La sala de profesores

Dos profesores se calientan una tarde a solas en la sala de profesores y son sorprendidos por el jefe de estudios.

La sala de profesores

Julián entró en la sala de profesores con cara de aburrimiento y sin mirar a quien dirigía sus palabras.

-No aguanto las reuniones de padres. Todos quieren mostrar delante de los demás que se preocupan por sus hijos y en realidad les importa una mierda lo que yo les cuente. Y encima pierdes la tarde...

-Es insoportable. -dijo Javier levantando la vista de los papeles que revisaba- Has tardado mucho, ya todos los demás se fueron. Solo quedamos tú y yo de profesores.

-¿Qué haces aquí tan tarde? ¿No estás más cómodo en tu casa?

-No, mis hijas están en plenos exámenes y se ponen histéricas y mi mujer anda con la regla y me tiene los nervios locos.

-Aquí te concentras mejor ¿no?

-Por supuesto. Además, tengo una vecina que está muy buena y se pone a tender la ropa en la ventana que da a la de mi despacho y viendo esos pechos no hay quien se concentre. Llevo una semana sin sexo y ando muy caliente.

-Qué cosas tienes -Julián rió el comentario de su compañero- Yo también llevo sin sexo bastante tiempo... cuatro meses para ser exactos... Estoy loco por comerme una polla.

-Ah... pero... ¿tú eres gay? -preguntó sorprendido Javier.

-Sí, solo que no digo nada... ya sabes, en un colegio religioso no está muy bien visto... jeje

-Tranquilo que no diré nada, a mí me da igual. Yo tengo un primo maricón y siempre me he llevado muy bien con él.

Julián sonrió por el comentario de su compañero y se dispuso a guardar en su taquilla los papeles que había utilizado en la reunión. Javier miró fijamente el culo de Julián y le preguntó.

-Y que ese culo tan prieto haya comido más de una polla

-Más de las que te imaginas. -Julián notaba que el tono de la conversación iba creciendo.

-Te voy a proponer una cosa -Javier se incorporó en la silla y dijo en voz baja insinuando- Tú me comes la polla y así los dos salimos ganando. Tú catas un buen tío y yo me llevo una mamada. Los dos necesitamos sexo, es una buena oportunidad.

-Pero ¿cómo vamos a hacer eso? Tú no eres gay ¿no?

-No, pero una mamada es una mamada, yo cierro los ojos e imagino que eres una tía y punto. Vamos, si estás deseando. -Javier se echó para atrás en la silla y se tocó el paquete.

-De acuerdo, pero... ¿dónde lo hacemos?

-Aquí mismo, no queda ningún profesor y las limpiadoras ya limpiaron más temprano.

-Estás loco -dijo Julián arrodillándose frente a su compañero.

-Sí, muy loco, pero bien que te arrodillas.

Julián desabrochó el cinturón de su compañero y comenzó a bajar la cremallera de su pantalón. Ahí estaba el paquete de su amigo. Aún no estaba duro, aunque abultaba bastante. Bajó el filo del bóxer y la cabeza de la polla de Javier hizo acto de presencia. Tras ella, todo el tronco flácido escapó de la prenda íntima para recostarse sobre la ingle de su dueño. Julián miró a su compañero a los ojos y este le guiñó un ojo. Miró de nuevo el aparato de Javier y pasó la lengua desde su base hasta la cabeza. La polla de su compañero dio un pequeño salto. Repitió la acción dos veces más y la polla de Javier estaba totalmente dura. Medía unos 22 centímetros y era bastante dura.

-¡Qué pollón tienes!

-Gracias... come y calla, puta.

Julián sonrió y de un golpe metió la polla de su compañero en su boca. Llegó hasta la mitad de semejante monstruosidad pero a la segunda entró hasta los huevos. Julián seguía alternando el meter la polla en su boca con periodos en los que la lengua era la protagonista. Javier estaba disfrutando mucho a juzgar por sus movimientos. No quitaba ojo de su compañero felador.

Javier estaba apunto de llenar de semen la boca de su compañero cuando el jefe de estudios, un sacerdote de sesenta y cinco años se asomó por la puerta y le dijo:

-¿Todavía aquí, Javier?

-Sí, estoy terminando unos asuntos -dijo Javier intentando disimular mirando los papeles.

-Debes ir a tu casa pronto, tu familia necesita de tu presencia.

-Tranquilo, padre, termino esto y me marcho.

-Vale, no olvides apagar la luz antes de salir.

Debido a la gran mesa de la sala de profesores, el jefe de estudios no vio a Julián hincado de rodillas inmóvil durante el breve tiempo que duró la conversación. La polla de Javier había bajado y Julián se incorporó en la sala de estudios.

-Vaya cortapuntos, yo que estaba apunto de terminar -dijo Javier.

-Sí que es mala suerte.

-Vamos a mi departamento, solo tenemos las llaves los profesores de inglés. Somos dos y Mary está de viaje en Londres. Ahí sí que no nos molestará nadie.

-Vale.

Recogieron sus cosas de la sala de profesores y se dirigieron al departamento de inglés, situado justo al lado de la sala de profesores. Javier abrió la puerta y cedió el paso a su compañero, Julián entró y esperó a que Javier cerrara con llave.

-Ahora sí que sí. Toca sexo y del bueno -dijo Javier sacando su polla del pantalón- Toma esta polla y haz lo que quieras con ella.

