La Reconstrucción de Andrea (09)
La sierva prepara a Flavia para que el dueño de ambas tome posesión de ella. Ella recuerda como se produjo su adiestramiento.
Con la mente llena de estos recuerdos Andrea precedía a Flavia en su camino al baño.
Ambas entraron en el aseo y Flavia se quedó impresionada del lujo del mismo. Una inmensa bañera redonda, que era casi como una pequeña piscina, ocupaba todo el centro de la estancia. A ella se accedía a través de tres escalones de mármol. El agua que la llenaba bullía con la espuma nacarada de alguna exótica mezcla de sales de baño Junto a ella se encontraba otro espacio redondo, algo más pequeño que Flavia identificó como un jacuzzi-
Desnúdate ordeno Andrea suavemente- No pretenderás bañarte con ropa.
¿Es necesario? Flavia dudó- Quiero decir... puedo hacerlo sola
Él lo ha ordenado y esa parecía se suficiente explicación para Andrea-
Flavia comenzó por quitarse la camisa dejando al descubierto el sujetador que cubría unos pechos robustos y abundantes. Luego deslizó su falda hacia abajo por la piernas. Su braga, a juego con su sujetador era una sucinta tanga que marcaba perfectamente sus cachas.
Andrea se acercó a ella y la acarició. Flavia nunca había recibido esas atenciones de una mujer y en un primer momento se contrajo, pero luego se fue abandonando a la sensación. Después de la tensión de su entrevista con aquel hombre que pretendía convertirla en su esclava sexual y que de hecho lo había conseguido, las caricias de Andrea eran un momento de relajación inesperado. La mujer la quitó el sujetado, pero no hizo ademán ninguno de desprender el tanga del cuerpo de Flavia. La mujer comenzó a bajarlo. Los ojos de Andrea se abrieron con sorpresa y sobresalto.
No debes hacer eso le dijo, sujetando a Flavia por ambos brazos- Sólo el puede decidir si llevamos o no bragas. Es su derecho, no el nuestro.
Pero... de acuerdo Flavia volvió a colocar la prenda en su sitio con la tira de tela encajada perfectamente en la raja de su redondo culo.
La mujer se metió en el agua y al instante sintió el relajante calor del líquido elemento y la espuma tonificar y relajar su cuerpo y sus músculos. Se sentó y descubrió que en la zona central de la bañera la profundidad era apreciable, más o menos de un metro y medio. "Cualquiera podría acostumbrarse a vivir así", pensó, pero desechó el pensamiento tan pronto lo hubo concebido. Vivir así significaba depender en todo de los deseos de un hombre que la utilizaría sin piedad y sin miramientos para satisfacerle. El lujo a cambio de la esclavitud más humillante. A eso no era fácil acostumbrarse.
Sintió como la esponja que manejaba Andrea frotaba suavemente su espalda. Con los ojos cerrados comenzó a experimentar el calor dela excitación cuando esta se desplazó hacia sus pechos y se vientre y, posteriormente descendió hacia su coño, aún tapado por la tanga. Dejó escapar un jadeo.
Andrea retiró la mano y Flavia lo sintió. Comenzaba a disfrutar y ahora su compañera le negaba el placer. Abrió los ojos y enfrentó la mirada de Andrea. Se dio cuenta de la que la mujer estaba metida en la parte más profunda de la bañera, pero no se había desnudado. Seguía con el corsé y las botas puestas.
¿No te desnudas? preguntó
No he recibido permiso contestó la mujer- De hecho no debería estar bañándote así. No podemos darnos placer las unas a las otras. Es una falta grave que mi dueño castigara si descubre. Tan sólo el puede darnos placer si somos lo suficientemente buenas como para merecerlo- A lo mejor tienes suerte y viene él mismo a bañarte. Entonces a lo mejor te dará placer. Si te lo mereces
Ese hombre no puede dar placer a nadie estalló Flavia- Es un monstruo
Calla dijo Andrea sin dejar de frotarla- Normalmente, nosotras le bañamos a él. El es el amo. Pero a las nuevas suele bañarlas. Le gusta disfrutarnos entre el agua y la espuma. Si nos portamos bien nos recompensa, Créeme, sabe hacerlo y muy bien.
