La reprogramación de Ana María (4)

La protagonista y dos amigas se reúnen después de una fiesta. Un encuentro lésbico gracias a la hipnosis.

La reprogramación de Ana María (4)

Después de una fiesta de la oficina, Ana María llevó en su coche a dos amigas a su depa. Eran Tatiana y Solange, una chica nueva en la oficina. Solange se había incorporado hace un mes y todavía estaba en fase de adaptación. Era una chica preciosa pero no era tan rápida para el trabajo como se requería. Tatiana era su supervisora directa pero con frecuencia Ana María tenía que intervenir para que el proyecto en su área no se retrasase. Seguramente a la hora de la entrevista los de recursos humanos habían priorizado su cuerpo a su inteligencia.

No habían bebido mucho en la fiesta pero estaban muy alegres. Las tres tenían novio pero habían ido solas. Habían bailado muchísimo y como solamente Ana María llevó coche se ofreció a llevarlas a sus casas pero Tatiana dijo que la noche era muy joven. Era sábado y quería emborracharse con sus amigas. Así que fueron al depa más cercano que era el de Ana María.

Una vez instaladas, se sirvieron un poco de vino y algo para picar. Estaban riéndose ruidosamente, comentando de lo tontos que se ponían algunos hombres del trabajo cuando bebían y luego hablaron sobre sus novios. Solange era un poco tímida pero con el cuerpazo que se manejaba era evidente que su novio le daba todos los días.

“Jorge es ardiente – dijo Tatiana – pero yo tengo fantasías con él que el pobre ni se imagina, ja ja ja.”

“¿Cómo cuáles? – preguntó Ana María – no me digas que orgías o esas cosas.” Todas rieron.

“Pues ustedes tampoco se imaginan.” Dijo Tatiana, ríendose con más fuerza.

Sus amigas rieron e insistieron. Entonces ella les contó que tenía fantasías en que Jorge y otro hombre sostenían relaciones homosexuales. Era una fantasía recurrente. Un día se lo había comentado a él y tuvieron una discusión fortísima. Eso había sido antes de la sesión de hipnosis erótica donde Jorge le había hecho sexo oral a otro hombre. Tatiana les contó con lujo de detalles esa parte de la sesión. Ana María trató de recordar pero no logró hacerlo. Ella ignoraba que mientras eso sucedía, uno de los varones sin compañía la estaba sodomizando en la parte posterior de la salita.

Solange hizo muchas preguntas. Ella era incrédula respecto a la hipnosis. Conversaron un rato al respecto. De pronto Ana María propuso.

“Pues podemos probar unos ejercicios de inducción hipnótica, a ver qué resulta”.

Tatiana aceptó encantada. Solange estaba un poco renuente pero no quería quedar mal con sus nuevas amigas. Además ya había bebido unas copas de más así que estaba dispuesta a probar cosas nuevas.

Lo que Solange y Tatiana ignoraban, era que David había dejado la indicación a Ana María que cuando pudiese hipnotizase a sus amigas. Le había dado unas clases de técnicas de hipnosis para aprovechar la menor oportunidad y esa ocasión era inmejorable.

Como Tatiana ya había sido hipnotizada previamente, Ana María se concentró en Solange. Le hizo unas pruebas de inducción que funcionaron muy bien. Siendo Solange la típica cabeza hueca, no opuso mucha resistencia a la hipnosis. Le resultaba un poco difícil concentrarse pero gracias a las clases de David, pronto Ana María logró colocarla en un trance ligero. Que fue profundizando con sucesivas reinducciones. Tatiana miraba todo boquiabierta.

-          Ahora te toca a ti – dijo Ana María, volviéndose hacia Tatiana que había observado todo lo que hacía su amiga

-          No tan rápido – dijo Tatiana – ¿por qué no jugamos un poco con ella?

-          Después – respondió Ana María – te conozco bien y si empezamos solo con ella, no querrás dejar de hacerle bromas.

-          Está bien – dijo Tatiana – ¿Qué tengo que hacer?

