respiración se entrecortaba y sus gritos ya eran gemidos. Desde dentro del automóvil pude saber que Susana no aguantaría mucho mas. Conocía los gemidos y los movimientos de su cuerpo y sabía que ella estaba al borde de un orgasmo.

Con la punta de los dedos Fidel enrolló la ultima prenda de ropa interior de Susana hacia sus rodillas y bajando su cabeza apoyó su lengua sobre el sexo de Susana. Las piernas abiertas a la fuerza de Susana impedían que la prenda bajara mas, entonces Fidel tomó la prenda con fuerza y tiró rasgando uno de los costados y dejándola caer sobre la otra pierna. Con el camino libre, Fidel acercó su rostro a la vulva de Susana y comenzó a lamerla suavemente calentándola con su aliento y metiendo su lengua entre los mojados labios.

Por el radio solo se escuchaban los gemidos entrecortados de Susana y bajo la luz se podía ver contorsionarse el cuerpo de Susana tanto como sus ataduras le permitían. Sus muslos traspirados brillaban en el reflejo.

-Parece que a tu linda esposa le esta gustando la fiesta.- comentó irónicamente Lincoln

Muy dentro mío hubiera deseado tener las manos libres para poder pegarle al desgraciado.

-No te enojes... considera que estas pagando un muy caro entrenamiento sexual para tu esposa. Estoy seguro que muchas de las cosas que tenemos preparadas te sorprenderán.-

Susana ya no se resistía, su cuerpo jadeaba acompasadamente mientras que sus pechos y su sexo eran una hoguera de sensaciones inevitables. Delante de ella, Regan se bajaba los pantalones y dejaba al descubierto una verga enorme. Me sorprendió el tamaño del hombre y supe que sería mas de lo que yo le daba a Susana, no sabia si ella podría soportarlo.

Mi esposa continuaba gimiendo en las caricias de los otros hombres cuando de repente ambos se apartaron. Aun excitada Susana abrió los ojos y vio acercarse a Regan que se arrodilló entre sus piernas. Al ver el tamaño de la verga que se le acercaba Susana tuvo miedo.

-¡¡Ohh cielo santo!! ¡¡Es demasiado grande!! ¡¡Por favor no!!- suplicaba Susana

Regan apoyó su miembro sobre la concha de Susana y ella se sobresaltó. Suavemente la carne se fue hundiendo dentro de ella y mientras que sus ojos se abrían de par en par, sus manos se crispaban sobre las cuerdas que la sostenían.

-Uhhh... despacio... por favor... suave.. despacio...-

Lentamente fui viendo desaparecer el macizo de carne entre las piernas de mi esposa. Jamás pude suponer que toda esa verga pudiera caber dentro de ella, pero lo hizo. Cuando Regan metió el ultimo centímetro de su verga Susana gimió y su boca se abrió de par en par respirando agitada. Con su concha abierta por el grueso miembro las piernas de Susana comenzaron a temblar y sus gritos crecían con los empujones de Regan.

-Uhh... Siii... mas mas mas mas mas…. Siiii mas adentro....-

Totalmente descontrolada mi esposa gritaba y aullaba de placer mientras la verga de Regan se deslizaba brillantemente lubricada por sus propios jugos vaginales. No pude evitar sentir una fuerte erección que alzaba mis pantalones mientras escuchaba el golpeteo de las piernas de Regan contra el pubis de mi mujer.

-Toma puta... es todo para ti...- dijo Regan claramente mientras miraba hacia mi

-Uhhh... ahhh... nooo... noooo….- gemia Susana

De inmediato supe que el hombre había acabado dentro del sexo de mi mujer, y mi verga se puso mas tiesa todavía. No podía entender como esa humillante situación me pudiera excitar, pero lo estaba haciendo. Luego vi salir el enrojecido pene de Regan de dentro de ella y un hilo de gelatinoso semen unía la punta de su verga con los labios de mi mujer. Por fin él se retiró y los enrojecidos labios de Susana expuestos, abiertos y aun con rastros de semen se vieron en su totalidad.