ndrea recibió de labios de Gloria la orden de presentarse ante su amo en el baño. La palabra le hizo recordar de nuevo lo que no había podido quitarse de la cabeza en todo el día: El orgasmo alcanzado cuando su amo la masturbó en la bañera. Subió los dos pisos con una presteza que la asustó. ¿Era posible que acudiera con tanta velocidad a someterse a las humillaciones que aquel hombre tenía pensada para ella?. Aún tenía el culo dolorido de la brutal toma de posesión que de él había hecho su propietario y ahora corría para él la tuviera de nuevo a su entera disposición para volver a satisfacer su insaciable polla. Mientras subía los escalones contempló su reflejo en varios espejos. La exigua prenda que lucía estaba pensada para resaltar al máximo sus encantos. Sus tetas eran firmes y por ello no hacía falta sujetarlas con nada salvo la baja copa del corsé y la tira del tanga se instalaba en la raja haciendo que su culo pareciera más redondo y apetecible al tiempo que las cintas que iban por encima de sus caderas hacían sus piernas más largas y esbeltas.
Llegó a la puerta del cuarto de baño y se arrodilló para traspasar el umbral, se quedó en la entrada en esa manera sin alzar en ningún momento la vista. Un solo día de sometimiento a aquel hombre cruel e insaciable había bastado para que Andrea asimilara sus leyes de sumisión.
Levántate y ven aquí. Ahora te toca a ti lavarme a mí.
Andrea obedeció y entonces contempló la escena completa del aseo. Un perfecto culo asomaba por entre la espuma entre las piernas del hombre. Era evidente que Chupa estaba llevando a cabo su trabajo con la cabeza dentro del agua. Gloria, arrodillada junto a la bañera tendió a Andrea una esponja y se retiró. En ese momento la cabeza de Inma asomó por encima del agua. Apenas tardó un instante en tomar aire y volver a sumergirse para seguir complaciendo a su dueño. Andrea no sabía muy bien que hacer, así que comenzó a frotar suavemente el pecho del hombre que cerró los ojos. Se inclinó sobre el borde de la bañera para que sus pechos acariciaran el cuerpo de su amo. Andrea se había acostumbrado en esas pocas horas a que cualquier servicio que hiciera para su nuevo señor tenía que producirle excitación y placer. Para eso quería a sus domésticas. La cabeza de Chupa volvió a emerger y Andrea aprovechó para deslizar la esponja bajo los huevos de su amo y restregar suavemente subiendo hacia la cabeza de la polla.
De repente sintió un pinchazo en un dedo. Chupa la había mordido para que se alejara del paquete del amo. Ahora era ella la que estaba ocupándose de él y no quería interferencias. Andrea no sabía si había sido esa reacción o su caricia lo que había hecho trempar más aún el bálano del hombre, pero lo cierto es que este surgió casi en su mitad por encima del agua, lo que permitió a Chupa seguir mamándolo sin necesidad de sumergir la cabeza..
El hombre parecía gozar del servicio de Chupa, pues se estiraba y encogía rítmicamente en la bañera.
Ven chica, toma tu premio dijo el hombre al tiempo que extraía su tranca, completamente tiesa, de la boca de su sierva -.
Chupa se puso de pié en el baño y su pequeño aunque explosivo cuerpo apareció en toda su extensión. El amo la hizo girar y colocarse de espaldas a él. Ella le ofreció el culo para que lo penetrara, pero el se limitó a encajar sus manos en cada glúteo y apartarlos para que asomara el impresionante conejo rubio. Luego la sujetó por las caderas y la hizo agacharse hasta que la tranca entró de golpe en el conejo, húmedo por el agua y la ansiedad.
La chica soltó un gemido de placer y se apoyó en el borde de la bañera con las manos para poder empujar e introducir la verga hasta lo más profundo de su ser. Una vez allí comenzó a contraer las caderas para dar gusto a su amo. Andrea seguía frotando la esponja y la reacción de su amo la pilló por sorpresa. El hombre la agarró del cabello y la obligó a meter medio cuerpo en el baño.
Comenzó a estrujar sus tetas mientras Chupa seguía meneándose como una anguila con la polla en su coño. Una de las manos de la joven se deslizó hasta los huevos y comenzó a estrujarlos.
Deja eso para Andrea, Chupa. Tu concéntrate en el coño
Andrea supo lo que tenía que hacer y alargó el cuello para alcanzar con los labios el paquete de su señor. La posición era incómoda porque él no quiso deshacerse de sus tetas que seguía masajeando. De vez en cuando pellizcaba los rosados pezones.
