La reunion de ex alumnas
La reunion de ex alumnas no me vino en el mejor de los momentos, pero estuvo bien.
Cuando recibí la carta, no sentí nada en especial, nada más de ver el membrete me recordó a mis años de juventud cuando las notas llegaban a casa en el mismo sobre que hoy me invitaba a una reunión de ex alumnos del colegio salesiano al que acudí. Cuando la abrí estaba sentada en la cocina mientras esperaba a que la cafetera me avisase de que mi rutinario momento de relax empezaba, así habría siempre el correo generalmente del banco casi en exclusiva se podía decir, aunque desde un par de años atrás también de mi abogado, aunque ya las mínimas, hacia ya un año que acababa de separarme de mi marido, un cabrón en el fondo, todavía coleaban flecos sobre la asignación mensual de Dani, (su hijo, como a el le gusta decir como si yo no lo hubiera llevado 9 meses dentro) algunos papeles de la casa y todo eso, pero a lo importante. La abrí asustada y vi a mi padre sentado en su butaca del cuarto de estar esperando a que yo le acercase el mismo sobre que hoy tenia en mis manos, esperaba y no decía nada, lo abría con cuidado, como si el sobre valiese un montón de dinero y reflexionaba sobre mis notas, las leía con mimo, como buscando algún detalle que a el resto del mundo (ósea mi pobre madre) se le escapaba.
Al principio no me lo creía, la mire por delante y por detrás, a trasluz, la mire como hacia mi padre buscando señales, hay cosas que son de genes, la mire incrédula y luego la tire al contenedorcillo que tenía para reciclar papel.
Durante días la veía, no quería pero la veía, en el fondo me interesaba, hoy vivía en Madrid lejos del pueblo de mis padres y su agónico yugo, a Dani también le vendría bien, lejos de mi pasado y del suyo ya que cuando me case con su padre vivimos en Tarragona, Me intrigaba ver a Silvia, mi mejor amiga en aquellos tiempos locos, Maria, Isabel, Arantza, Carlos, mi primer amor, Jorge, los de la panda en pocas palabras. volví a ver la fecha era dentro de dos fines de semana, había algunos actos protocolarios y luego una comida en un restaurante del pueblo, comencé a darle vueltas, quizás había llegado el momento que Dani volviese a ver a sus abuelos, y yo aprovechase para ver antiguas compañeras, así que en un momento de euforia llame para confirmar, se me quito el peso que llevaba en el estomago aunque pronto volvió el miedo y los remordimientos, volver a ver a mis padres tras el divorcio, y sobre todo como enfrentarme a mis antiguas compañeras de clase tras el hundimiento de mi vida personal, aunque podría echarme flores sobre mi carrera como periodista, aunque no tenia ninguna gana.
Dani no estaba muy ilusionado con el viaje, no es tonto, llevaba echando pestes sobre mis padres tras el divorcio, (que mal se habían portado), y ahora le quería vender la moto de lo bonito que es el termino donde nací, la tranquilidad del pueblo, y los años que llevaba sin ver a sus abuelos, pero no colaba, al final le dije que pensaba aprovechar el fin de semana para acudir a una reunión de ex alumnos, protesto por la manipulación y cuando negociamos un poco mas de paga la cosa se calmo, el viaje en el fondo fue tranquilo, no recordaba el placer de conducir durante un rato sin que mi ex marido que estuviera corrigiendo todo el rato, desde la separación solo conducía para ir a la redacción, tampoco recordaba la belleza de la tierra donde nací, sus campos abiertos, en plena ebullición, sus colores tierra, verde, amarilla, esa mezcolanza que a veces te recuerda tu pasado.
Cuando llegue al pueblo de mis padres, la recepción fue fría, mi madre estaba encantada pero aun coleaban sus comentarios cuando la separación, hay que entenderlos son de su generación me recordaba mientras sacaba las maletas del coche, mi padre en cambio se seguía sentido de razones y eso era lo que mas me dolía.
