La rica verga de mi primo

La llegada de mi primo Fabían me hizo pasar el mejor fin de semana.

Este primer sábado de Abril llegó mi primo Fabián de Monterrey. Se dio la oportunidad de visitarnos después de salir de su licenciatura en Ingeniería Civil. Aunque debería de estar buscando trabajo, primero que nada quiso dar la noticia a toda la familia y de disfrutar de la compañía de todos antes de echar manos a la obra. La verdad tenía mucho que no lo veíamos. Yo lo tengo en Facebook y la verdad es que ha cambiado mucho. A aunque solo tiene 23 años está bien que se preocupe por vestimenta.  Me da risa como las mujeres se obsesionan con los Ingenieros. Dicen que están guapos y todo pero los que yo conozco están horribles. Pero cuando un día vi el perfil y las fotos de Fabián pensé todo lo contrario. Aunque lo tengo en mis contactos no estoy al pendiente de su vida, hasta que mamá me había dado la noticia de que nos visitaría. Fue cuando me dio curiosidad visitar sus fotos. Está guapo pero lo veo sólo como familia. Para mí no fue nada de sorprenderme sobre su cambio aunque si se ve diferente y admito que es un buen partido.

Mis papás y mis tíos decidieron preparar una cena cuando llegara así que ya se imaginarán. Como era una reunión importante no iba a estar toda fachosa, por lo que me puse unos mallones cafés y una blusa roja de manga larga y unas sandalias formales. Quise lucir como la mejor. Al menos eso intentaba. No me hago la creída pero sé que tengo un bonito cuerpo y sé que llamo la atención. Delgada, piel blanca, trasero levantado y pechos medianos, y cabello negro lacio. Mi hermano solo me miraba por todo lo que hemos hecho. (Para los que ya han leído mis relatos sabrán de lo que hablo). Eran las 5 de la tarde, Fabián ya había llegado.

-          ¡¡Daniela, vamos a ver a tu primo que ya llegó!!

-          Ahora bajo.

Me di un último retoque y los alcancé al coche. Al llegar el abrió. Woow. Verlo en persona se veía más atractivo que en sus fotos. Alto, delgado, se le notaba que fue al gimnasio. No está lleno de bolas y gordo como si hubiera consumido pastillas sino marcado y decente. Su tono de piel es blanco, y su pelo negro. Nada que ver con el Fabián que antes conocía. Y aunque  tengo 24 años parece más grande que yo.

-          Hola, lo saludé nerviosa.

-          Prima, hola!!, me saludó con un beso y un abrazo dejándome ese aroma a hombre

Nos sentamos en la sala. El es de Monterrey y uno de mis tíos le dio hospedaje ya que tienen recámaras adicionales. No dejaba de verlo. Sinceramente aunque es mi primo la atracción es algo que no se puede evitar. Lo miraba de arriba abajo. Diría que lo acosaba. Me sedujo sin hacer nada. Cuerpo delgado, atlético, hombros hacia atrás, alto, labios delgados, manos grandes. Dios, algo que a mi me vuelve loca. Platicamos, nos reímos, lo conocíamos.

-          Bueno pues que les parece si seguimos platicando en la casa, dijo mi tío Raúl.

Todos estuvieron de acuerdo.

-          Iré a cambiarme porque es la ropa con la que llegué.

Hasta su forma de vestir cambió. Yo lo vi bien vestido pero para él era algo informal.

-          Ándale, cámbiate, nosotros nos adelantamos para poner la mesa, María le dijo mi mamá a mi tía.

-          Iré al baño, dije como excusa para esperarlo.

-          Está bien, apúrate.

-          Si quiere que se valla con nosotros ahorita, dijo mi tía.

-          Ajá, me voy con ellos.

-          Bueno, los esperamos allá.

Subí al baño, ya que mi tío estaba ocupando el de abajo. Me revisé la cara, me limpié, me lavé las manos y salí. Miré los retratos colgados en la pared. Conforme fui viendo uno por uno, en el tercero se vio reflejada la puerta de una de las habitaciones. Estaba emparejada. Vi que pasó una sombra. Miré hacia atrás y me acerqué cuidadosamente. Al llegar me asomé en la rendija que se formó entre el marco y la puerta. Era mi primo. Estaba en calzones. Santo dios, pensé. Se le marcaban los músculos de la espalda. Y tiene unas nalgas que mis ojos no podían apartarse de ellas. Caminó a su mochila y sacó un bóxer. Mis ojos de agrandaron. Pensaba cambiárselos. No sabía si irme por respeto porque sabía que estaba haciendo mal, o quedarme y ver. Tragué saliva. Temía a que me viera pero no me moví. Tenía un calzón puesto que hacía que s ele marcara su paquete. Y valla que la tiene de buen tamaño. Agarró el resorte y se lo bajó.

-          Dios santo, dije en voz baja.

Su verga salió bailando. La Tenía semierecta. Dios, vérsela me empezó a calentar. No podía creer lo que estaba viendo. Tragué saliva, mordí mis labios. No se pero al menos le medía como 22 centímetros.

-          ¡¡¡Fabián!!!, gritó mi tía.

Me aparté de la puerta rápidamente y caminé al baño antes de que me viera él o mi tía. Me senté en la taza sin bajarme los pantalones. Salí y justo salió él también.

-          Pensé que te habías ido, me dijo al salir.

-          …No, es que pasé al baño.

No dejé de verlo. Bajé la mirada de reojo hacia su entrepierna y se le notaba un bulto. Seguí caminando a las escaleras y bajamos. Mi cabeza solo tenía la imagen de su tremendo paquete.

-          Súbanse al carro.

