La sádica orgía de Victoria 2

Victoria lucia un hermoso y sugerente batín de lame dorado, con unas grandes hombreras y cuello alzado. El batín, abierto por la parte delantera, permitía apreciar su esplendida y bronceada desnudez, tan solo tapaba su sexo con un diminuto tanga de cuero negro. Por la parte trasera arrastraba por el suelo una no muy larga cola.

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La sádica orgía de Victoria

La historia continúa explicada por Don Pascual, el mayordomo de la señorita Victoria:

Eran ya primeras horas de la tarde cuando algunos de los invitados de la Señorita Victoria empezaron a salir de sus aposentos. Hacia calor y la mayoría se dirigieron a la piscina para tomar un baño, allí les fueron servidos unos frescos zumos de frutas naturales por los sufridos esclavos y esclavas que aun permanecíamos en ayunas desde el día anterior, tan solo se nos había permitido beber un poco de agua cuando amanecía, en el momento que las Señoras y Señores se retiraban a su descanso y antes de dedicarnos de lleno a la limpieza de los restos de la pomposa fiesta.

Hacia las tres de la tarde, más o menos, hizo acto de presencia Su Alteza la Archiduquesa Victoria Fernández Von Kummer Haider, acompañada de su amante el Príncipe Hans de Baviera. Victoria era seguida por sus esclavas personales, que a cuatro patas se arrastraban detrás de ella. Gao.Ly besando y lamiendo el suelo donde pisaban las lujosas sandalias de altísimo tacón aguja de su Diosa y Chuani todavía con el fastuoso consolador insertado en su boca.

Victoria lucia un hermoso y sugerente batín de lame dorado, con unas grandes hombreras y cuello alzado. El batín, abierto por la parte delantera, permitía apreciar su esplendida y bronceada desnudez, tan solo tapaba su sexo con un diminuto tanga de cuero negro. Por la parte trasera arrastraba por el suelo una no muy larga cola.

Aun que el calor era intenso, algunos criados y criadas, éramos obligados a vestir uniforme completo con guantes blancos incluidos. Dos de estos criados flanqueaban a la Archiduquesa con grandes abanicos mientras otro, detrás de Ella, aguantaba una gran sombrilla para protegerla del sol.

Por expreso deseo suyo, no nos quitaron las mordazas que llevábamos puestas en la boca; no hasta que nuestras Amas y Amos hubieran comido.

El calor junto a la debilidad, debido a las largas horas que llevábamos sin probar ni un bocado, hacían que muchos sumisos estuviéramos medio mareados, pero esto no era motivo suficiente para que se comparecieran de nosotros. Al contrario, si alguno se desvanecía era obligado, a latigazos, a levantarse inmediatamente.

  • ¡Vamos! ¡levanta!, ¡perra holgazana!. Gritaba pataleando a una de sus sufridas esclavas la bella Michelle, esposa del magnate francés.

Antes de reunirse con sus huéspedes, Vikky se acerco al pie de la cruz donde permanecía clavado Fidel.

  • ¡Guardias! ¡comprobad si este perro sigue vivo aun!.
  • Todavía respira ¡Alteza!. Contesto el Guardia.
  • Jajajajajajajajjaj. ¡Perfecto!. ¡Mantenedlo con vida cueste lo que cueste!. Pero sin bajarlo de la cruz.

Fidel, balbuceando, levanto levemente la cabeza y abrió un poco los ojos.

  • Has tenido tu oportunidad para morir, ahora te toca sufrir más. Jajajajajajajajajajajajaja

Los guardianes de la cruel Archiduquesa le alzaron un poco la barbilla y forzándolo a abrir la boca le introdujeron un embudo por donde le suministraron agua fresca y comida triturada. Luego le protegieron del ardiente sol con una sombrilla y permanentemente le aplicaban paños de agua fría en la frente y en diferentes lugares del torturado cuerpo.

Ataron el tronco por debajo de las axilas para que el peso no lo ahogara, ya que Don Pascual, siguiendo órdenes de la misma Victoria le había roto las piernas, precisamente para que se asfixiara, pero ahora Vikky había cambiado de opinión y lo quería mantener con vida.

