La recesión
Por cuestiones económicas tuvo que cambiar de ciudad y su nuevo jefe le recomendó el hospedaje, lo que no sabía que su estancia allí sería deliciosa, llena de sexo y placer.
Como es de conocimiento generalizado, la situación económica en el mundo está hecha un verdadero caos, e indudablemente yo no iba a ser la excepción a la regla.
Mi situación económica iba de mal en peor, pues me hallaba sin trabajo por mas de seis meses y en la actualidad no tenía ni para pagar la hipoteca de la casa. Pensé durante toda la noche acerca de la posibilidad de aceptar un trabajo, pero en otra ciudad, algo distante de donde vivo. Llegué a la conclusión de que era lo mejor debido a la desesperación económica.
Soy una persona que siempre ha gustado de los deportes, y aún ahora a pesar de tener cerca de los 32, los sigo practicando, tanto el fútbol, como el volleyball, así como la natación y algo de basketball. Amo mucho a mi novia con la que tengo algunos meses, pero qué se le iba a hacer, la necesidad era mayor y no quería perder mi casa, así que preferí alquilarla e irme a trabajar a otra ciudad.
Llegué a Orlando y de inmediato me presente en la oficina, en donde fui bien recibido, me asignaron mi puesto de trabajo y mis obligaciones. Una vez instalado, el siguiente paso era buscar hospedaje, o sea alquilar algún cuarto o estudio donde vivir hasta que pueda alquilar otra cosa mejor. Hice ciertas averiguaciones en la oficina y el mismo jefe me indicó que él tenía una hermana que estaba alquilando un cuarto en su casa y si me interesaba, podría llamarla por teléfono, lo que de inmediato hizo, y quedamos que yo iba a ir a la salida del trabajo, ya que tenía la mejor de las recomendaciones.
Efectivamente llegue a la casa, que por cierto era muy bonita y estaba ubicada en un buen vecindario. Cuando se abrió la puerta, se presenta ante mí una mujer de unos 38 años, bastante hermosa de cara, el cuerpo no pude apreciar por cuando estaba con una batona de casa, toda suelta y larga. Me guió hasta mi cuarto, el cual se encontraba junto a otro y frente al de ella.
Una vez instalado, salí para asearme un poco y luego la encontré en la terraza y entablamos conversación. Me enteré que vivía con una hija de 19 años y que estaba en los parques con unos amigos. Ella se había divorciado hace ya 5 años de un abogado respetable de la ciudad, pero que como a todos, le había afectado la recesión en que nos hallábamos.
Me encontraba en mi dormitorio cuando golpearon la puerta y era ella Verenice, (así se llama la dueña de casa) que me invitaba a comer. Acepté gustoso y al salir pude apreciar en una real dimensión lo bella que era esta mujer. Parecía una verdadera vedette. Se hallaba vestida con un short y una playera algo pegada al cuerpo. Tenía unos pechos no muy grandes, pero paraditos, una cintura que bien podría ser la envidia de muchas jovencitas. Un culo ..que ni para qué decirle, era redondito y paradito a pesar de su edad. En una palabra, era toda una mamasota, estaba rebuena.
Comimos delicioso y luego pasamos a la sala de estar donde platicamos, no sin dejar de admirar y morbosear ese maravilloso cuerpo. Se nos hizo tarde y nos despedimos y cada cual se fue a su cuarto.
Eran aproximadamente las 12:30 de la noche cuando escuché que alguien hablaba en voz alta con Verenice, pero como estaba mas dormido que despierto, no puse atención al asunto.
Luego de un buen rato, me levanté con unas ganas locas de orinar, por lo cual fui al baño, y cuando me encontraba con mi paquete en la mano dispuestos a orinar, la puerta fue abierta y me encontré con Sandy, la hija de Verenice. Ella se sobresaltó al ver a un desconocido en su baño y luego de la primera mala impresión, se quedó impávida viendo mi polla, que se hallaba semierecta en mi mano. Yo atiné a reaccionar y pedí perdón y me identifiqué. Ella no salía de su asombro, y me salí del baño.
Sandy era una mujer al igual que su madre, de mediana estatura, blanca tirada a trigueña, muy bonita de cara y lo que alcancé a darme cuenta era de unos preciosos ojos verdes y grandes, además de una boca muy sensual.
