La puerta oscura del transexual

Hay apuestas que se quieren ganar por dinero ...y por amor propio

Al oír el primer disparo, me arrojé sobre Gualterio, fue una reacción instintiva, la del guardaespaldas que cuida a su protegido. Saqué mi pistola del bolso, disparé al agresor dándole en la mano y en la pierna. Entonces me di cuenta que no nos había atacado a nosotros , sino a la pareja que ocupaba la mesa de al lado. Yo estaba pegada al argentino, mi protegido, cubriéndole, los tiros se habían apagado y bajo mi cuerpo, noté contra mi pubis como se la ponía dura la pija.

¿ Qué hacía yo, una mujer, protegiendo a Gualterio Rovira, famoso pintor argentino?

Las cosas tienen un principio. Unos días antes, cuando volvía de pasar una semana de mar, sol y sexo con un maravilloso fornicador pese a su edad, ya que anda en los sesenta pasados, me llamó mi jefe. Tenía un trabajo que sólo podía hacer yo.

Cuando entré en su despacho, un semiático con vistas al Mediterráneo, me miró estudiándome y con una sonrisa malvada dijo muy serio:

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Es imposible. No lo puedes hacer , pese a que das el tipo y al enorme pastón que hay por medio.

Me serví un J&B con hielo y un poco de agua, me senté , encendí un cigarrillo y abrí las orejas para saber qué coño era eso en que tenía que dar el tipo siendo como soy una tía grande y buenorra y además no lo podía hacer.

A medida que me contaba el curro , yo me iba quedando más y más asombrada. Estaba dispuesta a decir que no, hasta que soltó lo que me iba a llevar por tres días de trabajo: 60000 euros, una pasta gansa. Y claro lo pagaban por que era difícil encontrar a alguien que cumpliera las condiciones exigidas por el cliente.

Como me dijo el patrón , yo no las cumplía tampoco, pero podía dar el pego, pero no tenía los ovarios ni lo que había que tener de artista para hacerlo. Y ¿qué era lo que había qué hacer?

Gualterio Rovira, conocido pintor argentino, venía a España a presentar una exposición con lo mejor de su obra. Lugar de la muestra: Mallorca. Organizadora: la marquesa de Campogrande. Objetivo: sacar una pasta gansa , vendiendo a millonarios de toda condición, sin mirar antecedentes ( léase blanqueo de dinero) . El pintor había tenido algunos problemas con algún cartel de la droga mexicana, de los que se están estableciendo en Argentina. Y ahí entraba yo como guardaespaldas.

Según mi jefe, el trabajo era fácil, nadie le amenazaba, era una histeria de famoso, que quería vender, y llevarse el dinero a Uruguay, donde iba a establecerse, ya que según el interfecto era un país muy seguro, aunque según mi patrón, lo que le llamaba de la república oriental era la facilidad de sacar y meter dinero, sin tanto control como en Argentina.

Me estaban cansando sus segunes, porque me daba cuenta que era un liar la madeja para no contarme lo importante, que me escupió de un golpe:

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El guardaespaldas que busca tiene que ser un transexual. No quiere una tía porque dice que son débiles, ni un tío porque pueden pensar que es maricón. Podía valer un travesti, pero... dado que sé aloja en casa de la marquesa , donde se anda en pelotas con frecuencia, estaría en la situación anterior. Y ahí podrías entrar tú. Nena, eres grande, estás buena, y si te arreglamos un DNI puedes pasar por un tío pasado a tía, aunque seas una tía muy tía. Vamos que te llevas 60 mil euritos por tres días de disfraz, pero como te he dicho creo que no eres capaz, Y si te cazan la cagamos.

  • Jefe, dices ¿ que no soy capaz de hacerme pasar por un travesti por ...cuántos euros?

  • Para ti 30 mil, pero es muy difícil, no vas a ser capaz y se te descubren, la liamos, y jodemos la agencia. En nuestro oficio hay que ser serios.

  • Jefe, que es mucha pasta, y además yo soy una artista. Que me ha tocado hacer desde esposa de empresario a monja. No me minusvalores. Yo lo hago.

  • Cielo, no puedes...déjalo ya.

  • ¡Coño!, me apuesto 40 mil , que sería mi tarifa contra...cinco trabajos gratis, de lo que quieras y cuando quieras. Pero me has picado.

  • Acepto, pero como falles, los cinco trabajos gratis y luego te despido. Que la agencia no admite fallos. La eficacia es nuestro lema.

  • De acuerdo. Ahora cuéntame.

Me dio una carpeta con datos del tal Gualterio para que me fuera enterando y yo me fui para casa, pensando que mi jefe es un cabronazo, me había liado con la puta apuesta tocándome el amor propio. Ahora me tocaba jugar el juego. Recordé la propaganda de la empresa: Nosotros resolvemos problemas, no los creamos.

A la mañana siguiente fui a la pelu, lo necesitaba después de varios días de mar, pasé por la depiladora, me dejó sin un pelillo a la vista, y me presenté en la oficina a la hora ordenada.

