La puta, mi jefe y yo (03)
Sigue la noche de sexo entre nosotros.
LA PUTA, MI JEFE Y YO 03
Al llegar a la puerta del chalet, mi jefe, aun en su asiento, levanto un poco el culo y coloco debajo el mando a distancia.
Cogelo si quieres abrir. me dijo, señalando su entrepierna.
La escena no tenia desperdicio. Ramón con los pantalones bajados a medio muslo, mostraba una tremenda erección, dejándome contemplar su enorme polla. Por entre sus piernas abiertas, asomaba el mando de la puerta, colocado justo en su ano. Riendo, el cabron de mi jefe me repetía una y otra vez que cogiera el mando para abrir, sin dejar de sobarse la verga, moviendo su mano de arriba abajo, dejando que el capullo apareciera una y otra vez entre sus dedos.
Fui a coger el pequeño mando, llevando mi mano bajo su culo. Cuando lo tuve agarrado, Ramón me sujeto del brazo, impidiendo que lo retirara, dejándome en contacto con sus cojones y su culo.
Con la mano, no. Tienes que cogerlo con la boca. me dijo sin dejarme apartar la mano de su entrepierna.
Yo ya estaba desbocado y decidido, como no, a aprovechar la ocasión. Abrí la mano, dejándola bajo su trasero, notando en mis dedos el calor que salía de su esfínter. Doble la palma hacia arriba, presionándole los huevos y levante una de mis falanges, llevándola hasta la entrada trasera de mi, "heterosexual" jefe.
Voy a cogerlo con la boca, pero antes te morderé la polla. le dije bajando la cabeza a su entrepierna.
Cuando llegue junto a su enorme verga, cumplí mi amenaza, abrí la boca y me metí dentro su capullo. Apreté un poco los dientes, marcándole el miembro, mientras mi lengua recibía la punta de su polla. Me aguante y no empecé a mamarsela, no se por que, pero lo que si hice fue forzarle el ano con mi dedo, introduciéndole la puntita.
Ramón, dio un respingo, al notar un dedo metido en su virgen hoyito, mientras mantenía la polla en la boca de su empleado. Me apartó la cabeza, diciendo:
no seas cabron, si quieres morderme la polla, primero tienes que darle un besito.
Sin sacarle el dedo del culo, volví a bajar la cabeza junto a su rabo. Mientras metía mas mi falange en su interior, levante mi mirada hasta encontrar los ojos de mi jefe. Le sonreí. El llevó su mano a mi cogote y empujando un poco dirigió mis labios hasta contactar con su miembro. Yo, obedecí su orden y le di un sonoro beso en el capullo, luego me lo volví a meter en la boca para morderlo con suavidad.
No, ese beso no vale, tienes que esforzarte mas. me dijo.
Levante un poco la cabeza, sacándome aquel manjar de su interior, y sin mas dilaciones, le pase mi húmeda lengua por toda la longitud de su verga. Repetí el gesto varias veces, hasta que guiado por la mano de ramón, que dirigía mis movimientos, abrí la boca y deje entrar poco a poco cada centímetro de su durísima verga.
Chupaba aquel miembro con maestría, haciendo gemir a mi jefe como un poseso, tras apenas un minuto de mamada, Ramón cogió el mando, abrió la puerta y me pidió que entráramos al chalet.
Nos sentamos en el salón, mirándonos, cuando ramón me dijo algo que me dejo flipado.
No creas que soy gay, lo que pasa es que el alcohol me descontrola.
Sus palabras me dejaron sin reacción. Esperaba que se abalanzara sobre mi, arrancándose la ropa y follandome como loco en el sofá, y en cambio, le entro la vena macho y me corto el rollo.
Solo pude seguirle la corriente y contestarle que aquello no saldría nunca de allí.
Ramón, se cerro los pantalones, cogio el teléfono y llamo a una amiga suya, prostituta de profesión, tras cinco minutos explicándole la situación, colgó diciéndome que en media hora la teníamos allí.