Mientras esperaban la comida, las Señoras y Señores gozaban tomando el sol o refrescándose en la piscina, otros aprovechaban para seguir con sus juegos erótico-sexuales.

Ágata la dulce amiga de Victoria, mantenía a una esclava amarrada sobe una mesa con el culo hacia afuera y la penetraba con un gran arnés mientras que por la boca era penetrada por la polla del magnate francés.

La despampanante Esther y la cruel Noa montaban a lomos de sendos esclavos que habían sido ataviados con silla y correaje propio de las caballerías. Las dos sádicas Damas portaban botas de caña alta con altísimo tacón y espuelas. Con la fusta azotaban las ancas de sus respectivos sumisos.

  • ¡Buenos días!, o ¡buenas tardes! ¡Vikky! dijo Esther. Vamos a competir para ver cual de estos dos imbeciles aguanta mas rato corriendo.
  • ¡Me encanta que os divertías¡. ¡Queridas!. Dirigiéndose a ellas con una perversa sonrisa, manifestó Diosa Victoria.
  • Aunque me dais un poco de envidia. ¡Yo también quiero competir!.
  • ¡De acuerdo!. Dijo Noa. ¡Te cedo mi lugar!.
  • ¡Vamos esclava!, ¡ve en busca de mis botas!. ¡Deprisa!. ¡Que no tenemos toda la tarde!. Dijo Vikky dirigiéndose a Gao.

Gao-Ly calzó a su Diosa las altas botas de cuero negro de prominente tacón aguja metálico, adornadas con unas cadenitas de oro y una pequeña puntera del mismo reluciente metal.

  • ¡Ponme las espuelas! ¡Idiota!.

Cuando termino, Gao las beso y lamió desde la punta hasta las rodillas. Las botas eran de tipo bucanero, con una pequeña abertura detrás de las rodillas. Vikky contemplaba entusiasmada aquella demostración de sumisión por parte de su esclava.

  • ¿Sabes Noa?, ¡no voy a utilizar tu montura!.
  • ¡Ensillar a esta esclava!. Señalando con el dedo a Gao.
  • Perooooo…, ¡Vikky!. ¡Esta perra no te va a durar ni dos minutos!. Dijo Noa.
  • Peor para ella. Jajajajajajajajaja……rió una alegre Victoria.

Ensillar constaba de silla de montar, guarniciones y estribos. A los dos esclavos se les había insertado una enorme polla de látex en el culo con cola, simulando así la cola de los caballos.

Vikky tiraba fuerte de las riendas que Gao llevaba sujetas a unos garfios encajados a ambos lados de la boca. Aquellos tirones producían a la infeliz Gao unas profundas heridas en las paredes interiores de la cavidad bucal.

Las espuelas de las dos jinetes se clavaban sin piedad en las carnes de las sufridas monturas que pugnaban para ganar la competición y salvarse así de la ira de la Ama que perdiera.

Debido a la textura algo rugosa del suelo, las rodillas de los dos "caballos" estaban ensangrentadas.

  • ¡Vamos! ¡estupido! ¡galopa!. Gritaba Esther a su pony mientras le daba unos fuertes azotes.
  • Esther reía a placer viendo que aventajaba a Vikky en aquella cruel carrera.

Vikky al percatarse que perdía azotaba y clavaba las espuelas cada vez con más crueldad en las piernas de Gao, que sangraban por los profundos cortes producidos por las afiladas púas de las espuelas de su amazona.

  • ¡Vamos! ¡Perra! ¡No te pares! ¡sigue galopando!. ¡Inútil!. Seguía gritando la sádica Victoria.

Aguanto lo que pudo y más, pero la pobre Gao-Ly se desplomo al poco tiempo.

Victoria llena de ira se enseño con su montura. Empezó a patalearla y a fustigarla sin miramientos. Ordeno que la despojasen de la silla.

  • ¡Pedazo de inútil!. ¡Confiaba en ti y me has defraudado!. ¡No sirves para nada! ¡Estupida!.
  • Zas,zas,zas,zas. Vikky propino unos fuertes fustazos en la adolescente cara de Gao.

Gao-Ly lloraba y suplicaba. No tan solo por el dolor, sino porque Gao profesaba una autentica devoción y enamoramiento hacia Victoria y ahora no podía comprender como se portaba tan cruelmente con ella.

