La realidad siempre supera la ficción
Lo que prometía ser un fin de semana romántico fue toda una revelación y resultó ser mucho más excitante de lo esperado.
Eva recibió un whatsapp de Juan.
— ¿Te dejan coger los dos días?
Le había propuesto ir a una casa rural entre semana para estar completamente solos, ya conocían el lugar pero en otras ocasiones fueron acompañados o en fin de semana y los otros bungalós estaban ocupados y siempre había gente cerca.
A Eva le atrajo la idea desde el primer momento, estaba entusiasmada y convenció a su jefa para cambiar tres días por cuatro mañanas de sábado y de ese modo tendría fiesta desde el miércoles hasta el siguiente lunes; le confirmó a Juan que dispondrían de los días y al llegar a casa preparó una bolsa con lo que necesitarían; la mañana del martes se hizo interminable y a mediodía encargó algunas viandas preparadas que recogerían de pasada al salir de la ciudad, esa misma noche ya la pasarían en la cabaña.
Recogieron la llave en el bar que los propietarios del lugar tienen en el cercano pueblo y la chica que los atendió les advirtió que al menos para la bajada tendrían que emplear cadenas; la nevada que había comenzado hacia unas horas seria persistente y les recomendó llamar si necesitaban ayuda.
Llegaron a la explanada cuando ya era oscuro y al pasar cerca de la cabaña 2 les pareció ver luz pero al fijarse pensaron que se habían confundido; Juan bajó del coche junto al cobertizo donde se guarda la leña para la chimenea y cargó un cesto de troncos medianos para asegurarse que no les faltara para esa primera noche; mientras Eva guardaba las viandas y preparaba la cena él encendió la chimenea y puso dos troncos gordos del montón que hay en el porche; la chimenea está en la pared que separa el salón del dormitorio y comparten ambas estancias; sus llamas son un bello espectáculo para contemplar antes de dormir.
Estaban sentados a la mesa cuando se apagó la luz, Juan comprobó los fusibles y estaban bien y al asomarse a una ventana vio que las tres farolas que iluminaban la explanada central también estaban apagadas y decidieron poner unas velas y seguir con la cena; sonaron unos tímidos golpes en la puerta y al preguntar oyeron una voz aguda preguntar. — ¿Tampoco tienen luz? Nos hemos quedado a oscuras y no tenemos ni una triste linterna. ¿Nos podrían prestar al menos una vela?
Juan abrió la puerta y en lugar de una frágil mujer apareció un tipo enorme de al menos dos metros de estatura que lo empujó al interior de la cabaña seguido de otro más pequeño que lo miraba con una fiera mirada.
Pasad para dentro y si no nos dais problemas no os pasara nada dijo el más bajito y sonriéndole a su colega continuó.
— Nunca imagine que ese dominio del falsete nos pudiera ser de utilidad.
Hicieron sentar a Juan en una mecedora antigua y le ataron las manos y pies a ella con precintos y arrimándola a uno de los postes que aguantan el techo rodearon su cuello con una soga y el más grande le dijo con sorna.
.- Si tratas de romper la silla para soltarte puede que te ahorques solito y dejar viuda a una preciosidad como esa sería una pena. Y tu perra; sírvenos la cena antes de que se enfrié.
Oyó que Juan murmuraba algo aunque solo entendió dos palabras; mañana y tranquilos, y una leve sonrisa adornó su rostro unos instantes.
Eva obedeció y se quedó en pie viendo como los tipos la miraban mientras cenaban, en varias ocasiones el más bajito alargo el vaso para que le sirviera vino y en una de ellas tiró de su muñeca y la hizo sentar en su regazo.
Eva se resistió pero el tipo la sujetó con firmeza y al ver que Juan apenas protestó comprendió de qué se trataba y decidió seguir el juego.
