La Sacerdotisa De La Noche: Capítulo I - Parte II

Traducción oficial de mi relato de Literotica (The Priestess of the Night). Dogannu conocerá la sentencia por sus crímenes.

Saludos, esta es la continuación del prologo que da comienzo a esta historia. Con la devastación en Ashtaroth, Dogannu no solo deberá responder por su crimen al asesinar a su padrastro, también es responsable de las desgracias de su pueblo. Podrá resistir el castigo?

Dogannu se despertó en una celda sucia, sus manos y pies estaban atados, sentía todos sus músculos acalambrados y tenía algo de frío. Trató de sentarse pero fue imposible, así que se quedó con la cara en el suelo sucio, impotente. Cuánto tiempo pasó, no estaba seguro, pero no podía moverse; estaba firmemente atado. "Joder, dioses, maldigo sus nombres por la eternidad..." dijo y una lágrima solitaria se deslizó por su mejilla y luego por su nariz para caer al suelo. Dogannu intentó romper las cuerdas que sujetaban sus manos, en vano, se rindió después de varios intentos y permaneció inmóvil.

Entonces, escuchó la puerta de su celda abrirse y frente a él estaba su madre Mirlya. Llevaba un plato con comida y agua en un vaso de barro, la puerta se cerró detrás de ella y se arrodilló delante de él.

''Lo siento, mi querido hijo. Nunca pensé que esto pudiera pasar, déjame ayudarte...'' dijo después de dejar el plato y el vaso en el piso y extendió las manos para sentarlo en el piso.

"No... joder... no me toques," dijo Dogannu temblando de rabia.

''Por favor, perdóname. Estaba asustada... pensé que te ibas a marchar de Ashtaroth, dejándome sola...'' dijo como excusa, pero él gritó.

''NO QUIERO VERTE, LARGATE!!''

"Dogannu... per-per-perdóname... por-por favor..." suplicó llorando, pero su hijo estaba fuera de control.

''AARRGGHH!! TE MATARE!!'' gritó.

Siguió gritando y maldiciendo durante un rato y retorciéndose sin control. Mirlya se levantó llorando y temblando, Dogannu rompió el vaso con agua y el plato, esparciendo como pudo la comida por el suelo. Su madre golpeó la puerta y alguien del otro lado la abrió y ella se fue.

Durante aproximadamente una hora gritó y maldijo a su madre, a su padrastro y a los dioses. De repente, sintió sed y se calmó; las cuerdas en sus muñecas le dolían más, así que decidió mantener la calma pero con las cuerdas puestas, su piel se sentía adolorida. Comenzó a sentir hambre y lamentó haber desperdiciado la comida y el agua que le había traído su madre, pero no tenía sentido sentir pena ahora. Cuando se preguntó cuándo sería el momento de su sacrificio, la puerta se abrió de nuevo y entró Edrok.

''Estás aquí para humillarme?'' preguntó Dogannu.

"Oh, de verdad?" dijo Edrok con una sonrisa desagradable.

"Termina con esto rápido," dijo Dogannu.

"Oh, pobre desgraciado... pensaste que nadie te atraparía, pero lo hice. Sabes, tengo muchas ganas de abrir tu pecho con mi cuchillo, ver tus entrañas y alimentar a mi mascota con tus intestinos...'' confesó Edrok y suspiró melancólico cuando lo dijo.

"Entonces hazlo aquí y ahora," lo desafió Dogannu, pero Edrok se rió.

''Con verdadero placer lo haría, para vengar a los dioses. Sin embargo, su veredicto ha cambiado, no estuve de acuerdo con la idea, pero debo obedecer,'' dijo Edrok y Dogannu sintió curiosidad por primera vez.

''Qué quieres decir?''

"Aprenderás a respetar y adorar a los dioses, de nuevo..." dijo Edrok crípticamente y se dio la vuelta y salió de la habitación.

El joven sonrió por primera vez. Lloró, la alegría era tan grande en su corazón, no terminaría sacrificado después de todo. Dio las gracias a El y apoyó la espalda contra la pared, durmiendo un rato; hasta que la puerta se abrió de nuevo y una joven mujer negra, entró con la comida y el agua. La esclava se sentó frente a él y le daba de comer fruta fresca y buena carne, Dogannu comió tan desesperadamente que casi se ahogó en par de oportunidades con la comida y agua. Después de darle de comer, le limpió la cara con un pañuelo perfumado, se puso de pie y salió del calabozo.

Una vez más, Dogannu continuó solo en la celda. Se preguntó el por qué tales atenciones, pero no durante tanto tiempo, la satisfacción de haber aplacado su hambre y la felicidad de no ser sacrificado le impedía pensar cualquier doble intención de sus captores. Pasó el tiempo y el calor aumentó; pensaba que el sol ardía alto en los cielos, quemaba su pueblo con su fuego, sudaba mucho y con las manos atadas era muy incómodo secarse el sudor de la frente. Dogannu se durmió y se despertó repentinamente cuando escuchó la puerta del calabozo, su madre estaba allí y entró con miedo. La observó, pero luego bajó su cabeza, Mirlya, con los ojos enrojecidos, se sentó frente a él; vio a su hijo y tímidamente extendió su mano hacia la suya, al principio Dogannu pensó en apartar sus manos, pero las mantuvo en sus piernas y Mirlya las agarró con ternura.

"Por favor, perdóname..." suplicó Mirlya.

Los sentimientos y las emociones abrumaron a Dogannu y las lágrimas se deslizaban por sus mejillas, Mirlya comenzó a llorar y ella se animó a sí misma y abrazó a su hijo. No había nada más para ellos, acarició el cabello y la cara de su hijo, luego Mirlya lo agarró por el cuello.

"Madre... qué me pasará?" dijo Dogannu cuando recuperó el aliento.

''No estoy muy segura... pero... tengo que reunirme con la sacerdotisa Diamnith pronto. Dijo que es importante,'' respondió Mirlya cuando se calmó un poco.

"Volverás?''

"Lo intentaré, pero los fanáticos de Edrok están vigilando mis pasos... así que debo tener cuidado," aseguró Mirlya.

"El te está protegiendo, estoy seguro..." dijo y Mirlya sonrió un poco.

''Edrok está enojado. Quería sacrificarte... sin embargo, la diosa Astarté habló con una sacerdotisa y el Sumo Sacerdote Hatimekh cambió tu sentencia,'' informó.

''Al menos no voy a morir... pero con Edrok no puedo estar tan seguro,'' afirmó Dogannu.