Andrea tenía el rostro pocos centímetros por debajo del culo y el coño de Chupa que subía y bajaba con la polla del dueño golpeando como un martillo. El agua le salpicaba la cara, pero ella obvio la sensación de ahogo y se introdujo los huevos de su propietario en la boca. Sus pies ya no tocaban el suelo. Estaba apoyada sobre el vientre en el borde de la bañera y una de las del hombre abandonó sus pezones para concentrarse en el orificio recientemente estrenado para su placer y en sus cachas.
Con los duros huevos en la boca, Andrea comenzó a lamerlos firmemente y utilizó las manos para lograr que permanecieran fuera del agua. La chica veía subir y bajar rítmicamente el coño de Chupa mientras mantenía los huevos del hombre excitados.
En aquella posición sintió el deseo de acabar con todo, de que fuera su coño el que el que fuera desgarrado por aquel miembro.
Mientras uno de los dedos de su dueño seguí martirizando su irritado orificio otros dos comenzaron a acariciar los labios de su conejo. Chupa seguía empujando hacia atrás para clavarse completamente la polla del amo en las entrañas.
Andrea aplicaba los labios con esmero a al extremo inferior del cipote y comenzó a notar como cada vez que el coño de Chupa descendía dejaba sus fluidos justo al lado de sus labios.
Su almeja ya estaba excitada por el manoseo del hombre y aún permanecía en la incomoda postura que le exigía el tener que mantener los huevos dentro de su boca.
Así deseo sustituir a Chupa para que todo acabara, para que aquel ser la poseyera definitivamente y la dejara descansar. Entonces comprendió la diabólica situación en que se encontraban sus tres compañeras y ella.
El amo había conseguido que cuanto más grande fuera la humillación más agradecidas se sintieran. Ahora ella envidiaba a Chupa porque iba a acabar en cuanto el amo se corriera en ella y era posible que la dejara descansar un tiempo. Sin embargo, Andrea estaba siendo humillada, forzada a satisfacerle y aún podría pedirle más y más. Deseaba que la poseyera, que la follara o la enculara para tener un momento de respiro
Por eso forzaba siempre a una de sus servidoras a tiempo completo a contemplar sus disfrutes sin participar. Esa acumulaba resentimiento contra las dos que estaban siendo utilizadas en ese momento. Gloria pensaría que Chupa era afortunada porque este servicio la exoneraba durante un espacio de tiempo de estar disponible y era posible que pensara que Andrea se iba a librar con una simple comida de los huevos de su señor. Mientras, ella, todavía fresca y sin usar se convertiría en el próximo objetivo de los deseos incansables del amo y no tendría sosiego.
La envidia no era porque las otras disfrutaran del grueso miembro, sino porque acababan antes de ser humilladas por él. Andrea, sometida al magreo de su dueño, pensó que Marisa debía estar comiéndose las uñas mientras ella lamía los huevos del amo.
En esas estaba cuando sintió los huevos escaparse de su boca. Quiso perseguirlos y cayó de bruces al agua. El amo se había puesto de pie en la bañera y esperaba con la polla absolutamente tiesa a que Chupa se diera la vuelta.
La joven le ofreció su maravilloso culo, mientras Andrea se arrodillaba bajo él volvía a introducir las bolas, pesadas y repletas, en la boca.
El hombre introdujo sus pulgares en la raja del culo de Inma y separó las nalgas, dejando al descubierto el agujero. La joven, apoyada con una mano en el bordillo se frotaba el agujero con jabón, preparándolo para la inminente penetración.
Andrea quiso colaborar y sin dejar de lamer los huevos masajeó la tiesa verga con jabón. El amo esperaba pacientemente.
Finalmente. la esclava fue enculada y el amo la sujetó por las caderas para obligarla a acoplarse para que su polla penetrara hasta los más hondo. Inma comenzó a gemir y agradecer cada embestida del amo al tiempo que utilizaba una mano para separar las cachas y permitir los movimientos del miembro que la taladraba.
Andrea se aplicaba con la boca a los huevos y comenzó a notar los fluidos del miembro resbalando hasta sus labios. Besó los huevos y lamió con sumisión todo lo que la llegaba. Sus manos contribuyeron a mantener abierto el culo de la esclava, mientras el hombre le exigía más ritmo con continuos cachetes en las nalgas.
