La Renacida - por su verdadero autor

La historia de una venganza que se torna deseo.

LA RENACIDA

Mayah despertó con un sobresalto y se confirmó que no era una pesadilla sino la cruda realidad lo que le había sucedido.

Recordaba antes de que le cerraran los ojos como una mano tapaba su boca y una presión en el cuello la indujo a desvanecerse.

Tenía la vaga esperanza de que hubiera sido todo un mal sueño pero las cadenas que sujetaban sus muñecas y sus tobillos,

parecían decir lo contrario. Apenas había luz pero pudo intuir que se encontraba en las celdas de las mazmorras situadas en los sótanos de su fortaleza.

La Sacerdotisa era una joven hermosa de tez blanquecina. Sus ojos eran castaños al igual que sus cabellos, cuya melena caía sobre su busto tapando el pecho erguido que se ocultaba sobre las vaporosas vestiduras negras que acostumbraban a vestir las servidoras de las Diosas Gemelas. Su boca de carnosos labios le hacía más atractiva aún. Si los hombres hubieran podido pretenderla habria tenido muchos candidatos que habrían aspirado a su cama y a su mano. Pero en Sharanaar las cosas no funcionaban asi y los hombres eran esclavos y los animales sexuales de las mujeres que gobernaban el imperio bajo la atenta mirada de las crueles clérigas de las Diosas Oscuras.

  • Al menos no me han desnudado, si esto es una prueba de la Sacerdotisa Madre debo de estar preparada para cualquier eventualidad. - pensó Mayah mientras se incorporaba e intentaba musitar un hechizo invocando la ayuda de las diosas a las que veneraba, Las Diosas Oscuras de Sharanaar. Antes de que terminara el verso recibió un impacto en el rostro que hizo que soltara un gritito de dolor y sorpresa malogrando el sortilegio. Giró la cabeza hacia donde vino el golpe y creyó vislumbrar una presencia.

Pasó del desconcierto a la ira y habló con voz potente - ¿Quién es el estúpido que se atreve a tocar a una Sacerdotisa? Te has ganado la muerte con creces.-

Una carcajada y otro golpe que le derrumbó fue la respuesta inmediata.

-¿Estúpido me llamas zorra sharanaari? , estúpida tú el dia que se te ocurrió pensar que conseguirias esclavizar para siempre a Rontar de Tahnar - dijo la voz

  • No sé quien eres- repuso Mayah.

-Normal, mandas a tantos hombres a la muerte que no te da tiempo a recordarles a todos pero despues de esta noche recordaras mi nombre hasta el fin de tus dias.-replicó la voz en las sombras.

Mayah sintió como tiraban de sus cabellos y forcejeó mientras intentaba recordar algún conjuro ofensivo de rápido lanzamiento, pero el extraño pareció adelantarse a ella y le sujetó por el cuello y le alzó al vuelo. Por fin pudo ver su rostro, miraba cara a cara a su captor.

El hombre tenía los ojos almendrados como correspondía a su raza pero mientras el color común solía ser castaños o negros, él los tenia grises.Mayah le miró fijamente y no pudo percibir atisbo ninguno de emociones en ellos y eso le asustó un poco. Estaba acostumbrada a ver en la mirada de los machos miedo, respeto , servidumbre o tal vez odio pero por el contrario el extraño no irradiaba nada. Sus cabellos estaban recogidos en trenzas que se veian mal cuidadas y sucias, atadas con pequeños cordeles de colores. Su tez era tostada aunque debía de haber pasado tiempo encerrado pues tenia cierto tono pálido. Los Tahnari era un pueblo dedicado al estudio, no se tenia constancia de ningun tahnare guerrero pero estaba claro que estaba delante de uno.

-Si vuelves a abrir la boca para usar tu magia te daré tal paliza que no te reconocerán ni las diosas fulanas esas a las que lames el culo, ¿entendido?- dijo con voz muy firme y átona el norteño

-¡Suéltame, me estas ahogando!- consiguió decir entre sofocos la joven.

Estaba claro que Rontar tenia una fuerza poco común y sobre todo parecía capaz de cumplir su amenaza, asi que asintió muy a su pesar. El guerrero sin miramientos le arrojó al suelo, se pusó encima de ella y habló.

-No te he desnudado mientras estabas inconsciente porque no quería privarte de la humillación de hacerlo mientras estas despierta.