Con la cara de costado y sus ojos cerrados Susana respiraba hondamente tratando de reponerse del cansador orgasmo que había tenido. Poco duró su descanso porque casi de inmediato Carter, ya con sus pantalones fuera, ocupó el lugar que Regan le había cedido. Su tieso miembro se apoyó sobre la concha ya abierta y casi sin esfuerzo se hundió hasta la mitad.

-No mas por favor... ya basta.... ughhh... despacio...- gemía ella

Con su verga aun chorreando restos de semen, Regan se acercó a su boca y le ordenó

-Callate y usa la boca para lo que debes. ¡Limpiamela!.-

-No... por favor... no quiero.-

-Hacelo o lo lamentaras.-

Con cara de miedo Susana sacó tímidamente su lengua y comenzó a lamer los restos de semen y jugos vaginales de alrededor de la verga de Regan. Su tarea no era fácil, porque su respiración a veces se entrecortaba por el creciente fuego que ardía entre sus piernas con cada arremetida de Carter y de vez en cuando algún grito o gemido se escapaba de su boca. Poco a poco la piel del miembro de Reagan fue brillando mientras ella lo limpiaba concienzudamente.

-Ahora saca la lengua que viene la mejor parte.- ordenó Regan

Sin pensarlo siquiera Susana asomó toda su lengua mientras que Regan retraía su prepucio y apoyaba la enrojecida cabeza de su verga sobre su lengua. Todos los restos de semen que habían quedado atrapados fueron goteando sobre la húmeda lengua de Susana mientras que Regan movía su verga escurriéndola sobre ella. Mientras tanto Clinton desataba las manos de mi esposa que inmediatamente fueron a sostener la verga de Regan. Jadeando mi esposa pronto comenzó a mover la punta de su lengua recorriendo la brillante cabeza de la verga y su lengua ya tenia una considerable cantidad de esperma

-Te gusta putita.... tragatelo que te hará bien.-

Sin apartar un segundo los ojos de Regan ella recogió su lengua y tragó el viscoso fluido. Sus ojos por momentos se cerraban tratando de contener el placer que le venía de su concha.

  • Apuesto a que nunca tu esposa te hizo eso- me dijo riendo Lincoln

Era absolutamente cierto. Con asombro vi como Susana excitada mas que nunca apoyaba sus manos libres sobre las nalgas de Carter que continuaba cogiendosela a su antojo.

  • Te la vamos a dejar mansita y con bastante mas experiencia. Je Je Je.- agregó Lincoln

  • Mira lo que le van a enseñar ahora...- agregó

Mientras Susana continuaba entregada a la sabrosa cojida que le propinaba Carter, las manos de Clinton fueron desatando sus tobillos dejándola completamente libre. Lejos de reaccionar, Susana continuaba abierta de piernas y moviendo su pelvis acompañando a Carter en su trabajoso vaivén. Carter entonces rodó sobre si mismo dejándola a ella arriba. Mi esposa continuaba cogiendoselo a Carter sentándose sobre el. Carter la tomó de la cintura y la colocó de espaldas hacia el. Casi automáticamente que volvió a sentir la verga de Carter en su concha, Susana continuó cabalgándolo. Sus pechos se batían al ritmo de sus movimientos mientras sus muslos se tensaban con el esfuerzo.

Clinton y Regan se pararon a ambos lados de ella y mientras ellos la levantaban de sus brazos Carter tomó su verga y la acomodó un poco mas atrás. Cuando los hombres bajaron a Susana, la verga de Carter quedó en la misma puerta de su ano.

