La putita choni

Rebeca, ha suspendido matemáticas y su padrastro le pone un profesor particular para intentar mejorar sus notas.

Mi nombre es Rebeca y soy una chica española de 20 años. Físicamente, nada resaltaría en mi sino fuera por las dos enormes tetas que como recuerdo genético me dejo mi madre 10 años antes de abandonarnos a mi padrastro y a mi. Por lo demás, mido 1,52m, soy morenita de piel y pelo, tengo los ojos marrones y peso 40 kilitos.

Como ya he dicho, solo vivo con mi padrastro, Pedro, el cual aceptó hacerse cargo de mí cuando mi madre le plantó para irse con un ricachon a Estados Unidos. Supongo que a esas alturas, Pedro ya me había cogido cariño y la perspectiva de quedarse sin ninguna compañía podía caer como una losa sobre su caracter inseguro. Ocho años despues todavía se lo estoy agradeciendo paseandome por casa con shorts por debajo del culo, camisetas de pijama totalmente pegadas y esforzandome por dejar las braguitas bien sucias cada noche para que el las coja del cesto de la ropa para lavar. De lo cual, me hago la tonta.

Pese a mi juventud, soy bastante mas consciente que las chicas de mi edad de todo lo que me rodea. Quiero decir, soy una choni, sin demasiado refinamiento aunque con educación. En mi barrio es dificil ser otra cosa. Además, me gusta. Me encanta sacarle partido a mis tetas con tops por encima del ombligo de una talla o dos menos de lo que necesitaría. Las minifaldas con las que me es dificil agacharme o incluso sentarme. Los taconazos. Las medias. La bisutería e ir bien maquillada hasta al instituto. Sé el efecto que causa eso en los hombres e intento encontrar siempre la forma de revertirlo en mi beneficio. Es decir, se puede decir que soy una putilla, aunque yo no cobro. Realmente, creo que también calentaria pollas sin sacar nada a cambio. Solo por lo cachonda que me pone pensar qe mis compañeros de clase, amigos e incluso mi padrastro y mis profesores se pajean en su casa pensando en follarme duro o en correrse en mis tetas.

Mi virginidad desapareció hace ya bastantes años y con 20 años puedo decir que ya estoy a otro nivel. No renuncio a un polvo fácil con cualquier tio bueno, pero lo que realmente me gusta es q me traten como una verdadera putita. Sin mas preambulo os contaré mi primera experiencia en este sentido y como me afectó en los años siguientes...

Todo comenzó hace 2 años, había suspendido matemáticas en los trimestrales de Diciembre y Pedro tras hablar con mi profesor, decidió que lo mas conveniente sería ponerme un profesor particular que viniese un par de tardes a la semana a casa. Como cualquier adolescente, la idea no era demasiado atractiva para mi, pero tampoco ptenía demasiada elección. Pensé que por lo menos, cabía la posibilidad de que estuviese bueno, así que por si acaso decidí pintarme bien la raya en los ojos, un poquito de rimel y una camiseta de tirantes de licra pese a ser pleno enero.

Cuando sonó el timbre, corrí desde mi cuarto arrastrando las zapatillas de estar por casa por el pasillo hasta la puerta. Desde el salón, mi padrastro me dirigió una mirada meneando la cabeza negativamente. Creo que puede hasta leer la frase que mentalmente me dedicó... Vaya zorron de cría me he quedado, o algo por el estilo. Me encanta.

Al abrir la puerta, me quedé un poco contrariada. El profesor era un compañero de mi padre de la empresa, solo sabía eso, pero ante mi tenia a un chico que aparentaba 20 años, con una altura de mas de 1,90 metros y una cara de buena persona que no podía con ella. Os podeis imaginar, camisita de cuadros, gafas de informático y zapatillas pasadas de moda. En verdad, tampoco era feo.

Mi padre salió del salón e hizo las presentaciones.

