La recompensa
Luego de su sentimiento de culpabilidad por haber sido follada por su ex, quiere congraciarse conmigo ... un intercambio.
Luego de aquel capítulo en que mi esposa fue follada por su ex y luego se habría sentido mal, en el cual me había prometido que me recompensaría porque se sentía culpable de lo que yo le había "obligado" a hacer, ocurrió algo que me gustó mucho más todavía.
Como ya les había contado, el ex de mi mujer era muy posesivo, ella ya me había advertido de lo que pasaría si volvían a tener relaciones los dos. Mi esposa suponía que luego de eso el insistiría que vuelva a pasar, porque no hay primera sin segunda. La llamaba a mi esposa a toda hora para invitarla al motel a pasarla juntos pero ella se negaba siempre, no quería volver a caer en lo que yo le había pedido, y siempre me contaba las charlas que tenía en cada llamada.
Cuando a ella se le ocurrió una idea, no fue mía y eso me lleno de sorpresa cuando me comentó, todo con el afán de recompensarme de lo que había pasado esa noche en la cual yo disfrute más que ella viéndola disfrutar con su ex novio.
Un día llegó a casa con una pregunta que me dejó un poco desconcertado. Era de noche llegando de la oficina, con sus zapatos de tacón sonando las escaleras, justo como me gustaba escucharlos, se cambió delante mío desnudando todo su cuerpo entre la tele y yo, dejando caer su traje de trabajo, soltando su sostén y bajándose las bragas, pero yo pretendía que no me importaba, que veía la televisión interesado en un programa de un canal "x" que pasaba en ese momento, pero no dejaba de admirar de reojo las deliciosas caderas que tenía, además de sus pezones que siempre estaban erguidos, pese al pequeño tamaño de sus senos, pero listos para la batalla. Se vistió con un baby doll de color negro, que no dejaba ver nada de sus senos, transparente en el abdomen, pero dejaba siempre descubierto todo su sexo porque no usaba el hilo dental que le acompañaba.
Se metió a la cama y me dijo: quiero recompensarte de lo que paso el otro día, quiero que sepas que todos los días me anda llamando "D" para tener relaciones otra vez, pero yo le hago al quite. Te parece bien si lo paramos diciéndole que ¿no había ningún problema siempre y cuando invitáramos a su esposa a participar en un intercambio los cuatro?. Yo le respondí que no había ninguna problema, al final así el dejaba de molestar a mi esposa o yo me terminaba tirando a la suya. Pero claro, la respuesta que ella esperaba de "D" era que no lo aceptaría. Estaba casi segura.
A los dos días mi esposa entró en la habitación, la notaba un poco atemorizada, un poco insegura, y sin saber que conversar. Siendo yo su esposo y conociéndola de años ya tenía una idea de lo que se trataba. Me dijo: "Hable con "D" esta tarde, y dice que no hay ningún problema que nos veamos mañana por la noche los cuatro en un café". Le dije que estaba bien, pero me pareció que había gato encerrado, por los antecedentes que me había contado. Lo dejé pasar sin tocar el tema, haber si al día siguiente se acordaba.
Yo siempre llego de la oficina a las 7 de la noche máximo 8, pero ella esta recién en casa a las 8:30 o 9, pero extrañamente al día siguiente la encontré en casa cuanto yo recién estaba entrando, le pregunte que había pasado y me dijo que teníamos una cita colocándose un arete que combinara con el vestido corto que traía puesto, y recién caí en cuenta de lo que me dijo día antes.
Me aliste con mariposas en el estómago con la intriga de imaginar lo que iba a pasar esa noche; la noté a ella un poco nerviosa, entre queriéndose poner el make-up como nunca antes y retrasando la hora como si fuera las 8 de la mañana.
Al momento de salir de casa y abordar el taxi le pregunté donde nos dirigíamos, no quiso responderme concreto y me dijo que cuando lleguemos vería, entonces les indicó al chofer el nombre de un lugar que para mi no era familiar. Llegamos al desconocido lugar, ni bar, ni night club, ni boliche, era una casa de dos plantas. Mi mujer toco el timbre e inmediatamente nos salieron a abrir la puerta, nos dijeron que pasemos a la sala el momento que prendieron la luz para nosotros.
Nos sentamos y esperarnos por 10 minutos sin saber lo que yo pasaría y sin mencionar palabra alguna a mi mujer. No nos veíamos las caras, pero podía sentir que el ambiente se cortaba con tijeras.
Cuando escuché pisadas en las gradas de la casa, ambos volteamos a ver de donde provenían, pero nos perjudicaba una pared.
