La pureta de la biblioteca
Recuerdo que era por la tarde, ingresó repentinamente en la biblioteca como un huracán, conversando fuerte y preguntando cosas...
Recuerdo que era por la tarde , ingresó repentinamente en la biblioteca como un huracán, conversando fuerte y preguntando cosas, no se enteraba de nada. Era una mujer madura, se le podría calcular entre 45 y 50 años poco más o menos, atractiva medía aproximadamente 1,73 de alta, con pelo rizado negro por los hombros, buen tipo con caderas no muy estrechas, vestía muy juvenil y sexi para su edad pero no quedaba ridícula, gozaba de cuerpo para ello, llamando la atención de los presentes, inclusive del personal femenino, algunas con cierto desprecio y otras posiblemente con deseos, llevaba puesta una apretada camiseta blancas no muy escotada metida por dentro de unos pantaloncitos vaqueros azules ceñidísimos y muy cortos dejando ver bien la zona inferior de las nalgas y al aire las dos columnas griegas que tenía por piernas, cuando digo columnas griegas me refiero con unos muslos fuertes y duros producto sin duda de muchas horas de gimnasio, al mismo tiempo estaba muy bronceada lo que la hacía más apetecible.
De mirarle el culo prieto y redondo y ver como asomaban aquellas cachas tan exquisitas por los escuetos pantalones me puse cachondo y medio me empalmé, como todos me la comía con la vista, imaginaba lo prieto de esos muslos, el culo y lo carnoso y grande que tendría que tener el coño con mata de pelo y todo. Me la figuraba a cuatro patas y cabalgando de espaldas.
Era la atracción de la sala, al ver que estaba preguntando a todo el mundo, algo perdida y no sabía donde buscar, me acerqué para ofrecerle ayuda con éxito porque la aceptó tras las presentaciones de rigor, lo que buscaba estaba dos pisos más arriba, la acompañé dejándola pasar por delante pasar para ver como subía las escaleras contoneándose y saliéndose las cachas cada vez que remontaba un escalón, yo iba varios por debajo para recrearme mejor, por como sonreía sabía de buena tinta que lo hacía queriendo para verla con deseos lujuriosos y se dejaba querer, era muy seductora. Tras una ardua búsqueda por fin encontramos lo que estaba buscando dándome las gracias insistiendo en invitarme a tomar algo en el exterior.
Al cabo de un rato estábamos sentados en una terraza tomando unas cervezas cada uno, refrescándonos, se acariciaba mucho los muslos y por encima del pecho se secaba el sudor, esto último me ponía a mil porque de vez en cuando introducía el pañuelo entre el canalillo, lo hacía todo con mucha naturalidad. Me estuvo hablando de varias cosas, su trabajo y finalmente de su ex novio con quién lo había dejado hacía poco más de dos meses por cuestiones que no vienen al caso, estaba relativamente contenta aunque con su lado negativo, desde entonces no follaba y se subía por las paredes, “me pica mucho el coño, estoy harta de masturbarme y meterme juguetitos…” , “…deseo una polla de verdad, no de goma…” bromeaba mientras reía inclinando su cabeza hacia atrás, “¿Y tú desde cuando no mojas…? pasó a preguntarme con mirada maliciosa frunciendo el entrecejo y pasando un dedo por el borde de la jarra de cerveza, le contesté la verdad que desde hacía varios meses, que la cosa estaba apretada. Nos reíamos mucho hasta que me dijo medio en serio y medio en broma que tenía una idea, que ya puestos y como estábamos a dos velas porqué no íbamos a su casa y nos dábamos un poco de gustirrinin , no me arrepentiría puesto que tenía mucha experiencia y era toda una caja de sorpresas. Enseguida me puse trempante y accedí gustosamente, aunque esto último no me gustó, “¿será un travesti?” pensé, pero no, lo que tenía al frente era una mujer, madura, pero un pedazo de hembra que al mirarla no me creía que llevara tanto tiempo sin sexo, pero eso me daba igual, cualquier hombre o mujer caería rendido a los pies de esta sorprendente pureta en cuanto ella quisiera, de hecho no le costó mucho llevarme al huerto.
