La resaca de la fiesta

Conozco los deseos de mi rubia pero no solamente para ella

La gente se había ido marchando poco a poco, ya casi eran las 3 de la mañana cuando al fin el pub se quedó vacío, nos quedamos solos Mercedes, Luisa y yo. Habían trabajado de forma bastante ordenada y el local no estaba muy mal, entonces decidimos que lo mejor era recogerlo al día siguiente, hasta la hora de apertura había tiempo de sobra y no hacía falta ni madrugar.

Primero acompañamos a Mercedes a su casa, fue muy rápido en realidad porque vivía allí mismo, salir del pub y entrar en el portal de al lado, nos despedimos con dos besos aunque aproveche para tocarle el culo, ella sonrió con cara de cansancio y se despidió hasta el día siguiente.

Luego acompañé a Luisa, fue un paseo un poco más largo pero tampoco hablamos apenas, también se le notaba el cansancio porque verla tan callada no era habitual, cuando llegamos a su casa nos despedimos en el portal, el abrazo y los besos apasionados no espabilaron un poco pero no lo suficiente y ni siquiera intente subir a su casa a dormir, mañana sería mejor día.

Llegue a casa literalmente hecho polvo, ya había perdido la costumbre de tomar más de dos copas en una noche y había sobrepasado ese límite con creces, me lave los dientes como pude, me tome un par de vasos de agua por si me ayudaban con la resaca del día siguiente y a dormir.

Cuando sonó el despertador en el móvil la mañana siguiente, sentí unos enormes deseos de tirar algo más de doscientos euros que me había costado por la ventana, me costó unos segundos recordar que había quedado esa mañana para ir a limpiar el pub después de la fiesta, fue vestirme de cualquier manera con unos vaqueros y una camiseta, tomarme un café y salir de casa.

Evidentemente cuando llegue ya estaban allí las dos, desde luego con mucho mejor aspecto que el mío, por lo menos Mercedes se había tomado la molestia de encender la cafetera y ya con el segundo café de la mañana empecé a ser persona. Mientras ellas limpiaban yo me dedique a hacer viajes para llevar la basura y todos los envases y botellas que se habían consumido la noche anterior, es curiosa la sensación esa de que cuanto más cargado vas los contenedores para reciclar están más lejos. Antes de empezar a llevar las botellas le hice una foto con el móvil y la compartí en el grupo de whatsapp.

—     Hay que ver como os pusisteis anoche, voy a llenar un contenedor con lo que os bebisteis.

Cuando termine de acarrear bultos, ya las chicas habían terminado de limpiar el local, había sido rápido en realidad.

—     Todo listo para seguir funcionando.

—     Bueno señoritas, ¿Qué tal fue la noche?

—     Muy bien, la verdad es que no recordaba haber visto nunca tanta gente por aquí.

—     ¿Y la nueva camarera que tal?

—     Jajajajaja, me lo pase muy bien, hacía años que no trabajaba, pero esto no lo considero trabajar, además la jefa es un encanto.

En ese momento empezaron a llamar a la puerta, Mercedes pareció sorprendida, pero fue a abrir la puerta. La sorpresa fue encontrarse allí con Alfonso y Rafa.

—     Hola, nos llegó un mensaje de grupo que estabais limpiando y hemos venido a ayudar.

—     Se agradece la intención, pero ya llegáis tarde, hace un rato que terminamos.

—     ¿Y la planta de abajo la habéis limpiado también?

—     No hace falta, no se usa nada más que para dejar cosas.

—     Pues yo lo vi anoche y me parece que se podría aprovechar muy bien.

—     Tendría que hacer obras y no se si se iba a usar tanto como para que mereciese la pena.

—     ¿Podemos verlo ahora con más tiempo?

—     Si queréis, podemos verlo, pero poco hay que ver.

Mercedes abrió la puerta que daba a la planta baja, encendió las luces y ya bajamos todos, Rafa se quedó en el centro mirando alrededor, era el único que no había estado nunca y se fijaba en todos los detalles.

—     Le faltan luces, habría que poner algún foco para el escenario y unas cuantas luces definiendo zonas y un cuadro para controlarlo todo.

—     Claro por faltar, faltan muchas cosas, una pequeña barra para atender a la gente que estuviese aquí y no tuvieran que subir, hacer baños nuevos, pintar y decorar las paredes, vamos un montón.