Ya en mi dormitorio me puse a pensar en el papelón que había pasado y con esto me dormí.
Al día siguiente, me levanté muy temprano y fui para el baño y al abrir la puerta me encuentro a Sandy con las piernas abiertas lavándose la concha. Ahora fue a mí a quien le tocó quedarse viendo aquella maravillosa concha. Ella se pegó un susto e instantáneamente cerró las piernas y se tapó con una toalla al mismo tiempo que yo salía presuroso de ahí.
La vergüenza pudo mucho mas que la morbosidad, lo que hizo que me vistiera y fuera al trabajo de inmediato con el temor que fuera Sandy a darle la queja a su tío quien era mi jefe y quedarme automáticamente sin trabajo. El día paso con normalidad, y así llegó la hora de salida y de regresar a la casa. La verdad es que tenía cierto temor aparecerme por la casa y tener que enfrentar a tanto Verenice como a Sandy.
Estuve caminando sin rumbo por algunas horas, para finalmente dirigirme a casa dispuestos a enfrentar lo que viniera. Al llegar abrió la puerta Verenice, quien mostró una cara de preocupación por haber llegado tarde, pues pensaba que me había perdido o que algo pudiera haberme pasado. Al ver ese recibimiento, me tranquilice, ya que al parecer nada le había sido informado.
Estando en mi dormitorio tenía la puerta entre abierta y de repente pude ver a Verenice entrar a su dormitorio y dirigirse al baño. Al cabo de unos minutos la volví ver salir del baño, pero ahora salía envuelta en una toalla y comenzó a secarse, dejándome ver todo ese escultural cuerpo, esas apetitosas tetas coronadas de grande pezones y una gran concha llena de pelos, lo que hizo que se me parara mi polla inmediatamente y ponerse como un hierro.
La verdad es que ellas no estaban acostumbradas a tener a ningún extraño en casa, razón por la cual hacían sus cosas con mayor normalidad. Mientras yo continuaba viendo ese espectáculo con la luz apagada en mi dormitorio, llegó Sandy y se dirigió al dormitorio de su mamá, quien al ver a su madre en esa situación le llamó la atención recordándole que yo estaba en casa, por lo cual ella se cubrió de inmediato y cerraron la puerta.
Yo de igual manera cerré despacio la puerta de mi habitación si que ellas lo notaran y las deje hablando entre ellas.
Yo estaba que echaba fuego por mi polla, y tenía que sacarme esa calentura, no sabía cómo, pero tendría que haber alguna forma de hacerlo.
Era el fin de semana y no tenía que trabajar al otro día, por lo cual salí al patio y comencé a hacer ejercicios de pesas en unas máquinas que habían ahí. Ya tenía unos 45 minutos de haber comenzando, y mi estado de excitación se había calmado, o al menos eso yo pensaba. De repente sentí la presencia de alguien que estaba observando, y era Sandy, quien me dijo que necesitaba hablar conmigo. Le dije que estaba bien, que dónde quería hablar, y me respondió que aquí mismo.
Ella comenzó diciendo que lamentaba mucho las situaciones en que habían ocurrido sin conocernos siquiera, pero que la disculpara de la misma manera que ella me disculpaba a mí. Entabló conversación diciéndome que esas máquinas habían sido de su papá cuando él vivía ahí con ellas, pero que las había abandonado cuando se fue. Y que a ella le gustaría aprender a hacer ejercicios de pesas, que si era posible que le enseñara, ya que su novio era un antideportista y no gustaba de ningún ejercicio físico, por lo que le dije que bueno.
Ella regresó en unos minutos, vino con un short pequeñito y una camiseta apretada al cuerpo que dejaba ver todas las maravillas de su cuerpo de mujer. De inmediato sentí un estremecimiento en todo el cuerpo y mi polla sintió un corrientazo comenzando a palpitar aceleradamente. Era todo un bombón de mujer, y pensar que ya nos habíamos visto nuestras partes íntimas me excitaba mas.
En uno de esos ejercicios, había que acostarse en el banco de las pesas para hacer ejercicios de piernas, para lo cual tenía que abrir las piernas para subir y bajar el tronco. Al hacerse para atrás, mostró la verdadera dimensión de su vulva, un verdadero paquetazo, que invitaba a mordisquearlo, a besarlo, y a acariciarlo.