En el ascensor ya comenzaron los tocamientos, era muy sobona y besucona, me rodeó el cuello con sus brazos y me morreó con lengua hasta la campanilla aumentándome la lívido, dirigí mi mano en forma de cuña hacia el coño para a continuación sobarle sus muslos interiores que me traían loco desde que los vi, acariciándolos suavemente ascendiendo hasta las cachas y remontándole las nalgas por debajo de los pantalones. Al agacharse para meter la llave intencionadamente me refregué contra sus glúteos y vagina, agradeciéndolo, al entrar nada mas cerrar la puerta nos desnudamos el uno al otro acompañado de caricias y muerdos con lengua, era muy fogosa, viéndola íntegramente desnuda comprobé que tenía mejor cuerpo del que creía, ciertamente tenía un cuerpo dispuesto para el sexo, era una madurita como he visto pocas y muy ardiente todo bronceada sin marcas por ninguna parte debido al nudismo que practicaba, sus pechos eran firmes de talla 95 aproximadamente con grandes pezones marrones encerrados en unas ricas aureolas del mismo color, y ya he comentado algo sobre sus piernas y fuertes muslos, el culo riquísimo y durito, y el conejo depilado con una ligera línea de vellos en el pubis, no había mata de pelo como yo pensaba. Le atrapé con apetito sus pechos firmes con sus pezones marrones superempinados en más de un centímetro, duros y suculentos, se los comí y retorcí hasta la saciedad e incluso hice que chupara uno de sus de ellos terminando por magrearle las tetas en todas las posturas, mientras tanto ella tenía una mano en el coño y la otra entre mis huevos y la polla comenzando a masturbarme con dos dedos.
Fuimos al dormitorio agarrados, ella por delante y yo por detrás cogiéndola por la cintura refregándole el nabo empinado por todo el culo, lo que es un rabo a pelo sea dicho. En la habitación abrió un cajón enseñándome una caja de píldoras, me comentó que follaba a pelo. Acto seguido pasamos a un espectacular 69, la chupaba expertamente cambiando el ritmo con una lengua que no paraba de moverse mientras tenía ante mí sus dos excelentes muslos y desde esta posición un culazo aun más espectacular, parecía mentira que esta mujer tuviese cerca o bien ya los cincuenta años, primero acaricié y masajeé aquellos muslos para pasar a comerle el borde del coño grande y carnoso, di bocaditos en los labios para posteriormente con la lengua tocar su clítoris, notaba como se corría…empapándose de jugos; se incorporó y de espaldas me cogió la polla, echó para atrás paulatinamente tres veces el prepucio pajeándome en una acción muy sensual, una, dos, y tres…, sentía un gran hormigueo pensando que me iba pero mi polla dio más de sí y estaba dura y gorda como una piedra, “¿te gusta como te la he puesto?…ahora vamos al lio…clávame este pollón…” ,y en cuclillas se la introdujo sin problemas por la vagina hasta el fondo dando grandes gemidos y alaridos comenzando a bombear y bombear progresivamente gobernando el acto sexual, un rato más tarde ella grito teniendo un orgasmo descomunal, se sienta encima mía cabalgándome primero poco a poco moviendo las caderas en círculos acrecentando el movimiento, era una gozada ver ese pedazo de cuerpo saltando encima, terminamos de nuevo a cuatro patas y ahí es donde tomé la iniciativa dándole fuerte sin parar inclinándome para sujetarle las tetas, “Ahhhhhh…Ahhhhhh…más…más…cuanto tiempo sin una polla dentro…que gussstoooo…dame más…, fóllame bien…, más caña…ahora…cooorreteeeee dentro....”, oyéndola me vinieron convulsiones y no pude más eyaculando abundantemente soltando gran cantidad de leche, ella tuvo otro orgasmo viniéndole al mismo tiempo. Apenas me había dado cuenta y habíamos echado un polvazo espectacular en varias posturas, sin duda como me advirtió tenía mucha experiencia en esto del sexo, era una máquina follando, un auténtico volcán en la cama pero seguía sin creerme que llevara varios meses sin follar.