Una de las fantasías de Eva, de la que había hablado repetidas veces con Juan era precisamente sobre la violación y al parecer Juan había orquestado una fiesta en su honor; lo quería precisamente por ese tipo de cosas; intentaba siempre sorprenderla y con frecuencia lo conseguía y en este caso seguiría el ritmo que le marcaran esos tipos con la seguridad que nada malo le podía suceder.
El tipo comenzó a acariciarle los pechos sin demasiada delicadeza y eso la excito sobremanera; Juan es desconcertante y a pesar de ser tan ocurrente en muchas cosas en temas de sexo siempre ha sido más bien soso, se limita a lo más tradicional y cuando le ha pedido algo diferente y ella mostraba alguna clase de rechazo ya no ha insistido en el tema y por eso se estaban perdiendo muchas cosas.
Eva se sentía húmeda y la sola idea de que aquellos tipos la poseyeran delante de Juan aunque lo hubiera planeado él le resultaba de lo más excitante; el tipo indicó al otro que pusiera más leña al fuego para que la mujer no se resfriara y comenzó a sacarle el suéter dejándola con el sujetador que apartó para comerle los grandes pezones entre suspiros de Eva que era incapaz de resistirse.
Una fugaz mirada a Juan le confirmó por su cara de satisfacción que todo estaba en el guión y simplemente decidió darse un homenaje con esos dos presuntos sátiros. Después de poner leña al fuego el grandote se acercó a ellos y comenzó a sobarla por detrás; Eva se puso en pie y con soltura les dijo.
.- Ya que me vais a desnudar de todos modos prefiero hacerlo yo y así no me rompéis la ropa; haré lo que me digáis pero por favor no le hagáis daño a mi marido.
Los tipos se miraron y soltaron una carcajada. Eva se despojó del calzado y se sacó los pantalones mostrando un diminuto tanga que se dejó puesto y mirando al más pequeño esperó que continuaran donde lo habían dejado.
— ¿Así que harás cuanto digamos? ¿Eso me gusta y a ti Erik? .- Me encanta que las perras sean obedientes Frank.
Quedó claro al menos de momento que el tal Frank era el jefe a pesar de ser el pequeño y que Erik solo era el comparsa pero menudo comparsa.
Tomándola por las caderas y sin contemplaciones, Frank la giró y empujándola de la nuca la dobló hasta dejarla apoyando el torso sobre la mesa y tirando violentamente del tanga lo arrancó. Con una firme estocada le llenó la vagina hasta la mitad y con un ritmo infernal fue manchando como si fuera un animal.
Eva se asustó al pensar que no había visto colocarse un condón pero con la violencia de la follada le era imposible saber si lo llevaba o no y se centró en lo que estaba sucediendo. El ritmo cambió de súbito y poco después se retiró sin que hubiera acabado, la levantaron y como si fuera una muñeca le dieron la vuelta dejándola en pie frente a la mesa y pudo ver que ninguno de los dos conservaba los pantalones y tampoco llevaban condón.
Comenzó a gritarles que eran unos canallas por no emplear condón, pero con la misma sorna que habían empleado hasta el momento Frank preguntó. — ¿Acaso tienes alguna enfermedad de transmisión sexual? Te aseguro que nosotros no.
Pudo constatar que eso que dicen que los que tienen cuerpo grande tienen la verga pequeña no se cumplía en ese caso pues Erik calzaba una verga que daba miedo solo con verla.
Con las manos en los hombros Frank la hizo arrodillar y le colocó el capullo entre los labios ladrándole.
— ¡Chupa! Vamos a ver que tal lo haces zorra. Pero te prometo, que si me muerdes te partiré el espinazo y te dejaré en una silla de ruedas hasta que te pudras.