-Pasa David!. Bueno Rebeca, él es el compañero del que te hablé. David es ingeniero informático y te ayudará a no suspender lo que queda de curso mientras lo decía, sonreí a David pensando que podía pasarmelo bien con el informático timidito de casi dos metros.

Tras la breve charla, pasamos a sentarnos en la mesa de la cocina.

-Bueno cuantame Rebeca, ¿que habeis dado en clase y con que tienes mas problemas?

Decidí empezar tomandome en serio la clase y comencé a explicarle que es lo que no había aprendido los tres meses anteriores, seguramente por no haber acudido ni a las clases. Sin embargo, a la media hora el sopor empezó a adueñarse de mi y ante el horizonte de hora y media más entre números , pensé que si hacía lo posible porque el bueno de David se fuese con la polla dura de casa, por lo menos el rato se me pasaría mas rápido.

Sin dejar de hacer los ejercicios comencé a jugar con el piercing de mi lengua, pasándolo por los labios, sacandolo y metiendolo una y otra vez de mi boca haciendo ruido de babitas. Mientras, las miradas al profesor se hacían mas largas y mas directas a los ojos. El pobre muchacho solía apartarlos antes. Me empecé a fijar mas en sus reacciones. El muy cabrón no dejaba de mirarme las tetas mientras yo intentaba resolver los problemas que él me ponía. A decir verdad, con mi corta estatura, mis dos bubis quedaban apoyadas sobre la mesa de forma que incluso parte del cuaderno quedaba bajo ellas. Descorrí un poco la silla y suspiré.

-Buf que calor hace aquí- Dije mientras me sacaba una goma de la muñeca y llevaba mis manos a la parte trasera de mi cabeza para hacerme una coleta. Sabía que no iba a poder resistirse a pegar una buena mirada. En efecto, pese a estar frente a mi, sus ojos recorrieron mis dos tetones hasta mi tripilla que había quedado al aire al subirseme la camiseta. Me la bajé y le dediqué una sonrisa antes volver al cuaderno.

Dos minutos despues, el chaval ya estaba toqueteandose disimuladamente por encima del vaquero. De reojo conseguí ver que en efecto, un buen bulto asomaba ya bajo la tela del pantalón. Como me gusta poner pollas duras... Mi siguiente paso estaba claro, ya era hora de que tocase un poquito. La silla del profesor quedaba entre la mesa y la encimera de la cocina, dejando un espacio bastante estrecho para pasar hacia el fregadero.

-Profesor, me voy a levantar a por un vaso de agua, ¿quieres algo?

  • eh... Si, ponme otro a mi también.

Me levanté y pase entre la silla de Pedro y la encimera, restregando mi culito de 18 años por su espalda.

-Tu no te muevas eh! - le espeté en un tono bromista. El chico hizo un amago de echarse un poco hacia delante, pero realmente tampoco tenía mas espacio.

Volví a pasar ya con los dos vasos llenos hacia mi sitio, esta vez girada hacia él para que pudises apreciar mis dos tetones sobre su espalda. A estas alturas, la cara del profesor era otra totalmente diferente. Acalorado y nervioso, ya no sabía que hacer. Pese a que solo quedaban 10 minutos de clase, se excusó y dijo que iba al baño un segundo, dejándome con un ejercicio para ese rato.

Entonces vi su bolígrafo sobre la mesa y lo tuve claro. Soy una chica a la que le encanta oler sus braguitas al final del día, justo antes de entrar a la ducha. Me gusta ver como las he dejado y disfrutar su olorcito. Tal vez al bueno de David también le gustase. Cogí el boli e introduje la parte que todos nos solemos llevar a la boca por debajo de la goma de mi tanga. Subí los pies a la silla y me lo metí hasta la mitad. La sensación de entrar resbalando dentro de mi, me hizo darme cuenta de lo mojada que estaba. Lo saque y me lo llevé a la nariz.

-Buf, ha tenido suerte. Que rico huele hoy.