Durante el camino lo miraba de reojo. Platicamos. Cuando llegamos ayudé a mamá y a mi tía Rosa esposa de mi tío Raúl a poner la mesa. Como su casa era más amplía, era la indicada para hacer una reunión con toda la familia. Mis primos y mi hermano se fueron a la sala a platicar y unos tíos se juntaron. Típico los hombres a esperar y nosotras a trabajar. No dejaba de verlo mientras ponía la mesa. De todos el lucía mejor que los demás. Incluso mejor que mi hermano. En ese momento llegaron mis otros tíos y mis primas y primos. Entre ellas Liliana. Me saludaron todos, cuando lo hizo Lili me dio su opinión sobre Fabián que no podía faltar.

-          Hola!!  …¿ya viste a Fabián?, me preguntó descaradamente y riendo.

-          …cállate, le contesté agrandando los ojos.

-          - ¡¡a comer!! Avisaba mi tía.

Nos sentamos y comenzamos a comer. Platicamos. Fabián nos contó cómo le fue en la licenciatura, habló de sus papás ya que ellos no pudieron venir por el trabajo. Nos comentó que planes tiene a futuro entre otras cosas. Durante la comida no dejaba de verlo. Algo causó en mi el verlo completamente desnudo. Me paré, retiré unos platos y vasos. Uno de mis tíos también se paró. Al llegar a la cocina, puse los platos en el fregadero.

-          Hija, ¿puedes ir a comprar unos refrescos?, me preguntó mi tío.

Justo entro Fabián a la cocina.

-          …si, claro.

Me dio dinero.

-          ¿me acompañas?, le pregunté a mi primo antes de que regresara el comedor.

-          …Si, vamos.

Mi tío fue al comedor y aproveché para tomar la mano de mi primo.

-          Ven, vámonos por acá.

No se negó y me siguió. No salimos por el patio sino nos metimos al pasillo que atraviesa las recámaras y que también se dirige a la salida. Cuando íbamos caminando por las recámaras. Entré a una de ellas y lo jalé.

-          Espera que haces.

-          Ven, dije cubriendo su boca con la mía.

Se detuvo y no se negó a besarme. Tomé sus manos y las puse sobre mi cintura. Que las apoyara ahí me gustó mucho. Grandes y que me tomara como si fuera su novia, me dio a entender que estaba de acuerdo. Aparté mis labios y bajé la mirada a su cinturón. Se lo desabroché tan rápido como pude.

-          Oye, no, Daniela, espera, ¿Qué haces?

Metí mi mano a su bóxer y agarré su verga.

-          Dios, está larga, dije sonriéndole.

No sabía que hacer. No se lo esperaba. Se la jalé lentamente consiguiendo que se le endureciera. Me agaché y le bajé el pantalón. Se le había parado un poco. Se le marcaba el bulto en su entrepierna. Le bajé el bóxer y salió de un brinco su vergota.

-          Mmmm que rica, dije agarrándosela.

-          Daniela, espera…

Se la jalaba. Chupé su punta y la lengüeteé.

-          Aaahhh!!!

Jugué su glande con mi lengua. Mi mano cubría su rica verga. La tenía caliente y dura.

-          Está rica, lo alagué.

-          Enserio, prima.

-          ¿enserio que, primo?, le pregunté justo cuando me metí la mitad.

-          Aaaahhh!!!

Succioné. Se la mame como quería. Sabía tan rica su vergota. Desearía que me expulsara su rico semen. Tragármelo.

-          ¿te gusta, primito?,

-          ¿…cómo?

La excitación no lo dejaba pensar, ni que decir.

-          ¿te gusta cómo te la chupo?

-          …si, …me gusta.

La saqué y se la escupí lubricándola. La bañé de mi espesa saliva. Unte mi nariz.

-          Que rico huele, primo. Huele rica tu verga.

-          ¿si?

-          Si, ¿quieres que me la siga comiendo?

-          Si, sigue, contestó

Se la levanté y resbalé mi lengua sobre la parte de debajo de su verga, desde sus testículos, hasta su punta.

-          Aaahhh que rico lo haces

-          ¿si?. Es que la tienes bien rica.

-          ¿te gusta mucho?, me preguntó excitado

-          Me encanta.

Abrí toda la boca y saqué bien la lengua para lengüetearle la punta.

-          Eso, así.

Apoyó sus manos sobre mi cabeza tomando el control. Me la enterraba lentamente y me la sacaba. Me gustaba como me penetraba la boca. Mi saliva la lubricaba toda que era rico como resbalaba sobre mi paladar y se adentraba en mi garganta.

-          Que rico se siente.

Miré hacia arriba y vi como disfrutaba cogiéndome por la boca. Me la sacó. Estaba cubierta de saliva. Se veía tan rica que desearía chupársela todo el tiempo. La tenía tan parada que le tambaleaba de un lado a otro. Se le doblaba hacia arriba. Acerqué mi boca y acaricié su glande con mis labios.

-          Abre la boca, me ordenó.

Lo hice y la metió toda. Su punta atravesó mi campana. Abrí más la boca para tomar aire. Me estaba ahogando. Aunque veía que me quedaba sin oxígeno no me la sacaba. Dios, aunque me estaba asfixiando lo estaba disfrutando también. Eso es lo que más quería. Tragarme su rica verga. Me la sacó y me levantó. Me besó el cuello. Resbaló su lengua sobre mi blanca piel. Cerré los ojos disfrutando de sus ricos besos. Me tomó de la cintura pegó mi cuerpo al muro. Mis glúteos y mi espalda chocaron con la pared. Se agachó y me bajó el mallón. Pegó su cara a mi entrepierna y respiró mi vagina sobre mi calzón.

-          Mmm que rico.

-          ¿te gusta?

-          Si, hueles bien.

Dobló la parte delantera de mi tela desnudando mis pliegues y me do un beso. Apreté mis dedos de los pies y me mordí los labios. Me dio ligeros besos y una rica lamida sobre mis pliegues. Los probó.

