LA PURGA: consumado Part4
LA PURGA. Ahora le toco a la hija.
ANTES DE LEER ESTA HISTORIA, TIENEN QUE LEER LAS PARTES ANTERIORES.
LA PURGA PART 1, PART2 Y PART3.
Sloane, 2:04 am.
Camino por mi habitación tratando de armarme de valor y entrar de una vez al pasadizo y disparar aquel hombre, pero tenia que esperar a que salga de la cama de mi madre para matarlo. Si le disparaba con mi madre en la cama, la podía matar a ella también.
No podía arriesgarme. Tenía que esperar al momento propicio.
Agarré la pistola justo cuando tocaron la puerta, haciéndome sobresaltar y tirar la pistola al piso. La empuje bajo la cama y me demoré en abrir.
Fruncí el ceño haciéndome la desentendida al ver a Robert en la puerta.
-Robert? Qué pasa?-bostecé-estoy durmiendo-
-necesito hablar urgentemente con usted-dijo entrando sin pedir permiso.
Me puse nerviosa, pero deje la puerta abierta. No quería quedarme encerrado con él.
-dígame, es algo malo?-
-si y no-
-si y no?-asintió.
-algo acaba de ocurrir-
-entraron personas?-
-peor aún-lo miré sin entender-me acaban de ver follando con tu madre-me puse rígida-a través del pasadizo secreto-rió- así que te gusta ver mientras follan-
Estaba muy asustada.
-fo...fo..follaste con mi madre?-dije nerviosa.
-no te hagas la desentendida, viste todo-no le dije nada-estoy seguro que viste como me viole y disfruto pese a que después capaz lo niegue. Y viste nuestra última follada, la que ella si consintió por así decirlo-
-aléjese de mi!-grité-voy a...-
-Elizabeth esta dormida y encerrada en la habitación. Nadie, ni el 911, ni su madre ni padre la pueden socorrer-comenzó acercarse-nadie escucharía-rió-le advertí que no se acercara a donde su madre, pero lo hizo y ahora pagara las consecuencias-me empujó y cerró la puerta del cuarto con seguro- ahora lo pagará al igual que la pago su madre, con la tremenda follada-
-negro bruto!-le grité-ahora se porque mi madre te odia-
-adivina que?-se acercó-yo también la odio, los odio a ustedes blancos de mierda que se creen que son superiores a mi o mi raza, tu madre ya pago y hasta disfruto, ahora mi querida niña Sloane, te toca a ti-
Tercera persona, 2:10 am.
Sloane abrió los ojos y separando ligeramente los labios, dejando la boca entreabierta. Él, abalanzo su rostro hacía ella, estrechando sus labios introduciendo su lengua dentro de la boca de ella. Se puso sobre ella, en la cama casi en la orilla.
Hizo un recorrido, territorial, dirigió sus brazos para abrazarla, pasándolos alrededor de ella, cercándola a su cuerpo a lo que su lengua se movilizo desesperada y dominante dentro de ella. Robert siguió saboreando la boca de ella, percibiendo la pequeñez de su cuerpo contra el suyo. Ella le rodeo con sus piernas.
Las manos de Sloane se colocaron sobre sus hombros, más que nada en un acto reflejo. Aquel beso y la cercanía de su cuerpo la estaba excitando, la ponía agitada. La hacía transpirar, le producía un temblor entre sus piernas. Nunca se había sentido así. Si, tuvo varios enamorados y tuvo manoseo por parte de ellos, pero nunca se llego a mas. Y ahora él, Robert el guardaespaldas, la estaba excitando. Algo que jamás había sentido. Robert estaba en su apogeo. Excitado al esperar hundirse en ese coño juvenil. El estimulo en su entrepierna, ya hinchada y necesitada, le hizo mover su cadera lentamente restregando su polla contra el vientre de ella, dándole a conocer a lo que iba a ocurrir. Su lengua, absoluta, se desplazaba dentro de su boca mientras que la respiración se transformaba, siendo más pesada e irregular; entonces, percibió al instante el meneo de la cadera de ella mientras estaba sentada, acoplándose al vaivén que él imponía. Al principio fue temeroso su movimiento, era nueva en eso, pero tomo impulso a los segundos. El constante fricción aumentaba el calor, la transpiración y la humedad de ambos.