Su Alteza, la Archiduquesa, sabia de sobras la poca resistencia de su esclava, pero creo que la escogió adrede para divertirse luego con ella.

  • ¡Perdón Majestad!. ¡Perdón!. ¡Se lo suplico! ¡Divina Victoria!.

Pero Vikky la pataleaba cada vez con más dureza y saña.

Viendo que Gao utilizaba las manos para protegerse ordeno:

  • ¡Guardias!. ¡Esposad las manos a la espalda a esta cerda!

Una vez esposada, Gao, ya no tenia nada con que minimamente protegerse quedando enteramente a merced de su torturadora.

Aprovechando que ahora estaba de rodillas, Victoria alzo la pierna hacia atrás y dándole velocidad impacto la puntera de su bota en la mandíbula de Gao.

Los ojos desorbitados de la esclava miraban suplicantes a Su cruel Diosa. Pero esta sin piedad impacto un nuevo golpe esta vez en la nariz, y otra en la boca del estomago y otra en los pechos y otra en las costillas.

  • ¡Ves! ¡lo que me obligas ha hacer!. ¡Estupida!, por no aguantar mas rato ¿cabalgando? Jajajajajajajaja…..

Vikky contemplaba con su divina esbeltez y las manos reposando en las caderas desde las altas atalayas de sus tacones de catorce centímetros a una pobre Gao destrozada, con la cara hinchada y sangrando por la nariz y la boca.

Sus pechos firmes y los pezones erectos delataban los momentos de sumo excitación que en aquellos instantes sentía la poderosa Victoria.

Sonriendo alzo la vista y pudo percatarse de que era el centro de de todas las miradas de los allí presentes y sintió que no quería pararse y no tenia porque hacerlo, al fin y al cabo Gao era su esclava.

Alzo su bota y clavo con fuerza su fino taco en los pechos de Gao-Ly produciéndole una nueva y brutal herida.

  • Ah,ah,ah,ah..¡Basta!, ¡basta!. ¡Se lo suplico Ama!. ¡por lo que mas quiera!.
  • ¡Calla perra!. Una nueva patada en la boca hizo callar las suplicas de la esclava.

Vikky continúo clavando con extrema crueldad los finos tacos metálicos en los pechos de Gao, que aun seguían anillados y con una pesa en cada uno de ellos desde la noche anterior.

La pobre esclava lucia moratones por todas las partes de su débil cuerpo. Vikky se enseñaba, la torturaba, la martirizaba con sus afilados tacones. Subía encima del cuerpo de Gao y descargaba su peso encima del afilado taco y luego lo retorcía como el que apaga una colilla de una cigarrita.

  • Por favooooor. No puedooooo más. Balbuceaba casi ya sin fuerzas la afligida Gao-Ly.
  • Jajajajajajajajajaja…..Continuaba Vikky hundiendo el taco de aguja en los pechos de la esclava.

Las Amas/os presentes gozaban de tal espectáculo. Esther, la vencedora, se hacia lamer el coño por su pony.

Luego ya algo cansada de tanto pataleo piso con su suela la boca de su esclava.

  • ¡Límpiame las suelas cerda!.

Gao saco la lengua a través de los doloridos e hinchados labios e intento pasarla por la suela de las botas de Vikky.

Degradándola aun más, Victoria aparto su diminuto tanga de cuero y meo en el desfigurado rostro de Gao-Ly.

  • Jajajajajajajaja…Los gestos y guiños de la hermosa cara de Vikky no hacían más que delatar el inmenso placer que sentía en aquellos momentos.

Luego, mojando en el charco de orines las suelas de sus botas, las volvió a pasar por la cara de Gao introduciéndole con fuerza la puntera en la boca.

  • ¡Chupa!, ¡Asquerosa! ¡Chupa mis sagradas botas!. Jajajajajajjajajaja….Sonreia una descontrolada Victoria.

Agachándose, Vikky agarro la cabeza a Gao y la obligo a lamer el charco de orines que había en el suelo.

Muy excitada llamo a Chuani para que la penetrara con el ostentoso arnés que llevaba incrustado en la boca.

