La pura verdad
La experiencia de un padre sumido en el deseo, morbo, pasión de poseer a su hija.
Soy un asiduo lector de relatos eróticos, escribo estás páginas luego de mucho pensar y meditar sobre ellas, sé que estoy actuando mal, pero existe una fuerza ignota en nosotros que a pesar de saberlo, más nos mueve, lo prohibido, el peligro, el arriesgarlo todo, el actuar sin importar las consecuencias o importándonos no les demos el peso necesario en nuestros actos. Lo que a continuación narro es toda la verdad, lo único que no doy nombres, el escenario es un pueblo a las afueras de Bogotá
Tengo 43 años, estoy hace 5 años divorciado, vivo con mis dos hijos, la mayor de 20 años y el menor de 17. Probablemente para que entiendan las circunstancias tengo que decir que soy una persona extremadamente sexual, desde muy joven mi vida sexual ha sido activa e intensa, cuando no tenía pareja lo hacía sólo, mi erotismo esta muy desarrollado y mis relaciones sexuales las vivo intensamente. Por otro lado soy bastante cohibido para iniciar un acercamiento a nuevas relaciones de pareja, por eso quizás desde que me case he sido infiel a ella hasta que me divorcié mas por problemas más de índole familiar que por entendimiento. Ella viajó a otro país y me dejo con mis dos hijos. Cosa que no lamento porque me permitió convivir con ellos estar durante estos 3 años al tanto de su desarrollo como en una convivencia que no ha unido bastante.
Es producto de esta convivencia lo que sumado a mi soledad y falta de una pareja estable, me fui fijando cada vez más en la hermosa hija, que a sus 17 años tenía además de una linda figura de mujer, un hermoso y grandioso par de nalgas de las cuales, por la forma de vestirse y de andar, se sentía muy orgullosa. No por eso dejaba de destacar su delgada cinturita, bien torneadas piernas que hacían armonía con su pechos pequeños pero redonditos y su larga cabellera cobriza que llegaba hasta su cintura.
Al principio no paso de admirar su figura, observarla sin que ella se diera cuenta cuando estaba en casa, cuando salíamos a pasea al centro de Bogotá, cuando salíamos de paseo el campo y especialmente cuando íbamos a alguna playa. Pero nunca paso de esa actitud (morbosa) pero solo de verla. Con forme pasaba el tiempo, ya no me contentaba con verla de modo normal, me las arreglaba para sorprenderla cambiándose de ropa, o saliendo del baño, incluso me la ingenié para hacer un hoyo en el techo de la ducha y poderla observar mientras se bañaba, para este entonces ya conocía con detalles toda su anatomía, su hermosas tetitas coronadas por pezones siempre paraditos, aunque por la posición de mi observatorio no permitía ver algunos ángulos pero mi imaginación hacía el resto. Pude ver su mata de vellos púbicos abundante para su edad pero pegaditos a su pubis y del mismo color que su pelo.
En una oportunidad que realizó una fiesta en casa invitó a sus amigas y amigos, estuvo tan buena la fiesta y por el hecho de estar en casa se excedió en la bebida, para cuando llegue del trabajo apenas podía sostenerse en pie, sus amigos dieron por terminada la fiesta, se despidieron dejando casi dormida en un sillón de la sala. Trate de despertarla para que se vaya a dormir pero fue imposible. La cargue en mis pasando mis brazos entre su espalda y sus piernas y la lleve a su cuarto y la puse en su cama, como llevaba una falda plisada pero larga y una blusa bastante holgada "decidí" ponerle su pijama.
