La razón de una venganza.

Una mujer debe usar su cuerpo para lograr vengarse. Un western porno erótico.

La razón de una  venganza.

La venganza de Lupe Vargas.1.

A  Aldrich ( Robert), Siegel ( Donald) y Sturges ( John) que me hicieron amar el western duro.

A Francisco González Ledesma (Silver Kane) que me ayudó a valorar las novelas populares de bolsillo.,

-“Mataron a mi marido y a mi hijo , y me violaron . Luego quisieron quemarme , pero no pudieron , mi cuñado me salvó la vida. Supe quienes eran los asesinos y ahora sólo busco venganza.”

Las llamas de la chimenea  son la única luz. Sólo así, en la penumbra,  la mujer ha podido contar su historia.

“Vivíamos en una granja pequeña, en México cerca de la frontera,   con Juan, mi marido y Paquito, mi hijo de 1 año. Yo era apenas una niña de 17. La huerta, las dos vacas y los caballos que domaba mi marido para vender, eran todas nuestras posesiones.

Los hombres bajaron por la colina, eran cuatro. Juan me pidió que entrara en la casa. Fue lo último  que dijo, de tres disparos lo asesinaron. Derribaron la puerta, recuerdo sus risas cuando me vieron asustada con el niño en los brazos y recuerdo el vozarrón del más grande mandando que prepararan un asado con una de las vacas y que yo les serviría de entretenimiento,  mientras se cocinaba la carne.

Me amenazaron con matar al niño si  no les obedecía. Profirieron  gritos  salvajes al verme desnuda y después,  vinieron a por mi, me violaron.”

No  puede contar los detalles. En su mente y en su cuerpo se agolpan los terribles recuerdos: las mamadas, las veces que la cogieron , incansables, brutales siempre. La dejaron atada al porche,  mientras comían, después volvieron a ella.

Nunca la habían sodomizado, la rasgaron el orto al usarla como bestias que les satisfacía el dolor. Mataron a la otra vaca, y ensogaron a los caballos.

“Pensé que se iban a ir,  dejándome atada y al niño llorando en la cuna, pero no querían dejar testigos.

“Marchaos, yo os alcanzo, dejad que limpie todo”- dijo uno de ellos, los otros montaron con risas  y se fueron alejando. Sólo se volvieron ante mis gritos, cuando vi como cortaba la cabeza de mi hijo.

Fue a por la paja que teníamos almacenada para el ganado, la tiró dentro de la casa, luego me agarró y me ató en la cama, volvió a violarme por delante y por detrás.

Vi entrar a mi cuñado, se acercó con el revolver en la mano. “No lo mates, tiene que decir quienes fueron”

Le golpeó en la cabeza, me desató, yo apenas me podía mover, era una mezcla de sangre y guasca , el cuerpo dolorido y golpeado.

Le hicimos decir los nombres de sus cómplices.”

Nunca pensó que podía ser tan cruel, le fue cortando trozos de carne hasta que el hombre confesó , luego le clavó el  cuchillo varias veces deleitándose en sus gritos hasta que le rajó el vientre.

“Quemamos la casa con los cadáveres dentro, fue terrible, pero queríamos que pensaran que todos habíamos muerto.

La marcha hacía el sur fue muy dura, apenas podía cabalgar. Mi cuñado Luís me fabricó, con dos palos y una manta , una camilla donde  tumbarme mientras seguíamos huyendo. Pero eso fue después de muchas horas, cuando pensó que ya no podían encontrar nuestras huellas. No paramos en la noche, al día siguiente llegamos a Aguas Calientes, el pueblecito donde mi cuñado tenía una pequeña casa en las afueras, cercadelrío.

Allí me pudo curar, pasé varios días en la cama llorando y sintiendo cicatrizar mis heridas. Cuando pude moverme pedí a Luís que me enseñara a disparar.

El hermano mayor de mi difunto marido era un hombre de treinta y pocos años, se ganaba la vida robando ganado y jugando a las cartas.

Me dio un  revolver, lo cargó y ahí empezó mi adiestramiento. Todos los días practicaba más de 5 horas. Comencé por hacerme al peso del arma, después a desenfundar  y luego a disparar. Descubrí una extraña habilidad, debía ser la sangre guerrera de mis antepasados, era rápida y certera.

Mi cuñado me dejaba sola durante algunos días, iba a realizar un trabajo y volvía. Me traía municiones, cajas para mis prácticas.”

Le daba asco pensar en el sexo, aquellos malditos violadores le habían despojado de la capacidad de placer, pero sabía que Luís  era un hombre, y que la deseaba, que tenía que pagar por lo que hacía por ella.

Sentía sus ojos siguiéndola cuando se movía, hablaron largo y tendido, le contó su problema, pero que también entendía que era hombre y necesitaba una mujer para desahogar todo lo que tenía dentro. Llegaron a un pacto.

Ella se desnudaba, él también, lo acariciaba y luego lo masturbaba hasta que se derramaba la leche.

“Llegué a ser una pistolera excepcional, sacaba y acertaba sin ver, de un modo instintivo.”

Aquel viaje tardó más, Lupe se empezó a preocupar, casi salta de alegría al verle llegar, le abrazó y besó contenta de tenerle a su lado. Cuando le preguntó por su tardanza, fue claro, había estado con una mujer, necesitaba más que la masturbación. Lupe lo estuvo pensando varios días, al fin se decidió. Cuando estuvieron desnudos, llenó de saliva su concha para lubricarla y se montó empalándose en la dura verga del hombre. No gozó, pero simuló placer. Le pidió que siempre se montaría ella, no podía resistir la idea de un hombre encima poseyéndola.