  • ¡Vamos esclava! ¡follame!. Tengo ganas de correrme. Allí mismo alzo una pierna y reposo su bota en la espalda de otro esclavo favoreciendo a que Chuani realizara su labor.

El anuncio de que la comida ya estaba lista hizo desistir a la bella Victoria de seguir martirizando a Gao, no sin antes propinarle una nueva patada en la cara y de destrozarle la garganta introduciéndole el fino taco en ella.

Esta vez la comida era a base de ensaladas frescas y algo de carne todo acompañado de caro champagne francés. Así que nos dispusimos a servirla esperando que terminaran lo más pronto posible para que nos liberasen de aquella angustiosa bola que nos aprisionaba la boca y que pudiésemos comer, aun que solo fuera un trozo de pan.

Pero la comida de las Señoras y Señores se alargo bastante rato, no tenían ninguna prisa, conversaban, se reían y jugueteaban ignorando nuestro sufrimiento.

Hacia media tarde, cuando ya habían tomado los postres, ante nuestras incrédulas miradas hicieron tirar a la basura todas las sobras de aquella suculenta bacanal.

Entonces Victoria me llamo de forma imperativa.

  • ¡Pascual!,

Inmediatamente me presente ante ella.

  • ¡Que haces de pie ante mi!, ¡póstrate de rodillas!, ¡idiota!.

Aquel tono dirigiéndose a mi no hacia presagiar nada bueno.

Así lo hice, con la frente pegada al suelo y los brazos estirados con las palmas de las manos abiertas hacia arriba, tal como ella me había ordenado que lo hiciese siempre. Calzaba ahora de nuevo las lujosas sandalias doradas de tacó alto de oro macizo y muy fino que clavo en las palmas de mis manos.

Completaba el vestuario de la señorita Victoria el batín de lame dorado y las joyas que siempre gustaba lucir, resaltaba el grueso anillo de diamantes que llevaba en el dedo del pie derecho.

Aquel diamante provenía de una mina, de su absoluta propiedad, que Victoria posee en un país centro africano, donde las condiciones de trabajo son infernales y inhumanas, pero que le proporcionan unos inmensos ingresos.

Cuando adquirió la mina, la Señorita Victoria, quiso que el primer diamante que se extrajera fuera para Ella. Con él se hizo hacer el lujoso anillo que luce en sus bonitos pies y que le recuerda el sufrimiento de sus abnegados trabajadores para subsistir, mientras Ella, vive holgadamente derrochando dinerales en caprichos y enriqueciéndose a su costa y con la de otros miles de mujeres, niños y hombres que trabajan en alguna de sus múltiples empresas que la Archiduquesa posee esparcidas por el mundo.

Me reprendió con dureza.

  • ¡Esclavo!, ¡como te atreviste a cuestionar mi decisión!, ¿suplicando que no hiciera crucificar a Fidel?.

No podía pedir perdón, debido a la mordaza que ahora yo también llevaba y que me impedía gesticular palabra alguna.

  • La tortura de aquel negroide no fue inútil, ¿entiendes? ¡estúpido!, sino por capricho mió y para darme placer, jajajajajajaja
  • Tu conducta merece un castigo ejemplar.

Victoria sabia que aun que me castigara duramente, le pertenecía en cuerpo y alma, la adoraba con todas mis fuerzas desde hacia muchos años.

De muy joven, Pilar mi madre, había quedado embarazada de padre desconocido. Eran tiempos difíciles para una madre soltera. Los padres de la Señorita Victoria la acogieron a su servicio. Como agradecimiento hacia ellos, Doña Pilar, mostró el resto de su vida una especial devoción hacia los Señores. Devoción que con el tiempo se trono en sumisión y que hoy todavía sigue profesando en la persona de la joven Archiduquesa. En este ambiente nací, crecí. Mi madre me alecciono para ser yo también un buen siervo.

Los Señores me pagaron una mínima educación en una escuela de curas donde la disciplina era la nota diaria. Al cumplir los catorce entre a trabajar para ellos cuando Victoria todavía no había nacido. Desde muy pequeña era una niña caprichosa, sus padres la complacían en todos sus deseos.