''No te preocupes. Consultaré a los dioses esta noche y rezaré por tu vida," prometió Mirlya y bajó la cabeza. "Confía en los dioses, Dogannu. Es la única manera,'' dijo y lo besó en la frente. Mirlya se levantó y salió de la celda, cerró la puerta detrás de ella y Dogannu respiró profundamente.

De vuelta en el Templo del Sol, la sacerdotisa Diamnith estaba hablando con algunas de sus sacerdotisas, cuando Aalyat llegó a la Sala del Santuario, escoltada por dos hombres. Aalyat vestía su túnica negra y collar dorado, su cabello perfumado con fragantes aromas, con un gesto de la mano, Diamnith invitó a Aalyat a sentarse, lo cual hizo.

''Bienvenida, sacerdotisa Aalyat. Estas son algunas de mis sacerdotisas, como solicitaste,'' dijo Diamnith.

"Cumplieron con los requisitos?" preguntó.

"Sí, todas ellas tienen experiencia en todos los rituales y misterios de los dioses..." garantizó Diamnith.

"Perfecto. Ahora necesito preguntarte, conoces los ritos prohibidos de Astarté Oscura?'' preguntó Aalyat.

Todas las sacerdotisas del Sol tragaron saliva, nerviosas. Las manos de Diamnith temblaron cuando escuchó las palabras de Aalyat, "Astarté Oscura?" repitió, alarmada.

''Sí, Astarté Oscura. Necesito contarte un secreto... mi padre no sabe que sirvo a Astarté Oscura. Personalmente, me siento más… identificada… con ella. Ella me dijo qué hacer con El Maldito,'' confesó Aalyat.

"P-pero... dijiste que Astarté habló contigo..." le recordó Diamnith.

''Bueno, casi no hay diferencia entre ellas. Al igual que todos los Baales en Canaán, solo diferentes atribuciones,'' afirmó Aalyat.

''Diferentes atribuciones? Es depravada, por una buena razón sus rituales están prohibidos!'' exclamó la sacerdotisa Kesri indignada.

"El Maldito es una basura inmoral, incluso más," afirmó Aalyat y se rió, "Reclamaré su cuerpo, después de que Astarté Oscura castigue sus insultos a los dioses," dijo.

''No puedes hacer eso. Solo el sacerdote Hatimekh tiene la autoridad...'' dijo Diamnith cuando dejó de hablar, con una simple mirada fría de Aalyat, la sacerdotisa Diamnith se sintió mareada y enmudeció. La hija del sacerdote Kebok era realmente una mujer sin corazón, aunque por fuera parecía una buena mujer.

''Dije, reclamaré su cuerpo. Como todas están de acuerdo con este punto, mi segunda pregunta; Han oído hablar del Samikhred Usim?'' preguntó Aalyat.

Se escuchó un coro general de gritos después de la pregunta de Aalyat. Diamnith se tapó la boca con las manos, escandalizada, ''Así que esto es lo que pretendes hacer, una ceremonia maldita para destrozar a ese pobre joven? dijo la sacerdotisa Kesri.

"Esta es la voluntad de Astarté Oscura, me estás diciendo que estás en contra de la voluntad de una diosa, o no?" dijo Aalyat.

Kesri no respondió y consideró con mucho cuidado la ira de Astarté Oscura, así que negó con la cabeza y Aalyat sonrió. "Bien, porque pensé que estabas en contra de la voluntad de una diosa..." murmuró.

"Eh... Aalyat... para realizar esa ceremonia, ya sabes, debe ser hecha por el sacerdote principal," aseguró Diamnith.

''Sí, tienes razón. Pero no hay problema con eso, ya que soy la Sacerdotisa Principal...'' reveló Aalyat mientras jugaba con sus dedos.

Un tenso silencio siguieron las palabras de Aalyat, las otras sacerdotisas estaban realmente cagadas de miedo, pero ninguna levantó la voz en protesta por la arbitrariedad de la joven. Aalyat les dio otras instrucciones sobre Dogannu y el templo para consumar el rito, el Templo de la Noche. Se puso de pie y, seguida por sus guardias, salió del templo. Diamnith y las demás suspiraron de alivio, pero no por mucho tiempo. La sacerdotisa Kesri dijo lo que todas estaban pensando.

"Deberíamos decírselo a Mirlya?"

"No estoy segura de sí deberíamos... podríamos romperle el corazón," dijo una sacerdotisa de cabello castaño y ojos azules, llamada Lamys.

''Si esta es la voluntad de Astarté Oscura, no hay nada que ella o nosotras podamos hacer. Debemos aceptarlo,'' argumentó la sacerdotisa Kesri.

Diamnith se puso de pie y miró a cada una de sus hermanas con una mirada solemne, “Esto tiene que hacerse. Lo siento por Mirlya, pero Kesri tiene razón. Simplemente... nunca esperé ser parte de este rito... de nuevo,'' declaró.

"Participaste en un Samikhred Usim?" preguntó perpleja otra sacerdotisa, llamada Regda.

"Sí... no hay palabras para describir ese ritual maldito, solo una, inhumano..." confesó.

Las sacerdotisas del Sol discutieron durante un rato hasta que Mirlya llegó al templo. Cuando supo las intenciones de Aalyat sobre su hijo, tuvo una crisis. Sus hermanas la consolaron y le dijeron que era la voluntad de una diosa, ningún ser humano podía cambiar un juicio divino, entonces todas sustituyeron sus túnicas normales para servir al Sol, y vistieron las túnicas negras que trajo Aalyat; y se fueron del templo, siguiendo a Diamnith fuera de Ashtaroth para preparar el Templo de la Noche para el rito.

Con algunos guardias mirando, tres esclavas bañaron a Dogannu en su celda. Lo limpiaron muy bien, el muchacho pensó que al menos estar encerrado no estaba tan mal. Se sintió un poco incómodo cuando las mujeres le frotaron el pene y el culo, limpiándolos durante mucho tiempo. Después de la ducha, los guardias le ataron las manos y lo sacaron de la celda, desnudo; Dogannu se sintió realmente avergonzado y humillado por tal proceder, lo llevaron de regreso a la casa del sacerdote Hatimekh. En la Sala Principal otro esclavo lo vistió con una túnica blanca y corta, cuando estuvo listo; Edrok entró en la habitación.

"Dogannu, El Maldito... cómo te encuentras?" preguntó con tono burlón.

"Mucho mejor, todavía estoy sorprendido," respondió Dogannu.

"Lo estás?" dijo Edrok crípticamente. Su rostro pasó de blanco a rojo en poco tiempo.

"Sí, eso creo. Comida, ducha, ropa nueva...'' enumeró Dogannu y Edrok se rió salvajemente.

"Oh, espero que puedas decir eso más tarde... jejeje," comentó Edrok con una mirada sádica.

