La puta que tengo en casa y yo sin enterarme
Me entere de casualidad que mi mujer ejercia de puta en nuestra casa, relato morboso y cachondo
Es tarde ya, hace frío y una fina lluvia cae sobre mi ciudad y todavía me espera un largo trayecto de casi 40 minutos en bus para regresar a casa después del trabajo. Este, va casi vacío y no obstante, un hombre de unos 60 años me da charla sobre fútbol para hacer el viaje un poco más ameno y le doy continuidad, probablemente para evadirme de los problemas laborales tan grande que tengo, cobramos en nuestra empresa desde hace medio año más o menos poco, tarde y mal; las cosas no funcionan bien y la crisis hace estragos y la situación económica en casa está al límite. Fueron pasando las paradas del bus y ese señor tan dicharachero continuaba hasta que por casualidad le mencioné la zona del distrito donde yo residía por si otro día nos cruzábamos poder tomar una cerveza con él ya que me demostró tener un especial don de gente y su charla créanme fue muy grata; lo que me contó al mencionar donde residía yo me dejo estupefacto y realmente el destino es bastante caprichoso.
Carlos que así se llamaba este buen hombre; me dijo que conocía aquella zona bien pues, bajando un poco el tono de su voz y acercándose un poco más a mí, allá queda con una señora de unos 40 años para de vez en cuando desfogarse con ella, decía que para lo buena que estaba cobraba muy poco y que la conoció por medio de otro amigo y desde que la probó suele ir un par de veces al mes tal cómo percibía su pensión, pese a estar casado pero su mujer era muy estrecha en la cama y con esa putita recibía todo lo que su señora no le aportaba sexualmente ya que entre otras cosas, ella estaba en la flor de la vida ya que aún se conservaba estupendamente, con la experiencia ya de ser una mujer madura, pero con cuerpo de aparentar 15 años menos, así me la describió y hasta me puso cachondo de todos los detalles que me apuntaba Carlos: rubia, media melena, unos pechos turgentes y que por quitarle un día el mismo el sujetador vio que la talla era de 105, muslos prietos y carnosos rematando un culo que ya lo quisiera una mujercita de 20 años , duro como una roca y un coño sabroso totalmente depilado que sólo de hablarlo se le hacía la boca agua al suertudo de Carlos. Era toda una ganga, primero porque era una mujer casada, él desconocía los motivos por los que lo hacía, y eso era una garantía de no ser una puta callejera con el miedo a contraer cualquier enfermedad sexual, luego evidentemente por su despampanante físico y por último por el precio que cobraba ya que te recibe en su casa y así de camino guardabas un poco de intimidad y discreción por el miedo a ser visto en la calle por cualquier conocido; todo eran ventajas el poder follarse a esa puta en oferta.
Ante mi curiosidad, le pregunté exactamente el lugar concreto donde residía esa putita y el mundo se me vino encima…. dió con todo lujo de detalles, la calle con los establecimientos y tiendas que hay en ella donde residía yo y un escalofrío me recorrió la espalda cuando mencionó su nombre, Frida. A continuación, sacó su teléfono móvil, buscó su número y me dijo; “ apúntatelo ……. Quien sabe en un futuro que puede pasar jajajajajaja “. Uno a uno, fue diciéndome los números del teléfono de mi esposa Frida y hasta el color de mi cara se me cambió pues Carlos al instante me preguntó si me encontraba bien justo cuando llegó su parada en la que se bajó no sin antes estrecharme su mano y emplazarnos para tomar esa cerveza pendiente.
El resto del viaje me quedé casi petrificado, descubrí por casualidad que mi mujer estaba ejerciendo en mi propia casa como puta y no supe cómo reaccionar. Al llegar, Frida me recibió como siempre, con su sonrisa y con la cena lista, los niños durmiendo ya y al finalizar la cena me armé de valor y le dije.
- “ Desde cuando lo haces?, desde cuando vendes tu cuerpo para el goce de otros machos sin mi consentimiento? “
Ella, se dio media vuelta mientras recogía la mesa y con un rictus serio en la cara, respiro hondo y me miró a los ojos diciéndome ..
- “ Las cuentas de casa no nos salen, hace mucho que tengo que hacer malabarismos para llegar a fin de mes, sé que lo pasas mal por el problema en la empresa pero los préstamos no esperan a nadie y los gastos rutinarios del hogar tampoco. Una vez, revisando las páginas de contacto swingers que frecuentamos para nuestros encuentros con otros hombres vi un anuncio, discreto, en casa, íntimo, solo colgar unas fotos mías y mi teléfono para contactar y lo ví como una opción temporal para ayudar en casa pero pese a nuestra total confianza en estos temas, no me atreví a decírtelo, no quería que tuvieras la sensación de humillación en ese sentido “.