Llegamos el viernes y hasta el sábado no tenia nada que hacer así tras instalarme me fui con mi madre y Dani a enseñarle el pueblo, Dani iba a su aire por delante paseando, sabia que lo tenia que hacer, en casa del abuelo no había playstation, Yo estaba por detrás hablando con mi madre, durante mucho rato hubo silencio, preguntas cortas y respuestas escuetas, al final llegamos al meollo lo que a las dos nos dolía, la separación, me gusto oírla, lo necesitaba, me dijo que me veía mas alegre, con mas vida, nos recordamos reproches mutuos, al final nos reunimos en un abrazo sentido, le pregunte por Papa, -ya sabes como es el-, siempre quiso un hijo, no pregunte mas, me valía con saber que mi madre me apoyaba. De momento.
Me desperté pronto, estaba nerviosa me duche pronto y baje a desayunar mi madre estaba ay, esperando para que desayunase, mi padre como siempre en el campo, se había llevado a Dani y las dos estábamos solas, hablamos un poco de todo, el reencuentro de ayer estuvo muy bien, me pidió que hasta me quedara una temporada, aunque no estaba para tonterías ahora, tenia que montarme una armadura para que la separación de mi marido no me hundiese.
Cuando llegue a la ultima calle, tras rodear la esquina hay estaba mi colegio salesiano, me quede ahí, a oscuras nerviosa como yo sola, si hubiera robado un banco estaría mas tranquila me dije para mi misma, Respire hondo, de una sola calada llenando mis pulmones de aire puro, aire del pueblo, esa conjunción de olores que hacen del campo ese lugar ensoñador, todo eso entro en mis pulmones, así con los ojos cerrados y los pulmones llenos torcí la esquina y me acerque al portón principal.
Dentro había una pancarta anunciando la reunión de ex alumnos, con una flecha en dirección al antiguo gimnasio, cuando estuve en la mismísima puerta, estaba decidida a marcharme, cuando al darme la vuelta vi que venían a lo lejos por el mismo sitio que yo, una pareja, ante el echo de que serian de mi clase entre corriendo en el gimnasio.
Al principio me sentí rara, esto no esta montado para el individuo solitario, todo el mundo estaba en corros y no conocía a nadie, estaba en la puerta, con el bolso entre mis manos como esperando a que me sacaran a bailar, había al fondo una mesa con algo que picar, no se el rato que estuve ahí, quizás dos minutos o igual media hora, se que se me hizo eterno, no se lo que esperaba pero en un momento vi una mano que se agitaba a lo lejos, nada decía que fuese para mi, pero yo sabia que me estaban saludando, un calvo no me dejaba ver la cara de quien manejaba con tanta soltura ese pequeño brazo, al fin la cara redondita de una chica que me recordaba a alguien, me sonreía y comencé a acercarme aun no muy segura de lo que estaba pasando, al dar los tres primeros pasos, la reconocí, era Silvia, la mismísima Silvia, comencé a avanzar mas deprisa, estaba eufórica, cuando llegue hasta a ella me abrace a ella como si fuese un naufrago y ella un trozo del casco, Creo que la desconcerté con ese abrazo pero lo necesitaba, estuvimos hablando un rato y luego nos acercamos hasta el grupito de donde salía ella, ahí estaba Arantza y su novio (que no marido, como dijo ella), Maria, Isabel y los maridos de ambas, jorge y su novia, y estaba Carlos con su Novio lo cual me pareció extraño por ser mi primer novio, pero estaba bien ya que desde hace mucho tiempo lo sabíamos aunque seria revelador para el, y muy rebelde aparecer en un colegio de curas con su novio, hable bastante con ellos, el novio de Carlos era también periodista.
En la comida todos nos íbamos a sentar juntos, yo fui andando desde el colegio, junto a Silvia hablamos sobre mi divorcio y sobre lo majico que era su marido, hablamos de lo que es envejecer, los sueños que teníamos, lo distinto de la ciudad, etc.
