La sádica orgía de Victoria
Todo empezó con un anuncio en un periódico Se necesita hombre de unos cuarenta años, muy servicial, para trabajar de criado. Disponibilidad 24 horas. Preferentemente negro.
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La sádica orgía de Victoria
Introducción
El relato que sigue a continuación, así como otros que he publicado en la sección de Dominación, son producto de la fantasía como no podía ser de otra manera.
Las protagonistas son mujeres de extremada belleza, esculturales y divinos cuerpos. De aquellas que cuando uno las ves no desearía otra cosa que postrase a sus pies. Glamorosas, inteligentes, seguras de si mismas y a la vez altivas, frívolas, caprichosas y ricas, muy ricas. Mujeres que pueden llegar a gastar verdaderas fortunas para satisfacer sus lujosas excentricidades.
Sensuales, amorales y lascivas. Diosas que incitan al pecado y que se divierten con el sufrimiento ajeno e inflingiendo dolor a los que se someten a ellas. Son el mal en su estado más puro y salvaje. Mujeres con poder suficiente como para llevar a cabo impunemente sus crueles y sádicas perversiones.
Los demás, cómplices o sometidos/as, increíblemente fascinados por el poder que ejercen sobre ellos estas despiadadas vampiresas a las que idolatran en cuerpo y alma satisfaciendo todos sus deseos.
Este relato fue publicado hace algún tiempo con otro titulo en un blog, la dueña del cual agradezco profundamente su confianza. Pero ahora el blog ha dejado de existir y como quería dar continuidad a esta cruel historia, he decidido retocarlo ampliamente y publicarlo en esta pagina.
Esta primera parte tiene dos finales, para que las lectoras y lectores puedan escoger y votar cual de los dos puede ser el fin de este capitulo y así dar continuidad al relato.
Es un fuerte, crudo y duro relato, lleno de violencia y sexo. No apto para aquellos que no sepan discernir la ficción de la realidad. Y repito, es una simple fantasía y así hay que tomarlo.
O.., quizás , ¿existen de verdad, Damas tan crueles como las del cuento que sigue a continuación?. ¿ O sumisos/as capaces de entregarse totalmente para satisfacer sus deseos?.
Primera parte
Todo empezó con un anuncio en un periódico "Se necesita hombre de unos cuarenta años, muy servicial, para trabajar de criado. Disponibilidad 24 horas. Preferentemente negro". Aquel anuncio parecía pensado expresamente para mí, tengo cuarenta años, y soy negro. Hacia ya algunos meses que había llegado a la península y no encontraba trabajo fijo, tan solo algunas faenas temporales de camarero en algún hotel de mala muerte. Todavía no había podido conseguir papeles para regularizar mi situación en el país. Me decidí a llamar al teléfono que aparecía en el anuncio, una voz femenina me cito para una entrevista en un despacho de una céntrica calle de Madrid. Me hicieron rellenar unos formularios con infinidad de preguntas sobre mi vida personal, procedencia, gustos etc... Al cabo de unos días recibí una llamada, tenia de presentarme en el mismo despacho donde había hecho la entrevista; allí me comunicaron que el trabajo era mío y que debía empezar aquel mismo día. Casi sin darme tiempo a reaccionar tuve que ir a la pensión en que me hospedaba para recoger mis pertenencias y volver al despacho donde me aguardaba una chica que me acompañaría al domicilio en el que debía prestar mis servicios.
Al cabo de media hora llegamos a mi destino. Un guardia armado, acompañado de dos perros doberman, nos dio acceso a través de una gruesa puerta blindada a una carretera interior que conducía a una gran mansión de estilo colonial. Cuatro columnas de mármol blanco adornaban la puerta principal donde se accedía superando tres largos escalones del mismo material. La casa se encontraba en medio de una gran finca poblada de bosque con grandes árboles y rodeada de un altísimo muro imposible de escalar y al igual que la entrada, vigilada por guardias acompañados de perros. El vehiculo rodeo la mansión y se paro en un lateral. Allí nos aguardaba un hombre de unos cincuenta y tantos años, pelo canoso, alto y de complexión robusta, vestía uniforme de mayordomo. Después de despedirse de la chica que me había acompañado, me enseño la habitación en donde debía residir; un cuarto en los sótanos con una pequeña ventana casi en el techo que daba arras del suelo del jardín. Al lado había un pequeño aseo con lavabo, un inodoro y una ducha que debía compartir con el resto de personal de servicio que tenían las habitaciones al lado de la mía.
Deje mis pocas pertinencias en el cuartucho, luego Don Pascual que era así como se llamaba aquel señor, me explicó cual seria mi trabajo: serviría las comidas y ayudaría en las tareas de limpieza.
Seguidamente me guió por las dependencias de aquella enorme mansión donde debería realizar mis tareas. La casa tiene treinta y cinco habitaciones con sus respectivos baños completos equipados con bañeras redondas de hidromasaje y grifería chapada en oro. Varios salones, dos enormes comedores con una espaciosa cocina adjunta al lado. Estudios, gimnasio equipado con maquinas para culturizar el cuerpo, sauna, salón de belleza y una piscina interior climatizada. Una amplia escalinata de mármol blanco comunica con el piso superior donde se encuentran los lujosos dormitorios.
En aquellos momentos la casa estaba vacía o al menos a mi me lo pareció. La decoración y los muebles son de estilo neo colonial, sofás y sillones forrados de piel, mesas enormes rodeadas de sillas comodísimas con altos respaldos y del techo cuelgan grandes lámparas llenas de cristales. En fin, mucho trabajo para mantenerlo todo limpio.
En la parte trasera, en medio de un precioso y espacioso jardín, hay una enorme piscina finlandesa de formas irregulares y con cascadas de agua de temperatura regulable, pistas de tenis y de bolea.
