La puertita posterior de Sammy

Le debía a la amiga de la hija de mi amante cogerle su culo. Cumplí porque ese culo era de novela.

LA PUERTITA POSTERIOR DE SAMMY

En mi relato anterior sobre las amigas de Lu quedé en que el culo de Sammy merecía una sesión especial.

Así que en cuanto llegué a Buenos Aires le dije a Lu que tenía esa deuda pendiente, y arreglé con un viejo amigo para que me prestara su departamento, el que sólo tenía al efecto de llevar mujeres para coger a espaldas de su esposa. Ya había estado allí antes y sabía que tenía todo el equipamiento para una buena orgía; mi amigo y colega (ginecólogo) conocía bastante de mujeres igual que yo.

Combinamos con Lu y Sammy para ir los tres juntos, quería que Lu me ayudara a coger el culo de su amiga.

Como ya les conté el culo de Sammy era fuera de serie; para una mocosa de 19 años tenía el culo de una vedette, alto, redondo, duro, bien parado sobre los más hermosos muslos que he contemplado y tocado. Toda Sammy era una verdadera belleza y no puedo dejar de describirla aunque me reitere, alta de cerca de 1,70, cara bonita sin ser estrictamente linda, labios gruesos y sensuales, ojos claros y de mirar profundo y una naricita natural, respingona y hermosa, mentón justo ni muy breve ni muy pronunciado, un cuello largo, hombros carnosos, brazos exactos ni gordos ni flacos, un par de tetas ni chicas ni grandes, muy blancas con una aréola rosada, no tomaba sol desnuda. Un vientre liso con un ombligo que invitaba al beso, su monte de Venus muy pronunciado delataba una concha voluptuosa, y unos muslos y unas piernas para enloquecer a cualquiera. Por detrás una espalda muy recta, ese culo que me fascinaba y la parte posterior de sus muslos y sus piernas, tan bien hechos como la parte delantera.

Llegamos una tarde al departamento de mi amigo, los tres preparados para una sesión de sexo que para mí al menos iba a ser inolvidable. Las dos chicas llevaban top y vaqueros que empezaron a quitarse una a otra mientras yo miraba. Cuando quedaron en tanga y corpiño les pedí que se abrazaran y se besaran en la boca; ambas me miraron extrañadas. Les expliqué que el sexo entre mujeres no era una perversión, siempre que no se aficionaran sólo a eso; como confiaban en mí accedieron y se besaron y se tocaron sobre su ropa interior, lo que me produjo una erección histórica. Me fui desvistiendo y ellas se sacaron lo poco que faltaba.

Preparé enemas para las dos, y se la di primero a Lu; cuando Sammy me presentó su culo yo ya estaba delirado, pero me contuve y le apliqué la enema, las dos dejaron su recto vacío, se lavaron los respectivos culos y nos fuimos a la cama. Las acaricié un rato y les pedí que se acariciaran mutuamente. Las dos pendejas se tocaban todo, Sammy había quedado con su culo para mi lado; lo contemplaba extasiado y lo tocaba con todas las manos. Les pedí que se chuparan las conchas y me puse de pie para mirar ese 69 de novela.

Como ya mi verga no daba más le dije a Sammy que mirara cómo se hacía y se la mandé a guardar a Lu por su bello culito ya acostumbrado a mi robusta poronga, era nada más que una demostración, pero Lu acababa como si fuera el mejor polvo, estaba muy excitada; cuando me cercioré de que Sammy ya había visto lo necesario se la saqué a Lu y me puse sobre su amiga, le comí la boca, las tetas en las que me detuve para darles el homenaje que se merecían, chupé sus pezones a más no poder, y bajé hasta su concha húmeda que mamé con especial dedicación a su clítoris que veía rojo e hinchado, lo chupaba con fruición hasta que sentí sus orgasmos; luego le chupé el culo, recorría con la lengua sus ingles, sus muslos, sus cachetes y su ano donde introducía mi lengua. Lu miraba re caliente sin poder hacer nada. Unté con gel el culo de Sammy y empecé a dilatarlo con los dedos, uno, dos tres; Lu se puso a mamar mi poronga que no precisaba ningún estímulo adicional, pero la mamada ayudaba. Se la saqué de la boca y penetré la concha de Sammy que volvió a acabar, luego se la apoyé bien en la puerta del culo ya dilatado y lubricado con el gel que le puse. Cuando sintió la punta de mi verga empujando me dijo que le iba a doler, Lu la tranquilizó diciéndole que si ella que tenía el culo más chico la aguantaba bien a Sammy no le iba a doler nada, a lo sumo sólo a la entrada.

Yo empujaba un poco y me retiraba, volvía a empujar y a retirarme; Lu se acomodó para besar a Sammy en la boca, la pendex se había entusiasmado con el amor lésbico, eso me excitó al mango y seguí con mi penetración en el culo de Sammy. Cuando lo sentí dispuesto traspasé el esfínter anal en una furiosa embestida, al grito de dolor de Sammy lo ahogó la lengua de Lu que estaba dentro de su boca. La cabeza de mi poronga estaba en territorio libre, el tronco mantenía el esfínter abierto, sentía ese culo apretadito rodeando mi pedazo de carne que le iba entrando poco a poco.

