La reforma (1 de 2)

Teresa se ha embarcado en una pequeña reforma de su casa, pero ella no quedará al margen del cambio.

  • Pues no te preocupes, ya le digo a Luis, mi marido, que suba y te hace un presupuesto – dijo

maría

con gran

interés.

  • si puede, que no me

gustaría

importunarle –

respondió

Teresa educadamente

La

conversación

termino

rápido

y Teresa se

dirigió

a su casa. Casi sin buscarlo la vecina del

primero

, con la que unicamente se cruzaba saludos de compromiso, le

había

ofrecido los servicios de su marido, albañil para mas señas, para hacer una pequeña reforma en su casa, la cual nunca se hacia el animo de acometer.

Cuando por fin

apareció

Luis, al

día

siguiente, no tardaron en quedar de acuerdo, no era caro, y según dijo en dos o tres

días

estaría

terminado, el

único

problema era el tiempo, ya que andaba en varias reformas, pero si

podía

, a la semana siguiente

vería

de hacerla. La verdad es que teresa se alegro bastante del

interés

y durante los siguientes

días

su marido y ella dejaron la

habitación

despejada y preparada.

Teresa era una mujer de 45 años de buen ver, y aunque los años no pasan en balde, su cuerpo

seguía

luciendo con bastante sensualidad. Su 1,65 era jalonado por suaves curvas por doquier, y, aunque no era propensa a mostrarlo gratuitamente, en bodas y actos sociales no pasaba desapercibida y algunas miradas no eran precisamente de

cortesía.

Por fin llego el lunes, y

después

que su marido se marchara se quedo sola esperando.

Rabian organizado

la semana para que su marido se quedara en el trabajo a comer .

Así no cocinarían

, y ella

comería

una ensalada, un lio menos en la casa.

Cuando llego Luis, sobre las 9, vino acompañado de un joven. Lo presento como juan, y seria el que

haría

la gran parte del

arreglo

, que era un figura en lo suyo.

Así

que esa mañana entre los dos hicieron todo el trabajo de derribo, quitando los escombros y dejando las paredes lisas y limpias para empezar.

Durante todo el tiempo, teresa fue consciente de las miradas de juan, y aunque luis

también

le dedico alguna mirada descarada sobre

todo

a sus pechos, las del joven eran mas descaradas. Y eso que esa mañana lucia un vestido sin escote, y que le llegaba a las rodillas, y lo

único

que mostraba era un poco el sujetados por la espada ya que por

detrás

era muy abierto.

Tampoco ayudo el calor, ya que a mitad de mañana los dos se

habían

descubierto el torso pidiendo antes permiso, al cual ella dio una

aprobación

si mas.

Luis era bajito y

barrigón

y andaba con los vaqueros, nada excitante, pero juan, pese a ser solo un poco mas alto, lucia un cuerpo musculado y bronceado, y se paseaba con un

pantalón

de deporte.

No era ni la una cuando Luis se marcho, tenia que ir a otras reformas a dar un vistazo, pero el trabajo ya estaba en marcha.

  • No se preocupe señora, ya vera como juan es una artista.

Teresa andaba en la cocina cuando entro juan con una botella de agua

vaciá

  • Señora, ¿me puede dar agua?

  • Por favor, no me trates de usted, me puede llamas teresa, que me haces parecer mayor – le dijo teresa,

cogiéndole

la botella

  • Como quieras teresa, pero mayor no eres, estas muy bien – dijo

acercándose

a su lado

mientras

llenaba la botella de agua.

  • No

exageres

  • No

exagero

, seguro que levas locos a los hombres

  • oye que estoy casada – dijo con dignidad

  • bueno, entonces seguro que llevas loco a tu marido, porque si yo fuera tu marido no te dejaba en paz ni un

día

  • venga dejalo – dijo azorada sin apartar la vista de la botella

  • ¿que tu marido no te da todos los

días

?

Teresa no

podía

decir nada, estaba tensa, no sabia que decir, el cuerpo de juan estaba a unos

centímetros

del suyo , notaba su olor y aquello la estaba poniendo muy nerviosa

  • hasta a luis le gustaban tus tetas, son espectaculares

  • el sujetador hace milagros – dijo para salir del paso

  • ¿de verdad?

Quizás esa frase fue un recurso fácil

, pero, lo que vino

después

, como consecuencia de ella la

puso

en una

situación

limite.