Quitó el agarre de su brazo derecho para bajarla hacía su cadera, sin dejar de moverse, tanteándola con su miembro por encima de la ropa, refregándose. El sexo de Sloane palpitaba tanto que dolía. Robert sin dejar de moverse, la levanto de la cama para acomodarla bien. El erotismo fue en aumento, adormeciendo cada reflexión ella, precipitándola hacía el placer.
Robert volvió a apoyar su pelvis entre su piernas, para que lo sienta donde iba a estar en pocos minutos.
Alejando su boca, mientras que tomo su muslo derecho para moldearla a su cadera, bajo su rostro para susurrarle al oído.
-quien iba a pensar que la señorita Sloane era igual o peor de perra que su madre-mordió debajo de su oreja-por lo menos la señora Armstrong resistió al principio, pero no me molesta, estoy disfrutando....puedes sentirlo?-su pelvis se impulso prepotente hacía la de ella, haciendo que Sloane abriese los ojos, mientras que un jadeo salió de su boca. Pudo sentir como él-te gusta, niña? Te gusta la polla negra que este hombre te va a meter, follar?- demando lujurioso, sin dejar de impulsarse hacía adelante, para que lo sienta, para que lo viva y le impere tenerlo.
A ella se le atragantaron las palabras porque el continuo roce la estaba mortificándola.
Sloane nunca había visto tanta maldad en una sola persona, aquel hombre que fue contratado para protegerla, la iba a violar y no le basto hacerlo con su madre, si no a ella también.
Él lamía la piel de su cuello, su lengua siguió mojando su piel, trazando su camino hacía abajo, llegando hacía su clavícula. Tocaba entre sus piernas, abriendo entre las ropas sus labios, mojando las bragas de ella; fuerte, grande y jugoso. Robert se levanto ligeramente, pasando su mano hacía donde nacía la camiseta de ella, para levantarla, el consentimiento estaba dado en ese beso, por más que estuviese tan mal pero se sentía espectacular. Y por primera vez, ella comenzó a morder su lengua y labios, como un animal en celo, trepidando con cada respiro; él se encauzo en ella, notando algo que detesto, pero no le detuvo, como ella derramaba lagrima tras lagrima, dictando la sentencia. Tragando con fuerza, continúo su labor, porque no había marcha atrás, no cuando no había nada más que lo impuro y prometedor. Arrodillándose entre medio de las piernas de ella, estableciendo que ella abriera más los muslos, se sentó sobre sus piernas, tomando un brazo de ella para que se levante también. Estaba colorada y sudorosa, sacándole la camiseta por encima de la cabeza, dejando su cabello rubio hecho un lio y sumamente inocente, atractivo y cautivante. Le costó mantener su espalda recta, porque no tenía fuerzas, por más que estuviese llena de energía, y logro ubicarse en el momento que él se saco su camisa de vestir por encima de la cabeza, exponiendo el perfecto escupido de sus pectorales y abdominales. Duro y bien trabajado. Estaba brilloso su pecho. Ella se mordía su labio inferior dudosa y excitada ante la espléndida vista. Él pasando su mano por la nuca de ella, acortando la distancia para volver a besarla vorazmente.
La lengua de Robert simulaba la penetración, sin dejar de mirarla, obligándole a que observe lo que haría con su miembro en instantes; ella mantenía la boca abierta, mientras que él entraba y salía de su boca con su lengua, intrépido y gobernante. Ella subió su mano izquierda, hacía la cadera de él, para sostenerse y los ojos de él se iluminaron casi de manera diabólica, enarcando sus labios, en una sonrisa siniestra. Acercando su cuerpo hacía ella, utilizo su mano izquierda, sin torpeza alguna para ir desabrochando su cinturón.
El sonido metálico de la hebilla abriéndose la alertaron, no solo estimulándola sino también intimidándola. Su lengua entraba y salía, sin piedad ni pausa, no dejándole experimentar placer, sino que estableciendo la premisa que era un animal, penetrar y destruir.
Entonces, él dirigió la mano que había estado trabajando en su cinturón hacía la mano que estaba posada sobre su cadera dirigiéndola hacía otro rumbo, hacía dentro de sus pantalones. Rápidamente, la mano de ella se encontraba en otro lugar, donde él la obligaba a estar, aferrando su mano fuertemente, rodeando con sus dedos y palma su gran miembro.
Grande, hinchado y caliente, y latía.