-Nooo... por favor. Por ahí nooo...- suplicaba Susana pero sin gritar

-Relajate nena... te va a gustar.-

La cara de Susana se transformó del relajado placer en una expresión de angustiante dolor que la iba recorriendo por dentro. El grito me dio la señal del momento en que la había penetrado. Su rostro se fue transformando mientras sentía como la verga de Carter se metía mas y mas dentro de ella. Sus ojos abiertos de par en par parecían salirse de sus orbitas como si la verga de Carter los empujara hacia afuera. Por fin toda la verga de Carter entró en su ano y sus nalgas se apoyaron sobre las piernas de él. Susana no podía creer lo que tenia dentro de ella. Con sus manos, pasando por debajo de su concha, Susana tocaba las bolas de Carter muy pegadas a sus nalgas deduciendo que tenía toda la verga dentro de su culo. Muy lentamente Susana fue intentando subir haciendo fuerza con sus piernas. Sus rodillas temblaban y sus manos traspiraban apoyadas sobre los muslos de Carter. Por fin podía subir, pero cuando estuvo arriba las manos de Clinton y Regan la hicieron descender nuevamente. De a poco se fue dando cuenta que la sensación que sentía no era desagradable, y poco a poco la empezaba a excitar. Nuevamente comenzó a subir, esta vez sintiendo cada detalle de la piel de la verga de Carter, cada vena o nervio en el trayecto. Un apagado gemido de placer me confirmó que Susana no solo había aceptado su penetración anal sino que estaba gozando con ella.

-Parece que a tu esposa le gusta que le hagan el culito.- rió Lincoln

Esta vez me quedé en silencio. Ya no podía luchar mas. Mi esposa se había transformado un una puta en manos de estos degenerados. Lo único que deseaba era que todo esto terminara y poder darle una buena cojida a Susana.

Con sus manos apoyadas a los costados, Susana subía y bajaba jugando con el miembro que la penetraba en su culo. Sus ojos entrecerrados disfrutaban con placer la sensación. Carter debajo de ella gemía con las caricias que su apretado ano le brindaba y sostenía su cintura sintiendo el esfuerzo que ella misma hacia para cogerlo. Poco a poco las manos fueron deslizándose hacia sus pechos y Susana comenzó a sentir como los apretaba y masajeaba con placer.

  • Recostate sobre mi, putita... te va a gustar lo que vas a aprender hoy.-

  • Uhh... ahhh... basta ... uhhh...- gemía ella

Acercándola hacia él, Carter la acostó sobre su pecho. Moviendo su pelvis metía y sacaba su verga de dentro de ella. Con sus mano izquierda jugueteaba con sus pechos y con la derecha bajaba por su vientre hacia su chorreante concha. Sus dedos comenzaron a masajear su sexo, abriendo sus labios apretando suavemente su enrojecido clítoris mientras se iban hundiendo mas y mas en el interior de su sexo. Con los ojos cerrados Susana gemía y se dejaba hacer arqueando su espalda con cada sensación de placer. Un momento después ella sintió que otras dos manos recorrían sus muslos mientras que las manos de Carter se dedicaban a estimularle los pezones.

-Espera... espera ....- pidió

Como si ella no hubiera hablado, Clinton siguió avanzando y acercando su desnudo y enorme sexo hacia su entrepierna. En la cara de Susana había una mezcla de temor y deseo que la hacían aun mas apetecible. Con sus ojos puestos en la gruesa herramienta de Clinton, observaba como se acercaba sin poder evitarlo. Cuando el caliente miembro se apoyó sobre sus labios Susana sintió el deseo animal de que la penetrara. Poco tardó su fantasía en llegar a la realidad. Con su sexo muy húmedo fue cuestión de segundos para que la cabeza de la verga de Clinton desapareciera dentro de su concha.

-Uuaaaaa.hhhhhhuuuuu.... uuu uuuu.... uuu.. aaahhh...-gimió Susana

Desde mi posición podía ver perfectamente el culo de Susana con toda la verga de Carter dentro de ella y la punta de Clinton hundiéndose mas y mas. Por un momento temí que la lastimaran, pero los jadeos cada vez mas fuertes y mas profundos que daba no eran de dolor sino de un inevitable placer que parecía enloquecerla.