-          Aaahhh!!!

Junté mis piernas pero no pude evitar que se detuviera. Y no quería que lo hiciera. Con sus pulgares separó mis pliegues dejando al aire mi clítoris y empezó a lamerlo.

-          ….rayos!!!, apoyé mis manos sobre su cabeza

-          Que rica sabes.

-          ¿si?, ¿te gusta?

-          …Si

Me dio un beso y aprovechó para succionar. Jaló mis pliegues. Me escupió y recogió su saliva resbalando su lengua sobre mis húmedos pliegues.

-          Mmmm!!! No pares!! Sigue!!

Sus besos, sus lamidas me hacían pasar un sabroso rato. No me arrepiento de haber tomado la iniciativa. Separé las piernas y saqué la pelvis exponiendo mi vagina. No se apartó. Al contrario, abrió la boca y cubrió mi rajita con ella. Jugó mi clítoris con su rica lengua.

-          Que rico!!! Sigue!! Aaaahhh!!!

-          ¿si?

-          Dios!!! Que rico lo haces!!!

De la nada aumentó el ritmo.

-          Aaaahhhh!!! Siii!!! Sigue, sigue!!

Me agarraba el cabello. Mis manos las pasaba por mis pechos, mi cintura, mi cuello, mi rostro. Era inevitable estar quieta. Me encorvé recargando mi estómago sobre su cabeza. Sentía que iba a caer muerta de placer. Su boca me comía toda esa zona. Metió sus dedos a mi vagina y comenzó a rascarme de lado de la pelvis.

-          Mmmm sii!!! Así!!!

De un segundo a otro el placer aumentó. Y podría jurar que me rascaba la zona del punto G que se encuentra a unos pocos centímetros de mi entrada. Dios, era sensacional todo.

-          Separa más las piernas, me pidió.

Lo obedecí en seguida. Eso le permitió meter más sus dedos.

-          …sii!!!

Abracé su cabeza.

-          Dios, para, para!!!

-          ¿para que?

-          …es que…quiero orinar.

-          No, no quieres.

-          Si, me dieron ganas!!!

-          Claro que no

-          ¿Cómo lo sabes?

-          Porque se que no es eso.

Y si. Tenía razón. Estaba a punto de explotar, más bien. Presentía un orgasmo. La sensación de querer orinar se presentaba. Sentía riquísimo.

-          ¿ya lo has hecho?, le pregunté a penas con una voz clara, pero a la vez entrecortada.

-          Si, ¿Por qué?

-          No, es que…me gusta como…lo haces…aaaahhhh!!! Fabián!!!

-          ¿Qué?

-          Voy… a venirme!!!

-          Hazlo!!

-          No, no puedo...mi pantalón está…abajo.

Cerré mis ojos para retener un poco mis ganas de terminar. Me quitó la sandalia derecha y luego la izquierda. Retiró sus dedos y me quitó la pierna derecha del mallón. Luego la izquierda junto con el calzón. Aventó mis prendas aún lado y plató su boca en mi vagina dándole continuación a sus ricas lamidas. Enderecé mi columna pegando mi espalda nuevamente al muro. Apoyé las palmas de las manos y la oreja derecha sobre la pared. Frotó mis arrugados pliegues con sus dedos y los metió.

-          …que rico…

-          ¿sientes rico?

-          …mucho

Formó un gancho con sus dedos y me empezó a rascar como lo había estado haciendo. El indescriptible placer me hizo flexionar un poco las rodillas. Su lengua acariciaba suavemente mi clítoris. Miré hacia el techo y cerré los ojos. Sus dedos rascaban cada vez más rápido.

-          …Fabi…án

-          ¿Qué?

-          …pa…ra, por…favor!!!

No podía hablar bien. Mis palabras salían cortadas de mi boca. El placer había rodeado todo mi cuerpo. Sin percatarme lo hizo más rápido. Me lengüeteó mas rápido y sus dedos me rasaban con ganas.

-          Aaaahhh!!! Dios!!!

-          ¿te gusta así?

-          …siii!!! Si…me gusta!!!

Mis manos vagaban por la pared de arriba a abajo. Dios era imposible contenerme. Sentía que iba a dar un tremendo grito.

-          Rayos, rayos, rayos!!!

-          Vamos!!! Quiero que tengas un hermoso orgasmo!!, me incitaba.

Se levantó y pego su frente con la mía. Nos miramos. Mis ojos se entrecerraban por el placer. El sólo reía. Le fascinaba verme excitadísima. No paró de sacudir sus dedos. Lo hizo con fuerza y con rapidez.

-          …no puedo… para!!

-          ¿si?, ¿quieres que me detenga?, me preguntó rascándome

-          …no!! No lo hagas!!!

Me dio un beso. No pude dárselo bien. Chupaba mis labios. Abrí las piernas para que me metiera más la mano. Apoyé mis manos sobre su cuello y sus hombros.

-          Sii!! Siii!!! Dios!!! Ya!!! Aaaahhh!!! Más!! Más rápido!!!, le pedí como si estuviera llorando.

Lo hizo. Sacudió sus dedos descaradamente terminando  en un esplendoroso orgasmo.

-          Mierda!!! Aaaaaaaahhhh!!!! Siiii!!!, solte gemidos acompañados de un chorro saliendo de mi vagina

-          No grites, no grites, me ordenó en voz baja.

-          Dios!!! Aaahhh!!!, Gemía con ganas.

No dejaba de sacudir sus largos dedos. Mi vagina expulsaba es líquido mojando su mano. No me dio pena hacer eso. La verdad es que eso es lo que menos me importaba. El placer me había dado mi momento más rico. Mis piernas temblaban. No podía pararme bien. Quería arrodillarme. El líquido escurría por mis muslos. Parecía que me había meado.

