La Putita de mi Ídolo

Como una médico normal. terminó siendo la esclava de su ídolo futbolístico.

Me llamo Lara, Lara Montero, soy una tía normal de 30 años soy  morena y muy pálida, mido algo más de metro setenta y estoy bastante delgada lo que no es impedimento para tener un pecho grande y un culo redondito y duro.

Os diré que ahora trabajo en un hospital de Madrid, y nunca he tenido grandes problemas con nada. Siempre he tenido dos pasiones, la medicina y el futbol. Y es esta última pasión la que me lleva a lo que voy a contar. Algo increíble que me pasó en mis dos últimos años de carrera cuando vivía y trabajaba en Liverpool.

Aunque estudié en la universidad de Pamplona, los dos últimos años de carrera me fui a hacerlos a Liverpool, donde conocí a un hombre algo mayor que yo pero maravilloso con el que vivía, Michael, fan absoluto del Liverpool F.C. hasta tal punto que era miembro de The Kop y no se perdía un solo partido en Anfield, a los que obviamente yo siempre acompañaba. No es que el futbol inglés me gustase demasiado en comparación con el español, pero ese estadio tenía un encanto, una historia y un ambiente increíble…. El escuchar como cantan el You´ll Never Walk Alone, hacía casi que quisiera llorar de la emoción.

En uno de esos partidos importantes, el capitán del equipo, Steven Gerrard, se lesionó de gravedad, un palo muy grande para el equipo porque estaban muy cerca de ganar la Premier. Cuando llegué a casa, no sé el motivo pero me puse a buscar en internet y de lo que encontré lo que más me impresionó de él fueron sus palabras con respecto al atentado de Hillsborough, bueno y que me pareció un tío, no guapo pero sí tremendamente atractivo.

Desde aquel partido y aquella búsqueda en internet no sé qué me dio, pero empecé a comportarme como una acosadora. Primero me enteré de donde vivía (eso venía en internet, así que tampoco fue un gran esfuerzo) y de quienes habían sido sus médicos para poder preguntar e interesarme por su salud. Más tarde, me enteré de los locales que solían frecuentar los jugadores de este equipo y pasaba los fines de semana en ellos, vestida cual puta. Y un día finalmente, apareció allí, no parecía un futbolista o al menos no uno de sus compañeros, parecía un buen chico vestido con vaqueros y una camiseta. El único problema que había en ese momento es que ellos estaban en la zona V.I.P. y yo, como el resto de la plebe, no.

Pero bueno, eso me dio igual, siempre he sido una chica de recursos y ese pequeño tropiezo no iba a detenerme. Me puse a pensar que es lo que podía hacer. ¿Esperar a la puerta de su casa? Mala idea, está casado y además merodear por ese barrio tan pijo no era algo tan fácil. ¿Mandar una carta a su club de fans? ¿Para qué? Total, seguro que ni las lee. Pero finalmente pensé lo que lo más sencillo de todo era aprovechar lo que ya sabía, es decir, sabía por dónde salía, a que restaurantes le gustaba ir y casi casi en que tiendas compraba. Y eso hice, dejarme ver por los restaurantes a los que iba, ir a las mismas tiendas y por supuesto por el dichoso club lleno de flipados y putas, aunque, ¿no era yo una de ellas con un objetivo marcado?

A todo esto, que no he dicho nada, mi vida con mi pareja seguía más o menos igual, yo me iba a la universidad o al hospital, según tocase, él a su trabajo y los fines de semana nos íbamos al fútbol… de hecho yo iba encantada, porque mi “amor platónico” ya se había recuperado de su lesión.

Nuestra vida sexual seguía siendo igual de buena, incluso mejor, pero yo ahora cada vez que le comía la polla me dedicaba a pensar que era Gerrard el que estaba poniéndome la mano en la nuca para metérmela más adentro. Solamente me hacía falta pensar en él para estar húmeda y dispuesta para lo que desease. Eso le ponía muy contento, pero seguro que si hubiera sabido el motivo por el que me había vuelto tan guarra y complaciente en la cama no le hubiera hecho tanta gracia.