“Me trajo otro revolver y comencé a practicar con la mano izquierda. Era más difícil desenfundar , me hizo llevarlo no en la cintura sino en una pequeña funda bajo mi seno derecho, me explicó que si usaba chaqueta o un poncho, nadie sabría que allí tenía un arma y me permitiría ser aun más mortífera.

Así preparándome estuve cinco años. Le pedí que averiguara donde podían encontrarse aquellos hijos de perra”.

Los encontró, pero pidió a cambio placer para decirle donde estaban. Durante una semana, ella le masturbó, le chupó la verga y cogió. Por primera vez desde el día que la violaron y mataron a su marido y a su hijo, no tuvo asco, el placer de la venganza hizo pasional el  sexo.

“John Land era dueño de un saloon en El Paso. Hacía allí fuimos, tardamos dos días. Nos alojamos en un hotel, en habitaciones separadas, él a su nombre, yo con el Juan López, iba vestida de hombre. Nadie debía relacionarnos.”

Esa noche su cuñado acudió a su habitación, se entregó a él, sin lujuria, con agradecimiento. Cuando se marchó, dejó un papel, con una dirección y un nombre de mujer , allí me dirían donde encontrar a los otro dos.

“Al día siguiente , a las seis de la tarde,  fui a “Los cuatro ases”. Nunca había estado en un lugar así, el humo de los cigarros, las voces de los clientes, me aturdieron. Al principio no pude ver donde estaba mi presa. Por fin lo localicé, tal como habíamos planeado Luís estaba en la misma mesa que él jugando al poker. Me acerqué despacio, todo mi odio se había convertido en un frío cálculo de posibilidades, me paré antela mesa.

“John Land vengo por venganza. Defiéndete , o te mato como a un perro”

Sabía su reacción, sin apenas mirarme, intentó disparar con el derringer que llevaba en la manga, no le di tiempo, le metí una bala entre las dos cejas.

Aquello se convirtió en un infierno, yo fui hacia la puerta, antes de llegar, se oyó: “ Han matado al jefe”

Tuve que disparar contra dos hombres que revólver en mano me impedían la salida. Luís se levantó intentando acompañarme hacia la puerta, era mi salva espaldas. Disparó contra el vigilante que desde el piso superior , intentaba con un rifle cazarme y se convirtió en el nuevo blanco. Le alcanzaron, vicomouna bala entraba en su pierna.

“ Huye, yo paro a todos estos. Acaba con ellos. Me has hecho feliz”

Derribó una mesa y parapetado tras ella, comenzó a abatir a los hombres que intentaban seguirme.

Monté a caballo y me alejé galopando. Mi cuñado se había sacrificado por mi. He venido a San Nicolás para que me digas donde encontraré a Alan y Bob Taylor y acabar mi venganza. Ahora lo sabes todo, y no tendrás remordimientos al darme la información que te he pedido”-

-“ Llevas varios días cabalgando. Estás agotada. Se te nota en la cara  que tienes demacrada. Has matado a tres hombres y has tenido que dejar a la persona que te ayudó camino de una muerte segura. Creo que necesitas descansar. Te voy a preparar un baño y luego debes dormir. Mañana te diré donde puedes localizar a los Taylor”.- le apunta Kate, mientras se levanta y pone en el fuego unos baldes con agua.

Lupe se ha relajado, Kate le ha tratado como una madre, le ha dado de cenar, lo necesitaba, la ha escuchado con cariño y comprensión, sin juzgarla.

Cuando la ve trajinar camino la habitación próxima al salón, le ayuda a cargar el agua caliente. Hay una cama con dosel, dos armarios, una mesa con un espejo de bordes dorados y un pequeño silloncito. En el lateral una bañera de porcelana blanca, donde vierten el líquido.

Lupe nunca ha visto tanto lujo y comodidad .

-“ Anda , desnúdate y métete dentro.”-

Le da vergüenza quitarse la ropa  de hombre, con la camiseta que la cubre el cuerpo, todo sucia. Pero lo hace , queda desnuda ante la mujer que la estudia con cariño. Mete un pié, es una sensación que había olvidado. Sólo una vez se bañó en una tina con agua caliente: la noche de bodas. Siempre lo ha hecho en el río, sintiendo la corriente fría en su carne.

Al entrar y sentarse , la inunda un placer desconocido.

-“ Ahora te traigo jabón y una esponja. Necesitas un buen lavado, tienes polvo hasta entre las piernas.”-

Es un relajo total, el agua caliente, la suavidad de la esponja en su piel. Kate la baña como si fuera una niña, la hace pararse y enjabona su pubis, sus nalgas , sus muslos, haciendo que los abra para lavar su entrepierna. Se vuelve a sumergir en la tina.

-“ Cierra los ojos.”-

Trae agua limpia para la cabeza. Luego la ducha vertiendo varios jarros sobre ella, que de pie, siente deslizarse el líquido sobre su piel.

La cubre con dos toallas y la ayuda a secarse. Después trae un camisón blanco. Lupe se siente limpia, tranquila, relajada.

-“ Acuéstate, necesitas descansar. La cama es grande y mullida. Cabemos las dos.”-

Lupe obedece, las sabanas son suaves, se cubre con ellas, como una niña en la gloria.

-“ Tómate esta leche caliente, te ayudará a dormir.”-

Lo bebe y sin apenas darse cuenta se queda dormida.

Kate se acuesta, tras ponerse su camisón. Nota a su lado, la respiración agitada de la mexicana. Piensa que debe tener pesadillas, ha vivido experiencias terribles. Por eso cuando se acerca hacia ella, le pasa un brazo sobre los hombros, para que acurrucada junto a ella, se sienta protegida.

La serie consta de 2 capítulos más:  La horca de la justicia  y El  poker de la muerte