--ahhhhh siiii... es delicioso... si... mas ... mas .. los dos juntos ... - gritaba enloquecida

Con sus manos alrededor de la cintura de Clinton y apretando sus nalgas contra ella misma Susana movía su cadera sintiéndose enloquecer de placer. Sus labios abiertos y su respiración agitada acompañaban la brutal cojida. A la luz de los automóviles el sexo de Susana comenzaba a brillar por los jugos que caían de su propio sexo. Las manos de Carter tomaban sus pechos y los apretaban y manoseaban. Las propias manos de Susana acariciaban las nalgas de Clinton y las manos de Carter. Con sus ojos desorbitados y un hilo de saliva corriendole por la comisura de sus labios Susana sintió el mas fuerte orgasmo de su vida mientras la invadía implacable.

-Mmmm... Parece que tu esposa esta gozando. Vamos a verla mas de cerca..- dijo Lincoln dentro del automóvil

Rápidamente salió del auto y desde el costado y apuntándome me quitó las esposas. Me incorporé lentamente e inmediatamente me colocó las esposas otra vez. Caminando llegamos donde estaba Susana y pude ver con mas detalle el cuerpo traspirado de ella como era penetrado y manoseado por los dos hombres. Los gritos de ella lejos de disminuir se incrementaban, mientras los gruesos penes la cogían. Sus piernas totalmente abiertas temblaban con cada vaivén. De repente se tomó de la espalda de Carter y pude ver en su rostro que estaba acabando. Si, un orgasmo como nunca había tenido recorría su cuerpo mientras ella oprimía los glúteos de Clinton metiéndolo mas dentro de ella. Casi parado al lado de ella estaba yo delante de sus ojos. Ella gemía, gritaba y se contorsionaba mirándome a los ojos. Mi verga estaba dura como una piedra.

Un minuto después escuché gemir a Carter y supe que por primera vez Susana estaba recibiendo una acabada de semen en su recto. Diez segundos después Clinton hacia lo mismo, tomándose de los pechos de Susana empujaba fuertemente mientras le llenaba su sexo de su caliente leche. Con sus ojos bien abiertos y su boca entreabierta de placer ella me miraba fijamente sintiendo escurrir dentro de ella los dos hombres.

Un pensamiento me asalto de repente. Mi mujer acababa de tener el período la semana anterior!!!!!!!!. Estaba totalmente fértil y la acababan de llenar de semen!!!.

-¡¡¡Nooooooooooo!!!!- grité

Lincoln al lado mío se sonreía viendo mi cara de desesperación y poniéndome la mano en el hombro me hablaba al oído.

-¿Que pasa macho?- me preguntó

-¡¡¡La están embarazando !!!- le respondí

-Y si.... Así tienen un recuerdo.-

Mis manos peleaban por zafarse, pero el arma de Lincoln no me dejaba muchas posibilidades de acción.

Exhaustos, Carter y Clinton dejaron a Susana tirada sobre el piso y se sentaron sobre el automóvil.

-¡¡Uffff!!! ¡¡Es buena la puta esta!!- dijo Carter

-Si, y bastante apretadita también.- respondió Clinton

A la vista de todos y iluminado bajo la intensa luz, el cuerpo de Susana brillaba por su transpiración. Sus piernas abiertas mostraban sus enrojecidos labios chorreando semen que se escurría por sus muslos. Con respiración profunda Susana yacía descansando del esfuerzo de la brutal cogida acariciándose su vientre con su mano derecha. Sus ojos brillaban y su tenue sonrisa indicaban que lejos de estar dolorida estaba feliz por lo que le había sucedido.

-Ahora me toca a mi.- me dijo Lincoln

-Después si querés te cuento.- agregó

-¡¡Andá a la puta que te parió!! - le contesté

-¡¡Hey, Carter....!!!- gritó Lincoln

-Vení un poco a cuidar a este cornudo que ahora me toca a mi.-

-Ya voy...- dijo Carter con cara de cansado

En cuanto Carter estuvo al lado mío me llevó al lado del automóvil de ellos. Así le era mas fácil cuidarme mientras descansaba. Esposado a la puerta estaba a escasos 3 metros de mi esposa y podía ver a Lincoln acercarse mientras se iba quitando la ropa por el camino.