Un poco más alejada se encuentra la cuadra para caballos. La finca tiene, según me dijo el mayordomo, unos 20 km2, lo cual permite sobradamente montar a caballo. En el garaje pude ver un lujoso Rolls-Royce, otro vehiculo de dos plazas "Morgan Plus", mas otro coche y dos motos utilizados por los escoltas personales de la Archiduquesa. Don Pascual señalo que aun faltaba el Lamborghini que conducía la propia Señorita que se encontraba de viaje en su jet privado. Mantener limpios los coches era otra de mis obligaciones que debía realizar conjuntamente con Eric, el jardinero y encargado de mantenimiento de las instalaciones. Quede fascinado, yo que venia de la mas pura miseria, jamás había visto tanto lujo junto.
El personal de servicio lo completaba dos chicas de facciones asiáticas, Chuani y Gao-Ly, ausentes en aquellos momentos y que eran las asistentas personales de la Señorita Victoria, que así es como se llama la Dueña de aquella formidable mansión.
Don Pascual, hace las funciones de mayordomo y de chofer personal de la Señorita, cuando no es ella misma la que conduce su deportivo. Su madre, Doña Pilar, una mujer ya bastante mayor, es la cocinera y cuenta con el apoyo de Lola otra chica mas joven. Jorge es el encargado de los establos y como yo de la limpieza general. Don Pascual me contó, que la Señorita Victoria era la rica heredera de un multimillonario magnate y accionista principal de un gran banco y de una no menos millonaria Archiduquesa, de origen germano, que se había refugiado en España con su inmensa fortuna una vez acabada la II Guerra Mundial debido a su adhesión al régimen nazi. Los dos habían muerto en un accidente de avión hacia algunos años.
De su madre, Victoria, había heredado a mas de su fortuna el titulo nobiliario, hoy en día en desuso tanto en Austria como en Alemania pero que ella seguía utilizando como signo de distinción y clase. La Señorita no tiene ninguna necesidad de trabajar. A su servicio tiene a varios directivos que la veneran y cuidan fielmente de sus negocios. Solo de vez en cuando se reúne con ellos o preside alguna junta de accionistas donde hace prevaler su autoridad tomando alguna caprichosa decisión, la cual afecta a centenares de trabajadores y a sus familias. Mis condiciones de trabajo eran estar de servicio, como el resto del personal, las 24 horas del día; por supuesto podía dormir pero si se me requería debía levantarme a cualquier hora para hacer lo que se me mandase. Tendría un día libre a la semana, jamás debería coincidir con otro miembro del personal del servicio. Cobraría unos seiscientos Euros, teniendo en cuenta que la manutención y estancia la tenía en la casa, me contó que la comida del personal solía ser muy sencilla. Me advirtió que la Señorita era muy exigente, que jamás debía hablar en su presencia ni mucho menos dirigirme a ella si no era ella la que me preguntaba alguna cosa, en este caso debería limitarme a responder estrictamente lo que se me había preguntado sin retóricas. Para cualquier queja o indisposición se lo tendría que decir a él Tampoco debía estornudar, toser o bostezar en su presencia, en caso contrario seria sancionado o castigado. A mi esto último me pareció como mínimo insolente y me mostré algo enojado. Don Pascual me advirtió que había muchos otros aspirantes que incluso pagarían para estar en mi situación. No comprendí en aquellos momentos las ventajas que tenía pagar para estar en mi lugar; tampoco es que fuera una gran oferta de trabajo, pero en fin, no tenía otra solución y tuve que aceptar.
El primer día paso sin mas, limpie todo lo que se me mando y por la noche cene junto a la muchacha que hacia de ayudanta de cocinera y del jardinero en un compartimiento que había en el sótano que hacia las funciones de comedor del personal de servicio. Aquel día no vi a la Señorita por ninguna parte. Mi segunda jornada empezó a la siete de la mañana, después de asearme y de desayunar un poco tuve que dedicarme a la limpieza de los amplios salones y baños que había en aquella enorme mansión. A las once me llamaron de la cocina, debía subir a las habitaciones de la Señorita para servirle su desayuno. Me abrió la puerta de las estancias una de sus criadas personales. Llevaba puesto uniforme de doncella, negro con delantal blanco, cofia y guantes del mismo color, completaba la vestimenta unos zapatos bajos de color negro. - ¡Dios mío!, me dije, ¡la Señorita Victoria es bellísima!.
La pude ver tan solo unos instantes, justo el tiempo de entrar el carrito donde llevaba el desayuno; su doncella me dijo que ella misma se lo serviría, pero lo suficiente para poder apreciar su hermosura. Estatura mediana, ojos verdes algo achinados, pelo lacio, negro y sedoso. Melena asimétrica, corta hasta la nuca pero voluminosa. Le tapaba un poco un lado de la cara. Labios sensuales y carnosos, maquillados de un color granate; al lado de la nariz lucia un pequeño pircing brillante. Llevaba puesto un batín de satén de color blanco que resaltaba su bronceada piel. Tan solo la pude ver unos instantes pero aquella imagen me acompaño durante el resto del día y por la noche, acostado en la cama, no podía dejar de pensar en ella. Pasaron unos días así sin más, me limitaba a cumplir con las tareas que se me mandaba. Andaba como loco para poder verla otra vez. Poco a poco pude ir comprobando el carácter de diva, altivo y arrogante de la Señorita Victoria. Jamás daba los buenos días a nadie, pasaba sin ni siquiera mirarnos, ignorándonos completamente. Si acababa de fregar el suelo a ella no le importaba pisarlo, con lo cual tenia yo que volver ha hacer la faena. Nunca dejaba nada en su sitio, éramos los criados los que debíamos ir a sus estancias, "habitaciones y baños" a recoger las cosas que ella dejaba tiradas de cualquier manera. Le gustaba vestir ropas caras y de marca, sobre todo prendas de cuero. Al estilo pijo diría yo, zapatos de tacón aguja, joyas de oro y brillantes. Cuando Don Pascual la llevaba en su lujoso Rolls, debía llevar puesto uniforme de chofer y abrir la puerta a la Señorita. Me entere por Lola, la joven cocinera, que Don Pascual la venera como a una Diosa y que cuando se dirige a ella lo hace siempre tratándola de Alteza o Divina Majestad.