—     Los cambios en la electricidad los puedo hacer yo, he trabajado un montón haciendo instalaciones y si hace falta mi exjefe me puede firmar el proyecto.

—     Y yo puedo ayudarte con los cables y luego con la pintura para que queden las paredes como nuevas y no se note nada. — Alfonso también se ofreció.

—     A ver, a ver no os embaléis, ahora mismo no tengo idea de gastarme tanto dinero, la prioridad sigue siendo la parte del pub.

—     No te vamos a cobrar nada, sólo tendrías que comprar los materiales.

—     ¿Y eso, si apenas nos conocemos? —Mercedes estaba realmente sorprendida

—     Ya nos conoceremos no te preocupes, nos puedes dar unas tarjetas de clientes VIP jajajaja.

En un minuto ya estaban Mercedes y Luisa dando vueltas por el sótano, hablando de donde y como repartirían las luces, yo mientras cogí a esos dos aparte.

—     A ver pareja de cabrones, a mí no me engañáis, ese ataque de generosidad repentina no me cuadra, ¿Qué estáis pensando?

—     ¿Nosotros? Sólo queremos ayudar. —La cara de inocencia que puso Rafa me pareció más falsa que un billete de doce euros.

—     No me intentes liar, decidme la verdad.

—     Este bajo tiene muchas posibilidades, tú sólo imagínate a esas dos en el escenario bailando ligeras de ropa bajo unos buenos focos.

—     Yo me puedo imaginar muchas cosas, pero conozco mucho más que vosotros a Mercedes y no se me ocurriría proponerle montar un club de striptease aquí abajo, es más me parecería hasta de mal gusto.

—     Ni a nosotros, ¿Cómo puedes pensar eso?, solamente hemos que esto se puede utilizar. En el barrio ningún local pone espectáculos y es una opción muy interesante.

No me acababa de quedar tranquilo, estaba seguro de que esos dos me ocultaban algo. Ellos se acercaron a Mercedes y empezaron a hablar de las cosas que se podían hacer, ella sacó un cuaderno y empezaron a apuntar, después de un rato ya tenían hecho un pequeño plano del sótano y de las mejoras que pensaban hacer.

Cuando se marcharon a comer, nosotros también empezamos a pensar donde podíamos ir, el primer bar que encontramos abierto y su menú del día nos pareció una buena opción, la verdad tampoco teníamos mucha hambre y fue mucho más agradable la sobremesa que la comida en si.

—     Por fin descanso. — Luisa se estiraba sobre su silla mientras le daba vueltas a una copa de crema de whisky.

—     No te quejes que yo en un rato tengo que volver a trabajar.

—     Pero todavía es pronto para abrir.

—     He quedado con estos dos quieren empezar a medir y a hacer las marcas en las paredes por donde pasar los cables.

—     No los imaginaba tan trabajadores la verdad — Luisa los conocía un poco y algo se debía sospechar

—     Lo que no esperaba es que me hiciesen semejante regalo, ayer fue la primera vez que nos vimos.

—     Uy, Uy Merce, esos te quieren ligar.

—     Anda ya, no seas malpensada.

—     Podrías provocarlos un poquito a ver que pasaba.

—     No me líes, ya me tengo que ir, tengo que pasar por casa a cambiarme para ir a trabajar.

Mercedes se tuvo que marchar y Luisa y yo nos quedamos todavía un rato más mientras acabábamos nuestras bebidas.

—     ¿Hoy no tienes que trabajar de camarera?

—     No creo que haya mucha gente hoy, luego más tarde me pasaré por si necesitase ayuda.

—     Vamos a andar un rato para bajar la comida.

El día era perfecto para caminar, la temperatura suave, algunas nubes en el cielo y poca gente en la calle nos permitía caminar cómodamente y sin agobios, íbamos sin prisa mirando escaparates y hablando de cosas sin importancia, hasta que hubo un escaparate que me llamó la atención.

—     Espera vamos a entrar en esta tienda.

—     ¿Desde cuando te interesa la lencería femenina?

—     Siempre me ha interesado a ver que te piensas, poder elegirla y ver como sienta puesta es un plus.

—     Ya ya

Entramos en la tienda y mientras Luisa se ponía a mirar maniquís y mostradores yo fui directo a hablar con la dependienta.

—     Hola buenas tardes, me gustaría preguntar algo.

—     Dígame.

—     Me gustaría comprar un sujetador que levantase el pecho y que al mismo tiempo dejase los pezones descubiertos, ¿tienen algo así?

