La putita en casa VI

El principio

LA PUTITA EN CASA VI

COMO ME CONVERTÍ EN MADRE Y SOBRETODO COMO COMENCÉ A DESEAR A MI HIJA HASTA EL PUNTO DE QUERER CONVERTIRME EN UNA MADRE INCESTUOSA.

Desde que nací supe que era lesbiana pero nací en un hogar muy religioso y entre la culpa y la religión, vivía triste y sombría porque no podía evitar sentirme atraída por las chicas. Con catorce años recuerdo maturbarme pensando en chicas y recuerdo hacer un dibujo muy significativo. Era una mujer con las piernas abiertas y el coño chorreando sangre. En frente de ella una mano que empuñaba un cuchillo enorme, me sentía sucia e indecente por gustarme las mujeres pero no hacía nada al respecto. También me gustaban mucho los bebés y quería tener uno, porque creía, niña al fin, que eran como una muñeca para jugar. Yo era la más pequeña de mi casa

y no tenía niños pequeños alrededor, con lo cual no sabía lo que era cuidar de un crio y por eso tenía tantas ganas de ser mamá. Claro que ser madre era como un poco cuesta arriba con mi opción sexual, pero bueno…algo se me ocurriría.

Los meses fueron pasando y cuando tenía 15 años, fui a una reunión de jovenes de la iglesia. Cuando terminó la reunión, como a las nueve y media de la noche…uno de mis amigos se ofreció acercarme a casa paseando, era cerca y no teníamos coche. Nos pusimos a hablar…

-Qué te ha parecido la reunión de hoy?

-Pues no sé, lo mismo de siempre. Estoy aburrida.

-Yo también, quisiera hacer cosas diferentes. Sabes? Tengo que confesarlo a alguien y tu eres mi mejor amiga. Creo que me gustan los chicos.

-Pero qué dices? Eso es abominación a los ojos de Dios! Acaso no has oído todas las prédicas del pastor acerca de ese tema? Estás fuera de la gracia de Dios por eso que sientes, tienes el diablo dentro y tienes que arrepentirte!

-Por eso se me ha ocurrido una idea, para estar seguro de lo que quiero.

-Y eso qué será?

-Quiero que me dejes tener sexo contigo a ver si me gustan las chicas.

-Estás loco, dónde vamos a hacerlo? Y eso también es pecado.

-Ya lo sé, pero qué es peor, que tengamos sexo o que tenga sexo con chicos? Además, lo podemos hacer rápido aquí en un callejón que hay antes de entrar a tu casa, al lado de la casa abandonada.

-Vaya, lo tenías todo pensado.

Ahí mismo estaba el callejón del que hablaba Bobby y fuimos ahí. Me puso para la pared y comenzó a besarme y a tocarme por todos lados. A mi no me gustaba lo que me estaba haciendo, pero me puse a imaginar que estaba con una chica, sobre todo una chica que me gustaba mucho, era mi compañera de mesa en el instituto y se llamaba Karina Irene . Era preciosa e imaginé que era ella besándome mientras Bobby se quitaba de dudas. Sus caricias torpes y mi imaginación habían logrado ponerme caliente con lo cual abrí un poco las piernas y el se bajó la cremallera y buscó mi coño con su inexperta polla. Cuando encontró el agujerito me embistió como a una bestia, y yo que era virgen, lo unico que sé es que pasé de un profundo dolor a un gran placer. Pero para mi era ella la que me follaba. Estaba entregada a follar con ella cuando de repente no sabía lo que me pasaba pero una sensación que me inundaba el cuerpo me había poseído y cuando logré soltarla lo que me salió fue su nombre…

Karina Ireneeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee

En ese mismo momento Bobby me soltó y se quedó mirándome incrédulo y jadeante.

-Eres una puta lesbiana, me dijo con odio. Me has juzgado tanto y tú también eres como yo. Eres lo peor!

Se fue corriendo y me dejó allí sola. Yo me compuse como pude y me fui para mi casa, ya estaba muy cerca. Cuando llegué a casa mi madre me miró de arriba abajo con horror y me dijo,

-¿qué te ha pasado? Estás sangrando.

-Si, se me ha adelantado la regla y por eso he venido corriendo pero no he podido evitar que se me manche todo.

-Anda y ve a cambiarte y que tu padre no te vea que le da algo.

No conté a nadie lo que había hecho con Bobby y al día siguiente ya estaba como si nada, aunque esa noche recuerdo que me sentí rara y el coñito me dolía aún. Lo sentía latiéndome. Además no me podía olvidar de esa sensación que me recorrió todo el cuerpo, como una explosión; fue lo mejor de todo, y sólo de pensar como sería con una chica, me exité de nuevo. Ni siquiera se como se llamaba esa sensación, sólo que me gustó.

Pasaron unas tres semanas y un día miré el calendario y vi que tenía una semana de retraso. Pensé inmediatamente en lo que había pasado con Bobby y se me metió un miedo en el cuerpo tremendo. Siguieron pasando los días y la regla no llegaba, más de un mes para ser exactos y mi madre que era la que me compraba las compresas, veía que estas seguían igual. Una mañana tocó la puerta de mi habitación y me dijo,

-Vístete con ropa de calle que no vas para el instituto.

-¿A dónde vamos mamá?

-Ya te contaré por el camino.

