La quedada con el hetero famoso acaba en la cama

Tercera parte de mis encuentros con "Juan"

Hola!! Muchas gracias a todos por los comentarios. Les dejo la tercera parte de mis encuentros con "Juan".

Llevaba varios días sin saber nada de mi nuevo amigo y poco a poco me iba haciendo a la idea que toda aquella aventura se había acabado ya que pensaba que la falta de mensajes era un síntoma claro de que  no volvería a verle. Yo no quería mandarle ninguno porque sabía que estaba con su novia y le había prometido que no le pondría en ningún aprieto.  Me daba un poco de rabia porque jamás había estado tan cachondo con otro tío y tenía la sensación de que él tampoco.

Dejé pasar dos semanas después de la famosa ducha y como era fin de semana y me había dicho que su novia curraba me arriesgué y le envié un whatsapp como última intentona:

  • parece que lo de que eras un buen cocinero era un fake para tenerme contento… cómo sois los mayores.

Tardó dos minutos en contestarme

-Joder Nachito menos mal que me escribes. Borré el chat contigo para que no lo viera mi chica y luego me di cuenta de que no había guardado tu móvil y no tenía forma de localizarte. Poco interés tenías de todas formas que ni me has dicho nada mamón

-jajajajja vaya excusa. Pero si te dije que yo no te iba a escribir para no meterte en líos, pensé que ya no querías cuentas. ¿Entonces la cena sigue en pie?

  • pues hombre… yo hoy no tengo planes pensaba ir al gym y luego no tenía nada que hacer, puedo pasar por el súper e ir para tu casa. ¿Te gusta el pescado?

-claro, pero esta vez ven duchadito que ya me llegó la última vez con eso de limpiarte…

  • jajajajajaja ufff esa ducha, cada vez que la recuerdo me pongo malo y llevo dos días que estoy muy malito

-jajajajj, pues vente tío que yo te cuido aquí antes de la cena

-¿de verdad? Antes y después, ¿no?

-jajajajajaja veremos si llegas entero del gimnasio

Ya me habían alegrado la tarde, la verdad es que me sentí muy aliviado de que el tío estuviera interesado porque me ponía mucho. Me puse a ordenar la casa como un loco y después me duché para recibirlo en condiciones. Me vestí,  fui a la cocina y el panorama era desalentador, no había de nada y ya eran las 19.00 de la tarde. Decidí ir un momento al súper de abajo para por lo menos comprar un poco de pan.

Al entrar e ir a por leche y agua alcé la vista y allí estaba mi nuevo amigo comprando en la pescadería. Me quedé mirándolo (estaba impresionante con una camisa azul y unos pantalones negros que le hacían un culazo increíble) y él giró la cabeza y me vio, no sabía dónde meterme. Decidí seguir comprando, pero él vino detrás de mí. Yo estaba muy nervioso porque habíamos quedado que si nos veíamos por la calle nos íbamos a hacer los locos para que él no se metiera en líos pero parecía que hoy estaba juguetón. Cuando terminé y me puse en la fila de la caja para pagar sabía que él estaba justo detrás y me estaba empezando a poner cachondo. Giré la cabeza y el cabrón me miró y empezó a sobarse disimuladamente el paquete. Menudo morbazo.

Pagué mi compra y al salir ya se había hecho un poco de noche, me entretuve todo lo que pude para que él terminara y comenzamos a andar por mi calle. Yo delante y el detrás, a veces me giraba para mirarlo y él se descojonaba.