Robert mantenía su mano por encima de la de ella, guiándola, y pudo sentir con el dedo anular, la punta de su pene, que estaba húmedo. Un jadeo salió de la boca de él, parando de someterla con la lengua, descansando su frente en la de ella, mientras respiraba dificultoso.
-quiero follar tu coño!-gruñó-es tuyo, esta polla, falo, pene, verga es tuyo...-
Ella bajo la cabeza para ver hacía la zona pélvica de él; el pantalón estaba bajo, dando a conocer los pelos negros púbicos de Robert y se denotaba su pene, largo como manguera, duro como roca y parado como árbol, sobre la ropa. La textura de la dermis era suave, movediza gracias al fluido pre seminal que era esparcido por toda su extensión.
A él se lo notaba poseído por su urgencia, las venas se marcaban en su glande.
El pantalón se había caído de su cadera y estaba entre medio de sus muslos. Sus bolas estaba llenas, apretadas y colgaban como las de un caballo, grandes y deseosas en época de apareo. El ya no aguantaba más estaba deseoso de penetrar aquella vagina.
La mano de su espalda hacía el hombro de ella para inclinarla hacía atrás, a lo que los orbes de ella, asustados, se dispararon hacía él. Por primera vez, en brazos de el, a Sloane le entro miedo e intento separarse de él, tratando de quitar su mano de su miembro. Más él no se lo permitió sino que mantuvo su mano aferrada a su polla, que segregaba su semilla tentativamente. La obligó a acostarse nuevamente aplicando fuerza sobre el hombro de ella para que no pudiera levantarse. El terror la abrumo y por primera vez sus ojos se llenaron de lágrimas. Él rió extasiado por la indefensa persistente en ella, cuando él quitó su mano sobre la de ella de su miembro, se sintió libre y comenzó a empujar el torso de él para quitárselo de encima. Robert le quitó si camiseta de tiras, arrancada sintiendo temor.
Robert le iba a meter tremenda polla en su canal vaginal virginal. La iba a partir en dos, de eso ella estaba segura.
-ya basta, detente...-comenzó a llorar, aunque intentó mantenerse neutra pero se filtraba el terror en cada palabra y más cuando él bajo su rostro para dirigir sus labios tomando su pezón izquierdo. Las comprensiones dentro su vientre justo por debajo de su ombligo eran alarmantes, tiñéndose entre el dolor y la desesperación, porque podía sentirlo humedeciendo su pezón con la lengua, marcando la circunferencia, mamándola desesperado mientras que su otra mano, utilizando su dedo gordo e índice tanteaba su otro pezón, apretándolo. Percibía como su pene se alzaba tocando parte de la piel de su estomago, y le estaba mojando con el liquido seminal que salía de su ranura. Continuo, en un intento estúpido, de apartarlo, presionando con sus manos sus hombros, pero él estaba poseído y maniático. Él estaba caliente, ella estaba caliente.
-ya no....mmmm...por favor!- luchando, a lo que otra lágrima caía; cuando él abrió la boca para pasarle la lengua por el pezón, lamiéndolo, todo su interior se convulsiono y el ardor dentro de ella embulló por lo que apretó las piernas para alejar la sensación que quería perderla.
-por favor....-gritó.
-no hasta que pruebes mi polla-
Tercera persona, 2:32 am.
Ella lo detestaba, lo odiaba. La estaba excitando, contra su voluntad tal y como lo hizo como su madre.
Con una mano tapo su boca y con la otra la paso libremente por el estómago de ella hacía el sur, donde comenzaban su short. Y ella se paralizo, quería luchar, pero cada musculo se contrajo entre el miedo y el placer, más cuando después de desabrochar sus pantalones metió su mano entre sus piernas donde todo palpitaba y las ganas se acumulaban. Quiso relajarse, pero el terror fue supremo, cuando le sintió tanteando bajo sus bragas, entre sus labios vaginales donde nadie, nadie, había tocado o agarrado, apretando en el punto donde todo empezaba y acababa; la mano sobre su boca no le permitía expresar nada y se estaban ahogando en su garganta las muestras de placer y miedo. Su respiración se aceleró, mientras que él pasaba sus dedos entre sus labios resbaladizos, y la carne tierna estaba hinchada, estimulada y mojada. Él restregaba esa zona tan sensible haciéndola temblar, obligándole a cerrar los ojos para soportarlo. Su dedo era gordo e hinchado, propio de sus manos grandes. Sus dedos se curvaron en la entrada de su vagina, deteniéndose entre medio de sus labios. Su dedo mayor apretó dentro de su entrada, haciendo que Sloane abriera los ojos, incomoda y ligeramente adolorida.