No lo tenía muy seguro pero no me daba buena espina lo que me acababa de decir mi madre. Me vestí como ella me dijo y salímos en su coche. Mi madre iba callada y seria y yo estaba como en otro mundo. De repente me fijé en el camino que llevábamos, y era hacia el ginecólogo. Me entró pánico, pero un pánico terrible. Llegamos y no nos hicieron esperar, la consulta estaba vacía y el médico nos estaba esperando. Mi madre comenzó a hablar

-Doctor he traído a mi hija para que la revise y le haga una prueba de embarazo en sangre, quiero estar completamente segura.

-A ver Silvia, ve detrás de la mampara, quítate la ropa, ponte la bata que está allí y túmbate en la camilla.

Yo, con el corazón que se me iba a salir del pecho, eso hice. Sentía que me moría, desde luego si no era el embarazo, el ataque al corazón que me iba a dar me mataba instantáneamente…que agobio por Dios! Mientras tanto la enfermera me hizo orinar en un vasito y luego me tomó la muestra de sangre. El médico me revisó y me dijo que me volviera a poner la ropa. Cuando ya estuve sentada frente a el y al lado de mi madre, nos dio la noticia.

-Mercedes, si no me equivoco, tu hija está de un mes y poco de embarazo. Faltaría esperar la prueba en sangre para confirmarlo al cien por cien, pero mi experiencia como médico me dice que si. Además ella siempre ha sido muy regular y de acuerdo a el tiempo que me contaste al teléfono, he hecho mis cálculos y andará por el mes de embarazo. No sé si darles la enhorabuena, sé que sois una familia muy religiosa.

Cuando mi madre olló la palabra embarazo, se le cambió la cara. Ahora pensaba que era a ella la que le daría algo, porque estoy segura que mi madre me llevó allí pensando que lo que pasaba era que estaba enferma con algo, jamás pensó que estaría embarazada.

En el camino de regreso a casa no me dijo ni media palabra y cuando llegamos a casa me mandó a mi habitación y se fue a la de ella a hablar con mi padre que se había tomado la mañana libre en el trabajo para esperar la respuesta del médico. Después de un buen rato, entraron los dos a mi cuarto y mi padre con la cara descompuesta y ambos con señas de que habían llorado me dijeron,

-Ahora mismo recoge tus cosas que te vas de esta casa. No podemos permitir que tu ejémplo dañe a tu hermana menor, así que he hablado con tu abuela y te vas para su casa con ella y mi hermana, dijo mi padre visiblemente enfadado y dolido.

Yo recogí mis cosas como me dijeron. Cuando ya estuve lista, mi padre me dio el dinero para que tomara el autobús y ni siquiera me llevó a la estación. Era como si ya no fuese su hija, me sentí muy mal. Cuando llegué a la casa de mi abuela y mi tía solterona, esta me estaba esperando con muy mala cara y muchísimas tareas para hacer.

-Aquí no vas a estar como una princesa, me dijo mi abuela

-Tendrás que ganarte lo que se te da, ya no eres una niña, eres una mujer embarazada y tienes que ganarte el pan, dijo mi tía.

Fueron los ocho meses más amargos de mi vida. Tenía que limpiar toda la casa, hacer recados, estudiar de noche en un instituto público con un montón de gente mayor y aburrida de la vida. Pero lo único que me hacía ilusión era que dentro de poco tiempo tendría un muñeco para jugar, mi bebé…pensaba…

Fue pasando el tiempo y una noche de camino a la casa, saliendo del instituto de noche, siento que un chorro de líquido me baja por las piernas. Voy a la casa y mi abuela me dice que me vaya al hospital que allí me atenderán. Me voy andando, ya que estaba cerca y llego casi desmallada del dolor. Tuve a mi hija y me sentí muy feliz porque ya no tendría malestares y podría jugar con ella; o eso creía yo.

Mientras estuve en la casa de mi abuela, no pude ni acordarme del sexo. Dormíamos las tres juntas porque mi abuela quería estar segura de que no me escapaba de noche a fornicar, como decía ella. Nunca dije nada pero sé que mi tía me pasaba la mano por el cuerpo por las noches. Yo me hacía la dormida y ella me metía mano sin que mi abuela que dormía en otra cama se diera cuenta.

Después de nacer la niña, al principio todo fue alegría para mi porque la niña era muy linda y al ser tan chiquitita era como un juguete, pero pasaron los días y mis pechos parece que no daban suficiente leche y se quedaba con hambre y comenzaba a chillar. Mantenía chillando todo el tiempo y me volvía loca. Pronto me di cuenta de que ser madre no era tan guay como yo pensaba y me fui despegando emocionalmente de la niña. Me molestaba, no quería cuidarla, era muy dependiente de mi y mi abuela y mi tía ni se molestaban en mirarla, me dejaban a mi todo.

Fue así como poco a poco fui poniendo una barrera entre la niña y yo y no la abandoné porque mi humanidad y el instinto no me lo permitía pero no veía la hora de que fuera mayor. Luego fue creciendo y notaba ese desapego de mi parte y se fue revelando y haciéndo cada vez más independiente a la vez. Pero aún así, no se iba de mi lado. Hasta el día que le puse el collar y la traté como una perra, no entendí por qué.

El próximo capítulo será el final de la serie...y ya comenzaré otra historia...a lo mejor con estos mismos personajes pero en la catergoría de Sadomaso

Chicas y chicos lamento haberme tardado tanto, pero la vida real me reclamaba tiempo. Agradezco sus comentarios y correos…un abrazo!

Ah y quiero aclarar que esta historia es completamente ficción. Así que dejar de pedirme fotos mías con mi hija y tonterías varías…Gracias infinitas!

Me encantaría leer vuestros comentarios…

Buscarme en susytoon69@live.com

Gracias por leerme.