—     Algo tenemos pero no mucho ¿Es para la señorita que le acompaña?

—     Sí.

La dependienta se acercó a Luisa y hablo con ella unos segundos, se marchó en dirección al almacén y a los pocos minutos volvió con 2 cajas, Luisa me miró con cara de sorpresa al ver lo que había pedido y se marchó a los probadores.

Al poco rato me llegó un mensaje al móvil, cuando lo abrí vi una foto de Luisa en el guardarropa, estaba con un sujetador negro que dejaba al descubierto toda la parte central de cada teta con los pezones perfectamente centrados, la segunda foto era con el sujetador en violeta, por lo demás era igual. Un momento después ya salió vestida con las cajas en la mano.

—     ¿Te ha gustado?

—     Por gustarme sí, pero demasiado provocativo ¿No?

—     No, me gusta el violeta.

Cogí la caja del sujetador violeta y fui a buscar a la dependienta para pagar.

—     ¿No quiere un tanga a juego?

—     No, mejor que sea un culotte.

Otra pequeña caja se unió al paquete del sujetador, cuando tecleo el código en la caja registradora y vi el precio me quede pasmado, la dependienta lo debió notar en la cara y me lo comentó.

—     Es verdad que es muy caro, pero es sobre todo por la talla de la señorita, para poder sujetar bien estando abierto, tenemos que ir a una calidad muy alta, si tuviese menos pecho habría más modelos para elegir y más económicos.

—     Ya supongo.  — En ese momento se me acercó Luisa y me comentó en voz baja

—     Creo que deberías comprarle algo también a Mercedes.

—     ¿Otro conjunto como el tuyo? — Se que soy un miserable pero mi cartera ya estaba temblando ante la perspectiva.

—     No seas cazurro, tiene que ser distinto no vamos de uniforme, esto es un regalo muy personal.

—     Pero no se la talla.

—     Yo ya he estado comprando con ella sé que talla usa.

—     Pues elígelo tú entonces, ya conoces mis gustos.

Me miro como si fuese un marciano, pero suspiró y fue a mirar, a los pocos minutos volvió con un conjunto azul oscuro, por la foto de la caja era un sujetador con transparencias combinado con un tanga del mismo color.

Saque la tarjeta y pague, el paseo me había salido caro pero creo que había hecho una buena compra, a Luisa se la veía contenta por lo menos. Seguimos andando un rato y Luisa llamó a Mercedes por si necesitaba ayuda en el pub, por lo que dijo estaba todo tranquilo, lo cual siendo sábado tarde no era muy bueno, pero le dejaba la tarde libre. Nos fuimos a mi casa a ver una película y a pasar una tarde tranquila.

Al llegar nos pusimos cómodos, yo me puse unos pantalones cortos y a Luisa le deje una camiseta, lo cual me arregló considerablemente la vista porque le tapaba escasamente el culo, pusimos una película y así pasamos la tarde tumbados en el sofá, viendo televisión y charlando.

—     Oye muchas gracias por tu regalo, ha sido una sorpresa.

—     Me apetecía comprarte algo y lo que te he comprado realmente es un regalo para mí también.

—     Jajajaja

—     Y tú ¿Por qué me has propuesto comprarle algo también a Mercedes?

—     Porque me cae muy bien Mercedes, me gusta y no merece estar sola, necesita amigos, pero necesita también más cosas.

—     ¿Qué cosas?

—     Mimos, sexo, que le abran los ojos. Oye eso debes averiguarlo tú.

—     Pero tú me vas a ayudar —En ese momento empecé a acariciarle el coño por encima de las bragas

—     ¿Por qué te tengo que ayudar yo?

En ese momento le saqué las bragas para poder tocarle el coño directamente, ella separó los muslos para facilitarme la tarea, ese coño se estaba calentando muy rápidamente y ya lo notaba húmedo.

—     Porque estás deseando que me la folle, vamos reconócelo.

—     Uhhhmmm sí es verdad, me pone mucho pensar lo que puedes hacer con ella.

—     ¿Y que puedo hacer?

—     Follarla y más cosas.

Dejé de tocarle el coño y le metí 4 dedos en la boca, tuvo que abrirla mucho cuando me puse a meterlos y sacarlos en momentos tenía la mano empapada de su saliva, ahí volví a seguir masturbándola.

—     Dime que más cosas, dime que te gustaría que le hiciese.

—     Que te la chupe.