Julián se agachó y comenzó a pasar la lengua a lo largo de la polla de su compañero. No tardó en estar dura del todo. Prosiguió con el trabajo antes iniciado. La lengua estaba siendo más protagonista en esta ocasión pues Javier mostraba signos de disfrutar más cuando hacía esto.

-¿Te importa si mientras te la como me pajeo? -preguntó Julián

-Para nada, adelante.

Julián sin parar de mamar la polla de su compañero bajó sus manos y se desabrochó el cinturón, bajó la cremallera y sacó una polla totalmente dura de unos 18 centímetros. Empezó a pajearse a ritmo de la mamada que le daba a su amigo. Javier no paraba de mirar semejante paisaje y la excitación fue tal que no tardó en correrse. Julián recibió en su boca todo el semen de Javier y poco a poco se lo fue tragando. Javier parecía una fuente y Julián no paraba de beber aquel delicioso zumo de hombre. Una vez tragada la última gota, Javier dijo:

-Tío... ¿me dejas que te la chupe? Siento curiosidad.

-Adelante.

Julián se puso en pie y Javier se arrodilló y puso su cara justo enfrente de la dura polla de su compañero. La agarró con una mano y comenzó a pajearla con suavidad.

-Es la primera vez que toco una polla que no es la mía.

-Y ¿qué tal?

-Me gusta.

-Anda, come y calla, puta.

Javier rió el comentario de su compañero y acercó su boca hasta la polla de Julián. Sacó tímidamente la lengua y la llevó hasta la punta del rabo de su compañero. El contacto con aquel miembro pareció no haber disgustado a Javier, pues prosiguió pasando la lengua por todo el tronco hasta detenerse en los huevos. Poco a poco fue introduciendo aquel miembro en su boca y empezó a mamarlo con suavidad para dar paso a la rapidez y fuerza. Javier disfrutaba de aquella nueva experiencia y Julián observó cómo su compañero volvía a mostrar una dura verga en su entrepierna.

-Métemela -dijo Julián.

-De eso nada, yo quiero tu leche en mi boca, luego ya hablaremos.

Javier siguió con aquella mamada y Javier no tardó en avisar a su compañero de que se iba a correr. Javier no soltó aquella polla y recibió un gran chorro de leche en su garganta. Aguantó la arcada y la tragó toda tal como había hecho su compañero con él.

-¿Seguro que no has hecho esto antes?

-Es la primera vez, lo juro.

-¿Te gustó?

-Me encantó... pero esto no ha acabado. Desnúdate que estoy loco por follarme ese culito.

Julián se quitó la camisa que llevaba y dejó al descubierto un torno moldeado en el gimnasio lo suficiente para estar marcado. Bajó sus palantalones al completo y se quitó los zapatos y calcetines. Javier lo empujó contra la mesa pero Julián se volvió.

-No me follarás vestido. Tú también te desnudas.

-Desnúdame tú, putita.

Julián se acercó a su compañero y empezó a desabrochar su camiseta. Su compañero tenía un buen cuerpo. No estaba marcado como él pero resultaba bastante atractivo. Se agachó y le quitó los pantalones, los zapatos y los calcetines. Al quitar los calcetines pasó su lengua por los pies de Javier. Con su lengua recorrió sus piernas, besó su polla, buscó en su ombligo, lamió su pecho, beso su cuello y lo besó en la boca. Javier respondió a ese beso con la lengua.

Julián se dio la vuelta y ofreció a su compañero su culo. Javier se agachó para comérselo y lubricarlo. Julián se estremecía de gusto. Cuando consideró que estaba lo suficientemente lubricado, posó su polla en la puerta de aquel culo. Con suavidad fue introduciéndola. Julián lanzó un pequeño grito de dolor pero enseguida dijo “no pares, por favor”. Javier siguió empujando hasta que entró toda. Entonces, comenzó a follar aquel culo. Las embestidas cada vez eran más fuertes y Julián se estremecía de placer. Ambos gemían como locos. Javier se sentó en el suelo y Julián se sentó en su polla. Ambos cara a cara. Comenzó a cabalgarlo sin piedad. Al poco tiempo, Javier dijo que iba a correr. Julián se levantó y buscó la polla de su amigo con la boca. Recibió otra buena descarga de leche caliente.

-Ahora me toca a mí ¿no? -dijo Julián.

-No, no, no me vas a follar por ahí no paso.

-Te va a encantar. Eres más maricón que yo. Date la vuelta.

Javier se excitó con aquellas palabras y obedeció a su compañero. Julián lubricó durante varios minutos a Javier y luego introdujo su polla más lentamente de lo que nunca había hecho. Javier lloraba de dolor. Una vez estuvo dentro comenzó sus embestidas. Javier pasó del dolor al placer y gemía como una actriz porno. “No pares” dijo en alguna ocasión. Cuando Julián se iba a correr puso su polla en la boca de su amigo y le llenó la cara de semen. Cuando expulsó hasta la última gota, se acercó a la cara de Javier y empezó a limpiarle el semen con la lengua.

Ambos quedaron exhaustos y sudorosos sobre el suelo del departamento.

-De esto ni una palabra a nadie -dijo Javier

-Tranquilo... pero cuando quieras, aquí me tienes para lo que necesites.

-Estamos locos.

-Sí, y aún lo podemos estar más.

FIN