No entro, sino que se mantuvo ahí, a lo que ella se quedo quieta, expectante y asustada. Robert miro hacía abajo un segundo, entre medio de ellos, cuando bajo un poco su cadera para luego estirar sus piernas a un costado de ella, rodeándola y apresándola. Lentamente retiro su mano de boca, para utilizarlo de soporte para su peso, pero ella no emitió sonido sino que prosiguió con sus ojos desorbitados. Una vez acomodado encima de ella, con el brazo entre medio de ellos, el dedo mayor de él, se introducía en su interior sin clemencia, instigándola a soltar un gemido lastimero. No dolía tanto pero era tan incomodo, porque su dedo estaba dentro de ella y él comenzó a moverlo sin dejarle un momento para adaptarse, mientras que las caderas de él seguían el compas de su mano, simulando que la penetraba con su pene en vez de su dedo.
La mano en el sexo era desbordante, ese dedo se movilizaba con maestría y ella tuvo que taparse con sus palmas sus ojos para tolerarlo, porque la estaba llevando al límite y al fin estaba dentro de ella. Que se mueva dentro, poseyendo como propio lo que es de uno, dejando desnudo no solo el cuerpo sino también liberando las sensaciones nuevas. Entraba y salía mientras que el continuo escrutinio de él la hacía sentir más desnuda frente a él; percibía como él mecía sus piernas, siguiendo el tempo que su mano instauraba dentro de ella, y abrió la boca en busca de aire cuando un segundo dedo se le unió al primero. Tenía la sensación que no entraba, porque oprimía y no tuvo otra opción que mover sus caderas hacía arriba tratando de escapar de las impresiones que no podía catalogar.
La sangre le hervía, la descolocaba, sulfurando sus entrañas y no sabía como actuar en consecuencia.
-si así te pones con mi dedo...-gruñó-ya me imagino como te pondrás con mi polla enterrada en esta-peñiscó su clitoris-vagina-
Sloane trato de huir, tomando con su mano derecha la punta del colchón del lado izquierdo, doliéndole cuando sintió como los dedos de él penetraron más profundo y desde un nuevo ángulo; mas tenía que alejarse, respirar y pensar, porque era mucho y no lo podía procesar, lo que su cuerpo instruía y pedía era alienado a ella y por ende, tenía que esconderse de eso. Empujo con todas sus fuerza para zafarse de él, y sin dignarse a mirarlo, se enfoco en el límite de la cama, donde si huía de esta, podría empezar de nuevo y estaría a salvo. Percibió como este se quito de su cuerpo de encima de ella, quitando sin delicadeza alguna, sus dedos dentro de ella, pero no le presto atención, tenía que irse, porque su cuerpo estaba en fuego, ardiendo cada vena y activando en forma alarmante su centro, queriendo jadear en busca de la satisfacción. No iba a perder la virginidad con aquel tipo que violo a su madre. Aquel tipo que también la quería violar.
Su cuerpo se giro y se ayudo con la otra mano, arrastrándose por la cama, como si sus piernas no funcionasen. Él no estaba encima suyo, y no lo busco, poseída por la precaución que recubría cada fibra de su ser, él era esa cosa horrible, surgiendo desde el mismo infierno, él daba miedo y su cuerpo ya no era suyo, sino que quería ser de él. Encauzada en huir rápidamente, no escucho como él se movía alrededor de la cama, hasta que, ya acercando su rostro hacía el extremo de la cama, las manos de él, cual tenazas, tomaron sus tobillos, arrastrándola hacía atrás. Abrió grande los ojos, dejando escapar un grito alarmante de sus labios, y volvió a la lucha; girándose, lo encontró desnudo a un costado suyo, a lo que su miembro se alzaba duro y esplendoroso entre sus piernas. Pataleo mientras Robert, le sacaba los jeans casi sin esfuerzo, como si la lucha que ella imponía no significase nada, comenzó a llorar descontroladamente, pero no dejo de luchar, porque no le quería así, no de esa manera. Comenzó a golpearle el pecho, mientras que Robert subía sus manos desde sus piernas a su cadera para inmovilizarla. Pero lo que más turbaba era la inexpresión de su rostro, la decisión que expedía por cada poro y como parecía no escucharla para nada. Golpeo con toda su fuerza, una y otra vez, mientras su cuerpo sudaba por cansancio pero motivada por la exasperación; él parecía no sentir los golpes.