Ana María cogió un colgante que tenía preparado de antemano. Era un péndulo de cristal que brillaba reflejando la luz del fluorescente. Se sentó frente a Tatiana y sostuvo el péndulo colocándolo directamente frente a los ojos de su amiga.

-          Escúchame bien, cuidadosamente, estás exhausta, no tienes más energía. Sólo escucha mi voz y déjate llevar. Relájate. No puedes resistirte, bajo ningún concepto. Estás exhausta, tienes mucho sueño, estás muy cansada. Tus músculos están fatigados, tu mente está cansada. No puedes pensar, estás demasiado cansada. No quieres pensar, necesitas que yo piense por ti, deja que yo piense por ti. – la voz de Ana María era monótona, había estado practicando según las indicaciones que le había dado David. Notó que su amiga miraba el colgante y su cara mostraba su total concentración.

-          Déjate llevar – continuó Ana María.

La indefensa Tatiana estaba cansada, había tenido una semana estresante y la fiesta la había dejado agotada. Las copas también empezaban a hacer efecto. No quería esperar más para poder dormir. Sin poder evitarlo susurró:

-          Me dejo llevar....

-          Ahora te vas a relajar totalmente y vas a bloquear todo sonido, excepto mi voz – dijo Ana María – Ahora quiero que cierres tus ojos. No puedes mantenerlos abiertos, se ponen muy pesados y estás muy cansada. Todo lo que quieres hacer, todo lo que puedes hacer, es seguir escuchando mi voz, que invade tu cabeza. Escuchar sólo mi voz, aceptando todo lo que diga.

-          Aceptaré… - murmuró Tatiana

-          Dime que aceptarás todo lo que diga, ahora. – dijo Ana María.

-          Sí, lo aceptaré todo lo que digas. – dijo Tatiana.

Ana María notó que su entrepierna comenzaba a humedecerse. Tener el poder era excitante. A un lado, Solange era una muda testigo de lo que sucedía. Ella no se movía, tenía los brazos caídos y la cabeza ligeramente inclinada.

-          Aceptarás todo lo que diga y adoras este juego, adoras la hipnosis, dilo.

-          Adoro la hipnosis…

Ana María no pudo evitar soltar un gritito de alegría. Tatiana ya estaba en trance. Siguiendo las clases del hipnotizador, fue profundizando el trance de sus dos amigas. Pronto ambas reaccionaron muy bien a las pruebas. Era hora de empezar a jugar con ellas.

Hizo que se besen apasionadamente y que se acariciasen mutuamente. Al principio lo hicieron torpemente pero luego con más intensidad. Ana María tuvo la oportunidad de apreciar con mayor acuciosidad a Solange, en verdad era preciosa. Tatiana era más menudita pero no estaba mal. Ana María también se unió a ellas. Pronto las tres estaban besándose como si no hubieran hecho otra cosa en sus vidas. Pero Ana María notaba que a Solange le costaba más seguir las indicaciones. Cuidadosa para que no vaya a salir del trance, Ana María decidió dejarle el resto del trabajo a su maestro, así que le indicó:

-          Ahora Tatiana, te dedicarás a hacer la limpieza de mi depa. Quiero que todo esté reluciente cuando termines. En la cocina encontrarás todo lo necesario. Tatiana y yo estaremos en mi habitación. No entrarás ahí porque estará la puerta cerrada. Pero limpia todo lo demás. Abre los ojos y hazlo.

La hermosa Solange abrió los ojos. Tenía la mirada perdida. Se dirigió sin dudarlo hacia la cocina.

Ana María condujo a Tatiana a su alcoba y cerró la puerta.

Una vez a solas, Ana María comenzó a besar a su amiga con mayor pasión. Parecía que sus labios se derretían. Tatiana besaba muy rico. No se detenía y comenzaba a sentirse más y más excitada. Por su propia iniciativa, Tatiana empezó a besar el cuello de su amiga. La besaba muy despacio y con pasión, presionando con la lengua en algunos puntos, lo hacía con delicadez y so ponía a mil por hora a Ana María. Ella la dejo hacer sin darle más órdenes. Le encantaba lo que su amiga estaba haciendo. Los labios de Tatiana recorrieron el cuello de Ana María y luego fue subiendo detrás de la oreja mientras las manos recorrían su cuerpo.

