La Reunión 03

El día después de romper la tensión

A la mañana siguiente Montserrat despertó de golpe, primero sintiéndose confundida pues no reconocía el lugar dónde se encontraba. A su lado se encontraba una mujer que aún con el maquillaje corrido y su cabello alborotado se veía a sus ojos hermosa, descansaba recostada sobre su costado derecho, respiraba tranquilamente y nada en esta Tierra parecía ser capaz de perturbarla. Montserrat la miraba acosadoramente, veía a punta de su nariz y le gustaba, sus labios le encantaban y descubrió que en el borde del borde superior derecho tenía un lunar pequeño, le gustaba su cuello delgado hasta perderse en el esternón. Desde que la vio por primera vez en el despacho de arquitectura, le había gustado. La forma en la que hablaba y como resolvía cada adecuación que ella solicitaba. La verdad es que nada le costaba ir a su despacho y ver con ella los presupuestos, pero le interesaba verla fuera de ese ambiente y esperaba que fuera una “presa fácil”.

Su sorpresa y decepción fueron grandes, cuándo Érika ella no se inmutaba con sus acercamientos u ofrecimiento de sacarla de ese ambiente laboral, estricto y formal.

Le gustaba su gusto por la decoración, lo ordenada que era al trabajar, su concentración y paciencia ante cada cuestionamiento, su elocuencia y la elegancia que tenía al hablar. Admiraba su belleza y de que no necesitara una producción para sacarla a flote, para Montserrat hacia y no hacia sentido esa timidez, porque lo tenía todo.

-No me veas dormir. - le dijo una Érika que se giró y se tapó la cara con ambos brazos, dejando sus senos al descubierto.

-Primero que nada buenos días. – respondió Montserrat, volcándose hacía ella para darle un beso entre sus senos y subir con más besos hasta sus brazos.

-Ay no, estoy hecha un desastre, no tengo la mejor imagen al despertar. –

-Pues ya somos dos, yo también acabo de despertar y estamos en igualdad de circunstancias. Érika Sandoval, mírame…-

-No quiero Montserrat Dupre. –

-Érika… -

-Montserrat… - por fin quitando los brazos y abrazándola por la cintura apretándola más a ella. -Buenos días.-

-¿Y mi beso?

-¿Estás segura que quieres beso mañanero? –

Y sin aviso previo le dio la besó.

-¿Descansaste bien? –

-Sí, gracias. Dormí muy bien.-

-¿Tienes hambre?-

-Sí. Ayer me dejaste sin energías.-

-Yo te iba a reclamar lo mismo, pero ya ocupaste mi argumento.-

-Tengo que ir al baño, déjame ir o tendré un accidente.- sin pensarlo palmeo el trasero de Montserrat para que se moviera. Como no sabía a ciencia cierta dónde estaba su ropa, del cajón inferior de su cama tomo un hípster y una camisa de dormir. -Busca algo cómodo que ponerte para que me ayudes a preparar el desayuno.- y le dio un beso corto.

-Ahora sí. ¿Qué quieres desayunar? – Preguntó Érika.

-Sorpréndeme, yo necesito ir al baño.-

Érika, sacó un recipiente y vació harina para hot cakes, un huevo, mantequilla y leche. Cuando Montserrat salió del baño, recibió la indicación de batir la mezcla hasta dejarla sin grumos y de hacer los hot cakes. Ella mientras tanto puso a calentar otro sartén.

-Oye cariño, nunca he hecho hot cakes-

-Pues hoy vas a aprender. Primero, vez la cafetera que está ahí, toma la jarra y llénala de agua por favor. -

-¿Por dónde se llena? Y antes de que quieras mirarme raro, yo nunca cocino, siempre tengo alguien que lo hace por mi o lo compró hecho, por favor tenme paciencia. - replicó Montserrat, un poco avergonzada, porque efectivamente siempre ha tenido a alguien a su servicio para realizar esas tareas y porque nunca le había interesado aprender aquello. Érika, con la paciencia que la caracterizaba le explicó cada paso para llenarla, dónde guardaba el café de “los domingos”, dónde colocarlo, conectarla y de cómo prendía. -No, no, no, nunca desayunaremos esta mezcla se ve seca. - dijo Montserrat.