Lincoln era un hombre negro, mas o menos mediría 1,90 de altura y pesaría unos 80Kg. Su cuerpo era robusto y sus musculosos brazos parecían los de un boxeador. Cuando terminó de desvestirse se dio vuelta, seguramente para mostrarse ante mi y ver lo que le esperaba a Susana. La oscuridad de la noche no me dejaba ver bien, pero cuando ingresó a la zona iluminada pude ver su tremendo miembro. Tuve miedo que lastimara a Susana con semejante cosa. Medía como 25cms de largo y era grueso como una pelota de tenis.

Susana sintió que la luz de los automóviles delante de ella era tapada por algo y abrió los ojos para mirar. Entrecerrando los ojos encandilada por la luz veía la sombra de Lincoln que avanzaba.

-Ya no mas.... por favor...- pedía con cara de suplica

-Yo no te tuve todavía muñequita.... o me vas a despreciar.-

Susana sabía que no le quedaba otra alternativa. Si había sido violada por tres hombres, que importaba uno mas. Su rostro miraba detrás de las luces buscando el mío. De repente, cuando Lincoln se puso al costado pudo ver su cuerpo. Sus ojos se abrieron asustados y su cuerpo se ovilló enseguida en reacción.

-Nooo... con ese pedazo de cosa nooo. Me vas a romper...- suplicaba

-No te preocupes linda. Hasta ahora no rompí a nadie... ya vas a ver como te estiras y entra todo.-

Lincoln ya estaba parado a los pies de ella. Se arrodilló y comenzó a sorberle los pechos. Susana comenzó a sentir como el calor renacía en su cuerpo y lentamente comenzó a deslizarse hacia atrás tratando de escapar. Lincoln la tomó de los hombros y la acercó.

-Miralo, conocelo así no le tendrás miedo.- dijo acercándole su verga a la cara

Susana con sus ojos casi bizcos miraba el interminable macizo de carne delante de su cara, mas precisamente presionando sus labios. El tremendo miembro de Lincoln estaba tieso y duro como una roca y presionaba su boca buscando entrar.

-Vamos... abrí esa boca y lamelo, chupalo... vas a ver que es calentito y jugoso.- ordeno el

Susana levantó la vista y lo miró a los ojos. Sabia que el no estaba bromeando. Lentamente comenzó a abrir la boca, sin embargo, por mas que abría no podía recibir mas que la húmeda punta del enorme pene. Por fin, con sus mandíbulas casi doloridas de la apertura sintió que la verga resbalaba contra sus dientes y se deslizaba por su lengua entrando en su boca.

-Eso es. Viste que no fue tan difícil.- decía el mirándola

El negro pedazo de carne de Lincoln contrastaba contra la blanca carne de Susana. En los ojos de ella se veía el temor mientras miraba fijamente a los ojos de Lincoln. Con su mano sobre la cabeza de mi esposa, Lincoln comenzaba a meter y sacar su verga mientras hilos de saliva mezclados con los jugos de la gruesa verga comenzaban a chorrear de la comisura de los labios de ella.

-Bien... mové un poco tu lengua, linda... eso... suave...- decia Lincoln

Susana obedecía cada orden con tal de no contrariar a su violador. Un par de minutos después Lincoln sacó su verga de la cara de ella. Susana cerró su boca y se masajeó las mandíbulas adoloridas. Las gruesas manos de Lincoln acariciaron sus pechos y la recostaron lentamente sobre el piso. Susana sabía que era inevitable lo que iba a sucederle, y por un momento pensó que no iba a poder hacerlo.

Suavemente las manos de Lincoln recorrieron sus pechos, su vientre... acariciando sus rodillas subió por la cara interna de sus mulsos hasta encontrarse con sus labios vaginales. Con dulzura y con paciencia comenzó a acariciarlos mientras Susana sentía como se humedecía casi instintivamente. Sabia que iba a ser brutalmente penetrada y eso la excitaba de antemano. Los dedos de Lincoln se deslizaban con maestría jugando con el sensible clítoris mientras Susana cerraba los ojos en éxtasis. Un par de dedos comenzaron a abrir su sexo y ella pudo sentir como se hundían irremediablemente, deliciosamente dentro de ella. Sus gruesos dedos la acariciaban por fuera y por dentro y Susana ya comenzaba a gemir de placer.