Empecé a darme cuenta de algunas rarezas que ocurrían en la mansión. Si la Señorita Victoria no comunicaba expresamente que no iba a comer en la casa, se cocinaba igualmente para ella. Siempre un menú especial y por supuesto de mucha mas calidad que el nuestro. Sí en el transcurso de la mañana, o del día, decidía cambiar de planes, la comida iba entera al desperdicio, igualmente ocurría con la cena. Estaba prohibido, por expreso deseo de ella, que los criados aprovechásemos su comida. Con el hambre que hay en el mundo y con el que yo he pasado, aquello me parecía una autentica barbaridad. Una tarde de invierno la Señorita Victoria llego acompañada de otra muchacha más o menos joven como ella (veintidós o veintitrés años). Vikky, que es como la conocen sus allegados, iba como siempre muy elegante, camisa blanca con el cuello alzado, minifalda de cuero negro brillante, zapatos de salón con mucha puntera y altísimo tacón y un abrigo de pieles blanco largo hasta los pies. Una pequeña cadenita dorada adornaba su tobillo. Pasaron a un salón donde les tuve que servir pastel y champagne. Las dos hablaban y se reían mucho, yo permanecía de pie al fondo de la sala. A Ágata, la compañera de la señorita, le cayó un trozo de pastel al suelo, entonces la señorita Victoria dijo:
- ¡Mi negro lo limpiara!.
Aquellas palabras resonaron como un tiro en mi mente, me acerqué con una servilleta de papel para recoger el trozo de pastel, entonces Vikky me reprocho.
-¡Así no!, ¡idiota!. ¡Con la lengua!. Mientras su compañera se reía a carcajadas.
Era humillante, sin embargo lo hice. Pero aquella humillación todavía no había terminado. Victoria piso el trozo de pastel con su zapato y me dijo:
- ¡Negro!, ¿no ves que la suela de mi zapato esta sucia? ¡Límpiala! ¡Imbécil!.
Y lo hice, pase mi lengua por la suela de su divino zapato, me excite viéndola a ella contemplarme con su hermosa cara, satisfecha por ver cumplidos sus caprichos.
Las dos bellas jóvenes estaban muy excitadas. Empezaron a morrearse, se pasaban la lengua por sus carnosos y sugerentes labios, Ágata acariciaba y lamía el hermoso culito de Victoria por encima de su diminuta falda de cuero, las dos sonreían y me miraban lascivamente, hasta que Vikky invito a Ágata a seguirla a sus estancias.
Aquel suceso no se lo comente a nadie, me parecía muy humillante pero a la vez me excitaba muchísimo. Aquella noche y durante muchas noches mas, en la soledad de mi celda, me masturbe una y diez veces pensando en la belleza de la Señorita Victoria. Poco a poco fui cayendo en la ignominia, deseaba postrarme de rodillas ante ella y adorarla como a una Diosa. Pasaron los meses y cierto día fui requerido a la habitación de la Señorita para llevarle unas copas. Llame como siempre antes de entrar. La puerta la abrió su doncella, cual fue mi sorpresa, tenía la cabeza rapada, los pechos anillados y llevaba puesto un collar de perra. Después de abrir se postro rápidamente de rodillas y lloriqueando con la frente pegada al suelo de cara a la Señorita, suplicándole perdón. Al fondo había Eric, desnudo también, de rodillas y atado con los brazos en cruz a unas columnas. La señorita Victoria lucia su esbelto y divino cuerpo totalmente desnuda, tan solo llevaba calzadas unas zapatillas negras, como siempre de taco muy alto, estaba azotando con una larga fusta al jardinero. Al entrar, ni siquiera me miro, sin ningún pudor continuo castigando a Eric.
Pude observar que Chuani tenía la espalda marcada a latigazos, señal de haber sufrido también un duro castigo. Jamás había visto a la Señorita desnuda del todo, parecía que a ella no le importaba exhibirse. Sus pechos eran firmes, los pezones erectos, cintura estrecha ni un kilo de más. Su sexo estaba totalmente rasurado, en el ombligo lucia un hermoso pircing. En el empeine del pie derecho llevaba tatuado la figura de un escorpión. Se sentó en un cómodo sillón de piel y me ordeno que continuara azotando a Eric, dude unos instantes pero termine por hacerlo. Mientras ella, ordenaba a Chuani que la idolatrara y le lamiera los pies. De vez en cuando me gritaba.
- ¡Mas fuerte!, ¡Negro! ¡Azótalo mas fuerte! .
Poco a poco me fui animando y cada vez golpeaba con más furor la sufrida espalda de Eric. Victoria se levanto de su sillón y con sus manos agarró con violencia la cabeza del jardinero obligándole a chuparme el pene.
La Señorita parecía estar enormemente excitada. La polla fue creciéndome y antes de que pudiera eyacular ordeno a Eric que parase y dirigiéndose a mí me pregunto. - ¿Cuanto tiempo hace que no te tiras a una mujer?.
- Mucho, Divina Majestad. Conteste. Por la sonrisa que se dibujo en sus labios intuí que aquella respuesta debía agradarle. Señalando a su criada dijo entonces:
- ¡ Follate a esta perra!.
Yo estaba enormemente excitado y no me lo tubo que ordenar otra vez, la penetre por detrás sin contemplaciones, tal i como ella me lo había exigido. Vikky tiró de la cadena de acero que estaba atada al collar de Chuani y le obligo a lamer su sagrado coño. Mientras el pobre Eric continuaba atado y observando todo cuanto sucedía.
Chuani seguía lloriqueando mientras comía el precioso clítoris de Victoria, ahora creo mas por el dolor que le producían las envestidas de mi grueso pene intentando penetrar con fuerza en el interior de su sufrido ano, que por las humillaciones recibidas. La Señorita se contorneaba y jadeaba de placer. Con su hermosa mano habría su coño para permitir que la lengua de su doncella pudiera penetrarla más y más. Esta le chupaba y lamía el sexo con autentica devoción.
Me corrí al mismo tiempo que ella.