''Entonces dime ahora.''

''No lo creo, Maldito. Solo te mostraré el camino... el resto está fuera de mi control. Espero que lo disfrutes tanto como yo,'' dijo Edrok y lo dejó solo con los guardias.

Dogannu se preguntó qué era todo eso. "Sólo te mostraré el camino... el resto está fuera de mi control," las palabras de Edrok resonaron en su cabeza. Tendría eso un significado especial o era simplemente fruto de la locura de Edrok? pensó Dogannu, luego lo último de disfrutar, no encontró ningún sentido en eso. "Probablemente ya está loco," concluyó y se quedó en silencio con los guardias cerca. Mucho tiempo pasó y Dogannu se sentó en el suelo para descansar las piernas, y admiró el diván egipcio del Sacerdote Hatimekh.

Edrok regresó vistiendo una túnica negra, agitó las manos y los guardias levantaron a Dogannu del suelo y lo guiaron fuera de la casa. La mirada de Edrok era de felicidad, algo que a Dogannu no le gustó. Era tarde en la noche, las calles estaban vacías y caminaban en medio de la calle principal, escoltado por los guardias y Edrok, que estaba jugando con su afilado cuchillo y el miedo Dogannu creció. A dónde iban, pensó, el hijo del Sumo Sacerdote comenzó a cantar un himno sagrado, el mismo que cantó la noche anterior, pero Dogannu no lo sabía.

El grupo de hombres salió del pueblo y Edrok los guió fuera de la carretera principal, caminaron por un campo abandonado, lleno de plantas y raíces secas. En poco tiempo, los guijarros bajo sus pies se hundieron en sus sandalias y lastimaron sus pies; caminaron unos diez minutos para atravesar el campo. El entorno cambió y los llevó a un pequeño bosque, los guijarros desaparecieron y el musgo lo reemplazó, Dogannu se sintió mucho mejor cuando entraron al bosque, en parte por sus pies.

Pero nuevamente, la incógnita vino a sus pensamientos, por lo que Dogannu le preguntó a Edrok hacia dónde se dirigían. Edrok, hablando crípticamente como de costumbre y con tono de fingida curiosidad respondió, “No sé, pronto lo sabremos.” Por supuesto, Dogannu sabía que estaba mintiendo, pero no tuvo más remedio que seguirlo y esperar que no fuera algo malo. El camino de musgo terminó abruptamente y el bosque los llevó a un campo abierto, y Dogannu observó algo que casi detuvo su corazón.

A dos kilómetros de distancia, vio una colina ordinaria, a primera vista. Sin embargo, de frente a ellos, había una oscura grieta y dos hombres estaban afuera portando antorchas, entró en pánico y se arrodilló frente a Edrok.

"Por favor Edrok, no hagas esto," suplicó.

"Oh Maldito, no hay forma de escapar..." respondió Edrok. Tenía una mirada triunfante y los ojos muy abiertos.

"Me dijiste que mi veredicto había sido cambiado!" exclamó Dogannu desesperado.

"Ah sí?" respondió en tono sarcástico y se rió de él.

Dogannu se arrastró hasta los pies de Edrok, humillado y tratando de encontrar una oportunidad para evitar ser sacrificado, ''Por favor, te lo ruego, no hagas esto. No seas tan bastardo y déjame ir!!'' gritó. Edrok, impertérrito y riéndose de su futuro destino, se apartó de él, ''Palabras equivocadas, Maldito. Ahora es el momento de aprender a respetar a los dioses,'' dijo y ordenó a sus guardias que lo levantaran.

Se acercaron a la colina y unos minutos después ya estaban frente a los hombres de las antorchas. Dogannu seguía llorando, pero uno de los guardias le dio una patada en el estómago y se detuvo. Edrok saludó a los hombres frente a la cueva y se hicieron a un lado, el grupo entró con Dogannu arrastrado por un guardia. Era una cueva natural, oscura pero espaciosa; con algunas marcas evidentes de presencia humana (algunos pilares en las paredes de la cueva con antorchas, para proporcionar luz). Avanzaron y Dogannu vió una vasija oscura con llamas esmeraldas.

Sorprendido por el fuego sobrenatural, quedó paralizado y solo otra patada de un guardia obligó a Dogannu a caminar de nuevo. El camino giraba a la derecha, adentrándose profundamente en la colina, y luego a la izquierda; el grupo vio otro recipiente sagrado con fuego azul, una vez más Dogannu se sintió intrigado por las llamas pero esta vez no dejó de caminar. Estalactitas y estalagmitas apareció después de dejar el segundo recipiente sagrado atrás.

Los pilares que contenían las antorchas en las paredes de la cueva eran antiguos y presentaban algunos símbolos extraños que Dogannu no pudo reconocer. Una vez más, Dogannu le preguntó a Edrok dónde estaban, pero no obtuvo respuesta de él; y empezó a desesperarse. Estaba dentro de una colina desconocida, atado y con un hombre peligroso que tenía malos propósitos para él, propósitos siniestros; el miedo a morir aumentó dentro de él, Dogannu estaba desesperado, Edrok estaba dispuesto a sacrificarlo, sin importar lo que los dioses hubiesen dicho.

Una tercera vasija con fuego de color púrpura oscuro apareció tras avanzar un corto trecho, Dogannu se preguntaba mínimamente cómo era posible crear tales llames; pero no tuvo tiempo de imaginar cómo porque casi se fue de bruces al pisar un cráneo, pero el guardia a su izquierda lo sostuvo, y al ver el cráneo empezó a llorar en silencio. Los pilares naturales terminaron y el piso de la cueva se volvió más irregular, Dogannu estaba exhausto, no podía determinar cuánto habían caminado desde Ashtaroth, pero seguramente había sido mucho.

El camino volvió a girar a la derecha y más pilares iluminaban el camino. El techo de la cueva ahora estaba a gran altura y Dogannu pensó que se trataba de una caverna divina, pero de cuál dios? Pronto tendría la respuesta.

Unos pasos al frente, estaban dos vasijas flanqueando la entrada al centro de la colina con fuego dorado y la expansión del túnel podía ser vista. El grupo cruzó esa especie de umbral y Dogannu observó por primera vez el Templo de la Noche. Era un complejo circular, hecho con el arduo trabajo de miles de esclavos, el techo de la cueva estaba a gran altura y sus pasos generaban cierto eco, al igual que el más mínimo ruido, las formas afiladas de las rocas se podían notar fácilmente. En el arco de la izquierda, al igual que en el de la derecha, bancas de piedra para que la gente asistiese a las ceremonias; por lo que el centro del templo estaba por debajo del nivel del suelo, pero el mismo centro se hallaba una piedra plana circular con algunas pequeñas escaleras alrededor, estaba ubicado de tal manera que nadie sentado en los bancas de piedra se perdiese el más mínimo detalle.