Eva estaba desconcertada, Juan sabía que esa era una de las asignaturas pendientes en parte porque la primera vez que él le hiciera sexo oral ella se resistió a hacer un 69 y jamás lo insinuó siquiera, incluso en un par de ocasiones en que ella lo había intentado él la había apartado, pero él sí que seguía haciéndola ver el paraíso cada vez que quería. Era posible que quisiera aprovechar para solucionar el asunto y comenzó a lamer tímidamente el capullo, pero en cuanto trató de alojarlo en la boca unas fuertes nauseas la hicieron crisparse llegando incluso al vomito aunque poco era lo que podía sacar al no haber comido desde mediodía.
— ¿Qué te pasa zorra, es que no te gusta el sabor?
Juan intervino cautelosamente con una petición. .- No le hagáis daño por favor.
Con calma, Eva le respondió que a pesar de lo que pudiera pensar no lo había hecho nunca. Frank le dijo a Erik que la chica necesitaba algunas clases y este sonriendo le tendió unos precintos con los que Frank ató a Eva de forma semejante a como habían hecho con Juan a una butaca también de madera y la colocaron a un costado de donde estaba el esposo. Erik le preguntó entonces a Juan si era diestro o zurdo y al responderle que diestro le soltó esa mano y también la soga del cuello.
— Ahora, enséñale a tu mujercita como se hace una mamada en condiciones y no me digas que no sabes porque se te nota en la mirada lo mucho que te gusta que las pollas enormes te atasquen la garganta. ¡So mamón!
Sin más, Erik acercó la enorme verga a la cara de Juan y este la agarró a pesar que apenas podía rodearla y comenzó a darle lametones al capullo ante la atenta mirada de Eva que alucinaba al ver la satisfacción que apreciaba en la expresión de su esposo. Eva seguía desnuda y Frank le acariciaba los pezones sentado junto a ella mientras le mordisqueaba el lóbulo de la oreja, algo que le fascinaba a pesar del espectáculo que se ofrecía a escasa distancia, en ese momento la frente de Juan golpeaba la pelvis de Erik mientras que una parte de la tráquea se engrosaba en cada una de las idas recobrando su tamaño poco después, mientras los jadeos de ambos se entremezclaban.
Erik se apartó y con un gesto indicó a Frank que cambiara de registro, este apartó la silla donde estaba sentada Eva que vio como Erik desataba a Juan de la silla y colocó una detrás del poste haciendo que se apoyara en el respaldo y con precintos sujetó las muñecas entre ellas para evitar que se apartase, después de soltarle los pantalones los bajó junto con los bóxer y le dio un par de zurras acompañadas por un silbido y un comentario.
— Que buenos recuerdos me traes a la mente.
Eva recordó la primera vez que Juan intentó hacerle sexo anal y que llegado el momento de la penetración su tímida negativa fue suficiente para que Juan desistiera a pesar de haber estado durante mucho rato jugando con su esfínter; ver como ese salvaje enculaba a su esposo sin ninguna estimulación previa le arrancó un lamento como si fuera ella la receptora de esa verga que amenazaba con reventarle el culo al esposo que tan solo suspiraba acompasadamente a los caderazos que se abrían paso con dificultad hasta lo más profundo de sus entrañas.
La sacó de sus ensoñaciones una simple frase.
— Bueno princesa, ahora ya sabes todo lo que hay que saber para hacer una buena mamada, solo se trata de hacerlo en lugar de solo intentarlo y te aseguro que cuanto antes empieces antes terminarás.
Frank soltó a Eva y está tomándolo de la mano lo llevó hasta un sofá y lo hizo sentar mientras ella se acomodaba entre sus piernas sobre uno de los cojines que puso en el suelo, comenzó a acariciarle los huevos y a lamer el capullo como antes, oír los jadeos de Juan la espolearon para pasar a mayores y al meter el capullo en la boca trató de evocar como Juan la hacía enloquecer cuando hurgaba entre sus pliegues en busca del clítoris y como lo martirizaba hasta que ella alcanzaba un orgasmo tras otro.