Ella se había casado con un campesino, más bien terrateniente del pueblo, mayor que nosotras, cuando yo vivía en el pueblo era bastante chulo, no me caía bien, me echo varias veces los tejos, en los bailes del pueblo. Antonio iba a venir a la comida. Allí estaba en la puerta del restaurante, era campuzo campuzo, estaba moreno del campo, con una camisa abierta en los botones superiores y con los músculos del trabajo duro a punto de salir, nos saludamos y entramos al comedor, la comida estuvo bien, Silvia me contó que era profesora y que de ella había salido la organización de todo esto, la verdad es que hablamos de todo, fue interesante ver como crece la gente, verlos desde la distancia, yo mas que participar intentaba recordar lo que antes defendíamos y lo que ahora se decía encima de una mesa, desde acciones de inversión que se aconsejaron hasta las ultimas vacaciones de Maria, el vino diluía los comentarios mas serios en una conversación amena, la gente se comenzó a cansarse y algunas se levantaron para ver a otras compañeras, los chicos también salieron afuera a echar el puro de costumbre, al final en la mesa nos quedamos el novio de Carlos, Silvia y yo, pronto el novio de Carlos se canso de banalizar y sin hacer ruido nos dejo solas, la conversación fluya de un lado a otro con facilidad, levantábamos el vidrio con mas facilidad que costumbre, se notaba que no estábamos poniendo un poco borrachas.
Al rato se nos comunico que habría baile, habían conseguido una orquesta que tocaba las canciones de antaño, fuimos como antes en plan pandilla a bailar, la verdad es que me trajo muchos recuerdos, baile hasta con Antonio, que se me apretó bastante mas de lo que se debería, llevaba sin estar en el pueblo unos 10 años. Pronto nos cansamos, el vino de antes nos paso factura y la gente empezó a retirarse, quedamos para mañana en echar un café en el bar de siempre para despedirnos, la cosa fue retrasar lo inevitable, al final Silvi su marido y yo estábamos allí, en un momento cuando comenzó a sonar una de nuestras canciones Silvia me cojio de la mano y me arrastro hasta la pista de baile, Antonio entendió que no era su generación y se fue a dar de cenar a los cerdos.
Cerramos el baile como antaño, las mas golfas, hasta salude a gente que no había caído antes, volví a ver al calvo de antes, era mariano el jevi del pueblo quien le ha visto y quien le ve, pensé. Las dos retiramos visiblemente borrachas, vamos como antaño. Silvia me dijo que tenia una botella de ron bueno en casa y que esto no había acabado, a mi me dio apuro, pensé en los dos hijos, en Antonio, me dio cosa y se lo dije, ella sonrió y no dijo nada fuimos hacia su casa y cojimos la botella de ron, unas coca colas, vasos hielos, ella hacia todo, yo me sentía rara, ella me decía que no me preocupase que ahora que tenia libertad aprovechase que esto a ella le iba a salir caro, y se reía, a mi me hacia gracia, ver a Silvia borracha buscando por los cajones algo donde llevar los hielos, casi se le salían las enormes tetas de la camisa que llevaba, se lo comente, y se empezó a reír.
Cuando teníamos todo, yo no sabia lo que pasaba, ella me llevo hasta un viejo todo terreno y nos marchamos, le pregunte hacia donde pero ella no dijo nada, puso la radio y comenzó a tatarear la canción que llevaba, eran the cure, nos encantaban the cure, así que comenzamos a cantar como salvajes mientras el coche cogia rumbo hacia algún lugar del campo.
Pronto reconocí el lugar, solíamos ir cuando éramos pequeñas, aquí había magreado yo bastante, también perdí mi virginidad, nada mas bajar del coche lo recordé y se lo dije, ella empezó a reírse, y me dijo que ya lo sabia, aunque yo no se lo había dicho a nadie, la mire como diciendo, no puede ser, y ella reconoció que aquella tarde me siguió.
Bajamos al pequeño terreno de comunal escondido entre los matorrales de maleza, apartando con un palo los matorrales que ya conocíamos como el paso, ella bajaba con todo en la mano, yo abría camino, cuando lo vi, todo estaba igual, el nogal centenario, la piedra de los amores como le decíamos, allí nos pusimos uno rones con bien de coca cola y se hizo el silencio.
