La reunión 02
La tensión del deseo se siente en el aire.
-La pasé muy bien hoy Érika, nos vemos mañana.- le dijo Montserrat muy cerca de cara a una Érika que estaba controlando todos su impulsos.
-Hasta mañana Montserrat.- respondió Érika saliendo del vehículo con el corazón a punto de explotarle.
Apenas al llegar a su departamento Érika se fue directo a la cama, se sentía en las nubes después de esa velada con la rubia, quizá era el alcohol que había ingerido, pero se sentía tan feliz. Por su parte Montserrat se sentía contenta, algo en ella sentía que era el comienzo de una buena amistad, no estaba segura de gustarle a Érika, pero bueno, para eso tendría tiempo para descubrirlo. Ambas mujeres durmieron plácidamente con una sonrisa.
A la mañana siguiente, Érika se levantó temprano algo que no era común en domingo. Se bañó, preparó café, se hizo un omelette con jamón y queso y un pan con nutella. Guardó su laptop y se fue a encontrarse con los contratistas. Saludo a todos y les explicó que es lo que quería para esa semana, les pidió medidas y comenzó a elaborar los primeros presupuestos que eran desmantelamientos, y demoliciones menores, después se sentó con cada uno de ellos, para sacar medidas y volúmenes y tener los presupuestos de las adecuaciones que había mencionado un día anterior.
Puntualmente llegó Alan, y se sintió algo decepcionada al ver que Montserrat no iba con él. Hicieron un recorrido junto a los contratistas y dar más avance a los trabajos y siguió haciendo números. Así la encontró Montserrat, que antes de saludarla personalmente se dio un vistazo rápido en el celular y comprobar que se veía perfecta. Vio concentrada a Érika frente a la computadora muy concentrada, se veía muy guapa con sus lentes “transparentes”, vestía unos converse blancos unos pantalones muy rasgados y una playera sin mangas que dejaba ver sus brazos, esos brazos que los imaginaba… bueno dejémoslo todavía en la cabeza de la rubia.
-¿Cómo está la arquitecta más guapa del país?.- dijo susurrando al su oído y sin más le plantó un beso muy profundo y largo de lo habitual en la mejilla. Algo que nuevamente erizó a Érika, pero se rió de nervios.
-¿Muy bien y tú?- quitándose sus lentes.
-Perfectamente, ¿por qué te los quitas? Te ves muy bien con ellos, ¿por qué nunca te los había visto?.-
-Porque son nuevos, rompí los anteriores y por una cosa u otra no había tenido tiempo de reemplazarlos, hasta que los dolores de cabeza fueron seguidos y mis ojos estaban más secos que las hojas del otoño.-
¿Tienen mucho aumento?-
-No, solo que sin ellos veo los contornos borrosos y tengo que forzar la vista.-
-Pues me da gusto que ya los tengas. ¿Y cómo van las cosas?-
-Avanzando, ya casi terminando de desmantelar y mañana empezaran con lo resanes, cableados y las tablarrocas, ahorita justo terminaron de marcar con alán donde quiere lámparas y salidas adicionales. Ya tengo el costo de esos trabajos.-
Y así se sumergieron junto con Alan en presupuestos e ideas para el lugar, escogieron lámparas, accesorios eléctricos, les explicó el costo de esos trabajos, los metros y lo que necesitaban pagar ahí mismo. Montserrat le dijo que llevaba algo de efectivo que le ayudara a contar y separar el dinero, per ella prefirió darle los montos a separar mientras a faltando una impresora, manualmente se dedicó a hacer unos recibos para dejar evidencia de dichos pagos.
-¿Algo más?.- preguntó Montserrat al pagar el último anticipo.
-No es todo, estaré viniendo todos los días después del trabajo para medir avances.- respondió Érika.
