La puta de mi cuñada (3)
Mi venganza esta casi lista, pues ahora su marido está en la ciudad y nos quedamos solos en casa, luego la niñita y yo...
Hola soy Brenda y este es mi tercer relato sobre la Puta de mi cuñada y su Familia. Bueno como ya todos saben mi plan para vengarme ya estaba funcionando, pero aun faltaba una de las partes más importante. Mi pequeña Jazmín y yo seguíamos teniendo nuestros habituales encuentros nocturnos, en los que la pequeña me volvía una loca hambrienta de su lengua y de sus deditos en mi rajita.
Pero para no redundar en lo que ya les he contado, empezare. Espere varias semanas a que Ricardo el esposo de mi cuñada pasara unos días en casa. Mi cuñada se iba a trabajar y curiosamente ella y mi esposo llegaban tarde los mismos días. Una vez que ya todos se habían ido, menos mi cuñado, al cual se le veía de lo más aburrido, empecé a actuar.
Sí estás aburrido, en la sala hay una película para que la veas.- Le dije. La película era una grabación hecha por mí y Jazmín, de su esposa cogiendo con su hermanito.
Gracias.- Me respondió.
Yo subí a esperar a ver si ponía la película o no, pero mientras tanto, me puse un conjunto de bragas y brasiere rosa, con medias y liguero y sobre ellas mi pequeña bata con la que seduje a mi hermano. Cuando escuché los gritos de placer de mi cuñada, bajé lentamente. Ricardo estaba petrificado viendo como su esposa era una zorra incestuosa. Yo me acerqué lentamente y el me volteó a ver.
Eso es lo que hacen cuando no estamos.- Le dije.
Maldito desgraciado de tu esposo, lo voy a matar.-
No le veo el caso.- Le respondí.- ¿Qué ganas?
No sé, pero lo voy a matar, me tengo que vengar.
Hay muchas formas de vengarse.- Dije mientras soltaba la cinta de mi bata y dejaba que se viera el encaje rosa de mis bragas y mi sostén, el cual sólo cubría a medias mis enormes pechos.
¿Quieres pagarle con la misma moneda?
¿Tú no?
Claro.-
Se acercó a mí y metió sus manos en mi bata. El contacto de su piel sobre la mía hizo que mis pezones se pusieran duros al instante y que mi conchita empezara a lubricar. Bajó sus manos a mis nalgas, i luego las recorrió suave pero firmemente, las subió por mi espalda y de un golpe dejó que mi bata resbalara por mis brazos y cayera al suelo.
Estás buenísima.- Me dijo. Yo me le acerqué y le di un beso en los labios, que de inmediato correspondió. Nuestras lenguas se rozaron con placer y nuestros labios se acoplaron perfectamente unos contra los otros. Sus manos ya recorrían todo mi cuerpo haciéndome sus pirar de placer y emoción. Me agaché lentamente hasta quedar a la altura de su pene y empecé a desabrochar su pantalón. Cual fue mi sorpresa al bajarle el boxer. Era la verga más grande y hermosa que he visto en toda mi vida. Debía medir como unos 20cm de largo, gorda y circuncisa. El glande lo tenía muy rojo y ya chorreaba líquido preseminal. De un suspiro pues sabía que sería un reto meter ese enorme trozo en mi boca. Humedecí todo el glande con mi lengua y de inmediato lo engullí todo. Ho fue tan rico, esos chorros que le escurrían sabían riquísimos y de solo pensar la vergota que me estaba comiendo mi vagina ya estaba mojada y chorreando jugos.