La Archiduquesa se dedico entonces a torturar al pobre Eric. Lo excitaba para hacer que se hinchara su pene y así conseguir que se clavaran en él unas finas agujas que había en el interior de una funda de acero que llevaba puesto en su miembro a modo de cinturón de castidad.
- Ooooh mí querido esclavo. Le decía poniendo boquita de piñón. ¿Deseas besar el culo a tu Reinaaa?. Refregándoselo en la cara.
- ¡Ah!, ¡ah!, ¡ah!. ¡Basta por favor!. ¡Se lo suplico Majestad!.
- ¿Me desprecias ., pedazo de inútil? Zas, zas. Un par de bofetones.
- ¡No!, ¡no! ¡Se lo ruego mi Ama!. No la despreció, pero por favor, no continué con esta insoportable tortura.
- Ja, ja, ja, ja. Entonces si me quieres chupa mi ano ¡esclavo!. Y agarrándole la cabeza lo forzó a besar y lamer el culo. Mientras Eric daba muestras de estar sufriendo un autentico calvario.
Vikky saco un pie de la zapatilla y acariciaba con él los doloridos testículos del jardinero. La expresión de su rostro era risueña y delataba el placer que sentía en aquel momento, introdujo luego su pie en la boca forzándole a lamerle los dedos.
Chuani fue obligada también a llevar un cinturón de castidad.
Un día que coincidí con Eric limpiando los coches de la Archiduquesa le pedí perdón por lo mal que se lo había hecho pasar infligiéndole dolor y humillación, pero él me contesto.
- No importa, me lo merecí, por haber desobedecido las órdenes de la Señorita Victoria.
Decidí contar lo sucedido a don Pascual, quien me explico que todos ellos eran esclavos de la Señorita Victoria y que Eric y Chuani habían mantenido relaciones sexuales, cosa que tenían estrictamente prohibido pues solo ella podía gozar del placer sexual, y por eso habían sido castigados. Me sentí halagado, pues a mi sí me había permitido tener placer sexual con su doncella, claro estaba, tan solo para satisfacer sus caprichos. El Mayordomo me dijo que tendría yo que pensar en mi situación, que llegaría el día que se me plantease si estaba dispuesto a ser uno mas de los esclavos de aquella cruel Diosa. Cosa que en aquellos momentos ya empezaba a desear, sabia que me precipitaba hacia un abismo del cual quizás no saldría jamás, pero aquella perversa mujer me estaba cautivando y deseaba ser uno mas de sus esclavos.
La historia sigue contada por Don Pascual Aquel día llego mas pronto de lo que Fidel, que era así como se llamaba aquel negro, se imaginaba. Era una mañana de verano, la señorita Victoria estaba tumbada en un cómodo diván al lado de la piscina, su criado le servia el desayuno. Todos los esclavos, con la única excepción de un servidor, habían sido rapados de la cabeza y llevaban puesta en la boca una mordaza de bola que les impedía hablar y por supuesto comer. Fidel no sabía a que se debía tal castigo. Al lado de la Señorita, arrodillada, estaba una de sus criadas personales pintando las largas uñas de la manos i de los pies de un rojo oscuro esmaltado con un fino polvo hecho de relucientes cristales de diamante. Entonces la Señorita Victoria llamo al criado.
-¡Negro!. Nunca le había preguntado por su nombre. ¡Ven aquí y arrodíllate ante mi!.
En el dedo índice del pie lucia un bonito anillo de brillantes, tan solo con lo que valía aquella joya, en el país de Fidel se habría podido alimentar muchas familias.
Ha llegado el momento de decidir si quieres ser mi esclavo. Y el contesto:
¡No desearía otra cosa Divina Majestad!.
- Hoy tienes la oportunidad de demostrarme si de verdad mereces serlo, no te lo pondré fácil. Después de la propuesta que te voy hacer, si sigues desando ser mi esclavo besaras el suelo frente a mis pies. Por el contrario, si no aceptas, recogerás todas tus cosas y marcharas inmediatamente de mi palacio. Continuó la Señorita Victoria.
-Esta noche doy una fiesta con gente de mi alta alcurnia, normalmente nos divertimos humillando y torturando a nuestros esclavos y esclavas o haciéndolos pelear apostando quien será el vencedor. Hoy no va a ser una excepción, pero como soy yo la anfitriona quiero sorprender a mis invitados con una nueva diversión. La pelea va a ser completamente desnudos y a muerte. Por si no había quedado claro especifico - El vencedor dará muerte a su adversario. -¿Aceptas sacrificar tu vida luchando por mi?. Fidel dudo, no sabia que hacer, quería que todos supieran que haría lo que fuera para glorificar a su Diosa, así me lo contó luego. Pero tenía miedo, miedo a la muerte, a sufrir. Pero termino superándolo y beso el suelo frente a los pies de Diosa Victoria. Ella sonrió, una sonrisa que ya habíamos visto en otras ocasiones siempre que sus deseos son cumplidos. Y dirigiéndose al criado con una placentera y leve sonrisa en su hermosa cara. -Sabía que no podía ser de otra manera y que terminarías siendo mi negro esclavo. Me ordeno prepararlo para el sacrificio que le esperaba aquella noche; una preparación que como el resto de esclavos, consistía en rasurar todo su cuerpo de cabeza a pies y aplicarle una lavativa para purgar y limpiar su interior, luego debía volver a postrarse ante ella. Le pusieron un collar metálico con unas punzas interiores que se clavaban en la piel cuando tiraban de la cadena. Finalmente se le coloco también una bola en la boca. Victoria dispuso que aun que tuviera que luchar no comería nada durante el día, demostrando así su habitual crueldad. Luego por puro capricho de Vikky lo encerré en una pequeña jaula que había en el jardín donde debía permanecer acurrucado de tal forma que no podía estirar las piernas. Allí paso el resto del día contemplando los preparativos de la fiesta que se iba a celebrar por la noche. Era la primera vez que un evento de tal magnitud se celebraba en la mansión de la Archiduquesa Victoria Fernández Von Kummer Haider. Vikky formaba parte de un selecto club de jóvenes multimillonarios practicantes del sado que llevaban al límite la práctica de sus depravados gustos, gozando al máximo sometiendo a sus esclavos a las más crueles e inimaginables torturas.