Con una mano trataba de manejar la verga y bajó la otra con la que comenzó a masturbarse tratando de estimularse al máximo y fue la forma de poder seguir con la mamada pues era tal la excitación que no le molestó ni el sabor si la textura de lo que ocupaba su boca y cuando el liquido pre seminal apareció le pareció menos desagradable de lo que había imaginado.
Se apartó un poco, lo justo para comprobar que Erik y Juan se lo estaban pasando de fábula y que en nada se parecía a una violación lo que estaba sucediendo a pocos metros de donde estaba ella.
Volvió a su tarea y poco después logró llegar a un orgasmo solo por la excitación acumulada y lo que había estado haciendo a su clítoris, Frank al notar los estertores de su “victima” tiró de ella y la colocó sobre si, sin dudarlo Eva se ensartó en él y lo cabalgó hasta alcanzar un segundo orgasmo y poco después un tercero que la dejó exhausta pero que no fue suficiente para su captor que evolucionó para encularla, y mientras le daba cortas embestidas progresando lentamente para evitar herirse cruzó una mirada con Juan que tenía los ojos velados y vio como goteaban los restos de una eyaculación provocada por el masaje prostático que le había hecho Erik.
Con un rugido animal Erik llegó al orgasmo y con fuertes embestidas le fue soltando descargas de semen que fueron rebosando y una materia parduzca fue resbalando por las piernas de Juan a quien se le veía satisfecho.
Por su parte Eva había logrado vencer sus temores con la ayuda de Frank, a quien de echo no le importaba en absoluto como le afectara lo que estaba haciendo y le estaba dando ahora sí, largos y firmes caderazos que le llegaban al alma y que hacían chocar la pelvis del uno con los cachetes de la otra.
Frank paró y sin preocuparse de Eva se acercó a Juan que seguía con la mirada perdida y le colocó la verga entre los labios; sin importarle los restos que habían quedado de su esposa se dedicó a lamerla y Frank sujetándolo por el cabello le follo la boca dejándole la polla al fondo hasta que trató de apartarse para poder respirar, entonces fue hacia Eva y le hizo una seña a Erik que aun con la verga morcillóna la enculó; Eva no se sorprendió al verse empalada y suspendida sin tocar con los pies en el suelo; Frank tiró de sus piernas hasta apoyar sus pies sobre la mesa y después de penetrarla comenzó el verdadero espectáculo.
Ambos le estaban dando de lo lindo muy compenetrados y demostrando que no era la primera vez que hacían algo semejante. Eva alcanzó extraordinarios orgasmos y es que se había dejado llevar sin pensar en el porqué de esa situación y solo pensaba que si era lo que Juan había elegido no podía ser malo para ninguno de los dos.
Los tipos se miraron en un par de ocasiones y se esforzaron para oírla gritar de placer; algo que lograron en varias ocasiones hasta que desfallecida comenzó a recibir las descargas de uno y otro que la llenaron por completo, cuando ellos terminaron la dejaron resbalar hasta el suelo y sujetando una cuerda alrededor del cuello de Juan le ordenaron que limpiara los restos que iban apareciendo por ambos agujeros de su esposa, a Juan no le hizo falta que lo obligaran mientras los tipos se reían a carcajadas.
Frank dio la fiesta por terminada.
— Ata al marido; ya pasan de las cuatro y esta zorra nos preparara algo de comer; tenemos que marchar y con el frio que hace es mejor hacerlo con la barriga llena.
Mientras Erik ataba a Juan Frank empujó a Eva hasta la cocina y le puso un delantal diciéndole.
— No me gustaría que se quemaran estos pechos tan hermosos que tienes. Acompañando las palabras con sendos apretones en los pezones que no disgustaron a Eva que se apoyó en él para notar su verga.
Poco después aparecieron, y Eva traía una bandeja con salchichas y huevos que los tipos devoraron acompañándolos solo de agua en lugar de alguno de los estupendos vinos que les ofreció la mujer.
Tomaron café y pusieron a Eva Juan en el suelo y los ataron encarados con precintos en las muñecas y tobillos pero dejándoles cierta libertad de movimiento, mientras Erik los tapaba con una manta Frank les explicó.