-Pues sí, ya terminamos.-
-Nos vamos a comer. Tengo hambre y ganas de pasta. Anda vamos llevas todo el día aquí, además se donde vives, si no vas conmigo, me tienes que cocinar tú-
-Sí, si te atreves a probar lo que hago, solo cocino para mi y hasta el momento todo ha resultado bien, aquí sigo.-
-Bueno pues llévame, tengo hambre.-
Érika dio un par de indicaciones y se fueron, no fue necesario que le dijera nuevamente las indicaciones Montserrat ya se había aprendido el camino.
Érika se sentía nerviosa, ella vivía en apenas un cuarto grande, con un tapanco acondicionado para sostener una cama queen size, una tv un sala, cocina y barra con sillas para comer en la barra. Un baño muy vintage con caja arriba con cadena y una tina. Se sentía apenada, porque eso era suficiente para ella y una conquista o tal vez para alguien más, pero no para Montserrat Dupre. Todo perfectamente decorado entre rústico e industrial y muy ordenado.
-Qué bonito lugar, obviamente es completamente el estilo que imaginé para tí, siento mucho de esto en mi depa.-
-¿Te molesta?.- preguntó Érika.
-Si me molestara jamás hubiera firmado tu propuesta, vivía en un lugar similar en New York.-
-Similar, sí claro. Al menos tres veces esto.-
-Bueno sí, pero en estilo.-
-No sé mucho de vinos, generalmente compro lo del super y qué me gusta, así que no espero que te guste, pero sí que por lo menos este agradable.- sacó un par de copas y una botella de merlot las moras, sirvió y le ofreció a Montserrat. Puso en una cacerola agua con sal, hierbas fin y un poco de aceite de oliva. Subió al tapanco a quitarse la sudadera y ponerse una blusa más cómoda. Mientras lo hacía Montserrat observaba el lugar y le llamó la atención la foto de un pero mestizo.
-¿Y ese perro?.-
-Es mío, o era mío. Se llama Dobby y vive en Querétaro con su otra mamá.-
-¿Su otra mamá?- preguntó Montserrat extrañada.
-Sí, con mi ex Laura, compartía la custodia con ella, hasta que la cambiaron de trabajo y para cuándo me dijo ya estaba con Dobby en su nuevo hogar.- Respondió con naturalidad, aunque por dentro, su corazón se saldría del pecho, no tenía el valor para voltear y ver la reacción d la rubia.
-Eso es muy cruel, ¿lo extrañas?- A Montserrat no le cabía la emoción en el pecho, pero se pedía mesura.
-Mucho, voy a verlo cada que puedo, pero es complicado.- respondió de una manera que solo dejaba ver, que no quería hablar más de ello y Érika lo entendió perfectamente.
-¿Qué me vas a preparar?.-
-Pues pasta, ¿quieres complementar con una pizza?-
-Yo creo que con la pasta es suficiente. En qué ayudo.-
-Eres mi invitada, yo me encargo.-
-Invitada a la fuerza.-
- Nada de eso.-
Y así mientras Montserrat la miraba sentada en la barra con su copa de vino, veía a Érika hacer un sinfín de malabares. Sacó del refrigerador queso crema, leche, y de otro gabinete sacó una lata de chipotles para preparar una crema, vacío el contenido en el vaso de la licuadora. Tomó una bolsa de fusilli y la vacío en la olla que ya estaba en ebullición. Y puso a calentar otro sartén con un poco de aceite de oliva.
-Ya sé en qué vas a ayudarme, mide a partir de ahora exactamente 13 minutos y me avisas cuando el tiempo haya concluido.-
-Sí señora.-
-Señorita, aunque le cueste más trabajo.- y le enseño su lengua con piercing. Ambas rieron. -Pon música-
-¿Qué quieres escuchar?-
-Lo que a ti te guste, eres la invitada de honor.- Se dirigió a la bocina que estaba en la sala y enlazó su teléfono e inmediatamente comenzó a sonar Pump It de The Black Eyed Peas. Ambas comenzaron a bailar de forma ridícula, y comenzaron a reír.