-          Que rica te vez. Estás bien buena y rica, me alagó.

Simplemente reí. Apenas estaba reaccionando a un deleitante orgasmo. Mi respiración era cortada. Estaba muy cansada. Dejé caer mi cabeza como señal de que estaba exhausta. Sacó sus dedos húmedos y me besó metiéndome su rica lengua. Mientras estaba recuperándome sonó mi celular. Caminé a mi pantalón y revisé la pantalla. “Tío Raúl”. Contesté.

-          ¿bueno?

-          ¿Por qué tardan, hasta donde fueron?

-          Estamos en el super, tío. Lo que pasa es que hay algo de gente y tráfico.

-          …bueno. No tarden mucho. Y por ahí compren hielo, por favor.

-          Claro.

Colgué.

-          Tenemos que irnos.

-          ¿ya?

-          Si, no hay tiempo.

La idea de darle fin a un buen momento no le pareció del todo pero no podíamos tardar más. Me puse el calzón y el pantalón. Se arregló. Limpié el suelo y salimos del cuarto cuidadosamente de que nadie nos pudiera ver. Subimos a la camioneta y fuimos de volada. Compramos las cosas y volvimos.

-          Llegamos!! Avisaba al entrar a la cocina y poniendo los refrescos en la barra.

-          ¡¡vaya!! ¡¡ya pensábamos hablarle a la policía!!

Reí sin responder nada. Fabián fue con mis primos y yo con Liliana.

-          ¿oye porque tardaste tanto?, me preguntó Lili con tono pervertido.

-          Jaja tonta, le dije sonriendo y mirando a Fabián.

Justo el hizo lo mismo. Nuestras miradas se cruzaron en medio de todos. Ambos reímos.

-          Dudo que sea como ya sabes quién.

-          Quien sabe. Sería cosa de comprobar

Como en anteriores relatos comentaba. Liliana es un poco atrevida y muy lanzada. Pues temía a que algo se le ocurriera y termine el vínculo que acababa de hacer con Fabián. Aunque Fabián no es tan perverso como Jorge mi hermano, o al menos eso noté, lo disfruté muchísimo que gozaría de otra ronda. Al finalizar la cena nos despedimos. Fabián se acercó a mi para despedirse. Actuó normal. Creí que me susurraría algo pero no. Su aroma penetro mi nariz dejándolo como un recuerdo de ese día.

Al día siguiente. Desperté con algo de sueño como siempre. Miré la hora y eran las 7:30. Que horror. Muy temprano. Me levanté, me miré al espejo y salí. Bajé las escaleras, recorrí el comedor y entré a la cocina. Absolutamente nadie. Tomé un vaso y me serví un poco de jugo de naranja. Contemplé el patio mirando por la ventana. Una parvada volaba arriba de los techos de los vecinos. La mañana brillaba de alegría y los pajaritos lo disfrutaban con sus cantos. De repente uno brazos rodeaban mi cintura y una voz me daba los buenos días.

-          Prima, buenos días, me saludaba Fabián.

Mis ojos se agrandaron de lo sorprendida e inesperada visita de mi primo. Di mi trago de jugo con el que casi me ahogo, y respondí con una pregunta.

-          ¿Qué haces aquí?

-          Jorge me acompañará al aeropuerto.

-          ¿Por qué?

-          Surgió una emergencia…y debo volver.

Valla forma de saludarme. Mi rostro se apagó en un segundo. Me invadió la tristeza por completo. Pensé que lo nuestro duraría más pero me equivoqué.

-          ¿…es tan urgente?

-          Si

Me abrazó fuertemente recargando su mandíbula sobre mi hombro izquierdo. Solté el vaso, giré mi cuerpo y lo abracé. Su cuerpo, sus brazos y su aroma me volvían loca. Olía tan rico. Su cuerpo me hacían sentir tan bien, tan protegida y querida. Mucho mejor que estar en los brazos de Jorge.

-          Yo esperaba que esto durara más

-          Yo igual…pero debo atender unas cosas.

-          No vallas, le rogué

-          No puedo, hermosa, dijo besando mi cabeza.

Estuvimos pegados así por unos minutos. No quería que se apartara.

-          Lo siento, me dijo recargando sus labios sobre mi frente

-          ¿De que?, le pregunté aún sabiendo que tenía que irse.

-          De la broma.

-          ¿broma?

-          No me voy a ir. Fue inventado

-          ¿Qué?, ¿Cómo?, ¡¡¡ayyy!!! ¡¡¡maldito!!!, lo insulté graciosamente y sacudiéndome para que me soltara y poder darle un golpe, más no lo hizo.

-          Ya, tranquila jaja

-          Vas a ver

Me miró a los ojos, y luego a los labios.

-          Bésame, le ordené

Fue acercando su rostro al mío lentamente hasta que sus labios quedarán a un centímetro de distancia. Me puse de puntillas y avance lo que le faltaba. Nuestras bocas se unieron. Me fue soltando poco a poco hasta liberarme. Me acordé de mi hermano y lo dejé de besar.

-          Jorge, dije.

-          Está bañándose, tranquila.

-          ¿Si?

-          Si. Acaba de meterse

Sus manos estaban apoyadas sobre mi cintura. Acaricié sus brazos con la yema de mis dedos. Se inclinó hacia mi y fue directo a mi cuello. Empezó a besarlo. Recosté mi cabeza sobre el hombro derecho exponiendo el lado izquierdo dejando que me besara. Cerré mis ojos para disfrutar cada segundo de su rica boca. Pasé mis manos a su pecho y las resbalé de arriba abajo. Dios, estaba duro su pecho. Tanto así le dedicó tiempo al gimnasio que logró marcar bien el abdomen. Mientras lamía mi cuello, me encargué de desabrochar su cinturón. Bajé lentamente. Miré su bulto. Ya la tenía algo parada. Bajé su bóxer y saltó su verga chocando con mi cara. La agarré con la mano derecha y la olí. Embarré mis orificios sobre su largo miembro.