—     Estás empapada zorrita, creo que estás pensando en muchas más cosas, ¡DIMELAS!  — Esto se lo dije mientras empezaba a frotarle el clítoris.

—     Que le folles el culo.

—     ¡¡DIME MÁS!!

—     Que la obligues, que la humilles, que la exhibas, que la compartas, aarrgghhh, ¡QUE LA CONVIERTAS EN UNA PUTA OBEDIENTE!

—     ¿Cómo tú?

—     Síiiiiii .

—     Mira que eres cabrona, si tengo oportunidad lo hare, ahora vamos a cenar algo.

—     ¿Ahora?

—     Sí, es buena hora.

Luisa colorada como un tomate y con el coño al rojo vivo, intento seguir tocándose para llegar al orgasmo.

—     NI SE TE OCURRA.

Fuimos a la cocina para sacar algo que picar, un poco de embutido, un trozo de queso y una ensalada de lechuga, mientras ponía la mesa sonó el timbre.

—     Luisa, ve a ver quien es.

Se asomó a la mirilla.

—     Un señor mayor con bigote.

—     Ah ese es Miguel el vecino de al lado, es un tío muy majo ábrele.

—     ¿Cómo voy a abrirle así vestida?

—     Acostúmbrate a hacer lo que te digo sin protestar o un día verás que no siempre soy tan amable.

Luisa se estiró la camiseta hacía abajo todo lo que pudo y abrió la puerta.

—     Hola ¿Qué desea?

—     Lo que deseo me lo tengo que callar, pero si me podéis dejar una botella de leche que ya es tarde para salir a comprar — Los ojos de Miguel estaban abiertos como platos mirando a Luisa y salí a saludarle.

—     ¿Qué tal Miguel? hacia ya días que no nos veíamos, Luisa trae una botella de leche de la nevera.

—     Peor acompañado que tú. — No despegó los ojos del culo de Luisa mientras ella corría hacia la cocina. Puffff, vaya jaca está mucho más maciza que la que venía antes.

—     Ya ves, suerte que tengo —le guiñé un ojo.

Ella ya llegaba con una botella de leche.

—     Tome aquí tiene la leche.

—     Muchas gracias guapa, un placer verte.

Se despidió después de pegarle el último repaso a Luisa desde las uñas de los pies hasta el flequillo.

—     Ainsss que vergüenza me has hecho pasar.

—     Bah, eso no ha sido nada, vamos a cenar.

Cenamos en silencio, más que cenar picoteamos un poco, había una cierta tensión en el ambiente, una tensión de mujer insatisfecha.

—     Voy a por el postre.

Saque una manzana y unas natillas de chocolate de la nevera y volví junto a Luisa, despacio y delante de sus ojos le quite la tapa a las natillas y las puse en el suelo.

—     Ahí tienes tu postre, de rodillas y sin usar las manos.

Luisa se puso a gatas inclino la cabeza y se puso a lamer las natillas, el mayor problema que tenía es que esos cacharritos de plástico no pesan nada y le costaba se quedase quieto, se estaba poniendo perdida toda la cara, yo me puse detrás de ella, mientras mordisqueaba mi manzana, y con el pie acabe de levantar la camiseta para dejar todo su culo al aire.

Luisa tenía un culo grande y macizo, tonificado por largas horas de gimnasio, y en esa postura tenía una vista perfecta de su ojete y de su coño. Me empalme como un burro viéndola comer natillas.

—     Ya terminé.

—     Mira como te has puesto la cara, acércate que te ayude a limpiarte.

Me saque la polla y me acerqué, se la pasaba por la cara recogiendo las natillas que la manchaban y luego se la daba a chupar.

—     Esta es la forma de que una guarra como tú disfrute del postre.

—     Uuuuhhmmm

—     Hay algo que tienes que meterte ya en la cabeza, si yo te mando algo tú obedeces corriendo, no me gusta tener que repetir las cosas. Ahora te lo voy a explicar detenidamente.

Me senté y la tumbé boca abajo sobre mis rodillas, lo que más a mano tenía eran las zapatillas de estar en casa, de tela y suela de goma, pero para el uso que les iba a dar me venía perfectas, cogí una y para empezar le dí cuatro zapatillazos seguidos en las nalgas.

—     Aaayyyyy!

La estuve azotando un rato hasta que su culo y la parte superior de los muslos estuvieron completamente rojos, ahí ya la puse de pie y le di un zapatillazo en cada teta y para rematar uno directamente sobre el coño.