Derrumbado, no me salió otra cosa que abrazarla, besarla y toda vez que lloré de rabia por esa situación extrema, no pegué ojo en toda la noche y poco a poco fue apoderándose de mí esa mezcla de imágenes que se me pasaban por la mente de cómo sería un encuentro con un cliente y mi esposa ejerciendo de puta y cobrando por ser ultrajada y el morbo iba poco a poco dominando mi mente y a la mañana siguiente y como buen cornudo que soy, le pedí estar presente en uno de esos encuentros con un cliente. Me dijo que no sería fácil encontrar la predisposición de alguien a aceptarlo y que esa mañana, ella sólo ejercía mientras los niños estaban en la escuela obviamente, tan sólo tenía una cita; por lo visto era un señor prejubilado ya y ex empleado de la banca que solía dejarle buenas propinas pues no era la primera vez que lo recibía, lo llamó, y si Frida tiene algo bueno es su capacidad de persuadir a cualquiera, fue llevándolo a su terreno de tal manera que para Alfredo que así se llamaba ese tipo se convirtió en un estímulo ser por así denominarlo, un macho dominante para ese encuentro sexual con mi mujer y que él debía “enseñarme” a cómo follármela rico pues yo no le daba toda la caña que ella se merecía y por eso lo busca con otros machos; esa fue la manera conque engatusó al pobre de Alfredo e incluso viendo como le cachondeaba a éste esa idea, le pidió un poco más de dinero por ser una cita más especial y que debíamos de cobrar ambos, tanto mi mujer Frida como yo, a lo que Alfredo le respondió que el dinero esa mañana no iba a ser el problema.
Aproximadamente en una hora, Alfredo llegaría y mi mujer me quiso hacer cómplice y con el pretexto que en mi trabajo me debían horas, ese día pude ausentarme en él y tenía manga abierta para estar presente en ese encuentro para lo cual Frida me pidió consejo en como recibirlo y opté por una lencería en color blanco con tacones igualmente blancos muy parecida a como iba en su noche de bodas, extremadamente sensual con una bata transparente de seda blanca que sólo verla ya me puso la polla erecta. Al tiempo sonó el timbre de casa y fui yo mismo a abrir la puerta, al abrir me encontré a un señor ya de una edad considerable pero con un aspecto muy cuidado y saludable, pelo canoso estatura más bien alta y complexión normal, quizás con algo de tripa de las llamadas cerveceras, fui muy cordial con él…
- “ Buenos días, supongo que usted es Alfredo “
- “ Así es amigo, supongo que debes ser Ricky el marido de Frida y a la que no debes de darle la suficiente caña como para tener que venir yo a contentarla “
El tipo tuvo una contestación con un poco de altanería por su parte pero no se lo tuve en cuenta pues era inteligente por mi parte admitir el rol de lo que cada cliente busca en sus encuentros sexuales; sin quererlo, me vi abocado a saber lidiar en ese sentido y esa provocación que pudiera serlo, en ese momento no le di importancia y lo invité a pasar hacia el salón donde ya estaba Frida esperándonos. Cuando entramos en él, Alfredo soltó un “ wooowww “ de la impresión que se llevó al ver cómo iba a recibirlo Frida y allí estaba ella, con su bata de seda transparente blanca, sus tacones y con paso decidido le plantó un sensual pico en los labios de Alfredo sugiriéndole si quería tomar algo a lo que este contestó que no… lo que quería tomar era el sinuoso cuerpo de mi mujer a lo que sonrió mirándome desafiante como sabedor del dominio de esa situación por su parte, asi que sin más preámbulos nos pidió ponernos más cómodos y Frida le preguntó si deseaba hacerlo en nuestro dormitorio pero este prefirió quedarse en el salón pues tenemos un sofá chaise longue bastante práctico, sobre todo por las de folladas que nos hemos pegado en él y te da múltiples posibilidades de posturas diferentes, cosa que por otra parte y como comprenderán ya hemos descubierto en infinidad de ocasiones en nuestra vida privada. De modo que Alfredo quitándose el nudo de la corbata empieza a dirigirse a nosotros comentándome a mi ….