— Como no nos habéis dado problemas nos iremos sin más, pero como veis tengo fotos de vuestros D.N.I. y también vuestras tarjetas de visita, si nos denunciáis y llegaran a cogernos alguien os hará una visita y si no nos cogen iríamos en persona a veros, de vosotros depende que el asunto termine aquí o no.
— Erik pondrá más leña al fuego y apagaremos las velas, en la cocina encontrareis tijeras y cuchillos para cortar los precintos, pero tenéis que ir con cuidado en la oscuridad para no haceros daño, o esperar a que amanezca y moveros con luz de día.
Dicho esto los tapó por completo y poco después oyeron la puerta al cerrarse. Silencio.
Al rato Eva se movió un poco y le dijo a Juan que no esperaran para liberarse; con dificultad lograron ponerse en pie y caminando muy despacio llegaron hasta una de las paredes y desde allí bordeando los muebles hasta llegar a un aparador donde se guardan los servicios de mesa, sacó un cuchillo y lograron soltarse con cierta facilidad. Juan encendió algunas velas y al encontrarse las miradas Eva vio algo semejante a la vergüenza en los ojos de Juan.
Lo abrazó consolándolo repitiendo una sola frase.
.- Ya está cariño, todo está bien y ahora ya nada nos puede separar.
Esto repetido una y otra vez hasta que Juan la besó y musitó.
— ¿De verdad estas bien?
Ella le respondió que solo necesitaba un baño porque estaba muy cansada pero que estaba más que bien y que su vida en común sería mucho más intensa desde ese momento, aunque tendría que esperar a que se restableciera la electricidad. Mientras Juan se felicitaba por el éxito de su iniciativa; había sido mucho mejor de lo esperado y se quedó pensando lo bien que Eva aceptaba su evidente gusto por una polla de vez en cuando, ahora si podrían hacer algún trio con hombres bisexuales, además de con algunas de las mujeres que hace tiempo van detrás suyo y de Eva.
La mujer, se quitó el poco maquillaje que quedaba y se enjuagó la boca; el sabor acre que tan buenos recuerdos le traían y que marcaba el comienzo de una etapa que suponía plagada de agradables sorpresas, por el momento esa fantasía recurrente de ser violada se había cumplido y aunque al principio le pareció evidente por la mirada de Juan después resultó ser muy creíble y se preguntaba cuanto le habría costado a Juan organizar esa fiesta.
Oyeron voces y al asomarse a la ventana vieron un camión y varios hombres, dos de ellos estaban suvidos a un porte trasteando en el transformador y poco después se encendió la luz; Juan preparó el baño y ayudó a Eva a entrar en la bañera donde estuvo jugando con su botoncito para mantener la excitación y es que a pesar del mucho sexo que ya había tenido, quería experimentar que se sentía al explorar ese nuevo panorama que se le ofrecía ahora que el sexo anal ya no era tan desconocido.
Satisfecha fue a la habitación envuelta en un albornoz y se tumbó en la cama junto a Juan que depositó una mano en su cintura; ella le dijo que en ese momento no le apetecía nada que no fuera pensar en lo sucedido y que tantos tabús habían derribado; complacido al comprobar que no estaba resentida con él se apartó pero ninguno de los dos pudo dormir.
A media mañana decidieron levantarse; tenían hambre después de una noche tan movida y sin haber probado bocado. Desayunaron en la cocina y oyeron llegar una moto de nieve, suponiendo que se trataba de la ayuda que les había ofrecido la chica la noche anterior Juan fue a abrir y se encontró con dos tipos cubiertos con cascos integrales que le empujaron sin contemplaciones dentro de la casa. Juan gritó
— ¡Fuera de aquí! Llamaré a la policía.
.- Como si quieres llamar a tu Tía Margarita.