De pronto aparecieron "D" con su esposa, a la cual mi esposa la llamaba "tucán" (cosas de mujeres). Traía un vestido rojo con lentejuelas ceñido al cuerpo, yo recién la conocía y tenía un busto hecho a mano, perfecto, una cintura que no era de las mejores y una cadera como me gustaba, ancha a los costados. Recién comprendía el motivo del apodo, la nariz no le favorecía en lo mas mínimo.
Nos saludaron y se sentaron en el sillón del frente. Nos ofrecieron un vaso de whisky que jamás se niega y comenzó la charla. Los únicos que hablaban eran mi esposa y su ex, de sus compañeros de universidad y sus vidas, de las experiencias de clases, de los temas de universidad que les incumbían, mientras su esposa y yo disimulábamos el aburrimiento saludando y tomando sorbos de la bebida de etiqueta negra que nos tocó.
Hasta que la esposa de "D" interrumpió la monotonía diciendo: ¿nos vamos a divertir o no? A lo que su esposo no respondió al igual que mi esposa, yo rompí el silencio diciendo: "claro, si no ¿para que vinimos?"
Y ella procedió a sentarse al lado mío, y acariciarme la entrepierna yo no sabia como responder ante la acción rápida de la mujer, luego de sentir mi perplejidad ella dejo de acariciarme y se tomo su vaso de whisky o lo que restaba de un solo trago; al terminar y dejar su vaso en la mesa me miro sin rubor en el rostro y subió su pierna derecha al sillón donde estábamos sentados, me tomó la mano y la metió en su entrepierna acariciándose con mis dedos en círculos su sexo.
Por otro lado mire a mi esposa y estaba atónita mirando que iba a hacer yo, sentí sus ganas de saltar al sillón donde estaba y arrancarle las manos a la mujer pero se contenía, por que estaba esperando mi reacción. Me di la vuelta y me pare del sillón, en eso escuche la voz de mi esposa que se estremecía cuando su ex le pasaba la mano por el cuello y le susurraba algo al oído, a lo cual ella se sonrojo y le dijo: "ya no te temo como antes" y se paro.
Todo el ambiente para ese momento se puso mucho más tenso, esperando que alguno explotara y se desatara la tercera guerra mundial. Pero creo que mi esposa bajo su defensa por lo que me había prometido: recompensarme.
Volvió a tomar asiento y me dijo que yo también lo hiciera, pero en el sillón del frente. Lo dijo con voz de mando, con la misma que ordenó a "D" (su ex) que se sentara junto a ella y a su esposa junto a mi. Nadie hizo mas que obedecer.
Su mujer fue mas intrépida que mi esposa al pararse delante de mí y quitarse el vestido, solamente traía sujetador. Ese momento dirigí la mirada a ver la reacción de mi esposa, pero ella ya estaba ocupada, o mas bien, ya la había ocupado. Tenía la cabeza apoyada en el espaldar mirando al techo, su ex tenía una de sus manos bajo su falda, la otra amasándole uno de sus senos, mientras que el otro seno era succionado.
Entonces me desentendí de ellos porque entendí que esa era la idea, a pesar que nos encontrábamos en la misma habitación deberíamos dedicarnos a lo nuestro, pero sin perder de vista a nuestra pareja.
Al volver a la escena, la esposa de "D" subió su pierna al brazo del sillón para dejarme con todo su sexo a disposición frente a mi cara lo que no pude desaprovechar. Empecé a lamerle los labios de su vagina sintiendo que se retorcía de placer acompañada de algunos gemidos que se confundía con los gemidos de mi esposa. Al poco rato pude sentir un líquido caliente que bajaba por mi mentón mientras la escuchaba dar gritos sordos. Ese momento retrocedió, se quitó el sujetador que traía, se arrodillo ante mi, sacó mi polla de mi pantalón que ya era un enorme bulto a punto de romper las costuras y comenzó a chuparlo con fuerza, soltando toda la excitación que ese momento tenía.
La estaba pasando delicioso, cuando volvía a escuchar gemir de placer a mi esposa, volví la mirada al frente. Mi esposa estaba totalmente desnuda, en pose de cuatro sobre el sillón, con la cabeza gacha, su ex la estaba envistiendo por atrás y podía ver sus pequeños pechos bamboleando al ritmo del movimiento, era una estupenda escena mientras disfrutaba de una gran mamada. En ningún momento levantó la cabeza para ver que es lo que pasaba conmigo, pero yo seguía disfrutando de la vista.
Estábamos buen rato en esa posición, yo ya estaba listo para botar toda mi leche en su boca, pero no era lo que quería, traté de levantarle la cabeza para que liberara mi verga, pero ella se negó y continuó con su faena, solo levantó la cabeza para decirme que quería sentir caliente su boca, y luego volvió a meterse mi pene en su boca.