Licuo los ingredientes y los probó, le pareció que le hacia falta un poco más picante porque no picaba y le gusto la textura que tenía. Sacó del refrigerador un poco de pechuga la cual puso en un tabla y comenzó a picarla en cuadros, le pusó un poco de sazonador y lo echó al sartén.
De nuevo fue al refrigerador y agarró tocino lo corto en pequeños cuadros listo para freír en cuanto la pechuga estuviera lista y se dispuso a lavar lo que hasta el momento tenia sucio y guardar su licuadora.
Los trece minutos indicados a su fin y Érika retiro del fuego a pasta con mucho cuidado tomo un fusilli y lo probó, ella lo consideraba adecuado.
-¿Cómo vamos?.- preguntó una Montserrat hambrienta.
-Vamos, no seas impaciente.- tomó otro fusilli y se lo dio en la boca a Montserrat. -Esto solo es una muestra para que sigas resistiendo.-
Estaban sumamente cerca una de otra, sus ojos se encontraban y una a la otra se miraban los labios con ganas de devorarlos.Para no ceder, se retiró con el pretexto de mover la pasta, revisar la cocción del pollo y comenzar con la preparación del pan de ajo. Mientras tanto Montserrat sirvió más vino, sintiéndose la más tonta por haber desaprovechado tal oportunidad.
Sacó del micro una bolsa de pan y cortó varios pedazos, los unto con aceite de oliva y una mezcla de ajo que tenía en las especias. Busco el grill y los metió nuevamente para hornearlos más tarde.
Regresó a mover la pasta, al pollo le faltaba poco.
-Ahora tú escoge una canción, anda.- le dijo Montserrat dándole su teléfono. Después de varios segundos comenzó a reproducirse “Smooth” de Carlos Santana, Érika subió un poco más el volumen para bailar y cantar, era una de sus canciones favoritas. Retiró el pollo y lo vació junto al fusilli y la crema y comenzó a revolverlo acto seguido puso a dorar el tocino, tomó la copa de vino y a ese ritmo fue bailando y cantando al micro para hornear los panes que ya había dejado previo.
De otro gabinete, sacó unos platos y tomó unos tapetes que acomodó en la barra. Comprobó que al tocino aun le faltaba un poco.
Del refrigerador sacó queso parmesano y lo pusó en la barra.
-Esto ya va a estar-
-Wow, qué rápido!.-
-Tuviste suerte de que la semana pasada que fue quincena hice super y hay un poco de todo. Hasta pan tenía.-
-Pero cocinaste super rápido.-
-Bueno, la verdad es que es una receta que tengo bien memorizada.-
El microondas sonó y las sacó de esas miradas.
Retiró la pasta, y sirvió dos porciones generosas, en ambas vertió una cantidad generosa de queso parmesano y y tocino.
-Se ve delicioso.-
-Espero que sepa cómo se ve. Puedes sacar el pan del micro en lo que lavo esto por favor.-
Montserrat, cambió la música a algo mucho más tranquilo, piano con cello.
-Oye sí está rico, muy rico.-
-Seguramente es tu hambre la que habla por ti.-
-Jajaja, no, de verdad. ¿Y qué más sabes preparar?-
-Pues los molletes también me salen bien, los bagels, las quesadillas, los chilaquiles, los sándwich obviamente.-
-Bueno, qué platillos tan elaborados.-
-Ah y no hay que dejar fuera el atún con mayonesa y las sopas instantáneas, son como mi mejor trabajo.-
-Jajaja, ok, bueno, sin duda estaré muy bien alimentada contigo.-
La comida la hicieron casi en silencio, pero llena de miradas. Al terminar su porción Érika se sorprendió con la petición de un poco más de pasta. -¿Qué? Te dije que tenía hambre y que está rica.- sirvió un poco más para las dos. Al terminar, Montserrat quiso lavar los platos, pero Érika se lo impidió, la mandó a servir más vino y acomodar las copas en la sala para platicar más cómodas que en la barra.