-Es correcto. Por eso, gradualmente conforme la mezcles le irás poniendo un poquito de leche, acuérdate que tiene que estar sin grumos y sin quedar liquida, de poquito en poquito, no desesperes. Ahora, mira, este sartén pequeño es para los hot cakes, su misión en la vida es cocinar solamente hot cakes, lo voy a poner a calentar lo más bajó en lo que tú pones esa mezcla en su punto. -

Érika se dedicó a dorar cuatro salchichas y la misma cantidad de tiras de tocino, sin perder detalle de la mezcla.

-¡Creo que ya está!- dijo al fin una Montserrat emocionada.

-¿Crees o estás segura de que esa mezcla ya está?- le respondió Érika sin mirar ya que estaba poniendo sobre una servilleta los que había dorado para que se retirara el mayor aceite posible.

-Usted dígame para yo saber. - y con orgullo con la cuchara plástica le hizo ver la consistencia de la mezcla.

-Tienes razón, ya está. Bien, como ya está precalentado el sartén podrás cocerlos. Corta un pedazo como de 5 mm de mantequilla la colocas en el sartén, con cuidado por favor, y con el margo la desplazas por toda la superficie. - Y exactamente así lo hizo Montserrat. -Ahora toma el recipiente con la mezcla y viértela en el centro, con la cuchara dejarás de vaciar cuando yo te diga… Para. Perfecto, está en cocción su primer hot cake señorita Dupre, ¡felicidades!-

-Gracias, gracias, pero aún no cantemos victoria, espero que no se me quemé.-

-Nada de eso, empezarás a ver que la superficie irá cambiando su textura se volverá más esponjosa por así decirlo, eso te hace saber que la parte de abajo ya está sólida y podrás voltearlo.-

-Oye, pero los hot cakes, son redondos y este tiene una forma irregular.-

-Bueno, Roma no se construyó en un día y parte de esto también es la práctica. Hay quienes tienen más aptitudes que otros para la cocina, los míos al principio eran un desastre. El tuyo tiene muy buena pinta. – y por instinto le dio un beso en el hombro.

-Mira, es cierto cambió de color.-

-Eso es perfecto, ya puedes darle la vuelta.- una emocionada Montserrat tomó la el voltedor plástico y con mucho cuidado lo desplazó por debajo de la superficie del hot cake y lo volteo. Ahora en cuanto lo retires del fuego, repetirás esa acción 3 veces más, ok?-

-Sí, señor!- saludando como militar y dándole un beso cortó.

-¿Podrías tomar por favor una de las tazas que están debajo de la barra y servirme café?-

-Claro, ¿cómo se lo preparó?-

-Así, solo.-

-De dónde saqué el café hay algo de crema en polvo y azúcar por si quieres para el tuyo. Espero te guste así, porque es lo único que hay-

-Prefiero un capuccino, pero sí, está muy bien, gracias.- entregándole su taza de café.

-A mi los huevos me gustan cocidos por ambos lados, ¿cómo quieres los tuyos?-

-Sólo por un lado para mi.-

-Ok, te falta algo por hacer. En el congelador hay frutos rojos congelados, toma la bolsa por favor y saca dos porciones para los hot cakes.-

-¿Y cómo rayos demonios tomaré los frutos rojos que están hechos piedra? -

-Así. – tomó la bolsa y la azoto en la barra al menos tres veces seguidas -Ves? Listo. Ponlos en ese recipiente y mételos al horno.-

-Listos en el horno, ¿ahora qué?-

-Hay una opción que dice descongelar presiónala. -

-Ajá, listo.-

-Ponle 2:30 minutos y ya.-

Érika, puso los manteles y cubiertos, dispuso los platos con lo que ella había preparado. Puso en otro platos dos hot cakes en cada uno y los puso junto a la comida.

-Bien, ahora con una cuchara pon una porción de eso arriba de los hot cakes.- mientras Montserrat hacia eso, Érika sacó de la gaveta del café maple y del refrigerador. -Por fin a desayunar ¿quieres algo más?-

-No, todo está perfecto cariño. Muero de hambre.-

-Señorita Dupre, sus primeros hotckes le quedarón deliciosos.-

-Gracias señorita Sandoval. Y cuénteme, ¿cómo aprendió a cocinar?

-Pues en parte viendo y por otra siguiendo las instrucciones.-

-¿Y a quién veías cocinar?-

-A mi mamá, ella cocina de todo y muy bien.-

-Espero probar su comida un día.-

-Yo también. - respondió Érika, con una cara no muy convincente y Montserrat evitó hacer más porque claramente era algo con lo que no se veía cómoda.