  • a lo mejor si lo quitamos podemos comprobarlo.

Teresa estaba paralizada, juan se pudo muy despacio

detrás

de ella y con su

dedo muy

sutilmente desplazo las tiras del sujetador hacia sus hombros

dejándolas

sueltas ,

después

noto como lentamente desabrochaba uno a uno los tres corchetes, y mientras que sin descaro

apoyaba

su cuero contra el de ella saco cada una de las tiras por los brazos de ella.

  • venga, termina de

sacártelo

  • por favor

  • estoy esperando

teresa no quiso contradecirle, y sin mucha espera termino la tarea dejando su pechos libres dentro de su recatado vestido

  • ves no ha sido tan

difícil

– dijo juan, que ahora ya apoyaba sin disimulo su

duro

miembro en el trasero de la

inmóvil

dueña de la casa.

Teresa

sintió

como las manos del joven se apoyaban en su cintura y se encaminaron hacia adelante. Ella puso resistencia pero

acabaron

por entrar entre sus brazos y en nada se

había

apoderado de sus pechos.

  • Joder que tetas tienes, zorra

Aquellas palabras terminaron de hundir la resistencia de teresa. En vez de sentirse ofendida, fue consciente de la humedad en sus bragas, y pese a seguir de forma pasiva admitiendo aquella

invasión

de su persona, tenia que admitir que estaba disfrutando, a su pesar.

Pronto el manoseo de las tetas no fue suficiente para juan,

así

que girando a teresa la puso cara a el, y de un

tirón

le saco el vestido por la cabeza. Teresa en shock se tapo los pechos y vio como juan se apartaba para desprenderse de su

pantalón

dejando al aire una polla totalmente tiesa que casi doblaba la de su marido.

Juan se percato de la mirada de ella a su aparato, y no tardo en volver a acercarse, para hacer jirones las recatadas bragas que

vestían

el cuerpo que

quería

poseer. Entonces la

cogió

de la mano y la arrastro sin mas hacia la mesa de la cocina.

Teresa se vio postrada boca abajo, totalmente desnuda, y noto como aquel monstruo que acababa de ver se acomodaba en la entrada de su sexo y sin ninguna delicadeza

invadía

su intimidad.

  • Joder que estrecha estas, puta

  • sacala, dios, es muy grande – dijo teresa, y como

única

respuesta

recibió

varios

envites

mas que lo

único

que hicieron fue enterrar por completo el miembro en su interior.

  • ves como si entra – dijo

manteniéndola

entera dentro – que coño mas calentito tienes – y si mas

comenzó

a martillearla salvajemente. Teresa se quejaba con cada envite, pero con las manos en su espalda y fuertemente cogidas poco

podía

hacer, y para su total vergüenza,

sintió

como el placer la

invadía

con cada embestida, y sus quejidos comenzaron a ser gemidos de placer.

  • te gusta eh, pues te voy a dar hasta que te hartes.

El orgasmo le llego tan de improviso que la destrozo, acostumbrada a un orgasmo lento y suave. Un latigazo

recorrió

su cuerpo y mas cuando juan se detuvo con el rabo

insertado

en su interior, y noto como las contracciones de su vagina atrapaban con fuerza al invasor.

  • me encanta sentir como un coño se corre en mi polla, que gusto

Juan saco su polla y aprovechando en momento le dio la vuelta y la tumbo sobre la mesa boca arriba, se

situó

entre sus piernas y se la

volvió

a clavar de un golpe de cadera. Cada

envite

hacia que sus tetas temblaran como flanes y teresa se tapaba la cara pero sin dejar de gemir.

  • mirame puta mientras te follo – le dijo mientras le

apretó

un

pezón

con saña

teresa quedo con los ojos muy abiertos asimilando el dolor y el tremendo placer que aquel acto le produjo, y no apartaba la mirada de

juan

, que

seguía

con su infernal ritmo.

No tardo teresa en volver a hundirse en el placer, acompañando con sus caderas los envites y

volvió

a sentir como juan

detenía

su martirio para disfrutar de su victoria.

  • venga, trabajo tu un poco, dijo juan desenfundando su polla, y levantando a teresa de la mesa la llevo a una silla, se

sentó

he hizo que ella se sentara sobre su polla.

Teresa

sintió

de nuevo esa

sensación

de sentirse llena, y en esta

ocasión

ella llevaba un ritmo pausado pero el

movimiento

de cadera hacia que el pene no saliera de su interior y con cada movimiento sus entrañas se

encendían.