A Montserrat le encantaba y el orden y la pulcritud de Érika, que chocaba con ese chongo flojo, tatuajes y esa ropa deportiva.
-¿Y por qué regresaste de Nueva York?-
-Bueno, Alan y yo tenemos cumplimos con ciertos roles dentro de la empresa familiar y a la distancia los llevaba bien porque manejaba algunas adquisiciones que tenemos allá. Alan nunca ha estado cómodo y pidió un tiempo para dedicarse y enfocarse a la fotografía que siempre ha sido su pasión y me escogió como su representante, y por ende, ya tengo más trabajo del que hacerme cargo. ¿Alguna vez has estado en Nueva York?-
-No, nunca. Por sus edificios me imagino que es una ciudad espectacular, algún día la conoceré.- ¿Conoces, muchas ciudades?.-
-Pues sí, conozco algunas.-
-¿Cuál es tu favorita?-
-Nueva York, digo, fue una ciudad en la constantemente fui y vine, la siento como un segundo hogar, aunque detesto el frío.-
-Aquí también hace frío.-
-Sí guapa. Enseguida e inevitablemente Érika se sonrojo. -Pero no temperaturas gélidas y bajo cero, no niego que a veces está padre, pero prefiero climas más cálidos. -
-¿Tú conoces otras ciudades?-
-No realmente, conozco las ciudades de aquí. Y bueno hace dos años, fui a Cuba y el año pasado fui a Punta Cana.-
-Ves, otra cosa en común. También prefieres los climas cálidos. -
-Hace tres años aproximadamente, tuvimos un cliente que nos dió varias tiendas, y como el contacto estaba en Europa los planos salían de allá y aquí re-especificábamos los acabados que fueran muy difíciles de conseguir. El cliente fue muy insistente en que la persona que estuviera a cargo del proyecto, se conociera con su equipo en Barcelona, para tratar con las personas del proyecto, la forma en que trabajaban, cómo manejaban la información y entre varios candidatos, terminaron enviándome. -
-Obviamente, eres la arquitecta más competente y guapa del país. -
-Sí bueno, díselo a la empresa. Y durante esos 15 días que estuve allá, después de la jornada me iba a conocer y los dos fines de semana exploré más. Me propuse ahorrar para regresar después, quiero conocer otras ciudades de España.-
-Y eso cómo va.-
-Va bien, es cuestión de que me decida.-
-Bueno cuando te decidas, avísame, para comprar un boleto e ir contigo.-
-No me esperes, hazlo si tienes la oportunidad. -
-Lo puedo hacer, pero estoy segura que contigo será más divertido.-
-Sí, bueno además también estoy viendo comprar un carro, así que probablemente me llevé más tiempo.-
-¿Y qué carro quieres?.-
-Un forte kia hatch back negro.-
-Otra cosa que me gusta de ti, sabes lo que quieres.- y hubo un momento de silencio en que ambas se miraron y quizá si alguna hubiera dado un paso más se hubieran besado, pero ninguna de las dos lo dió.
