La red purpura I

Lucia se despierta junto a su novio en medio de la noche, no entiende lo que le pasa, no saben hasta que punto es dueña de sus actos o ha perdido el control. Hetero, sexo oral, sexo vaginal.

Y esto es lo que ella sintió.

Algo la despertó por la noche, rápidamente se sobresalto y miro a su alrededor, en la habitación, era como si alguien hubiera estado ahí hace un segundo, susurrándole un extraño sonido, la lado suyo. Las penumbras de la habitación se aclararon conforme su vista se acostumbraba a la parcial oscuridad que la rodeaba. reflejando una inesperada soledad:

Lucia se encontraba sola despierta en su habitación, con la sola presencia de su novio Luis. Mientras este se despertaba lentamente por la reacción de su novia, ella reparaba en la ventaja entreabierta del cuarto. Exhaló profundamente suponiendo que el extraño sonido venia de fuera, mientras sopesaba si valía la pena levantarse para cerrar la ventana.

-¿Estas bien cariño?

Lucia asintió con un breve gesto, pero pronto reparó en que no era así, sentía fuego.

Una cálida sensación que se estaba apoderando de ella en su interior.

Luis al ver que su novia no volvía a acostarse se preocupó un poco mas, se incorporó quedándose sentado en la cama de matrimonio junto a ella y le cogió la mano.

-¿Lucia?- dijo esta vez con mas insistencia- ¿qué te pasa?

Se encontraba distraída, hasta que la mano de Luis le sujetó la muñeca, un simple roce, le sirvió para entender lo que necesitaba…

Sin mediar palabra volteó colocándose a horcajadas encima de su novio. Éste se quedo mudo, Lucia era una chica bastante atractiva, morena, delgada y con unas grandes tetas, como su rasgo mas característico, que se podían entrever en la camisa ancha y vieja que llevaba para dormir, con el cuello recortado para ser mas cómoda y que dejaban ver con facilidad sus pechos.

La lengua de la chica fue a por la yugular de su novio con un fuerte y lento lametazo, que parecía disfrutar mas ella, que él, que se encontraba algo contrariado.

-Vaya, te deberías despertar mas menudo!- soltó Luis añadiendo un toque de humor y tratando de despegarse de su novia para darle un suave beso, pero ella no le dejo.

Eran una pareja romántica, detallista y cariñosa, pero aquella noche ella no quería cariño, y llevo un par de dedos dentro de su boca para callarlo, los introdujo jugando con la lengua del chico, con un toque agresivo.

Los lametones de la chica fueron a la oreja, y se hicieron mas rápidos mientras que su novio disfrutaba de las vistas de su escote como si no cera el de su novia, a la que había visto una infinidad de veces desnuda.

Lucia se incorporó quitándose la camiseta vieja de golpe, ahí estaban, perfectas, enormes sin ser grotescas, no eran duras como piedras sino que tenían la combinación de suavidad y rigidez perfecta.

Justo cuando Luis iba a hablar ella le acercó con una mano en la nuca apretando contra una de sus tetas, se extrañó por eso saliendo de su frenesí por un instante, se dio cuenta de que era la voz de su novio lo que trataba de evitar, en ese momento le resultaba irritante, su reflexión termino cuando noto la lengua de su compañero jugar con su pezón, lamerlo hambriento, lujurioso, como un poseso, ese era su mejor premio y pocas veces lo disfrutaba ya que ella tenía cierto complejo. Mientras ella entornaba los ojos mirando al techo, él cambiaba los lametazos por chupetones y ligeros mordiscos, su boca parecía distinta también, mas que por la actitud por el propio cuerpo, parecía otra boca, otra lengua otras manos, sin embargo, algo hacia que ni siquiera quisiese mirarlo, prefería poseer ese cuerpo parcialmente nuevo, parcialmente desconocido…

El placer iba barnizando el cuerpo de Lucia poco a poco de un sudor denso, la veinteañera alejó a su amante de su cuerpo un segundo para quitarse el pantalón y las bragas de golpe, mientras que la tenue luz de luna en la noche permitía que Luis apreciara la anatomía de su compañera, el vientre plano con  ligeras insinuaciones de los abdominales contrastaba sensualmente con aquellos pechos a los que volvía a succionar una y otra vez.

La joven en un ademán dominante empujó primero con suavidad y luego con fuerza la cabeza de su amante hacia abajo, relegando, a su compañero a otra función. Luis sorprendido no tuvo mas remedio y ir dirigiendo sus lametazos primero a la parte inferior de las tetas, y luego a los abdominales, al pubis y finalmente al coño de Lucia. En su primer lametazo en el sexo de su novia, descubrió una abundante cantidad de fluidos, ella estaba chorreando, de una manera que él jamas había logrado provocarle, resultaba turbador verla disfrutar tanto, sabía que él no era la causa, pero eso era algo que no podía pensar ahora.

Agarró fuertemente las nalgas de su compañera, y profundizó la lengua, buscando quizás un reconocimiento a su esfuerzo, ella le apretó con fuerza a su cuerpo, él agarró con mas fuerza de sus nalgas para apretar mas, y sin querer apoyó un dedo en su ano, aquello era algo que a Luis nunca le había interesado, disfrutaban del sexo pero no buscaban probar nada nuevo ni explorar ese tipo de cosas… cuando fue a retirar la mano, ella se adelantó le agarro de la muñeca y se la dirigió a su boca, le lamió los dedos lubricándoselos con mucha saliva y devolvió la mano de su novio a su culo.

Ante la sorpresa y pasividad de este, que sorprendido incluso, había parado de lamer, Lucia profirió una queja en voz baja pero audible, y acompañada de un gemido.