A medida que iba creciendo, su carácter arrogante, egoísta y altivo fue en aumento. Ella misma se considera una Diosa y más aun cuando con tan solo veinte años, heredo el inmenso imperio que sus padres le dejaban tras su muerte.

No es la primera vez que me castiga o me humilla, lo hace con frecuencia. Goza maltratándome y insultándome, creo que le satisface humillar y dominar a alguien que es mucho mayor que Ella. Empezó haciéndolo en privado, pero muy pronto paso ha hacerlo en publico, sin importarle en absoluto que nos estén observando o escuchando, pero a mi me satisface complacerla, soy su adicto esclavo y así espero seguir siéndolo siempre.

Pero sigamos relatando la tarde en la que fui duramente castigado por orden suya.

  • ¡Mayordomo inútil!, ¡voy hacer que te den un castigo ejemplar!. Pero no serás tu quien lo reciba físicamente.
  • ¡Verdugos! ¡Traed a Pilar!.

Dos hombres de su guardia personal trajeron a mi anciana madre, completamente desnuda y rasurada de cabeza. La encadenaron a la columna de los castigos.

  • ¡Dadle veinticinco azotes con el látigo de siete colas!.

El látigo de siete colas era un instrumento de tortura utilizado en la antigua roma de la que Victoria era una ferviente admiradora por la crueldad con que se trataba a los esclavos. Al final de cada cola había un pequeño gancho de acero. Se calculaba que un condenado no resistía más de treinta azotes.

Para aplicar el castigo escogió al esclavo que había luchado contra Fidel y que Diosa Victoria compro al Príncipe Alemán. Era un hombre robusto, con lo cual la violencia de los azotes seria dura, creo que lo eligió con este fin.

A cada golpe los finos ganchos de afilado acero se incrustaban en la piel de Pilar, el verdugo tiraba entonces con fuerza del instrumento desgarrando la carne de la espalda a la pobre anciana.

Victoria me miraba. Sonreía maliciosamente, su cara reflejaba satisfacción y placer.

No suplique y acepte con humildad el castigo que Vikky me había impuesto.

Victoria ordeno que me quitaran la mordaza de la boca.

  • Mientras es azotada tu vieja, tienes permiso para adorarme verbalmente y pedirme perdón por tu falta.

El resto de esclavos y esclavas fueron obligados a presenciar el castigo, postrados de rodillas ante nuestras Amas y Amos.

El nuevo esclavo azotaba a mi madre con saña, yo sabía que el sonido del cuero estrellándose contra la piel excitaba enormemente a Diosa Victoria.

Empecé a venerarla:

  • Alteza Real le suplico mil perdones por mi inexplicable falta.
  • Divina Diosa Victoria, jamás volveré ha poner en entredicho ninguna decisión o capricho que Usted desee.
  • No merezco ni tan siquiera respirar el aire que Usted respira.
  • Adoro cada poro de Su Divina piel.
  • Deseo enormemente poder beber Su Sagrada lluvia dorada y comer el caviar que emana de Su Cuerpo.

A medida que el castigo avanzaba la vista de Pilar se nublaba. Debido a la mordaza no podía gritar, tan solo emitía unos pequeños alaridos de dolor.

Su espalda era un río de sangre. A los doce azotes se desvaneció.

-¡Majestad!. Dijo el verdugo. ¡Se ha desmayado!.

-He ordenado veinticinco azotes ¿verdad?. Entonces sigue hasta terminar ¡Imbecil¡. Vikky lanzo una sonora carcajada viendo mi cara de horror.

Mi voz se entrecortaba, el dolor interno era intenso, casi no me salían las palabras para seguir adorándola, pero me supere y seguí con ello.

  • Su exquisita belleza no tiene comparación.
  • Adoro Su Augusta Persona.
  • Sus ojos son como esmeraldas.
  • Es Usted Omnipresente y Omnipotente.
  • Mi vida no tiene ningún sentido sin Su Presencia.

Eric daba placer oral a Victoria, mientras el Príncipe y otro Amo le lamían los pezones, estaba en el clímax.

  • Cuando acabaron los azotes se llevaron a mi madre en un lamentable estado no pude verla más.

Pero los sádicos juegos de Diosa Victoria y sus invitados no habían terminado.