Y dicho esto tiró con fuerza de la túnica de seda negra con bordados dorados de la mujer. Sus pechos firmes con las aureolas oscuras quedaron al descubierto e hizo un intento de taparselos. Recibió por esta acción una bofetada en la mejilla derecha que le hizo caer de nuevo a la fría piedra. Rontar le sujetó las manos mientras clavaba sus dientes en cada pecho y después mordisqueaba con fuerza los pezones. Mayah aullaba de dolor e intentaba zafarse pero las manos de Rontar eran dos tenazas que no parecian ceder.

-No hemos hecho mas que empezar-, dijo sonriendo, cerró los ojos y susurró lo que parecía una palabra mágica pues se iluminó la estancia. Sujetó con una mano los dos brazos de la bella mujer y terminó de arrancar sus ropajes del todo con un enérgico tirón. Pasó su mano por las tetas de Mayah para después tirar de su pelo haciendola incorporarse un poco y hacerle ponerse a cuatro patas. Tomó del suelo un objeto muy familiar para la sharanaari. El gato de once colas con que se impartia disciplina entre los esclavos y sacerdotisas menores. Cada cola representaba a las maximas dirigentes del Imperio y ella era una de ellas.

-Si te mueves te daré tal puñetazo que te arrancaré todos los dientes- dijo con una voz imponente el hosco luchador.

Comenzó a castigarla con el gato que paradójicamente representaba su poder sobre los hombres. Azotó primero en su culo después espalda y piernas y más tarde fue alternado aleatoriamente los golpes. Temerosa de aquel extraño que habia demostrado tanta fuerza y astucia como para escaparse de su prisión, colarse en sus aposentos y llevarle hasta las mazmorras decidió no moverse y aguantarlo todo esperando un momento mejor para actuar.Nunca había sentido en su piel el roce del gato y notó cierto calor aparte de un dolor molesto pero soportable. Se dió cuenta que la situación había hecho que su cuerpo reaccionara de una manera imprevisible pues notó que sus pezones comenzaban a endurecerse.

Nunca ningún hombre habia conseguido someterla, era una orgullosa sharanaari y eran ellas las que domeñaban a los hombres.Aunque habia tenido algunos sueños que había decidido no mencionar a la Sacerdotisa Madre en los que algún esclavo se excitaba en demasía y ella perdía el control y terminaba siendo penetrada bruscamente por el esclavo hasta llegar al extasis el macho. Se dió cuenta con el tiempo que cuando soñaba siempre estaba anhelando que llegara el momento en que perdía el control y se dejaba llevar por los instintos al igual que el esclavo y se sentia como un animal igual que el macho.

Pero las normas sharanaari exigían que seleccionara un esclavo y que éste le complaciera en lo que ella dispusiera y obedecian por miedo a castigos duros y crueles que eran una especialidad de las Sacerdotisas. Pero poco a poco fue dejando esta practica exceptuando las veces justas para evitar preguntas incómodas.

No lo podía creer, Rontar estaba cumpliendo sin saberlo su fantasía, ella había perdido totalmente el control y toda esa energia sexual no liberada estaba aflorando ahora deseando salir por todos los poros de su piel.

-Abre las piernas- dijo secamente el tahnare

Mayah no pudo evitar obedecerle, cada vez deseaba mas al brusco montañes que tenía delante. Rontar descargó golpes en el coño de Mayah que hizo que gritara y se convulsionara. Le sujetó por el pelo y le susurró al oído.

-Si te mueves, te mato. ¿Queda claro ramera sureña?

-Sí señor. Mayah no sabía como pero había contestado así. Jamás habia llamado a un ser masculino señor. No sabía si queria liberarse y poner de sobre aviso a sus hermanas de culto o ver hasta donde podía llegar aquel enigmático hombre.Solo sabía que cada vez estaba más mojada y sintió verguenza pensando que éste pudiera notarlo. Cosa que no tardó mucho en suceder.

-Vaya con la puta de palacio. Parece que le está gustando como le trato. ¿eh?

Ella negó con la cabeza y Rontar hizó un mohín casi inexpresivo , se acercó hasta ponerse justamente delante y golpeó con ambos dedos indice en las sienes de la chica y la excitada sureña perdió el conocimiento.