Yo me apoye en la roca de los amores, dándole sorbos y recordando lo que me dolió todo aquello y como me engaño aquel carbón, lo recordaba con gusto toda mujer sabe que hay que pasar por eso para llegar a disfrutar, Silvia estaba tonteando con el árbol, intentado subir, y decía incoherencias, me acerque hacia ella para que se dejase tonterías, se quedo abrazada a mi, estaba borracha, sus labios estaban a unos milímetros de los míos, de pronto sin avisar me beso, fue algo causal o intencionado no los se, algo se disparaba en mi interior, hace años que nadie me besaba así, con amor, ese beso fue con amor, la mire a los ojos, estaba borracha pero me había besado. La deje en el suelo y me asuste, decía incoherencias, cosas del pasado y movía su vaso de cubata de lado a lado dispersando todo el líquido por todo su hermoso traje. Me asuste y recogí todo en el coche, me la eche al hombro como pude, ella decía no, no, no, pero me la conseguí arrastrar hasta el coche, la monte donde yo había ido antes y conduje por los mismos caminos, ella se durmió mientras decía no, no, no aparque el coche al lado de su casa y me fui corriendo, como si la hubiese asesinado.
Llegue a mi casa exhausta, mi madre me esperaba en la cocina, mas que esperarme esperaba la vida limpiando alubias verdes, me despedí para irme a la cama, olía a alcohol, le conté tres cosas y con la excusa del cansancio me fui a la cama, pero estaba excitada, eso me trastoco, solo un beso y mis neuronas estaban locas, no lo entendía Silvia, le había besado mil veces en nuestra juventud, una vez hasta nos tocamos los pezones la una a la otra, pero esto no era normal. No se cuando me dormí, apague todos los relojes.
Cuando me desperté tenia algo de resaca pero los remordimientos me estaban poniendo nerviosa, me duche con agua fría y desperté a Daniel, le dije que nos íbamos a ir pronto ya que me habían llamado de la redacción, era mentira pero solo quería salir, baje a desayunar mi padre estaba hay, esperaba a Daniel, cuando los dos se enteraron que nos teníamos que ir se enojaron conmigo, al final conseguí que dejase de patalear proponiéndole que en vacaciones de verano las pasase con su abuelo, eso compuso a los dos, mi padre me dio un beso y me despidió con ternura, y a Daniel le dijo, hasta el mes que viene chavalote, en ese momento entendí lo que mi padre siempre había deseado un hijo, no lo culpe por ello.
El viaje de vuelta a casa fue un monologo de Daniel, me contó lo que había echo, lo que iba a hacer, y un montón de cosas sin mayor interés y orden que el de un niño de 10 años excitado por descubrir sus raíces.
Mi vida continuo normal, solía recordar el beso de vez en cuando, pero me volqué en mi trabajo y hasta me ofrecieron presentar los informativos del medio día, una parte, a medias con alguien, pero la verdad yo soy de investigación y renuncie, algunos dicen que estoy loca, yo pienso que el jefe quería ligar conmigo y fue una forma como cualquier otra de, no toques mi vida por favor.
Día a los seis meses o así, estaba sola en casa era de mañana, no entraba hasta la tarde, aprovechaba para hacer una limpieza general en casa, Dani en el colegio, en el fondo era mi momento de relax, llamaron a la puerta, yo estaba con los the cure a tope y pasando el aspirador, la verdad es que me costo bastante oír el timbre, para cuando abrí la puerta, vi la espalda de una mujer, cuando se volvió, vi que era Silvia, estaba ahí en el rellano de mi casa, yo en la puerta con unas pintas de chacha que daba risa, nos miramos no sabia que decir pero me alegre de verla ella comenzó a intentar decir algo, yo no se por que pero la bese, aun no se como eso salio de mi. Ella se sorprendió, no lo esperaba, creo que llevaba toda una retahíla de tópicos para pedirme perdón pensaba que yo estaba enfadada y eso la confundió, la verdad es que yo no había echo nada por evitarlo, pero no tenia claro lo que tenia de aclarar aun no sabia muy bien lo que había pasado, paso hacia delante y cuando cerramos la puerta se avanlazo sobre mi, me beso apasionadamente, metiéndome la lengua con la brutalidad del deseo, la recibí con extrañeza pero pronto me amolde, me estaba gustando así que cerré los ojos y me deje llevar.
