La rosa mas bella

Irene y nathalie un amor eterno

LA ROSA MÁS BELLA

LA ROSE PLUS BELLE

Por: La Bardita y Mopita

Estaba en el lugar más lúgubre para todo mortal, donde te cortan las alas como a un pájaro, en donde ese pájaro cuando pierde su libertad muere en silencio en un rincón del hogar, así se sintió ella el día en que la encerraron por algo que aún hoy en día consideraba que era injusto y la sociedad también, aunque por lo único que se lamentaba era que no podía estar con su amada.

Allí estaba Nathalie Dupont, en una cárcel fría, solitaria, pero acompañada de sus recuerdos. Ya la sentencia había sido cumplida y ese día salía para ver de nuevo el sol, respirar la libertad, ver de nuevo su mundo, y sobre todo a ella, ahora podría verla sin rejas, al amor de su vida a Irene Bardot.

Había cumplido una sentencia de 5 años en que no la había visto, Nathalie le escribía una carta todas las semanas y la tía de ese amor Tita Lefevbre se la llevaba junto a la rosa más bella que podía conseguir del jardín de la floristería que tenían juntas donde ambas aprendieron a cultivar las rosas más bellas.

Al salir ese día nadie la esperaba, así lo quiso ella. Llegó a la floristería de sorpresa y Tita estaba limpiando las rosas que cultivaban. El aroma de esas rosas la hizo recordar a ella, aun su olor estaba impregnado en esa hermosa floristería y latió aún más fuerte su corazón cuando en sus sueños su voz la envolvió con los recuerdos que le traía aquel lugar. La tía, que se convirtió en amiga y confidente de ambas salió a su encuentro y se abrazaron tiernamente.

Tita: no me dijiste que saldrías hoy, te hubiéramos ido a buscar.

Nathalie: no quería, me sentí realmente más libre al hacerlo sola. ¿Cómo está?

Tita: tan bella como siempre.

Nathalie: ¿la verás hoy?

Tita: mañana, el viaje es largo...

Nathalie: no le digas que he salido, quiero darle la sorpresa en nuestro aniversario, es este 21 de mayo y cumplimos 9 años desde que nos conocimos. Parece mentira, aun recuerdo cuando entré por esa puerta y supe que esa niña que me había robado el corazón en la parada del autobús era la misma, ¿lo sabías?

Tita: no, cuéntame, te hará bien recordar antes de verla.

Nathalie: claro que sí, fueron los años más hermosos de mi vida... recuerdo que era un día de primavera pero frío, mucho viento y mucha lluvia, estaba toda mojada y desprotegida en la parada del autobús esperando a que llegara para irme a mi casa pues ese día la camioneta que usaba para trabajar, con la que repartía las tarjetas que los clientes le pedían a la imprenta se averió y la dejé en el taller, me moría de ganas de tomar un café, tenía frío, era tarde y ya no había casi gente en la calle y de pronto me di vuelta porque sentí como que alguien se acercaba y la vi, era la mujer más hermosa que había visto en mi vida, fue como un rayo de sol en medio de esa oscura tarde en medio de la lluvia, su cabello corto y rubio pegado a su cara de niña casi tan mojada como yo, porque el viento arrastraba la lluvia y el paraguas mucho para protegerla no hacía. Cuando levantó el paraguas y la vi mejor porque ya estaba más cerca me perdí en sus ojos verdes que eran bellísimos y me sacó de mis pensamientos con la pregunta más idiota... me dice: ¿te estás mojando?, la quedé mirando como para pegarle, ese día mi paciencia no era la mejor, me dije ¿pero esta mujer es o se hace la tonta?. Era obvio que estaba toda mojada, y bueno la cosa es que al ver mi cara de enfado, porque la miré fuertemente, ella con toda su dulzura me mira y me sonríe, jooooo, fue de terror la sorpresa que me llevé, porque esperaba una sonrisa hermosa y veo que le faltaban dos dientes y no sé que me pasó que me quedé allí parada mirándola tratando de no reírme, ella se dio cuenta de mi reacción y me siguió sonriendo para que la siguiera viendo.

Y me dijo, tengo paraguas, y le contesté, esta bien gracias ya estoy toda mojada y me dijo, bueno pero no deberías mojarte más porque después viene el resfriado, la fiebre y molestas a tu marido o a tu novio para que te prepare un té, le dije no tengo novio ni marido... me dijo, que interesante, más a mi favor, y le dije ¿por qué?, porque estoy aquí para protegerte, le dije ¿protegerme tú a mí?; sí ¿por qué no?, me contestó. Acaso porque eres más alta y pareces más fuerte que yo, ¿no puedo protegerte?. Pues nadie me ha protegido nunca, le dije, y ella contestó, bueno siempre hay una primera vez, ¿tomamos un café? El autobús parece que tardará mucho más... sólo te pido que te agaches un poquito, jeje...

Y así me puse debajo de su paraguas, esa niña mujer me estaba protegiendo de la lluvia y yo en unos segundos debía dar una respuesta y no sabes lo que caminó mi mente en esos segundos, lo pensé miles de veces, venía de una mala relación y me había jurado no estar nunca más con nadie, pensaba que el amor ya no era para mí, pero allí estaba ella, que ni siquiera sabía si me quería ligar o sólo se sentía sola como yo en una noche lluviosa y fría, y que quería tomar tan sólo un café.

La mire de nuevo y le sonreí y me vino a mi mente la película Atracción Fatal, cuando Michael Douglas y Glenn Closse se encuentran debajo de la lluvia y el paraguas se da vuelta, el viento soplaba fuerte como en ese mismo lugar, pero también pensé que necesitaba urgente ese café, estaba helada, y de nuevo la película vino a mi mente y recordé que Michael la había pasado muy mal, la había dejado embarazada, eso no era problema para mí me dije, pero le mató hasta el conejo, y me tuve que reír porque yo no tenía conejo y me dije ¡no des más vueltas y acepta el café de una buena vez!... cuando le iba a decir que sí, vino el autobús que agarro un charco grande de agua con barro y nos mojó a las dos, quedamos embarradas y ya no era para ir a tomar un café... así que subimos al autobús riéndonos, así fue nuestro primer encuentro porque de tan idiotas que fuimos ninguna de las dos se atrevió a pedir un dato, un número de teléfono algo para volvernos a ver, el autobús estaba lleno y nos perdimos dentro, pude llegar a ver que se bajó cerca de Montmatre y se quedó mirando el autobús pero yo no pude acercarme a la ventanilla para gritarle y ese día la perdí... pero no podía quitarla de mi mente, esa noche no dormí, ni las siguientes, el resto de los días pasaba por la parada del autobús a la misma hora en que la había visto y no la encontré más, también recorrí las calles en donde se había bajado pero nada, hasta que me dije que quizás el destino no quería que la viera más... pero ese mismo destino nos tenía preparada otra sorpresa... (una sonrisa bellísima se instaló en su cara al terminar el relato del primer encuentro)

Tita: es maravilloso y muy gracioso, no sabía que se habían conocido así, Irene nunca me lo contó...

Solange: a mí sí me lo contó... hola Nathalie...

Nathalie: ¡Solange!, hola... (se abrazaron tiernamente)

Solange: ¡tanto tiempo!

Nathalie: sí, demasiado...

Tita: que lindo es reencontrarse... ¿verdad hija?

Solange: sí mamá...

Tita: así que tú tienes la otra parte de la historia, la del primer encuentro...

Solange: sí. Al otro día de ese encuentro la veía muy rara y le pregunté que le pasaba, pero no me quería decir nada, después con el tiempo la entendí, se había enamorado de una mujer y no sabía como iba a reaccionar yo...

Tita: ¿así que se habían conocido antes?, yo pensé que había sido acá en la floristería cuando entraste aquel día cargada con las cajas de tarjetas.

Nathalie: sí lo recuerdo, jajaja, ese día también fue terrible... aún era primavera y las flores estaban tan hermosas como ella... recuerdo que entre por esa puerta y estabas tú Tita atendiendo a un cliente preparándole un ramo bello de rosas rojas y me enamoré de ellas, es la flor que más me gusta y como en mis tardes a veces salía con la cámara de fotos, porque era y es una de mis pasiones, vi las rosas y quise sacarle fotos porque en las tarjetas que hacían en la imprenta solían poner las fotos que sacaba y te pregunté de donde las traían y me dijiste detrás del negocio, allí tenías un hermoso jardín en donde las cultivaban y me dejaste pasar para verlas, y me emocioné tanto que me fui con las 3 cajas en las manos, me dolía mucho la espalda como siempre por mi duro trabajo de cargar pero igual pasé al jardín para ver las rosas y la vi de nuevo, ¡no podía ser cierto!, la última vez que la había visto me había quedado su imagen grabada en mi retina, en mi corazón, no podía creer que era ella, pero estaba muy concentrada en un injerto que quería hacer con dos colores diferentes de rosas y mucho no me vio, y la verdad me enfadé, yo que no había dejado de pensarla desde que la había visto, que la había estado buscando en varios sitios de París y ella no se daba ni cuenta de mi presencia, sólo me dijo, deja las cajas ahí. Yo me estaba muriendo de calor, era el calor interno que subía por mis venas, al ver que no me movía se dio vuelta y sin querer en unos de sus gestos que hizo al hablar me tocó la mano y sentí una sensación que nunca había tenido y supe que a ella le pasó lo mismo, porque se calló en ese momento y me miró extrañada... ¡qué nerviosa me puse!, y me dijo, no te asustes ya me puse los dos dientes... mi cuerpo se estremeció porque supe que aún me recordaba...

Solange: cierto que le habían roto dos dientes fue cuando la habían asaltado, aquel maldito motociclista que le arrebató el bolso y como ella no lo soltaba el maldito le dio un golpe en la cara dejándola sin dos dientes...

Nathalie: sí, luego me lo contó, si ese maldito no la hubiera lastimado así, si eso no hubiera sucedido, no hubieran pasado tantas cosas...

Solange: es verdad... bueno sigue, porque este encuentro no lo sabía...

Nathalie: bueno y... la quedé mirando sorprendida y me dijo hace un día muy lindo... le dije que sí, y no sé por qué, pero cada vez me estaba poniendo más nerviosa, creí que me había comido miles de gusanos porque mi estómago no dejaba de moverse, seguro esos gusanos se estaban convirtiendo en mariposas todas a las vez... más aún cuando dejó su tijera y se quitó el delantal que la cubría y quedó con la blusa blanca, me gustó mucho más porque la blancura de la blusa resaltaba sus ojos verdes y su bello rostro... todas las plantas del jardín con unas flores muy bonitas tenían envidia de los colores que iluminaban a esa bella mujer que estaba frente a mis ojos y no dejaba que mis piernas dejaran de temblar.

Le pregunté como le iba en el trabajo, si estaba contenta al lograr hacer esos injertos, entonces en ese momento, se vuelve hacia una flor y la arranca, me mira, me sonríe... yo estaba a punto de desmayarme, no sabía donde meterme porque me estaba percatando de lo que iba a hacer, le da un beso a la flor y me la ofrece susurrando, gracias por preguntarme sobre mi trabajo. ¡Si hubieran visto mi cara!, seguro que el rojo de nuestra bandera se queda en pañales de lo colorada que estaba... y le respondo: gracias a ti por esta flor, entonces sin dejar de mirarla porque seguía mirándome, me la acerco a mi nariz para olerla y cuál es mi sorpresa, ¡sale una abeja del interior!, jooooooooooo, ¡qué susto!, la retire rápidamente de mi rostro y la tiré al suelo, di varios pasos para atrás y justo era donde estaba la planta y casi me caigo en ella, pero para hacer equilibrio se me ocurre agarrarme de lo primero que encontré para no caerme al suelo, con tal mala suerte que lo primero que encontré fueron las cajas con las tarjetas, así que seguí de largo al suelo y sin querer con mi brazo moví el panal de donde era la abeja, la cara de Irene era de espanto, empezaron a salir abejas y más abejas, sin prestar más atención me levanté y salí corriendo de allí sin darme cuenta que en mi huída la había rozado... ¡me quería matar!

Tita: sí recuerdo los gritos de mi sobrina... fue terrible.

Nathalie: sí, porque por desgracia cuando yo apenas la rozo se cae al suelo, resbaló con el agua pues acababan de regar las plantas, entonces se levanta, me mira y me dice: ¿eres idiota?, ¡mira como me has puesto!...

Solange: pobre prima...

Nathalie: ahí no termina la cosa, las abejas se volvieron locas y una de ellas la picó, la levanté entre mis brazos y la llevé adentro, luego fuimos a la clínica para que la curaran... jajajaja... el rostro le había quedado más hinchado que el globo de Zeppelín. Lo peor de todo es que no aceptaba mis disculpas, no quería verme y yo me sentía tan mal... tan culpable...

Tita: sí, recuerdo que viniste varias veces a verla y me decía, ¡no quiero verla, mira como estoy!, aún tenía la cara hinchada, le daba vergüenza que la vieras así...

Nathalie: yo hubiera dado la vida por verla. Luego, creo que pasaron como dos semanas y tuve que ir al masajista porque mi espalda me dolía cada vez más y cuál fue mi sorpresa, que la nena daba masajes en sus tardes libres, allí te conocí también a ti Solange...

Solange: definitivamente el destino las quería juntas...

Nathalie: sí, ese fue nuestro tercer encuentro. Cuando la vi en la sala de masajes no podía creerlo, tenía un pantalón negro bien ajustado y una remera blanca con rayas azules, aunque la verdad no nos vimos hasta que me levanté de la camilla. Yo ya estaba lista para que me den masajes y no tenía idea de quien vendría, de pronto sentí unos pasos, y llegué a ver de reojo un par de piernas en un pantalón negro ajustado que marcaban unas piernas muy bien formadas, sentí manos ágiles y suaves en mi espalda y comencé a relajarme, puso una música suave, como si estuviera en el mar, con gaviotas murmurando, fue cuando moví mi cabeza y sobre mi hombro vi su reflejo en el espejo grande que estaba al costado pero la vi de espaldas, tenía el pelo rubio y corto, me perdí en esa imagen sin aún ver su rostro, las manos me encantaban... sentía la crema que ponía en sus manos para masajearme mejor, yo estaba en la gloria, sentía como que esas manos habían sido hechas para mí, fue delicioso, un placer, nunca me habían masajeado así, los dolores de mi cuerpo cansado se estaban yendo, sentía como deslizaba la toalla hacia abajo para masajearme bien en la cintura que era lo que más me dolía, y me relajé tanto que dormí un rato sintiendo sus manos en mi cuerpo. Al poco tiempo me desperté ya había terminado mi turno y mi sorpresa fue inmensa cuando me vestí y salí del cuarto y la vi a ella ahí mismo, no podía creerlo, en mi mente sólo tenía una pregunta, quería saber si ella había sido la que me había dado masajes... me desesperé por preguntar, se hizo la tonta y cuando me vio se puso colorada, quise hablarle y se escapó a otra habitación para atender a otra clienta, quise entrar pero tú Solange no me dejaste entrar porque había otra clienta y te pregunté mil veces si había sido ella porque estaban todas vestidas iguales y me dijiste que no podías decírmelo...

Solange: es verdad, nunca la había visto tan nerviosa, cuando te vio me dijo que no te hablara, que solo te cobrara la sesión y listo, yo la verdad no entendía nada, pero allí estaba mi prima casi suplicando que no te dijera nada... y luego cuando llegó el día del bar supe por qué. Allí nos citamos para hablar sobre mi boda y ella estaba tan nerviosa, allí me di cuenta de todo, y no sé cómo tú Nathalie no te dabas cuenta que también te amaba tanto como tú a ella...

Nathalie: sí, fuimos las dos muy ciegas...

Solange: creo que les gustaba tanto pelearse, darse la contra en todo que ni se dieron cuenta que realmente se amaban con el alma... ¡cómo se enojó aquel día en que nos vimos en el bar!

Nathalie: ¡uyy! Antes de eso nos habíamos visto otras veces más, fui a verla de nuevo a la floristería porque necesitaba unas fotos de las rosas y por fin me perdonó lo de la abeja, aunque siempre teníamos excusas para discutir. Aunque yo quería ver de nuevo las suaves manos que me habían masajeado... me había enamorado y no sabía como decirle...

Solange: eres terrible... y ese día en el bar fue tremendo...


Recordando...

Solange: pues sí, ya ves, se hará como yo dije desde un principio, el pobre de Frederic va a tener razón que en una boda la que manda es la novia, el novio es solo un simple complemento... jajaja.

Irene: jajaja, es cierto.

Solange: bueno ¿y a ti cómo te va?, llevamos una hora hablando sólo de mí. Dime ¿por fin te decidiste con Pasteur?.

Irene: no, que va, mira que he intentado más de una vez acercarme a él. Sé que le intereso pero no sé que me pasa que no siento nada.

Solange: Irene, desde que te viniste del pueblo y dejaste de vivir con tus padres hace ya 8 años porque viniste a buscar nuevos horizontes no te he visto salir con nadie, eso no es bueno, tienes que encontrar a alguien, no te puedes encerrar, vas de casa al trabajo y del trabajo a casa, cuando te presento a un amigo no le das la oportunidad, te alejas. Con la buena pareja que harías con Pasteur incluso había pensado que vendrías con él a la boda. (Irene dirigía su mirada de la prima al vaso que tenía entre las manos y, del vaso a la prima, se notaba que quería contarle algo pero no se atrevía). ¿Irá contigo?