-Bueno, ya le eché el ojo . En este momento no me alcanza para un auto nuevo y con eso de que saliendo de agencia se devalúan, quiero invertir correctamente mi dinero. Es un modelo 2018 equipado, asientos de piel, quemacocos, uff una belleza. Además, eso me permitiría ir a ver a Don Dobby, incluso traerlo y que tenga temporadas conmigo.-
-Jajaja Don Dobby, y ¿cuántos años tiene?-
-Tiene un súper porte, es muy guapo, simpático y juguetón, auque desobediente. Tiene año y medio.-
-¿Hace cuánto que no lo ves?-
-Como dos o tres meses. Pero le depósito a Laura mensualmente lo de las croquetas, premios, tapetes y veterinario en caso de que se ocupe, soy una madre responsable.-
-Si ella se lo llevo sin consultártelo, no deberías hacer eso.-
-Sí bueno, no quiero que tenga excusas para no dejarme verlo o traerlo conmigo.-
-¿Te haría eso?-
-Uhm, nunca pensé que ella hiciera cosas que hizo, así que sí, podría, y prefiero tener armas para eso.-
-¿Por qué no me llevas a conocer a Dobby el siguiente fin? yo tengo carro podemos ir sin problemas y pasar el fin con él.-
-Gracias, pero este fin tengo que estar pegada a la remodelación de tu hermano y además tengo que escribirle a Laura para avisarle que iré y cuadrar una fecha, es complicado.-
-¿Tienes mascotas?-
-Desde que fallecieron Faraón un husky y Emperatriz una collie, ya no, porque hay qu dedicarles tiempo y era algo que no tenía.-
-Sí, mucho tiempo, pero a cambio de amor incondicional, además de que se alegran al verte llegar.-
-Cuéntame de ti.-
-¿Qué quieres saber?.-
-¿Aún quieres a Laura?-
-No, ya no. Me hizo mucho daño, en parte porque yo se lo permití.-
-¿Cómo?-
-Cuándo la conocí, me impactó mucho y desde ese momento, puse una barrera, pero al trabajar juntas, pues a veces no me quedaba de otra.-
-¿En serio trabajabas con ella?-
-Sí, ahí la conocí. Y bueno supe que era divorciada y pensé que no tendría oportunidad con ella, así que bajé las armas. Empezamos a hablar más y me di cuenta que me gustaba, y luego comenzamos a quedar fuera de la oficina. Con el tiempo la tensión entre nosotras era evidente, nos liamos y comenzamos una relación. Y conforme la convivencia, muchas cosas no m checaban hasta que me di cuenta y me confirmó que tenía una relación con un hombre casado, que le daba dinero y pagaba sus lujos. Yo acepté estar en ese triangulo, estaba muy enamorada y la quería demasiado, pero con el tiempo, no vi que no éramos un triángulo, salía con varios hombres y ya ni siquiera disimulaba en mi presencia. Me convertí en alguien celosa y nunca lo había sido, me volví insegura de mi físico porque ni siquiera teníamos intimidad, peleábamos más y más y las mentiras no dejaban de salir. Después ella renuncio a la empresa y cuando supe ya estaba lejos con lo que ya te dije antes.-
-Wow! Eso es muy fuerte.-
-Sí ha sido algo difícil, porque reamente no quiero verla, y solo lo tolero por Dobby. Podría adoptar otro cachorro, pero no se trata de eso, es el compromiso que adquirí con él y yo espero que con el tiempo, con su ritmo de vida, no tendrá tiempo de atenderlo y terminará cediéndomelo. Se lo llevó para lastimarme, ella sabía lo mucho que lo quiero, así que por eso sigo manteniendo contacto con ella. Ya ha pasado tiempo y me he recuperado. Con la lección de que no por sentir bonito, dejar mi amor propio de lado y aceptar algo que me haga daño.-
-Salud, por eso. Y yo me retiro, te dejo descansar, ya es tarde y mañana haya que madrugar.-
-Está bien, por favor conduce con cuidado.- ambas mujeres se abrazaron y Montserrat nuevamente le dio un beso en la comisura.
Érika iba todos los días después del trabajo a ver la remodelación, al terminar Montserrat y ella iban a cenar, compartían un cigarro, se despedían con ese abrazo y el beso en comisura la tenión cada vez se sentía más la atracción entre ellas.
Los trabajos terminaron y Alan le dio una invitación a Érika para asistir a la inauguración y aunque lo pensó bastante se decidió a ir, para esa ocasión escogió un vestido negro pegado al cuerpo con mangas hasta los codos, unos tacones rojos, al mismo tono que sus labios, se maquilló más de lo normal y se recogió el cabello con una cola de caballo.
Al llegar entregó su pase y no supo que hacer, estaba nerviosa. No había nadie a quién conociera y creyó que tal vez, fue una mala idea asistir.
-¡Estás guapísima!- y antes de poder reaccionar vino un beso en el oído donde habían sido dichas estás palabrasy que la excitaron de sobremanera.
