La rica nata del viejo puritano
Fui a por azúcar y regrese también con una ración de cremosa nata que me endulzo aquella caliente mañana
Después de esa trampa polvo con el viejo puritano, me rondaba por la cabeza no haber tenido tiempo de probar sus jugos, que aunque ya seguro no fluían con la abundancia de su juventud, seguro tenían buena textura y esa mañana que andaba algo caliente por casa pues andábamos preparando una visita a la casa de Marcos y Marta que nos habían avisado de una fiesta privada con varios matrimonios en su chalet para el fin de semana, insistiendo que lleváramos gente pues cuanto más mejor y más morbosa seria, le dije a Paco que andaba recuperándose de un polvo de la noche anterior con una mamada posterior de regalo, que me apetecía provocar al viejo vecino en su casa.
Paco me dijo tienes carta libre si te apetece pues si voy yo la cosa no llegara a mucho, riéndonos los dos, y yo con el viejo truco de pedir algo me dirige a su casa a provocar a aquel viejo semental que gratamente me había sorprendido follando días atrás, por supuesto no llevaba nada debajo de mi falda y tome una azucarero que vacié para ir a pedirle azúcar, toque en la puerta y abrió su señora, que muy amablemente me atendió haciéndome pasar, el al verme se puso algo blanco pues no me esperaba allí, su mujer le dijo, mira es la vecina de abajo que viene a por azúcar, mira pasa que mi esposo te lo llena que estaba preparándose un café que yo me estaba cambiando que iba un momento a comprar unas pastas a la tienda de abajo.
Pase a la cocina con él, que estaba nervioso y mi mano se lanzó rápidamente a su bulto de forma cariñosa, diciéndole como está hoy mi hombre este, el pego un salto hacia atrás diciendo , aquí no que es peligroso, volví a insistir y le dije que me había rasurado otra vez hoy mi conejito y necesitaba algo de crema a la vez que tome su mano y la metí debajo de mi falda, aquí puso algo de menos resistencia y palpo mi conejo afeitado soltando un resoplido de toro que espera salir a torear a la plaza, su mujer desde el cuarto le dijo, atiende a la vecina e invítala a un café o a lo que quiera mientras yo voy a por pastas que en quince o veinte minutos regreso como mucho, yo riéndome le dije ves, me tienes que dar lo que yo quiera y hacerle caso a tu mujer.
Volví a tocarle el paquete que ya se le estaba poniendo grande mientras el continuaba muy nervioso diciendo aquí no que si me pilla me mata, pero su voz ya temblaba ante mi masaje atreves del pantalón y su mano dentro de mi falda, que el muy pillín había ya había metido un dedo dentro de mi mojadito chochito, tome su mano y sacándola le tome el dedo mojado y lo chupe de modo provocativo y le dije, no quieres que te haga esto, que necesito algo de nata montada para un pastel que voy a hacer.
Nos separamos rápidamente pues su mujer se escuchaba se acercaba y entrando nos dijo, cariño atiéndela que regreso pronto y mirándome a mi dijo espera un poco si no tienes prisa que hablemos un poco que nos visita poca gente.
En ese momento me dio un poco de pena por estar engañando a aquella dulce abuela pero mi deseo de chupar el rabo de aquel abuelo me superaba, por lo que decidí seguir con aquello.
El estaba medio petrificado pero su rabo ya asomaba algo de dureza contagiada por la rigidez de su cuerpo ante aquella situación, y justo cuando su mujer se dio la vuelta y se dirigía a la puerta, le baje la cremallera y metiendo mi mano palpe aquella morcilla ya en todo duro que pedía a gritos una comida, la saque al exterior descapullándola y mostrando esa gorda cabeza agrietada ya por el paso del tiempo pero muy apetitosa y poniéndome de rodillas comencé a chupar fuertemente, cuando en ese momento se escuchó la puesta de la calle cerrándose tras irse su mujer, él estaba pálido por la situación pero ya gemía ante el acosos voraz de mi boca que devoraba todo aquello como si no hubiese comida hacia días, y lo cierto que no hacia muchas horas me había comido la de mi esposo pero esta por la situación y el morbo me estaba gustando mucho.
El soltó del todo el pantalón y este cayó al suelo junto con el slip de pata que llevaba puesto, mostrando esas dos bolsas colganderas que albergaba dos buenas pelotas mientras su dura polla ya estaba apuntando al frente y se mantenía sola con los lamidos y chupones de mi lengua y boca, le acaricie sus huevos fuertemente mientras el resoplaba, una mano acaricio su trasero y se deslizo a su ano que poblado por mucho pelo yo acariciaba y que el agradeció diciendo sigue así mi niña sigue que vas ver que nata tengo pronto.