-          Huele rico.

Se le fue endureciendo. Se la froté hacia arriba. Tomó la forma de plátano. Su punta apuntaba hacia el techo. Se le notaba tan deliciosa. Abrí la boca y la probé resbalándole toda la lengua. Unte su glande sobre mis labios y me la metí. Se la empecé a chupar. La lengüeteé, la succioné como si quiera exprimirla con mis labios. Me peinaba. Me hizo una coleta y me empujó su rico miembro haciendo que sus bolas chocaran con mis labios y la sacó. Dios, creí que vomitaría en ese momento. Su verga estaba toda cubierta de mi saliva. Tenía burbujas. Acerqué mi boca y me la metí nuevamente. La mantuve ahí adentro por unos segundos. Mi respiración empezó a agitarse y mis ojos se pusieron llorosos. Retrocedió para sacarla. Sentí tan rico como me resbaló por la garganta y el paladar. Me limpié la boca con mi blusa y me levantó agarrándome de los brazos. Cubrió mis mejillas con sus manos y me besó. No pensé que fuera a hacer es después de haber chupado su verga. Bajó sus manos a mi cintura y me giró de modo que le diera yo la espalda. Metió sus manos a mi blusa y me acarició el ombligo, y pegó su pecho a mi espalda y su verga a mi trasero. La tenía tan dura que deseaba tenerla dentro de mi. Sólo eso estaba esperando. Fue bajando su mano derecha. Rebasó el resorte del pantalón. La metió a mi calzón continuando por mi pelvis hasta tocar mi rajita con uno de sus dedos. Di un respiro y acarició mi clítoris con su dedo. Cerré los ojos y mordí mi labio inferior.

-          Abre las piernas

No lo pensé dos ni tres veces. Separé mis piernas a la altura de mis hombros entregándole mi sexo por completo. Su índice y anular separaron mis pliegues y su dedo medio comenzó a rascar mi sensible clítoris.

-          Mmmmm!!!

Díos, lo hacía tan rico que levanté el culo. Lo pegué en su hermosa verga.

-          ¿te gusta?

-          …si

Con su mano izquierda bajó mi pantalón y mi calzón, desnudando por completo mi sexo y mis piernas. Mis prendas colgaban en mis rodillas. Su verga la metió entre mis piernas. La tenía tan larga que atravesaban mis muslos y chocaba con mi vagina. Se columpió rosándola sobre mis arrugados pliegues. La disfrutaba cada segundo. Sentí que me iba humedeciendo poco a poco. Dejó de jugar con mi clítoris y resbaló su punta sobre mis mojados pliegues. Los separó con su glande y me la empujó adentrándose en mí.

-          Aaaahhh!!! Solté un ligero gemido al sentir como me resbalaba su verga.

Apreté los dedos de los pies apoyando las manos en el borde del fregadero.

-          Que rico!!!, dijo muy excitado.

Se empezó a columpiar metiéndola y sacándola. Separó mis nalgas sacándola al mismo tiempo y metiéndola de nuevo.

-          Aaahhh!!! Que rico!! Métela más!!

-          Se siente tan rico!!! Dios!!!

-          Si, rico!!!, dije mirando el techo con los ojos entrecerrados.

-          …si!!! Estás muy mojada!!

-          Sii!!! Me siento tan húmeda!!

-          Que rico!!, dijo pegando su pecho a mi espalda y metiéndomela lentamente.

Mordí mis labios para controlar mis gemidos. Se sentía tan rico. Lo hacia lento y profundo que me enloquecía de placer. Dejó mi trasero y me abrazó. Rodeó mi cintura con sus brazos. Doblé mi espalda sacando los pechos y sacando el culo. Me enderezó con sus brazos y luego bajó su manos derecha a mi vagina. La cubrió con su mano. Empezó a acariciar mi clítoris. Me frotaba delicadamente.

-          Mmmm si!!!

-          ¿te gusta?, me preguntó con un susurro en la oreja izquierda.

-          …si!! Lo haces rico!!

Al terminó de mi frase la sacó y la metió con fuerza

-          Aaaahhh!!!, di un grito con los ojos cerrados y recostando mi cabeza sobre su hombro derecho.

-          Que rico te doblas

-          …me gusta como la metes

Todo iba tan perfecto hasta que Jorge lo arruinó con un grito.

-          Ya!!! Vámonos!!!

Ambos enloquecimos. La sacó y me subí el calzón y el pantalón tan rápido como era posible. Se subió su pantalón y se abrocho el cinturón. Abrió el refrigerador justo cuando Jorge entró a la cocina.

-          ¿Qué hacen?

-          Mmmm nada, respondí con el vaso en la mano.

Volteé a ver a Fabián. Luego Jorge lo volteó a ver y él a mí. Estaba temerosa. Tenía miedo que sospechara algo.

-          …ya vámonos, le dijo a Fabián.

Cerró el refrigerador y se acercó a mi para despedirse. Sólo nos miramos a los ojos.

-          Ahorita regresamos, me informaba Jorge sin apartar sus ojos de los míos.

-          ….si.

Algo me quiso decir con su mirada y no quería saber. Al parecer se enojó de que estaba a solas con Fabián. Mi hermano se a creado la idea de que sólo estoy para él. Y tiene todo el derecho, la verdad es que he cogido muchas veces con él, pero por ahora la aventura que tengo con mi primo me ah encantado que está muy por arriba de Jorge.

-          Pero entonces…¿A dónde van?

-          Vamos al aeropuerto por mis papás

-          ¿siempre vienen?