Hicieron un sorteo con el resto de esclavos, escogieron a cinco y los hicieron encerrar en una mazmorra. Luego hicieron traer una perola llena de un potaje. No fue hasta entonces que nos liberaron las bocas al resto de esclavos y esclavas. Nos abalanzamos a comer todos de aquella olla, con las bocas y con las manos. Mientras las Amas y Amos fusta en mano se divertían fustigándonos.

  • ¡Pascual!. Me llamo Victoria. ¡Póngase el uniforme de chofer!.

Aquella noche las Señoras y Señores tenían reservada mesa en un lujoso restaurante y luego irían al casino o a la discoteca.

Victoria salio con unos ajustados leggins de cuero negro y zapatos de salón con mucha puntera y tacón. Completando su vestimenta una fina camisa blanca sin ropa interior.

La lleve en su Rolls junto a Ágata y Noa, los demás iban también en sus suntuosos coches.

Al llegar al céntrico restaurante baje y abrí la puerta. Entonces descendieron las bellas Damas que fueron la admiración de todo ser viviente que pasaba por la calle.

Ya de madrugada se dispusieron a volver al palacio de la Archiduquesa, fue entonces cuando Vikky saco su celular e hizo una llamada.

Cuando lleguemos a la mansión, una hilera de esclavos completamente desnudos y arrodillados con trochas en las manos condujeron a todos los invitados a una parte del jardín donde había nuevamente instalados, al pie de la cruz donde Fidel seguía agonizando, cómodos sofás de piel.

Las criadas sirvieron una copas a las Señoras y Señores muchos de los cuales se mostraban sorprendidos por aquella recibida que no esperaban.

  • ¡Traed a los cinco esclavos!. Ordeno Victoria.

Les liberaron de las mordazas. Entonces vinieron dos esclavas con unas bandejas llenas de trozos de carne cruda.

  • Con una extrema brutalidad la sádica Vikky ordeno.¡Guardias!. ¡Prender fuego a la cruz!.

Antes Fidel había sido embadurnado con una resina altamente inflamable. Todo y su más que lamentable estado, cuando prendieron fuego a la cruz, de su boca todavía salio un ultimo alarido de dolor que produjo signos de satisfacción en Victoria y sus invitados.

  • Jajajajajajajjajaja…No os esperabais esta sorpresa ¿verdad?.
  • ¡Pues no! ¡Vikky! Siempre nos sorprendes. Contestaron algunos de ellos.

A la luz de la hoguera, nuestras Amas y Amos se divertían tirando un trozo de carne a lo lejos y viendo como los cinco esclavos, encadenados de pies y manos, corrían como perros y competían entre ellos para pillar uno.

Se les había prohibido hacer servir las manos para coger la comida, para tal fin podian hacer servir tan solo la boca. Su Majestad la Reina Victoria dijo que si alguno tenía la tentación de coger un trozo de carne con las manos correría la misma suerte que Fidel.

  • ¡Vikky!, porque no hacemos que compitan con tus perros. Propuso la cruel y bella Noa.

  • Me parece una formidable idea. Contesto Victoria.

  • ¡Vamos! ¡Traed a los dobermans! Ordeno Vikky a sus guardias.

Los esclavos estaban aterrorizados con este nuevo y cruel juego a que los iban a someter.

Noa lanzo un trozo de carne, tras él salieron corriendo a cuatro patas los pobres esclavos. No olvidemos que estaban en ayunas hacia casi tres días.

Inmediatamente soltaron a dos de los perros que se abalanzaron también sobre la pieza de carne produciéndose una lucha entre perros y perros humanos.

Los invitados se divertían de lo lindo con este nuevo juego a la luz de la cruz que seguía ardiendo.

Los dobermans mordieron a una pobre esclava que chillaba aterrorizada. Los guardianes fueron para separar a las bestias de su victima.

Noa dirigiéndose a Vikky le propuso…..

  • Que te parece Vikky, si dejamos que los perros devoren a esta inútil.
  • Me parece genial Noa. Tu siempre tan bárbara.

Los perros destrozaban a la sumisa que suplicaba y suplicaba que la sacaran de allí.