El primer día que conseguí verlo

de cerca fue en el restaurante Etsu.

Iba acompañado por su mujer, una rubia, para mi gusto demasiado oxigenada. Tenía que pensar rápido qué hacer. Después de perseguirle tanto me di cuenta de que no había preparado nada. Casualmente llevaba en el bolso unas fotos subidas de tono que me había hecho mi novio que era aficionado a la fotografía y bastante guarro, así que elegí una en la que aparecía en ropa interior. Escribí en el dorso “I wanna be fucked by you” (quiero ser follada por ti), y esperé a que su mujer se levantase para ir al baño para pasar por su lado, chocarme con él, bueno, con su silla y dejar una nota en el bolsillo de su

chaqueta.

Me había puesto un poco nerviosa pero al final había salido bien la estrategia. Tarde o temprano la

leería y vería lo que había escrito y mi foto en ropa interior, una ropa interior magnífica y que hacía contraste con mi piel pálida, un sujetador negro con unos bordados azul oscuro y un tanga pequeñito a juego. Nada más, ni teléfono ni mail ni dirección ni nada en absoluto. De hecho, tampoco se apreciaba mi rostro demasiado bien.

Por supuesto no tuve noticias de mi acción.

A las tres semanas o así, hubo más suerte, que coño hubo muchísima suerte, de repente apareció en urgencias con una niñita rubia que lloraba como si le hubieran dicho que los reyes no existen.

Era su hija pequeña que como pude ver, porque estaba de guardia y la atendí yo, se había roto dos costillas al caerse de la cama jugando con su hermana. Me pareció muy tierno ver a un hombre así tan desquiciado por un par de costillas rotas y también me puso muy cachonda… así que mientras le hacían las radiografías de rigor a la niña, me quedé hablando con él, la típica basura que decimos los médicos para reconfortar a la gente. Todo irá bien, no te preocupes que está en buenas manos… y mientras soltaba tópico tras tópico iba acercándome cada vez más a él, debí acercarme tanto que hasta yo me sorprendí cuando vi que mis tetas estaban rozando su

brazo,

pero aproveché su desconcierto y preocupación para meterle otra nota en el bolsillo trasero del pantalón y pude olerle, me gustó su olor a pesar de que no había venido en las mejores condiciones (nadie va a urgencias vestido de etiqueta, eso está claro) era un olor agradable y masculino que me puso aún más cachonda, si es que era posible.

En esta nota lo que le ponía era exactamente lo mismo, pero sin embargo la foto era sólo de mis tetas con una camiseta húmeda que dejaba que se marcasen los pezones.

Cuando me separé del todo y traían a la niña de vuelta, vi que me estaba mirando raro… y de repente preguntó:

-Oye yo a ti, ¿te conozco de algo, verdad?

-No creo, llevo un tiempo en la ciudad, pero trabajo mucho y hago todas las guardias que puedo por eso de que pagan el doble.

Pero si, si me conocía o al menos me había visto, de hecho seguíamos coincidiendo en tiendas locales o restaurantes, y estoy segura que me miraba, y que sabía que era yo, porque tengo un tatuaje en el cuello muy reconocible, aunque nunca me hacía demasiado caso (a pesar de lo del hospital), y las pocas veces que me echaba cuentas, me miraba de arriba abajo y con cara de desprecio, como si estuviera mirando un insecto.

Fueron pasando los días y cada vez me costaba menos coincidir en sitios con él…. Había hecho un gran trabajo como acosadora y lo sabía. Estaba contenta y orgullosa, y una noche en el club volví a verle, llevaba unos vodkas de más y no calculé muy bien lo que hacía.