Oír esas palabras transformó el semblante de Juan. Era lo que debían decir los presuntos violadores para evitar problemas y que él facilitara las cosas. ¿Quiénes eran entonces los que estuvieron la noche anterior?
Como desconocían el drama en que Juan estaba pensando ese momento continuaron con su guión; apareció Eva que al ver el panorama gritó.
.- ¡No le hagáis daño!
Y es que ella si vio la pistola que apuntaba a Juan y ver a esos tipos dejó de pensar en nada que no fuera sobrevivir. ¿Cuántas posibilidades existían de que la violaran dos grupos diferentes en menos de 24 horas? Estaba convencida de que al menos uno de ellos lo hacía de verdad y no quiso arriesgarse a equivocarse y que eso les hiciera terminar muy mal.
.- ¡Haré lo que queráis pero dejadlo en paz!
Uno de los tipos empujó a Juan hacia el poste que ya conocía y al ver los precintos rotos en el suelo los miró con curiosidad, pero lo ató con unas cuerdas que sacó de una bolsa, después se acercó a Eva y ante su pasividad no le costó nada colocarle una máscara de sumisión que sujeta al cuello con una hebilla y asegurada por un pequeño candado le tapaba los ojos y dejaba la boca al descubierto.
Se despojaron de los cascos y casi de toda la ropa quedando solo con unos minúsculos taparrabos, sobre la mesa pusieron varios condones y sin tacto desnudaron a Eva que en todo momento se mostró dispuesta a aguantar lo que le hicieran colaborando.
Juan, atado al poste pudo ver como le hacían mamar a uno mientras el otro la sodomizaba, después la follaban repetidamente ambos varias veces y terminaban por hacerle una doble penetración y lo más sorprendente para los tres hombres es que Eva disfrutó de orgasmos en todas y cada una de las ocasiones en que tenía una polla en alguno de sus agujeros, los tipos se maravillaban y terminaron por comentarle a Juan en voz baja.
— ¿De verdad que ella no sabía nada de nuestra llegada? Parece extraño por cómo se comporta, pero bueno es vuestra vida y nuestra fiesta, ahora nos iremos después de mostrarte donde dejo la llave para soltar esa mascara que os dejamos, cuando marchemos la dejaremos en la habitación, guíala para que se acerque a desatarte y luego se la quitas tu a ella, pero no le permitas que salga a intentar seguirnos ni la dejes llamar a la policía por el bien de todos. ¿Me dices donde está el dinero?
Juan le indicó donde estaba su chaqueta y en que bolsillo encontraría los 300€ que habían acordado con Jesús; el tipo que organizó ese circo a petición de Juan; todo comenzó por un inocente comentario al salir del gimnasio. Esa mujer merece que la violen dijo Guido; el compañero de pádel con quien había jugado Juan y uno de los tipos que contemplaban a la mujer exclamó.
• No creo que haya que violar nunca a una mujer excepto si lo desea de todo corazón, en cuyo caso es un regalo extraordinario y solo se trata de estar seguro que lo desea de verdad.
Juan se despidió de Guido y alcanzó al tipo; entraron en una cafetería a charlar y después de varios encuentros el tal Jesús aceptó encargarse de coordinarlo todo y de ahí esos días en el campo.
Los tipos se vistieron y llevaron a Eva hasta la habitación dejándola sobre la cama y poco después se oyó el ruido de la moto de nieve. Juan llamó a Eva que le respondió enseguida.
.- En cuanto pueda saldré, pero de momento aguanta porque estoy destrozada.
Juan esperó pacientemente pues estaba seguro que solo era cansancio y puede que nervios, cuando al rato la oyó moverse comenzó a hablarle para guiarla hasta él. Lo soltó y él le sacó la máscara con mucho cuidado y cuando iba a tirarla a la chimenea Eva lo impidió diciendo.
.- La guardaremos y estoy segura que la vamos a emplear mucho más de lo que imaginas porque es unisex.
— ¿Y ahora que haremos?