Irene: no, no quiero darle falsas esperanzas.

Solange: ¿entonces con quién tienes pensado venir?

Irene: ni idea, iré sola como siempre...

Solange: ¿por qué no te das una oportunidad? Sal, haz amigos, aunque mi madre me ha dicho que va seguido a verte una chica, la que reparte las tarjetas para los ramos, me dijo que se llevan bien. (Irene soltó el vaso que tenía entre las manos y ahora tomó una servilleta de papel y se puso a jugar con ella, era una costumbre cuando se ponía nerviosa necesitaba tener algo entre las manos).

Irene: ¿bien? ¡ja! Tita tiene un buen sentido del humor, desde que la conozco no para de fastidiarme, siempre me pasa algo con ella...

Solange: eso es bueno, al menos te pasa algo...

Irene: ¿qué insinúas? (dijo toda colorada).

Solange: nada... ¿Por qué te pones así? ¿Quién es? ¿Por qué no te acompaña ella a la boda?

Irene: (Las mejillas de Irene se volvieron rojas, un nerviosismo se hizo dueño de todo su ser, había dejado la servilleta rota a un costado y ahora miraba al vaso que tenía de nuevo entre sus manos y no se atrevía a mirar a su prima) ¿¿¿Ella???, no es buena idea, me llevo a matar con ella, me fastidia, me incordia, me saca de quicio, tu boda sería una batalla campal.

Solange: ¿Por qué dices eso? Hacer amigos es una cosa normal e invitarlos para salir juntos algún lado también es normal. Bueno no me has dicho quien es...

Irene: ella... es... (la chica que me vuelve loca pensó) la chica que reparte las tarjetas, tú lo has dicho y vendrá en cualquier momento, porque le dije que me sacara unas fotos de unas rosas y me las trae aquí, le dije que estaría aquí, espero que no te moleste, más cuando se pone algo pesada con sus chistes tontos y encima soy tan idiota que caigo siempre en sus caprichos, en sus peleas, ya te dije siempre me está molestando...

Solange: jajaja, no será para tanto, ya ves la invitaste a esta reunión.

Irene: sí y ya me estoy arrepintiendo, ya lleva media hora de retraso, ¡le dije a las 5 de la tarde! (La cara de Irene tornó a enojo, pero a la vez se sonrojaba, de solo pensar en ella todo su temple se desarmaba).

Solange: ¡ehhh!, nunca te he visto así de enojada. No entiendo que te caiga tan mal y que después salgas con ella.

Irene: (Con la cara roja como un tomate) ¿salir?... (su pierna derecha empezó a temblar, estaba inquieta) no, solo es que sabía que iba a venir aquí contigo y me dijo que si podía venir a traerme las fotos porque andaba por la zona y... (no sabía como confesarle a su prima que estaba sintiendo "cosas" por esa amiga).

Solange: Irene, ¿qué te pasa? Te pusiste roja, y estás nerviosa.

En ese momento entró Frederic, saludando a Solange con un beso en los labios y a Irene con uno en la mejilla.

Frederic: hola cariño.

Irene: (Pensando) jooooooo, este ya podía haber llegado en otro momento, ahora que estaba a punto de decirle...

Solange: hola amor...

Frederic: hola Irene, ¿Cómo estas?

Irene: bien gracias, siéntate (quitó su mochila que estaba en la silla y la puso en otra).

Frederic: ¿de qué hablaban?

Solange: ohhh, no te lo vas a creer pero mi prima por fin hizo una amiga, y me estaba diciendo una cosa... termina la frase.

Irene: ¿ehhh?... no, no era nada...

Solange: bueno estábamos hablando de con quien va a venir Irene a la boda... le he dicho que vaya con la amiga que ha hecho, pero no quiere.

Frederic: ¿por qué?

Irene: es que... (no sabía como explicar sus sentimientos, ella estaba muy confundida y no quería meter a toda la familia en ello, sólo se le cruzó por un momento en confesarle a su prima pero ya no estaba tan segura).

Nathalie: hola ¿molesto? (Nathalie entró con la sonrisa en los labios que la caracterizaba, sabía que llegaba tarde pero es que con el ultimo encargo se retrasó y no pudo llegar antes).

Irene: molestar no... pero ¡podrías ser un poco más puntual!

Solange y Frederic se miraron extrañados, no era muy buena forma de presentar a una persona. Nathalie la miró con sorpresa, sintió vergüenza, venía con toda la ilusión del mundo y su templanza se hundió.

Nathalie: si quieres me voy...

Irene: ¡¡no!!, no te vayas (tuvo miedo de perderla, era un mar de dudas, quería tenerla cerca pero a la vez no podía estar con ella).

Para sacar la tensión del momento Solange se levantó y se presentó.

Solange: hola soy Solange y este es mi futuro esposo Frederic, tú debes ser... disculpa yo a ti te conozco, ¿nos vimos en mi negocio?

Nathalie: soy Nathalie, seguro que ni les dijo mi nombre. Y sí, nos vimos una vez en tu negocio, fui hacerme masajes porque tengo dolores de espalda producto del esfuerzo que hago en mi trabajo, tienes buena memoria...

Solange: sí claro (¡cómo olvidarme lo nerviosa que estaba mi prima!, exactamente como esta ahora, ella fue la mujer que masajeaste aquel día, pensó) Irene, quita tu mochila para que se pueda sentar.

Irene: ¡ella tiene dos manos y bien fuertes!

En ese mismo momento, Nathalie decidió contraatacar no se iba a rendir.

Nathalie: no importa Solange, es que todavía no me ha perdonado que me riera de ella cuando cayó al río, jajaja. ¿o es qué aún no te lo contó?

El rostro de Irene iba tornando de rojo a morado de ira, ¿cómo esa chica se atrevía a contar aquella situación?. Nathalie la miró de reojo y vio que la estaba fastidiando y muy bien, tanto como a ella le gustaba.

Nathalie: verán, fuimos por la ribera del Sena porque me iba a enseñar una flor muy rara para sacarle una foto y jajajaja, perdonen que me ría pero es que me acuerdo del momento y... (volvió a mirarla y su interior estaba cada vez más feliz, la estaba enojando de veras) y se aproximó mucho al borde para agarrarla y como llevaba unos zapatos con suela lisa se resbaló en el barro y cayó de culo... jajaja, se embarró hasta los ojos, (Irene no dejaba de mirar a Nathalie, su pierna se movía cada vez más rápida).

Solange: jajaja, ¿de verdad que le pasó eso?... jajaja mi prima como siempre no sabe como llamar la atención.

Irene: miren, ¡no estoy aquí para que se metan conmigo! ¿Es que no tienen otra conversación?

Solange: no, esto es muy interesante... sigue contando.

Nathalie: bueno cuando se quiso levantar posó sus manos sobre el suelo ensuciándose aún más sus manos... jaja (miró a Irene con ternura), y no tuvo otra ocurrencia que tocarse la cara para echarse el flequillo para atrás y el barro se apoderó de su rostro. (Ahora la miró intensamente, se quería perder en los ojos de Irene, estaba volviendo a recordar la escena y le encantaba). La verdad que su cara quedó hermosa... su cara de niña enfadada era un sol de primavera (dijo desde el alma).

Nathalie se sonreía y Solange se dio cuenta de lo que estaba pasando, esa chica amaba a su prima, su mirada tenía mucho amor, no dejaba de mirarla, echó un vistazo a su prima para ver su rostro y estaba mirando con intensidad a Nathalie. Era una mirada entre deseo y odio. No tuvo duda que allí había algo más por eso se ponía tan nerviosa Irene cuando le hablaba de ella.

Nathalie: tomé un pañuelo lo mojé y empecé a limpiarla... Jajaja, pero como no paraba de reírme me quitó el pañuelo de un tirón y se limpió sola.

A Irene le salió una sonrisa, pero cuando vio que Solange la estaba mirando se recompuso.

Irene: bueno dejemos ya esta conversación. Mejor pedimos algo.

Frederic: sí, Nathalie ven conmigo y así verás lo que hay por aquí.

Cuando Solange se quedó a solas con Irene aprovechó la ocasión.

Solange: ya veo que es lo que tienes con tu amiga.

Irene: ¿a qué te refieres?

Solange: el por qué te sonrojaste antes, el por qué te pusiste tan nerviosa, el por qué te fastidia y te enoja tanto.

Irene: ¿ves?, es insoportable.

Solange: no cariño, la necesitas...

Irene: ¿qué?

Solange: que necesitas a alguien...

Irene: lo sé, a veces pienso que me falta algo, llego a casa por las noches, me cambio de ropa, hago la cena, pongo la tele, ceno y me acuesto. Cuando estoy entre las sábanas mi desconsuelo es enorme, necesito un abrazo, necesito que alguien me escuche, necesito sentir que estoy viva.

Solange: y ella logró que la necesitaras porque la amas.

Irene: ¿la amo?

Solange: sí prima, la amas, se te nota nada más mirarte cuando estas con ella. Creo que es por eso por lo que nunca has sentido nada por Pasteur, tus preferencias son otras.

Irene: Solange, es verdad, no sabía como decírtelo, estoy muy confundida, es una mujer y nunca me he sentido atraída por una chica.

Solange: pero tampoco por un chico.

Irene: (Más colorada aún), tienes razón, pero ella es tan diferente a todos y todas, me desespero si no está a mi lado, y cuando lo está me fastidia. Cada vez que está conmigo siempre estamos discutiendo, pero sin ella me siento tan vacía a la vez, que no sé, estoy confundida...

Solange: jajaja, ¿y eso es nuevo?, primita mía, es que tienes un carácter que no cualquiera te aguanta... jajaja me parece que has encontrado la horma de tu zapato.

Irene: ¿pero sabes qué es lo peor de todo? que me gusta, no puedo dejar de pensar en ella, desde que la conocí no dejo de pensar, nunca necesité nada en mis 27 años, he sido feliz así, sola. Pero ahora cuando vuelvo a casa y termino de cenar y me acuesto, siento que necesito de alguien, siento que la necesito. Pero cuando estoy con ella a veces me enojo y nunca le doy la razón y siempre me peleo con ella, creo que en el fondo lo hago porque tengo miedo de esta relación, y quiero probarla y probarme hasta donde puede llegar el amor que siento, sé que dos mujeres juntas es complicado.

Solange: cariño, el amor tiene eso... es un sentimiento contradictorio. ¿Qué edad tiene ella?

Irene: 30...

Solange: buena edad... Pero dime, ella ¿te ama?, ¿te lo ha dicho?...

Irene no pudo contestar porque justo en ese momento Frederic y Nathalie regresaron, se tomaron las copas hablando de muchas cosas y como Solange quería que su prima fuera feliz decidió intervenir...

Solange: Nathalie quisiera que vinieras a mi boda, así podrás ser la acompañante de Irene, pues ella irá sola.

Irene: ¡¡¡nooo!!!

Nathalie: iré encantada. Además podría sacarte las fotos de la boda, soy buena fotógrafa, jeje...

Irene: ¡y modesta! Solange no te creas todo lo que dice...

Nathalie: mala...

Irene miró a muerte tanto a su prima como a Nathalie, ya iba a explotar.

Irene: bueno eso ya lo veremos, ya me tengo que ir, así que nos veremos mañana.

Nathalie: espera te llevo, tengo la camioneta afuera.

Irene: está bien, es tarde.

Se despidieron y al subir a la camioneta...

Irene: ¿cómo puedes tener una camioneta de un color tan feo? ¡celeste metalizado!

Nathalie: ¿qué pasa? ¿no te gustan mis ojos?

Irene: (Se puso colorada) ¿quién hablo de tus ojos?

Nathalie: bueno mis ojos son celestes, azul cielo... no creo que no los hayas visto.

Irene: ehhh... (tartamudeo nerviosa y luego le grito) ¡ya deja de molestarme! y dime ¿por qué has dicho que vas a ir a la boda?... yo no te he dado permiso para que me acompañaras.

Nathalie: pero tu prima sí, es su boda y además le sacaré muy lindas fotos... y no son metalizados...

Irene: ¿qué no son metalizados?

Nathalie: mis ojos... (le sonrío de oreja a oreja).

Irene: bueno dejémoslo de una vez, por cierto ¿revelaste la foto que te pedí?

Nathalie: sí, mira (le muestra una foto de la mejor rosa roja que podía existir, "desenfocada").

Irene: ¿me estás tomando el pelo? Esta foto esta desenfocadaaaaaaaaaaaaaaa, eres un desastre, sabías que era muy importante esta foto para mí, lo hiciste a propósito, no creo que seas tan idiota de sacar una foto así... ¡¿qué?!, ¿quéeeeee haces? Mmmmm...

Nathalie la tomó del cuello y le partió la boca de un beso, bien bruta, la saboreo a más no poder, Irene se quedó en silencio cuando Nathalie se separó y con una sonrisa de lado a lado le mostró la foto "enfocada" era la rosa más bella jamás fotografiada... se quedó sin habla... Nathalie puso en marcha la camioneta e Irene en silencio se quedó mirando la fotografía, luego el paisaje, luego el perfil perfecto de Nathalie, y así durante todo el viaje a su casa, no sabía que decir, ni como reaccionar, se había quedado sin palabras, la había besadoooooooo y en todo el viaje hacia su casa que estaba al lado de la floristería que compartía con su tía, no había podido reaccionar...


Nathalie: ¿saben? esa fue la primera vez que la besé... ¡por Dios!, ¡qué boca!, ¡cómo deseaba besarla! La dejé muda, no habló en el resto del viaje... luego bajó y se despidió tartamudeando y me fui siendo la mujer más feliz del mundo porque en ese beso sentí su alma entrar a la mía, sentí como nos fusionamos, me sentí tan de ella... no dormí en toda la noche, y supongo que ella tampoco, es más, luego lo corroboré, porque a las 3 de la mañana me sonó el móvil...


Recordando...

Irene: no puedo dormir por tu culpa...

Nathalie: ¿por mi culpa? ¿qué hice yo?

Irene: no te hagas la idiota...

Nathalie: supongo que hablas de...

Irene: sí, de eso...

Nathalie: ¿de la foto desenfocada? (le encantaba enfadarla).

Irene: argggg, ¡no sé como te soporto!, debería cortar la comunicación... te hablo de, ya sabes ¡maldición! ¿por qué me haces todo tan difícil? ¿hola? ¿estás ahí?, ¡no te atrevas a cortarme Nathalie Dupont!

Nathalie: no lo haré nunca mi Irene Bardot...

Irene: ¿mi Irene? (dijo temblorosa).

Nathalie: sí, mi Irene, mi amor, mi vida, eres toda mía...

Irene: estás muy segura de ti.

Nathalie: estoy muy segura de tu amor, porque en ese beso sentí tu alma...

Irene: y yo la tuya... Nathalie, no sé que hacer...

Nathalie: yo sí... te amo Irene con toda mi alma desde el día en que te vi sin los dos dientes...

Irene: yo también te amo desde que te vi toda mojada como un pajarito... necesito...

Nathalie: necesito, lo dijimos al mismo tiempo jajaja, dime tú primero...

Irene: no, dime tú...

Nathalie: necesito verte ahora... me muero por verte, quiero tenerte entre mis brazos...

Irene: y yo estar en los tuyos, pero ahora es muy tarde y mi tía está durmiendo, no quiero despertarla haciendo ruido con la puerta...

Nathalie: tienes razón... nos vemos mañana, paso por la floristería para ver a la rosa más bella...

Irene: eres tan dulce cuando quieres...

Nathalie: por ti siempre...

Irene: quería decirte que tus ojos no son metalizados, tienen mucho sentimiento...

Nathalie: gracias nena, sabía que te gustaban mis ojos...

Irene: ¿siempre eres tan modesta?

Nathalie: a veces, jajaja... ¿te digo un secreto? Me gustan más los tuyos, cuando te miro y te pones colorada resaltan aún más el verde esmeralda que posees...

Irene: ¡qué lindo!...

Nathalie: bueno vamos a dormir que ya es tarde, cuelga tú primero.

Irene: no, hazlo tú...

Nathalie: yo soy mayor deberías respetar mis órdenes...

Irene: no empieces.

Nathalie: está bien, cuelgo yo... adieu mon amour...

Irene: adieu, ma vie...

Ambas suspiraron y cortaron la comunicación, después de eso ambas cerraron sus ojos y en sus sueños apareció la otra susurrando palabras de amor...


Tita: ¡ayyyyy!, ¡qué romántico!

Nathalie: sí, al otro día nos vimos en la floristería y luego fuimos a pasear por el Sena, en un bote que alquilamos para estar solas, aquel día fue maravilloso, las dos remando lentamente, me sentía como en un cuento de hadas, aunque terminamos mojadas de nuevo jajajaja...

Solange: cuéntanos...

Nathalie: ya estábamos en el bote y...


Recordando...

Irene: que lindo que es todo esto cuando estás enamorada... siempre pasaba por acá y no entendía a las parejas que paseaban hasta ahora que estoy aquí contigo, te quiero y me siento la mujer más feliz del mundo...

Nathalie: también yo... perdona, ¿puedes acomodarte un poquito mejor?, se me está durmiendo el brazo (habían dejado de remar e Irene estaba apoyada en el hombro de Nathalie).

Irene: sí amor... (se levantó con tanta mala suerte que perdió el equilibrio, y el bote se movió demasiado y cayó al agua).