Me fui directa a la zona V.I.P., intenté colarme haciendo oídos sordos al gorila que me daba voces, y al que sin darme cuenta, pero por costumbre, le puse la mano en la polla mientras le miraba con cara de niña buena y le decía:

-Venga hombre, déjame pasar, si yo solo quiero dar un recadito a uno de esos futbolistas… prometo portarme bien.

-¿Qué recado ni que recado? Tu eres una de las muchas guarras que aparecen por aquí cada noche a la caza del famoso. ¿Acaso piensas hacer algo para ganarte el derecho a poder entrar ahí?

-Bueno no sé qué puedo hacer, pero tengo aquí 300 libras que igual me ayudan a conseguirlo…

-¡¡Serás guarra!! ¿Tú te has pensado que todos somos igual de facilones que tú y que el dinero nos puede comprar? Además tu misma has estado manoseándome la polla todo este rato, así que vas a guárdate tu sucio dinero, que a saber cómo lo has conseguido y vamos ahí detrás de la barra que me vas a hacer una mamada, y luego ya veré si te dejo pasar o no.

No quería hacer una mamada a ese tipo, el típico inglés con la cara sonrosada por beber más de la cuenta y un cuerpo que casi daba risa, fláccido, lleno de pelo y que olía a sudor.

Pero si había que hacerlo, lo haría, todo por llegar a mi hombre.

-Venga, vamos que no me puedo ausentar mucho tiempo de mi puesto.

Me agachó a la fuerza y me metió su polla en la boca, a pesar de lo desagradable del tipejo, tenía una buena polla, grande y larga, cuando la vi me importó menos metérmela en la boca y chupar hasta hacerle llegar al clímax… es más acepté buen grado que se corriera en mi boca y me tragué todo el semen.

Lo cierto es que nunca me había sentido tan guarra y me gustó. Esta obsesión con Gerrard estaba haciéndome descubrir cosas de mí que desconocía.

-Jajaja vaya zorra estas hecha… Pero es que no creo que pueda dejarte pasar, no pienso arriesgar mi trabajo por alguien como tú.

-¡No me jodas hombre! O sea, ¿te la he chupado, te has corrido, y ahora me dices que no me vas a dejar pasar? ¡¡Tú…tú…tú eres un cabronazo!!

Y ¿sabes qué? ¡¡Voy a denunciarte!!

-¿Qué vas a qué? Jajaja no sé si te has dado cuenta, pero esto está lleno de cámaras que demuestran que has sido tu solita la que de buen grado me la ha chupado, así que no te emociones pelirroja.

-Bueno, es cierto, pero entonces, hazme un favorcito porfa.

-A ver, ¿Qué es eso que quieres que haga?

-Dale esto a Gerrard.

-Vaya vaya, ¿el capitán eh? ¿Es el quien quieres que te folle?

No sé por qué después de todo lo que había hecho ya, ahí me entró la timidez y solo fui capaz de bajar la cabeza y decir bajito:

-Sí.

Era la tercera y última nota que había preparado para mi ídolo, en ella decía lo mismo de siempre: “quiero ser follada por ti”, sólo que esta vez añadí una foto mía completamente desnuda, quizá era una foto demasiado obvia, pero me gustaba esa foto y quería compartirla con él.

Durante esa semana, mi vida siguió con normalidad, únicamente yo estaba más nerviosa al ver mi objetivo tan cerca. Seguía haciendo mis turnos en el hospital, Michael seguía su trabajo y continuábamos manteniendo relaciones, en las que yo,  para no variar llegaba muy cachonda porque me pasaba el día pensando en “El Gran Capitán”.

Por fin llegó el sábado y como no, me fui al local de siempre, esperando encontrarme a mi fantasía en la zona V.I.P. como de costumbre.

Ahí estaba, igual de atractivo que siempre, y vestido como un crío que acaba de salir del cole. con vaqueros, sudadera y deportivas, eso era lo que más me atraía, su aspecto de buen chico… ni con el traje más caro del mundo le hubiera visto más guapo.