Los guardias dejaron solos a Dogannu y Edrok, fueron a los bancos superiores y se sentaron. Tanto Dogannu como Edrok bajaron las escaleras para llegar a la plataforma circular, alrededor de la plataforma algunos hombres y mujeres los esperaban. Para su desgracia, reconoció a la mayoría de ellos; su madre estaba allí entre Diamnith y Kesri, las tres iban vestidas con túnicas negras. También Lamys, Regda, Akimaah y Pholyshaah (otras Sacerdotisas del Sol) estaban con ellos, también estaban el Sumo Sacerdote Hatimekh, el Sacerdote Pellek-garok y una treintena de personas que no conocía, pero probablemente eran gente común de Ashtaroth que asistía a la ceremonia.

El hijo del Sumo Sacerdote lo dejó frente a su padre, y él se retiró con las demás personas y se sentó en los bancos inferiores. Hatimekh agarró el brazo izquierdo de Dogannu y se volvieron hacia los espectadores, se aclaró la garganta y Dogannu trató de convencerlo de que era inocente, "Por favor Sumo Sacerdote, no me sacrifique..." susurró. Hatimekh lo miró con tristeza antes de responder, "No morirás, pero no puedo hacer nada por ti. No ha sido mi decisión.'' Dogannu pensó que si no iba a morir, qué le sucedería entonces?

''Bienvenidos, gente de Ashtaroth. Esta noche seremos testigos de un juicio divino. Este joven a mi lado, Dogannu de Ashtaroth, nos traicionó. Insultó a los dioses con su incredulidad, maldad e indiferencia. Porque cuando nuestro pueblo estaba sufriendo y nuestros hermanos y hermanas estaban muriendo, él nunca abrió su boca para confesar sus faltas y evitar el desastre que nos sobrevino,'' continuó el sacerdote Hatimekh y la gente insultó a Dogannu, ''La ira de los dioses ha devastado nuestra tierra, todo por culpa de un hombre. La ley eterna de los dioses exige que se debe aplacar su ira, pero solo la persona culpable podrá hacerlo,'' ilustró Hatimekh e hizo una pausa, ''Esta noche, Dogannu de Ashtaroth, vas a satisfacer la ira de los dioses para que nuestra maldición pueda ser eliminada... Astarté Oscura ha hablado, y ella dictó tu castigo... Samikhred Usim!!'' exclamó en voz alta.

Un silencio sepulcral invadió el templo, Dogannu sintió una horrible sensación en el estómago cuando escuchó las palabras Astarté Oscura y Samikhred Usim. Nunca las había oído, por lo que el miedo a lo desconocido le hizo temblar, el sacerdote Hatimekh llamó a las sacerdotisas del Sol y comenzaron a quitarle la túnica y las sandalias, "Deténganse, no hagan esto!" suplicó asustado. Su madre estaba con sus hermanas, ayudando; pero ella estaba llorando al hacerlo, Mirlya besó a su hijo, quien estaba asustado e impotente ante las siete sacerdotisas, "Te amo, Do-Dogannu…" murmuró y Diamnith la apartó.

Las Sacerdotisas del Sol rodearon el altar y se arrodillaron, Dogannu trató de correr pero sus piernas no respondían, estaba desnudo y se sentía mareado. De las sombras, y detrás de él, emergió una mujer alta, era Aalyat. Llevaba un tazón con un líquido rojo, caminó lentamente hacia el altar y se detuvo justo antes de llegar al primer escalón de la plataforma. Aalyat bebió todo el líquido y dejó caer el tazón, luego subió las escaleras y se paró en el altar.

Dogannu escuchó el ruido del tazón y se dio vuelta lentamente. Vio a una hermosa mujer frente a él, vestida con una túnica negra y un collar dorado descansando sobre su pecho. Su cabello era negro y corto, hasta el cuello, sus ojos eran grises y tenían un brillo maligno; su piel era blanca, pálida, pero realmente hermosa. Su cuerpo era exquisito y sinuoso, sus tetas eran grandes, jugosas y perfectamente redondas; su vientre era plano y su silueta, en forma y con muchas curvas. No podía notar su trasero redondo, pero vio que no tenía sandalias, sus pies eran terriblemente blancos pero bonitos. Dogannu pensó que era la mujer más hermosa que había visto en su vida, y a la vez inquietantemente familiar, aunque no recordaba exactamente como podía serle familiar, pues su mente estaba adormecida.

Después de mirarla de la cabeza a los pies, vio un bulto extraño en el área de su pelvis, Dogannu se preguntó acerca de eso, luego escuchó su voz. Profunda, pero al mismo tiempo con un tono sensual y refinado, sin embargo, él no pudo entender sus palabras, "Kwaleik, buthem opdeh, cashni," dijo, y las Sacerdotisas del Sol repitieron después de ella, "Jakkem, hittutme jakkem, cashni uppe," proclamó Aalyat y las sacerdotisas repitieron de nuevo, "Sagem, Umer, Samikhred Usim!!" gritó y el silencio reinó en el templo.

Aalyat miró al techo de la caverna y cerró los ojos, respirando profundamente. Dogannu no pudo evitarlo, pero su polla estaba creciendo gracias a la magnificencia de Aalyat y no entendía porque reaccionaba de esa manera en tan complicada y desconocida situación, la joven abrió los ojos y apreció la dura polla de Dogannu, alrededor de 16 cms. Lentamente, la Sacerdotisa de la Noche se despojó del collar y la túnica, dejando a Dogannu sin habla.

El bulto en su área pélvica era una polla. Una polla que estaba creciendo a cada segundo, más larga y más gruesa que la suya, el muchacho tenía la boca abierta a más no poder con la revelación. Aalyat rió por lo bajo y una mirada maligna apareció en su rostro, su polla alcanzó los 23 cms y Dogannu entró en pánico pero sus piernas seguían sin responder. Aalyat acarició su pedazo de carne mientras se acercaba a él, comparada con su polla, la de la sacerdotisa parecía la de un caballo. Al verla más de cerca, a Dogannu se le seguía haciendo extrañamente familiar pero con lo que estaba ocurriendo, no estaba para concentrarse. Aalyat agarró su polla, que se ponía más flácida a cada segundo y le sonrió y le susurró, "De rodillas, Maldito."