Nathalie: Ireneeeeeeeee (salió del agua y puso sus manos sobre el borde del bote, Nathalie la tomó y la subió, estaba toda mojada y la cara no era de buenos amigos).

Irene: ¡maldición! ¡podrías haberme agarrado!

Nathalie: jajaja, lo siento...

Irene: no te rías, ¡mala! (le pegó en el brazo).

Nathalie: perdona, es que no puedo dejar de reírme...

Irene: ¡ah!, ¿no puedes dejar de reírte de mí?

Nathalie: sí, jajajajaja. Debes ser la única persona en el mundo que se cae en el Sena estando en un bote tranquilo, jajajaja.

Irene: (Tomó fuerzas y la empujó, Nathalie cayó al agua) pues ahora no soy la única, jajaja...

Su risa duro poco porque Nathalie no salía a la superficie, así que se arrojó de nuevo al río y al sumergirse vio a Nathalie que estaba debajo del agua ahogándose, la sacó a la superficie y comenzó a llevarla hacia la orilla, allí mucha gente ya se estaba acercando para ver a la "víctima", Irene se asustó mucho, Nathalie no respondía, al menos no a sus palabras, por eso en cuanto la puso sobre la orilla le dio respiración boca a boca, y golpeo fuertemente su pecho, Nathalie estaba fingiendo e Irene se dio cuenta, y le pegó más fuerte en el pecho y Nathalie gritó...

Nathalie: ¡auuu!, tienes mucha fuerza...

Irene: ¡estabas fingiendo!, voy a matarte, debería haber dejado que te ahogaras... (se levantó enfadada del lado de Nathalie).

Nathalie: sé nadar muy bien nena...

Irene: arrgggg, ¡siempre eres tan modesta!

Nathalie: tengo muchas habilidades...

Irene: vete al diablo...

Nathalie: aunque tú también tienes muchas... me salvaste, me besaste mmmm...

Irene: te di respiración boca a boca nada más, no inventes...

Nathalie: bueno, para mí fue un beso muy dulce, como quien quiere despertar a su príncipe azul, en este caso, princesa jajaja...

Irene: eres de lo que no hay... ¿te lo han dicho alguna vez?

Nathalie: me lo dices tú, y eso es suficiente... anda perdóname, sólo quise saber si te importaba.

Irene: claro que me importas, eres una tonta, me asustaste, te dije que te amo y es verdad... eres una niña grande...

Nathalie: yo también te amo... aunque la que me arrojó al agua fuiste tú, así que tú también eres una niña grande...

Irene: somos las dos niñas grandes más tontas del mundo...

Nathalie: pero enamoradas... sabes que soy tímida en público pues si no hubiera tanta gente te robaría un beso...

Irene: al verte así mojada quiero más que un beso... tienes la camisa pegada tan al cuerpo que me estás excitando a morir, por Dios Nathalie cúbrete, me estás enloqueciendo... nunca en mi vida dije estas cosas... ¿qué me está pasando?

Nathalie: el amor nena, dime ¿que ves?...

Irene: un cuerpo perfecto con esas nalgas tan jugosas que al estar mojada se te transparenta todo el cuerpo, veo tus pezones erectos... y me muero de deseo...

Nathalie: quieren salir a flote de mi cuerpo para perderse en tu boca...

Irene: mmm... no me digas eso aquí, tú dijiste que hay mucha gente, y esto es injusto, ¿por qué debemos escondernos del mundo si sólo queremos demostrar el amor que sentimos la una por la otra?...

Nathalie: por ahora es así mi vida, sé que no somos delincuentes para ocultarnos, pero llegará el día en que todos seremos iguales ante los ojos de los demás, porque lo que debería permanecer en la humanidad es el amor en toda su dimensión...

Irene: eres tan bella e inteligente, me muero por amarte... ¡por Dios! No puedo creer que estoy diciendo esto, me enciendes como nunca lo hizo nadie, me hipnotizas con tu belleza, con tu aroma a mujer, mis nervios me están matando por dentro...

Nathalie: pues ven, dame tu mano y vamos a mi piso para calmar esos nervios...

Irene: será mi primera vez...

Nathalie: pero no la última...

Irene: ¿no te ríes de mí por ser virgen a los 27?

Nathalie: no mi amor, no es pecado ser virgen ni a tu edad ni a la de cualquiera, porque es la pureza del cuerpo y del alma la que se entrega por amor, y si te enamoraste de mí a esta edad, eso demuestra que haces todo por verdadero amor, que no te dejaste tentar por el sexo casual, que me esperaste porque eres más pura que yo, porque tu alma es tan blanca que me iluminará siempre por el camino del bien... será el momento más hermoso de nuestras vidas compartir nuestros cuerpos y nuestras almas al mismo tiempo, al hacer el amor me entregaré en cuerpo y alma a la persona más maravillosa del mundo...

Irene: gracias, siempre encuentras una salida para hacerme sentir bien, te amo, y quiero darte todo de mí, mi cuerpo, mi primera vez, mi alma... y aunque estoy celosa porque no me esperaste sé que es bueno que una de las dos tenga experiencia... ¿sabes?, me gusta aprender a vivir la vida contigo...

Nathalie: y a mí enseñarte... y también aprender a vivir la vida contigo, te amo Irene.


Solange: ¿entonces esa fue la primera vez que estuvieron juntas e hicieron el amor?

Nathalie: sí, y no pienso contarles lo que ocurrió por razones obvias jeje, así que mejor me voy al piso, quiero ducharme y descansar, si la ven mañana no le digan que ya salí, pero denle esta última carta, pues si no se la dan sospechará que ya he salido o lo que es peor que me olvidé de ella...

Tita: eso nunca lo hará...

Nathalie: lo sé... pero bueno como les dije, quiero esperar hasta el domingo que es nuestro aniversario, descansaré estos días en nuestro piso...

Tita: sí, será lo mejor. Está todo ordenado como ella lo dejó.

Nathalie: gracias por todo Tita. Paso a saludarte el domingo antes de ir a verla...

Tita: sí mujer, vete a descansar, hasta el domingo...

Nathalie: hasta pronto Solange, fue un placer verte...

Solange: también lo fue para mí... cuídate mucho.

Nathalie: también tú. Adieu.

Tita: adieu...

Y así Nathalie llegó al piso que había compartido con Irene, estaba todo igual, muy bien cuidado, sintió su aroma, recorrió cada rincón, estaba emocionada de haber vuelto al hogar, las lágrimas comenzaron a salir, se abrazó a sí misma y luego se recostó en su sillón favorito y allí se quedó pensando en la primera vez que hizo el amor con Irene, al hablar con Tita y Solange los recuerdos venían en caravana a su mente, una sonrisa pícara iluminó su rostro al pensarla, al descubrir otra vez lo que hacía el poder del amor que tenía Irene sobre ella... y recordó cuando...


Recordando...

Llegaron a la puerta del piso aún algo mojadas, y Nathalie metió la llave mientras Irene no dejaba de mirarla, habían subido unidas de la mano y cuando la soltó para abrir, se sintió confusa, como indefensa, la necesitaba tanto que el solo hecho de soltarla la mataba. En esos momentos su mente no dejaba de dar vueltas.

Irene: mi amor, estoy muy nerviosa...

Nathalie: shhhh, relájate... me gustas tanto...

Irene: tú también, tus piernas rellenitas me enloquecen...

Nathalie: así tienes más para apretar jaja... eres tan bella.

Irene: tú lo eres más, tan suave... (acarició su rostro).

Nathalie: ven, voy a llevarte al paraíso... tu cara de niña se transformará en mujer, en mi mujer... te amo Irene, y quiero estar en ti para siempre.

Irene: y lo estarás mi amor... (dijo esto con el corazón pero luego se puso a pensar en lo que estaba a punto de hacer, una vez que pasara el umbral de esa puerta no habría marcha atrás. Sentía como su estómago se estaba revelando, su nerviosismo iba en aumento, pues solo veía a Nathalie y pensaba... "es tan bella con ese cabello negro como el carbón, esa espalda tan firme me la recorrería de arriba a abajo y ese trasero, mmm... ¡VAYA TRASERO!, me llevaría toda mi vida contemplándola", su vista estaba detenida justo ahí cuando Nathalie se volvió).

Nathalie: ven cariño, haré que esta noche no la olvides nunca... ¡¡¡Eyyy!!! ¿Qué estas mirando?

Irene: ¿¿¿ehhh??? (salió de su ensueño) puesssss, estaba mirando como esos pantalones pudieron entrar ahí... jajaja (le sacó la lengua).

Nathalie: mmm... empezamos mal mi niña... (Nathalie entró e Irene la siguió, era la primera vez que entraba allí y lo observó todo con curiosidad, las paredes estaban llenas de fotos enmarcadas, la mayoría eran fotos tomadas por Nathalie y otras eran fotos de actrices que ella admiraba). Mi amor ven aquí conmigo, ya tendrás tiempo de admirar mi obra.

Irene: ¿tu obra? ¡¡¡Qué modesta eres mi vida!!! Por eso te quiero tanto... (y besó con ternura los labios de su amada. Nathalie con una sonrisa en la cara tomó de las dos manos a Irene, y la iba llevando andando de espaldas para no perderla de vista. Cuando llegaron al dormitorio Irene se puso aún más nerviosa, las luces de las mesitas de noche estaban encendidas y su vista fue a parar a una foto que estaba sobre la mesa). ¿Cuándo me hiciste esa foto?

Nathalie: el día que mi corazón volvió a latir (besó con pasión a Irene, su mano empezó a recorrer la espalda por debajo de la camisa e Irene cerró los ojos y gimió, cuando la mano ágil de Nathalie empezó a tocar sus pechos, el pánico apareció en su cuerpo).

Irene: espera, quisiera ir al baño.

Nathalie: ¿qué te pasa?

Irene: nada, ¿dónde está?

Nathalie: ven que te llevo...

Irene: (una vez allí, se puso a pensar sentada sobre el inodoro) No puedo hacerlo, esto es una locura, yo no sé hacerlo, se reirá de mí.

Nathalie: ¿estás bien?

Irene: sí, ya salgo (respiró hondo, se serenó un poco y salió).

Nathalie: no te preocupes mi amor, todo saldrá bien, eres la persona que más quiero en el mundo. Ven aquí...

La tomó de la mano, la acercó a su cuerpo y le fue quitando la ropa lentamente, quería disfrutar la cara de Irene, de sus gestos tímidos pese a las cosas que le había dicho en el Sena, ahora estaba conciente de que estaba sintiendo el amor, se haría mujer en los brazos de Nathalie la mujer que ella eligió para vivir el resto de sus vidas juntas, se amaban y esa noche se lo comenzaban a demostrar físicamente. Mientras Nathalie le quitaba la camisa no dejaba de besarla en la boca, en el cuello, en la oreja. Una vez desabrochados todos los botones con mucha delicadeza le quitó la camisa. Irene se quedó inmóvil, estaba frente a la mujer que amaba semidesnuda.

Nathalie: ni la escultura más hermosa del planeta puede compararse con tu belleza.

Las caricias y los tiernos besos de los suaves labios de Nathalie la estaban enloqueciendo de placer, sentir ese cosquilleo en su interior era tan nuevo y tan mágico para ella, temblaba y suspiraba cuando sentía las caricias y los susurros de Nathalie sobre su cuello, sentir la respiración pausada de Nathalie la hacía sentirse protegida y querida. Ya había quedado desnuda ante los ojos azules, fue una obra de arte en la forma en que Nathalie le quitó la ropa, lento, despacio, suavemente, haciéndola desear con cada caricia, la dejó en ropa interior.

Se abrazaron muy fuerte, y luego Nathalie la tomo entre sus brazos y la subió a su cintura, quedó con las piernas cruzadas detrás de la cintura de Nathalie, quedaron frente a frente, azul y verde se fundían en una sola mirada, se besaron, saborearon sus bocas, las lenguas transformadas en látigos de placer dentro de cada boca exploraban cada rincón de la misma, descubriendo así la verdadera sensación de dar y sentir un beso desde el alma, se quedaron sin aire, respiraron, se miraron a los ojos, sonrieron y apoyaron la frente en la de la otra, luego Nathalie sacó su lengua y saboreo los labios ardientes de Irene que enseguida abrió su boca para atrapar a esa lengua de fuego, succionó fuerte, se besaron, sus pechos estaban muy juntos, apretados, la presión que ejercía en el abrazo Nathalie era fuerte, y con ese beso ardiente supieron que sus cuerpos necesitaban más "piel", querían más caricias.

Así que Nathalie hábilmente bajó un bretelle del sostén y luego el otro, por último desabrochó el sostén dejando a su merced los pechos más hermosos y rosados del mundo, de "su" mundo, y con los pezones ya duros para ser mordidos con pasión, mientras la sostenía con su mano derecha con la izquierda masajeo el primer seno y luego el otro, no paraban de besarse, e Irene comenzó a tirarle del pelo hacia atrás y le daba vueltas de aquí para allá mientras sentía como la boca de Nathalie ahora se perdía en sus pezones, Nathalie quería ejercer más presión así que camino unos pasos con Irene aún en su cintura y llegó hasta la pared y allí la apoyó, y apretándola contra la pared la hizo gozar con su lengua, con sus caricias hasta el primer gran suspiro, y luego el grito de ansiedad que dejaba "volar" el interior de Irene. En ese grito Nathalie supo que ambas necesitaban más, así que la llevó entre sus brazos a la cama que sería testigo de la maravillosa primera vez en los brazos de su amada.

La puso con cuidado sobre la cama e Irene estaba muy ansiosa, ambas se sonrieron, Nathalie puso su cuerpo sobre su pequeña, quería sentirla cerca, sus manos no dejaban de acariciar ese cuerpo, besaba cada poro de su piel, la adoraba, la absorbía. Irene tenía los ojos cerrados sintiendo cada caricia por donde Nathalie la recorría con su boca, allí le dejaba una sensación de escalofríos que en la vida había sentido y fue hermoso cuando Nathalie le besó los ojos.

Nathalie: mi amor abre los ojos, quiero contemplarme en ellos. Quiero que me veas...

Y así lo hizo, Irene abrió los ojos después de una sonrisa nerviosa, Nathalie empezó a bajar por el sendero que la llevaba al centro del placer, Irene ya no podía con los nervios, miró hacia abajo para ver la reacción de Nathalie, le daba vergüenza su desnudez. Nathalie subió otra vez y con un mordisco atrapó las "braguitas" y con la mordida se la quitó de una sola vez, estaba ansiosa, las manos de Irene tenían atrapada su cabeza y con energía Irene la atrajo hasta su rostro, quería besarla, estaba sintiendo un cosquilleo en su centro, necesitaba ver a su amada. Se miraron con ternura.

Nathalie: ¿estás bien?

Irene: sí, sólo sé que te necesito.

Nathalie la volvió a besar y se apoyó en sus rodillas, estaba a horcajadas encima de Irene y la contempló con sus ojos llenos de pasión. Nathalie comenzó a quitarse la ropa despacio delante de los ojos de Irene, se fue desnudando de a poco, el fuego del ambiente quemaba las paredes, se quedó en ropa interior hasta que Irene la paró tomándole las manos, y le dijo que ella quería quitarle el resto...

Irene: quiero hacerlo yo.

A Nathalie le asomó por sus labios una media sonrisa, y acepto con gusto, aproximó su cuerpo aún más al de Irene para que la rodeara con más facilidad. Irene con sus nervios no atinaba a quitarle los enganches del sostén, se estaba desesperando.

Irene: jooooo, (se enfadó y llevó sus brazos hacia su cara, renunció a seguir).

Nathalie: tranquila mi amor, relájate... di, ommmmmmmmm, verás que pronto aprendes.

Irene: no quiero que te rías de mí... mala.

Nathalie: no lo hago mi amor, te amo... (la acarició suavemente con su mano, amaba tanto a esa mujer. Volvió a tomarla de las manos y la ayudó para que le quitara el sostén). ¿Ves que fácil es?