Acto seguido se me colocó encima a cuatro patas comiéndome la boca, a continuación metió su cabeza en mi entrepierna devorándome la polla subiendo y bajando su boca mientras yo acariciaba su coño empapadídimo por la cachonda que estaba y por lo que se había tocado, inclinándose extendiendo su cuerpo abrió un cajón para sacar un bote de aceites, era otra de sus sorpresas, nos untamos las manos y delicadamente me embadurnó la tranca de arriba abajo a la vez que le engrasaba el canal de su año metiéndole tres dedos, fue otra instante muy erótico aceitándonos ambos nuestros sexos sabedores por lo demás de lo que estaba por venir. Al finalizar se dio la vuelta y en pompa ofreció aquel culazo para que la penetrara, comencé a tocarla y tocarla por todas las partes hasta que de rodilla me coloqué tras ella y poco a poco la enculé de lo lindo disfrutando de la penetración anal, muy a gusto comencé a mover la pelvis adelante y atrás, ella hacía lo propio en una penetración de escándalo por lo suave que se deslizaba en su interior, le gustaba que le diese fuertes cachetazos mientras la follaba, le di hasta pellicos y bocaditos a la vez que ambos hurgábamos con los dedos metidos en el coño, de nuevo se corrió rápidamente, antes que yo, apretó fuerte las nalgas aprisionándome la polla pajeándome en el interior de su ano hasta que me corrí espléndidamente en su interior.
Aun quería más pero yo necesitaba descansar un rato, al poco me la chupa poniéndome más cachondo, se daba mañas para enderezarla enseguida, le indico que se ponga debajo, cogiéndole las piernas las levanto situándola sobre mis hombros, clavándole nuevamente el pene por la vagina cambiando el ritmo de las embestidas mientras le frotaba el interior de los muslos, no paraba de gemir de la excitación que sentía, minutos más tarde cansado sin abandonar la penetración recosté la espalda sobre la cama quedando sentada sobre mí montándome en esta ocasión de frente y con más energía, terminó rodeándome la cintura con sus piernas incentivando ambos la penetración empujando el uno hacia el otro mientras me besaba y le manoseaba y comía de nuevo los pechos que botaban considerablemente, le comenté que me venía y se la metió en la boca tragándose con apetencia toda la leche caliente, aproveché para detenerle la cabeza y empujar para follarle la boca. Le encantó hasta el punto de correrse intensamente.
Me marchaba cuando viéndome sudoroso me ofreció una ducha conjunta, evidentemente asentí, esta mujer conocía todas las armas y dominaba todos los terrenos. En la ducha no se despegaba, no paraba de enjabonarme todo mi cuerpo dándome muchos besos, morreos y caricias por todos lados, estábamos de verdad muy calientes, al rato fui yo quién le froté todo el cuerpo a semejante mujer deteniéndome principalmente en los durísimos muslos, en el culo y en el coño, enjabonándole esas tetas se giró para refregarle la polla por el culo, al agacharse no pude contenerme al ver esos muslos, ese culazo y la vulva enjabonada toda para mí, la cogí por detrás empotrándosela hasta el fondo para sacarla y meterla enérgicamente entre los mutuos jadeos, entraba y salía bien a causa de factor lubricante que hacía el jabón, estaba tan excitado que me corrí enseguida en su interior, cuando la saqué me la volvió a lavar aprovechando la ocasión para masturbarme un poco, solo un poco, “es para despedirme…aunque por mi seguiría mucho más…” me susurró con una voz muy, muy sensual.
Nos despedimos intercambiándonos nuestros teléfonos, aun tuve una oportunidad más de encamarme con ella semanas después. En seguida acabó todo, un día me llamó y me comentó que lo intentaba de nuevo con su novio y no quería malos rollos. De todas formas no me sentó mal nuestra relación solo era sexo para ocasiones esporádicas, puro placer y de eso si que nos dimos a base de bien.