Poco despues, el joven profesor volvió a entrar en la cocina, todavía con un bulto considerable bajo el pantalón. Cogió su bolígrafo y se inclinó para corregir el ejercicio. Debio notar el olor a coño en su boli, pero no dijo nada. Simplemente corrigió el ejercicio con prisas y se despidió hasta el día siguiente. Supongo que le esperaría una buena paja en casa.

Yo por mi parte me quede en casa, me masturbé oliendo mi tanga como cada noche y pensé que tal vez me deje follar por el pobre David.

Pasados dos días, yo ya me había olvidado de mis clases particulares y del joven profesor. Estaba tumbada en el sofá cuando mi padrastro entró al salón poniendose la americana y me avisó.

-Pedro viene en media hora. Acuerdate. Vistete y prepara las cosas. Ofrecele una cerveza o una cocacola que yo me voy a ir hasta por la noche, ¿vale?

-Vale papá -respondí intentando que no se notase ningún tipo de sorpresa. Sin embargo, en cuanto Pedro cruzó el umbral de la puerta, salí corriendo hacia mi cuarto.

-A ver, a ver que hay por el armario que le pueda gustar al bicho raro este.

Cogí mi minifaldita vaquera y una camiseta palabra de honor negra. Despues abri el cajon de la lenceria, el cual estaba escondida para intentar ocultar a Pedro que su hijastra era un poco putilla pese a su juventud. Mmm vi unas medias rojas que tan solo había usado para un disfraz de halloween. Son de las que llegan hasta los muslos. Tal vez era demasiado, pero me entraron muchas ganas de ser follada con ellas puestas. Caprichos de niñata jejej. Me baje las bragas y las tiré sobre la cama, hoy no me hacen falta.

Me miré al espejo y comprobé que el resultado era el requerido. Parecia una putita adolescente. Completé mi look con una coleta muy alta y bastante maquillaje para mi cara. Miré el reloj y todavía faltaban cinco minutos, sin embargo, mientras llevaba los libros y cuadernos a la cocina, sonó el timbre de casa.

  • Pasa pasa David, te estaba esperando.

Sus ojos recorrieron todo mi cuerpo, deteniendose en mis piernas cubiertas por los pantys rojos. Parece que a él también le han gustado.

-Que guapa estás Rebeca- se atrevió a decir.

Como premio, pasé delante hacia la cocina permitiéndole observarme por detrás unos segunditos mas. Nos sentamos entre los papeles y comenzó la clase. No pensaba dejar que pasara demasiado rato la verdad. A los 10 minutos, se me "cayó" la regla bajo su silla. Como un buen caballero, David se apartó un poco para agacharse a recogerla. Por supuesto, yo ya lo estaba esperando con las rodillas un poco separadas descuidadamente. Surgió efecto ya que tardó en coger la regla 2 o 3 segundos mas de lo que resultaría normal. Además, tardó poco en que a él se le "cayese" su boligrafo. Esta vez, yo abri mis piernas un poco mas, permitiendole divisar bien mi coñito adolescente. Ya sabía como olia, ahora podrá imaginárselo mejor.

El bulto volvió a aparecer en su paquete. Por lo que decidí jugarme el todo por el todo. Mientras él corregía mi problema, me levanté y me puse a su lado, apoyando el culete sobre la mesa para dejarle ver todo mi cuerpo bien.

-Oye David, haces un trabajo fenomenal, me ayudaste mucho el otro día, pero creo que mi padre te paga poco.

-Emm, bueno. Lo hago como favor, tu padre me ha tratado muy bien en el trabajo - empezó a balbucear visiblemente alterado.

-Si, esta muy bien, pero ¿igual podríamos redondear el precio no? -Me senté sobre la mesa y empecé a subir mi pie desde su tripita, por su pecho, hasta la cara.

-eh.. que haces?