Le sonrió y sintió como las manos temblorosas de Irene se acercaban a su cuerpo, a su piel, el primer contacto fue mágico, suspiro al sentir las manos tibias de Irene, y un cosquilleo interno se apresuro a subir por su centro, Irene dejó al desnudo los pechos de Nathalie, miró los ojos azules que la intimidaban siempre pero se dio cuenta que esa noche Nathalie era toda de ella, esos ojos ya eran de ella, le sonrió pícaramente y acercó sus suaves labios y beso tiernamente cada uno de los senos de Nathalie que estaban al alcance de su boca, Nathalie levantó su cabeza y suspiró al sentir la boca jugosa de su amada, Irene no se quedaría quieta con sus manos, pues mientras besaba los pezones duros de Nathalie iba deslizándole la ropa interior, sus manos acariciaban las nalgas de Nathalie, dejó la ropa interior a medio camino para rozar con su suave mano los vellos oscuros de la mujer que amaba tanto. Nathalie dio un grito gutural al sentir como deslizaba su mano entre sus vellos, y por sus labios internos. Luego Irene ahora encima de Nathalie fue bajando hasta los pies la ropa interior con suaves caricias y allí había quedado ante sus ojos verdes la mujer más hermosa que había visto en su vida, pese a sus nervios de la primera vez lo estaba haciendo muy bien. Nathalie estaba perdida en sus caricias, en sus besos, en sus toques mágicos, abrió los ojos y se perdieron cada una al mirarse intensamente. Entonces Nathalie tomó el control poniéndola boca arriba de nuevo y se puso encima de Irene y comenzó a besarla despacio, luego bailó sobre ese cuerpo tan bello, las manos se movían sin control, los mordiscones pequeños a los pechos ya necesitaban mucho más, allí donde comenzaba el monte venus, los vellos de ambas mezclados, el rubio y el negro en una fricción sin control se unían entre gemidos, subía y bajaba sobre el cuerpo de Irene llegando así a su primer sentimiento de orgasmo, suspiros y gemidos invadían la habitación y el contacto de las manos con el cuerpo de la otra era extraordinario, sabían ambas que allí no terminaban, Nathalie no dejaba de besarla, intentaba que Irene no pensara, que se le olvidara todo nerviosismo, y lo estaba consiguiendo, siguió así con el ritmo un buen rato, Irene ya estaba excitada, como era la primera vez que sentía todo aquello no podía controlar sus emociones, Nathalie se dio cuenta, por eso con su mano llegó hasta el centro de su amada, notó que ya estaba húmeda, y después de masajear con caricias la zona entró con mucha delicadeza en el túnel del amor. A Irene se le escapó un gemido que Nathalie calló con un beso. Irene abrazó con fuerzas a Nathalie y casi llegó a clavarle las uñas en su espalda, su respiración iba entrecortándose al ritmo que Nathalie entraba y salía de ella con dos dedos tensos y duros para romper la virginidad de su amada, Irene se sacudió al sentir la fuerte penetración y un gemido intenso por el dolor del momento la hizo saber que ya era mujer, la mujer de Nathalie, quien le besaba con pasión los pezones, los mordía, Irene bajó sus manos y le agarró el trasero, sintió hundirse sus manos en esos muslos fuertes con una piel muy suave, con esa sensación Irene se excitó más, tenía entre sus manos todo lo que su ser necesitaba, y ese cuerpo tan suave la estaba volviendo loca, ya casi no sentía nervios, sentía deseos, deseos que fueron cumplidos por su amante. Nathalie aprovechó la distracción y metió otro dedo, los estaba moviendo con más fuerzas, Irene ya estaba al límite, y cuando los espasmos iban a aparecer, Nathalie beso los labios de Irene y se quedó mirándola, Irene sintió el orgasmo en ese momento, ambas habían llegado al momento supremo del amor, la respiración de Irene se iba recuperando, sus fuerzas se habían acabado, sintió su cuerpo en el aire, pero muy protegida porque sabía que su amada no la abandonaría, Nathalie salió de ella y así, ambas quietas y suspirando, se quedaron contemplándose, mientras las caricias con ternura invadían ambos cuerpos.

Nathalie: ¿qué sientes?

Irene: frío, abrázame... no me sueltes, te necesito tanto.

Nathalie: (Se tumbó boca arriba y puso el cuerpo de Irene sobre el suyo, abrazándola con la mayor fuerza que podía y en un susurro en la oreja, se le escapó un...) te quiero...

Irene: yo también te quiero, te amo tanto... me has hecho sentir la mujer más feliz del mundo, eres todo para mí...

Nathalie: y tú para mí...

Irene: quiero amarte, quiero darte lo que me has dado.

Nathalie: no cariño, ya habrá tiempo, ahora descansa, ya me has dado bastante.

Nathalie prefería calmar ese cuerpo, sabía que la primera vez que se hace el amor es muy difícil, ella ya lo había pasado y le gustaba la posición que había tomado, tener el cuerpo de su pequeña en su pecho también la tranquilizaba. Con una mano tomó el mando del equipo de música y puso una cadena en la que siempre se escuchaban baladas románticas. La música empezó a sonar e Irene se relajó tanto que su respiración dio a entender a Nathalie que se había quedado dormida. En ese momento comenzó una canción de Cristian Castro, VOLVER A AMAR, Nathalie la conocía, pero hasta ahora no comprendía lo que las palabras de la canción decían. Empezó a cantarla al unísono con la radio acariciando el pelo de Irene, se la estaba cantando a ella, pues todo el sentido que daba la letra era por ella. Había aprendido a volver a amar junto a Irene, "porque nació de nuevo en ella y por ella, en su mirar descubrió el amor para llenar las sombras de su soledad, sabía que solo viviría a partir de ese momento con el dulce amor que Irene le daba y le daría por siempre". Nathalie pensó que no la estaba oyendo pero una vez acabada la canción, Irene levantó su rostro llenos de lágrimas y la besó con pasión.

Irene: es hermosa esa canción, y me alegro que no te encerraras en tu dolor, que salieras a buscar de nuevo al amor, que me encontraras en tu camino para volver a amar...

Nathalie: nací el día en que te conocí... ya no tenía esperanzas de nada, el fracaso había sido mi compañero junto a la soledad...

Irene: te quiero tanto... y quiero amarte, quiero darte el placer que me diste...

Nathalie: te amo mi vida, pero sé que estás cansada...

Irene: ya no, me he calmado entre tus brazos y quiero amarte... sé que no soy buena en esto, es mi primera vez, pero te amo y con todo el amor que siento por ti, siento que me explota el alma, el corazón, el cuerpo, quiero hacerte gozar como lo haz hecho conmigo...

Nathalie: hazlo mi amor, te necesito...

Irene: es hermoso que me necesites...

Nathalie: siempre lo haré, eres mi vida... ámame, soy y seré tuya por siempre...

Nathalie había quedado al borde del abismo al amarla e Irene temerosa no sabía que hacer, pero aprendería, esa noche era de ellas, esa noche, la primera en que había sentido el amor la amaría con pasión, sería inolvidable, hacerse mujer en sus brazos lo fue, ahora quería darle el mismo placer, comenzó a besarla y acariciar los pechos de Nathalie quien la guió a su túnel del amor donde necesitaba una urgente atención, Irene se puso nerviosa, sus pelos se pusieron de punta y Nathalie al darse cuenta se los bajó con sus caricias, le susurró al oído que se calmara e Irene aprendió el juego rápidamente y la hizo desear más de la cuenta, le gustó ser juguetona y descubrió que así tenía a Nathalie en su puño, descubrió que así era una mujer a su merced, descubrió lo que era amar con locura... le dio todo lo que Nathalie pedía, caricias, besos, ternura, pasión, penetraciones suaves para hacerla gozar de placer, orgasmos, espasmos, abrazos tiernos donde calmar sus ansias, había sido una noche perfecta, había amado y había sido amada, había descubierto el amor...


Nathalie se despertó agitada, había estado recordando la primera vez con Irene y luego se quedó dormida, necesitaba una ducha urgente, sintió como que había revivido toda esa maravillosa noche, pero en la ducha también habían tenido mucha acción a través de los años, recordó uno de los últimos encuentros, había sido terriblemente erótico...

Se metió en la ducha del baño azul y cortina blanca, su cuerpo se estremeció al recordar aquel día cuando se estaba duchando e Irene entró al baño tan despacio que no la había escuchado, luego se dio vuelta cuando sintió abrir la cortina y vio la cara de pícara de su amada, allí la observó como se desvestía lentamente, el agua caliente que recorría su cuerpo no era nada comparado con la "calentura" que salía desde adentro. Irene se metió debajo de la ducha y comenzó a tocarla, a sentirla, sus manos estaban sobre su cintura marcada y pese al calor del agua ahora temblaba y se apoyó con sus manos en la pared con su cabello delante cubriéndole los pechos, dándole así la espalda descubierta a Irene, quien comenzó a darle masajes haciéndola gemir, luego movió su cuello de un lado a otro pidiéndole más y más, suspiró de nuevo al sentir como subían y bajaban las manos de Irene, quien luego tomó la esponja y el jabón para pasarlos suavemente sobre la piel de su amada mientras le daba besitos tiernos en el cuello que hacían suspirar aun más a Nathalie. Ambas ya no podían más e Irene dejó caer la esponja y el jabón para abrazar a su amada, se apoyó fuerte en la espalda mojada de Nathalie y de sus cuerpos fluían los gemidos al sentir el contacto de sus pieles, las manos de Irene comenzaron a apretar los senos de Nathalie mientras con su centro de vellos dorados frotaba salvajemente el trasero de Nathalie quien gimió fuerte, por eso Irene fue por su boca, la dio vuelta de golpe tomándola del cuello y Nathalie accedió gustosa. Al darse vuelta las dos se miraron con intensidad, se abrazaron y se besaron con la lluvia de la ducha cayendo sobre sus cuerpos.

Las lenguas entraban y salían sin control y las manos divagan por la humedad de los cuerpos, subían y bajaban, se apretaban cada una el trasero, les gustaba, disfrutaban la piel, el amor, el momento.

Nathalie comenzó a llevar el control, así que movió a Irene hacia la pared y ésta tocó el grifo con su espalda, al sentirlo se abrazó más fuerte a Nathalie para no chocar con el grifo, Nathalie siguió jugando con su mano, tocó el ombligo de Irene y se puso a jugar en él, luego sus dedos ya tensos buscaron el consuelo en la suavidad interna de su amada, separó un poco las piernas de Irene que estaba ardiendo de placer esperando a su amada, y allí con suavidad y magia la penetró deliciosamente una y otra vez, haciéndola ver las estrellas, dos dedos fuertes, y un tercero la hicieron estremecer y gritó debajo de la ducha palabras de amor, sintió como llegaba al final pues ya no podía más, las acometidas eran intensas y los espasmos no se hicieron esperar, el orgasmo había llegado, rendida cayó en los brazos de Nathalie, ambas agitadas se abrazaron y susurraron palabras de amor, el momento culminante había llegado, fue espectacular... se abrazaron estando aun debajo del agua para calmar sus cuerpos. Pero Irene no iba a dejar esto así, había entrado a la ducha para amarla, para hacerla gozar a Nathalie y al final Nathalie había acabado con ella, así que cuando se calmaron sus cuerpos comenzó el juego de Irene, levantó la cabeza de Nathalie con sus manos hasta su rostro y la beso con una delicadeza inigualable mientras le susurraba "vas a ver a los ángeles que tanto anhelas". Las manos de Irene comenzaron a recorrer la espalda de Nathalie y con la punta de los dedos la tocó suavemente mientras que con su boca no dejaba de besarla, Nathalie con su lengua intentaba ganarle pero no podía, esa noche Irene estaba encendida de pasión, así que la empujó hasta la pared y allí la acorraló, le agarró las manos poniéndolas detrás de su espalda con una sola mano, pues la otra la tenía bien ocupadita en el cuello de su amada, el agua seguía cayendo y el rostro de Nathalie se veía tan bello que las ganas de Irene aumentaron, el deseo se apoderó de su cuerpo, por eso con sus pechos comenzó a recorrer la piel de Nathalie frotándolos sin cesar, los gemidos no se hicieron esperar, Nathalie intentaba agarrarse de esos pechos con ambas manos y masajearlos pero Irene no la dejaba mientras la miraba con picardía y con una sonrisa que iluminaba a ambas bajo la ducha porque esta vez era su turno de hacer gozar a Nathalie. Su mano empezó a recorrer el ombligo hasta llegar al pubis, un pubis que estaba muy excitado, ardiendo de deseo, su amada estaba punto, así que con su boca siguió a sus manos y comenzó a "chupar" con placer los flujos de su amada, mientras Nathalie gemía sin control, más aún cuando sintió que Irene la mordió, así que se empinó del dolor, pero lo estaba disfrutando. Irene en su boca comienza a sentir que esto ya está mejor e intenta meter uno de sus dedos y Nathalie no la deja, así que con fuerza le separa las piernas e introduce un dedo con movimientos lentos, una penetración muy suave, para hacerla desear mucho más, y aún estando dentro de Nathalie, se alza para besarla porque ambas se necesitan, y en ese beso se entregan la vida. Nathalie le susurra porque ya no tenía aliento "NO PARES", así que Irene mete otro dedo y esta vez con más fuerza, entra y sale varias veces, haciéndola temblar, jadear, sucumbir, sigue con movimientos cada vez más rápidos y ambas disfrutan del placer. Nathalie cerró los ojos en la siguiente profunda penetración e Irene sintió que el cuerpo de su amada estaba para el desmayo así que comenzó a calmar sus movimientos y sin salir se besaron de nuevo con pasión. Nathalie ya estaba al límite e Irene le quitó sus dedos y los saboreó debajo de la ducha, y le dio un golpecito en las nalgas. Luego le sonrió y se echó la toalla por el cuerpo... y le dijo "esta vez sí que te maté"... Nathalie aún estaba aturdida, pero se dejó llevar por la sonrisa pícara de su amada, pero con el agua de la ducha logró recomponerse así que eso no iba a quedar así, aún estaba muy excitada por la forma en que la dejó Irene, y con una sonrisa en sus labios la siguió y tiró de la toalla que envolvía ese cuerpo tan bello dejándola desnuda en medio del baño, Irene se dio vuelta y se arrojó a los brazos de su amante, ambas se abrazaron muy fuerte, se besaron con pasión, Nathalie la alzó entre sus brazos fuertes y la llevo así, toda mojadita a la cama y allí siguieron amándose. Como estaban aún mojadas se movían sobre sus cuerpos mucho más, las sábanas de raso las hacían resbalar y las caricias y besos no se hicieron esperar, fue una noche de amor intenso hasta que llegó el amanecer, hasta que las velas que había encendido Irene antes de entrar a la ducha dejaron de arder...

Nathalie esa noche durmió con una sonrisa en la boca... recordar esos momentos era algo celestial...


Si quieres seguir sintiendo lo que es el amor espéranos porque volveremos para iluminar tus ojos y llenarlos de sentimientos...

Al día siguiente se despertó aún con aquella sonrisa en la boca, recordar aquel día tan ardiente la excitaba, así que decidió dar una vuelta por el barrio, no había cambiado mucho, quería almorzar muy bien, hacía tiempo, exactamente 5 años que no comía bien, tenía antojo de huevos fritos y recordó que por fin había aprendido hacerlos después de aquel día en que Irene se había enojado mucho al querer enseñarle... después entendió por qué Irene estaba tan sensible, pero antes de eso no sabía nada...

Llegó a su casa con todos los ingredientes para hacerse unos huevos fritos tal como Irene le había enseñado, mientras estaba en la cocina recordaba aquel día...


Irene llegó pronto al piso que compartían, estaba feliz pues tenía pensado hacerle una cena especial a Nathalie, casi siempre pedían la comida por teléfono y se la llevaban a casa, Nathalie no sabía cocinar, nunca puso interés por aprender y de esa forma aprovechaba más el tiempo.

Irene se puso un delantal, y buscó por los muebles los utensilios necesarios para preparar toda la comida que trajo. Cuando ya estaba casi todo listo Nathalie entró en la casa en silencio, nada más entrar percibió un aroma delicioso.

Nathalie: mmmm, por los dioses esto es la gloria (pensó).

Se aproximó muy despacio a la cocina, soltando en el hall la chaqueta y el bolso. Al llegar a la puerta de la cocina sus ojos azules brillaron como las estrellas en la noche, no se podía creer lo que veía, Irene estaba de espaldas cantando mientras cocinaba, había cacerolas, ollas y sartenes por todos lados.

Nathalie: ¿todo eso tenía yo? (pensó).

Pero su mirada, después de observarlo todo se dirigió al cuerpo de su pequeña, ma petite, como le gustaba decirle, la recorrió de arriba abajo, no dejaba de pensar la suerte que había tenido en encontrarla, en ese momento deseó abrazarla, besarla, hacerle el amor, avanzó con mucho cuidado y al llegar a su altura la rodeó con ternura y la besó en el cuello, esto asustó a Irene pero solo pudo decir.

Irene: mmm...

Cerró los ojos y se dio la vuelta para besar a su amor. Nathalie atrapó el trasero de Irene, pero como Irene tenía las manos llenas de harina solo pudo subirlas por encima de los hombros de Nathalie y cruzarlos detrás de su nuca. Fue un beso deseado y con una pasión que separarse era un abismo. Irene apoyó su frente en la de Nathalie y le susurró.

Irene: te quiero Nathalie.

Nathalie: idem, mi amor (una sonrisa pícara iluminó su rostro).

Echó para atrás su cabeza para perderse en el verde esmeralda de su amada, y una carcajada sonora salió de su boca.

Irene: ¿y ahora qué pasa? ¿por qué te ríes? ¿es que siempre tienes que romper el momento?

Nathalie: es que tienes la cara manchada de harina.

Irene: (refregándose la mano para quitarse la harina) es normal, cuando se cocina una se mancha, tú eso nunca lo sabrás.

Nathalie: venga no te enfades, trae acá.

Y empezó a limpiarla muy suavemente con un pañuelo, cada roce con su piel era como un terremoto en el interior de las dos, sus miradas penetrantes estaban librando una batalla de sensualidad. Cuando terminó, le dio un beso y...

Nathalie: ¿te das cuenta que desde que nos conocemos siempre te estoy limpiando? Jajajaja.

Irene: ja, graciosilla (le sacó la lengua con enojo).

Nathalie: ¿qué te queda por hacer?

Irene: tengo que freír dos huevos para ponerlos encima de cada plato, es la guinda del pastel... jajaja.

Nathalie: ¿me enseñas a freír el huevo?, nunca aprendí...

Irene: ¿¿¿mmmm??? No sé si fiarme de ti...

Nathalie: (poniendo cara de niña triste) vengaaaaaaaa...

Irene: (con ojos dudosos) esta bien, pero pórtate bien que te conozco, sigue las instrucciones que te voy a dar.