-Va!!!!!- e introdujo dos dedos de golpe en su ano, lubricado por el extraños sudor y la saliva.

Entonces se pudo oír el primer gemido fuerte de Lucia, que comenzó a mover la mano de Luís desde la muñeca entrando y saliendo de su ano, a la vez que cabalgaba la boca de su novio y apretaba con la otra mano desde la nuca para acercarlo al límite.

El movimiento de las caderas era cada vez mas brusco, buscaba un orgasmo que, pese al placer, parecía no acercarse.

-Lucia para…- dijo luís mientras empezaban a dolerle los labios por los golpes. Ella seguía moviéndose como una experta domadora de caballos, empezando a sentir como el orgasmo se acercaba.

-Para, me haces daño- repitió Luis enfadado ante la indiferencia de Lucia.

"Solo un poco mas" pensó la joven para sus adentros acelerando el ritmo intentando acabar pronto y contentar a todos, mientras sacaba y metía otra vez los dedos de su novio por la entrada trasera.

Pero tras 3 golpes mas, Luis se levantó bruscamente tirando a su amante a un lado de la cama.

-¡¿Qué coño te pasa Lucia?!- estalló cabreado poniéndose de rodillas encima de la cama- ¡me estabas haciendo daño!

La joven le miró con cara de arrepentimiento mientras se acercaba gateando como una leona. Los ojos de cordero degollado dieron paso a los de una felina hambrienta y Luis enmudeció de nuevo paralizado. Lucia llego hasta su novio y cuando parecía que iba a levantarse y besarle, sus manos reflejaron la otra realidad, con un movimiento suave bajo los pantalones del pijama de Luis y acercó su boca para lamer el capullo de su, ya erecta, polla.

La joven tenía la punta del pene de su novio introducida dentro de su boca, lo cierto es que ella nunca había sido una experta en eso del sexo oral, y sabiéndolo a Luis no le distrajo lo suficiente para quitarle el enfado, iba a separarla para preguntarle seriamente que le ocurría, porque se comportaba así, primero agresiva y luego sumisa, cuando en un instante la cabeza de Lucia empezó a hundirse en su entrepierna, como acto de magia veja como desaparecía su pene entre los carnosos labios de su amada.

Lucia no entendía que estaba haciendo una parte de ella quería parar y recobrar el sentido de todo, pero era una pequeña parte enjaulada en algún rincón de su mente, el control, lo tenia su lado mas perverso, estaba disfrutando de como la sudorosa polla de su novio entraba a cámara lenta en su boca, mientras era rozada por sus labios, y le daba con ellos un suave abrazo, conocía bien el instrumento de su novio, y sin embargo, mientras se lo introducía notaba que era el de otro… este era mas largo, y tenia un sabor diferente, y mientras lo pensaba seguía entrando…

Llego a tocar su nariz el final, otro cambio, su novio no estaba depilado y no notaba ningún pelo… lo intento, pero no pudo abrir los ojos, un placer indescriptible la inundo al sentir todo aquel pene entre sus labios, nunca se había tragado una tranca tan grande, a decir verdad, nunca se había tragado mas que unos pocos centímetros, y ahora tenia la sensación de tener mas de 20 acompañando a su lengua. A continuación, con un impulso retiró su cabeza hasta casi salir del todo y luego volvió a entrar.

Repitió la operación varias veces, cada vez el pene estaba mas lubricado y cada vez lo hacia mas rápido, Luis croa estar en el cielo, cayo de culo y se sentó, mientras Lucia recuperaba el terreno para tenerlo cerca y seguía sus movimientos…

La sensación de aquella carne resbalando sobre su boca, le hacia entrar en un éxtasis, adoraba aquella polla, y cada vez la tragaba con mas y mas fuerza, sentía que el placer que daba era casi como suyo, sentía las contracciones del miembro acercarse al clímax, cada vez apretaba mas y mas con los labios, ni siquiera sabia como era capaz de hacerlo, pero el placer la desbordaba y comer aquel rabo era la mejor sensación que había tenido en su vida, seguía devorando, ladeando la cabeza para uno y otro lado, acariciando las bolas con una mano y acercándose la cadera de su amante con la otra.

Luis acarició la cabeza de Lucia, mientras ella, casi mas excitada que él, se apretó con todas sus fuerzas de golpe hasta tragarse hasta el último centímetro de polla de su amante y este, ayudándola con sus dos manos, la apretó fuertemente contra su cuerpo mientras soltaba un grotesco gemido a la vez que se corría con todas sus fuerzas en la garganta de su preciosa novia.

Los chorros iban bañando la garganta de Lucia, la corrida fue la mas abundante, y su orgasmo el mejor que había tenido, sin rechistar ella trago mientras apoyaba la mano en el vientre de él.

Notó que tenia los abdominales muy marcados, enseguida salió de su sueño y abrió los ojos, todo se desvaneció, volvió a ver a Luis, y se separó rápidamente de el para empezar a tener arcadas, le costó un par de minutos recuperarse, tenía toda la cara roja de aguantar la respiración, aunque no lo había notado hasta ahora.

Los dos se quedaron en silencio sin decir nada, él complacido y preocupado, ella sin su orgasmo y desconcertada.

Eso fue lo que sintió porque yo lo hice posible, el gemido de Luis había sido toda la prueba que necesitaba.

Yo mientras disfrutaba con una sonrisa mientras miraba desde la calle, aquella ventana abierta, a las tres de la madrugada. Dando media vuelta volví a mi casa pensando: "¿Cuál debería de ser mi siguiente movimiento?"