Emmm grammmmm duemmmm.- me decía entre la lengua de Lu.

Le pedí a Lu que la dejara hablar y supe que me decía que mi verga era muy grande y le dolía; Lu la calmó al decirle que era sólo un poco y al principio; (por algo yo me había llevado a la pendeja conmigo). Cuando toda mi pija estaba dentro del culo de Sammy me quedé un rato largo quieto, sintiendo cómo esa hermosa carne apretaba mi carne, y para que ella se amoldara a la verga que tenía en su culo. Los médicos y sobre todo los cogedores de mujeres de cualquier edad sabemos la facilidad que tienen los órganos para acomodarse a todas las circunstancias de tamaño que puedan presentarse, los agujeros chicos se agrandan y los grandes se achican. Al poco tiempo de coger con el mismo hombre las vaginas chicas se ensanchan y las más grandes se estrechan para dar más placer, y lo mismo pasa con los culos.

Claro que la musculatura del culo es más obediente a la voluntad que la de la vagina; por eso cualquier mujer puede apretar una verga con el culo, pero son pocas las que lo saben hacer con la vagina. Ché, ya me salió el médico del alma, si les estaba contando del culo de Sammy. Apenas registró mi verga dentro suyo, y yo lo noté, la rodeé con mis brazos, la levanté un poco y le puse una almohada bajo el vientre, me ocupé de sus tetas y luego de su concha, le acariciaba el clítoris y le metía uno dos y tres dedos en la vagina que palpitaba como una paloma herida, le abría las piernas y el culo para que mi verga entrara hasta lo más profundo.

Apoyé mis manos en la cama, me erguí todo lo que pude y le pedí que moviera el culo para que yo lo mirara, Sammy obediente inició una especie de danza de culo que terminó de volverme loco. Ver ese bellísimo culo bailando para mí, mientras mi verga estaba toda dentro de él, y Lu que miraba extasiada el polvo anal que estaba recibiendo su amiga, me puso mucho más que caliente; entre los orgasmos de Sammy y la mirada lasciva de Lu me derramé entre esas cachas gloriosas. Le dejé la verga adentro un rato, Lu me obligó a sacarla y le enseñó a Sammy cómo limpiarla, bueno, en verdad lo hicieron las dos, por algo son tan amigas y se ayudan en las tareas.

Sammy confesó que le gustó que la cogiera por el culo, pero que ni loca lo haría con el amante de su madre, con ese tipo no quería hacer nada, pero la pobre sabía que algo iba a tener que hacer, a riesgo de que su mamá la dejara en la calle. Allí se me ocurrió decirle que me presentara a la madre, que la iba a coger muy bien hasta que se olvidara del macho que tenía hasta ese momento. Lo dejamos para después porque ahora tenía dos jóvenes que se disputaban mi verga, me la mamaban a dúo peleando con sus lenguas por quedarse con la mejor parte. Les pedí que hicieran una tortilla (amor lésbico) mientras yo me reponía.

Las dos pendejas empezaron a besarse en la boca y a juntar los pubis y frotarse las conchas, me paré para mirarlas, era un show de lo más erótico, mi poronga se puso como piedra y penetré lo que tenía mas a mano, que justo era el culo de Sammy, mientras ellas tortilleaban tuve una eyaculación para el libro Guinnes de los records.

Fue una tarde memorable, las dos pendex se cogían y me cogían, no recuerdo las veces que eyaculé.

Sí recuerdo cuanto le debo a Marta, por ella conocí a su hija, y por Lu a Sammy y a sus otras amigas. Por Marta conocí a su hermana Lucrecia, que tenía ganas de coger atrasadas, y a sus otras medio hermanas, y a la última mujer de su padre. El padre de Marta pasaba los 80 y su mujer andaba por los 50 y pico. Imagínense como andaba de carenciada esa mujer que estaba muy buena.

Igual sigo cogiendo con Marta, no puedo destacar nada de ella, pero me calienta más que la vedette más hermosa que puedan imaginar, cada uno en su país. La cojo por la concha, por el culo y por la boca, se toma toda mi leche y me pide más, en los ratos libres hablamos, sobre todo de la profesión, está muy atrasada con respecto a mí que voy a todos los congresos nacionales e internacionales. Alguna vez les contaré las experiencias de mi consultorio, sobre todo las de mis comienzos en Buenos Aires.

He cambiado nombres y circunstancias, pero lo que cuento en Buenos Aires pasó en Buenos Aires, y lo que cuento en Mendoza pasó en Mendoza, son dos ciudades grandes que permiten el anonimato.

No soy Superman pero tengo una buena verga, y una buena apariencia. De joven cogía todo lo que quería, y ahora sigo cogiendo todo lo que se me presenta, a veces recurro a las mágicas pastillas azules. Prefiero morirme de un infarto y no de la pura calentura.

S.