Para tal ocasión, Victoria, había reclutado a un grupo de masocas adictos a ella; que pagaron, algunos con grandes sacrificios por su parte, fuertes sumas de dinero para poder participar en la orgía. No era que a la multimillonaria Archiduquesa le hiciera falta dinero alguno, pero sí un sistema más de sometimiento a los abnegados sumisos que la veneraban y estaban dispuestos a obedecer ciegamente cualquier orden que se les dictara. Se me ordeno prepararlos de igual modo que los demás esclavos para realizar diferentes funciones durante la lujuriosa velada.
Entre ellos escogí a seis musculosos hombres que formarían parte de una guardia personal de Diosa Victoria. Llevaban puesta en la cabeza una ajustada capucha de cuero, el torso totalmente desnudo y rasurado, un diminuto tanga también de cuero y unas botas tipo militar. Otros esperaban que se les indicase cual seria su misión.
Hacia media tarde empezaron a llegar en lujosos vehículos los selectos invitados de Su Alteza la Archiduquesa Von Kummer Haider, unos once; de los cuales siete eran mujeres y cuatro hombres. Entre ellos tan solo había un matrimonio. Venían de diferentes países. Mujeres y hombres suntuosamente vestidos, acompañados por sus esclavos y esclavas, que iban también totalmente desnudos, rasurados y con la bola de castigo en la boca. Según oí comentar los tenían en ayunas des del día anterior. Era una forma de torturarles y humillarles, tendrían que asistir a la cena de sus Dueñas/os sin haber ingerido alimento alguno durante horas, acrecentando así el sufrimiento que les producía el estar en ayunas, cosa que al parecer les divertía muchísimo.
Tuve yo el alto honor de alojar a los invitados en las fastuosas suites donde serian atendidos por sus respectivos siervos preparándose para la orgía que iban a celebrar. En el privado salón de belleza, Chuani y Gao, hacia horas que se ocupaban de embellecer el Divino cuerpo de Victoria.
Era casi media noche cuando los huéspedes empezaron a merodear por el jardín. Todos iban elegantemente vestidos, los Caballeros con esmoquin y las Damas con lujosos y sugerentes atuendos, guantes largos por encima de los codos, pronunciados escotes, altos tacones y muchas joyas. Sobresalía por su belleza Noe, una mulata de pelo castaño y ojos color miel, llevaba amarrados de una cadena a dos perros musculosos que tenían introducido un pene con cola en su ano.
Al rato hizo su entrada Diosa Victoria, tumbada sobre una litera portada por cuatro musculosos esclavos de su guardia personal. Al lado y caminando sobre sus rodillas iban sus dos sumisas. Chuani que llevaba insertado en la boca un consolador de silicona cubierto de una fina capa de oro. El interior del cual estaba repleto de autenticas perlas, pensadas para estimular el clítoris y así aumentar considerablemente el placer, la base estaba adornada con autenticas piedras preciosas.
Por su parte Gao-Ly portaba una bandeja plateada sobre la cual reposaban las sandalias de su Diosa. Dos autenticas joyas, hechas para lucirlas en esta gran ocasión por un prestigioso joyero. Tacón de fina aguja de oro macizo. Los pies iban sujetados por unas tiras en diagonal adornadas con pequeños diamantes, en medio de ellas, como si de un lazo se tratará, resaltaba una pequeña calavera de oro. Las dos esclavas portaban los pezones anillados de donde colgaban unas cadenitas con pequeños pesos.
Gao-Ly postrada a los pies de su Diosa calzo con verdadera devoción las bellas sandalias a la Archiduquesa. Vikky clavo con saña sus finos tacos en la mano de la esclava y al incorporarse lo retorció dejando caer parte de su peso en la mano de esta, Gao dejo escapar unas lagrimas de dolor y satisfacción a la vez que resbalaron por sus mejillas.
Cuando vi a Victoria quede simplemente alucinado, si normalmente estaba guapísima aquel día estaba sublime. Llevaba un sugerente y diminuto top dorado en forma de V que apenas si tapaba algo los pezones de sus divinos pechos. Continuaba una larga y ajustada falda de tul negro con bordados de fina pedrería, cola y corte lateral desde los pies a la cadera, dejando entrever todo su escultural cuerpo. La espalda quedaba al descubierto hasta donde empieza la raja del culito, por debajo de las transparencias se insinuaba su precioso sexo.
Largas pestañas acompañaban unos parparos maquillados de un débil pero brillante morado. Un fino perfil contorneaba sus carnosos labios maquillados a juego con las largas uñas de las manos y de los pies en contraste con su negra melena de corte asimétrico que le daba un look muy agresivo. Su bronceada piel iba untada de un polvo dorado que lanzaba destellos de luz brillante.
Las joyas que tanto gustaba lucir a la Archiduquesa tampoco faltaban. Desde un bonito anillo de brillantes en el pie derecho a juego con una cadena tobillera a hermosos collares de diamantes conjuntados con unos finos y largos pendientes que resaltaban todavía más la belleza de su cara y con un brazalete en su antebrazo izquierdo. En las manos gruesos anillos, sobresaliendo el que lucia en el dedo pulgar y las muñecas adornadas con unas preciosas pulseras. Los invitados se acercaban para saludarla besándole la mano, la boca o lamiéndole los pechos.
Once criados aguardaban debidamente uniformados y amordazados detrás de las lujosas sillas de alto respaldo dorado y tapizadas de cuero negro que rodeaban una mesa hecha de cristal transparente; las apartaron ligeramente cuando los comensales se dispusieron a sentarse en ellas y permanecieron estáticamente de pie detrás de ellas/os. La mesa estaba debidamente puesta con vajilla de porcelana china, cubertería de plata y copas de fino cristal de Murano.