-Gracias. Tú también te ves increíble. – acto seguido la tomó de la mano para darle una vuelta.
-Lo sé, pero viniendo ese comentario de la arquitecta más guapa del país, me sonroja.-
-¡Qué exagerada!-
-Pero ven, te estaba esperando, veamos la expo, seguramente ya la viste cuando la montaban, pero ahorita las vas a ver del punto de vista del artista.-
Caminaron unos pasos hasta que un fotógrafo les pidió una foto. Érika se iba a retirar, pero Montserrat la tomo por la cintura la acercó a ella para que así las tomaran.
-Pon en el pie de foto que es la Arq. Erika Sandoval, la más guapa del país.-
-Jajaja, basta con eso.-
Estuvieron compartiendo la velada entre copas de champagne y anécdotas de lo que fueron los trabajos.
-Tengo algo para usted Arquitecta.-
-¿Ah sí? ¿Y de qué se trata?.-
-Ya verás, pero no puedo dártelo aquí, ¿me invitas una copa en tu departamento?- eso soprendió a Érika que no supo qué responder, tragó saliva y aceptó irse del lugar.-
Apenas al llegar se quitó los zapatos, maldiciéndolos por masacrarle los pies.
-Tengo vino, tequila y whisky, ¿qué te apetece?.-
-Whisky está bien.-
-¿Solo o con agua mineral?
-Con un poco de agua mineral-
-A mi también me gusta así.-
Tomaron asiento en las sillas altas en la barra.
-¿Y bien de qué se trata tanto misterio?-
Montserrat saco un sobre de su bolsa y se lo entregó a Érika.
-Bien, me dio la impresión de que no tienes la intención de cobrarme por tus honorarios.-
-Es un favor.-
-Sí, pero también es tu trabajo. Todos quedamos muy satisfechos con lo que hiciste en tan poco tiempo, y es lo justo, aquí tienes tu pago.-
-Pero yo no te dije cuánto es.- sintiéndose extraña al recibir el dinero.-
-Nunca me lo dirías, así que tomé los presupuestos que me has entregado del PH, ví el porcentaje que el despacho cobra y lo aplique a los trabajos que realizaste, fue muy fácil.-
-Te repito, fue un favor y se levantó un tanto molesta.-
-¿Qué te pasa?- preguntó un tanto extrañada.
-Nada, es solo que me toma por sorpresa y realmente te ayude con gusto, no necesito nada más.-
-Lo sé, pero es lo correcto.-
-No soy tu empleada.-
-No quiero que lo seas, mírame. Érika, mírame te lo estoy pidiendo.-
-Dime.-
Montserrat se acercó a ella, la tomo de la cara y la besó. Érika intentó alejarse, pero Montserrat la jalo más hacia ella y no pudo resistirse a lo que tanto deseaba, el beso era profundo, intenso, cargado de deseo guardado. Érika la llevo de vuelta a la silla dónde continuaron con ese beso.
Montserrat bajo sus manos del cuello hasta su trasero el cuál apretó gustosa, Érika gimió en sus labios y esto la incito a acariciarle con descaro las piernas y a bajar por su cuello, y Montserrat la imitó, pero yendo más lejos, levantándole el vestido, pidiéndole con ese acto que por favor se lo quitara o ella se lo rompería y así sucedió.
Al verla en esa lencería negra, Montserrat estaba aún más excitada, y se bajo de la silla para darle la espalda, señalándole el cierre de su vestido. Érika, lo fue bajando, mientras le daba besos. Cuando por fin quedo en el suelo, se dio la vuelta y Érika se alejó para admirarla. Se alejó y camino hacia donde se encontraba su cama, ahí la espero sentada. Al subir, Montserrat se sentó en sus piernas llenadola de besos y caricias, bajando los tirantes de su brassier.