Nathalie: ¡¡A SUS ÓRDENES MI COMANDANTE!!! (se puso firme e hizo el saludo militar con la mano en la frente).

Nathalie miró para todos lados hasta encontrar un trapo el cual se puso en forma de babero para no mancharse, tomó también un tenedor y una cuchara. Mientras, Irene, estaba preparando la sartén de espaldas a ella, muy seria, muy profesional, todo lo contrario a Nathalie que con los dos cubiertos en la mano y una sonrisa de oreja a oreja le hizo cosquillas en la barriga a Irene.

Irene: ayyy... jajaja, ¡¡¡por favor estate quietaaaaa!!! ¿quieres aprender o no?

Nathalie: sí, no te enojes es que me gusta tu cuerpo y quisiera comerte ahora... mmmm (la besó en los labios).

Irene: ¡¡¡VAMOS!!! Suelta esos cubiertos y préstame atención. El primero lo haré yo sola para que veas como se hace y después te ayudo con el otro.

Nathalie: ¡oui, mademoiselle!

Irene: ¿no era Comandante? (le dijo con una risita encantadora).

Nathalie: (volvió a besarla sin dejar de sonreír, estaba feliz de tenerla allí, de estar tan cerca de la persona que hizo volver a amar a su corazón) sí, mi Comandante...

Irene: bueno mira, cuando el aceite de la sartén ya está caliente, tomamos el huevo así, sin apretar mucho para que no se rompa y con la otra mano tomamos un tenedor y le damos un golpecito así, de esta manera, muy suave, hasta que haga crac...

Se volvió para mirar si Nathalie observaba la maniobra y se topó con unos ojos divinos, azul cielo que ni cuenta al huevo estaban echando, solo miraban el rostro de su pequeña.

Irene: ¡¡no me prestas atención!!

Nathalie: es que eres tan bella que me alimentas tú más que el huevo (otro beso, esta vez más intenso).

Irene: venga por favor, o me atiendes o lo dejo.

Nathalie: no, no, está bien, seré una buena alumna...

Irene: buena alumna, ¿qué?

Nathalie: ¡mi Comandante!... ya te voy agarrar... (susurró).

Irene: ¿qué dijiste?

Nathalie: nada, nada...

Irene: bueno sigamos. Se da el golpecito, y al hacer crac metemos con mucha delicadeza los deditos para abrir la cáscara y verterlo en el aceite, tú sabes muy bien meter los deditos... mmm...

Nathalie: sí mi amor... (le contestó con picardía).

Irene: sigamos que me desconcentras... (el huevo empezó a hacerse en la sartén y Nathalie miraba sonriente la maniobra de su amada). Cuando ya la clara se ha puesto así... blanquita y la yema ya casi se cuaja, lo sacamos del aceite y lo echamos al plato. ¿entendiste?

Nathalie: mmmjammm... rico como la cocinera... mmm (las manos de Nathalie empezaron a recorrer el cuerpo de Irene, pero Irene le dio una manotada para que se quedara quieta).

Irene: ahora tú, pero con cuidado por favor... bueno mejor yo dirijo tus manos.

Nathalie: mmm... hacia tu cuerpo...

Irene: joooooooo, esto no es broma, ¡¡¡¡VAMOS A COCINARRRRRR!!!!

Nathalie: joooo, que carácter... jajaja.

Irene tomó el huevo y se lo puso en la mano a Nathalie que lo tomó como si fuera el mango de una moto.

Irene: ¡noooo!, así no, tómalo con delicadeza, ¿Qué quieres que se te rompa antes que agarres el tenedor?

Nathalie: espera, vamos a hacerlo de otra manera. (se puso por detrás de Irene, la rodeó con sus brazos que la abarcaba entera y tomó el huevo). Venga, pon tus manos sobre las mías... mmmm (Irene puso sus manos encima de las de Nathalie para dirigirlas mejor, pero Nathalie empezó a besarla por el cuello y hacerle cosquillas con la nariz en la oreja, estaba disfrutando el momento) mmm... que bien hueles.

Irene: por favor no sigas estamos haciendo esto, ¡¡¡quieres tomar de una buena vez el huevo!!! (En ese momento de nerviosismo, Nathalie quiso quitarle el huevo de las manos, lo hizo con tanta fuerza que el huevo cayó al suelo. Irene miró el huevo y después a Nathalie, empezaron a salir lágrimas por sus ojos) ¿¿¿ERES IDIOTA???... siempre lo estropeas todo, si vas a seguir así, mejor me voy. (Se quitó el delantal, lo tiró al suelo, Nathalie no se podía creer la reacción de Irene, su cara era de asombro, no pudo reaccionar, cuando se dio cuenta de lo que había pasado solo escuchó el portazo de la puerta del piso).

Nathalie: (en un susurro) Irene.

Se quedó unos instantes inmóvil, pensando que había ocurrido para esa reacción, ella estaba de broma, estaba pasando un muy lindo momento. Salió de la cocina y se dirigió al salón comedor con la mirada perdida, estaba todo oscuro, encendió la luz y se encontró con una mesa preparada para dos personas con un mantel azul que sobresalía sobre todo lo demás, servilletas, cubiertos, una vela en el centro y una rosa roja en uno de los platos.

Su pequeña había preparado todo aquello para ella, se había esmerado hasta la saciedad, había cocinado y su brutalidad, sus ansias por poseerla, su egoísmo por pensar solo en ella había estropeado una noche romántica.

Después de un momento decidió llamarla al móvil, pero no le contestaba, así que llamó a la floristería porque allí mismo vivía la tía Tita.

Nathalie: hola Tita, ¿está Irene contigo?

Tita: no, no está aquí... (Irene le hacía seña para que la negara) ¿qué pasó?

Nathalie: no sé, la noto muy sensible en estos días...

Tita: también yo...

Nathalie: pero bueno, sí pasó algo, estaba enseñándome a preparar un huevo frito y se enojó porque no le presté atención...

Tita: ¡también tú! (le hacía seña a Irene que le hablara y ésta le decía no con la cabeza, estaba muy molesta).

Nathalie: pero me dijo idiota...

Tita: es un momento de calentura.

Nathalie: pues preferiría que se caliente con otras cosas.

Tita: jaja eres traviesa.

Nathalie: bueno en serio, es que tengo los dedos muy fuertes, pues hago mucha gimnasia con ella... quise tomar el huevo y se me cayó. Me encanta aprender con ella pero sé que soy torpe con mis manos para esas cosas, soy muy ansiosa.

Tita: eres de lo que no hay, terrible...

Nathalie: ya veo que es una frase de familia, jajaja, en serio por favor dime Tita, ella está ahí, ¿verdad? seguro está a tu lado, así que como no puedes hablar, te pregunto y sólo me respondes por sí o por no... ¿está allí?, quiero pedirle disculpas...

Tita: sí...

Nathalie: gracias, no le digas que voy para allá, haz de cuentas que sigues hablando conmigo, en 10 minutos estoy ahí...

Tita: bueno, esta bien, pero no te pongas así, sabes que ella seguro lo dijo de broma... (y así Tita seguía hablando sola, porque Nathalie ya estaba en camino a la floristería, en tanto Irene con una sonrisa le seguía haciendo seña a la tía para que la siguiera reprendiendo a Nathalie). No te preocupes a todos nos pasa, convivir es difícil, pero el amor es más fuerte y seguro terminaras aprendiendo ha hacer un huevo frito sin que se te rompa, es como cultivar una rosa hay que hacerlo con cuidado, seguro también aprenderás a hacerlo, ella te enseñara, tiene mucha paciencia... (la tía revoleaba los ojos), esta bien, bueno... le diré si viene por acá que quieres pedirle disculpas (Irene sonrió y se acercó al teléfono para escuchar, así que Tita enseguida se despidió de una Nathalie que no estaba hacía tiempo detrás del teléfono), bueno adieu mujer, si sé algo te aviso...

Irene: ¿qué dijo?, no cortes...

Tita: ¡¿que no corte?!, ¿si me dijiste que no querías hablar con ella?...

Irene: sí, pero...

Tita: es sólo un momento...

Irene: por supuesto, a veces me saca de quicio, pero la amo con toda mi alma... iré de nuevo al piso...

En ese momento Nathalie entraba a la floristería e Irene salía, chocaron y sonrieron al mirarse tiernamente...

Nathalie: vine a buscarte.

Irene: también yo iba a buscarte.

Nathalie: vine para pedirte disculpas.

Irene: también yo, fui muy bruta.

Nathalie: mis dedos son brutos.

Irene: tus dedos son maravillosos mi amor, perdóname.

Nathalie: perdóname tú...

Se besaron suavemente y entre sonrisas pícaras Nathalie la tomó de la mano y se fueron rumbo a su hogar, mientras la tía con una sonrisa más pícara cerraba la puerta de la floristería, sabía que Nathalie esa noche aprendería a usar mucho mejor sus dedos.

Al llegar a la puerta del piso, Nathalie la tomó entre sus brazos y entraron a la habitación, cerraron la puerta y el amor no se hizo esperar, porque se desató una noche de pasión, de besos y caricias, de abrazos y deseo...


Nathalie terminó de hacerse los huevos fritos y los saboreó como si fueran los últimos, como si fueran los besos de Irene, estaban exquisitos... sonreía porque hasta había recordado lo que había pasado en la floristería mientras ella no estaba, la tía Tita se había encargado de contarle una tarde de abril mientras tomaban café lo que había sucedido aquel día... y luego de esos recuerdos mientras se tomaba un café la emoción la envolvió al pensar en la mañana siguiente a aquel día en que descubrió el motivo por el cuál Irene estaba tan sensible en esos días.

Luego se pasó el resto del día pensando en que al otro día por fin la vería porque llegaba su aniversario, sería una reunión íntima, por fin las dos solas después de 5 años y ella le demostraría cuánto aún la amaba... sin interrupciones, sin celos, solo amor... y al pensar en los celos recordó la fiesta del casamiento de Solange, ese día se la comió a besos, la devoró...


Era la celebración de la boda de Solange, y en la mesa que les había tocado estaba también Martina, la hermana de Frederic. Durante la ceremonia Martina había puesto mucho interés por Nathalie, se sentó al lado en la iglesia y después cuando salieron los novios le ofreció pétalos de rosa para arrojar a los novios. Irene lo había observado todo y se había dado cuenta de lo que buscaba Martina, así que se adelantó.

Irene: no hace falta, cultivamos rosas así que yo tengo pétalos de sobra para las dos, "gracias"...

Nathalie se percató con la ironía que dijo ese "gracias" su niña, tenía celos y le gustaba, una sonrisa se instaló en sus labios. Por su parte Irene estaba molesta porque también le tocaba compartir la mesa con Martina, que no dejaba de hablarle a Nathalie y de ofrecerle todo lo que había en la mesa para deleitar su paladar. El mal humor de Irene iba en aumento porque Nathalie parecía como que disfrutaba de la atención, y sus celos la estaban matando, mientras Nathalie disfrutaba de la cara de enfado de su niña, incluso Irene intentaba tomar la mano de su amada por debajo de la mesa y Nathalie la rechazaba, además que no le gustaba mucho demostrar esos gestos en público, le gustaba hacerla rabiar, pero Irene lo tomó en otro sentido como si Nathalie quisiera algo con Martina, así que explotó cuando Martina se levantó a saludar a otros amigos sentados en otra mesa...

Irene: ¿qué te pasa? ¿la prefieres a ella? ¡contéstame! (le pegó en la pierna).

Nathalie: (sabiendo que la iba a enojar más le dijo) te contesto, es linda chica (y le dio una maravillosa sonrisa).

Eso enfureció aún más a Irene, iba a explotar aún más cuando empezó el baile, la música se hizo dueña del lugar pese a que muchos aún seguían comiendo, y vio como Martina se acercaba para sacar a Nathalie a bailar, Irene se levantó con brío, y se puso entre Martina y Nathalie...

Irene: ¡oye linda! haber si se te va quitando de la cabeza el poder estar con Nathalie, esa mujer que está ahí sentada es propiedad de Irene Bardot, o sea que es mía y de nadie más, así que échate a un lado y deja de soñar... (la música ahora lenta envolvía el ambiente haciéndolo más romántico).

Irene se sentó de nuevo y comenzó a seducir a Nathalie, quien estaba muy orgullosa del amor que le tenía Irene, ya la broma para Nathalie había pasado, pero para Irene no había sido broma, así que comenzó a seducirla, sabía que así despertaría esa noche todo el ardor y la fogosidad de su cuerpo, de su piel... Martina ya había sido olvidada por ambas, para Irene habían sido celos, para Nathalie un juego... pero no era un juego la excitación que estaban sintiendo ambas, necesitaban aplacar la pasión en cada cuerpo, así que se levantaron y se fueron al baño...

Nathalie: ven dame un beso, en la mesa me estuviste seduciendo sin control saboreando tanto la comida con esa boca que me mata y que es mía, te deseo tanto... (se besaron con pasión)... entremos aquí puede venir alguien...

Irene: no me importa, también te deseo...

Entraron y cerraron la puerta con el pestillo, Nathalie se sentó en la tapa del inodoro e Irene se paró frente a ella, estaban muy juntas, el espacio era chico. Nathalie comenzó a levantarle lentamente la blusa y le besó suavemente la panza, Irene movía sus cabellos con ambas manos masajeando la cabeza de Nathalie, quien comenzaba a bajarle los pantalones a Irene. Su boca era de fuego, la tenía justo a la altura perfecta de su centro, se miraron en silencio, se sobresaltaron cuando sintieron pasos, pero fue solo un momento así que sus ojos aún permanecían en el espejo de sus almas, y así, perdidas en sus miradas, no les importó seguir escuchando el ruido de un grifo que se abría y se cerraba, los pasos que habían entrado ya se iban. Con una tierna sonrisa Nathalie sacó su lengua sedienta de amor y lamió el abdomen de Irene, quien suspiró y gimió ante el contacto suave y tierno. Nathalie terminó de deslizar el pantalón y sus ojos azules se encendieron en la tibia oscuridad que las rodeaba, la sentó en sus piernas y se abrazaron, luego le quitó definitivamente la blusa, botón por botón y dejando toda su desnudez se abrazó más fuerte a su amada. La mano experta de Nathalie buscó el calor interno de una Irene a punto de explotar y la penetró suavemente con mucho amor, despacio, lento, acariciando su interior, como la abeja que succiona la rosa más bella y dulcemente absorbe el manjar de esa flor que luego transformará en miel, al mismo tiempo Nathalie le besaba tiernamente el cuello.

Nathalie: te amo, el aroma de tu pelo me enloquece... (Irene comenzó a gemir mas fuerte cuando entró otra dama indiscreta que sintió el jadeo, y golpeó la puerta).

Señora: ¿está usted bien?

Nathalie: ¿eh? Ayyy... (gimió más fuerte cuando Nathalie agregó otro dedo en su interior).

Señora: le pregunté si esta usted bien...

Irene: sí... no se imagina cuanto...

Señora: es que me pareció oír algo extraño...

Irene: bueno, ¡estoy en el baño señora!... (comenzó a reírse despacito pues Nathalie ya no podía más de la risa entonces Irene le puso su mano en la boca y Nathalie comenzó a lamerla y al hacerle cosquillas, ahora era Irene la que no podía parar de reírse ni de gemir al mismo tiempo...)

Señora: no es para reírse, solo me preocupé por usted...

Irene: esta bien señora.

Señora: es que una nunca sabe con que sátiro se puede encontrar en el baño por más que sea una fiesta de casamiento...

Irene: mmm... (gimió más fuerte cuando otro dedo tenso entró en su centro y su interior explotó) ¿decía? sí, sí, es la verdad... siiii... mmm... tiene usted razón señora... hay muchos sátiros por todos lados... (Y le comió la boca a Nathalie ya no le importó más la conversación que tenía con una vieja entrometida y así perdida saboreando la boca de su amante logró ir callando los gemidos y espasmos producidos por las penetraciones rápidas y perfectas que estaba haciéndole Nathalie, al rato salió de su interior como había entrado en un primer momento dulcemente y la abrazó fuerte, muy fuerte para calmarla y calmarse, estaban excitadas al máximo, ya no podían seguir allí. Un beso cerró el "dialogo" silencioso de esa noche de amor y sexo en un baño de una fiesta de casamiento) Te amo mi sátira...

Nathalie: yo también mi vida. Vamos antes que esta vieja vuelva y quiera saber que estabas haciendo con una sátira dentro del baño... (abrieron la puerta del baño mientras Irene se acomodaba la ropa, Nathalie se lavaba las manos, los ojos verdes de Irene se abrieron como platos al ver a la mujer detrás de Nathalie salir del cuarto de baño).

Señora: ejem... ¡qué vergüenza!

Irene: usted dijo sátiro... ella es mi sátira...

Señora: ¡ja! inmorales... hacer el amor en un baño público...

Irene: se lo recomiendo, la adrenalina de lo prohibido la hace explotar de felicidad y le sacaría la cara de vieja amargada que tiene...

Señora: ¡maleducada!...

Nathalie: no se meta con mi mujer, ¡usted es maleducada que salió del baño y no tiró la cadena y se va sin lavarse las manos!... jajaja.

Señora: hablaré con alguien para que las echen del lugar...

Irene: con el olor que dejó la van a echar a usted jajaja...

Señora: ¡pervertidas! (se fue hecha una furia).

Irene: es una idiota...

Nathalie: ya déjala, no vale la pena... (la abrazó tiernamente).