-¿No lo ves? Ponerte igual de cachondo que el último día. Hoy que estamos solos esperaba que me enseñases algo mas que matemáticas. -le dije a la vez que metia los deditos de mi pie con las medias en su boca. Él se quedó mirandome a los ojos y tras ver mi cara divertida y juguetona se rindió-

-Buf, te vas a enterar.

Cogió mi pie con las manos y se lo metió bien a la boca, definitivamente acerté con mis medias porno. Al sacarlo, tiró de mi pierna hacia arriba, haciendo que me quedase tumbada sobre los apuntes. Él dejó correr sus labios por mi pierna hasta llegar a mis ingles. Allí se detuvo y mientras las lamía me dijo...

-¿Y las braguitas? ¿Tu no usas de eso marrana?

El comentario me sorprendió, pensaba que iba a ser bastante mas tímido, pero el insulto ayudó a calentar mi chichi todavía mas.

-Hoy no... jejej

-¿Sabes? Te huele el coño como mi bolígrafo la semana pasada. -dijo con mi coño delante de su boca mientras me miraba a los ojos.

-jeje, fui un poco mala.

-¿Un poco mala? Me parece que lo que eres es un poco zorra...

Esta vez se lanzó sobre mi coñito empapado nada mas acabar la frase. Lo lamia como un perro, de abajo hacia arriba. Agarrandome el clitorís con los labios y estirando de él. Bastante bruto, pero estaba tan cachonda que me gustaba y mucho. Cada vez que se separaba de él una mezcla de babas y flujos quedaban colgando, me recoste sobre los codos para ver mejor la escena y le agarre del pelo para hundirle la cara en él. Él cabron respondió agarrandose a mis piernas para subirlas, dejando así espacio para que me pudiese follar con la lengua. Lo hacía rapido, poniendo la dura la metia y sacaba todo lo que podía. Yo no pude resistir y me corri sujetandole la cabeza contra mi.

-Te me has corrido en toda la cara cerda... Ven aquí. -Me agarró de la coleta y me llevó hacia su boca, pegandome un morreo con mi sabor.

-Así pruebas tu saborcito tu también. - Uf, me estaba volviendo loca.

Se puso de pie y se desabró el botón del vaquero.

-Ahora te toca a ti.

Yo me senté en la silla y bajé su bragueta, pero sentí como me cogía de la coleta tirandome hacia el suelo...

-Las putillas como tu teneis que chupar las pollas de rodillas. -Sorprendida por la violencia de la sacudida, le miré a los ojos y baje sus pantalones junto con los calzoncillos. Estaba disfrutando siendo manejada por un tio que me sacaba mas de dos cabezas. Me sentia una pequeña puta a la que le podría hacer lo que se le antojase y me encantaba.

Su polla salió disparada en cuanto la liberé. Delante de mi, tenia un pollon de unos 20 centimetros, gordísimo. Comencé a lamer el capullo, metiendomelo poco a poco en la boca. Lo sacaba y la lamia desde la base como si fuese un helado. Esto, no tardo en cansarle y de nuevo se agarró a la coleta que tan adecuadamente me había hecho.

-Si provocas como una zorrita tienes que chupar como tal. -Sin dejame reaccionar, empujó mi cabeza hasta que mi gargante hizo tope y no podía meterla mas. Yo me eche para atrás, tosiendo entre arcadas y babeando sobre mi camiseta negra.

-¿Que pasa? ¿No puedes con esta? -Yo me quedé un poco aterrorizada, pero le di permiso para seguir violando mi boca mirandole a los ojos y dirigiendole una sonrisa.