Sobre la superficie de aquel singular mueble, siete esclavos sacaban sus rasuradas cabezas por unos agujeros que había en el medio. Llevaban unas fijaciones que mantenía forzada y extremadamente abierta sus bocas, quedando así a merced de sus Dueñas/os para disponer de ellas para lo que quisieran. Debían de permanecer de rodillas, con las manos esposadas a la espalda; unas barras de hierro les servían de soporte, quedando inmovilizados totalmente en esta forzada posición para no incomodar a sus Amas y Amos durante la cena. Unos candelabros de plata, con tres velas, estaban insertados en la frente de los sufridos esclavos, cayéndoles la derretida cera por toda la cara. Completando la decoración, la boca de alguno de ellos servia como florero.
En el ambiente se percibía prepotencia y supremacía por parte de las Amas/os. Resignación y temor, mucho temor, por parte de los entregados esclavos pero a la vez excitación ya que muchos de ellos eran auténticos sumisos natos.
Una tenue luz emitida por unos focos empotrados en el suelo permitían a las perversas Amas/os visualizar a través del cristal como sus esclavas, completamente desnudas pero liberadas de la angustiosa mordaza, se esforzaban en satisfacer oralmente sus depravados deseos sexuales mientras ellas/os saboreaban la suculenta cena que consistía en una gran variedad de marisco: entrantes de caviar, ostras, brochetas de camarones, gambas etc. y langosta de segundo plato, acompañados del mejor champagne francés. Todo servido por unas uniformadas criadas que eran objeto de continuas burlas, insultos y menosprecio por parte de sus Amas/os.
Gao-Ly se ocupaba en exclusiva de la adoración personal de Victoria, besando y lamiendo las sandalias y los pies de esta; con la lengua recorría sus bellas piernas hasta alcanzar su sagrado clítoris.
- ¡Sigue!, ¡sigue!, ¡perra! ¡chupa todo mi coño!. ¡Dame placer!.
Gao se esmeraba en recorrer todos los rincones del sexo de Vikky.
Sir Richard William, un Lord Ingles, obligaba violentamente a una esclava hacerle una felación.
- ¡Habré tu asquerosa boca y adórame el pene! ¡Guarra!.
Le agarraba la cabeza con fuerza y le penetraba todo el pene en la boca de la sometida hasta que se corrió en ella obligándola a tragarse todo su semen.
Esther, una despampanante modelo rubia, intima amiga de Victoria. Se sentaba encima de la cara de su sumisa que no tenía otro remedio que comer con la lengua su precioso culo mientras ella saboreaba el suculento manjar de la cena.
Otras eran utilizadas como reposa pies sufriendo algún que otro pisotón o puntapié.
De vez en cuando una perversa Ama o Amo escupía en el suelo un trozo de comida que era devorada al instante por alguna de las sufridas esclavas que se arrastraban debajo de la mesa, provocando sonoras carcajadas entre los comensales.
Diosa Victoria no paro de flirtear durante toda la cena con un hombre joven, rubio, de aspecto germánico, de muy buen ver, otro Dios. Supe que era un aristócrata alemán.
Vikky escupió en el interior de la boca de uno de los esclavos cuya cabeza sobresalía de la cristalina mesa una bola de comida a medio masticar, tapo entonces su nariz con una pinza provocándole una desagradable sensación de ahogo. Su garganta, debido a la imposibilidad de cerrar la boca, hacia increíbles esfuerzos para tragar los restos de comida y no morir de asfixia.
- ¡Come estúpido!, luego diréis que no os doy de comer. Jajajajaja ..
Justo cuando el pobre esclavo terminaba de tragar la bola de comida, Vikky apago sádicamente la boquilla de un cigarrillo en su lengua.
Este gesto fue imitado por el resto de Amas y Amos que se divirtieron de lo lindo.
Al terminar la fastuosa comida, Noe subió encima de la mesa, de un puntapié hizo saltar el candelabro de la cabeza de un sumiso y sentándose de cuquillas encima de la boca empezó a defecar en su interior, el resto de los invitados rieron y aplaudieron la crueldad de la bella mulata.
Noe, siguió luego torturando al esclavo por no haber eyaculado mientras le defecaba en la boca.
- ¿ Es que acaso no te da placer recibir mis sagrados excrementos?. ¡estúpido!
Le gritaba fusta en mano una despiadada Noe.
- zas, zas,zas. Tres fuertes azotes cayeron sobre su rostro.
Prosiguió entonces lentamente y saboreando al máximo aquellos instantes de placer, clavando unas afiladas agujas en los pezones de su esclavo. Aprovechando que estaba inmovilizado y su boca fijada estiro, con la ayuda de unas pequeñas tenazas, su lengua para seccionarla luego con un bisturí.
- Ja,ja,ja,ja Una vez saboreadas mis deposiciones esta asquerosa lengua ya no te sirve para nada mas..jajajajajaj.
Unos escalofriantes gritos de dolor salían de la garganta del martirizado esclavo. Noe clavaba sus afilados tacones en sus testículos y le golpeaba con su fusta. Sonriendo decía:
- Como chilla, parece un cerdo, jajajajaja
Vikky felicito a Noe con un largo y calido beso con lengua incluida.
Hubiera querido ocuparme yo mismo de aquel desdichado que su Ama había dejado tirado en el suelo, pero Diosa Victoria requería mis servicios y en aquellos momentos no había nada más importante que satisfacer sus deseos.
Otros esclavos se ocuparon de trasladarle a una habitación donde fue atendido de las heridas que Noe le había infligido.
Sus Altezas se trasladaban en una especie de Comitiva Real a un mini anfiteatro romano construido para la ocasión en una parte del espacioso jardín. Avanzando de rodillas, tres a cada lado de la comitiva y aun con las velas insertadas en la frente iban los pobres esclavos que habían soportado las extravagancias de las Amas/os durante la cena.
La Archiduquesa y el Príncipe alemán se sentaron en un trono, a sus pies había Chuani una de las esclavas personales de la Señorita Victoria. El resto de invitados tomaron asiento en unos confortables sofás de piel.
Estratégicamente entre los sofás había colocado a los esclavos que antes estaban en la mesa, permanecían de rodillas con sus bocas aun fijamente abiertas sirviendo de ceniceros. Sus manos ahora sujetaban unas bandejas que servían como reposa vasos.