Empecé a meter y sacar y el con sus manos empezó a marcarme el ritmo al que sentía mas placer. Sólo lo sacaba de mi boca para lamerlo y para chupar sus hermosos, grandes y suaves testículos. El no dejaba de gemir y suspirar agitadamente. Como recuerdo esa verga grande y su increíble sabor, no quería sacármela de la boca, pero sabía que si no lo hacía terminaría de inmediato y yo no quería eso. Con un gran esfuerzo la saqué de mi boca y me puse de pie. Ricardo me llevó al sillón y me tiró en él, se tiró sobre mí y siguió besándome apasionadamente; en los labios, en el cuello, al llegar a mis pechos me arrancó el brasiere de un fuerte tirón. Dios que hombre, casi me corro del orgasmo. Me mordió los pechos y me rozaba con su lengua los pezones que parecían querer estallar, luego me besó el abdomen y mientras lo hacía empezó a sobarme la vagina y pronto me bajo las bragas, con lago de esfuerzo pues no podía desabrocharme el liguero. Bajó más y de inmediato su lengua me hizo gritar de placer, sus dedos invadieron las paredes de mi vagina, rozaban mis labios y yo me retorcía en un éxtasis tremendo.
¡Sí Ricardo! OH, ME ENCANTA, DAME MÁS.
El seguía en lo suyo devorando entre mis piernas y sobando mis nalgas con mucha presión, luego empezó a sobar mi ano con su dedo y el placer se tornó un gozo indescriptible. Se detuvo y yo estaba apunto de reclamarle, pero vi que se acomodaba se ponía sobre mí, me doblaba las piernas hasta casi la cara, y de un golpe me penetraba con su enorme falo.
¡OH! ¡OH! DIOS, UM QUE RICO SI RICARDO DAMELO TODO.
Toma putita.- Fue su respuesta.
¡SI! Soy tu puta.
Eres mi perra chupa vergas.
Lo que quieras, pero no ¡Oh!.. No dejes de cogerme.
Su verga abarcaba cada milímetro de mi vagina, sentía que estaba apunto de estallas que me daba placer en todos lados, sin que faltara un solo rincón. Y no sólo eso, también me apretaba los pezones con una mano y las nalgas con otra. Me bombeaba durísimo y yo podía sentir como los chorros de mi líquido se escurrían sobre los dos. Yo le mordía el cuello y los labios, pues sólo de esa forma podía parar mis gemidos de placer. Me tenía totalmente doblada y arrinconada en el sillón, en la tele aun se veía la sesión de sexo de los dos hermanos y eso me excitaba más. Cuando creí que el éxtasis no llegaría más lejos, bajó su mano y empezó a masajear el clítoris mientras me seguía penetrando, de inmediato tuve un orgasmo que me tensó toda la espalda. Grite durísimo y me aferre a él como si fuera un inmenso vinculo con el placer, lo arañe en la espalda y lo mordía pues sólo así resistía lo que el me hacía. Me dejó tendida en el sillón.
Date la vuelta. Te voy a dar por el culo.
Con esa enorme verga me vas partir en dos.
No creo.- Se rió.- Se ve que eres puta muy usada.
Si, pero nunca había sentido una tan grande dentro.
Pues la sentirás puta, ahora voltéate.
Lo hice pues quería seguir sintiendo el éxtasis hasta el que me llevaba. Se agachó y empezó a lamer mi ano con unos movimientos increíbles y súper excitantes, luego me clavó su dedo y cuando se dio cuenta de que estaba calientita y aguada, se puso de pie y empezó a empujar su enorme verga contra mi anito, mi ano quería resistir, pero su fuerza era tremenda y poco a poco mi agujero se abrió y el me invadió por completo. No puedo describir el tremendo dolor que sentí, esa verga me estaba rompiendo el ano, pero conforme mi hoyito se acostumbró el placer se volvió igual o mejor, no resistí y empecé a meter mis dedos en mi concha mientras él me seguía montando como un animal, uno que me encantaba. Yo estaba de perrito pero no resistí su peso y pronto terminé tirada boca abajo en le sillón y él no dejaba de cogerme y apretar mis nalgas con una fuerza tremenda que me lastimaba mucho, pero a la vez me excitaba.
Ya, ya.- Empezó a gritar.