Negándose a arrodillarse frente a ella, Aalyat le dio un puñetazo en el estómago que lo dejó sin aire y fuerzas, para luego obligarle a arrodillarse. Sin embargo, Dogannu mantuvo la boca cerrada con firmeza, Aalyat le tapó la nariz; dejándolo sin respiración. Solo llevó unos segundos para Dogannu abrir su boca, tratando de respirar; Aalyat aprovechó cuando él abrió la boca y le metió la polla dentro de su boca. Trató de resistirse, pero la mano izquierda de la sacerdotisa tiró de su cabello y lo obligó a permanecer sumiso, y luego Aalyat agarró su cabeza con ambas manos y le folló la boca sin piedad.

Dogannu se atragantó con esa polla, era muy grande y gruesa. Además de eso, Aalyat no le daba tregua, simplemente le folló la boca como si no hubiera nada más en el mundo, "Mastúrbate, maldito bastardo, hazlo! Soy la ira de los dioses y pagarás todas tus faltas,'' dijo Aalyat mientras aumentaba la velocidad de sus movimientos. Dogannu, siguiendo su orden, comenzó a masturbar su polla, al mismo tiempo que su mano libre intentaba detener sus caderas, sin ningún éxito.

Ella siguió moviéndose como poseída, Dogannu cubrió con mucha saliva esa polla monstruosa ante él. El cuerpo de Aalyat estaba ligeramente cubierto de sudor, sus ojos estaban mirándolo desde arriba, su mirada era de placer al ver sus ojos enrojecidos y llorosos, Aalyat luego empujó su polla hasta el fondo de la boca de Dogannu, que sintió ese glande en su garganta y trató de alejarse de ella en vano. Comenzó a ahogarse con esa polla llenando su boca, su nariz estaba presionada contra su pelvis; sus ojos estaban blancos y en ese momento, Aalyat sacó su polla con satisfacción.

Tosiendo sin parar, Aalyat no le permitió recuperar algo de aire y repitió el movimiento. Ella puso sus manos sobre su cabeza y presionó la parte posterior de su cráneo, por lo que su cara estaba enterrada en su pelvis y toda su polla, metida en su cálida boca, ''Sí! Ahora si estas en el lugar que corresponde, Maldito'' dijo Aalyat y sonrió. Para Dogannu era la peor experiencia, ser follado (o violado) por la boca y por una mujer deslumbrante con una polla monstruosa entre las piernas, "Por favor... de-de-detente... ugghh... arghh..." murmuró Dogannu sin aliento cuando Aalyat sacó su verga pero cuando lo escuchó, se la volvió a meter hasta el fondo, "No hables, Maldito. Solo ahógate con mi polla,'' dijo Aalyat y reanudó sus intensas acometidas.

La gente en las bancas de piedra se sorprendió al ver cómo Aalyat estaba violando la boca de Dogannu. Edrok se rió y le comentó a la persona a su lado, "Y yo pensé que esto era una mala idea." Las Sacerdotisas del Sol alrededor de la plataforma estaban orando en voz baja, usando el lenguaje antiguo y sagrado. Mirlya estaba sufriendo en gran manera, pues se sentía culpable y esa perra loca en cualquier momento podía matar a su amado hijo, pero sabía que era demasiado tarde para detener el rito. Aalyat, después de recibir algunos golpes de Dogannu en sus muslos, lo empujó y este cayó al suelo; el pobre pensó en escapar, pero ella fue más rápida que él y saltó sobre él, ''Todavía no hemos terminado, necesitas satisfacer la ira de Astarté Oscura,'' dijo Aalyat y sentándose en su pecho, puso una mano en su cuello. Sin ninguna alternativa, Dogannu volvió a abrir la boca y ella le metió la polla en la boca.

Sin quitarle la mano del cuello, Aalyat se arrodilló y puso sus muslos alrededor del cuello y la cabeza de Dogannu, y mantuvo la polla dentro de su boca. Incapaz de sacarla, Dogannu se quedó así, impotente y ahogándose de vez en cuando, era casi imposible respirar con regularidad; Aalyat sintió un placer especial en esa posición, porque él no podía mover las manos para apartarla. Era una verdadera pesadilla para Dogannu, pensó que esa loca en cualquier instante podría dejarlo sin aire y matarlo, pero eso nunca sucedió. Ella sacó su polla y abofeteó sus mejillas varias veces, "Te va a encantar mi polla, Maldito. No puedo esperar para meterla bien dentro de tu culo,'' aseguró Aalyat y Dogannu se asustó. Su glande era suficiente para destrozarlo, pensó aterrado.

La sacerdotisa se puso de pie por un segundo y, dándose la vuelta, empujó su polla hacia la boca de Dogannu, que estaba mareado por el duro trato de Aalyat. Con su trasero a solo unos centímetros de su cara, y sus fuertes muslos aprisionando sus brazos, la chica movió sus caderas y trasero hacia arriba y hacia abajo, follando su boca en un ángulo diferente. Agarró ferozmente la polla de su víctima y mordió el glande, Dogannu trató de gritar pero su polla lo evitó, por lo que sacudió su cuerpo pero ella lo mantuvo inmovilizado. Mirlya lloró en silencio pero susurró las palabras sagradas como lo hacían sus hermanas. Ahora Dogannu se estaba ahogando seriamente, con su polla llenando permanentemente su garganta, deslizándose hacia arriba y hacia abajo, Aalyat apretó y tiró de sus huevos, luego los mordió levemente con gesto desencajado, Dogannu bufó impotente pero por alguna razón desconocida estaba más empalmado que antes y no comprendía que le estaba sucediendo.

"Apuesto a que estás disfrutando esto tanto como yo, Maldito," dijo Aalyat complacida y le mordió la polla una vez más, Dogannu se quejó un poco pero su ruido fue ahogado por la polla de Aalyat. Trató de morderle la polla, pero cuando ella sintió sus dientes, ella le advirtió, "No intentes morderla o te follaré el culo con el puño." La amenaza funcionó y él mantuvo la boca bien abierta, recibiendo la polla de Aalyat, sus bolas golpeaban felizmente contra su boca y pensó que lo último que vería serían los testículos de Aalyat golpeando su nariz y labios. La fricción entre sus cuerpos los cubrió con más sudor, el cabello de Dogannu estaba tan húmedo como si hubiese ido a Aram.

Usando sus uñas, Aalyat acarició los muslos de Dogannu y su piel se erizó. Él nunca había sentido algo así antes, ella utilizaba un extraño equilibrio perfecto entre ternura y aspereza, y eso le estaba excitando mucho. Ella le mordió el glande una vez más y al mismo tiempo le clavó las uñas en los muslos, Dogannu tensó su cuerpo y trató de relajarse o de al menos resistir lo mejor que podía, Aalyat retorció la polla de su víctima y movió sus caderas con más fuerza. Los ojos de Dogannu estaban blancos una vez más y luchó por mover sus manos, pero no tuvo éxito.