- “ A ver cornudo, ve calentándome a la puta de tu mujer en tanto yo me pongo más cómodo y entonando mi polla viendo a los dos “
Me sorprendió, creí que me iba a tener allí como espectador humillado de ver como se follaba a mi esposa y sin embargo a las primeras de cambio me pide participar en el asunto ante mi agradable sorpresa pues Frida ya me tenía bien cachondo desde que se arregló para la visita de Alfredo y sin titubeos me acerqué a Frida, puse mis dos manos sobre su cintura y la besé de una forma muy sensual, muy despacio, buscando sus labios con los míos casi sin rozarlos mientras al poco tiempo, Frida me susurraba lo cachonda que le puso esa situación ya que pese a tener larga experiencia en el mundo cuckold, era nuestra primera vez que haciendo eso estábamos ganado dinero juntos. Poco a poco, le quité el nudo de su bata y la dejé caer al suelo quedando ya todo su curvoso cuerpo en ropa interior, tanga de encaje y sujetador a juego de color blanco como os comenté antes y mientras me fajaba con mi esposa me dio por observar a Alfredo en el sofá sentado, ya con sólo la camisa abierta puesta, pajeándose con una polla con una dotación similar a la mía, de unos 16 ctms, mientras nosotros estábamos de pie haciendo como un sutil baile con un leve contoneo hacia los lados metiéndonos mano, ella en mi duro paquete y yo sobando sus enormes glúteos y tetas mientras nuestras lenguas jugaban entre sí a un veloz ritmo fruto ya de nuestra cachondez en tanto que escuché a Alfredo con voz firme llamarme ….
- “ A ver cornudo, para un poco que de momento no me haces falta, quizás más tarde te reclame de nuevo, ahora me toca a mí hacer gozar a esta perra que tienes por esposa “
Al voltearme me llevé un sorpresón gordo, Alfredo dejó en la mesa una cantidad grande de billetes, de 20, de 50 e incluso varios de 100 euros; me dió el relevo para empezar a manosear y besar con lujuria a mi mujer no sin antes darme con un par de dedos un billete de 20 euros doblado a modo de propina. Fue una extraña sensación, me lo podía haber tomado como una humillación pero para nada me hizo sentir así; me estaba gustando el hecho de ser tanto mi mujer como yo escorts de lujo si lo podíamos denominar así a lo que estábamos viviendo esa mañana. No me quedó otra en ese momento de ser espectador y para no perder potencia en mi polla, estuve masturbándome mientras veía como ese viejo cachondo manoseaba y besaba a mi mujer escuchándole decir que no sabía lo que había encontrado con ella ya que con anterioridad había probado decenas de putas pero que con Frida era diferente, tenía la sensación de estar follando con una pareja estable que con una mujer de la vida por su sensualidad, daba entender que se estaba enamorando de mi mujer y que por eso en menos de dos meses era la quinta vez que iba a visitarla y estaba enganchado a sus encantos.
En el fondo comprendía a la perfección a Alfredo, Frida es una mujer muy entregada, caliente y lo mejor de todo es que todo lo hace con suma sensualidad y morbo y cualquier hombre que le guste demasiado el vicio del follar, encontrar una dama así no es tan fácil…. Y encima esté tan buena como lo está la puta de Frida y no porque sea mi esposa. Así Alfredo se sienta en el sofá y pide a Frida que se despoje ya del sujetador y que se ponga de cuclillas delante de él; su polla, apuntando al techo de la habitación y acariciando con delicadeza su cabello le anima a que chupe su tranca…. Sus jadeos no tardaron en llegar mientras me comenta a mí …….
- “ Ooooooh por dios que rico te lo comes Fridita, así, así dulce puta suave, me encanta cuando lo haces así de suave, pero que suerte tienes tu pedazo de cornudo que no te cabe la cornamenta en esta casa de disponer de ella cuando a ti te plazca “.
Alfredo, mientras me comentaba eso, le abrió el tanga a la altura de la cintura a Frida y en el elástico de éste, le puso un billete de 50 euros, para aquel entonces, Frida se afanaba con celo a la polla del viejo absorbiendo con vehemencia el capullo de este soltando leves gemidos dando fe del celo que le estaba imponiendo a esa mamada que me hizo despertar hasta envidia de como se la estaba chupando al desprendido de Alfredo. No mucho después, me pide a mi incorporarme de nuevo al tema y para ello tumba a Frida en el sofá despojando de su tanga a mi esposa y me pide que le coma el coño mientras él se monta encima de ella para usar sus enormes tetones para hacerse una paja con ellos; yo escupo el coño de Frida y abro sus labios vaginales metiendo mi lengua hasta el fondo de su ser recibiendo al poco una explosión du su salado néctar. Para aquel entonces, tenía a ambos ya con unos gemidos lascivos, Frida implorándome que no parase y Alfredo restregándome billetes de 20 euros por el coño húmedo de Frida para a continuación arrojármelos a la cara de una manera humillante pero que yo con el fragor de la comida de coño no le hacía ascos y me los guardaba uno a uno hasta que Alfredo pidió clavarse de una vez por todas a Frida empujándome de malos modos hacia atrás, entiendo yo que fuera ya de sí por su cachondez, él se sentó en el sofá, y pidió a Frida que se sentara en su polla como si fuera en un silla pero de lado, así Alfredo disponía a la altura de su cara las tetas de Frida, tras acomodarse en su polla, acostumbrada mi mujer a follar con trancas casi el doble que la de Alfredo y mía, eso para ella era un coser y cantar conque sus cabalgadas y movimientos circulares de cintura en torno a la verga de Alfredo daban sus frutos tal cómo se la incrustó en el coño………..