Comprenderán con todo lo hasta ahora ya saben, que era mi oportunidad para poderla ver y gozar de su cuerpo desnudo, y aunque no lo crean sólo era una necesidad de verla y tocarla no deseaba ir más allá de esa necesidad. Por comentarios que ella me hizo ante preguntas mías me dio a entender que era virgen y que sus novios que tenía jamás se habían sobrepasado a los besos y caricias puramente eróticas. Bueno regresando, estaba tendida en la cama a mi disposición, mi adorada hija, con toda la calma de mundo y deseando retener todas las imágenes posibles, fui quitándole la blusa, su sostén dejando al vista sus pechos hermosos en continuo movimiento por su acompasada respiración, no pudiendo contenerme los toque y los bese con ternura, con suma delicadeza por temor a que puedan dañar o romper, eran momentos muy intensos. Luego de muchos minutos no se si más de una hora pase retirarle la falda, debajo de ella solo tenías sus calzones pequeños de color negro, que cubrían con dificultad toda su mata de pelos, brillantes, una escena realmente erótica. Para lograr retirarle la falda tuve que moverla, levantarle las piernas, moverla de costado, quedando en un momento tendida de pecho, por tanto mostrando sus lindas y preciosas nalgas, paraditas y ahora si pude constatar que eran muy duritas. No pudiendo contenerme las toque por encima de su calzón, con la yemas de los dedos delineando el contorno de la prenda, luego con la palma de mano tratando de que mis manos se conviertan en tentáculos que absorban toda la belleza allí contenidas, sin poder evitarlo acerque mi cara para olerla, su cuerpo emanaba un perfume tenue que mezclado con el olor a su cuerpo daban una sensación extremadamente placentera, erótica, sensual, seguí convirtiendo mi nariz en un tentáculo más, recorriendo cada centímetro de su nalgas y parte de sus piernas. Nuevamente perdí la noción del tiempo, la recobre cuando ella hace un movimiento, no sé si producto de mis caricias o porque simplemente cambio de posición, pero aún profundamente dormida producto del exceso de la bebida, quedando nuevamente de espaldas a la cama. En esa posición y comprobando que aún estaba realmente bien dormida, porque la llamé por su nombre varias veces y en voz alta; proseguí con mi tarea de exploración erótica y sensual. Nuevamente mis manos y nariz se convierten en tentáculos, ahora para palpar y oler todo el montículo que forma su pubis, la sensación fue agradable, la tersura de la prenda sumada a lo mullido de sus vellos, labios, pero sobre todo la fragancia que despedía su vagina fue un detonante sensitivo para erotizarme al máximo para ese momento ponía en tela de juicio mi idea de no pasar a mayores. No sé por que razón en ese instante me vino un poco de cordura, volví a ponerle su sostén y la pijama, la arrope y salí de su cuarto directamente al mío a hacerme una paja que me supo a dioses. Mucho más placentera que muchas otras hechas hasta ese momento.
Comprenderán que para ese entonces el haber gozado del cuerpo de mi hija, me hacía debatir entre el remordimiento y la lujuria de haberla sentido tan cerca y tan intensamente, me rehusaba a hacer algo que pudiera generarle un daño o algún trauma, pero paralelamente quería sentirla y acariciarla. Estaban en mi todas estas contradicciones porque tanto yo como mi hija fuimos formados de modo tradicional, con muchos mitos y tabúes, donde el sexo era sólo dentro de los cánones que la sociedad y la religión lo permitía, por lo que sabía perfectamente que cualquier acercamiento hacia ella que no fuera paternalmente, no sólo sería rechazado rotundamente, sino que podría fracturar definitivamente nuestra relación. De esto último estaba perfectamente seguro por sus comentarios muy duros y violentos que hizo en una oportunidad cuando supimos por boca de ella misma lo ocurrido a una de sus amigas con un tío. Todo eso me marcaba un límite que no podía sobrepasar.
Mi única posibilidad era por tanto robarle en alguna oportunidad una mirada a sus calzones cuando se sentada en el sofá con soltura y confianza, en la ducha mientras se bañaba, o en alguna ocasión cuado bromeábamos y le tocaba sus senos o sus nalgas. En año nuevo que realizamos la reunión de fin de año en casa, tuve la segunda oportunidad de tenerla a mi antojo cuando al calor del champan , la sidra y algún otro trago "casualmente" se le pasaron las copas. Su hermano se fue con sus amigos a otra fiesta y con anticipación supe que mi hija había acabado con su novio y no tenía planificado ninguna salida para esa noche.