Los once criados permanecían estáticos detrás de sus Dueñas/os y las esclavas fueron obligadas a postrarse de rodillas a sus pies.
Desde su trono Victoria me ordeno:
- ¡Trae inmediatamente y sin demora a mi esclavo negro!
Azote e incluso patalee a Fidel para hacerlo salir de la jaula.
- ¡Vamos! ¡Rápido! ¡Perro!, ¿quieres que me azoten hasta hacerme saltar la piel a tiras por culpa tuya?
Debido a las largas horas que llevaba encerrado en aquel diminuto habitáculo sus músculos se habían entumecido. El hambre le hacia sentir débil y la boca la tenia seca de no haber ingerido liquido alguno. Le coloque una cadena de acero en el collar y tire fuerte, note el dolor que le producían las púas que había en el interior, lo arrastre a cuatro patas como a un perro. No podía hacer esperar más a Diosa Victoria y a sus invitados.
Vikky sentada cómodamente en su trono cruzaba una pierna encima de la otra, de su pie colgaba ligeramente una sandalia, estaba increíblemente hermosa. Obligue al sumiso a postrarse a sus pies con la frente pegada al suelo, ella piso con crueldad la cabeza del esclavo clavándole fuertemente el taco.
Los gritos de dolor de Fidel quedaron ahogados por la mordaza que llevaba puesta cuando marque a fuego en sus nalgas las iniciales "DV" de Diosa Victoria con una corona imperial encima de la V. Era la misma marca que lleva Victoria tatuada en el hombro, la misma que aparece en la tapicería de sus lujosos coches, de las sillas de toda la mansión, de los cabezales de las camas, de la cristalería, de la cubertería, de los espejos y de tantas y tantas cosas que hay en su palacio, y por supuesto en las nalgas de todos nosotros que lucimos con gran orgullo. Quise, como era de costumbre, aplacarle el dolor a Fidel aplicando hielo encima de la herida.
Con una sonrisa burlona y saboreando un vaso de wiskky Victoria me dijo:
- Hoy no esclavo, hoy quiero que sufráis el máximo de dolor para mí.
- Quitadle la mordaza y dadle un poco de agua.
No era compasión por parte de Vikky, era para que el esclavo recuperase algo de sus fuerzas y luchará con más energía y potencia para dar un mayor espectáculo.
En el suelo pusieron un recipiente con un poco de agua. Fidel bebió con la boca como si de un perro se tratará.
- Ahora esclavo. Prosiguió Victoria. Puedes besarme el pie.
Y como señal de sometimiento hacia ella Fidel beso con devoción el empeine de los pies de mi Diosa. Victoria estaba exultante, es una triunfadora nata y tener a alguien dispuesto a sacrificar su vida para glorificarla acrecentaba todavía más su ya exaltado ego.
1er final.
Fidel nos sigue contando la historia:
Me Quitaron el collar y salte a la arena, totalmente desnudo, dispuesto a luchar y a morir si hacia falta por mi Diosa. Al otro lado apareció mi contrincante, un hombre más robusto que yo. Esclavo del Príncipe alemán que se sentaba en el trono junto a mi Dueña. Don Pascual, cubierto con una capucha de cuero, fue quien dio la señal de empezar la lucha. Me adelante y di un fuerte cabezazo en el estomago de mi contrincante, el reaccionó dándome un enorme puñetazo en la boca que me hizo sangrar los labios. Le mordí la oreja tan fuerte que casi se la arranco, luego empezamos a darnos golpes por todos lados sin mirar en donde pegaba. Oía los gritos exaltados de la gente.
- ¡Mátalo! ¡Destrózalo! ¡Hazle pedazos!.
De vez en cuando como podía miraba a mi Diosa, reía satisfecha y entre trago y trago de wiskky se morreaba con el Príncipe o este le lamía los pezones.
Oía como las Amas y Amos apostaban grandes cantidades de dinero a favor de uno o de otro luchador. Al final cogí por debajo de las piernas los testículos de mi adversario, los tire fuerte como si se los fuese ha arrancar, el gritaba de dolor. Le obligué a arrodillarse y le mordí en la yugular. Entonces mire a Diosa Victoria, parecía estar sintiendo un enorme gozo, con una mano obligaba a Chuani a penetrarla con el lujoso consolador que llevaba insertado en la boca, mientras daba la lengua a su compañero de trono.
Vi como Don Pascual se le acercaba por la espalda y le susurraba algo al oído, pero Victoria hizo caso omiso.
Su bella cara reflejaba muecas de placer, cerraba sus preciosos ojos y los volvía a abrir mirándome fijamente, lamiéndose los labios y jadeando con lujuria. Cuando vio que la estaba observando, levantó la mano, la larga uña del dedo pulgar en el que lucia un hermoso anillo de diamantes, hizo una señal hacia abajo, como hacían en el antiguo circo romano. Entendí que debía ejecutar aquel pobre infeliz y cumplí con sus deseos. Tire fuerte de sus testículos a la vez que mordía su cuello, cayo desplomado, le seccione la yugular como un perro degolla una oveja. Excitada por aquella escena Vikky alcanzo un monumental orgasmo. El resto de invitados follaban entre sí o hacían que sus esclavos/as les dieran placer.
Yo no me aguantaba de pie, creo que tenía algunas costillas rotas, los labios partidos y me dolía todo el cuerpo. Me arrastre como pude hasta los pies de mi Ama, pero fue imposible llegar a ella: dos encapuchados me cogieron y me llevaron otra vez a la jaula, allí permanecí semiinconsciente durante no se cuantas horas.