Sabiendo que tenía medio en el bote al gorila me fui para allí tan tranquila. El gorila al verme sonrió y me dijo:

-Vaya vaya, has venido a por lo tuyo ¿eh? Le di tu nota a Stevie, y según me pareció entender ya le habías mandado más fotitos, ¿verdad?

-Si claro, un par de notas más, para ir creándole expectativas…

-¿Expectativas? ¡Tú estás mal de la cabeza nena! ¿Fotos desnuda con un mensaje de que quieres que te folle? Jajaja, pero ¿sabes qué? Al menos opina que estás muy buena a pesar de tu lamentable acento, que le irrita bastante, y que seguramente se dé una alegría de vez en cuando usando a una putita como tú.

No lo negaré, ya esas solas palabras hicieron que mi tanga se mojase, pero

saber que el tío al que perseguía opinaba que estaba buena era un sueño para mí. Tampoco entendía por qué soportaba y me excitaban las palabras del gorila, algún mecanismo debía estar mal en mi cerebro. Ahora ese mismo gorila me daba vía libre para pasar a la zona prohibida a los mortales.

Esa noche iba vestida de modo muy provocativo, vestido negro, escotado, muy pegado y bastante corto, de esos que no te dejan mover fácilmente. Además mis pechos, bastante grandes, y mi culo respingón y duro se marcaban especialmente. Sin embargo, llevaba una ropa interior que no me gustaba demasiado, por el color, el rojo nunca me ha gustado. Pero ese día me había traído suerte.

Ya estaba dentro, los tíos allí presentes me miraban con curiosidad por ser una cara nueva y pensando quién sería y las “barbies” que había por allí, directamente me miraban mal y comentaban sobre mi aspecto. Me dirigí directamente a Gerrard, que cuando me vio se empezó a reír y dijo:

-Vaya vaya, si la doctora cachonda ha conseguido pasar…. ¿Qué habrás hecho para que George te lo permita? Bueno, da igual ¿y qué se supone que quieres?

Eso me descolocó mucho, yo suponía que sabía perfectamente lo que quería… debía estar jugando conmigo, de todas maneras decidí que si quería reírse de mí, que lo hiciera, total lo que yo quería era darle placer.

-¿Qué se supone que quiero? ¿De verdad me estas preguntando esto? Sé perfectamente que has visto las fotos y los mensajes.

-Sí claro que sí, pero quiero oírtelo decir. Quiero oírte decir que eres una puta y que quieres que folle.

-Soy una puta y quiero que me folles.

-Señor.

-¿Señor?

-Si coño, señor. ¿Eres tonta o que te pasa? Quiero que me llames señor al finalizar cada frase, que lo digas con esa mierda de acento que tienes.

-Soy una puta y quiero que me folles señor.

-Muy bien zorrita. Bueno, tienes suerte, yo soy un caballero, ¿cómo no darle a una putita española lo que desea? ¿Qué impresión se llevaría si no del Reino Unido? Vamos muévete –

dijo mientras me empujaba hacia una puerta

- que lo vas a pasar mejor que nunca.

Llegamos a un cuarto oscuro, con sofás y un par de mesitas, iluminado solamente por unas lucecitas tenues de color rojo.

-¡¡¡Venga desnúdate que no tengo toda la noche!!!! ¡Desnúdate!

No me esperaba esas palabras, y ni siquiera había empezado, pero como era lo que había deseado toda la vida, empecé. y de repente, me interrumpió cabreado y dando unas voces que se oían incluso por encima de la música del local.

-No me jodas, ¿no piensas decir nada guarra? Has estado siguiéndome como una perra en celo, porque te he visto que lo sepas, y ahora ¿te callas como si no fuera esto lo que buscabas?

-No no, es decir, yo no sabía que tuviera que decir nada señor…

balbuceaba como una imbécil, pero es que de verdad, no sabía que decir.