Llegué a mi puerta, puse las bolsas en el suelo y empecé a buscar las llaves y el tío se me puso justo detrás, muy pegado, tanto que notaba su paquete en mi culo:

-Abres o me vas a dejar así de caliente toda la tarde. Me soltó el cabrón al oído

Yo me puse muy nervioso. Por un lado no encontraba las llaves, por otro pensaba en la gente que podía salir del edificio y la situación en el fondo me parecía súper morbosa. Al final entramos y repitió la jugada cuando llegamos a la puerta de mi casa, pero de una forma más evidente restregando su paquete duro en mi culo. Confieso que esta vez tardé más en abrir la puerta porque estaba disfrutando mucho y él estaba fuera de sí. Entramos en mi casa, cogió mis bolsas y las suya y las dejó en la cocina vino hacia mí y me levanto al peso, mis piernas rodearon su cintura, me abracé a él y me llevó al salón.

Nos tumbamos en el suelo, se quitó la camiseta y yo la mía. Volvió a ponerse sobre mí mientras nos quitamos los pantalones como podíamos. Empezó a morderme el cuello y aproveché para lanzarme sobre él, me senté en su rabo y pasé la lengua por su pecho parándome en sus pezones mientras bajaba hacia su polla. Él gemía y yo estaba cachondísimo. Le quite el bóxer y aprovechó ese momento para poner su pie en mi pecho, yo se lo cogí y comencé a lamerlo. Con eso logré tenerlo a mi merced, no paraba de bufar y yo ya estaba decidido. Me acerqué a su rabo y comencé a lamerlo mientras lo miraba. Él ponía sus manos en la cara excitadísimo mientras me decía guarradas.

Me pedía todo el rato que siguiera, que estaba a mil y yo solo pensaba en volverlo cada vez más loco. Su rabo estaba como una piedra, me lo metí enterito en mi boca y lo aguantaba ahí en el fondo hasta que lo notaba palpitar y a él gemir. En ese momento puso su mano sobre mi cabeza y me la apretaba contra su polla, aunque me entraba alguna arcada estaba decidido a que ese cabrón disfrutara. Estuvimos un buen rato así hasta que me dijo que se corría. Me saqué su rabo de la boca y comencé a pajearlo mientras le lamía los huevos. Aquello fue una explosión. Comenzó a correrse sin parar y como os imagináis mi cara era un poema, totalmente lleno de su lefa: "Bufff madre mía creo que nunca me he corrido así", me soltó.

La verdad es que me sentía muy satisfecho y me levanté para ir al baño a limpiarme. Cuando regresé al salón con un poco de papel, él estaba de rodillas esperando.  Me acerqué, puso sus manos en mi culo y me miró. “Es la primera vez que hago esto”, me advirtió. De forma muy cuidadosa comenzó a hacerme una mamada, que aunque no fuera la mejor de mi vida, me supo a gloria. Tener a este tiazo arrodillado, apretando mi culo y comiéndose mi polla  me puso megacachondo. Yo le cogí por la cabeza y guiaba la mamada para que fuera más despacio y así disfrutar. A los poco minutos le advertí que me corría pero él siguió chupando y no se apartó por lo que lo hice en toda su boca. El tío tenía una cara de felicidad  tremenda y me pidió el papel para limpiarse. Se levantó y nos fuimos de nuevo a la ducha, esta vez un poco más relajada pero no paré hasta dejarlo bien limpito y poder recorrer otra vez su cuerpazo con la esponja.

Cuando nos secamos, me pidió unos pantalones cortos, que se puso sin nada debajo,  y yo le coloqué un delantal para que cocinara. Mientras tenía ese percal en la cocina, me dediqué a poner la mesa y a recoger un poco. Cuando terminé me senté en la encimera y me dediqué a hacerle compañía mientras charlábamos. Él se dedicaba a vacilarme y me daba a probar lo que estaba cocinando. La cena fue igual de divertida. Me comentó que estaba en un proyecto para llevar un antiguo programa que presentaba por las discotecas de media España. Cuando acabamos le propuse ver una peli y él aceptó encantado. Yo no le dije nada pero no paraba de fijarme en esos pantaloncitos que llevaba en los que se le marcaba toda la polla.