Vikky y Noa estaban excitadísimas por las escenas que estaban viendo. Se morrearon, Noa lamió los erectos pezones a Victoria mientras acariciaba su culito enfundado en los ajustados leggins.

  • ¿Sabes Noa?, tengo el sexo mojado.
  • Yo también Vikky.

Las dos Diosas se revolcaron en los sofás y terminaron por hacerse el amor.

Aquella madrugada acabo cuando los esclavos y esclavas de los invitados de Diosa Victoria, después de hacer sexo oral a sus Dueñas y Dueños, tuvieron que ir ha recoger sus pertinencias, preparar las maletas y cuando ya las Amas/os hubieron descansado empezaron a marchar a sus respectivos feudos.

Su Majestad la Reina Victoria me comunico personalmente que iba a pasar unos días al castillo de su amante.

Se llevo con ella a su esclava personal, al nuevo esclavo, a Eric y a mí. Antes de partir suplique a Victoria poder visitar a mi anciana madre, pero el permiso me fue denegado.

Hace una semana que nos trasladamos a Baviera.

Esta noche Sus Excelencias han celebrado una romántica cena en el Palacio, yo mismo he tenido el honor de servírsela. Como siempre Vikky estaba maravillosamente hermosa. Llevaba puesta una transparencia negra debajo de la cual lucia un bonito conjunto de fina lencería compuesto de unas diminutas braguitas y unos pequeños sostenes de blonda negros.

Chuani había realizado una magnifica labor de maquillado a Victoria. Su Alteza calzaba las mismas lujosas sandalias que estreno la noche de la sádica orgía en su mansión.

Completaban sus adornos unos largos collares de perlas a juego con pendientes y brazaletes.

Durante toda la cena el Príncipe y la Archiduquesa se han mostrado encandilados y risueños. No han parado de besuquearse y acariciarse.

Al finalizar la cena han tomado asiento en un cómodo diván. Victoria se recostaba sobre el torso desnudo del Príncipe Hans. Allí les he servido un coñac para él, wiinsky con hielo para Ella.

  • ¡Pascual!. ¡Acérquese!.
  • ¿Sí Alteza?. ¿Desean alguna cosa mas los Señores?.
  • ¡Desnúdese y póngase de rodillas!.

Victoria solía dirigirse a mí de dos maneras distintas. Bruscamente, insultándome y maltratándome o de usted. No por respeto, sino más bien para guardar las distancias.

Una vez desnudo del todo me postre con la cabeza pegada al suelo.

  • ¡Así no Pascual!, ¡míreme a los ojos!.

Alce la vista hacia la bella Archiduquesa. Vikky me contemplaba sonriendo maliciosamente mientras tomaba un sorbo de licor de su copa.

  • Debo comunicarle que su madre no ha podido superar el castigo que le aplique.

La sonrisa se hizo aun mayor juntándose con la del Príncipe.

Un tremendo dolor y tristeza invadió mis pensamientos, pero me reprimí. Reprimí las lágrimas. Me dolió muchísimo la frivolidad con que Victoria me había comunicado la muerte de mi madre.

Debía de hacer largo rato que lo sabia y espero. Espero a terminar de cenar para decírmelo y más me molesto que durante toda la comida se mostrara alegre y risueña sin ninguna muestra de tristeza o resentimiento.

Por mi cabeza pasaron los muchos largos años que mi anciana madre dedicó, entregando lo mejor de de su vida, al servicio de los padres de Victoria y últimamente atendiendo los antojos de Ella misma.

Pero Victoria es una Diosa y en vez de odiarla me arroje y bese aquellos soberbios y bronceados pies de piel sedosa. Le bese el empeine, le bese los dedos y lamí las sandalias. Me humille ante Ella, demostrándole mi fidelidad, mi adicción y mi lealtad hacia Su Endiosada persona.

  • Jajajajajajajajajaja…Sonreían ambos con maldad burlándose de mi.
  • ¡Fíjate Hans! Pascual sí que es un verdadero esclavo.

Sin dejar de besarle los pies, el Príncipe y la Archiduquesa se morreaban y se acariciaban Sus Divinos cuerpos.

  • Retírese Pascual. Mañana nos sirve el desayuno hacia las diez.

FIN