-Abrí bien tus piernas, dulce... eso es... dejate llevar por tus mas bajos instintos. Querés saber que se siente cuando te llenan al límite... y creeme, te va a gustar.-

Susana no respondía, solo gemía y se humedecía llevada por las caricias expertas de Lincoln. Poco a poco él se fue poniendo en posición y colocado arriba de ella apoyó su caliente verga sobre los labios abiertos del sexo de Susana.

-Ahora mirame a los ojos mientras te la meto. Así no te asustas tanto.- dijo Lincoln

-No por favor, es muy grande. No voy a poder.- suplicaba ella mirándolo a los ojos

El primer empujón de Lincoln casi la hace correr de lugar hacia arriba. La piel de los labios de Susana se estiraba mas y mas mientras el continuaba empujando. Con su mano derecha Lincoln ayudaba acariciando y abriendo mas el sexo de ella mientras la izquierda la sostenía de los hombros evitándole el escape. Poco a poco Susana fue sintiendo que su cuerpo se abría en dos mientras la penetraban como nunca había siquiera imaginado.

-Uhhh... despacio... nooo... no puedo...- se quejaba Susana

Otro fuerte empujón de Lincoln la hizo gritar y abrir los ojos mientras lo tomaba de los hombros apretándolo. Susana sentía como el caliente pedazo de carne se abría paso por su sexo. Ya estaba adentro de ella, y no sentía dolor, pero si sentía el tamaño de la verga y se preguntaba cuanto mas iba a meter dentro de ella.

-Siii... así es nena, relajate y vas a ver como entra todo.- dijo Lincoln con satisfacción

-Es... es ... es muy grande... despacito por favor...-

Las manos de Lincoln ya no estaban en los hombros de Susana. Tomándola de la cintura dio el tercer empujón y se hundió 10cms dentro de ella.

-Aaaaaahhhh....- susurró Susana

Susana sentía su sexo caliente como nunca. Expandido al máximo y con tremenda pija caliente dentro de ella no podía evitar gemir con cada arremetida. Sus ojos abiertos con asombro no podían escaparse de la serena mirada de Lincoln que la disfrutaba en sus ojos.

-Sos estrechita... nunca tuviste una pija tan grande dentro ¿no?-

Susana negó con la cabeza mientras se mordía los labios y se tomaba de los brazos de el. Muy dentro de ella deseaba mas. El siguiente empujón de Lincoln no le fue inesperado y mientras lo sentía hundirse dentro de ella continuaba gimiendo. Casi inmediatamente Lincoln dio el ultimo empujón y todos los 25cms estaban dentro de ella.

-Ya lo tenés todo adentro. Viste que podías.- dijo el acariciando su cabello

-Es muy grande...- respondió ella

-Si... y eso te gusta ¿no?- sonrió el

Susana no respondió, pero su rostro lo hizo por ella cuando se sonrojó y gimió. Susana gemía porque Lincoln había comenzado a cogerla sacando y poniendo su carne dentro de ella. Las piernas de Susana temblaban y sus pechos se sacudían con cada arremetida.

Lincoln tomó las manos de Susana y las colocó alrededor de su cuello. Casi sin esfuerzo la alzó sosteniéndola solo con su verga. Las piernas estiradas de Susana apensa si rozaban con la punta de sus dedos el piso mientras atrás de ella aparecía Fidel con su miembro desnudo y erecto. Lincoln se colocó delante de el subiéndola a Susana.

Las manos de Lincoln se tomaron de los glúteos de ella abriéndolos suavemente, y cuando Susana sintió que la bajaban también sintió la verga de Fidel abriéndose paso por su culo.

-Nooooooooo.... - gritó

Con las cuatro manos subiendo y bajando su cuerpo sobre las vergas Susana era solo un títere en el medio de los dos musculosos hombres. Poco a poco su ardor anal fue cediendo y comenzó a excitarse aun mas. Se sentía completa como nunca. Un infierno de calor subía de entre sus piernas y la llevaba al otro inevitable y tremendo orgasmo.