-Vale, mejor, no digas nada porque ese acento que tienes me da ganas de apalearte hasta que supliques que pare. Bueno empecemos la fiesta, ¡¡desnúdate y procura hacerlo bien, si no quieres saber lo que es bueno!!

Jamás lo hubiera pensado de Steve. Que su actitud hacia mí fuera dominante y agresiva. Sin embargo tengo que reconocer que verme en esa sala contoneándome para él me tenía muy cachonda. Él se sentó en uno de los sofás…. Como a un metro de mí. Me observaba tocándose la polla encima del pantalón y con una copa en la mano.

-Vamos guarra… muévete como sólo sabéis hacer las putitas españolas…

Y daba un sorbo a su copa mientras seguía tocándose…

-El próximo día vas a venir disfrazada de doctora… tengo ganas de follarme a una putita médico como tú.

Oír que habría una próxima vez me activó…

-Pues estás bastante buena si, ven aquí que te vea más de cerca….

Me fui para donde estaba sentado, y ahí me quedé, de pie, como una estatua, nerviosa y excitada a partes iguales porque no sabía que iba a pasar…

-A ver ven aquí, puta…vamos a ver que tienes ahí para mí. Vaya, vaya con la doctora, ¡si vas completamente depilada, como una niña pequeña!

En ese momento empezó a explorar mi coñito, pellizcando uno de los labios para tener completa visión de lo que había.

-¡Pero bueno! ¡Eres aún más guarra de lo que imaginaba! ¡Con lo digna que parecías vestida de médico y ahora tienes el tanga completamente húmedo!

Me sentía confusa, una mezcla entre vergüenza, porque nunca pensé que sería capaz de hacer algo así, y humillación por cómo me estaba hablando.

-No me hable así, señor.

-Te hablo como me sale de los cojones, bonita, ven aquí y túmbate sobre mis rodillas que voy a empezar a darte lo que venías buscando.

Obedecí, esa carita de niño bueno, dándome órdenes de una manera tan autoritaria me ponía mucho. Y en ese momento empezó a azotarme con una furia descontrolada... No me lo imaginaba así, tan agresivo y violento… no le pegaba, al menos no era la imagen que me había hecho de él. Pero a pesar de todo esto, mi sexo empezó a segregar fluidos de una manera descontrolada. Nunca me habían tratado con esa dureza, no estaba acostumbrada…pero me estaba gustando mucho.

Empezó a azotarme con una furia descontrolada, e incomprensiblemente a mi cuerpo le fascinaba, me sentía putísima por estar en ese estado…y el seguía azotándome, parecía que cada vez disfrutaba más.

Llegado cierto punto, no sabría decir si cinco minutos o media hora, paró de azotarme para meter su mano entre mis piernas desde atrás.

¡Jajaja! Zorra española, mira cómo estás y aún no ha llegado lo mejor. ¿Le gustan los azotes a la doctora?-

Dijo mientras ponía su mano húmeda delante de mi cara.

-¡Venga puta! Límpiame los dedos, ¡chúpalos! Tienes fama de buena chupadora ¿sabes?

Que fuerte me pareció, le había chupado la polla a George y el muy cabrón ya se lo había contado.

-Así, muy bien putita.

Se notaba que estaba bebido, e incluso yo diría que algo más, porque al entrar había visto coca sobre una de las mesitas. Se levantó como pudo y de un empujón me obligó a inclinarme sobre una de las mesitas. En ese momento noté como empezaba a metérmela por mi culito sin ninguna contemplación-

-Con cuidado señor.

Dije poniéndome una mano intentado taparme como podía.

-¡Calla joder!

Y a pesar de sus bruscas palabras, no diría que lo hiciera de golpe, sino con mucha ansiedad, en tres o cuatro sacudidas la tenía completamente dentro y empezó a mover violentamente sus caderas, me movía todo el cuerpo a la vez que manoseaba mis tetas.