Cuando la bebida hizo efecto y se encontraba ya mareada se retiró a dormir, diciendo que mañana continuábamos con los festejos, esperé como una hora desde que ella se fue a su cuarto a dormir para ir a su encuentro, creo que al cruzar el umbral de su puerta mi corazón quería salirse de mi pecho, ella estaba cubierta con un edredón de pies a cabeza, roncaba tenuemente, la luz de la mesita de noche estaba encendida, antes de llegar a ella la llamó varias veces, estoy a un costado de la cama y la sacudo llamándola nuevamente pero no responde. Poco a poco voy retirando el edredón, descubriendo su bello rostro estaba de espalda a la cama, mi sorpresa fue grande cuando al seguir descubriéndola, sólo tenía puesto sus calzones, no se si por que tendría calor o por estar mareada solo decidió acostarse de esa manera, pero yo estaba feliz de que eso hubiera sido así. Nuevamente como la vez anterior inicie el ritual de tocarla, mirarla olerla, sentirla en cada centímetro de piel, desde sus labios en la cara, hasta la punta de sus pies. Pero esta vez no me detuve y le quite los calzones, por lo tanto el centro de mi atención fue su vagina, pude separando un poco sus piernas echarme entre ellas y tener a la altura de mi boca todo su mata de vellos púbicos a mi entera disposición introducir ya no solo mi nariz sino mi lengua entre sus virginales labios vaginales y oler chupar sentir todo su fragancia, calor, sabor, de sus labios mayores y sus labios menores, separarlos todo lo que daban y poder introducir mi lengua lo más profundo que podía, estaba extasiado. Mientras mi cara impregnada con todos sus jugos y mi lengua recorrían una y otra vez toda su intimidad, mis manos no paraban de acariciar y tocar sus caderas, sus piernas y sus preciosos pezones. Tanto fue el placer que sentía que estuve a punto de eyecular, pero pude contenerme, más aún, porque hasta ese momento estaba totalmente vestido. En algunos momentos sentía que ella se estremecía, pero no paso de eso, lo que si empezó emanar flujos en su vagina que los bebí con ansias y gusto. Cuando realmente mi lengua se canso, opte por retirarme de esa posición y pase a las tetitas y pezones. Luego la cambié de posición rodándola sobre la cama e inicie mis caricias en sus nalgas, las bese, las mordí, la olí y metí mi lengua tan adentro como pude es su precioso y rosado anito, me deleite saboreándolo sintiendo su calor, su dureza, pero a la vez su suavidad. Sus olores a hembra joven, a cuerpo, a mujer.
Para esto estaba a mil, tenía una erección que parecía una roca. Con alguna dificultad pude sacarme el pantalón y el boxer, quedándome completamente desnudo, para esto le digo no soy ningún superdotado, soy normal, tengo un pene de unos 16 centímetros y no muy gruesa. Nueva mente mi conciencia entro a jugar un papel importante, la tenía a mi completa voluntad, pero no quería hacerle daño. Luego de mis dudas y desconcierto por u instante más pudo mi instinto, y tratando de quedar bien con mi conciencia, me dije que mantendría su virginidad, pero se lo haría por su culito (dicho sea de paso, la relación anal es la que me ha cautivado y me cautiva aún por encima de la vaginal). El hecho es que previendo lo que iba suceder, busque entre sus cosas alguna crema facial humectante y grasosa que permitiera lubricar mi pene y su ano que facilitara una penetración. Encontré la crema, me coloque al costado de ella y luego de repasar nuevamente su ano con mi lengua, le unte la crema esa vez penetrando con mi dedo en su virginal orificio para que facilitara la entrada de mi pene, la sensación que senti en mi dedo al ir introduciéndolo en su recto fue sublime, sus esfínteres al inicio no dejan pasar pero luego de penetrar un poquito más parece querértelos comer, estuve unos minutos más en esa acción tratando de soltar los esfínteres del su ano y lubricarlos a la vez, cuando lo sentí suave y con menos presión, me coloque detrás de mi hija y tomando con una mano mi pene y con la otra tratando de tantear el orificio del ano, me fui aproximando hasta colocar la cabeza en la entrada, entonces fui presionando un poco para logra que penetrarla, con mucha calma y paciencia y empujando poco a poco, retirando una vez y volviendo a presionar en la siguiente con un poco más de fuerza y algo más de profundidad, logre que penetrara la cabeza. No se imaginan el placer de sentir como apretaba el esfínter de ese ano en la cabeza del pene, como sentir que latía por las contracciones que producía, su calor interno, su suavidad, sumado el hecho del lo prohibido, de ser mi hija a quien estaba penetrando, del incesto que estaba realizando, estaba a punto de eyecular, pero haciendo un esfuerzo supremo me contuve, seguí metiendo milímetro a milímetro mi pene en su culito hermoso, para que luego de algunos minutos mi paciencia haya sido coronada con el placer de sentir sus nalgas tocar mis huevos y mi pelvis, mi pecho su espalda. Con calma pero sin pausa empecé a moverme dentro de ella, coloque ambas manos en sus caderas y tratando de moverla mucho para que no se despierte, estaba a punto de iniciar mi eyeculación cuando en un movimiento casi brusco de cadera se mueve para colocarse de espalda a la cama, pronunciando algo que no llegue a entender pero sonaba a molesta, creí que se había despertado, lo cual me asusto y rápidamente la cubrí con el edredón y apague la luz de la habitación quedando lo más quieto posible, estuve como una hora recostado al pie de la cama esperando alguna reacción, cuando oí otra su leve ronquido y anime a prender la luz y ver que pasaba, cuando trate de descubrirla nuevamente se movió tomando su edredón y cubriéndose nuevamente pero en una reacción no conciente. Espere dos horas más esperando un sueño profundo, cuado estime oportuno inicié nuevamente mi labor de descubrirla porque mi intención era ponerle el calzón y limpiarla de cualquier rastro dejado. Felizmente con mucha delicadeza logre limpiarla de la crema de mis fluidos pre seminales y ponerle su prenda, la arrope, y me fui a dormir, deseando que al día siguiente no se diera cuenta de nada, en desayuno del 1° de enero me encontraba en el comedor y apareció ella con una cara de tener una resaca muy fuerte, el único comentario que hizo es que el día anterior algo le cayo mal porque se sentía un poco mal y con el estomago suelto.