Ella se percató de mi nerviosismo y de mi excitación, pero siguió con el ejercicio, abriendo cada vez más las piernas. Posteriormente, se puso boca abajo para hacer otro tipo de ejercicios, pero ahora era los cachetes de sus nalgas el espectáculo que tenía delante de mí. Yo por mi parte, me hallaba totalmente empalmado y trataba de ocultar mi tremenda erección. Ella por su parte se volvió a dar cuenta de mi estado y no apartaba sus ojos de mi polla.
Finalmente, le dije que ahí acababa la sesión del día y que volveríamos otro día, que me iba a bañar. Estaba bañándome cuando tocaron la puerta y era Verenice que me preguntaba si no necesitaba algo, porque ella iba al súper. Le dije que si podía traerme una crema de afeitar que la mía se me había quedado. Pasaron algunos minutos cuando me encontraba bañando, sentí que alguien había abierto la puerta y vi a Sandy sentada en el servicio. Ella se asustó (así creí), y se tapó con sus manos. Pero de inmediato, retiró sus manos diciendo, "al fin y al cabo ya me conoces toda", limpiándose su depilada concha sin ningún recato ni vergüenza. Se acercó y abrió la puerta de la tina viéndome totalmente desnudo y con mi polla nuevamente en son de guerra.
Ella al verla, me dijo, que solamente andas con tu polla parada? Yo trataba de taparme, pero ella insistió Por qué te tapas si ya te la conocí? Y me retiro las manos de mi polla diciendo Qué grande la tienes, es gorda y bonita. Dicho esto sentí un corrientazo en mi pene, y era que ella le había puesto su mano en mi glande, estremeciéndome totalmente.
Hace un rato que quería vértela, para ver si era tan grande como aparentaba. Y diciendo esto comenzó a acariciarla. Yo estaba que no aguantaba mas, y la agarré de los brazos y la atraje hacia mí, besándolo apasionadamente en la boca, y posteriormente en su cuello, acariciándole las tetas y sus deliciosos nalgas. Nos besábamos intensa y apasionadamente, sacándole sus ropas hasta quedar totalmente desnuda. Salí de la tina para arrodillarme delante de ella y comenzar a besarle la concha. Uhmmm que delicia! Chupaba sus pendejos, y con mi lengua abría surcos entre ellos para llegar a sus labios exteriores que se hallaban hinchados de placer. Ella gemía y gritaba de placer abriendo más y más sus piernas, dejándome libre el camino a sus interiores. Metía mi lengua hasta lo más profundo provocándole gritos de placer. Finalmente me dirigí a su clítoris haciendo que ella se le doblaran las piernas y apretando fuertemente mi cabeza contra su vulva, comencé a chuparle su clítoris que se hallaba completamente hinchado los que provocó unas contracciones corporales que anunciaban la llegada de su orgasmo. Luego del cual prácticamente se desvaneció en mis brazos. Estaba exhausta y delirante de placer, y repetía Que rico papacito, fue delicioso, nunca me dejes, prométeme , júrame que no me vas a dejar, por favor papacito rico! Esta bien, esta bien alcanzaba a decirle, mientras mi pene seguí en pié de guerra, pues yo no había acabando.
Ella viendo mi pene, me dijo, mira vamos a tu cuarto o a mi cuarto. Espera tu mamá debe estar por regresar y nos puede pescar, le respondí. Esta bien, me dijo pero espérame en tu cuarto mas luego, que esto no ha terminada aquí. Eres demasiado rico para dejarte así, ahora te toca gozar a ti, y te voy hacer volar por las nubes, te voy a hacer gozar como ninguna mujer te lo ha hecho. Chao mi amor, dijo saliendo del baño. No habían pasado ni cinco minutos de haber salido del baño, cuando Verenice llegó a casa y me golpeó la puerta para entregarme la crema de afeitar, lo cual le agradeció.
Luego de la cena, me retire a mi dormitorio, en donde me dediqué a pensar en lo que me había pasado, lo cual había sido muy rápido y temía que se pudiera Salir de control. Pero por otro lado, recordaba plácidamente, los gratos momentos vividos en el baño, y sobretodo con aquella preciosura llamada Sandy.