Yo sabía a que se refería, y de inmediato me voltee y me arrodille para recibir mi premio que tanto ansiaba. Empecé a jalar y lamer su miembro y de inmediato lo metí en mi boca. El semen llegó a mi en cantidades tremendas, traté de tragarlo todo, pero no pude, me saqué la verga de la boca y los chorros me cayeron en la cara y en los pechos, nunca conocí a nadie que se viniera tan duro, cuando terminó le chupe el pene hasta que quedó todo limpio, luego subimos a su recamara y lo hicimos de nuevo, esta vez termino sobre mis nalgas y el se tragó todo su semen. Prometimos que haríamos como que no sabíamos lo de su esposa y su relación de incesto.
Mi venganza iba viento en popa y sólo se necesitaba algo más para tenerlos a todos en la bolsa, y pensé que si ya me había acostado con una niña de diez años, sería más fácil seducir a un joven de 15 años. La casa de mi cuñada sólo tenía dos baños completos, uno en su cuarto y otro para el nuestro y el y para los de los niños. El baño que los cuatro usábamos tenía dos puertas de entrada, una para el cuarto de Jazmín y otra por el cuarto de Rodrigo, yo siempre entraba al baño por el cuerpo de Jazmín, pero esa noche decidí entrar por el cuarto de Rodrigo. Yo ya me había bañado en la mañana, pero sin importar eso toqué en la puerta de Rodrigo.
Hola.- Me dijo.
Hola.- Le sonreí.- ¿Me dejas pasar al baño?
Claro, pasa.
Abrió la puerta y me dejó entrar, yo iba solo con mi bata y debajo mi ropa interior. De inmediato empezó a mirarme con curiosidad y pena, pero yo ya tenía bien pensado que era lo que debía hacer. Vi que en su escritorio tenía un montón de dibujos a medio hacer.
Te gusta dibujar.
Sí.
Que bonitos.- Dije y me senté sobre la cama para verlos, crucé la pierna y mi bata se bajó casi hasta dejar que se vieran mis bragas, creo que desde donde él estaba las podía ver.- ¿Aun no te bañas?- Pregunté pues él siempre se bañaba en las noches y nunca en las mañanas.
No.
Bueno, no te apures que no me terminare el agua caliente.
OK.
Me metía bañar y apropósito dejé mis bragas y mi sostén en la regadera colgados para que le las viera. Salí sólo con la bata bien pegada al cuerpo, se transparentaba un poco y todo mi pecho y mis cabellos escurrían agua.
Perdón.- Le dije.- Es que no había toalla en el baño.
Toma, yo tengo una.
Gracias.- Me metía al baño y de inmediato salí con la pura toalla cubriéndome. Era tan pequeña que me quedaba casi al ras de las nalgas.
Me salí me cambie, pero lejos de ponerme muy floja como siempre antes de dormir, me puse una lencería muy linda y una bata de satín muy pegada y justa. Me puse a ver la tele en la recamara y cuando todos se durmieron me fui con Jazmín y le estuve platicando todo lo que pensaba hacer con su hermano y le prometí que si todo funcionaba la dejaría que le chupara la verga como a mi hermano. Entré al baño y vi que las bragas estaban ahí con todo, pero no igual que yo las dejé, de seguro el las tomó y pensando que yo iría por ellas las devolvió. Me quedé con Jazmín hasta que vi que la luz del baño de se prendían, esperé unos minutos y salí del cuarto de Jazmín y sin previo aviso entré al cuarto de Rodrigo. El estaba acostado en la cama con mi sostén en la mano y mis bragas metidas en la verga que se estaba jalando. Se quedó helado y de inmediato se tapo con las cobijas.
Venía por mis bragas.- Dije, entré y cerré la puerta.
¿Por qué no tocas?
Pensé que ya estarías dormido y no quería molestarte. Pero ¿Qué haces?
Yo
Bueno, se lo que haces.
No lo que pasa.