-Eres un cabron. Jejej

Volvio a agarrar mi cabeza y esta vez empezó a meterla y a sacarla repetidas veces. Muy rapido y muy duro. Yo intentaba amorrarme a ese pollon abriendo la boca todo lo posible y haciendo hueco en la garganta. No podía hacer nada más, tanto el ritmo como la fuerza y la profundidad las marcaba él. Finalmente, me agarré a sus piernas para intentar separarme cuando el cabrón la dejo parada con los huevos en mi barbilla. La sacó permitiendome respirar de nuevo por la boca a la vez que salian todas las babas que la mamada había generado. Miré para abajo y me vi tirada en el suelo, con la camiseta, la minifalda y las medias llenas de liquidos y me sentí un putón al que acababan de usar. Él comenzó a pasar la polla por mi cara, limpiandola de sus flujos y de los mios.

-Ven aquí- dijo mientras me levantaba en brazos y me sacaba de la cocina. Enfiló el pasillo, hacia mi cuarto, pero decidió pararse en el hall. Allí me puso contra el mueble de la entrada mirando al espejo.

-¿Has visto que carita de comepollas se te ha quedado? -Lo cierto es que tenía todo el rimel corrido, el maquillaje a corros y hasta el pelo manchado. Se puso trás de mi, agarrandome con las dos manos. Una se deslizó bajo la falda y sin previo aviso introdujo dos dedos en mi coño.

-Joder como estás. No puedo esperar ni a llevarte a la cama.

Dicho y hecho. Con su mano firme en mi hombro me doblo la espalda hacia delante y sin ningún esfuerzo me clavó la polla hasta el fondo.

-aaaaaaaaaagh

-¿Que pasa? ¿Te he hecho daño? ¿Te vas a arrepentir de ir provocando tanto al final?

-Noooo. Sigue mas fuere cabrón.

Mi contestación surgio el efecto deseado. Se agarró con una mano a mi cadera y empezó a empotrarme contra el mueble sin ninguna piedad. La sacaba casi entera para volverla a meter con un golpe de riñones. La diferencía de altura y el tamaño, producía que yo casi quedase en el aire ensartada en su polla.

-Chupa mis dedos mientras te follo. ¿Te suena el saborcito?- preguntaba sin dejarme contestar, ya que cada vez que intentaba hablar, metía su mano mas e incrementaba el ritmo de la follada. Yo estaba a punto de correrme.

-Ahhh, siiii, ¡me corro!- justo en ese momento y sin esperarmelo, note como un dedo entraba en el agujero de mi culo virgen. Me empujó contra el mueble y la metio entera de nuevo, haciendo fuerza hacia arriba y moviendola solo un poquito. Me estaba corriendo con 20cms insertados en mi pequeño chochito y un dedo en mi culo. Mirandome al espejo, sin poder reprimir los gritos y viendo esa cara desencajada por la dureza de la embestida.

-Ahora me toca a mi. -dijo mientras la sacaba y me indicaba que me sentase en el suelo. Comenzó a masturbarse sobre mi cara, yo por puro instinto abrí la boca y saque la lengua, esperando que me diese todo en la boquita. De repente, un chorro salio disparado contra mi cara, haciendome cerrar los ojos. No veía nada, pero notaba semen calentito cayendo sobre mi cara y el cuello.

-ufff. Como te he dejado. -dijo mientras yo me limpiaba los ojos con los dedos. Efectivamente, llevaba manchada de semen la camiseta la falda y las medias.

-Cabronazo, me has manchado todo.- le dije sonriendo.

-Me parece que te lo has buscado tu solita.

Me dejó ahi tirada y volvió a la cocina. Dos minutos despues salí con los pantalones puestos y la mochila al hombro.

-Bueno, nos vemos la semana que viene Rebe. ¡Ah! y toma los 20€ de tu padre, me parece mal cobrarle hoy por follarme a su hijita. -Me tiró el billete completando una escena de pelicula porno. Yo, tirada en el suelo, vestida como una putilla, con el maquillaje corrido por toda mi cara y mi billete de 20 euritos.

Bueno, este es mi primer relato. Supongo que iré escribiendo mas, ya que he disfrutado haciéndolo. Toda crítica sera bienvenida tanto en los comentarios como en el email de mi perfil. Un saludo.