Tatiana no tenía los ojos cerrados pero tampoco abiertos por completo. Su mirada era vidriosa. Era como si no estuviera ahí, con los ojos semiabiertos y con el deseo reflejado de manera lánguida.

Ana María se encendía más y más. Empezó a acariciarle la espalda, también con delicadeza. Se sentía muy bien haciendo eso, era la primera vez que acariciaba el cuerpo de una mujer pero tenía ganas desde hace mucho tiempo. Los besos y las caricias de ambas iban subiendo de intensidad.

De pronto Ana María se detuvo. Se había olvidado de cerrar la ventana y las cortinas de la habitación. A ella le gustaba exhibirse pero estaba haciendo un poco de frío.

Cerró bien la ventana. Tatiana se había puesto de pie y estaba quieta. Esperando nuevas indicaciones. Su trance era muy profundo. Ana María la abrazó por detrás, rodeándola por la cintura y comenzó a besarle el cuello mientras acariciaba su piel por debajo de la ropa. Sintió como Tatiana se estremecía. Su cabeza se movía de atrás hacia adelante y viceversa. La hizo girar para continuar besándola en la boca. La llevó contra la pared y la empujó contra ella. Comenzó a besarla más y más rápido. Sus manos bajaron desde la cintura hasta los glúteos de Tatiana. Se sentía muy húmeda y seguramente su amiga debía estar igual.

La llevó de regreso a la cama y en el trayecto la fue desvistiendo. Tatiana la ayudó a desvestirse a ella. Quedaron en ropa interior. La de Tatiana tenía un toque sexy, la de Ana María era muy provocativa. Tatiana era más menuda pero su amiga la veía muy hermosa. Se besaron con mucha intensidad, Ana María abrazaba y apretaba muy fuerte a su amiga, apretó sus senos contra los de ella. Estaba encima de ella, sobre la cama y sin pensarlo se colocó entre sus piernas y empezó a moverse como si fuera un hombre penetrando a una mujer. Tatiana empezó a gemir. El roce entre ellas les provocaba sensaciones exquisitas.

Estuvieron así unos minutos. Finalmente Ana María retiró las bragas de Tatiana. Luego continuó besándola, desde su cuello hasta el vientre, sentía como se erizaba la piel de su amiga, al sentir su lengua por todo su cuerpo. Ana María fue bajando y sin dudarlo introdujo su lengua en la vagina de Tatiana. Ese lugar estaba completamente empapado. Tatiana gritó de placer. Empezó a mover la cintura de arriba hacia abajo, de un lado a otro, simulando una penetración.

Ana María usó ambas manos para separar los labios mayores y menores de la vagina de su amiga y luego introdujo el dedo medio de su mano derecha en la húmeda cavidad de Tatiana. Ella gemía y se retorcía de placer. Empezó lento y luego imprimió más rapidez. Ana María introdujo sus dedos índice y anular mientras que con su lengua le hacía círculos sobre el clítoris.

Al cabo de un par de minutos más Tatiana alcanzó el orgasmo. Convulsionó sobre la cama al experimentar sensaciones increíbles. Luego se besaron nuevamente.

De inmediato Tatiana hizo lo mismo con ella. Le quitó la ropa interior para meterle los dedos, Ana María se dejó hacer porque estaba muy excitada. La abrazó con fuerza y empezó a gemir. Tatiana la estimuló con diversas velocidades, primero lento, luego más rápido, muy rápido. Ana María se estremeció y alcanzó el orgasmo. Fue fabuloso.

Se quedaron abrazadas y luego durmieron un rato. Al despertar continuaron haciéndolo. Mientras la casa era limpiada por Solange, que no salió del trance sino hasta la mañana siguiente cuando Ana María se levantó para preparar el desayuno y la encontró sentada en la sala.

David no se había perdido detalle de lo sucedido gracias a las cámaras instaladas en el depa de su juguete sexual. Y tenía grandes planes para continuar con la reprogramación de Ana María.