La sacerdotisa le lamió la polla y metió la punta de su lengua en el agujero de la polla, lamiendo todo su líquido preseminal. Aalyat chupó uno de sus dedos y ella lo metió en el culo de Dogannu, "Grruhhahhh," gritó Dogannu con la boca llena de la verga de Aalyat. Ella comenzó a acariciar su polla y moviendo su dedo dentro de su trasero, moviéndolo en círculos para dilatar el agujero, "Tan apretado... pero cambiaré eso muy pronto, Inicuo. Los dioses estarán encantados cuando te folle el culo con locura,'' afirmó Aalyat. Sacó su dedo y chupó dos dedos en su lugar, y los deslizó dentro. Ella sonrió mientras le acariciaba la polla, le follaba la boca y jugaba con su ano, lo estaba sobreexcitando para volverlo loco antes de la acción real. Y sí, ella estaba muy cerca de su objetivo, Dogannu estaba en el borde, contrayendo sus músculos para evitar correrse y seguir disfrutando y padeciendo a partes iguales.

Su esfínter estaba hambriento y listo para desafíos más grandes, la polla de la sacerdotisa para ser más específicos. Ahora Aalyat tenía tres dedos en su interior y estaba chupando el pene de Dogannu como loca, además de seguir mordiendo sus testículos y el glande, con un último movimiento; hundió su polla en la boca de Dogannu y este tuvo que emplearse a fondo para no ahogarse, ''Mmm... veo que lo estás gozando. Me gusta,'' dijo Aalyat después de sacarle la polla de su boca, sacó los dedos de su ano y el esfínter de Dogannu estaba palpitante y expectante, listo para el verdadero rito.

Ella le hizo una garganta profunda y Dogannu no pudo resistir, descargó toda su semilla en la garganta de Aalyat. Fue el orgasmo más salvaje de su vida, sin comparación con el que tuvo con Vylagnee, una de las prostitutas de Ashtaroth. Aalyat chupó y tragó todo su semen, luego le mordió el glande de nuevo, recordándole quien mandaba, ''Arrghhh,'' gritó Dogannu. En menos de un minuto, su pene estaba flácido y Aalyat se puso de pie y se arrodilló. Ella lo agarró de las piernas y sin esfuerzo, Aalyat lo arrastró y colocó sus muslos sobre los de ella y abrió sus piernas, la joven sacerdotisa frotó su polla húmeda contra su culo y se relamió los labios, ''Finalmente, Inicuo. Tu culo nunca volverá a ser el mismo,'' dijo Aalyat y Dogannu, exhausto, permaneció expectante.

Ella siguió frotando su glande contra su esfínter, y ocasionalmente amagaba con metérsela. "Solo... hazlo..." dijo Dogannu, sabía que ella se estaba burlando de él para aumentar la agonía dentro de él, pero estaba listo para lo peor o eso es lo que pensó, "Está bien, solo porque estás insistiendo," respondió ella y empujó su glande dentro del ojete de Dogannu, "AARRGHH!!" aulló cuando sintió el glande de Aalyat colarse dentro.

"No grites, o te la meteré de una," advirtió Aalyat, pero Dogannu no se calmó, la chica movió las caderas y enterró la polla en un solo pero poderoso movimiento en el culo de Dogannu. ''OH DIOOOSEEEEEESS!!!'' gritó el muchacho. Aalyat puso sus manos en sus muslos y comenzó a empujar y sacar su verga, lentamente al principio, ya que ella sostenía sus nalgas sobre sus muslos y se ayudaba solo con las manos. Dogannu sintió un dolor insoportable en sus intestinos, su polla era como una varilla candente desgarrándole las entrañas y estirándole el culo al límite.

''AYUDA!! DETENGANLA!!'' Dogannu clamó angustiado pero Aalyat ignoró sus peticiones, solo cambió la posición. Ella lo alzó y abrazó contra ella, obligándolo a sentarse en su polla, luego comenzó a taladrar su culo con embestidas cortas pero duras, Dogannu estaba rebotando en su polla y gritando al mismo tiempo, ella lo sostenía contra su cuerpo, ambos cubiertos de sudor y brillando gracias a las antorchas alrededor del altar. Aalyat masajeó su trasero y lo azotó a cada tanto, agregando más dolor a la experiencia de Dogannu. Su polla, atrapada entre sus vientres, estaba recibiendo una sesión de roces calientes y pronto volvió a empalmarse contra su voluntad, pero Aalyat era una verdadera experta en lo que hacía. Siguió llenando el culo de Dogannu con polla dura, sostuvo sus nalgas y marcó el ritmo, Aalyat lo levantó un poco y penetró su culo sin pausa.

Dogannu nunca antes había experimentado algo así, abrazado por una mujer poderosa, sintiendo sus suaves y jugosas tetas presionadas contra su sudoroso pecho, su trasero brutalmente azotado y su trasero ensartado en una polla de verdad. Su pene estaba llegando profundamente dentro de sus intestinos, estirándolo cada rincón, su abdomen estaba tenso y sus piernas apenas mantenían el equilibrio en esa posición; Aalyat le mordió el cuello y los hombros, Dogannu gritó desesperado; pensó que su castigo era tan severo que estaba dispuesto a dar su propia vida si se lo pedían.

''Tu... eres mío!!'' Aalyat sonrió excitada, amando la manera en que Dogannu estaba haciendo gestos y gemidos. Ella sujetó sus muslos y lo obligó a sentarse sobre su polla, comenzó a moverla en círculos mientras cerraba los ojos, Dogannu entró en pánico cuando sintió su interior increíblemente relleno. Sin poder evitarlo, su próstata estaba recibiendo una gran estimulación de esa polla y eyaculó sin tocar la suya, el semen caliente cubrió sus vientres y Aalyat sonrió complacida, "Ahí tienes, Inicuo... pero tus faltas aún no son perdonadas..." le susurró al oído.

Ella reanudó la dura enculada volviendo a su posición anterior, le sujetó los muslos y se lo dio todo. Dogannu golpeó el suelo con la mano derecha, avergonzado y cansado de todo; Aalyat le mordió una vez más el cuello y los hombros, "AAARGGHH AYUDA!!" imploró cuando sintió sus dientes enterrándose profundamente en su piel, "Relájate... basura... o te follaré más duro... más fuerte..." murmuró la cruel sacerdotisa casi sin aliento y algo de sangre goteando de sus labios.