- “ Aaaaahhhggggg joder pero que buena estás y como de bien te mueves encima de una polla pedazo de putona, cuantas, cuantas pollas te has metido ya por ese coño ehhh zorra?? “
- “ Unas cuantas mi amor, ya que él cabrón de mi marido no me da todo lo que me merezco me tengo que buscar machos como tú “.
Mientras respondía Frida, ésta me guiñaba el ojo de una manera cómplice dominando la psicología de la follada como nadie y aprovechando que mamaba una de sus tetas como un niño lactante mientras Frida acariciaba su cara. Yo estaba para aquel momento ya como un verraco deseando clavar mi polla donde Frida o Alfredo me dejaran. Alfredo, la tumbó y estuvo como un par de minutos en la postura del misionero y acto seguido la volteó para darle por el coño a cuatro patas, sabedor él que su aguante físico no iba a ir más allá y conociendo, como conozco yo a mi mujer, a ésta aún le quedaba un trecho para poder llegar a l orgasmo, pero claro, trabajando como puta, ella lo que debía de conseguir es que su cliente llegara a correrse, era su obligación, pero Alfredo tenía una espinita clavada……..
- “ Amigo cornudo, asumo que es demasiado hembra para mí, ya follé con ella cuatro veces, incluso una llegué a clavársela por el culo, pero con mi pollita, al igual que la tuya, no sé cómo lo haces para que esta zorra llegué al orgasmo y yo deseo verla gozar pero de verdad, quiero verla correrse como una cerda “.
- “ Tus deseos son órdenes para nosotros Alfredo “
Así que aprovechando la postura de a perrito, le metí mi polla en la boca a Frida para recuperar un poco de dureza y esta aceptó sonriente mientras Alfredo seguía haciendo lo que podía con Frida por su coño hasta que pasé a ocupar una manera más activa en la follada pidiendo a Frida que cabalgara mi polla como suele hacer ella, con una violencia y velocidad de vértigo mientras azotaba duro su culo y ahora sí, sus jadeos eran mucho más ruidosos y repetitivos a lo que Alfredo pasó en modo voyeur a observar como follaba a mi esposa de duro y por eso la puta está rendida a mis pies en ese sentido, cuando Frida barruntaba ya su orgasmo, la pedí para un instante e invité a Alfredo a encular a Frida…….
- “ Vamos Alfredo , reviéntale el culo a mi esposa y la penetramos los dos a la vez, sin tu ayuda será imposible que esta puta se corra “
- “ Por supuesto que lo haré cornudo cabrón “
Así que le ensartó su polla de una clavada al fondo de los huevos a Frida que para aquel entonces su ano estaba ya más que lubricado por todos los fluidos vaginales de ella y mientras que Frida y yo clavamos nuestras lujuriosas miradas y la agarraba con una mano por el cuello mientras el viejo echaba el resto por el culo de Frida, ésta explotó en un prolongado orgasmo a lo que Alfredo y yo tampoco tardamos en eyacular prácticamente al unísono……..
- “ Frida mi amor me corro, me corro donde la quieres hoy???? “
- “ Pedazo de guarra no puedo más , no puedo más putonaaaaaaaa Aaaaaahhhhgggg “
Ambos nos deslechamos de una manera abundante; yo lo hice en las tetas de Frida pues sé que le fascina luego masajearse las tetas con mi crema pastelera, lo que hizo Alfredo fue algo surrealista pero la imaginación sexual de las personas no conoce los límites. Le sacó la polla del culo y le baño éste con su corrida que todo hay que decirlo el viejo era buen lechero; acto seguido, agarró dos billetes de 100 euros y con ellos le limpió el culo a Frida y nos dijo …..
- “ Por último, el dinero que pactamos acá lo tenéis, ( Fueron 240 euros lo que se habló por teléfono ) a parte de lo que os regalado durante la follada, estos otros 200 euros llenos de mi leche espesa, si los quieres Frida, límpialos con tu boca de puta que tienes y a continuación besa al cornudo “.
Frida, ni corta ni perezosa, cogió ambos billetes y los dejó como una patena de limpio para a continuación plantarme un beso con lengua y así descubrí por vez primera a lo que sabe el semen de un hombre pues antes jamás lo probé y descubrí que ese modo de vida, podía servir para aliviar nuestra mal trecha economía gracias a descubrir, por casualidad, que mi esposa estaba ejerciendo de puta en mi propia casa y yo sin enterarme de nada.