-          Si, pidieron unos días

-          De acuerdo, vayan con cuidado.

Mi mañana había empezado de maravilla. Fui a mi recámara y preparé mi ropa. Prendí el calentador y en lo que se preparaba el agua tendí mi cama. Sentía aún las manos de Fabián por todo mi cuerpo. Lo estábamos pasando tan bien. Su boca, sus manos, su aroma, su rica verga me encendió tan rápido. Me bañé y me vestí. Me puse unos pesqueros muy ajustados a mi entrepierna y a mi trasero de modo que fuera lo que más resaltara. No tengo unas nalgotas pero al menos las tengo paradas como a muchos les gusta. Antes de ponerme el brasier, tomé mi celular y me tomé una foto en el espejo. Al no tener el número de mi primo, le mandé la imagen por Messenger Facebook. Me terminé de arreglar. Desayuné con mis papás.

-          ¿y Jorge?, preguntó mamá.

-          Acompañó a Fabián al aeropuerto. Vendrán mis tíos.

-          ¿y porque no nos dijo?

-          No lo se.

-          Hay que apurarnos

En eso sonó el teléfono. Contesté. Era mi tía Rosa. Al colgar les informé a mis papás que mi tío Raúl nos invitaba a comer a su casa. Nos apuramos y cuando dieron las 12 de la tarde, salíamos rumbo a la casa de mi tío Raúl y mi tía Rosa. Jorge, Fabián y sus papás ya estaban ahí. Mis papás y yo saludamos. Mis tíos se sentaron en la sala y nosotros nos fuimos a la sala de entretenimiento a ver la tele. Al estar sentados Fabián y yo en el sillón de dos asientos, me susurró.

-          Me encantó la foto

Le sonreí. Miré a Jorge y no le pareció para nada que hiciera eso. Estaba todo serio.

-          ¡¡Jorge!!, gritaba papá llamándolo.

-          Ahora regreso, nos avisaba.

-          Si.

Mirando como salía al pasillo rumbo al comedor y la sala, Fabián plató su boca sobre mi cuello apartando mi cabello hacia atrás.

-          …espera, no.

-          ¿por qué no?, preguntó sin apartarse.

Cerré mis ojos dejándome llevar por las caricias de su boca.

-          Agárrala, me pidió de un susurro

No me sentía segura por miedo a que Jorge regresara pero moría de ganas de darle una buena mamada. Se desabrochó el pantalón y bajó su cierre. Se asomaba su bóxer y un bulto en su entrepierna. Metió los dedos en la rendija de su prenda y se lo sacó. Dios, se veía tan deliciosa que se me hacía agua la boca.

-          ¿…que esperas?

Miré al pasillo asegurándome de que nadie viniera. Estiré mi mano derecha y la tomé. Estaba dura, caliente y sobretodo larga. La empecé a jalar de arriba abajo haciendo que su cuero deslizara tapando y descubriendo su punta.

-          Eso!! Que bien lo haces, me decía.

Le pulsaba. Se le estaba endureciendo más. Se le empezó a doblar. Me encantaba que tomara esa forma. Mordí mis labios saboreándola. La quería probar con mi linda lengua. Lamer su punta como si fuera un rico dulce. Se la apreté.

-          Chúpala, me pidió.

-          …no lo sé

-          Vamos, me animaba

No sé qué podría pasar si Jorge nos llegara a descubrir. No podía desaprovechar el momento así que me puse de rodillas en medio de sus piernas y me la metí.

-          Que rico!! Vamos!!

Puso sus manos sobre mi cabeza para tomar el control de la penetración de mi boca. La bajaba y la subía. Me entraba y me salía. Lubricaba su verga con mi espesa saliva. Le sabía tan rica. Su duro cacho atravesaba mi campana. La metió toda dejándola unos 4 segundos y la retiró dejando que tomara aire. Lo volvió a hacer. Mi saliva escurría de mis labios cayendo sobre su pantalón. Quería respirar pero su gran vergota no me lo permitía. La sacó y di un fuerte respiro. Dios, me estaba sofocando. Me agarró de los laterales de la cabeza y se inclinó para besarme. Su lengua recorrió cada centímetro de la mía. Combinamos nuestras salivas.

-          Fabián, Daniela!!! Vengan!!!, nos llamaban.

-          Puta madre, dijo enojado.

Me levanté y esperé a que se abrochara el pantalón. Caminamos y mientras nos dirigíamos metió su mano en mi trasero.

-          Nooo!!!, grité riendo.

Se rió y siguió caminando. Llegamos. Y lo que nos pidió mi papá iluminó más mi día. Entramos al comedor. Saludamos a mis tíos, papás de Liliana.

-          ¿Y Liliana?, le pregunté a mi tía Victoria.

-          Acompañó a tu hermano a comprar.

La idea no me había parecido pero no podía hacer nada. Pero por otra parte yo no estaba mal acompañada.

-          Necesito que vayan a la casa por unas botellas de vino que acabo de comprar. Se van en el carro, la camioneta se la llevó Jorge y Liliana, nos dijo papá.

-          Está bien. Ahora venimos.

Nos dirigimos a la casa. Al llegar entramos. Como Fabián estaba detrás de mi, me di la vuelta y lo empecé a besar. Sus manos tomaron mi cintura y me cargó. Abracé su cadera con mis piernas y apoyé mis manos sobre sus hombros. Caminó al comedor y me sentó en la mesa. Desabrochó mi pantalón. Me acosté y dejé que me lo quitara. Separé las piernas dejándolas al aire. Pasó su mano sobre mi calzón acariciando suavemente mi vagina. Apoyé los talones sobre la orilla de la mesa y levanté la cintura resbalando mi calzón para desnudar esa zona que tanto quería mostrarle. Me ayudó. Sus manos acariciaban mis piernas. Besó mis muslos dirigiéndose a mi entrepierna. Un escalofrío invadía mi cuerpo conforme se iba acercando. No podía esperar. Puse mi mano sobre su cabeza y la pegué a mi entrada. Su boca chocó con mis pliegues. Me dio una larga lamida lubricando mi vagina. Sentí de maravilla. Agarró bien mis piernas y las abrió más para acomodarse. Me dio unas suaves y ricas lamidas sobre mi zona. Subió a mi clítoris y empezó a juguetearlo con la punta de su lengua.