Irene: tienes razón...

Nathalie: siempre la tengo, mmm.

Irene: ya salió tu modestia, pero esta vez es en serio que tienes razón, es un momento maravilloso el que pasamos aquí dentro y no me lo va arruinar esta vieja amargada y antigua... vamos mi amor...

Nathalie: vamos mi cielo...

Irene: estuviste perfecta mi sátira... jajaja... me encanta llamarte así... (se besaron y se fueron a sentar a la mesa y al observar el resto de las mesas Nathalie vio justo que la vieja estaba cerca para poder mirarlas).

Nathalie: la mujer me esta mirando, ¿crees que le gusto?

Irene: jajaja, ya déjala... aunque si te sigue mirando me pondré muy celosa... mmm.

Nathalie: me encanta verte celosa. ¿Sabes? éstas viejas son las peores, seguro anda con la sirvienta...

Irene: jaja eres terrible... ¿vamos?

Nathalie: ¿dónde?

Irene: a casa...

Nathalie: pero es la fiesta de tu prima, aún no se van los novios...

Irene: pero sí las novias, ya estoy aburrida, nadie se dará cuenta que faltamos...

Nathalie: ¿pero qué te pasa?... tanto apuro por irte...

Irene: ¿qué te pasa a ti? Las fiestas no te gustan, y ahora que quiero irme, ¿no quieres? Vaya otra vez caigo en las redes de tus palabras y juegos... eres mala...

Nathalie: te amo, jajaja, dale... vamos... sé muy bien por qué quieres irte...

Irene: ¿ah?, ¿sí?, dime...

Nathalie: porque quedaste muy caliente en el baño y me quieres disfrutar, saborear mi piel, mi cuerpo, mi todo... mmm... (le dio la sonrisa más pícara del mundo e Irene casi se desmaya del deseo).

Irene: ¿tanto se me nota?... te deseo...

Nathalie: y yo a ti... vamos...

Irene: pero antes déjame hacer algo...

Nathalie: por favor compórtate... no me gustan las escenas en público...

Irene: pero sí en el baño mmmm... ¡te adoro! No tengas miedo, no le haré nada... (se acercó a la mesa de la vieja del baño) Hola linda, ya sabes que te espero cuando quieras en el baño, tu trasero me volvió loca... (El hombre que la acompañaba estaba tomando una copa de vino el cual escupió al oír las palabras de Irene, la mujer se puso toda colorada y no sabía como explicarle a su hombre, Irene se alejó tomándole el brazo a Nathalie y con una sonrisa y mucho amor en sus labios sellaron la noche con un tierno beso en la puerta del salón de fiestas y se fueron a su piso a disfrutar del amor)...


Joooo, como disfruté esa noche mi vida, me hiciste sentir importante en tu vida me encantaba verte enfadada ¡¡¡y sí que lo estabas!!!, me excitaste tanto con esa rabieta de niña mala que por eso te amé con tanta pasión esa noche, no me pude aguantar... En realidad no nos pudimos aguantar...


Llegó el día del aniversario, ese maravilloso domingo 21 de Mayo, aún se encontraba en París, la ciudad luz, la ciudad más romántica por excelencia, era un día nublado, una pequeña llovizna acariciaba su rostro alegre, su piel tan suave y sus ojos azules son la envidia de esa ciudad luz porque irradian un amor inmenso como la primera vez que la vio.

Es tan grande ese amor que siente por ella que aunque su piel no vea el sol, en ese día nublado, lo lleva muy dentro de su corazón porque Irene Bardot, su amada, era y es el sol que lleva dentro de su corazón. Nada ni nadie puede detenerla porque el amor que la une a ella va más allá de todo, de la distancia, de los problemas, de los prejuicios, de los rencores, de la vida misma, ni siquiera la muerte podría separarlas. Estaba nerviosa no sabía que ponerse para volver a verla luego de dar muchas vueltas se puso un traje de color negro, pantalón y chaqueta con una camisa rosa pálido y zapatos negros, estaba preciosa, su anillo de compromiso en su mano izquierda grabado con las palabras que las unirían para siempre, tan simples y tan hermosas, tan sólo decía "Te amo" y el toque elegante se lo daba un pañuelo al cuello y una rosa roja en la solapa.

Salió de su piso, aquel que compartió tantos años con ella y comenzó con su ritual como en cada aniversario, habían tenido 4 maravillosos aniversarios en donde se habían jurado aquel día del compromiso cuando se dieron los anillos "amarse toda la vida", cuatro años viviendo juntas, pero la vida las había separado en los últimos cinco.

Era su mejor día, entró a la bombonería y pidió la caja más grande de bombones, luego compró la botella del mejor champagne, una de Barón B y estaba lista para el encuentro tan esperado para calmar su alma con el amor más grande sólo le faltaba el toque especial del romanticismo absoluto. Así que subió a su coche y fue a la floristería para saludar a Tita y retirar el ramo de rosas rojas más bello del mundo, las rosas que daban vida al rosal cultivado por ellas. Se despidió de Tita y ya estaba lista para partir a ese lugar tan especial donde ella la estaba esperando.

Puso en marcha el coche y su canción favorita comenzó a sonar, aquella que escucharon juntas por primera vez, había sido un desafío para ella, porque venía de una relación tormentosa y se había jurado que nunca más volvería a amar, que equivocada estaba, porque al descubrir el amor tan sincero y profundo que emanaba de los ojos verdes más bellos del mundo supo que en ese corazón tendría otra oportunidad en la vida, la de "Volver a amar" y especialmente a la persona correcta, porque sería correspondida, había encontrado a su alma gemela.

La canción ya daba comienzo, el viaje era largo porque iba a las afueras de París, al pueblo natal de Irene, Vervins, así que su mente voló junto al amor de su vida en el recuerdo de aquel primer día en que la vio y supo lo que era sentir... "volver a amar una vez más" y el recuerdo del primer aniversario acudió a su mente, mientras veía el maravilloso paisaje del camino...


El día había sido largo para Nathalie la mala suerte hizo que ese día tan importante, cumplía un año junto a su gran amor, tuviera que hacer un reparto fuera de la ciudad más tarde de lo habitual porque los clientes lo quisieron así.

Había avisado a Irene que no llegaría para la cena, que comiera algo y se acostara. Estaba muy cansada, tantas horas conduciendo le habían destrozado la espalda pero así y todo le traía bombones a su amada. Llegó y abrió la puerta con mucho sigilo por si Irene estaba dormida, no quería despertarla. Dejó los bombones sobre la mesita de entrada y cuando quiso poner la chaqueta en la percha de la entrada se encontró con una rosa roja y una tarjeta delante. Su sonrisa apareció en su rostro, Irene no se había olvidado de este día tan especial para ambas. Tomó la rosa entre sus manos y la olió, tenía un aroma inconfundible, todas las rosas que cultivaba su amor tenían su olor, abrió la tarjeta y la leyó.

"La Rosa Más Bella, para la persona más bella"

Te quiero...

Sintió un cosquilleo en su cuerpo, ¡cómo amaba a esa mujer!, y sobre todo amaba las locuras que a veces se le ocurrían para sorprenderla. Se dio la vuelta para mirarse en el espejo de la entrada, y allí colgada de un hilo encontró otra rosa con su respectiva tarjeta.

"Gracias por hacerme mujer"

Te amo...

El cansancio que traía estaba desapareciendo, Irene siempre le hacía sentir así, le cambiaba todos sus esquemas. Siguió andando, quería verla, la necesitaba, pero se topó con otra rosa que había colgado del umbral de la puerta del salón.

"Gracias por abrirme las puertas de tu corazón"

I love you...

Esto era un sueño, miró al frente y se encontró con un camino de rosas que llevaba al dormitorio, todas ellas con sus respectivas tarjetas. Se sintió una mujer completa, su corazón palpitaba tan fuerte que quería salirse del pecho y depositarse en los brazos de su amada...

"Gracias por hacerme sentir viva"

Je t'aime...

"Quiero ser tu ángel guardián para no abandonarte nunca"

Te deseo...

"Mis lágrimas huyeron cuando entraste en mi vida"

Te adoro...

"En mis sueños siempre estas tú"

Te espero...

"Mi alma se rindió ante ti"

Eres mi tesoro...

"Tus fotos desenfocadas me vuelven loca"

Eres mi anhelo...

"Me prendiste en tus redes y no traté de escapar"

Eres mi esperanza...

Ya estaba justo en la puerta del dormitorio, estaba cerrada pero una rosa colgaba de ella, abrió la tarjeta, las manos le temblaban, la emoción la envolvía, las lágrimas de felicidad querían salir porque se sentía tan amada...

"Sin ti soy un ave que perdió el rumbo"

Abre la puerta como nos abrimos nuestras almas, nuestros cuerpos, nuestra vida...

Tenía en sus manos once rosas rojas, una por cada mes vivido junto a su amada, su imaginación voló, y sonrió porque conociendo a Irene como la conocía todavía le faltaba seguro lo mejor. Abrió la puerta muy despacio, y se encontró con una imagen que jamás olvidaría. Irene estaba tumbada sobre la cama, desnuda, se había dormido, tenía una cinta roja que cubría sus pezones y su pubis, se había envuelto como si fuera un regalo, pues la cinta hacía un lazo por la altura del ombligo, en sus manos tenía una rosa roja, mucho más grande que las demás y junto a ella un sobre.

Nathalie no quiso despertarla, estaba tan bella así dormidita, era una imagen celestial, si ya estaba enamorada esa noche la amaba aun más, era el cuadro más hermoso del mundo, tomó el sobre y sacó la tarjeta muy emocionada y notó que había algo en el interior, puso la palma de su mano y echó lo que había dentro. Eran las espinas de las rosas, y entonces leyó la nota.

"Las espinas de mi vida están en tus manos, se desprendieron de mí el día que te conocí, y al cumplir un año a tu lado sintiéndome la mujer más feliz del mundo, te las doy para que las hagas desaparecer por completo, te amo Nathalie Dupont"

En ese momento unas lágrimas salieron de sus ojos ya no pudo contenerlas, siempre se sentía una mujer fuerte, nunca lloró por nada, pero desde que la conoció a ella sus sentimientos afloraron como una rosa en primavera.

Deseaba darle las gracias en un tierno beso por darle tanto amor, deseaba hacerle el amor, pero estaba tan bella durmiendo que no quería romper el momento, no quería romper el hechizo de esa imagen que veía de la mujer tan bella y perfecta que era Irene porque irradiaba amor con tan solo verla dormir... lo que sí hizo fue echarle por encima la sábana azul para que no tuviera frío, y se sentó en su lado de la cama de espaldas a Irene para empezar a quitarse la ropa lentamente recordando cada palabra de las tarjetas, eran palabras hermosas que le habían llegado al alma, terminó de desvestirse para poder descansar al lado de su amada.

Antes de recostarse movió un poco su cuello para poder relajarse, y en un susurro como si fuera un ángel escucho la voz más bella...

Irene: ¿es que no vas a abrir tu regalo de aniversario?

Nathalie sintió como su corazón latía más fuerte, esas palabras fueron todo lo que necesitaba, quería perderse en sus ojos, en esa mirada verde que le iluminaba el alma, se dio vuelta y con una sonrisa seductora Nathalie tomó el extremo del lazo para abrir su regalo. Lo hizo despacio, ardía de deseo pero más deseaba que ese momento no acabara nunca. Dejó al descubierto toda la desnudez de su amada, se sabía su cuerpo de memoria de arriba abajo, pero siempre le gustaba descubrir algo nuevo, cada roce de piel era distinto, las sensaciones del amor que se daban eran un placer, no se cansaba de mirarla.

Irene: ¿te gustaron mis rosas?

Nathalie: claro que sí, pero más me gustas tú mi vida.

Irene: ven, date la vuelta, he visto que vienes cansada, te daré un masaje para relajarte.

Nathalie: mmmmm, que bien suena eso...

Nathalie obedeció, se tumbó boca abajo para que Irene pudiera hacerlo mejor. Irene se puso a horcajadas encima de Nathalie por la altura de sus nalgas, las dos ya estaban desnudas del todo, así que cada roce era placer. Irene enjugó sus manos en un aceite especial que tenía para relajar los músculos, empezó por la espalda, una espalda amplia, grande, en la que Irene se perdía siempre, le encantaba jugar con las pecas que tenía, a veces se entretenía contándolas, era su entretenimiento favorito, pero esta vez estaba concentrada, quería relajar a su amor, con fuerza empezaba desde las caderas hasta los hombros, una y otra vez, sus manos eran fuertes, aunque ponía mucha delicadeza con las rosas a la vez tenía mucha energía en sus manos, y también suavidad por eso a Nathalie más de una vez se le iba un gemido. Cuando ya había terminado con esa zona, continuó con el cuello, mmmm, un cuello bellísimo, pasaba la mano y la besaba, así una y otra vez, estaba calentando el ambiente, pero sin dejar de masajear, ahora bajó de una atacada hasta el trasero, pero solo le dio tiempo de perderse en dos manotadas porque a la tercera no pudo más y la mordió, ya estaba ardiendo de deseos, ya no aguantaba más escuchar gemir a su amor y sin besarla, ahora quería acción. Nathalie se sorprendió de la mordida, incluso llegó a protestar, pero Irene no hizo caso, seguía mordiendo todo lo que encontraba a su paso, los muslos jugosos que tenía Nathalie eran su perdición, con una mano en cada uno y su boca como jugando al tenis, de un lado para el otro, mordía, besaba, succionaba de placer. Cuando ya había calentado las piernas con su boca, con su lengua, con sus besos, subió hacia el cuello y susurró...

Irene: esta noche es mía, mi profesora del amor se quedará en "pañales" a mi lado.

Nathalie: ¿tú con modestia?... jajajaja... mmmm, sigue y no hables, actúa mi alumna que ya te pondré nota.

Entonces con fuerza la volteó, la puso cara a cara y la besó con pasión, su lengua entró con brío, buscó la de su amada y empezó a saborearla, ahora se sentó en la cama con las piernas abiertas alrededor del cuerpo de Nathalie que también se sentó, quedaron rodeadas por sus piernas, mientras se dejaban llevar entre caricias, besos, y manos suaves que se deslizaban hacia el centro de Nathalie que esa noche no podía luchar contra esa mujer que la estaba dominando, así las dos abrazadas y sin dejar de besarse, estuvieron un largo tiempo, sus pechos danzaban al unísono, sus manos recorrían la piel de cada una de ellas, pero Irene quería más, así que agarró los cabellos de Nathalie y en un tirón echó la cabeza para atrás para tener ese cuello perfecto para ella solita. Lo besó, lo mordió, hizo todo lo que quiso con él. Nathalie en ese momento sintió deseos de llevar las riendas del acto, pero Irene se lo denegó.

Irene: no, mi vida, esta noche mando yo. Los galones los llevo yo.

La tumbó para atrás y agarró las manos, las llevó por encima de la cabeza y así aguantando sus brazos empezó a lamer los pechos y pezones de Nathalie, quien ya estaba desesperada, quería dominarla pero no podía, se rendía ante su pequeña, la lengua era un látigo que dejaba un ardor por donde pasaba. Y así con pasión llegó hasta el olimpo, esos vellos la enloquecían, bajó un poco más y empezó a jugar con su lengua encima del punto de más placer, parecía como si esa lengua le hubieran puesto pilas nuevas, iba rápida, era ágil, Nathalie se moría, y empezó a danzar, sus movimientos eran todavía lentos, muy lentos, pero Irene soltó uno de sus brazos y con su mano ayudó a su boca a dar más placer a su amada, su boca mordía el clítoris mientras sus dedos entraban, su otra mano la llevó hasta la boca de Nathalie para que fuera chupando. Cuando Irene sintió que Nathalie estaba a punto de tener el orgasmo dejó de morder y sacó sus dedos.

Nathalie: ¿por qué haces eso?, no me dejes así... quiero más, te necesito (ya sin respiración)... mi amor, no me tortures...

Una vez escuchado la suplica de su amante, Irene estaba satisfecha, quería hacerla suplicar, la quería a su merced, cosa que nunca había conseguido, su sonrisa era un poema, se acercó a la cara de Nathalie y después de contemplarla la besó con pasión, las manos de Nathalie agarraron con fuerza la cabeza de Irene y de ahí bajaron a su trasero.

Nathalie: dame más por favor, te necesito, te deseo...

Entonces Irene entró con fuerza en Nathalie, no dejaba de besarla, mordió los pezones y los apretó con la mano que le quedaba libre. Ahora sí los movimientos eran muy rápidos, los gemidos de Nathalie se juntaban con la respiración de Irene, ya había llegado al orgasmo y sus miradas se unieron con un tierno beso.

Irene: te quiero mi vida.

Nathalie: yo te quiero más...

Irene: no, yo te quiero mucho más...

Nathalie: las dos nos amamos por igual por eso somos almas gemelas. Es maravilloso vivir el amor a tu lado... gracias por darme todo de ti, por tus momentos, tus palabras, tu tiempo, gracias por darme tu cuerpo y tu alma. Gracias por darme la vida porque nací el día en que te conocí, gracias por darme tu amor... es el mejor día, nuestro primer aniversario... te amo.

Irene: y habrá muchos más mi amor... te amo...

Y con la respiración ya en calma se quedaron abrazadas hasta el amanecer.