Cuando se estaba corriendo dentro del culo de Chupa, sacó la polla y la introdujo sin previo aviso en la boca de Andrea. Ella la recibió sin protestar y deglutió el semen que restaba al tiempo que estrujaba los huevos con las manos, para compensar a su señor por haberlos abandonado en sus besos.
Limpió la verga y permaneció arrodillada entre las piernas del hombre, esperando que el dispusiera de ella como mejor le conviniera. El acarició ligeramente a sus dos esclavas y se sentó de nuevo en la bañera. La verga asomaba por encima de la espuma y Andrea y Chupa se tumbaron junto a el con sus bocas a escasos centímetros del miembro. Siempre era posible que el amo deseara otro servicio.
Parecía satisfecho y se limitó a acariciar ambos culos que emergían por encima del agua y la espuma.
Gloria - dijo al fin- Llévate a esta putita y prepararme la cena. El baño siempre me da hambre.
A sus órdenes, mi señor - contestó la joven mientras abandonaba a cuatro patas el cuarto de baño.
Andrea se entristeció mientras su amo la recompensaba acariciándola el culo y dejándola descansar junto a él. Sabía que en su nueva función situaciones como aquellas serían sus únicos momentos de paz. La humillación de ser sobada por un hombre que la consideraba un objeto de su propiedad era una recompensa de la que tenía que aprender a disfrutar. Trabajaría día y noche para mantenerle excitado, para darle placer. Usaría tetas, culo, coño y todo su cuerpo para servirle y luego habría de conformarse con descansar en la satisfacción de su amo. Comprendió que nunca abandonaría ya esa vida como objeto de placer y esclava sexual. Se resigno y besó débilmente el miembro que la tiranizaba antes de abandonar la bañera.
Tengo una sorpresa para ti le dijo su dueño.
El amo es muy bueno conmigo dijo ella, asimilando que cualquier cosa que viniera de su propietario tenía que ser agradecida. Cualquier humillación era un honor si provenía del hombre que la dominaba-.
En esta ocasión el hombre se vistió de nuevo solo con la ayuda de Andrea que no perdía oportunidad de acariciar su polla o frotar sus tetas o su culo contra el cuerpo de su dueño a la menor ocasión. Una vez vestido se giró hacia su esclava, que permanecía arrodillada en el suelo después de haberle atado los zapatos y haber besado la suela de los mismos.
Ve al salón ordenó-
La mujer hizo ademán de levantarse pero el pie de su dueño se apoyó sobre su espalda y empujó hacia abajo hasta que la obligó a apoyar las manos en el suelo.
Avanza como una perra, pues eso es lo que eres.
Una perra que solo es feliz si os sirve en todo, mi dueño respondió Andrea mientras comenzaba a gatear a cuatro patas en dirección al salón
Mientras se desplazaba como una animal hacia el salón de su propio apartamento pudo sentir la mirada de aquel hombre que la estaba convirtiendo un cuerpo exclusivamente a su servicio clavarse en ella. Imaginar el lascivo rostro del hombre sonriendo al observar el bamboleo de su magnífico culo mientras gateaba a cuatro patas la hizo calentarse. No pudo evitar aumentar el ritmo de su movimiento.
Veo que la perra está caliente dijo el hombre cuando llegaron al salón.
Luego giró a su alrededor y se puso frente a ella. Andrea no levantó la vista del suelo. Se limitó a avanzar un poco mas de manera que sus tetas se frotaban contra la pernera del pantalón de su dueño, mientras sus manos ascendían por la pierna buscando el paquete.
Si que estás caliente rió el hombre apartándose y sentándose de nuevo en el sofá. Chupa volvía a estar arrodillada en el salón en espera de órdenes y lo abandonó reptando al recibir la señal de su amo Entonces te gustará mi sorpresa.
Cualquier cosa que me permita daros placer y serviros me gustara, mi señor
Háblame de Augusto.
Tan por sorpresa le tomó a Andrea la pregunta que tardó unos segundos en ubicar la referencia. Augusto había sido su última relación.
Sus encuentros se habían extendido de forma intermitente durante poco más de dos años. Ella siempre había tenido claro que sólo mantenía la relación para encontrar un desahogo sexual ocasional, aunque él siempre había querido ir a más. Precisamente fue esa insistencia lo que hizo que ella cortara el contacto, aunque habían seguido viéndose de forma ocasional.