-no! no!-
Él coloco una de sus manos sobre el cuello de ella, para levantar su torso, a lo que Sloane llevo una de sus manos hacía esa hermosa y desordenada cabellera cobriza para estirar de esta rudamente, intentando dañarlo.
Él no se quejo, sino que forcejeo con su mano libre sosteniendo la cadera de ella, mientras que con sus piernas procuraba abrir las de ella; su pene golpeaba el estomago de ella, que ya goteaba. Ella quería mantener unidas las piernas, mas él ejerció presión logrando introducir una pierna en medio seguida de la otra, abriéndola de piernas, enfocando su pene justo donde tenía que estar, su vagina. Ella sintió apuntando justo a su entrada, por lo que utilizando su mano libre, se impulso hacía atrás, intentando imponer una distancia, mientras seguía estirando su cabello en un mero intento de detenerlo, logrando que él inclinara un poco la cabeza por la fuerza aplicada, nada más, Robert no demostraba dolor o molestia, no demostraba nada más que vehemencia y una profunda penumbra. Él la dejo ir, sin soltarla, sino que siguiéndola, mientras que su mandíbula se comprimía, porque estaba ahí y podía olfatearlo, cual predador, el olor al sexo. Ella sintió como su espalda tocaba algo frío tras ella, sabiendo que había llegado al respaldo de la cama. Pero no tuvo tiempo a pensar que hacer, cuando Edward se bajo un poco, aun manteniéndose arrodillado, y aplicando fuerza en la cadera de ella, la mantuvo firme.
Sin dejar de mirar se introdujo dentro de ella en un empujón brutal y salvaje.
-AAAHHHH......-gimió fuertemente ella.
Sintió como él le desgarraba por dentro, su garganta se apretó por el dolor marcando las venas de su cuello, tirando la cabeza hacía atrás, golpeándose con el respaldo con fuerza, lo sintió duro y caliente, atravesándole como un metal caliente, abriéndola sin recaudo alguno, destrozándola y quitándole el aire.
-duele...-dijo como ahogándose-duele, duele-
Ocupaba tanto espacio, ya que se percibía tan grande dentro de ella, queriendo romperla en mil pedazos mientras la partía por la mitad. Mientras se saturaba el aire en sus pulmones y el corazón latía desbordantemente; era potente y abarcador, solo el dolor de ser atravesada le gobernaba. Creía que moriría del dolor, ahora entendía porque su madre lloraba mientras era follada por este. Sentía que el destruía todo en su interior y su visión se volvió borrosa a causa de la humedad provocada por las lágrimas. Notaba como su interior se adaptaba, chupando y dejándole de a poco espacio, como si se manejara solo. Estaba agotada, sudada a más no poder, y tembló ligeramente, cuando dejo de doler un poco, por lo que cerro la boca a la fuerza concentrándose en respirar, en dejar que el aire llene sus pulmones y ayude a aliviar la presión tormentosa. Sus manos cayeron laxas a cada costado de su cuerpo, su cuerpo no era propio pero si las sensaciones, porque su centro palpitaba, siguiendo el tempo que el pálpito del miembro indicaba; emanaba de ella la potencia que la dejaba desconcertada, pero la rigidez en su cuerpo reinaba por sobre todo, como cada musculo estaba tensionado y alerta, yendo contra el dolor que aun persistía.
Abrió los ojos y se concentro en él, que se alzaba frente a ella, con una mano sobre su cadera y la otra sosteniéndose al respaldo de la cama, donde se dio cuenta que su cabeza estaba recostada sobre el brazo de él.
-igual de rica que la madre-la nalgueo y dio una
estocada, solo una y la hizo vibrar.
No dolió tanto como el anterior, mas persistió la molestia. Él la acomodaba con sus piernas, para que se siente enteramente sobre su cintura y su pene. Era grande, caliente dentro de ella, a lo que ella apenas abriendo los labios, pero con los dientes apretados, dejo de escapar un poco de aire, agitándola. Sloane percibía que algo salía de entre sus piernas, y la curiosidad fue más fuerte, yendo contra el dolor y esos magnéticos ojos verdes; bajando la mirada, vio casi como el torso desnudo de ambos estaban muy cerca, como bajaban y subían profundamente como si a ambos les costara respirar adecuadamente.