Desde esa fecha estuve preocupado del peligro que corrí y ella se enterara de lo ocurrido, pero a la vez deseoso de volver a repetir la experiencia, pensando en la forma de lograr que ella no se enterara de nada y poderla gozar, me acordé que mi ex esposa tomaba pastillas para dormir, incluso alguna vez las tomaba cuando tenía problemas de insomnio, se me ocurrió que podría se una formula ideal, consulte con algunos médicos amigos las pastillas de menor efecto colateral pero a la vez efectivas aduciendo que mi pareja de ese entonces tenía graves problemas de insomnio. Para hacerla corta, tenía la pastillas para dormir y esperaba un momento adecuado y el mecanismo para dárselas a tomar a mi hija. Se presento la ocasión en que mi hijo se fue de campamento y sabía que mi hija ese fin de semana no tenía mayores compromisos, tan obsesionado estaba en el tema que sabía que fechas mestruaba y sabía que había terminado un día antes. Todo estuvo preparado y como es costumbre de darle un vaso con leche antes de acostarse ese día le lleve su leche pero "preparada", se tomo la leche y me puse a esperar. Para esto le di la dosis la máxima permitida por el medicamento.
Paso una hora y media y me presente en su dormitorio, casi desnudo y con el pene tieso por los deseos acumulados y la ansiedad del momento, solo me cubría una pequeña bata de seda. Por seguridad, la llamé le moví, la destape, le toque un pezón, le di un beso en la boca y ni se movió, se había dormido profundamente y tenía puesto un camisón de algodón amplio y delgado y unos calzones blancos, sin sostén. Sin perder tiempo le quite el calzón dejando tan solo su camisón, el que se lo subí hasta casi el cuello, quedando totalmente denuda, como estaba de espalda a la cama, le separe la piernas y me dedique lamerle su vagina lo más intensamente que pude, deleitándome con esos olores y sabores virginales que ya me eran familiares. En esa posición le levanto un poco las piernas con ambos brazos tratando de abrirlos mas para tener mejor acceso a sus labios, me sumerjo en ellos, me detengo por primera vez en deleitar su clítoris que lo tenía como un grano de frejol, sus flujo empiezan a salir, estoy totalmente extasiado, no puedo más y arrodillándome entre sus piernas pero aun sosteniendo sus piernas y colocándolas a mis costados aproximo mi pene a su entrada vaginal y coloco la cabeza entre sus labios mayores, (entre mi saliva y sus flujos estaba totalmente lubricada), siento como se deliza la cabeza de mi pene por entre sus labios y la penetra unos centímetros, la sensaciones son indescriptibles, el deseo, el morbo, la lujuria, se apoderan de mí dejo deslizar mi rodillas hacia atrás quedándome en posición casi horizontal, dejo sus piernas a los costados y paso mi mano por debajo de sus nalgas, midiendo la profundidad de la penetración, inicialmente me digo no la penetraré totalmente, solo hasta donde su himen me lo permita e inicio movimientos de entrada y salida en la que sólo mi cabeza y algunos milímetros más de mi pene permiten ingresar, pero la lujuria pudo más, e intento ir más allá, hago un poco de presión (quizás por las pastillas y el relajamiento muscular producto de ellas), el himen cede y me hundo en el placer infinito, siento que mi pene recorre toda su cavidad hasta que desaparece cualquier separación entre mi pelvis y la de mi hija, me salen algunas lágrimas por lo intenso del momento, siento su intenso calor, como las paredes de su vagina rodean mi pene como si fuera un guante, las sensaciones de placer me invaden, nunca antes con nadie había sentido tanto placer en una penetración, quizás por que se trate de mi hija, quizás porque fue virgen hace unos instantes, quizás por el sabor a lo prohibido, lo cierto que cada vez que recuerdo ese instante mi me caliento de tal manera que mi pene reclama placer. Empiezo a moverme dentro de ella, con lentitud, con ritmo, estoy conciente me correré entro de