Mayah sintió que le faltaba aire para respirar y abrió los ojos para darse cuenta que se encontraba sumergida. Eso al menos es lo que pensó hasta que algo tiró de ella hacia atrás y pudo ver que era su cabeza la que estaba dentro de una fuente de agua. Rontar le sujetaba la cabeza y le miraba sonriente. Seguía desnuda pero esta vez tenía las manos atadas a la espalda a la altura de su cintura. Sus pezones habian vuelto a la normalidad e intentó retomar el control de su cuerpo.

-¡Cabrón suéltame!- y tras esto le escupió.

Rontar sumergió de nuevo su cabeza en la fuente mientras ella se movia freneticamente intentando salir del agua. Mayah estaba tan asustada como desconcertada. Algo se disparó en su cerebro y le advirtió que le habia puesto cachonda la humillación y el trato que la estaba sometiendo aquel bruto. Tirando del largo cabello de la sacerdotisa la condujo hasta sus pies haciendola que se pusiera de rodillas. Se sacó de sus calzones su polla poniendola delante de ella.

-Abre la boca perra

Mayah no solo obedeció sino que estaba deseando tenerla en la boca. Se daba cuenta que realmente era la primera vez que no controlaba la situación y se había excitado como nunca lo había hecho. El tahnare le hacía engullir su verga hasta casi hacerla que se ahogara.Si ella se echaba hacia atras le abofeteaba y le obligaba a empezar de nuevo. Poco a poco fue haciéndolo mejor o al menos cesaron las bofetadas. Se sorprendió a si misma tratando de tragarse toda la polla del norteño. Le comenzó a lamer los huevos con tantas ganas que gruño cuando Rontar le cogió de su melena para que parara.

-¡No! ¡No, por favor!- mientras su mirada seguía fija en los testículos del guerrero.

Rontar se rió - ¿Quieres más, zorra?

Casi avergonzada, en un tono casi inaudible dijo - si....señor.... por favor

Tras lo cual Rontar empujó su polla hasta el fondo de la garganta y Mayah lo retuvo dentro hasta que comenzaron las arcadas .Cuando no pudo mas retrocedió su boca para acto seguido repetir la acción rápidamente mientras dejaba escapar algun suspiro de ansia.Tironeaba de los brazos para desatarse y asi poder cogerla con sus manos. Notaría el miembro duro, cálido y lleno de fuerza que ya sentía su boca, labios y lengua.

El montañes de repente se quitó y se puso detrás de ella, le inclinó hacia delante y como no podía poner las manos su rostro se apoyó sobre el suelo. Sin que se lo dijera Mayah abrió las piernas deseosa de ser penetrada por aquel brusco norteño. Su coño rezumaba flujos, pero las sorpresas para la anteriormente orgullosa Sacerdotisa no habían terminado. Súbitamente sintió un dolor intenso y notó commo Rontar de un solo embate le había penetrado en el culo y comenzaba a moverse. Comenzó a quejarse pero los azotes en sus nalgas con las fuertes manos de su captor dejó claro que el guerrero no iba a cambiar de parecer e iba a continuar con su cometido. Poco a poco se dilató y le dolía menos. La humillación de ser follada por el culo, cosa que ningún hombre habia hecho ni se habia atrevido siquiera a mencionar so pena de muerte y la manera en como le trataba hizo que se encendiera más aun y comenzara a jadeaar pidiéndole que lo hiciera más deprisa y mas fuerte.

Rontar se inclinó y mientras con sus manos vigorosas apretaba fuertemente los pechos de la sudorosa mujer le seguía penetrando con gran intensidad y rapidez. Mayah se dio cuenta que estaba llegando al orgasmo. El primer y extraño orgasmo anal y lo disfrutó intensamente dándose cuenta también que habia sido el mas intenso que jámas había.tenido. Había llegado al clímax y aún asi seguía caliente y deseaba mucho más. Aquél extraño que le había secuestrado le estaba dando lo que siempre había soñado pero pensaba que nunca podría obtener.

-Quiero su semilla, señor - suplicó Mayah

Rontar guardó silencio y prosiguió con sus arremetidas intensas sin cesar ni un solo momento pero dando entender con sus leves jadeos que también disfrutaba de la situación. Ella notó que él se ponía mas tenso y sonrió al pensar que iba a inundar su culo con la simiente, algo que jamás hubiera pasado por su cabeza y ahora mismo no anhelaba otra cosa. La semilla del unico ser que le habia hecho sentir intensamente. Pero el tahnare retrocedió y se paró.