Andrea desconocía cómo había sabido su propietario de esa relación y qué tenía que ver esa antigua historia con su situación actual. El hombre pareció adivinar la sorpresa y la turbación de Andrea.
¿Te sorprende que sepa eso? preguntó- Se muchas cosas de ti. Mas de lo que crees
Estuvimos juntos acertó a decir Andrea al tiempo que abrazaba la pierna de su amo y restregaba sus tetas contra ella- Ya acabó.
¿Te gustaba cómo te follaba? insistió su dueño- Háblame de ello.
Ningún polvo que me hayan echado es comparable con el placer que siento al serviros, mi dueño contestó la mujer intentando complacer a su señor-.
No te he preguntado eso el hombre comenzó a acariciar la cabellera de su esclava, como el que acaricia distraídamente a un animal doméstico- ¿Te gustaba?
No demasiado. Era impetuoso, pero duraba poco Andrea se sentía cohibida de hablar de ello, pero la insistencia del hombre no le dejaba otra alternativa-. Era muy inseguro y siempre necesitaba que le dijera lo bien que había estado en la cama. Además era muy insistente. Quería...
¿Controlarte?
Si, mi dueño
Andrea recordó la situación y tuvo que reconocer que ese era el principal motivo por el que había abandonado a Augusto. Entonces ella era independiente y le gustaba llevar las riendas de sus relaciones ¿cómo había llegado desde entonces a terminar arrastrándose semidesnuda a los pies de un hombre que no la apreciaba en lo más mínimo y que la utilizaba como un juguete sin sentimientos?
Le has invitado a venir esta noche a tu apartamento anunció el hombre sin dejar de acariciar el cabello de su esclava
Yo no...
Lo he hecho yo en tu nombre una sola carcajada salió de la garganta del hombre- Le enviado un mensaje a su móvil esta mañana y le he dado tu dirección. Esa es mi sorpresa. Estará a punto de llegar.
¿Para qué? Andrea estaba anonadada. No acertaba a adivinar cuales eran las intenciones de su dueño.
Ahora me marcharé. Pero te estaré vigilando el hombre se levantó y ella se quedó arrodillada en la misma posición. Su propietario le tendió un paquete. Ella lo abrió- Ponte eso. No queremos que Augusto descubra demasiado pronto lo perra que eres ¿verdad?
Andrea se levantó y se puso la falda que había en el paquete. Era larga y cubría totalmente las botas. Se abrochaba a un lado y dejaba una amplia raja en un costado. El conjunto se completaba con una blusa negra que se abotonó por encima del corsé, tapando sus tetas. El hombre la contempló satisfecho. El resultado era provocativo y elegante. Como pensado para seducir a un hombre.
¿Os gusta, mi dueño? dijo ella dando una vuelta completa para que el hombre pudiera observarla-.
Esperemos que le guste a Augusto el amo metió la mano por debajo de la raja de la falda y acarició el coño de su sierva. Esta se estremeció antele contacto- De eso se trata.
No entiendo, mi dueño...
Vas a tener una cita romántica con Augusto. Espero que le calientes lo suficiente. Que le hagas creer que estás dispuesta a pasar un buen rato con él
No se si podré
Tu puedes hacer cualquier cosa que yo te ordene la caricia en el coño se convirtió en una dolorosa presa sobre los labios de la vagina- ¿entendido?
Si, mi dueño y señor.
El hombre se marchó. Andrea no levantó la vista del suelo hasta que escuchó la puerta de entrada cerrándose. La había dejado sola.
No comprendía cual era el juego al que jugaba aquel hombre ¿Pretendía que se tirara a su antiguo novio pera disfrutar mirando? ¿Era esa otra de sus perversiones? La había tenido todo el día dándole placer de mil formas distintas, pero aún no la había penetrado. Esa idea hizo que Andrea sintiera un resquemor hacia su amo. ¿Es que no era lo suficientemente buena para ser follada por él? ¿acaso Chupa o Marisa eran mejores hembras que ella?
Y ahora le pedía no, le ordenaba- que volviera a seducir a su antiguo amante. No sería difícil. Augusto siempre había estado obsesionado con ella. Estaba segura de que aún la deseaba.