ella, esa sensación de correrme dentro de mi hija me genera otro estímulo adicional, estoy a punto de hacerlo porque se no resistiré más, la penetró lo más profundo que puedo y si poderlo evitar más empiezo a eyecular, además del placer de hacerlo se suma la sensación de sentir como golpea mi semen las paredes de su vagina, sentir en cada chisgetazo como rebota los líquidos en mi pene, como se lubrica más facilitando la entrada más profunda, como parecen infinitos los chisguetazos de semen, el placer, el calor, lo ajustado, lo rico. Por tratar de no sobrecargar el peso en su cuerpo hasta ahora soportado por mis brazos los cambio de posición ahora colocando los codos al costado de ella intentando evitar el peso sobre su cuerpo pero quedándome dentro de ella, tomo el máximo tiempo posible antes de perder la erección. Me retiro de ella, veo rastros de sangre en mi pene, al igual que en la pierna cerca de su vagina, pero me quedo a su costado sintiendo el calor de su cuerpo la suavidad de su piel, tratando de grabar en mi mente cada segundo de lo vivido. Su respiración tranquila y su característico leve ronquido me tranquilizaban por el lado de las potenciales complicaciones del medicamento, estuve descansando como un a hora cuando nuevamente mi pene empieza a reaccionar, y no que sea un campeón ni mucho menos, lo que pasa que por mi mente se reproducían las sensaciones vividas y mi cuerpo recibía las sensaciones, sumado al calor de la piel de mi hija y que mis manos nunca dejaron de recorrer su vientre, su pubis, su clítoris, su tetitas y sus piernas.
La coloque de costado, porque estaba dispuesto a terminar lo que fue interrumpido en año nuevo, como tenía todo previsto ya estaban conmigo un pote de vaselina, por lo que luego de rendir los honores necesarios con mi lengua a su culito, y de sentir nuevos sabores alucinantes producidos por juntarse sus jugos, su sangre y mi semen. Unte con vaselina por la punta de mi pene e intruje en su ano otro poco, me coloque detrás de ella y esta vez sin dificultad, (efecto de pastillas) mi pene la penetro totalmente, me revolque de placer, tuve sus hermosas nalgas a mis disposición, en cada metida las unía a mi pelvis, a mi vientre trataba fundir nuestros cuerpos en uno sólo, las acaricié con ternura y gozo, hasta que con toda intención eyecule dentro de ella, también con las mismas sensaciones de placer y éxtasis.
Creí que era suficiente y me dedique a asearla, ya que con premeditación había pensado como hacerlo. Tuve a mano esa bombillas de hule que hay para hacer lavados vaginales, con una toalla debajo de la nalgas y agua tibia con algún desodorante vaginal, me dedique a lavar su vagina dejándola completamente limpia. Algo similar pero con menores resultados hice con su culito. Le puse su calzón la arrope nuevamente y me salí del cuarto. Al día siguiente se despertó pasado el medio día, con sueño, sed y otra vez con el estomago suelto. No he querido hacer ninguna pregunta, sobre su estado de salud, pero he estado atento a cualquier cambio, solo le comente que si se acordaba que anoche le lleve su leche (cosa que no era verdad) pero como sentí que estaba profundamente dormida la regrese para que no se echara a perder, a lo que me respondió que no, que no se acordaba de nada.
En realidad me gustaría tener una relación abierta con mi hija, pero se que no es posible, y se que de esta manera ella, mientras no se entere, no saldrá lastimada, salvo que ella no sabe que ya no es virgen. He estado comentando como quien no quiere la cosa, tomando como pretexto el artículo de una revista, que algunas chicas pierden la virginidad con solo montar bicicletas, (lo que a ella le gusta mucho), no vaya ser que se inicie sexualmente y se dé con la sorpresa y no pueda tener ninguna explicación que le satisfaga asu falta de virginidad.
Me gustaría saber de sus comentarios, tengo la cabeza hecho bolas.
Mi correo es m_solrac58@hotmail.com