El dolor en su retaguardia aumentó, Aalyat no se estaba relajando y lo follaba más fuerte; en algún momento ella empujó toda su polla dentro de Dogannu, y lo cargó con firmeza para ponerse de pie. El pobre se sorprendió con su fuerza, con los ojos muy abiertos y, asombrado; se limitó a rebotar sobre su polla. Aalyat lo hizo montar su polla, arriba y abajo varias veces, su glande llegó aún más adentro y Dogannu cerró los ojos una vez más, pensando que los dioses eran muy crueles y vengativos. A pesar de los pensamientos de Dogannu, Aalyat mantuvo el equilibrio y la fuerza incluso para aumentar la velocidad de la penetración, "Oh dioses... su culo es maravilloso..." exclamó la sacerdotisa.

Duraron unos minutos así, ella retiró su polla y Dogannu puso los pies en el suelo. Las sacerdotisas murmuraban y adoraban a Astarté Oscura, mientras que Edrok estaba sorprendido pero con una mirada de satisfacción, "Los dioses la han bendecido... no hay duda, padre..." le susurró a su padre Hatimekh, pero el Sumo Sacerdote se mostró incrédulo y miró a su pies. Aalyat obligó a Dogannu a permanecer a cuatro patas, se colocó sobre su espalda, frotando todo su cuerpo sudoroso contra su espalda, su polla tiesa buscaba la entrada al culo de Dogannu. Sus manos acariciaron su pecho y vientre, mientras lamía y mordía sus orejas. Dogannu dejó escapar un gemido de placer que encendió a Aalyat.

''Malvado, contrólate. O te seguiré follando,'' dijo Aalyat y metió dos dedos dentro de la boca de Dogannu, estirándola de par en par.

"Por-por favor… parad, no…" respondió con dificultad pero ella puso una gran sonrisa y respondió.

"Creo que escuché a Astarté Oscura susurrándome al oído... sí, definitivamente quiere que te folle más."

"N-no, no, no lo hagas… AAARRGHHH!!" gritó, cuando ella le mordió el cuello otra vez y estiró más su boca.

Ella guió su polla y punteó el dolorido ojete de Dogannu, con un solo empujón estaba hasta los huevos y follando su culo brutalmente. La agonía no disminuyó cuando Aalyat lo estaba abrazando, presionando sus tetas contra su espalda y empujando su polla dentro y fuera muy rápido, sus bolas golpeaban sordamente contra sus nalgas, "MISERICORDIA!!!" suplicó Dogannu una vez más, pero Aalyat ignoró sus gritos y aceleró el paso, agregando una ligera rotación de sus caderas que los volvió locos a ambos, "Te dije... que te mantuvieras... calmado," dijo Aalyat y al señalar cada frase le dio duras e intensas embestidas que hicieron que Dogannu gritara más fuerte que nunca.

Aalyat decidió hacer que Dogannu se ahogara y ella le rodeó el cuello con los brazos mientras se lo follaba. Dogannu no pudo hacer nada para detenerla, ya que sus manos y rodillas descansaban en el suelo; soportando su peso y el de ella. Aalyat lamió ambos lados de su rostro lentamente mientras Dogannu tensó su cuerpo, tratando de resistir la dura penetración, todo estaba más allá de su peor pesadilla, teniendo a una mujer haciéndolo así y sin ninguna posibilidad de detenerla.

El esfínter de Dogannu se contrajo un poco, apretando la barra de carne de Aalyat. Cuando se estaba acostumbrando al dolor ardiente que venía de su trasero y se extendía por su cuerpo, ella apretó su cuello y vio luces blancas, pero luego Aalyat aflojó el agarre y empujó su polla hasta el final. Sin sacarla, ella giró y lo inmovilizó, por lo que puso su pie derecho en su cara, su trasero estaba en un punto más alto, arriba y listo para más. Aalyat comenzó a moverse de nuevo y él gimió de dolor, pero cuando su voz se elevó en un quejido, ella aplicó más presión con el pie en su rostro, por lo que Dogannu permaneció impotente, sin opciones, pero resistió la incursión.

"Eso está mejor... creo que... puedo follarte... toda la noche..." dijo entre gemidos y Dogannu lloró de agonía.

Y ella no estaba mintiendo. Porque Dogannu ignoraba que lo que había bebido del tazón era un afrodisíaco poderoso y sagrado para mantener fresca la virilidad. Ella aceleró el paso y con un fuerte gemido lanzó una enorme y caliente carga de semen justo en las entrañas de Dogannu, él trató de recuperar el aliento y ella se quedó con el pie en la cara y la polla en su culo, recuperando también el aliento, "Oh dioses... uff... estás tan bien. Solo dame dos minutos para... recuperar el aliento, luego continuaremos, la diosa Astarté está realmente enojada contigo y no quiere que pare...'' sonrió y luego le ofreció el pie que estaba sobre su mejilla, para que lo lamiese; lo que él hizo realmente humillado, ''Bien, Inicuo... sabes cómo dar placer...'' sonrió Aalyat contenta.

Como prometió, cuando terminó la pequeña tregua, reanudó el rito, follándose a Dogannu durante media hora a cuatro patas hasta llenarlo de más esperma. Tanto la madre como el hijo lloraron debido a la desgracia, sin embargo, Mirlya solo tuvo que mirar, pero Dogannu estaba al borde de sus fuerzas, Diamnith tenía una mirada de asco en su rostro, mientras recordaba las ceremonias anteriores en las que participó. El tercer asalto Aalyat fue menos feroz y lo folló cara a cara, tumbados sobre el altar de un modo algo "romántico".

Pero se volvió loca durante la cuarta ronda. Fue tan ruda que Mirlya pensó que al final Dogannu estaba muerto, le folló la boca y el culo con el puño, y luego Aalyat hizo que Dogannu descansara la cabeza en el suelo mientras ella le separaba las piernas y lo follaba. Ella cambió después de unos minutos (después de ver su rostro enrojecido) así que se acostó y Dogannu sobre ella y luego al revés. Aalyat metió el pie dentro de la boca de Dogannu y casi lo mata cuando le tapó la nariz, y cuando él estaba tratando de recuperarse, usó sus uñas para arañar un poco de piel. Cuando pensó que ella había terminado con él, Aalyat lo acostó sobre sus piernas y nalgueó brutalmente su trasero, hasta todo estaba rojo y caliente, Dogannu suplicó piedad o muerte, sin encontrar nada.

