La razón por que deje a la inútil de mi novia”

Uno no sabe lo que nos espera detrás de cada puerta.

"La razón por que deje a la inútil de mi novia"

La razón por la que escribo esta historia es porque encuentro terapéutico poder contarla desde el anonimato y aunque todos los nombres sean verdaderos no les revelare el mío, como decimos por aquí "ni tanto que queme al santo, ni poco que no lo alumbre"

Pues este era un día como cualquier otro de no ser porque en este en especial, saldría con mí hasta entonces novia Mónica. Tengo que aceptar que en esos tiempos estaba muy confundido, con 17 años me sabía homosexual, pero me negaba a aceptarlo después de todo: ¡tenia novia! Ese fin de semana tenia que ver a Mónica a las diez de la mañana, quería ir a ver una de esas estupidas películas para niños pero que a ella le fascinaban, después de salir del cine me haría vagar por la plaza buscando el estupido muñeco de peluche de la película, cabe mencionar que ella no era muy brillante, cuando teníamos sexo tan solo quería que le chupara la vagina mientras ella se acariciaba el clítoris para tener un orgasmo y gritar, después se levantaba y no quería saber nada mas, ahí me dejaba solo para hacerme una puñeta, nunca llegue a penetrarla, le parecía sucio.

Llegue temprano porque a su padre Don Atilio, no le gusta la gente impuntual y precisamente tenia que pasar por ella a su casa, toque y me recibió el con la camisa abierta y en calzoncillos, era un tipo regordete de barba amarillenta y canosa, al igual que todo su bello corporal, con una voz seca y de mala gana me dijo que Mónica había salido con su madre de compras y no regresaría hasta las doce, (la muy tarada olvido nuestra cita) me invito a pasar y no me pude negar, era de carácter recio y dominador el señor, me senté en aquella sala antigua, decorada con sus premios de caza, que iban desde un horrible zorro disecado a la entra, hasta una cabeza de oso, algo extraño y vulgar para mi gusto. También estaba ahí Leandro esposo de Victoria su hija mayor de veinticinco años, Leandro tenia veintisiete era muy guapo con ojos de color aguamarina y unas nalgas perfectas, redondas y bien paraditas, ahí estaba sentado, o más bien tirado, sobre un sillón viejo de cuero negro que desentonaba con la demás decoración, en pantalones cortos y sin camisa, dejando ver ese precioso torso bien formado. Don Atilio me hizo sentar junto a el. Estaban viendo un partido de fútbol y tomando cerveza. Así transcurrió media hora hasta que me aburrí y decidí ir al baño para por lo menos refrescarme, estaba enojado, aburrido y muy nervioso.

Cuando regrese me asombre al no encontrar a nadie ya en la sala y la televisión apagada, pensé que se habían olvidado de mi y habían decidido salir, hasta que escuche un golpe en el segundo piso, subí las escaleras muy silenciosamente hasta que volví a escuchar un golpe aun mas fuerte en la habitación de los padres de Mónica, sin pensarlo entre. Después de pasar la puerta, salto detrás de mi Leandro y me sujeto de las manos, estaba paralizado de miedo creí que de esta no saldría, enseguida salio Don Atilio del baño desnudo con su verga entre las manos, era un animal de unos 20cm. Hasta ese momento no había visto otra verga además de la mía que media más o menos 18cm, como lo dije, negaba mi parte homosexual y prefería evitar ver las de los demás chicos en las duchas del colegio. Con una voz fuerte y directa me dijo:

-Ahora si cabroncito, se que anda de putito y solo quieres a mi hija para aplacar los rumores, pero vas ahorita, a saber lo que es probar macho.

Me estremecí y quede en shock, Leandro que también estaba desnudo rozaba su pija contra mis nalgas, me amarro las manos con un cinturón mientras me abrazaba y mordisqueaba mi oído. Don Atilio le ordeno que me quitara el pantalón, así lo hizo de una manera muy delicada mientras me trataba de calmar diciéndome:

-Tranquilito niñito, no duele tanto y te va a gusta esa verga en tu culito, yo ya la probé y te aseguro que es deliciosa

Y así como si se tratara de una demostración, hizo que me arrodillara y abriera las nalgas, comenzó a lamer mi ano, era una sensación riquísima, tanto que no pude evitar gemir de placer, después se acerco Don Atilio y empezó a cogerse a Leandro:

-Aquí tu cuñado te va enseñar como se goza una verga tan rica como la que tengo

Así lo dijo mientras el seguía devorándose mi ano, pronto sentí como paso de mi culo a chuparme las bolas mientras con sus manos me ordeñaba la verga. El maldito bastardo se colgaba de ella para poder soportar las envestidas que le daba Don Atilio. Para ese entonces estaba muy excitado y relajado, de pronto comenzó a meterme sus dedos, pasó de uno a casi meterme toda la mano, tomo una botella de cerveza y de un golpe me la dejo caer, la sensación del frió en mis entrañas eran exquisita, girando la botella logro introducírmela toda, mientras tanto Don Atilio disfrutaba del espectáculo, gritando palabras obscenas para excitar a Leandro:

-Así me gusta, que mis dos yernitos se diviertan –Dio una última estocada y dijo- Tu pendejito, vas a tener que pasar la misma prueba que Leandro

Le saco su verga del culo y le ordeno que se pusiera boca arriba, le dio un último golpe a la botella en mi culo y la saco, me ordeno que subiera encima de Leandro para después el tomarme de la cintura y sentarme en la verga de 23cm que tenia mi cuñadito, grite en el momento de la estocada, cabalgue encima de el. Pensando que tan solo vería el espectáculo disfrute de el momento, era mi primera vez y con un precioso macho. Hasta que Don Atilio decidió unirse y tomarme por detrás, con una brutalidad introdujo su verga en mí ya entroncado culito, en ese momento sentí como si algo se desgarrara dentro, di un grito aun más fuerte y pase del placer al dolor. Ahí estaba yo siendo iniciado en una doble penetración por el padre de mi novia y mi cuñado. En esos momentos comencé a llorar y a pedir piedad, poca importancia le dieron a mis suplicas puesto que si mas gritaba mas se empañaban en romperme el culo, quería irme enseguida de ahí, no podía soportar mas el dolor, estaba a punto de desmayarme, estaba aturdido ya no podía disfrutar del momento, mientras que ellos se reían y carcajeaban de mi , yo seguía llorando, hasta que de repente sentí como un chorro de leche caliente me llenaba el ano, enseguida, después de un grito frenético, Don Atilio también dejo salir su chorro de semen, inundando junto con el de Leandro todo mi culo.

Sacaron sus vergas chorreantes de leche y después me tiraron al suelo, no podía moverme del dolor que me provocaron, deslice mi mano y pude sentir como estaba demasiado dilatado mi esfínter, también note como goteaba semen y sangre del mismo, quede inmóvil y quejándome, mientras tanto, ellos se limpiaban el sudor y semen con mi ropa.

Sonó la puerta que se abría, eran Mónica y su madre que llegaban, rápido Leandro me vistió como pudo, me bajaron las escaleras y sacaron por la puerta trasera. Como si fuera una puta barata me dejaron hecho jirones frente a la puerta. Estaba confundido, adolorido y a la vez algo entusiasmado, por fin sabia quien era y aunque no fue placentera del todo mi experiencia me hizo darme cuenta de algo, ¡soy totalmente homosexual!, lo que había experimentado con mujeres no era nada en comparación con lo que la sexualidad homosexual me ofrecía, me seguían gustando las mujeres pero ya no tanto como me gustaban ahora los hombres. Con esa sensación me fui a casa.

Días después llamo Mónica, desde entonces no le había vuelto a llamar, por temor a que me contestara su padre, de eso habían pasado ya mas de dos semanas. Enojada y con un tono fastidioso me reclamo el no haberla visto en ese tiempo, sin pensarlo y consiente de mi nueva vida, rompí con ella en el instante sin siquiera darle explicaciones.

Así inicio una nueva etapa en mi vida, de la cual hasta el momento no me arrepiento, decidí irme a estudiar a México y abandonar la aburrida vida provincial que llevaba hasta entonces, ahora tengo novio y amigos gays al igual que yo, he pasado de sentirme culpable a disfrutar de mi vida y aunque mi primera vez no haya sido la mejor ahora me divierto muchísimo con mi novio, quien dice que tengo un culito devorador.

Pues así termina esta historia aunque no mi vida, y si alguien es observador y sabe atar cabos y además vive por Culiacán, sabrá quien soy y ahora sabe las causas por las que me fui, también sabrá la vida secreta de Don Atilio, que supongo para estos momentos debe de ser evidente. Ah, y si llegas a leer esto Moniquita ya sabes de la calaña que es tu papacito y la razón por la que te plante ese día.