Nathalie: que lindos recuerdos que tengo de ti mi amor... no me canso de pensarte, estos años los he pasado sola en una celda, pero contigo a mi lado porque eres parte de mi vida, te llevo en el alma y en el corazón, y al estar llegando a mi destino que está junto al tuyo, me siento mejor, por fin nos veremos, por fin estaremos juntas para siempre...

Llegó al pueblo de Vervins, el pueblo natal de Irene, el viaje había sido largo, pero no estaba cansada, porque la luz que tenía dentro de su corazón ese día volvió a encenderse porque al fin se encontraría con ella después de mucho tiempo.

Fue conduciendo despacio en su coche observando las casitas lindas del pueblo, hasta que llegó cerca de la casa de los padres de Irene, se quedó en la esquina mirando el árbol florecido que estaba en la puerta de la casa, en ese árbol donde la primera vez que visitó el pueblo para conocer a los padres de Irene habían grabado sus nombres dentro de un corazón para que perdurara por siempre el amor que se tenían.

Se quedó dentro del coche en silencio recordando aquel día...


Los nervios la tenían a mal traer, estaba de un humor no muy conveniente para ser presentada ante tus suegros, llegaron a la puerta de la casa e Irene bajó.

Irene: ¿por qué no bajas?

Nathalie: no estoy segura de lo que vamos a hacer.

Irene: ¿por qué?

Nathalie: no es por mí, es por ti, no quiero que sufras una desilusión por parte de tus padres, si a partir de ahora te rechazan como hija... Irene, tenías que haber preparado el terreno antes, ¿le dijiste a tus padres que vendrías con una amiga o con tu pareja?...

Irene: he venido con la persona que amo y eso es suficiente para mí, hoy te presentaré... ellos son algo antiguos con respecto a la sexualidad pero me aman y sé que me comprenderán... vamos cariño, con lo grande y valiente que eres para algunas cosas y ahora ¿tienes miedo?... jajaja verás cuando se lo cuente a mi prima.

Nathalie: ¡¡ni te atrevas!! Está bien vamos, tienes razón si queremos vivir en paz tus padres deben saber lo nuestro, no podemos ocultar algo tan bello como el amor que sentimos. (Nathalie bajó del coche y se acercó a Irene para darle un fuerte abrazo).

Irene: mi amor, te quiero, todo saldrá bien (le susurró al oído).

Llegaron a la puerta de entrada e Irene tocó el timbre, salió su madre emocionada y se dieron un fuerte abrazo...

Denise: ¡hija! que alegría que hayas venido a visitarnos, hacía tiempo que no nos veíamos...

Irene: sí mami es que no pude venir antes, y papi ¿dónde está?

Denise: en el jardín fumando su cigarro, ¿y ella?

Irene: ella es... Nathalie mi...

Nathalie: amiga, soy su amiga (Irene la miró extrañada) encantada señora...

Denise: también yo, es un gusto ver que mi hija tiene una amiga, llamaré a tu padre.

Nathalie: ¿qué pasa?

Irene: ¡¿cómo que pasa?! No eres mi amiga, eres mi pareja...

Nathalie: también soy tu amiga, me pareció que es muy pronto decírselo así, esperemos un poco más, no les puedes decir tan rápido, "ella es mi mujer, mi amante, mi todo".

Irene: ¿y quién te dijo que tú eres mi todo?

Nathalie: mala (dijo como una niña enfadada).

Irene: te amo (le dio un beso rápido en la boca) pero déjame llevar a mí la situación por favor, son mis padres...

Nathalie: tienes razón, tú los conoces más que yo.

Irene: te diría desde que nací... (le sonrió).

Nathalie: graciosa... esta bien, díselo cuando quieras, sabes que yo te apoyaré en todo... ¡uyyy, mira lo que viene ahí!

Irene: jajaja es Pichi, mi perro. ¡Cuánto hace que no lo veía!, meses sin venir, (el perro se le tiró encima y la lamió toda) Pichi, mi lindo pastor alemán ¡cómo te extrañé! (el perro movía su cola de contento).

Gerard: todos te hemos echado de menos.

Irene: ¡papá! (se abrazaron, algo incómodos porque Pichi no dejaba de meterse en el medio).

Denise: ella es Nathalie, la amiga de Irene...

Gerard: hola Nathalie, un placer.

Nathalie: hola señor.

Gerard: dime Gerard.

Nathalie: gracias Gerard.

Denise: Irene mira la comida tengo el pollo en el horno, le falta poco para sacarlo. Ven Nathalie que te mostraré la casa...

Nathalie: será un gusto... (Irene le guiñó el ojo, estaba muy contenta por el recibimiento de los padres).

Denise y Nathalie fueron recorriendo toda la casa, era muy linda. Nathalie vio todas las habitaciones sentía en cada lugar el aroma de su amada, se la imaginaba de niña corriendo por el pasillo, la escalera, el jardín y sintió una emoción tremenda que abarcó todo su corazón...

Cuando llegaron a la habitación de Irene...

Denise: mira, aquí mi niña durmió desde que nació. Es tan bella y tan buena persona que no quisiera que le pasara nada, no quiero que sufra... (Denise se emocionó).

Nathalie: ¿qué le pasa señora?

Denise: sé todo.

Nathalie: ¿todo?, ¿a qué se refiere?

Denise: sé que tú y ella son pareja...

Nathalie: ¿lo sabe?

Denise: sí, mi hermana Tita me lo dijo.

Nathalie: ¿Tita?

Denise: sí, ella lo hizo por el bien de Irene, me ha dicho que ustedes se aman mucho y que debo respetar ese amor, ella es más tolerante que yo con estas cosas, confieso que el día que me lo dijo llore mucho, no quería esto para mi hija.

Nathalie: esto es amor señora.

Denise: sí, pero no es normal.

Nathalie: el amor es amor y punto. Es lo que muchos aun no entienden, deberíamos amarnos tan sólo porque somos humanos, sin importar el credo, el color, la figura... deberíamos amarnos desde el amor que nace del alma, sin prejuicios, y todos seríamos más felices, porque estaríamos tan felices por nuestro amor, que ya no existiría la envidia si todos nos dedicáramos a amar, no habría tantas guerras y odios absurdos en un mundo donde todos venimos a lo mismo, a vivir...

Denise: es muy bonito lo que dices, pero sabes que estamos muy lejos los humanos de tu sueño. Sé que el amor es amor pero así y todo me costo mucho tiempo asimilarlo, me preguntaba cuando vendría Irene a decirlo personalmente, ¿lo dirán hoy?

Nathalie: sí, ella quiere hacerlo hoy.

Denise: yo lo he aceptado, porque la veo muy feliz, tiene otra mirada, nunca la había visto así, la siento más mujer, distinta, en realidad la veo enamorada. Y también a ti, y quiero lo mejor para mi hija, no te conozco, pero Tita me ha dicho mucho sobre ti, sé que eres muy trabajadora, una mujer decente y que la amas mucho. Espero que mi hija nunca sufra por tu culpa. Yo trataré de respetar su decisión aunque no la comparto del todo, yo quería nietos, y contigo no podrá darme nada. (dijo triste).

Nathalie: se equivoca, hoy en día las parejas homosexuales podemos tener hijos también y con el tiempo tendrá nietos, porque amo a su hija y sé que me ama, y nuestro amor perdurara por siempre...

Denise: ojalá que así sea, pero con Gerard no será tan fácil, a él no le gustan los homosexuales... es un hombre muy duro con esas cosas...

Nathalie: ¿ni siquiera por su hija sabrá comprender?

Denise: no lo sé, él la ama mucho, Irene es la luz de sus ojos, pero este será un golpe muy duro para él...

Nathalie: sé que lo es para todo padre, pero con amor y comprensión seguro nos llevaremos bien, deberá entender que así es como siente su hija. Que por primera vez en su vida es feliz, porque ama y es amada...

Desde abajo se escuchaba el grito de Irene que ya estaba la cena...

Irene: Ma, Nat, vengan que ya esta todo listo...

Nathalie: ya bajamos...

Denise: ¿se nota que he llorado?

Nathalie: ya no... es usted una gran mujer al comprender así a su hija...

Denise: la amo y quiero que sea feliz... al principio como te dije me costó pero luego fui entendiendo sus sentimientos y ahora que las veo juntas sé que es amor de verdad... vamos, en algún momento se lo dirá al padre, ella nunca supo ocultarle algo...

En la mesa...

Luego de hablar de la vida, el trabajo, y cómo se conocieron, llegó la hora del postre y con él Irene le dijo la verdad a sus padres...

Irene: Ma, Pa, debo decirles algo muy importante. Sé que me quieren mucho y me comprenderán...

Gerard: ¿estás embarazada?

Irene: no Pa...

Gerard: menos mal, quisiera que te casaras primero. Conociste a alguien, te veo distinta, tienes la mirada... como decirlo, deee...

Denise: enamorada.

Gerard: ¡eso es! ¡estás enamorada! ¿quién es él?, ¿dónde vive?, ¿de qué trabaja?

Denise: Gerard cálmate... ya lo dirá.

Irene: sí... (las manos de Irene estaban sudando, se las agarraba fuertemente, así que Nathalie decidió tomárselas, y el padre la miró extrañada).

Nathalie: cálmate (le acaricio las manos y la soltó).

Gerard: ¿qué pasa acá?

Irene: me pasa que sí estoy muy enamorada, que por fin encontré el amor que tanto soñé, que tanto busque para ser feliz y hoy lo soy, me siento completa, soy la mujer mas feliz del mundo, porque me enamoré de la mejor persona del mundo, porque sin ti no soy nada (la miró a Nathalie) Ma, Pa, ella es la mujer que amo (sonrió nerviosa y trató de relajarse pero la mirada de su padre la incendió por dentro).

Gerard: ¿nos estas diciendo que ustedes dos son pareja?, no entendí bien, el vino me hizo mal ¿verdad?

Irene: no te hizo mal, es verdad, amo a Nathalie Dupont con toda mi alma.

Gerard: pero eso es absurdo ¡es una mujer! Me estas tomando el pelo.

Irene: no Pa, nunca jugaría con algo tan importante como es el amor que siento por ella...

Gerard: ¡esto es intolerable!, jamás lo aceptaré, ¿mi hija una homosexual? ¡Noooooooo! (gritó fuerte y golpeó la mesa tirando el plato con el postre al suelo, el perro corrió enseguida para devorarse la torta de chocolate que había quedado esparcida por el suelo) ¡y túuuuuu! ¿no tienes nada que decir? Tu hija es una, una... ¡pervertidaaaaa! (gritaba cada vez más fuerte).

Irene: no lo soy, (dijo con las lágrimas rodando por sus mejillas, su llanto era incontenible nunca hubiera pensado que su padre reaccionaría así, cuando ella lo era todo para él).

Denise: Gerard cálmate.

Gerard: ¿calmarme? mi hija me dice que se acuesta con, con éstooooo... (la señaló a Nathalie).

Nathalie: soy una mujer y por favor baje la voz y no me señale con el dedo... (dijo en un tono muy serio).

Gerard: ¡estoy en mi casa!

Nathalie: sí, por eso lo respeto, pero por ese mismo respeto, respete los sentimientos de su hija, que da la casualidad que es la mujer que amo con toda mi alma y nada ni nadie hará que eso cambie, (la tomó de la mano y Gerard se retiró enfurecido hacia el jardín).

Denise: chicas será mejor que.

Irene: (le cortó la frase a la madre) sí Ma, será mejor que nos vayamos...

Denise: no, no se vayan, pasaran la noche aquí.

Irene: pero...

Denise: yo hablaré con él, debí hacerlo antes.

Irene: ¿pero entonces tú lo sabías?

Denise: sí, me lo dijo mi hermana, tu tía Tita.

Irene: ¡Tita!... Ma lo siento, no quería que fueran las cosas así, pensé que él me comprendería.

Denise: y lo hará, solo dale tiempo.

Irene: ¿y tú?

Denise: yo al principio tampoco lo asimilé pero con el tiempo y al verte hoy tan feliz al lado de ella, sé que se aman, y eso es suficiente para mí. Hija, te amo y quiero lo mejor para ti, y si Nathalie es lo mejor para ti, yo seré feliz así.

Irene: gracias Ma (se abrazaron e Irene lloró en los brazos de su madre, luego se fue de la mano de Nathalie a su cuarto de soltera, aquel cuarto en donde había soñado tantas veces hacer el amor con la persona que amaría, con la persona que la acompañara el resto de su vida).

En tanto en el jardín, Denise hablaba con Gerard...

Denise: Gerard por favor, entiende...

Gerard: ¿entender qué? ¿qué mi hija es una cualquiera?

Denise: no es una cualquiera, ama a una mujer... ellas se ven muy felices juntas.

Gerard: ¡qué diablos te ha pasado a ti!, ¿aceptas la relación homosexual de tu hija?

Denise: nuestra hija...

Gerard: no es mi hija...

Denise: sí que lo es... ¿ya has olvidado todo el tiempo que pasaron juntos?, el día que nació, su bautismo, el día que le salió el primer diente, cuando te dijo ¡papá! ¡Por Dios Gerard que injusto eres! Hemos criado a una hija maravillosa, estudiosa, trabajadora, decente, una excelente persona, solidaria, bondadosa... es una mujer de verdad "nuestra hija" (le dijo con lágrimas en los ojos).

Gerard: déjame solo por favor, necesito asimilar la noticia y pensar...

Denise: hazlo, te esperaré en nuestro cuarto... piensa que aún Irene es nuestra hija, y si ella eligió a una mujer para que la acompañe el resto de su vida, yo la aceptaré, porque es la primera vez que la veo realmente feliz... y yo no seré la causa de arruinar esa felicidad... (se fue hacia su cuarto y lo dejó solo, fumando un cigarro que encendió muy nervioso, Gerard se quedó en silencio mirando las estrellas de la noche y pensando en su hija).

Llegó el amanecer y las encontró abrazadas, Irene no había dormido en toda la noche, sus pensamientos estaban a todo galope entre el rechazo de su padre y la emoción de haber cumplido su sueño desde niña, estar abrazada a la persona que más amaba en el mundo en su cama de soltera.

En aquella cama que había sido testigo de su inmensa soledad, testigo de buscar el calor de un abrazo en un almohadón, hoy ese día era todo distinto, y podría haber sido perfecto, pero por la reacción de su padre se sentía mal. No dejaba de mirar a Nathalie, su respiración era pausada, se sentía tan segura al lado de su amor. Quería a su padre pero si él rechazaba a su mujer tendría que irse de allí.

En ese momento Nathalie se despertó y a Irene le comenzaron a asomar lagrimitas de los ojitos verdes y Nathalie con mucha dulzura fue besando una por una.

Nathalie: no te preocupes que todo saldrá bien, tu padre entenderá que el amor que nos une es muy grande.

Irene: desde que te conocí he soñado tantas veces como sería este momento, les diría: "mamá, papá, esta es la persona que me ha robado el corazón, soy feliz a su lado, mi vida sin ella se secaría, entonces mi padre me abraza y me da un beso en la frente, se dirige hacia a ti y también te abraza y nos da su bendición". Nunca pensé que reaccionaría así, mi padre me ha enseñado todo lo que sé en esta vida, me enseñó lo bello de la naturaleza, intentó enseñarme a pescar porque la verdad mucho no me gustaba pero con tal de disfrutar de su compañía iba con él muchas tardes y yo no lograba pescar nada y él se reía, pasábamos lindos momentos, tomaba una flor y me decía el nombre, veíamos cualquier animal he intentaba atraparlo para dármelo, he correteado tanto con él, me ha abrazado tantas veces cuando lo he necesitado, y ayer... (empezó a llorar sin consuelo y Nathalie la abrazó fuertemente).

Nathalie: shhhh, mi vida (le acariciaba el rostro dulcemente), mi tesoro, shhhhhhh, todo saldrá bien, tu padre te quiere y comprenderá que tú ahora eres feliz.

Irene: cariño no me sueltes... te quiero y te necesito tanto. (se abrazaron y así ambas intentaron calmar el dolor del alma que les había causado el rechazo, pero el amor que se tenían era muy grande).

En ese instante golpearon la puerta de la habitación, e Irene se sobresaltó...

Nathalie: shhh, tranquila...

Irene: trato, pero estoy nerviosa...

Nathalie: mi amor, cálmate... debe ser tu madre, contesta... yo iré a darme una ducha... deben hablar a solas.

Irene: (ambas se levantaron y la puerta volvió a sentir un golpe) ya voy... (abrió la puerta y pensando que era su mamá) Ma... (se quedó en silencio cuando vio la cara de su padre) Papá... (susurró).

Gerard: vine para hablarte...

Irene: pasa...

Gerard: ¿estas sola?

Irene: Nathalie se está duchando...

Gerard: mejor, quiero hablar contigo... yo, hija... (comenzó a caminar por la habitación como un león enjaulado) Quiero...

Irene: ¿sí? (dijo tímidamente).

Gerard: quiero pedirte disculpas por cómo te traté anoche, es que me dejé llevar por la ira... quiero que me comprendas no es lo que esperaba para ti...

Irene: lo sé, pero yo también quiero que me comprendas... yo así soy feliz... creí que siempre te importaba mi felicidad.

Gerard: claro hija que me importa tu felicidad, siempre me importó tu felicidad, ven hija, no puedo estar peleado contigo (se abrazaron tiernamente, a ambos les salían lágrimas mezcladas con varios sentimientos).

Irene: papá... gracias...

