La ropa interior de mi padre
Siento el aroma de la ropa interior de mi padre, descubro ese olor de pija y culo, haciendo que mi vagina...
La ropa interior de mi padre
Por Mariana de Caballito
Yo tendría en esa época alrededor de 15 años, sin ninguna experiencia sexual oficial, salvo los toqueteos y abusos de mi padre que ya contaré algún día. Pero mi deseo e instinto era como animal, salvaje, puramente instinto sin pensamientos morales, porque a esa edad no sabía que lo que ocurriría, era vedado, prohibido, tabú, desconocido para esta sociedad de miedos y prohibiciones.
Una mañana de sábado, mis hermanos fueron a jugar a la pelota al "campito" con los compañeros de colegio, mi hermana se quedó durmiendo; era un hermoso día tibio de primavera, se sentía en el aire, la alegría del tiempo, la sexualidad a flor de piel, mi sexualidad y mi piel, mi deseo antagónico y por que ¿no? desconocido, creándome miedos, barreras, dejando claro que la idea o pensamiento de hacer el amor con mi padre de nuevo, era algo fuera de cuestión, rompiendo todo lo que había aprendido
Esa mañana mi madre estaba trabajando. No había nadie en casa solamente
yo y mi hermana como decía estaba durmiendo; como toda niña, tenia que ayudar con los quehaceres de la casa, considerando que éramos 4 hermanos y mis padres trabajaban muchísimo para poder mantener nuestro "status", especialmente mi padre, el era muy consciente de quienes éramos y había que mantener a un alto costo nuestro estilo de clase media... la clase media argentina, a punto de extinguirse en los 70.
Mi madre me pidió que me ocupara de lavar la ropa de la familia. Este era un trabajo que ella solía hacer pero como yo estaba creciendo, ella pensó que podría cumplir con esta tarea, cosa que no me fue difícil recuerdo porque las instrucciones eran específicas y claras. Primero, la ropa blanca, segundo, la ropa de color.
Entre calzoncillos y medias de mis hermanos, incluyendo mis bombachas estaban los calzoncillos de mi padre. No se porque, tal vez halla sido curiosidad, tal vez mi sexualidad latente, no se... tal vez recordar sus abusos cuando era más chica, y las ganas de volver a oler sus olores, tal vez el miedo de buscar su cuerpo. Así que dije, con la ropa de el, al menos recordare su sexo. Separe la ropa de color, la ropa blanca, dejando la ropa interior de mi viejo en un costado, observando los calzoncillos blancos de algodón, del tipo boxer.
Me senté en el piso, relajada, tocando la ropa de mi padre, acariciando levemente, suavemente las manchas, parte del fluido humano, la esencia de mi padre pensé, de aquí vine yo, medite y una ola de emoción, de amor me hizo besar a los calzoncillos, olerlos, extraer el mas mínimo olor humano a orina y heces, estaban levemente sucios con un color marrón tenue en una línea que me hacia adivinar la raya separando sus nalgas, el olor, el aroma estaba presente y la imagen de mi padre se hizo omnipotente en mi pensamiento, convirtiéndose en un deseo inexplicable comandando ese deseo a que mi conchita su humedeciera de apoco Yo estaba perdiendo la noción de tiempo, ahora éramos mi viejo y yo, nada ni nadie mas, el Universo se realizaba perfecto y compacto en ese momento de amor y entrega. Bese, olí y llore, adorando a ese hombre que me trajo al mundo, que me dio el aliento, el respiro de vida. El círculo se cerraba entre nosotros dos, el círculo de entrega, de vida y amor. Estaba amando a mi viejo, besando sus calzoncillos, masturbando mi argolla con mis dedos mientras olía sus boxers, imaginando su verga con el prepucio pesado en mis labios, besando la cabeza rosada, oliendo el aroma, recibiendo en mi boca el sabor de vida de esa verga gorda. Gotas de vida corriendo por mis mejillas, gotas doradas alimentándome con su esencia de hombre y de padre...
Oli la parte trasera de los calzoncillos visualizando en un ritual puro y mágico el culo de mi viejo en mi cara, besando el agujero negro y velludo dejando el aroma invadir mis narices y mis labios. Que olor a culo tenía el boxer. Los pedos que mi papá se habrá tirado con este boxer pensé. El garco que se habrá echado y lo mal que se habría limpiado el culo para que quedara manchado con mierda, pensé. Y me embriague de ganas de lamerle el culo a mi propio padre. Mi concha chorreaba cada vez mas flujo y gotas de liquido vaginal hacia el trabajo masturbatorio mas fácil. Yo lloraba de placer, de amor... Quería a ese hombre en mi vida, lo quería, necesitaba que mi viejo me cogiera, me abusara como cuando entraba de noche en mi habitación de niña. El suponía que yo no lo recordaba, pero si. Hacia años que había dejado de abusarme pero esas cosas no se olvidan. Dejaba su leche espesa penetrar mi alma, alimentar mi esencia de hija amante, sumisa, fiel...
El olor de mi padre, mi hombre, me hizo tener un orgasmo como nunca lo había hecho antes acariciando mi concha con su calzoncillo imagine que algún día me podría volver a coger, lo podría amar de la manera que el tanto merecía, permitiéndole que me hiciera suya para toda la eternidad...