Nos sentamos en el sofá y puse la peli, yo aproveché para pillar una manta y pegarme un poco más él. Estuvimos comentando cosillas pero al rato todas las emociones del día pasaron factura y noté que empezaba a quedarme dormido y cuando me quise fijar él estaba igual:

-amiguito se te caen los ojos jajajaja

  • y a ti también que llevas un rato que no puedes más. Creo que voy a casa

  • ¿Y eso? por qué no te quedas, es muy tarde, puedes dormir aquí y te vas mañana pronto (la verdad es que me la jugué mucho)

  • buff, bueno pero dormimos y ya me piro pronto que mañana tengo a mi chica aquí por la mañana

Le cogí la mano y me lo llevé a mi cuarto. Él me dijo que necesitaba ir al baño. Mientras se marchó aproveché para abrir la cama, desnudarme entero y meterme. Cuando llegó se quedó en el otro lado y yo apagué la luz. Me giré y le di la espalda y él se acercó para decirme que había estado muy a gusto conmigo y aproveché para tirarle del brazo y pegarle a mí. En ese momento se dio cuenta que yo estaba en bolas y decidió imitarme. Se quitó los pantalones que le había dejado y así nos quedamos dormidos.

A las dos horas me desperté y él estaba completamente encima mío con su cabeza en mi cuello y su polla palpitando en mi culo. Una de sus manos estaba entrelazada con la mía.  Yo también estaba empalmado y empecé a mover un poco el culo para notarle más cerca. Con mis movimientos conseguí que hiciera lo mismo. Yo estaba excitadísimo y él también. Cambiamos de posición, se puso debajo y me senté encima, puso sus manos en mis caderas y yo me movía para excitarlo cada vez más.  Al rato volvimos a cambiar. Me puse debajo y él encima y llegó el momento de la pregunta que llevaba un rato esperando: "Nachito... ¿me dejas follarte?". Estaba acojonado porque era la primera vez que tenía ganas de hacerlo con un tío, pero me daba mucho miedo que me hicieran daño. Cuando se lo dije, él empezó a reírse y me pidió que confiara en él. Pegó su cara a la mía y me dio un pico, nuestro primer beso, siguió bajando por mi pecho hasta llegar a mi culo. Comenzó a abrirlo y jugar con él, primero lo llenó de saliva y luego introdujo un dedo. Tengo que reconocer que yo me retorcía de placer, al rato metió el segundo y siguió un rato más hasta que volvió conmigo. Se tumbó encima y me preguntó si estaba listo. Le dije que sí y empezó a meter su rabo poco a poco. Al principio me dolió pero poco a poco mi cuerpo se fue adaptando y noté cómo la iba metiendo toda. Tenía una mezcla de dolor y placer. Rodeé con mis piernas su cadera y comenzó poco a poco a follarme, su cabeza estaba en mi oído y no paraba de decirme que aguantara que ya estaba, que disfrutara. Poco a poco el dolor fue desapareciendo y ya solo quedaba el placer de tener a ese tío encima follándome cada vez más fuerte. Yo estaba desatado y gemía y parece que eso le ponía porque cada vez me daba más caña.  Hubo un momento que literalmente me estaba empotrando contra la cama. Así estuvo un par de minutos más hasta que me avisó de que se corría, su polla se hinchó dentro de mi culo y noté esparcía toda su lefa dentro de mí. Acabo rendido encima todo sudado y yo abrazándole.

Le pregunté si le había gustado y me miró y me dio un morreo de varios segundo para contestarme: “tú que crees”. Se quedó un rato así hasta que yo le dije que quería ir a limpiar un poco, pero no me dejó porque le daba mucho morbo que me quedara así. Y yo que estaba agotado y con ganas de complacerle me quedé así.

Por la mañana cuando me desperté estaba solo en la cama…

Bueno chicos hasta aquí la tercera parte, espero que les guste. Queda el final de la historia para un último capítulo. Espero vuestras opiniones. Un abrazo