-Creo que este ha sido uno de los mejores desayunos de mi vida.-

-Mentirosa.-

-¡En serio! Casi me alimenté por mi cuenta por primera vez en mi vida.-

-Bueno, está bien tener a alguien que lo haga por ti. Yo odio lavar los trastes, pero prefiero hacerlo a tener desorden. Viví mucho tiempo con roomies y es desagradable las costumbres de otras personas que comparten el mismo espacio, pero no tus mismos hábitos. -

-¿A qué te refieres?-

-En casa de mi mamá, yo no hacia nada, la ropa sucia aparecía limpia, tenía comida preparada todo el tiempo y ella es muy fanática del orden y la limpieza. Cuando viví con más gente, obvio tenía libertad, pero las cosas siempre estaban regadas, con trastes sucios, ropa, etc, al principio no me fijaba tanto en eso, pero a medida que pasó el tiempo, me molestaba. Por eso busqué un lugar para mi.-

-Y por qué no lo hiciste antes? -

-Porque no tenía dinero, no me alcanzaba y no podía volver a casa con mi mamá. - y fue ahí que Montserrat entendió que debía ser muy cuidadosa con ese tema. -

-Pero mira, lograste encontrar un lugar bonito y solo para ti. -

-¿Esto? No estaba así cuando lo renté, lo he ido mejorando solo la cocina estaba equipada y el baño. Dormí meses en el suelo antes de comprar un colchón. Ganaba poco y siempre es prioridad pagar la renta, conforme mi situación mejoró, esto mejoró. Imagínate, había fines de semana que para que la comida que tenía me aguantara, iba a comedores comunitarios, la comida completa costaba 15 pesos. Necesitaba invertir en ropa y verme bien para el trabajo, entonces mis comidas pagaban las consecuencias. -

-Seguramente fue difícil. -

-El hambre se aguanta, mientras tengas techo seguro. Tuve dieta a base palomitas o puras verduras congeladas, sándwiches, lo que hubiera. Créeme a todo te acostumbras, menos a no comer, aunque a veces hasta a eso, pero todo se compensa, a veces más tarde que temprano, pero se compensa. - Montserrat, se sintió bendecida, porque jamás ha tenido que preocuparse por eso y le lastimaba imaginarse a una Érika alimentándose a base de palomitas. -No debía contarte eso mientras comemos, es un mal tema, hoy me parece divertido, pero hace unos años, no lo era tanto. -

-Está bien, para que dos personas se conozcan deben contarse todo tipo de cosas y yo quiero conocerte y que me conozcas. -

-¿Y qué haces exactamente?-

-Adquisiciones, inversiones, busco lugares, empresas, todo lo que pueda ser un buen negocio.-

-Como Shark Tank?-

-Sí y no.-

-¿Cómo?

-Sí porque hago negocios, pero no porque principalmente me dedico a hoteles e inmuebles y todo lo que de ahí se derive. ¿Llevas mucho en el despacho?-

-Cumpliré seis años. -

-¿Llevas mucho trabajando con tu familia?

-Toda la vida. Pero sí, he trabajado en otros lados. Sabía que eventualmente me uniría al negocio así que lo que hice fue tomar experiencia en otros lugares.-

-¿Te gusta trabajar con tu familia?-

-Generalmente sí, pero cuando hay que hacer balances y presentarlo ante la junta y tienes que responder preguntas absurdas de gente que no tiene idea, pero es parte del negocio, eso no tanto. ¿Te gusta trabajar en el despacho? –

-Bueno me gusta mi trabajo, me permite pagar la renta y tener comida en la mesa. No siempre tengo muchas libertades de diseño, nunca aparecerá mi nombre y tampoco me molesta, pero está bien.-

-¿Qué te gusta hacer más?-

-Remodelar espacios, casas principalmente. He hecho tres edificios de apartamentos eso también me gusta porque una vez que resuelves un prototipo todo lo demás es en serie, muy  fácil, algo que con las casas no, porque cada espacio tiene una función, diferentes acabados y generalmente no hay un tope, ese siempre lo establece el cliente pone en una balanza lo que tiene para gastar y lo que quiere en su casa y los desarrollos siempre hay un tope y siempre los acabados sufren.-

-Aunque te guste tu trabajo, qué es lo que no te gusta hacer.-

-Precios unitarios, eso sí lo detesto.-

-¿Qué te gusta de tu trabajo?