  • No eres digna de mi semen, zorra - explicó Rontar

-¡ No! ¡Señor haré lo que quiera pero démela!¡ Lo que me pida...!- gimoteó la excitada sureña.

Apenas quedaba ya rastro de la orgullosa Mayah, comandante Sacerdotisa de los ejercitos de Sharanaar y fiel devota de las Diosas Oscuras. Rontar le desató las manos y ella rompió a llorar desconsoladamente.

  • ¿Por las Hermanas Oscuras qué me has hecho? ¿Qué embrujo es éste que me hace desear obedecerte en todo?

Rontar guardó silencio y la miró intensamente observando cada facción de la mujer que tenia delante, cada rasgo y preguntó.

-¿Harás lo que yo quiera por tener mi semen?

Mayah ruborizada inclinó su cabeza y tras un breve silencio asintió en silencio.

-Bien, espérame aqui de rodillas con las manos a la espalda y con los ojos cerrados - ordenó el poderoso luchador.

Apenas había terminado de decirlo y la joven estaba obedeciéndole. Mayah se sentía como en un globo que la aislaba del mundo. Su vida, sus creencias, sus amistades, su deber, todo se había esfumado en las ultimas horas desde que había despertado encadenada y Rontar había ido a buscarla. Oyó como regresaba y se acercaba a ella.

-Hace tiempo me condenaste a prisión porque me habia negado a rendirte pleitesía cuando visitaba la ciudad y alegremente diste orden de encerrarme una noche, el problema es que tus guardianes se olvidaron de mí y asi ha transcurrido año y medio.

Año y medio , pensó Mayah, no conocía ningun esclavo que hubiera aguantando tanto tiempo en los calabozos y menos conservando la vitalidad que mostraba el tahnare.

-Ahora te toca pagar por mi dolor con tu dolor, lo que sufrí por lo que sufriras. ¿Estas dispuesta Mayah la Sacerdotisa?

-Si señor- murmuró Mayah manteniendose tal y como le habia dicho Rontar.

La arrodillada joven notó una quemazón en su muslo y abrió los ojos dejando escapar un bronco grito de dolor. Vió a Rontar con un hierro en la mano y bajó la mirada hacia su muslo y pudo ver con incredulidad que una R estaba marcada en su piel.

-En tus calabozos quisieron marcarme a fuego pero desistieron cuando rompí la cabeza del tercer carcelero. Si no hubiera sacado fuerzas de flaqueza ahora mismo sería por una diversión tuya un esclavo de tu Imperio de por vida. Ahora eres mía, vendrás donde yo vaya.Me serviras del mismo modo que te serví de entretenimiento en su día. ¿Entendido esclava?

Mayah no contesta y se acerca él y le abofetea. Mayah baja los ojos con el rubor recorriendo su rostro por no haber sabido que decir. Eso se mezclaba con tristeza por lo que dejaba atrás y alegría por haber descubierto su verdadera naturaleza.

-¿Qué quiere que diga? No sé que decir..- murmuró temerosa de otro castigo por no dar la respuesta adecuada

-Soy tu dueño, desde ahora hasta que te libere, te venda o te mate. Pero nadie te tocará sin mi consentimiento. Olvidaras tu nombre, Mayah ya no existe. A partir de ahora solo responderás al nombre de Leine, la renacida pues esta noche volviste a nacer de nuevo.Gozaras como has gozado hoy a mi lado.Cumplo mi palabra, te dije que nunca se te olvidaría quien es Rontar de Tahnar.

Un escalofrío recorrió la espalda de Mayah al pensara en como había disfrutado con aquel extraño y algo en su interior le gritaba que no le dejara escapar. Que sería desgraciada si le perdía. Agradeció mentalmente a Rontar que hubiera irrumpido en su vida de esa manera y tenia la intuición de que él llevaba la razón, no era un hombre que fuera fácil de olvidar.

Se apoyó en las piernas de Rontar y se abrazó a ellas y se sintió por primera vez feliz de verdad y sonrió

-Si mi dueño, se hará todo como dispongais soy suya.soy Leine, la renacida.