-          Aaaahhh!!!! Sssiii!!!

Dios, esas  las que mas me gustaban. Sus lamidas me llevaban al cielo. Un abominable placer invadió mi delicado cuerpo. Lo hacía suave y a la vez rápido aumentando cada vez el placer y la locura que necesitaba soltar.

-          La tienes rica!! Me encanta tu sabor!!

-          Sigue, lo haces bien!!

Tapó mi clítoris con su boca y comenzó a golpearlo con la lengua. Me hacía enloquecer. Daba respiros entrecortados. Mis manos viajaban por todo mi cuerpo. Acariciaba mi ombligo. Subí a mis pechos y me los pellizcaba. Los apretaba. Jugaba con mis puntas.

-          Para…para, para!!! Dios!! Me vendré!!!

No dejó de lamer pero disminuyó su ritmo. Metió dos dedos a mi vagina como lo hizo la primera vez y comenzó a rascar de lado de mi pelvis. Resbaló la yema de sus dedos en esa parte. No se pero sentía quimismo. Y lamiendo mi clítoris al mismo tiempo, mucho mejor.

-          Dios, que rico!!!

-          ¿te gusta que te la chupe?

-          …sii!! Me…gusta!!!

Sus dedos aumentaron su intensidad. Lo hacía tan bien que no sabía cuánto iba a aguantar. La sensación era exquisita. En un abrir y cerrar de ojos se decidió a rascarme más rápido haciendo que mi boca soltara ligeros gemidos.

-          Vamos, prima!!! Quiero que lo hagas de nuevo!!

-          …siii!!! Aaahhh!!!

Metía y sacaba sus dedos y me rascaba al mismo tiempo. Dios, estaba que moría. Doblé mi espalda levantando los pechos y dejando el trasero pegado a la mesa. Me doblaba de lo frágil que soy. Extendí mis brazos a los lados y sosteniéndome del borde la mesa. Mirando el techo disfrutaba de la rica penetración de sus dedos. Aceleró de una forma descomunal.

-          Aaahhh!!! Rayos!!!!

-          ¿te gusta esto?, me preguntó con un tono rudo y rascándome

-          Ssiii!!! Aaahhh!!! Sigue!! Sigue!!

-          ¿quieres venirte, mi amor?

-          Sii!! Si quiero!!! Dios!!!

Mi pelvis se levantaba inconscientemente. El placer me había dominado. Dios, tenía la sensación de orinar. De explotar. No podía controlar mis movimientos.

-          Que rico!!! Aaaahhh!!! Rayos!!! Me vengo!!! Me vengo!!! Aaahhh!!!

-          Vamos, prima!!! Hazlo!!! Quiero verte!!!

-          No aguanto!!! Por dios!!! Aaahhh!!! Ya!! Ya!!! Aaaaaaaaahhhhhh!!!!! Diosssss!!!!

Exploté en un estupendo orgasmo combinado de repetitivos gemidos de niña chiquita. Lloraba de placer. Pero lo disfrutaba al máximo. Mi pelvis se levantaba y bajaba dejando salir chorros de mi vagina. Me retorcía por toda la mesa. Mis muslos temblaban. Me agitaba como si tuviera un ataque. Miré a él. Se desabrochó desesperadamente el pantalón, bajó su bóxer y me jaló hacia él dejando el culo a la orilla. Agarró su verga y la untó sobre mi rajita mojada. La Tenía bien dura y algo gruesa. Dejó caer su cacho de carne sobre mi entrepierna. Abrí un poco las piernas como señal de que la metiera ya. Separó mis pliegues con su glande y se adentró lentamente en mi. Apoye mis manos sobre sus hombros y conforme la fue metiendo lo apreté. Me fui hacia él. Lo abracé.

-          Aaahhh!!! Metela, le pedí en voz baja.

Sus brazos me recibieron pegando mis pechos a él. Dios mío, su larga verga había entrado hasta el fondo. Me sentía tan llena. Mis pies colgaban chocando en sus costillas. Solo estaba apoyada del culo bien abiertota. Retrocedió y luego la empujó lentamente.

-          Aaahhhh!!! Que rico!!! Hazlo otra vez!!!

Lo hizo. Cuando me penetró cerré mis ojos. El placer era extraordinario. Bajé mi mano derecha a mi entrepierna y me froté mi clítoris mientras me penetraba.

-          Estás tan rica, Daniela.

-          ¿te gusto?

-          Si!! Aaaahhh!! Gimió al meterlo todo.

-          Mmmm…así!!! Sigue!! Sigue metiéndomela!!!

Ambos disfrutábamos de ese hermosos y excitante y placentero momento. Llevaba un ritmo suave. El calor nos envolvió inmediatamente. Lo miré a los ojos. Negros, labios finos y delgados, nariz puntiaguda y recta. Guapísimo. Y era suya ese domingo. Sus largas manos tomaron mi cintura y empezó a meterla con ganas.

-          Mmmm Aaahhh!!! Que rico!!! Mete!!! Aaahhh!!! Más!!! Más fuerte!!!

Mis alaridos salían de mi fina boca. Al tenerla abierta se acercó y lamió mis labios. Los chupó jalándolos a mismo tiempo. Me la sacó.