Agotado y brutalmente castigado, Dogannu pensó que todo había terminado, pero estaba muy equivocado. Aalyat cogió un tarro largo, lleno de aceite. Admirando a su víctima demolida con una mirada inhumana, Aalyat cubrió su cuerpo con aceite y le dio un tierno masaje, "Cuando termine... serás libre... te gusta eso?" preguntó con voz suave. Dogannu asintió débilmente y ella sonrió y besó sus labios, frotó su cuerpo contra el de él, pero luego lo puso de rodillas con su culo expuesto, "Te diré lo que va a pasar. Te meteré los dos puños en el culo, si resistes sin gritar te dejaré ir, de lo contrario seguiré descubriendo los límites de tu culo, qué dices?" sugirió Aalyat y Dogannu negó con la cabeza. "Por favor, por favor..." murmuró extenuado y Aalyat sonrió al oír sus ruegos y comenzó el juego previo.

Ella le masajeó el culo de arriba abajo, apretando sus nalgas, él aulló de dolor porque esa zona estaba muy sensible después de la pesadilla anterior. Lo siguiente que hizo fue separarle las nalgas, dejando expuesto su dolorido y rojo agujero. "Quieres que me detenga?" preguntó con hipocresía y Dogannu asintió con la cabeza, "Lástima, estoy empezando a disfrutarlo..." aclaró ella y metió un dedo dentro de su ano. Aalyat movió su dedo en círculos y luego metió un segundo dedo, Dogannu gimió y luego un tercero, cuarto y finalmente su mano derecha estaba adentro. Aalyat la mantuvo inmóvil, ayudando a Dogannu al menos mientras masajeaba sus nalgas con su mano libre, y acercándose cada vez más a su culo, Aalyat fue muy paciente y procedió con su otra mano. Un dedo, luego el segundo y el tercero, Dogannu cerró su ojos, tratando de resistir el insoportable castigo, respiró profundo y Aalyat empujó otro dedo, "Estás listo, Inicuo?" preguntó. Se hizo un silencio sepulcral en el lugar y Aalyat empujó su pulgar izquierdo y metió la mano dentro, Dogannu no podía creerlo, tenía sus dos puños dentro de su culo.

El dolor era insoportable y estaba más allá de la imaginación. Dogannu golpeó el suelo con ambas manos, tratando de mantener la boca cerrada, pero un leve gemido se escapó de su boca y Aalyat le advirtió, ''Si haces mucho escandalo... puedo hacer que empeore.'' Mordiéndose los labios con fuerza para mantenerlos apretados, se quedó a cuatro patas, ignorando cuánto tiempo pasaría ella con los puños dentro de él y si su culo estaría igual. Para su propio asombro, notó que Aalyat estaba haciendo pequeños movimientos perceptibles, empujando sus puños dentro y fuera, ''Por favor, detente, por favor!'' suplicó una vez más, Aalyat escupió un poco de saliva para lubricar el área y luego ella le respondió, ''Te estás quejando? No pruebes a los dioses.''

En silencio, Dogannu toleró el sufrimiento lo mejor que pudo mientras Aalyat comenzaba a moverse un poco más rápido con los puños dentro de él, llegando hasta las muñecas. Dogannu sabía que había terminado, no le quedaba nada, esa perra malvada le había quitado todo: su orgullo, su virilidad, su cuerpo y especialmente su trasero. Y además de todo eso, en algunos puntos le había gustado, pero ahora estaba derrotado, "Oh Inicuo, esto es realmente emocionante..." dijo Aalyat y se humedeció los labios. Escupió más saliva que se mezcló con el aceite y continuó.

Ella movió las manos dentro de él, y dejando escapar más gemidos, otra carga de esperma brotó de su polla, también había perdido el número de sus propios orgasmos, pero Aalyat seguramente sabía que había disfrutado la mayoría de ellos, incluso los episodios brutales. De alguna manera, el dolor disminuyó un poco, su polla se estaba recuperando muy rápido, ''Perdónenme dioses... yo no tengo nada... ya no tengo nada...'' Dogannu oró en voz baja, su rostro estaba pálido y sus manos y rodillas le dolían un poco. ''Por supuesto que tienes algo, ahora tienes mis manos dentro de tu culo. Los dioses aún no te perdonan,'' respondió Aalyat burlándose de él.

Duró aproximadamente media hora con las manos metidas dentro de su culo. Aalyat ignoró todas sus palabras y retiró las manos cuando tuvo suficiente de él. Cuando eso sucedió, se quedó tendido en el suelo, sin energía ni culo. Lo último que hizo Aalyat fue meter las manos dentro de la boca de Dogannu para que pudiera saborearse, después de eso, se retiró del altar y lo dejó allí. Edrok saltó muy feliz cuando todo terminó, El Inicuo había recibido su lección, pensó. Mirlya y Diamnith caminaron junto a él y Dogannu cerró los ojos, agotado.

La gente estaba aterrorizada con el Samikhred Usim, especialmente los guardias, quienes pensaron a primera vista que Aalyat era encantadora. Pero otros comentaron que su maldición finalmente había terminado y la ira de los dioses había sido satisfecha. El sacerdote Hatimekh negó con la cabeza y, sin explicar por qué, abandonó el templo con sus hombres y su hijo.

Las Sacerdotisas del Sol ayudaron a Mirlya y Dogannu, limpiaron su cuerpo y trataron de curar sus heridas lo mejor que pudieron. El joven no estaba interesado en nada, solo quería descansar su cuerpo (y su culo), escuchó la conversación entre su madre y sus hermanas pero solo palabras vagas. Lo vistieron y lo llevaron en camilla, salieron de la cueva y regresaron a Ashtaroth.

Dogannu se despertó en casa, en su cama, su cuerpo estaba cansado y adolorido por lo que permaneció inmóvil. Llamó a su madre con tono débil y ella vino, detrás de ella estaba Diamnith, la Sacerdotisa Principal del Sol.

"Necesito un poco de agua..." dijo.

"Si hijo, dame un momento," dijo Mirlya y salió de la habitación.

"Fuiste valiente, eres el primero que vi resistir Samikhred Usim tan brutal," dijo Diamnith después de unos segundos en silencio. Dogannu se quedó callado y ella continuó, "Sé que resistirás y los dioses te favorecerán una vez más."

"Qué quieres decir?" preguntó Dogannu y ella evitó responderle, pero su rostro estaba pálido.

Mirlya entró con un vaso de barro con agua fresca. Pero Dogannu se negó a beber y preguntó por qué resistiría más. Después de cruzar miradas con Mirlya, Diamnith tragó saliva y sus palabras casi le dan a Dogannu un infarto.

''Bueno Dogannu... el Samikhred Usim normalmente... los condenados... para encontrar el perdón de los dioses... este ritual dura siete noches... solo has sobrevivido a la primera. Lo siento Dogannu...''