—     Y todavía sigues empapada zorra, ven aquí.

Le saqué la camiseta por la cabeza y la use para atarle las manos a la espalda, luego la incline hasta que su cara estuvo apoyada sobre la mesa. Hasta los huevos se la metí en el coño mientras la sujetaba para que no pudiese incorporarse.

—     Esto es lo que necesitas verdad zorra.

—     Uuufff  síiii.

—     ¿Y es lo que quieres también para tu amiguita Merce?

—     Síiiii

—     ¿Dónde tienes el móvil zorra?

—     Lo deje al lado de la televisión.

—     Ni te muevas.

Fui al salón por el teléfono de Luisa, cuando volví marqué el número de Mercedes, puse el manos libres y volví a meterle la polla.

—     Ya puedes hablar con ella.

—     Nooooooo

Al tercer tono Mercedes contestó.

—     Sí, digame.

Luisa me miró implorante pero yo la ignore mientras seguía follándomela.

—     Hola Merce, sólo quería saber como te había ido la tarde.

—     Muy bien vino más gente de lo habitual, pero sin agobios. ¿Y tú tarde como ha ido?

—     Muy bien, viendo una película he estado.

Yo disfrutaba del momento, sacaba lentamente la polla y luego se la volvía a meter de un empujón.

—     ¿Sólo ver una película? Yo creí que haríais algo más divertido.

—     Hoy tocaba televisión. — Luisa sufría para mantener la respiración y aguantar mis empujones.

—     Con tu marido fuera pensé ibais a estar toda la tarde dale que te pego.

—     Tú que tienes una mente perversa jajajaja.

—     Ainss, no se que me pasa estoy todo el día caliente, me estoy masturbando todos los días, pero no se me quita la calentura.

La conversación se ponía interesante, deje de follarme a Luisa y después de lubricar los dedos en su coño, le metí dos dedos en el culo.

—     Que te va a pasar, que necesitas un polvooo.

—     Y más de uno seguramente, llevo años sin catarlo, sabes hasta me pensé lo que me dijiste en la comida y provocar a estos dos cuando vinieron esta tarde a medir los cables.

—     ¿Porque no lo hiciste?

—     No me atreví, pero me tiré todo el rato que estuve con ellos excitada.

—     Anda que si lo llegan a notar pobre de tí.

—     Que va, fueron de lo más educado se ve que no les atraigo nada.

Ese era el momento para que el culo de Luisa recibiera el tercer dedo, se lo metí y empecé a moverlos dentro y fuera.

—     AAAyyyyyyy

—     ¿Qué paso?

—     Nada que me resbalé, seguro que les atraes no te infravalores eres una mujer muy guapa.

—     Ya ya pero no me como un rosco, mañana hemos quedado a las once, no se a lo mejor me atrevo y les provoco un poco.

—     Seguro que si lo haces triunfas.

Luisa se estaba pasando ya, le metí los dedos hasta el fondo y empecé a girarlos, ella se mordió los labios pero aguanto.

—     Tengo que cortar que ha entrado gente, cuídate que estás sonando muy rara cuando hablas.

—     Nos vemos, besos.

En cuanto se cortó la llamada Luisa bramó como cerda en celo y se corrió.

—     Arrghhh cabrónnn me estás rompiendo el culo.

—     Eres una guarra morbosa, te has corrido como una perra.

Al sacar los dedos vi lo abierto que había quedado su ojete y se lo rellené rápidamente con la polla. Suave como la seda entró y me lo estuve follando sin miramientos, aunque con el calentón que llevaba me corrí en poco tiempo. Ella se quedó tirada en la mesa mientras el semen resbalaba por su culo.

—     Vaya con Merce, con lo modosita que parecía y tú animándola.

—     Es mi amiga quiero que disfrute la vida.

—     Con amigas como tú……….

ATLAS

Muchas gracias a Jose, Maguip, Ninasharp y Kitonu por sus comentarios, ayuda y opiniones, también a los que me han contactado por Mail, las valoraciones, comentarios y sugerencias es lo que anima a escribir e intentar seguir mejorando. Prometo contestar a todos tanto por aquí como por mail.

Y ahora os quiero hacer una petición a todos, dejadme en comentarios ¿cuál de las chicas que han ido apareciendo en los relatos es vuestra favorita?, se están cruzando muchas historias y personajes, ¿A cuál os gustaría ver evolucionar?