-          Voltéate

Me bajé de la mesa y me di la vuelta dándole la espalda. Se acercó metiendo su largo y duro miembro entre mis muslos. Atravesaba mi cuerpo. Su verga rosaba mis pliegues mojados. Se columpió frotándola en mi rajita, que rico. Rodeó mi estómago con sus lindos brazos y bajó su mano derecha resbalándola por la pelvis hasta tocar mi delicado clítoris. Con su dedo medio comenzó a acariciarlo lentamente. Mordí mis labios sintiendo cada caricia. Retrocedió sacando su pene de mis piernas. La tomó y me la frotó en la entrada. Su glande se metía entre mis húmedos y arrugados pliegues.

-          Hazlo, métela, ¿Qué esperas?

Las ganas de ser penetrada de esa delicia de verga aumentaban cada minuto que corría. Colocó su punta directamente hacia adentro y la empujó de golpe metiéndola por completo

-          Aaahhh!!!

-          Que rico, ¿verdad?, me preguntó excitado

-          …ajá, Aaahhh!!!, respondí mezclando un gemido al adentrarse

Me agarró de la cintura y me la empezó a meter con fuerza. Dios, lo hacía tan rico que era inevitable decirle que parara. Subí la rodilla derecha a la mesa para que pudiera cogerme mejor. Y así fue. Agarró mis dos nalgas y me las separó metiendo su exquisita verga al mismo tiempo. Me resbalaba deliciosamente. Me llenaba de ese largo y venoso miembro. La sacó lentamente dejando su punta adentro y la regreso hacia adentro con fuerza.

-          Aaaahhh!!!!

-          ¿quieres más?

-          …si…hazlo otra vez.

Me agarró del cabello formando una coleta y tiro de modo que mi cabeza se hiciera hacia atrás dejando mi rostro viendo hacia el techo y con la espalda doblada. Saqué los pechos y las costillas.

-          Que rica estás, en serio, me alagaba.

-          ¿si?, ¿te gusta cogerme?

-          Sii!! Te mueves rico!! Me encanta tu lindo cuerpo!!

Metía y sacaba, metía y sacaba. Lento y rápido. Lo sabía hacer. Y diría que ya lo había hecho antes.

-          ¿Cuántas veces lo has hecho?

-          …10 Aaahhh!!!. ¿Por qué?

-          ¿Por qué tan pocas?, pregunté riendo

-          Mi vida no sólo es coger, pero si estuviera más tiempo contigo sería diferente.

-          ¿crees?

-          Si

-          …¿y porque lo dices?, Aaahhh!!!

-          Porque de todas…Aaahhh!!!...tú estás más buena…

-          ¿en serio?

-          Sii!!! Tienes un estupendo cuerpo, un rico culo que te seré sincero…cuando fuiste a visitarnos cuando llegue, y te diste la vuelta, fue lo primero que moría por ver.

Al terminar metió su verga con mucha fuerza haciéndome gritar. Me rompía la concha con ganas. Doblé mi brazo derecho hacia atrás y abracé su cuello. Su mano izquierda resbaló por mi muslo izquierdo llegando a mi rodilla y la tomó para subir mi pierna a la mesa. Quedé sobre la mesa con las piernas dobladas y con el culo en medio y a la orilla. Apartó su mano de mi vagina y la subió a mi garganta. Su mano izquierda rodeó mi estómago y me sujetó fuertemente. Me encantó que me tomara así. Su verga adentro y siendo dominada por sus largos brazos era tan excitante. Paré el culo sacándolo para que la metiera más. No dejaba de cogerme. Lo hacia lento. Lo disfrutaba tanto como yo. Me soltó, se apartó y recargó sus manos sobre mi cintura. Siguió metiéndomela. Me incliné hacia adelante mostrándole todo el culo.

-          Que buena te ves!!! Aaaahhh!!!

-          Sigue!! Cógeme!!! Métela más!!!

Me tomó la palabra y lo metió con rapidez.

-          Rayos!!! Ssii!! Más!!! Más rápido!!!

-          ¿quieres más?, ¿quieres más verga??

-          Siii!!! Métemela más rápido!!! Vamos!!! Se siente rico!!! Ssiii!!!!

Su penetración era tan rica que estaba a punto de venirme. Tenía esa sensación de nuevo. Iba a explotar si no se detenía.

-          Dios!!! Sii!!! Si, si!!! Así l!!! Más, más!!! Aaaahhh!!!! Más!!! No pares!!! Aaaaaahhhh!!!!

Ese último desgarrador gemido fue lo mejor. Volví a tener un glorioso orgasmo. Me abrazó mientras mi vagina chorreaba. Salpique la mesa. Parecía que me meaba. Me retorcía. Mi pelvis y mi cintura se movían inconscientemente. Movía el culo. Me temblaban los muslos, mis ojos se entrecerraban. Parecía que iba a desmayarme. No tenía fuerzas. No podía tomar el control de mis movimientos.

-          Tranquila, mi amor!! Ssshhh!!!

Me decía sacudiendo sus dedos sobre mis pliegues mojados. Hacer eso con mi vagina consiguió que tuviera otro orgasmo en seguida.

-          Aaahhh!!!! Mierdaaaa!!!!! Siiii!!!!!

Parecía que tenía un ataque. Me abrazó fuertemente para que no me agitara tanto. Me lamió el cuello. Estaba muerta de cansancio. Recargue la espalda sobre su pecho.

-          Debemos regresar

-          De acuerdo.

Sacó su miembro y se apartó de mí. Me bajé de la mesa. Caminé descalza a la cocina por un trapo para secar. Seque y me vestí. Buscamos las botellas y volvimos a la casa de mi tío. Al llegar, Jorge y Liliana ya habían llegado. Su mirada me lo decía todo. Le di las botellas a mi papá y entré a la cocina.