2n Final
Contado por Don Pascual
Aquel hombretón estaba dando a Fidel una monumental paliza, creo que le había roto varios huesos. Sangraba por la boca y la nariz, entonces le cogió por el cuello y lo estaba estrangulando cuando Diosa Victoria, viendo que lo iba a matar, lanzo un grito dirigido al Príncipe alemán, Amo de aquel esclavo. - ¡Te los compro! Estuvieron negociando durante unos segundos la compra- venta de los esclavos que estaban luchando, antes tenían pactada que el vencido pasaba a ser propiedad del Ama o Amo vencedor, por la cual cosa la señorita Victoria tubo que comprar a los dos esclavos. Una vez llegaron a un acuerdo, tanto de dinero como de condiciones, Victoria ordeno cesar la lucha. Fidel se arrastro a sus pies para agradecerle su compasión, pero ante el aturdimiento de algunos y las muestras de satisfacción de otros de los invitados, Diosa Victoria se alzo de su trono y exhibiendo un cruel sadismo ordeno a dos de sus encapuchados. - ¡Crucificarle!!!! ¡ Jajajajajajajajajaja. Una potente carcajada resonó en el silencio de la noche.
- ¡NOOOoooo por favor!. ¡Divina Majestad!, tenga compasión de este humilde esclavo, ¡se lo suplico!. Los encapuchados se postraron de rodillas ante ella en señal de acatar sus deseos. Yo me acerqué para suplicarle que no hiciera aquella barbaridad, nadie más intercedió por el esclavo. Fidel suplicaba y suplicaba piedad y el perdón de Su Divina Majestad, pero este no llego. Su soberbia y las ansias de ser enaltecida como una verdadera Diosa no la dejaron volver atrás. Quería un sacrificio y le había tocado a aquel pobre infeliz sin papeles, nadie lo echaría en falta y en caso contrario la Archiduquesa contaba con el poder y el dinero suficiente como para aturar cualquier investigación. Mientras los encapuchados preparaban la cruz, Diosa Victoria invito a sus comensales a azotar y vejar al esclavo.
Fidel fue encadenado a una columna. Ella empuño su látigo corto de cuero y lo azoto con fuerza. Que imagen tan bella la de Diosa Victoria viéndola gozar mientras azota a su esclavo.
A cada azote el negro se retorcía y tiraba de las cadenas como queriendo deshacerse de ellas. Vikky lo azotaba cada vez con más violencia, con más saña, perdiendo incluso el control de si misma. Los gritos de dolor se entremezclaban con las sonoras carcajadas de placer de la Archiduquesa.
- jajajajajaja. Se reía mientras marcaba con el látigo rojos surcos en la negra piel de su esclavo.
Después de un buen rato, Victoria, exhausta, se dejo caer literalmente en su cómodo trono arrancando clamorosos aplausos de sus invitados.
- ¡Adelante! ¡podéis hacer con él lo que os plazca!. Dijo ella con crueldad.
Monsieur Clements, un rico empresario francés, no se hizo esperar. Penetro con fuerza su pene en el culo de Fidel mientras el príncipe Hans de Baviera le insertaba su enorme polla en la boca para que se la chupara. El resto de asistentes, Vikky incluida, miraban con morbo aquella dura escena.
- ¡Chupa perro!, Dando vaivenes acompasados con los de su colega, Hans le introdujo todo su pene hasta el fondo de la garganta.
- ¡Trágate mi corrida!, jajajajajajaja.
Dos encapuchados trajeron una cruz no excesivamente grande ni pesada. Las Damas y Caballeros formaron un pasillo en medio del cual tenía que pasar el esclavo corriendo, encadenado de pies y con la cruz en la espalda. Fusta en mano azotaban sin piedad al pobre Fidel que caía de vez en cuando por los suelos.
- ¡Levántate cerdo! Jajajajajaajajaja Reían alocadas unas perversas Amas/os Recibía entonces una lluvia de patadas y taconazos sobre su ya castigado cuerpo.
- ¡Basta ya! Ordeno autoritariamente Victoria.
Quería reservarlo mínimamente integro para la próxima tortura a que lo iba a someter.
- ¡Guardias! ¡Clavadlo en la cruz!. Mientras los verdugos cumplían fielmente sus deseos volvió a sentarse en su trono donde continúo morreándose con el príncipe Hans.
Fidel lanzaba unos horrorosos y escalofriantes gritos mientras los clavos atravesaban las muñecas y los tobillos.
Antes de alzar la cruz en el aire, Victoria se acerco a ella y con su sumiso tumbado en el suelo ordeno:
- ¡Guardias! ¡Abrir la boca a este esclavo!. Entonces Diosa Victoria sonriendo malévolamente orino en ella humillándolo todavía más y como premio por haberle entregado su vida.
- Jajajajajajaja. Bebe el mejor champagne que jamás hayas probado ¡perro!.
Como si de una corrida de toros se tratará, la Archiduquesa, concedió al vencedor, ahora esclavo suyo también, el honor de cortar los testículos al vencido. Mientras Vikky contemplaba el suplicio hizo que Chuani la penetrara con el lujoso consolador que llevaba insertado en la boca.
La hermosa cara de Victoria reflejaba muecas de sumo placer y excitación, a cada guiño de satisfacción el pequeño brillante que lucia en la nariz lanzaba destellos de luz. Respiraba hondo como queriendo alargar al máximo aquellos momentos de incomparable placer. Jadeaba y se contorsionaba en su trono, el Príncipe le lamía los pezones, Noe la morreaba y Vikky alcanzo un orgasmo como jamás antes había tenido. El resto de los invitados también muy excitados hicieron lo mismo entre ellos o ordenaron a sus esclavos y esclavas darles placer. La fiesta acabo ya cuando amanecía. Fidel continuaba agonizando en la cruz. Todos los comensales se retiraban a sus aposentos muy alegres, el champagne y el wiskky habían hecho sus efectos.
A los esclavos no nos quitaron el bocado de castigo hasta que nuestras Dueñas y Amos hubieron descansado. Antes de retirarse a sus estancias con el Príncipe alemán, Su Divina Majestad se acerco a la cruz donde colgaba su entregado esclavo y sonriendo con maldad me ordeno.
- ¡Esclavo! rómpele las piernas a este perro.
Lo hice sin demora, como hacían los romanos para que el peso de su cuerpo lo terminara ahogando. Era su última crueldad de aquella larga noche. Diosa Victoria había alcanzado un grado más de perversión. Los demás esclavos y esclavas continuamos idolatrándola.
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