Ya no mientas, no estoy enojada, me imagino que es normal que mi ropa interior te llame la atención igual que la de tu mamá que agarras del tendedero y del baño.- Sonreí al ver la sorpresa en su cara.- No te sonrojes, no te digo que yo te entiendo.
¿De verdad?
Claro.
Es más, para que me creas te voy a regalar mi ropa interior y puedes tomar las que quieras cuando te vayas a masturbar, pero las dejas donde estaban.
¿En serio?
Sí, pero con una condición.
¿Cuál?
Que me dejes ver como te masturbas.
Pero yo
Por favor, yo sé que quieres tener mis bragas y mi sostén.
Sí.
Entonces déjame verte.- Le tomé las cobijas y el accedió con la cabeza. Lo descubrí y vi que su pene había perdido la erección.- Vamos hazlo.
Empezó a jalarse el pene y poco a poco empezó a tomar su erección, hasta ponerse algo enorme para su edad, se veía que ese muchacho seguiría el camino de su padre. Empezó a masturbarse cada vez con más confianza y pronto el líquido preeyaculatorio empezó a salir de de su glande, su pene también estaba circuncidado. Se masturbaba con mis bragas entre su piel y sus manos.
Voy a hacer algo para ayudarte.- Me desabroché la bata y la dejé caer al piso. Me senté en la cama y crucé las piernas.- ¿Te gusta?
Mucho.- Empezó a masturbarse más rápido y temí que se fuera a correr de inmediato, lo cual echaría a perder mi plan.
Espera. No tan rápido.- Le sonreí.- ¿No prefieres que te ayude?
Sí.
Me acosté boca abajo en la cama y estiré mi mano hasta tocar su pene. Estaba durísimo y rojo como el de su padre. Lo empecé a masturbar lentamente y el tenía una cara de éxtasis que me hacía muy feliz. No quitaba la vista de mis nalgas y de mis pechos. No resistí mucho y me metí lentamente su verga en la boca. El suspiró y tímidamente puso su mano en mi cabeza para excitarse más. En ese momento la puerta del baño se abrió y entro Jazmín. Yo fingí una tremenda sorpresa y me levante de inmediato. El pobre de Rodrigo estaba perplejo.
¿Qué están haciendo?
Nada.- dije yo.
¿Por qué lo chupas?
No es cierto.- Dijo Rodrigo muy asustado.
Claro que sí. Le voy a decir a mis papás.
¡No!- Dijo él.
No, por favor Jazmín.
La niña volteo y casi pude ver la sonrisa que se dibujaba en sus labios.
No les digo a mis papás si ustedes me dejan ver lo que hacían.
¿Cómo crees?
Si no me dejan verlos, les digo.
Voltee a ver a Rodrigo y le sonreí tímidamente. El levantó los hombros como diciendo que no sabía que Hacer.
Mira Jazmín, es que esto es para los más grandes.- Le dije siguiendo la mentira.
Si no me dejan verlos les voy a decir ahora.
¿Si te dejamos no les dices nada?
No.- Dijo y de inmediato se subió a la cama.
Está bien.- dije.
Me agaché y empecé a jalar la verga que de nuevo estaba fláccida. Empecé a jalar lentamente mientras sentía como el pene de Rodrigo empezaba a ponerse bien dura y tiesa. Jazmín se humedecía los labios, seguramente de las ganas que tenía de meterse esa verga en la boca. También note que Rodrigo, no sabía si verme a mí o a su linda hermanita, que sólo tenía unas bragas muy pequeñas y justas y un corpiño que se le transparentaba mucho. Me agaché y me la metí a la boca, me olvide de todo, y empecé a disfrutar la mamada que estaba dando, me excito pensar que en las ultimas semanas había tenido en mi boca la verga de mi hermano, de mi esposo, del esposo de Ángeles y ahora de Rodrigo, esperaba que en unos minutos la tendría en mi conchita. Saqué la verga de mi boca y empecé a lamerla. Jazmín cada vez se acercaba más a nosotros y pelaba los ojos deseando meterse esa verga en la boca y tal vez hasta en su rajita aún virgen.