-estas rica, perra!-
Orientándose hacía su pelvis, observo como sus piernas rodeaban las de el y el pene de él había desaparecido dentro de ella, empalándola completamente; lo que más le aprenso fue cuando noto que los pelos púbicos negros de el y rubios claros de ella, tenían algunas algo de manchas rojas, tan roja como la sangre. Trago con fuerza, y fue ahí, cuando él aferro el agarre a su cintura, para mantenerla en su lugar, mientras que él oscilaba su pelvis hacía atrás, saliendo de ella.
Su labio inferior tembló, mientras que su rostro se formo una mueca de miedo, cuando visualizo como la carne caliente de él salía de su interior, sobre las venas se notaban manchas de sangre más pronunciadas, no era muchas pero estaban ahí, y ella sollozó. Observo como él dirigía su pene nuevamente hacía ella, pudo no solo sentirlo, sino que también presenciarlo, como sus labios se abrían sin oponer resistencia alguna, adaptándose al tamaño de aquella verga palpitante; sus labios se separaron, sin emitir sonido, mientras que cada exhalación se hacía más pesada, su pecho, junto a sus pezones erectos, se movilizaba con suma dificultad, de atrás hacía delante, tocando el pecho traspirado de él. No quito la vista, porque estaba entrando nuevamente, abriéndose paso dentro de ella, percibiendo como ensanchaba su interior, a lo cual otra punzada de dolor, aunque tolerable, la atravesaba, ahora sumada a otra sensación, como si la molestia se diluyera convirtiéndose en expectación y prontitud, alentándola a vivirlo y aceptarlo. Era como si su centro lo abrazara, por más que fuese brusca la interrupción, apresándolo dentro, absorbiéndolo y amándolo; parecía que el ambiente hervía, llegando a ella y exasperándola, por más que estuviese exhausta.
Por sorpresa de ambos, ella movió ligeramente su cabeza, en busca de su rostro.
El podía palpar con su pene su centro, fue difícil entrar de una vez, por la resistencia del himen y lo rompió sin ser precavido. Al ella tomar su boca, introduciendo su lengua dentro de la suya, no lo soporto más y volvió a meterse con fuerza, para que lo sienta y utilice, a lo que un gemido ahogado escapo de ella siendo absorbido por él. Agitado, le beso desesperado, paseando su lengua luchando contra la de ella, apretaba desde adentro la vida que se corría por su glande, agrandando sus venas y quemando cualquier intento de arrepentirse. Ella arqueo ligeramente su columna, como si eso le ayudara a soportarlo dentro de ella, asomando su pecho contra el de él; sin darse cuenta, había cerrado los ojos, pero los abrió cuando percibió como ella guiaba sus manos por los contornos de él, lentamente, como si le costara levantarlos. Ella estaba agotada, por lo que tomo más dominio de su boca, mientras que dirigía la mano que estaba en la cadera de ella hacía la parte alta de su espalda acercándola completamente hacía él; la fiebre en cada fibra aumentaba, incitándolo, perdiéndolo y dándole más fuerza, vitalidad y acción. Sus pezones duros, chocaban con su pecho.
Sloane ojos entrecerrados, mientras que se entregaba a él. Comenzó a moverse dentro de ella, apretando las nalgas respingonas para darse impulso, en embates cortos, masajeando esa parte dentro de ella que definía el placer puro; eso fue lo que impulso a Sloane, a terminar el viaje de sus manos, colocando la derecha en la parte trasera de la cabeza de Robert, enterrando sus dedos y la otra sobre su hombro, para sostenerse.
-menos de 8 horas-gruñó-y ya he follado con dos blanquitas-rió.
Su columna vertebral estaba rígida, las embestidas dentro de ella había comenzado impuesto por su glande, sus pulmones parecían incendiarse porque el aire no bastaba. Ella podia sentir como se retiraba un poco para luego volver a penetrarla con fuerza, y estaba ahí, él aumentaba la potencia todo se liberaría y sería lo mejor, ya que no podría soportarlo por mucho tiempo, estaba segura que moriría si lo hacía.
Llevada por la intuición, comenzó a seguirlo, al compas de las embestidas, moviendo su cadera. Sintió como él acercaba su torso más a él, acomodándole, penetrándola en su totalidad, mientras que el ardor aumentaba.