-La planificación para que sea redituable, hay que proyectar un esquema financiero de recuperación y hay que ser cuidadosos, porque si no, no cumples con la meta o con la utilidad deseada. Y lo que no me gusta en definitivo son los balances, son muy tediosos aunque reconozco que son útiles.-

-Creo que yo hago algo parecido con el control de la obra, pero lo hago desde el inicio, entonces para cuando me piden el estatus, es mínima la información que tengo que cargar.-

-Si yo no dejara las cosas al último momento, tal vez no sería tan tedioso. ¿Y qué vas a hacer con tu dinero?-

-Devolvertelo.-

-Érika, ese dinero no es un premio, es por lo que hiciste, es cómo si el estudio no te pagara por lo que diseñas.-

-Pero es un favor.-

-No, yo solicité tu ayuda y tú estuviste coordinando de principio a fin, en horas que no estaban un horario laboral, así que sí nos hiciste un favor, pero es lo que sabes hacer y con lo que te ganas la vida, es un trato justo. No te doy como favor especial porque me gustes, te lo doy porque reconozco tú esfuerzo y porque así debe ser. Érika, debes aprender a hacer valer tu trabajo o cualquiera puede aprovecharse. -

-Entonces lo guardaré, gracias.-

Montserrat se levantó de su lugar y la tomó por la cara.

-Érika, el hecho de que me gustes, no tiene nada que ver con esto. Por favor, acéptalo no cómo un regalo, sino cómo lo justo por tu trabajo. - y le plantó un beso que estuvo muy cerca de convertirse en otra cosa.

Siguieron con su desayuno, Montserrat se ofreció a lavar los trates, pero Érika se lo impidió y le dijo que si quer ía ayudar guardara todos los complementos y limpiara la barra. Como sus tareas eran mínimas, decidió ir a la cama a revisar su teléfono, de cualquier manera, no iba a hacer nada y no quería estorbar.

Se acostó en la cama, abrió su facebook y en estado publicó el emoji con ojos de corazón, el que tenía varios corazones y remató con el corazón con flechado.

-¿Qué haces, estás ocupada?.- preguntó Érika, viéndola recargada en la pared.-

-Para ti nunca, y estaba perdiendo el tiempo en Facebook.-

Érika, no dijo nada más. Se acercó a ella y la besó, la besó con las ganas que aunque lo negara tenía desde el primer día que la vio. Comenzó con un beso suave y despacio que fue haciendo más profundo ayudada de las manos de Montserrat que la sujetaban por la cabeza y seguían el ritmo que le marcaban. Los halones de labios comenzaron a aparecer, así como las respiraciones pesadas, sus manos recorrían sus piernas, bajó por su cuello con besos suaves y subía con su lengua, pasando de las piernas hacia sus senos apretándolos. Se acomodó de mejor manera entre sus piernas y comenzó a moverse muy despacio. Montserrat acariciaba su espalda bajando hasta sus nalgas apretándola más a ella. Deslizó la camisa para descubrir su pecho, sopló suavemente sobre él para succionarlo y jugar con él y el piercing de su lengua lo que estremeció al ser una sensación nueva.

Montserrat como pudo se deshizo de esa camisa como pudo, mientras Érika hacia lo mismo. En su otro seno volvió a soplar para después succionarlo y rematar con el truco del piercing.

-¿Te gusta?- Preguntó Érika.

-Sí.- respondió Montserrat.

Los papeles cambiaron cuándo Monserrat se incorporó y los pechos de Érika quedaron a la altura perfecta para que ella los castigará con besos y caricias y hasta una que otra mordida. Los gemidos de Érika, le indicaban que sus esfuerzos para nada eran en vano. Le gustaba tomarlos entre sus manos y apretarlos levemente, mientras veía como Érika hacia su cara hacia atrás con una sonrisa pícara. Aprovechada de su situación metió su mano entre su hípster y tocar toda sus labios y fue en ese momento que Érika recordó su misión y con todo el placer que sentía retiró esa mano invasora para empujarla nuevamente a la cama y sin más retiro el pedazo de tela que había entre ella y Montserrat. Tomó su pies y comenzó besarlos, subió lentamente entre besos y alternando entre sus piernas, para cuándo llegó a sus inglés fue más voraz y le dio unas cuantas mordidas. Abrió más esas piernas a las que tenía bien agarradas y con la toda su lengua fue de abajo hasta arriba de una manera profunda, deteniéndose en el clítoris que aunque tímido ahí se mostraba listo para ser tocado por una extraña pieza de metal con lo que Montserrat no puedo ahogar más su grito. La boca de Érika estaba ansiosa de sentirla, de saborearla, pero sobre todo de recorrerla y así lo hacía, tomándose su tiempo. De la nada se detuvo solo para meter dos dedos profundamente y volver con su lengua y la arma secreta que había en ella. Montserrat, disfrutaba totalmente y es que en su mente había imaginado tantas veces esos momentos mientras se masturbaba, que al vivirlo y que superara sus expectativas, apenas respiraba, y así sin contenerlo y de golpe le llegó lo que recuerda como uno de los mejores orgasmos de su vida, uno de los mejores hasta ese momento. Érika, no perdió tiempo y se retiró de sus piernas solo para girarla y así en cuatro volver a besarla y hasta sin quererlo pasar por su ano, algo que no sabía que a Montserrat le gustaba y soltó un Fuck!