Serían aproximadamente las once y media de la noche, y me estaba comenzando a dormir, cuando de repente sentí a alguien que me tocaba, al abrir los ojos vi que era Sandy. Ella estaba vestida con un mini short y una playera sin sostén o brasier. Parecía una visión angelical, pero me di cuenta que era ella, cuando me dijo: Hola mi amor, me estabas esperando? Y de inmediato se acercó y me dio un cálido beso en la boca, su lengua jugaba dentro de mi boca, buscando mi lengua y entrelazándose entre ellas. La intensidad del beso fue sabiendo de tono, y nuestras manos a comenzar la exploración de nuestros cuerpos. Le besaba el cuello, el lóbulo de las orejas, su nuca, haciéndola gemir y retorcer su cuerpo. Nuestros cuerpos estaban despertando al placer, a la sensualidad, como respuesta a las caricias y los besos que nos dábamos. Ella me quitó mi camiseta y besaba mi pecho, mientras jugaba con el bello de mi pecho. No sabes cuánto me gustas .. uhhhhmmm que rico, repetía una y otra vez, yo por mi parte le quite su playera, dejándome ver sus dos hermosas globos, paradito y coronados por una pezones rosaditos y puntiagudos que me invitaban a acariciarlos y chuparlos.
Me prendí de ellos como un ternero, como un bebe hambriento habido de lactar. Ella gemía más fuerte cada vez, y tenía que ahogarle sus gritos con mis besos, ya que su madre estaba en el dormitorio de enfrente y podía oírnos. Fui lentamente bajando mientras la besaba con deseo y pasión, jugaba con mi lengua por todo su cuerpo, ella se contorneaba fuertemente, llegué a su ombligo y ella se tensó producto de su primer orgasmo, se puso rígida mientras apretujaba mi cara contra su vulva, y yo se la mordía por sobre la tela del short que usaba. Ella tuvo un largo y fuerte orgasmo, pero luego del mismo, ella misma se quitó el short y los pantis dejándome a la vista aquel dulce y deliciosa vulva que ya había saboreando en el baño. Me dijo: Ven papacito llévame al delirio y al éxtasis. Hazme toda tuya otra vez mas. Y habiendo dicho esto, atrapó mi cabeza y la llevó a su entrepierna, y me dijo ¡Chúpame, chúpame con fuerza, hazme sentir mujer. Por favor papacito . Asiiiiiiiiii, si, si, si asiiiiiiiiiiiiii uhhhhhhmmmmm que rico papito lindo! Yo hurgaba con mi lengua una vez mas, la lengueteaba de arriba hacia abajo, dibujando círculos entre sus labios interiores. Finalmente, me dediqué al su clítoris, en donde con mi lengua lo acariciaba, haciéndole círculos, provocándole fuertes gemidos, y contorciones del cuerpo, cuando le agarré su clítoris y me dediqué a chupárselo, ella explotó en un soberbio orgasmo, pegando un grito que seguramente lo habría escuchando su mamá. Mi cabeza estaba prácticamente metida dentro de concha, lo que me impedía respirar normalmente, tuve que hacer fuerza para poder librarme de esa deliciosa concha que parecía que quería tragarme todo.
Sandy, le acostó plácidamente y agitada en la cama, mientras yo terminaba de lamerlo y mordisquear su concha. La verdad es que me encantaba esa concha, tan grande y uhhhmmm bueno ya se pueden imaginar.