Se lo quitó y la recostó en la cama, pasando su lengua en el seno izquierdo, que lo erizó e hizo gemir a Érika, mientras que con la mano libre tomó el derecho y lo apretó gustosa. Erika la agarró por la cabeza para que no se separa, como pudo le quitó también el brassier y con fuerza la acostó en la cama sin soltarle los brazos, de la misma manera en que Montserrat se lo imaginó muchas veces en su cabeza, lo cuál la mojó aún más.
Se dedico a sus senos a su cuerpo entero, la besaba y a veces le mordía suavemente los gemidos y respiraciones pesadas le hacían ver a Érika, lo mucho que lo estaba disfrutando y que quería más, más de ella, la quería toda.
Bajo sus manos para retirarle lo que quedaba de ropa no sin antes lamerla por encima de esta, lo cuál provocó que se arqueara. Montserrat se levantó, y de la manera más sensual que hay se quitó la tanga, dejándolas a ambas completamente desnudas. Érika, se levantó la tomó de las piernas y llevo sus labios a su abdomen, bajando lentamente hasta sus otros labios y recorrerla de la misma manera que se lo habían hecho a ella. Montserrat gimió, y levanto su pierna para darle más acceso a Érika, quien aprovechando que estaba más cómoda, la tiró a la cama para quedar sobre ella, y volver a besarla, Montserrat llevo sus manos a su trasero y la pego a ella, ambas gimieron y eso abrió todo.
Érika, comenzó a moverse despacio, para que ambas sintieran ese placer, Érika la besaba y al ras de labios se gemían una a la otra.- tómame de los brazos fuerte por favor y no pares.- le pidió Montserrat y así lo hizo.
La tomó fuerte y comenzó embestirla, con esas ganas que tenia desde hacia mucho, los gemidos, las respiraciones eran pesadas los gemidos no paraban y cada vez iba más rápido hasta que juntas llegaron al climax, Erika la soltó y descasó sobre ella, mientras Montserrat intentaba recuperarse.
-¿Cómo te sientes cariño?.
-Bien ¿y tú?-
-Muy bien, esperé mucho por este momento.- esto hizo que Érika levantara la mirada tratando en la oscuridad de encontrar la de Montserrat. -Me has gustado siempre y creí yo no te interesaba, por eso es que comencé a coquetearte, pero nada, no parecías interesada en mi.-
-Yo creí que no tenía ninguna oportunidad contigo.-
-Las tienes toda corazón.- y volvió a besarla, esta vez, quedando sobre ella. -Me encantas, me tienes vuelta loca desde que llegaste a mi vida.-
Érika, no daba crédito a estás palabras, y no pensaba con claridad porque los besos y caricias de Montserrat, la recorría y disfrutaba de su cuerpo, lo había imaginado por tanto tiempo que hoy que era u realidad, no quería perder detalle.
Llevó su mano hasta su vagina solo para comprobar que sus caricias hacían efecto y que también la deseaba, bajo y siguió con pequeños besos entre las piernas, las ingles y que por fin su lengua la probara, le metió un dedo y después busco su clítoris que succionó levemente, y se dedico de lleno a besarla por toda su parte intima, y darle todo el placer que podía. Érika, ya no se contenía, gemía cada vez mas fuerte y se arqueaba ante la lengua de Montserrat de la que era presa, llevo sus manos a su cabeza cuando supo que su orgasmo estaba por llegar para que no se le ocurriera despegarse. Y así ocurrió, cuando se vino Montserrat se bebió todo y no paraba Érika no tenia descanso, porque sentía como otro orgasmo se avecinada. Montserrat sabia lo que quería y por eso abrió más las piernas de Érika para que sus vaginas se juntaran y como deseosa de otro orgasmo, comenzó a cabalgarla agarrándose de su pierna a la que le daba uno que otro beso, el sonido de sus jugos saliendo, era música para sus oídos, le encantaba la forma en que gemía, y entendió que debía ir aún más rápido cuando Erika la tomó de la cintura, y así llegaron juntas al orgasmo. Uno de tantos que tuvieron esa noche.