Yo me sujetaba como podía a la mesita dejándome hacer sin poder evitar gemir con cada sacudida, realmente había conseguido sacar a la puta que llevaba dentro. El seguía subiendo mis sensaciones más y más alto, estaba a punto de estallar, cuando de repente, tomó mis caderas con fuerza, apretó mi culo contra él y comencé a sentir sus descargas. –¡Noo!¡Ahora no Stevie, que estaba a puntito..!-pensé. Pero él seguía inmóvil y su polla totalmente enterrada en mí.

-Bueno, vete ya que ya he tenido suficiente por hoy contigo, ah y no te olvides de darle a George tú teléfono, que te llamaré cuando quiera volver a pasar un buen rato usándote.

-Pero, ¡si es pronto! ¿No te apetece que me quede un ratito más contigo? Podemos compartir esa coca que he visto en aquella mesa.

-¿Perdón? ¿Estás dando por hecho que quiero compartir algo contigo? ¿Tú que te has creído? Venga, venga, ¡lárgate antes de que llame a George, y seguro que él no va a ser tan amable como yo!

-Llámale… no me importa.

No me creía que estuviera diciendo eso, George me había parecido, el tío más asqueroso del mundo y no quería verle más de lo estrictamente

necesario.

-¡George ven aquí ahora mismo! Esta tía no quiere largarse!

En ese momento, apareció George que me tomó del brazo tal cual estaba y me sacó casi a rastras a la calle por la puerta trasera. Eso sí, antes de echarme, se preocupó de tener mi teléfono y de darse un último homenaje a mi costa.

-¿Ya has cumplido tu sueño guarra? ¿Ha sido cómo te lo imaginabas? ¿Peor, mejor? No contestes, que tampoco me importa. Ven aquí.

-Vamos ahora a pasarlo bien, que yo no estoy bebido como tu querido Stevie.-

Dijo mientras se desabrochaba los pantalones con intención de que la comiese.

–Venga pelirroja, que ya todos sabemos lo buena que eres chupando, cuanto antes empieces antes podrás irte a tu casa.

En eso tenía razón, así que me puse a chupársela con ganas, ya lo había hecho una vez, y aunque el tío era asqueroso, me gustó mucho, esto me hacía sentir muy puta porque yo nunca me había liado con un tío tan desagradable.

-Mmmmm muy bien guarra, continua, sigue mmm así así aAhhhh…. –Muy bien nenita, pues ya casi hemos acabado, ven aquí que te folle y te marchas a tu casa.

Me puso a cuatro patas, el suelo de aquel callejón, el suelo estaba helado, lleno de mierda y además olía fatal, pero de todas maneras, me puse a cuatro patas sin oponer resistencia ninguna, y él aprovecho para metérmela de manera brutal en mi coñito… que con todo lo sucedido aquella noche parecía una fuente.

Me cogió por las caderas y empezó a moverse con furia mientras me daba azotes en el culo, (que manía tenían los británicos con los azotes). Al rato se corrió dentro de mí y me dejó ahí tirada en el suelo. No se despidió de mí ni dijo nada.

Simplemente allí me dejó, en la puerta trasera del local, con el vestido tirado en el suelo y sin la ropa interior, que debía haberla olvidado dentro. Me parecía increíble, había estado con mi ídolo y con el gorila.

En parte me había dado una rabia horrible el modo en que me echó de allí... pero por otro lado me sentía orgullosa y privilegiada de haber puesto tan cachondo a mi ídolo...y yo solita...

Al llegar a casa y escuchar las amables palabras de Michael y su buena disposición preguntándome que si quería que me hiciera la cena o un café… me dieron ganas de llorar, me metí al baño corriendo sin decir nada recapacitando sobre lo sucedido y sabiendo que esto acababa de empezar Y tanto que si acababa de empezar, porque a las dos semanas recibí un whatsapp diciendo que me esperaba en el mismo sitio a las doce en punto… pero lo que sucedió ahí ya es otra historia.