No nos habíamos dicho ni una palabra, el silencio era nuestro cómplice, sonaba the cure en los altavoces de mi mini cadena y sus manos buscaban mis pezones necesidad, buscaba como si fuese la ultima vez que lo podría hacer, su lengua entraba y salía al compás de la música mis manos se enrollaron con su melena en un baile que no entendí, decidí separarme y mirarla a los ojos, estaba excitada y yo también, la cogí de la mano y sin decir nada la lleve a mi dormitorio, ningún hombre había conseguido romper el su maleficio y una ex compañera de estudios estaba a punto de llevarme a los placeres carnales mas locos de toda mi historia sexual, la lleve despacio convenciéndome de que estaba bien darse placer entre dos personas que quieren, no quería mirarla cuando llegamos, las dos nos sentamos en el borde de la cama, nos miramos, sujetándonos las manos, nos echamos en la cama y comenzamos a besarnos despacio, sin prisas, sin la excitación del no se que de antes, nos fuimos deslizando la ropa la una a la otra, hasta que las dos desnudas, apretadas comenzamos a amarnos, ella comenzó a besarme el cuello, empezó a volverme loca de pasión, rozaba mis pezones con los suyos, hasta que se pusieron erectos, locos, los comenzó a chupar como una loca, de uno a otro, yo con los ojos cerrados solo sentía miles de endorfinas en mi cerebro, le pasaba mis manos por su espalda, pronto, sentí un dedo en mi vagina, así de improviso, de repente todo salto, algo que hacia mucho que pensaba que estaba muerto resucito, allí, sentí como poco a poco entraba en mi fuerte, como todo se mojaba por momentos y la excitación hacia correrme, aquello era agradable, muy agradable, sentí un paz interior increíble, me beso con ternura y me dijo algo al oído, acto seguido metió su cabeza en mis entrañas y con su lengua comenzó a hacerme sentir mujer, algo que mi marido y anteriores novios nunca hicieron bien, me pregunte la experiencia que tendría en todo esto Silvia, pero pronto todas las estupideces dieron paso a la locura y frenesí de las endorfinas, me retorcía sobre mi propio cuerpo, el placer que estaba saliendo de ese agujero negro iba directo a mi cerebro y de ahí a todo mi cuerpo, recuerdo que correrme fue toda una liberación de olor a sexo y sudor guardado a cal y canto durante demasiado tiempo, Silvia salio de mis bajos bañada con mis jugos, estaba hermosa, nunca me había fijado en un mujer así, para mi Afrodita era Silvia.
Se acerco a mi despacio y con recelo, aun no había oído su voz desde su interrupción hace un rato, yo la bese con deseo, deseo de mas, deseo de mi propio cuerpo, le retire todos mis jugos de un lenguetazo, ella se puso de pie frente a mi, juro que era afrodita, con su melena pelirroja despeinada y unos labios eternamente sonrojados de dar amor, la volví a besar y la tumbe en la cama, succioné sus pezones con amor, despacio, hasta volverlos a poner erectos, bese cada palmo de su cuerpo, despacio, desde los dedos de los pies hasta las costillas, desde sus rodillas a los omóplatos, pronto vi que un centro de placer me llamaba, la mire y vi sus ojos llenos de belleza y placer, pronto acerque la yema de mis dedos a su clítoris, fue algo electrificante, algo impropio pero que me esta volviendo loca, comencé despacio a tocar su clítoris humedeciendo mis dedos, notaba como Silvia se excitaba, cada vez mas pronto pose la punta de mi lengua en su raja, recogí su olor, sabor en estado máximo, comencé a meterle dos dedos y a succionar su clítoris con paciencia, con cariño, hasta estuve toqueteándome un poco yo también, estaba excitada como nunca, Silvia se corrió en mi cara como un descaso, resoplo como algo que llevaba dentro mucho tiempo, me acerque a su cara y nos fundimos en un abrazo, nuestros clítoris se buscaron como dos imanes, pronto lo juntamos y comenzamos a movernos, primero despacio y luego con gusto, hasta llegar al mas allá.
Al final estaba agotada y satisfecha, solo pude decir, a mi también me hubiera gustado que hubieras estado en la piedra del amor mi primera vez.