Al poco rato no pude aguantar mas y solté todo, ella se lo tragó y limpió todo lo que había quedado en mi glande mientras la tomaba de la cabeza. Al acabar me dijo que viera lo que estaba sucediendo al frente para poder volver a la erección que tenía, y fue lo que mejor funcionó. Mi esposa estaba con el abdomen sobre el espaldar del sillón, sus manos apoyadas en los asientos, tenía las piernas abiertas como nunca las había visto, casi formaban 180º mientras que "D" envestía dentro su concha que estaba toda húmeda y muy abierta, yo tenía todo el panorama de frente, lo que provocó que tenga una erección inmediata. La esposa de "D" no lo desaprovechó, dio media vuelta y se sentó sobre mis piernas, tomó mi verga con su mano y la puso en la entrada de su concha, de un golpe se sentó y toda mi verga entró hasta el fondo de su caliente concha, sentí su gemido de dolor pero luego empezó a saltar (literalmente) sobre mi pene, se notaba que le gustaba el sexo frenético, y yo no me podía quejar. Me tomó las dos manos, una la llevó a una de sus tetas y me pidió que le pellizcara el pezón, y mi otra mano la puso en su clítoris y con su mano llevaba el ritmo de mis dedos para que la frotara.
Cuando volví en mi, en medio del acto, busqué por encima su hombro a ver lo que pasaba con mi esposa. Se encontraban descansando, porque al parecer su ex había acabado, y solo estaban disfrutando el espectáculo que estábamos brindando nosotros mientras ambos se masturbaban lentamente.
Al poco rato sentí que nuevamente ella sintió otro orgasmo, mojándome por completo las piernas, dejó de moverse y se hecho para atrás, sobre mi. Yo solo tomé mis dos manos y le apreté las tetas. Todavía tenía una buena erección, y no podía esperar más para sentirme dentro de una concha y en movimiento. Fue cuando volvía a levantar la cabeza hacia mi esposa y se estaban acomodando para volver a ser penetrada, pero esta vez su ex se encontraba sentado en el sillón, mi esposa se estaba sentando sobre el viéndose las caras. Pude ver en todo su esplendor como el miembro entraba en su rozada y húmeda concha y no pude seguir aguantando mas.
Algo que siempre quisimos que sintiera mi esposa era ser doblemente penetrada, cuando lo conversábamos me decía que debería estar demasiado excitada para que ocurriera, tenía curiosidad de saber lo que se sentía, y creo que no había mejor momento para satisfacer su curiosidad. La quité de encima a la esposa de "D", que ya estaba agotada, y me acerqué con toda la desesperación del deseo a la espalda de mi esposa, viendo como subía y bajaba sobre el cuerpo de "D". Le tome la espalda para detener su movimiento, ella reaccionó con susto, pero le dije que no se moviera. Me metí los dedos a la boca la salivarlos y empecé a meterlos en su ano. Estaba un poco cerrado, faltaba lubricación así que metí uno de mis dedos en su concha para que se mojara con los líquidos que salían y volví a meterlo en su culito. Una vez lubricado y abierto me acomodé para penetrarla, empecé despacio a pedido de ella, poco a poco fui entrando, y podía sentir que estaba muy apretado, y a medida que se movía hacía atrás para que pudiera entrar por completo sentía el pene que ocupaba su vagina, era delicioso. Ella daba gritos de placer, ya no gemía, a medida que se acostumbraba pedía que le diéramos mas fuerte, nos pedía que la partiéramos, se tomaba de los pezones para jalarlos hacia delante, estaba en un éxtasis que jamás ví en ella. Estuvimos así no mucho tiempo porque creo que fue mucha dosis para ella, tanto que dejó un gran charco de líquido sobre el sillón y las piernas le flaqueaban. Yo la tomé de la cintura para soportarla hasta que su ex y yo termináramos dentro, y pude sentir su cuerpo cubierto de sudor. Fue entonces que terminé, llenándola de leche casi como nunca antes lo hice, fue la primera vez que hicimos un trío e intercambio a la vez, y fue la mejor experiencia de mi vida.
Descansamos los tres en el sofá, y la mujer de su ex en el sofá del frente. Como que tenía cara de celos e ira por haber sido excluida del último juego. Luego de un pequeño descanso para recuperar fuerzas nos levantamos y nos fuimos de su casa. Al despedirnos nos dijeron que se habían divertido como nunca, al igual que nosotros: por primera vez, y que sería bueno repetirla.