¿Lo puedo tocar?- Dijo.
Claro. Contesté antes de que Rodrigo lo hiciera y le sonreí tiernamente. Ese niño no creía lo que estaba viviendo. Su hermanita de diez años estaba poniendo su manita sobre su verga. La tomó y de inmediato empezó a jalar como toda una profesional. Yo me subí en la cama y empecé a besar a Rodrigo. El tímidamente empezó a tocar mi cuerpo, dirigió sus manos a mis pechos y los empezó a tocar. Yo me levante y me desabroché el brasiere, mis tetas le cayeron grandes y erectas sobre el pecho, me subí más y le metí mi teta derecha en la boca, El empezó a mamar como un niño y luego la lengueteo y la mordió. Pegó él un brinco y cuando voltee vi que Jazmín se había metido su verga en la boca y ya estaba mete y saca como yo le había enseñado, la chupaba, lamía y le besaba los testículos como hacía con la verga de mi hermano. Los dos nos quedamos un rato viendo como esa niñita le daba una mamada a su hermano de 15 años. Luego me acerqué a ella y le di un profundo beso en los labios, que fue de inmediato correspondido. La dejé que siguiera mamando y luego la quite las bragas y empecé a chuparle la conchita. Me encantaba estar en esa casa pues mis deseos sexuales siempre se cumplían.
¿La puedo chupar?- Dijo Rodrigo.
Claro.- Respondí.- Pero si después me la chupas a mí.
Puse a Jazmín boca arriba y le abrí las piernitas. Rodrigo se acercó y empezó husmear en la rajita de su hermana, luego parecía que se decidió y empezó a sobarla con un dedito. Yo me senté y empecé a meterme los dedos en la vagina, luego Jazmín, mi querida nenita empezó a sobarme con sus deditos. Rodrigo se agachó y empezó a lamer tímidamente la conchita de su hermana, en unos minutos ya estaba loco y le clavaba la lengua profundamente y la tomaba por las caderas.
No resisto.- Dije.- ¿Eres virgen?
Sí.- Respondió tímidamente Rodrigo.
Pues vas a dejar de serlo.
Me tiré boca arriba en la cama y abrí las piernas lo más que pude. Abrí mis labios exteriores con mi dedos y con la otra mano empecé a sobar mi vulva.
-Métela.
Se acercó tímidamente y yo lo tomé por las caderas y lo acerqué a mí. Lo rodee con mis piernas y tomé su verga paradísima con mi mano y empecé guiarla a mi raja, que chorreaba de líquido. La metió y empezó a bombear por instinto, no lo hacía muy bien, pero conforme pasaba el tiempo lo hacía mejor y yo empezaba a volverme loca del morbo. Jazmín se acercó a mí y empezó a besarme. Rodrigo empezó a Jadear con fuerza y yo sabía que era el final, muy rápido, pero era su primera vez. Alcé las piernas y saqué su verga de un tirón.
El semen empezó a salir a chorros y me cayó en las tetas y en el abdomen, un poco me llegó hasta la cara. Jazmín estaba muy feliz y de inmediato empezó a lamer todo el semen de mis tetas, yo acerqué a Rodrigo y lo empecé a besar. Cuando Jazmín me dejo limpia de semen se bajo a mi vagina y empezó a lamer los líquidos que chorreaban, luego subió y los tres nos besamos. Luego los tres nos quedamos acostados, Rodrigo en medio de las dos. Luego de unos minutos empecé a jalarle la verga.
Se tiene que volver a para.- Le sonreí.- Tienes que desvirginar a tu hermana.- Las dos sonreímos.
Gracias por sus correos, me gustan mucho y pronto pondré los dos relatos finales. Perdonen la tardanza. Besos.