Con una enorme sonrisa le contestó
.- Por el momento abrígate y sal a por más leña porque no pienso vestirme; si llega alguien más a follarme que me encuentre preparada.
Juan se puso el anorak y salió al porche a por varios troncos gordos, colocó dos junto a los que ardían para que se fueran calentando y se encaró a Eva. — ¿Ahora qué?
.- Bueno, supongo que querrás explicarme algo, soy todo oídos y no te apures porque creo que ya nada me puede asustar.
Juan se sentó en una silla y sin mirar a Eva comenzó a hablar.
— Desde hace tiempo sé que una de tus fantasías como la de muchas mujeres es ser violada y pensé que ya era hora de satisfacerla; posiblemente habría sido mejor para los dos ir a un local de intercambios y allí que te desahogaran entre dos, tres o los que fueran necesarios para que conocieras lo que todo este tiempo te he ido negando y que deseaba que hiciéramos juntos.
— Anoche me sorprendieron los tipos que llegaron porque habíamos quedado para esta mañana, pero supuse que estaban pendientes y al vernos prefirieron actuar para satisfacernos a los dos; ahora ya sabes que tengo unos gustos peculiares aunque nunca te he hablado de ellos. ¿Podrás perdonarme?
.- Naturalmente no hay nada que perdonar, los de anoche me parecieron desde el principio unos contratados para darme una sorpresa, y al ver que les decías algo de “mañana y tranquilos” me dedique a seguir el guión que habíais escrito para mí y al ver lo bien que lo pasabas cuando te obligaron a hacer esa cosas que a otros hombre les habrían resultado tan insultantes como para intentar revelarse supe que todo estaba bien. Imaginé que corríamos algun peligro cuando mostraron las fotos del los D.N.I. pues no era necesario si se trataba de una acción pactada.
— Pues lo que había pactado era lo de hoy. Al verlos aparecer es cuando me he asustado de verdad pensando lo que podía haber pasado anoche caso de que alguno de los dos nos hubiéramos resistido a sus caprichos.
— ¿Qué quieres hacer ahora? ¿Piensas que esto nos traerá problemas? Espero que no y que solo sirva para vencer una serie de tabús que tanto daño nos hacen
.- El sábado podemos invitar a Alicia y Guido, estoy segura que aunque tengan compromiso lo cancelaran para venir a casa, Alicia hace tiempo que me tiene ganas y siento curiosidad por como será estar con otra mujer; se terminaron los secretos y ya no hará falta que vayáis al gimnasio a jugar, esos cada vez más cortos partidos de pádel para pasar un buen rato en la ducha del vestuario. Ahora la llamo para quedar.
• Hola cielo. ¿Qué tal estáis? Me preguntaba si os apetece venir a casa este sábado. …--… A comer, merendar o cenar, pero lo principal es que te pongas esa lencería negra de la que me hablaste para ver que tal te queda. …--… No te apures por eso que yo te la quitaré y a los chicos les dejaremos que se entretengan con sus cosas y si después los necesitamos ya los invitaremos a nuestra fiesta. …--… Si, a uno, o a los dos si queremos hacer un trenecito. …--… No me pasa nada raro, es que estamos siendo sinceros y esto es lo que me apetece. …--… Un beso para ti también; hablamos el viernes.
.- El primer paso ya está dado. ¿Te parece bien?
Ante el silencio de Juan Eva continuó.
.- Hace meses, te hable de un comercial que suele venir los marte o miércoles cada dos semanas y siempre me pregunta si me apetece merendar con él. Me gustaría ver hasta donde soy capaz de llegar y esta semana aceptaré su invitación; si no llego a cenar o dormir no te alarmes porque es una buena persona y solo quiero saber que tal es como amante. ¿Crees que voy muy lejos con mis proyectos?
— No cariño, yo he abierto una puerta y es lógico que la cruces que para eso está.
Agradeceré todo tipo de comentarios...