Contorsionándose en el aire en manos de los dos hombres Susana pensó que su clímax no terminaba nunca. Una tras otra las oleadas de placer la hacían gritar casi hasta perder el aliento. Nunca se había sentido así en su vida. Por momentos temió desmayarse, pero en todo momento sintió en cada centímetro de su piel las mil sensaciones de placer. Su vagina y su sexo estiradas para acomodar los dos mástiles de carne que no la dejaban casi respirar eran el centro de una hoguera que enrojecía todo su cuerpo.

Con un sincronismo envidiable, y evidentemente llevados por las contracciones del sexo de Susana los dos hombres al unísono acabaron dentro de ella. mientras ella se abrazaba a Lincoln gritando aguda desesperadamente.

Cuando por fin terminaron, Carter y Regan me llevaron al lado del trío y por la fuerza me hicieron agachar y mirar entre las piernas de Susana. La visión era tremenda. El enrojecido sexo de ella estaba casi como comiéndose el sexo de Lincoln mientras su ano chorreaba semen por alrededor de la verga de Fidel.

Lentamente apoyaron los pies de Susana en el piso y pude observar como su sexo derramaba mas semen que se chorreaba por su muslo. Sin darse cuenta Susana estaba parada con sus piernas abiertas. Quizás su inflamado y estirado sexo no le permitía cerrarlas.

Me sentaron en el piso y me ataron las manos a la espalda. Sin demora me quitaron mis pantalones y sacaron mi verga endurecida de tanto mirar.

-Ahora para pedirle perdón vas a darle una buena mamada a tu marido.- le dijo Lincoln a Susana

Casi como una autómata Susana abrió sus labios y engullo mi verga sorbiéndola como nunca. Cerré mis ojos y sentí como ella chupaba, movía su lengua y empujaba su cabeza mas hacia adentro. De repente sentí que su garganta se abría y mi verga pasaba mas allá aun.

-No Susana... no tienes que hacerlo.- dije tratando de contener la dulce sensación que subía desde mi entrepierna

Susana no paraba, miraba con la vista perdida a mi cara mientras apoyaba sus labios ya contra mis testículos. Yo no podía aguantar mas.

-Creo que ahora si el servicio esta completo- dijo Carter mientras metía la mano en mi pantalón y sacaba el cheque

Pude sentir claramente el ruido de los pasos de los hombres al alejarse y las puertas de los autos. Recogieron sus cosas y llevándose nuestra ropa también se fueron.

En la oscuridad de la noche, solo alumbrado por la brillante luna llena sentí que me derramaba interminablemente dentro de la boca de mi esposa. La sensación de explotar en su boca mientras ella sorbía mi semen como podía.... fue deliciosa. Tan excitado había estado yo toda esa noche que mi primer descarga fue un aluvión imposible de contener y terminó saliendo por las narices de Susana que movía con rapidez su lengua y su garganta intentando tragarlo todo. La excitación acumulada hacía que yo continuara acabando mas y mas. Luego de la segunda o tercer descarga, los cachetes de Susana chupando con fuerza y acariciando toda mi verga me hicieron saltar y gritar. Nunca había tenido un orgasmo así... Ya estaba rendido, exhausto, sin poder mas, y ella seguía chupando. Por fin terminé y mirando a la luz de la luna vi el rostro de Susana chorreando mi semen por todos lados mientras ella tragaba lo que había quedado en su boca, se relamía y volvía a sorberme con toda su boca, como limpiándome.

Me aflojé, y aun atado y con la verga en la boca de ella me quede en el piso. Relajada y sonriente ella se soltó de mi verga y apoyando su cabeza sobre mi pecho cayó rendida. Su rostro estaba sereno y detrás de los restos de semen sobre su cara había una sonrisa como nunca había visto en ella. Con algo de esfuerzo logré zafar una mano de las ataduras. Me acomodé, la tapé con mi saco que había quedado ahí a mano, y mientras le acariciaba el pelo pensé que en el fondo tenían razón. Era el dinero mejor invertido en mi vida.

<¿continuara?>

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