-Lo siento.-

-No te disculpes cariño, me encanta, sigue por favor.-

Aún con el permiso de Montserrat, Érika se cohibió y evitó la zona, finalmente ese no era en este momento su punto, su punto era tenerla así para introducir nuevamente dos dedos y así darle placer a la rubia que tenía y de la que solo veía la espalda. Y así comenzó un vaivén entre sus dedos y las caderas de la rubia que por lo visto disfrutaba de esa posición, se aferraba a las cobijas y ahogaba los gritos para no enterar al edificio que estaba recibiendo placer y llegando a otro espectacular orgasmo.

-Por favor cariño, termina conmigo.-

Érika se deshizo de su hípster y entendiendo como la noche anterior la tomó de los brazos y se colocó entre sus piernas para comenzar con un vaivén está vez un poco más brusco.

-¿Así?

-Mjm.- fue lo que obtuvo como repuesta y una mordida en el cuello de Érika, que no sabía, pero la excitaba.

Eso dio pie a que Érika no se contuviera y no pensara en otra cosa, porque no pensaba, solo sentía. En algún momento soltó los brazos de Montserrat y esta le arañaba la espalada, sus gemidos los ahogaba en el cuello y hombros de Érika hasta que las dos no pudiendo con tanto, explotaron en un buen orgasmo.

-Me gustas mucho Érika, quiero seguir viéndote.-

-Me vas a seguir viendo, yo llevo la remodelación de tu pent house.-

-Pero no así por trabajo, quiero seguir frecuentándote. Quita esa barrera.-

-Estoy desnuda en la cama contigo, ¿por qué crees que hay una barrera?

-¿Yo te gusto?-

-Te repito, estoy en la cama desnuda contigo, de verás crees que no me gustas?-

-¿Te gusto?-

-Sí, me gustas y mucho. Pero también trabajo para ti.-

-Indirectamente, y eso un día va a acabar.-

-Mira, dejemos que las cosas se acomoden. No forcemos nada.-

-Está bien. Entonces ¿Te gusto?-

Por respuesta, Érika a besó.

-Claro que me gustas. Me gustaste incluso cuando rechazaste mi bonito proyecto desde el día uno. Me gustaste desde que te sentaste en esa sala de juntas con actitud de que no merecía ni un minuto de tu tiempo.-

-En mi defensa diré que tuve una mala mañana, y no es que no me gustara tu bonito proyecto, es que en todo veía metida a mi madre.-

-Lo pasaré por alto, si me das otro beso.-

Ese día ya no salieron de la cama más que ir al baño y a recibir la comida y cervezas que ordenaron en la tarde, viendo la ley y el orden, ambas adoraban esa seria y ala detective Olivia Benson.

A la mañana siguiente, Érika debía presentarse a trabajar. Como cada dia se levantó, pero está vez con una rubia entre sus sábanas.

Preparo sus alimentos y dejo un omelette, fruta y café para Montserrat. Una nota en el horno de cuantos minutos debía programarlo y las instrucciones para cerrar la puerta cuando se fuera.

-Montserrat, despierta.-

-Mmm-

-Ya me tengo que ir a trabajar.-

-Yo te llevo, dame un minuto.- respondió levantándose de golpe

-¡No! no… está bien, pero me tengo que ir, ya. Tú vete cuando sea tu hora, te dejé el desayuno en el horno y una nota. Adiós.-

-¿Sin un beso?-

-Claro que sí, hasta dos- Y se fue muy contenta a trabajar, aun cuando era lunes y el tráfico era más pesado de lo habitual.