Su cuerpo no dejaba de temblar, mientras juan la

encendía

mas si cabe

comiéndole

los pechos,

devorándole

el cuello y

besándola

de forma salvaje.

Juan se

dejó

llevar, el nivel de excitación de teresa la llevo a buscar mas placer sin control y aquello le deleito tanto que exploto sin control en el interior de una derrotada teresa, la cual se vio inundada de ardiente leche sin poder evitarlo.

Juan

gimió

mientras apretaba contra el a teresa, sin dejarle

opción

a poder evitar su triunfo.

-

así

puta, todo dentro -

  • dios, que hemos hecho, no tomo nada – dijo teresa derrotada

  • ves a ducharte

teresa se levanto y el semen

comenzó

a resbalarle entre las piernas,

así

que las junto como pudo y se

dirigió

a la ducha de su cuarto. Juan mientras tantos se aseo un poco en el

bidé

del otro cuarto de baño y encendiendo un cigarro se

dirigió

a la

habitación

matrimonial. Contemplo con sonrisa la cama que tanto le gustaba profanar y degusto el

humo

sentado en ella.

Teresa bajo el chorro de la ducha era un manojo de nervios se limpio como pudo, pero tenia su sexo tan sensible,

que

casi tiene un nuevo orgasmo, y no

siguió

por que no lo deseara, si no porque no

quería

hacer algo tan horrible como lo que acababa de hacer. Y el problema era que acababa de descubrir un verdadero orgasmo, algo salvaje que comparado con la suavidad de lo que

había

sentido

hasta

ese

día

, sabia que la iba a cambiar para siempre.

Andaba en esas tribulaciones cuando con temor vio la puerta abrirse, y juan entro sin

ningún

tipo de reparo, abriendo la mampara de la ducha y entrando en ella.

  • No por favor, lo hecho hecho esta, dejalo ya

Juan no dijo nada, se arrodillo entre las piernas de teresa y

abriéndolas

le atrapo el sexo con su boca. Ella intento zafarse pero las manos se aferraron a su culo con fuerza y las oleadas de placer que

recibía

pudieron con ella,

comenzó

a gemir bajo el tratamiento que

recibía

, y mas aun cuando dos dedos se incrustaron en su interior, y aquello fue el final, notaba como los dedos

recorrían

su interior y encontraron algo que la

disolvió

, y cuando lo hicieron se cebaron.

Juan escuchaba como teresa clamaba sin vergüenza, casi a gritos, algo ahogados por el ruido de la ducha, pero no cejo hasta que sus piernas flojearon en una

ultima

y terrible oleada de placer, quedando sentada en la ducha.

  • ven, le dijo

válidamente

juan

teresa se levanto como pudo, y como en una

película

se vio dirigida a la cama, en la que solo quedaba una sabana. Se tumbo de lado, y noto como juan se

ponía

detrás

de ella, pasado una mano por debajo de su cabeza. No tardo en sentir de nuevo la

penetración

en su sexo, esta vez lenta y suave.

  • Ves zorra, ya le estas poniendo los cuernos oficiales a tu marido, aquí estas gimiendo como una loca con una polla de verdad en tu cama de matrimonio.

Teresa

gemía

sin control, aquella barra candente que la atravesaba con delicadeza

recorría

despacio y con suavidad todo su interior, y aquello la superaba. Y si aquello no bastaba mientras una de las manos martirizaba sus pechos, con especial

atención

a sus pezones, la otra se recreaba en su ya excitado

clítoris.

Y ademas estaba la boca que la besaba, lamia o

mordía

a

discreción

en la espalda o el cuello.

Perdió la cuenta de las veces que su cuerpo exploto, y solo el arreó

n

de embestidas que culminaron en el grito de juan mientras se vaciaba por segunda vez en su interior la saco de su nube.

  • no – dijo sin fuerza – otra vez no

  • si perra, ya te he dejado otra

ración

de leche, follate a tu marido esta noche con ganas no sea que te haya dejado un regalito.

Teresa quedo derrotada en la cama y juan

desapareció.

Cuando se

despertó

noto que la luz

había

disminuido, y le entro el

pánico

, era tarde y su marido

podía

llegar. Cuando se centro vio que eran casi las 7,

así

que tenia una hora para arreglarlo todo,

aunque

sabia que

había

cosas que no

podría

arreglar.