Pensé que ella iba a descansar un momento, y me acosté junto a ella, pero estaba bastante equivocado, ella ya estaba lista para continuar la pelea de los sexos. Se levantó y se acostó encima mío, besándome apasionadamente y metiendo su lengua en busca de la mía. Todo estaba como al principio, ella excitada al máximo, pero ahora era ella quien hacia trabajar sus manos en mi cuerpo. Me acariciaba el pecho, me halaba mis bellos y los entorchaba (hacer ricitos) desde el pecho hasta el bello debajo de mi ombligo. Bajaba dándome besos y jugando con su lengua, tal como yo se lo había hecho anteriormente. Era realmente delicioso y placentero esos jueguitos suyos. Llegó a mi ombligo y se dedicó a meter y sacar su lengua de ahí, bajando lentamente mis pantalones con sus manos, mientras con su lengua iba explorando por primera vez mi zona genital, terminó de sacarme mi pantalón, dejando que mi polla saliera en todo su esplendor, cuán duro y firme como estaba. Ella, de inmediato lo atrapó y se lo llevó a la boca, comenzando a chuparlo frenéticamente, se lo metí y luego lo sacaba, para volvérselo a meter, y así haciéndola cada vez más fuerte, y yo gozando como un loco inmerso en el placer que me estaba dando Sandy. Mi polla estaba a punto de estallar, ella se dio cuenta de mi situación y se lo sacó, para mordisquearlo por el glande y luego por el cuello, haciéndome saltar a cada mordiscos del que era víctima. Ya no aguantaba más, le di la vuelta y la acosté y le dije: ¡Ahora mamacita vas a ser mía! Ella respondió: ¡Siempre seré tuya, papacito! Y de inmediato me atrapó entre sus piernas, diciéndome: Mételo hasta el fondo, por favor que ya no aguanto mas, Mételo mi amor, Mételo todo. Una vez en posición se lo mandé hasta el mismo fondo de un solo empujón. Ella lanzó un gran gemido luego del mismo comenzó a moverse en sube y baja, tal parecía que estaba sobre un potro salvaje y trataba de mantenerla ensartada mientras ella deliraba de placer, cuando de repente ella me volteó y me puso boca arriba y ella encima mí. Papacito ahora quiero hacer realidad mi fantasía me dijo y estando ella sentada sobre mis muslos, cogió mi polla con sus manos y comenzó a frotarsela en la abertura de su vagina primero en forma suave y cadenciosa para luego ir incrementando la velocidad y la fuerza con que lo hacia. Ella gemía fuertemente y ya no nos importaba si la mamá nos oía o no, el asunto era disfrutar abiertamente de nuestro encuentro. Nunca había sentido ser objeto de juegos sexuales, pero la verdad es que lo estaba disfrutando grandemente. Sus gemidos se incrementaron, cuando comenzó a jugar mi pene con su clítoris, ocasionándole un nuevo orgasmo, lo que no le impidió seguir con la fricción cada vez más fuerte hasta llegar a otro orgasmo en forma seguida. Luego de este segundo, agarró mi polla y la mamó un rato hasta que ella misma se la colocó en la entrada de su gruta de placer y se sentó sobre ella ensartándose terriblemente. Ella gemía, mufaba prácticamente, estaba afuera de sí, estaba como enloquecida del placer que se estaba provocando con mi polla dentro de ella y con movimientos encendidos a tal punto que no pude aguantar mas y diciéndole ¡me vengo, ya me corro! Ella me dijo vente dentro de mí papacito! Y dicho esto me vine dentro de ella, yo eyaculaba una y otra vez dentro de ella sentía como me quedaba sin fuerzas, pero ella continuaba con sus movimientos sin parar, a pesar de que yo ya había acabando. Esto hizo que mi polla no decayera en absoluto, sino que casi de inmediato se pusiera en pie de guerra, llenándola nuevamente y con el mismo gusto y placer que sentía desde hace ya algún rato. Me besaba y yo lo mismo, nos acariciábamos mientras ella me cabalgaba. No quería bajarse de allí, estaba disfrutando a lo grande, hasta que me dijo que se iba a correr, y yo le dije lo mismo, que me iba a venir, y al mismo tiempo nos corrimos los dos llenándonos de un placer incontrolable que nos anegó hasta lo más profundo de nuestro ser.
Se acostó junto a mí y me besaba, pero ahora más tranquila, sosegada, pero con mucho cariño y ternura. Me decía mil cosas hermosas, me hacía mil promesas, me decía cuánto había disfrutando esa noche y que quería que así fuera siempre. Que la amará y no la abandonara nunca, que siempre sería mía por sobre todas las cosas. Que iba a dejar a su novia para dedicarse solamente a mí. En fin esas y muchas otras cosas más me decía.
Esa noche dormimos juntos, hasta que al amanecer la sentí que se iba a su dormitorio. A partir de esa noche, nuestra vida se ha vuelto más placentera entre los dos, pero .recuerdan a su madre? . Bueno, ella debió haber escuchando nuestra noche de placer y sexo, pero eso es otro asunto.
Hasta la próxima.