Estaba apoyado sobre la encimera de la cocina para aguantar mi comida que estaba siendo con ansias y deseo, me notaba mojada y empapada por mis jugos que afloraba deseando que en ese momento otro macho diera cuenta de mí, pero estaba solo con aquel abuelo que gratamente se estaba portando como un campeón, llevaba ya unos minutos y le dije dame tu leche cariño pronto que va a llegar tu mujer y no me vas a llenar de nata para mi pastel, el resoplo y dijo, si la quieres ya voy a darte y bien, pues estaba esperando a que disfrutaras, yo le respondí si dámela pronto que quiero tragármela toda, en ese momento le metí un dedo por el ano y con la otra mano frote un poco su duro rabo, y el cómo esperando esta señal comenzó a convulsionarse a la vez que movía la cabeza como un poseso gimiendo, y comenzó a soltar unas ráfagas de leche espesa y viscosa que ante mi sorpresa era mayor que las que había notado días atrás en mi chochito.
Hizo ademan como se retirarla para correrse fuera pero yo la agarre fuertemente y ahora la chupaba con ganas devorando y tragando todo lo que soltaba, mientras el daba los últimos coletazos con su cuerpo terso y apunto de un infarto por la respiración tan agitada que tenía, la lamí toda cuando termino de escupir dentro de mi boca y mirándole a su cara le dije, mmm que rica nata tiene mi vecino, me encanta y quiero que me des de vez en cuando una ración, y me gustaría sí tú quieres que mi esposo vea como te la saco.
El resoplo afirmando diciendo eso me encantaría, ¿pero a el seguro le gustara esto?, yo con risa picarona, le dije nosotros no lo contamos todo y ya sabe que me follastes el otro día y ahora sabe que te la estoy chupando o se lo imagina.
Esto lo encendió volviendo resoplar y me dijo espero que sea pronto cuando te follemos los dos a la vez pero ahora quiero ver como esta de escocido ese chochito, tomándome con sus brazos por la cadera y sentándome en el barra de la cocina me abrió las piernas y subiendo mis falta a la cintura se lanzó a comer mi coñito empapado, que ahora como días atrás comía con sabiduría, con su vieja lengua hurgando en mi botoncito duro que pedía a gritos jugasen con él, y este viejo abuelo sabia como hacerlo, sus manos sobaban ya mis pechos a través de mi sujetador que ahora de un tirón bajo dejando estos libres, pellizcaba mis pezones duros y excitados mientras su boca seguía con aquel manjar, que en breve le rego de un orgasmo tremendo, el metió hasta la nariz cuando yo me corría moviendo su cara hacia los lados de tanto placer que sentía viéndome así.
Rápidamente nos vestimos pues temíamos ser descubiertos en plena faena, y sentándome en una silla de la mesa de la cocina trate de recuperarme, ante aquella corrida tan rica, él se ajustó el cinturón y se dispuso medio temblando aun a poner rápido unos cafés, justo en ese momento ya abría la puerta de la calle y regresaba su mujer, esta diciendo de modo inocente, veo que llegue a tiempo y traigo la pasta para los cafés, ponme uno a mí también cariño, le dijo a él, y mirando mi taza me dijo , ponle un poco de leche a ella cariño que no se lo tome el café solo, él se puso rojo como el tomate por aquella insinuación y yo medio riendo le dije no que ya tomo mucha y no es buena para el colesterol, y no hace mucho que tome un sorbo y ahora solo quiero café. Él estaba pálido ahora con mis palabras que su mujer las interpreto con la inocencia que tenía, hablando los tres un largo rato del tiempo y de los vecinos que había en la comunidad.
Pasados unos minutos tome el azucarero que él había llenado y dándoles las gracias me despedí de ellos, el me acompaño a la puerta, pues ella se quedó recogiendo la cocina, y antes de irme me dijo, dile a tu marido que cuando quiera hacemos ese trio que tengo ganas de follarte con él, yo mire hacia atrás viendo que no estaba su mujer y le di un beso con lengua a la vez que le volví a agarrar el paquete, cuando deje de besarlo le dije, lo estoy deseando mi viejo semental, toma fuerzas que te llamaremos pronto.