Todo era fuego, violencia, pasión, extasis, de forma rápida y violenta.
Ambos torsos estaban pegados y ella había logrado colocar las plantas de los pies sobre el colchón para ayudarse a moverse sobre él; cada musculo de su cuerpo trabajaba, quemándose, fatigándola, pero la energía iba en aumento, porque él salía y entraba, ocupaba más espacio y tocaba ahí donde le fascinaba, él siguió embestíendo con fuerza dentro de ella.
El cuerpo de Sloane estaba ardiendo apasionadamente, los espasmos dentro de ella crecían y parecía sufrir taquicardia. La sensación de placer la inundaba y lo aferro hacía ella para que no le abandone y ni se atreva a parar.
Aquella polla negra la estaba partiendo en dos, pero en ves de hacerla sufrir de dolor, la hacia sufrir de extasis. De pasión y ardor por más. Con razón Elizabeth se rindió ante el placer que aquel hombre de color le proporcionaba.
Entonces, el salvajismo aumento, tal vez alentado por el movimiento de ella, a lo que sintió como el respaldo de la cama se pegaba completamente a su espalda y la otra mano de Robert, que anteriormente había estado sosteniéndolos al respaldo, ahora estaba sobre su mentón, instigándola a que no baje la cabeza.
-que....rica...-casi gritó él.
Ella no dijo nada, solo bajo la cabeza, y siguió moviendo su cadera, experimentando el pulso avasallante de cada embestida y como todo se estaba reuniendo dentro de ella, para llevarla a la meta deseada. Una, dos, tres, empujaba con fuerza de nuevo, moviendo su glande en círculos para que lo padezca, y volvía a las estocadas cortas pero fuertes nuevamente, una, dos, tres, para volver a empujar con fuerza de nuevo; las ondas de placer no sabía de donde crecían pero estaban en todos lados, yendo hacía su centro, donde todo quería explotar y apoyando su cabeza en el pecho de él.
Ambos tenían la sensación de urgencia que buscaban el clímax .
Apretó los ojos, mientras que un jadeo se hizo oír, porque llego a ella el asalto de los espasmos que recorrieron su espina, haciéndola temblar y el calor se libero, junto al deleite puro; se comprimió todo dentro de ella, ordeñándolo y pudo sentir, como él tembló, haciendo vibrar su miembro dentro de ella y algo caliente bañó sus entrañas.
Él dio unas pocas estocadas más dentro de ella, para luego aflojarse en su interior.
Ambos estaban en las mismas condiciones, agotados, sudados y tratando de tomar aire, lo podía sentir ya que él respiraba pesadamente, aun manteniéndose abrazado a ella, por más que los brazos de ella habían caído rendidos. Cada centímetro de su figura parecía pegada a la de él, y el calor aun persistía, y quiso dormir por siempre, a lo que cerró los ojos, acompasando la respiración.
-te gusto esta polla negra?-
Aquello fue como un click. Sloane volvió en si. Había cedido, había diafrutado de como el había profanado su cuerpo. Lo dejo. No refuto, quizás antes de hacerlo si, pero cuando comenzó a meter aquella polla en su vagina, se dejo hacer y disfruto. Disfruto. Actuó salvaje y necesitada, sexualmente ruda y sometida, sintió un dolor en toda su entrepierna que le quemaba la entrepierna. Por lo que se lamento audiblemente y comenzó a llorar, apoyada sobre él, porque no tenía fuerza para moverse.
Robert puso a Sloane sobre la cama mientras se salía de su interior. Sloane tenía la mirada perdida y respiraba con dificultad. Ambos cuerpos estaban sudorosos y con falta de aire.
Robert se levantó de la cama y comenzó a vestirse, sin mirarla.
-estuviste buena-le dijo-sabes moverte, igual de perra que la madre-rió-pobre de ti que te vea en el pasadizo o por el pasillo. Te quedas aquí. Aún no me he follado por completo a tu madre-
Robert abrió la puerta de la habitación.
-completa?-dijo ella molesta e indignada. Furiosa y dolida. Su cuerpo le dolía y su vagina palpitaba de dolor-te follaste la boca y vagina de mi madre-le gritó-maldito!-
Antes de cerrar la puerta con seguro le dijo-me falta una-y cerró la puerta.
Continuará...