Gerard: gracias a ti hija por existir, me has iluminado siempre mi vida... y espero que ahora aunque estés enamorada de ella, sigas siendo mi niña, la luz de mis ojos como lo fuiste siempre... te quiero mucho hija, y pese a que ayer reaccioné muy mal, no dormí en toda la noche pensando que te había tratado muy mal, pensé también en qué había hecho mal para que te gustaran las mujeres, y tu madre me hizo ver que es un sentimiento que nace del corazón, y tiene razón, nunca te había visto tan feliz con nadie, comprendí que lo de ustedes es amor. Eso sí, que te cuide, porque no me importa que sea mujer, si te hace daño, le daré la paliza de su vida, a mi niña nadie le hace daño... (se abrazaron muy fuerte).

Irene: gracias Pa... te quiero mucho.

En ese instante Nathalie salió del baño, secándose el pelo...

Nathalie: disculpen...

Gerard: no hay problema, también te concierne a ti... bienvenida a la familia (le tendió la mano y Nathalie la sostuvo fuertemente mientras Irene lloraba de emoción).

Gerard: las dejo solas un momento quiero que se preparen, vamos de pesca.

Irene: ¿en serio? Te gusta reírte de mí...

Nathalie: pues seremos dos, me gusta mucho la pesca y además...

Irene: ¡sí ya sé!, "eres la mejor"...

Nathalie: bueno, me defiendo bastante bien jajaja...

Gerard: eso estará por verse, veremos quien trae más pescados para la cena... será un placer enseñarte...

Nathalie: parece que no entendió, yo sé pescar y muy bien, tengo muchas habilidades.

Gerard: también yo, me gustará pescar contigo, si es que te dejo alguno jajajaja.

Irene: por favor no discutan antes de tiempo.

Nathalie: es broma amor, (miró al Gerard).

Gerard: no te preocupes, ya entendí el sentimiento que las une.

Nathalie: gracias, y bueno, vamos a prepararnos para partir...

Gerard: nos vemos en el coche.

Irene: gracias Pa... (el padre se fue y cerró la puerta e Irene se lanzó a los brazos de Nathalie).

Mmmm... que lindoooo, me encanta estar entre tus brazos, estoy tan contenta mi amor, mi padre nos ha aceptado.

Nathalie: me alegro mucho amor, te amo (se dieron un beso apasionado) bueno vamos a enseñarle a tu padre que una mujer también sabe pescar...

Irene: ¿en serio sabes pescar? ¿hay algo que no sepas hacer? Modestita mía...

Nathalie: pues la verdad me haces pensar mucho para ver que no sé hacer jajajaja...

Irene: mejor vamos... (la tomó de la mano).

Nathalie: sí, jajaja...

Y así se fueron a pescar todos juntos, lograron traer bastantes pescados, pasaron un hermoso día en familia, todos estaban muy felices, sobretodo Irene que estaba compartiendo el amor de su vida junto a su familia, se sentía feliz, completa... verla a Nathalie tan feliz era un sueño, estar ahí con sus padres era maravilloso.

Terminó el día, y vino la cena, luego la noche íntima, una noche que no olvidaría, había conocido otras facetas de su amada, cada día se enamoraba más porque era un descubrir de sentimientos nuevos, de anécdotas, de recuerdos, de recorrer la vida juntas. Esa noche se amaron con el cuerpo y con el alma, y ya el almohadón que hoy permanecía en un sillón había sido olvidado para siempre porque ya había encontrado el amor que necesitaba para ser feliz, había encontrado el amor sincero y puro de Nathalie.

Llegó el último amanecer que pasarían ese fin de semana en la casa, desayunaron tranquilas, y fueron a pasear por el pueblo, la tranquilidad y la paz del lugar las envolvía en el silencio, se escuchaban sus pasos, sentían las caricias de sus manos, el latir de sus corazones.

Regresaron a la casa y se pararon en la puerta, al lado del árbol que estaba frente a la casa, allí Nathalie se apoyó en el árbol e Irene no dejaba de mirarla con amor, con ternura...

Irene: ¿sabes una cosa?

Nathalie: ¿qué?

Irene: siempre he querido hacer esto, lo veo en las películas y me digo, ¡¡ohhhhhhhh!! que empalagoso el protagonista, demasiado sentimentalismo... jajaja, pero en el fondo es muy romántico y me gusta.

Nathalie: ¿de qué estas hablando?

Irene se fue dentro de la casa sin decir nada más, dejó a Nathalie con la palabra en la boca, al momento salió con un cuchillo.

Nathalie: mi amor, sé que me odias, que te fastidio muchas veces, pero... ¿llegar a esto?

Irene: jajaja, anda tonta, échate a un lado.

Le dio un golpe en el brazo y la movió un poco. Con el cuchillo se puso a dibujar un corazón en el árbol, y dentro de él puso las iniciales de las dos. Nathalie miró cada gesto, y cuando descubrió lo que en realidad estaba haciendo se llenó de emoción.

Irene: aunque pasen los años, aunque la lluvia caiga sin cesar, aunque el viento azote con sus brazos este árbol, nunca podrá borrar nuestro amor, porque está construído con todo lo necesario para perdurar a lo largo de los siglos, incluso de nuestras vidas futuras, está construído con tu amor y el mío. El sol no es nada sin la luna, el mar no es nada sin la sal, una flor no es nada sin su belleza, y yo, mi vida, sin ti no soy nada... te amo Nathalie... (se besaron y luego ambas miraron el corazón, lo tocaron con sus manos, lo acariciaron con dulzura, ese árbol llevaba la marca de su amor, un amor grande e incondicional, un amor de verdad, un amor más allá de todo, un amor total. Se abrazaron y entraron a la casa muy felices).


Luego de recordar aquellos días se le escapó una lágrima porque el primer día fue doloroso pero necesario para llegar a los otros que fueron tan hermosos. Ya estaba lista para llegar al lugar deseado, pese a la paz del lugar estaba nerviosa, no podía negarlo. Pero de solo pensar que ya su agonía acababa, una sonrisa iluminó su rostro. Arrancó de nuevo el coche para acercarse al lugar que tanto deseaba. Llegó, bajó del coche, tomó las rosas, los bombones y el champagne en sus manos, y caminó en silencio a su encuentro. Siguió el camino que le había indicado Tita y la vio a lo lejos, se fue acercando y sus piernas comenzaron a temblar, ahora la emoción la envolvía, dejó a un costado las rosas, los bombones y el champagne, y con la voz entrecortada le dijo...

Nathalie: hola mi amor, estas tan bella como siempre... ¡Feliz aniversario!... Hoy es 21 de mayo y cumplimos 9 años desde que nuestros caminos se cruzaron, estuve 4 a tu lado y 5 en la sombra de la vida y pese a tener hoy 39 años sé que mi vida solo duró 4, porque realmente me sentí viva cuando viví a tu lado... (las lágrimas la invadieron y sus piernas temblorosas ya no soportaron su peso y cayó rendida ante la tumba de su amada, el llanto era desgarrador, y se aferró al mármol de la lápida, donde estaba la foto de Irene con esa bella sonrisa que la caracterizaba, Nathalie la rozó, la acarició como si estuviera viva, como si estuviera allí presente, le puso el ramo de rosas a su alrededor, y los recuerdos del último día que la vio con vida iban llegando a su mente y a su corazón...)


Después de unos días cuando había sentido que Irene estaba muy sensible, descubrió el porqué, ese día su mundo se vino abajo porque sabía que la perdería y no estaba preparada para eso, se amaban tanto que pensó que nada ni nadie las separaría, pero la maldita muerte llegó muy pronto a separarlas, se sintió en un abismo, era como que caía de nuevo en desgracia, la vida no había sido fácil para ella, sus padres habían muerto muy jóvenes, y perdida entre hogares de adopción fue creciendo hasta hacerse mujer. Había conseguido un trabajo estable, podía hacer su pasatiempo favorito, la fotografía, que también le daba muchas satisfacciones, y la vida volvió del todo a sonreírle cuando la conoció a ella, a su ángel de la guarda. Y en ese momento fue cuando realmente se sintió fuera de ese abismo, fue cuando sintió la mano de un ángel tirando de ella hacia arriba, hacia la superficie de la vida y ahora la vida la golpeaba de nuevo, pero no debía ser tan egoísta, su amor sufría mucho más.

Ese día Irene le confesó que tenía Sida, producto de una transfusión que le hicieron cuando perdió los dos dientes tras el asalto que había sufrido en la calle... la enfermedad se había manifestado al pasar unos años, y aquel día cuando se hizo análisis de rutina porque no se sentía muy bien, descubrió la cruel verdad, la muerte tocaría a su puerta en breve.

Aquel día fue terrible para ambas, porque pese a que una sola tenía la cruel enfermedad, sabían muy bien que ambas morirían, Irene no pensaba en su muerte sólo pensaba en que ya no vería a su amada. Y Nathalie lo único que quería era seguir perdiéndose en la mirada verde que la había cautivado con tanto amor desde el momento en que sus almas se cruzaron...

Por las noches viendo el dolor de su alma gemela pensaba y maldecía, encerrada en el baño para que Irene no escuchara su sufrimiento, debía ser valiente le había dicho ella, ¿cómo podía ser valiente si el amor de su vida se moría?, se habían jurado amor eterno, ¿cómo seguía adelante sin ella?, cuando ella era su corazón, su alma, su sangre, su piel, su mundo, su todo...

También sabía que la enfermedad la deterioraría y no quería eso para Irene, no quería verla agonizar día a día postrada en una cama, era el mayor castigo que podía haber tenido la vida con ella...

Ese día se abrazaron y lloraron juntas toda la noche, solo Nathalie le reprochó del porqué había tardado una semana en darle la noticia, pues Irene había sufrido sola en esos días, y Nathalie le dijo que el amor que las unía, había convertido a sus vidas en una sola, que debían compartir todo, lo bueno y lo malo.

Cuando quitó el respirador artificial se sintió como un barco a la deriva, sabía que debía hacerlo por el amor de su vida que estaba sufriendo pero cuando sintió su último aliento al expirar, la besó con el alma, y así su alma se fue con la de Irene, porque a partir de ese día ya no vivió mas, se sintió vacía. La policía se hizo presente en el lugar al tomar la denuncia del cuerpo médico pues se dieron cuenta que Nathalie había practicado eutanasia con Irene, que aún no estaba lista para morir. La luz de esos ojos verdes se habían apagado para siempre...

Ese día sintió la hipocresía de todo el mundo, sintió que a nadie le importaba la muerte de su amada, el dolor, el sufrimiento, sólo se preocupaban por castigarla con la ley, ¡cómo si a ella le importara!, si su castigo ya lo tenía, el amor de su vida había muerto, y el mundo seguía andando, pero no su mundo, porque se había acabado en el mismo momento en que Irene dejó de existir...


Volvió a la triste realidad frente a la tumba de su amada...

Nathalie: mi amor, otro aniversario y sabes bien que es el último, no puedo seguir viviendo sin ti a mi lado, duré 5 años porque estuve encerrada pero sabes que aquí en esta libertad maldita porque no estas a mi lado no puedo seguir viviendo así, te extraño, en estos años solo me dormía en la celda fría y oscura porque pensaba en ti, una y otra vez, solo en ti, y lo único que me mantuvo viva dentro de ese penal fue la esperanza de poder morir a tu lado, sabes que es un decir, morir físicamente debería decir, porque morir, ya he muerto desde el día en que te perdí, desde el día en que me suplicaste con la mirada triste y perdida que te quitara el aire, desde el día en que caíste en esa maldita cama postrada por un contagio absurdo, por algo que podía haberse evitado, desde aquel maldito asaltante que te quitó los dientes hasta en el hospital donde te atendieron y te dieron sangre contaminada. Al cabo de unos años el Sida se apoderó de tu vida y en consecuencia de la mía, porque tu vida era mía, porque tú eras mi vida, maldito destino que te arrebató de mí tan joven, tan bella, tan pura. Brindo por nuestro amor, (comió un bombón y tomó el champagne) me enseñaste tantas cosas, desde hacer un huevo frito hasta cultivar la rosa más bella, me diste tanto amor, tanto...

En ese momento aparecieron los guardias...

Guardia 1: mira, es otra mujer la que ha venido a verla, debe ser la que le escribía las cartas que dejaba la mujer mayor sobre la tumba... es más joven y más bella...

Guardia 2: me acercaré a verla y de paso le aviso que tiene poco tiempo.

Al acercarse a Nathalie...

Guardia: disculpe, queda media hora y cerramos el cementerio...

Nathalie: está bien no se preocupe ya termino... hace años que no la veía...

Guardia: cierto, siempre veo a otra señora mayor y otra más joven...

Nathalie: sí, ellas son su tía y su prima...

Guardia: pero su cara me es conocida...

Nathalie: soy su mujer...

Guardia: lo siento mucho... (el hombre se retiró por respeto, sabía muy bien donde la había visto, había sido en los periódicos, en la televisión, pues se había armado una gran polémica en la sociedad, unos a favor y otros en contra de la eutanasia).

De nuevo a solas con Irene, ya no soportaba más y comenzó a toser...

Nathalie: cof, cof, ya no puedo seguir, pero sabes mi amor que nos volveremos a ver, sé que me esperas con la rosa más bella...

El veneno que había puesto en los bombones y en el champagne ya estaba haciendo efecto, tenía convulsiones, la espuma salía por su boca y los escalofríos no se hicieron esperar, su cuerpo se desplomó sobre la tumba de su amada con una rosa en su pecho, la foto de Irene en su mano izquierda y en la derecha una carta... la última...

Los guardias al verla tardar tanto se acercaron porque ya era hora de cerrar el cementerio y vieron que la mujer yacía muerta sobre la tumba de su amada...

Guardia 1: mira, dejó una carta.

Guardia 2: léela.

"Yo, Nathalie Dupont he muerto por mi propia voluntad en los brazos de mi amada Irene Bardot, quien es la dueña de mi vida, de mi cuerpo y de mi alma... quiero yacer a su lado para siempre y que mi lapida diga: AQUÍ YACE LA MUJER MAS FELIZ DEL MUNDO PORQUE DESCUBRIO EL AMOR JUNTO A IRENE BARDOT, LA DUEÑA DEL ALMA MÁS BELLA".

Y por último les pido a ustedes, amigos guardias de los cuerpos sin almas, "póngale siempre a ella La Rosa Más Bella."

En ese mismo instante, en París Tita leía en el periódico la noticia sobre la que había llevado a Nathalie a la cárcel, la eutanasia...

El diario decía que el Código Penal francés distinguiría entre eutanasia activa (acción directa para producir la muerte) y pasiva (cese del tratamiento). Ahora se instauraría el derecho a "dejar morir", para que los enfermos terminales que lo deseen puedan interrumpir o rechazar el ensañamiento terapéutico. Pero sin embargo la ley, no despenalizará la eutanasia, pero sí recogerá el deber médico de "respetar la voluntad del paciente terminal" si éste desea que cese el "tratamiento" que recibe.

Tita: ¡qué absurdo! (pensaba), un paciente terminal que está postrado en estado vegetativo ya no tiene voluntad de nada, no puede expresarse para decidir que hacer con su ¿vida?, a eso no se le puede llamar vida... es un egoísmo profundo el ver como se apaga lentamente el aliento de una persona, su luz interna, por no tener el valor de hacerlo, por no tener el valor de dejarlos ir en paz sólo para poder verlos respirar lentamente una vez al día esperando mientras agonizan, la muerte... Nathalie, ¡que valiente has sido! al quitarle el respirador a mi sobrina, allí me di cuenta cuánto la amabas, el verla sufrir tanto y sin sentido nos rompía el alma a todos... cumpliste 5 años de tu vida con una condena que era injusta, pero al saber que la amas tanto, ya sabías que tu alma, que tu vida estaba condenada al dolor sin su amor, sin tu Irene, algunos están en contra porque dicen que es un sacrilegio, porque dicen que es atentar contra Dios, ¿acaso no es lo mismo atentar contra Dios cuando alargamos la vida mediante un trasplante? allí también el hombre juega a ser Dios... ¡qué hipócritas que somos los humanos!

Cerró el periódico y lo arrojó sobre el sofá cuando el teléfono sonó y le dieron la noticia que Nathalie Dupont había muerto sobre la tumba de su sobrina, colgó el teléfono y con lágrimas en los ojos se fue al jardín y allí olió el aroma de la rosa más bella, del rosal que habían plantado y cuidado juntas Irene y Nathalie, el rosal que les daba vida porque a través de sus rosas más bellas las había unido durante todo el tiempo que estuvieron juntas... y recordó como su sobrina con una metáfora preciosa enseñó a plantar y cultivar la rosa a Nathalie.


Irene: esta semilla representa nuestro amor, la tierra donde la sembramos son nuestros corazones, hay que arrancar las malas hierbas para que no maten el rosal, como nosotras arrancaremos nuestros malos recuerdos para no encerrarnos en ellos, excavamos un poco la tierra como hacemos con nuestro corazón y metemos la semilla, como metemos nuestro amor, la cubrimos para protegerla como protegemos nuestros sentimientos y por último hay que cuidarla, dándole agua y abono, como nosotras cuidaremos con todo nuestro amor el compromiso de amarnos para toda la vida. Te amo...


Cortó dos rosas y las puso en un jarrón cerca de una hermosa foto que tenía de ambas abrazadas, sabía que ya estaban juntas de nuevo y que seguían siendo tan felices como lo habían sido en la tierra...

FIN