Cuando entré en el despacho, allí estaba mi cliente, el hombre a proteger. El pelo negro, largo , con coleta, barba cuidad de dos días, bronceado, delgado, vestido de negro, bien para sus 52 años. Un galán maduro que no se le debían dar mal las titis.

-

Yo ya le he explicado todo, sabe quien eres , lo que puede esperar de ti. Pero quiere unas pequeñas comprobaciones antes de pagar. ¿ Te puedes desnudar?.

Sin una sonrisa, como la cosa más natural del mundo, me saqué la camisa, el sostén, y después los pantalones y la braga . Me quedé como dios me trajo al mundo ante los dos.

  • Nadie sospechará que es un hombre. Toca si quieres las tetas, son hormonas, muchas hormonas y un pequeño toque de bisturí.

El pintor me tocó las tetas con el índice como si fuera un zoólogo investigando a una gorila. Se retiró, me miró y movió la cabeza aprobando lo que veía.

Me volví a vestir, salimos, montamos en el mercedes de mi jefe y echamos media hora para llegar a su club.

Apenas entramos, nos dirigimos al gimnasio, y recién pasada la puerta un tipo enorme vino con una navaja hacia nosotros. No me entretuve, agarré una toalla que colgaba de una silla, le di en la cara, y mientras se recuperaba le aticé una patada en los huevos. Se quedó tumbado.

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Defenderse , se sabe defender. - fue el comentario del pintor.

  • Pues vas a ver cómo dispara. - añadió mi jefe,yendo hacia la galería de tiro.

  • Usa esta, es la que vas a llevar.

Me dio una Baretta 25 , la sopesé e hice un primer disparo apuntando al blanco. Iba bien, no tenía desviación. Así que vacié el cargador en el corazón de la figura.

  • Es una maquina- exclamó el artista asombrado

  • Usa esta pistola. Es pequeña, eficaz y la puedes llevar siempre-

La metí en el bolso, no era cosa de usar una cartuchera como los polis de las películas ni ponérmela en una liga, las carteras de las mujeres tienen la ventaja que cabe todo. Y nos fuimos a almorzar. El Gualterio , un raro , se jamó una ensalada y un solomillo con cocacola. Mi jefe y yo le dimos a unas almejas a la marinera y un rape a la plancha divino, regando todo con albariño frío y genial.

En los cafés, pregunté cuando empezaba. El patrón dijo que ya. Yo contesté que necesitaba ir a casa para hacer la maleta y ahí me di cuenta que mi jefe vale lo que pesa en oro, cuando muy serio zanjó la cuestión.

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Sales en un avión privado ya. Y en Mallorca hay Corte Inglés y seguro que Gualterio prefiere comprarte la ropa para que vayas de acuerdo con el ambiente.

Es decir que a parte de la pasta, si ganaba, renovaba vestuario. Mi protegido asintió encantado, diciendo muy serio que no me preocupara, que él era pintor y tenía muy buen gusto. Así que en cuanto tomamos el café, comencé mi misión de guardaespaldas . En el coche me senté atrás y fuimos al aeropuerto. Y sin preámbulo me vi en un helicóptero que despegaba rumbo a la isla.

Con mi cinturón puesto, mirando por la ventana dejamos atrás la costa y volamos sobre el mar. Era delicioso. Los viajes en avión normal se hacen a gran altura, el helicóptero volaba bajo y se veía perfectamente el azul del Mediterráneo, las pequeñas olas, los barcos y hasta un grupo de delfines saltando en el agua, libres , hermosos.

Aterrizamos en un helipuerto cercano a un inmenso palacete. Nos bajamos y salió a recibirnos la anfitriona. Una mujer mas en los sesenta que en los cincuenta, menuda, con el pelo ensortijado, rubia teñida, de cara bien operada , es decir morritos, ni una arruga, con unos ojos negros brillantes, cargados de inteligencia. No parecía tener mal cuerpo bajo la túnica de lino blanco.

Besó al artista , con cariño mezclado con picardía, y luego vino hacia mí. Me besó también poniéndose de puntillas y me dijo con sonrisa irónica.

  • Soy Natividad, la marquesa de Campogrande, pero llámame Nati.

  • Yo soy Antonia pero llámame Tony-

Y fuimos para la casa. Nos llevó a nuestro dormitorio, se daba por hecho que yo era una amante del pintor, la cama era enorme y con dosel. Ideal para el sexo si una estuviera en esas actividades, pero mi trabajo era otro y además Gualterio me caía como un tiro.

Justifiqué el no llevar maleta en una perdida en el viaje, Nati dijo que no había problema. Esa tarde nos íbamos a quedar en el palacio repasando la inauguración y la lista de invitados , presuntos compradores, cenaríamos allí para estar dispuestos al día siguiente a primera hora visitar el lugar de la muestra , comprobando cómo estaba montada, para la presentación en la tarde noche. Por la mañana podía aprovechar para comprar algo para ponerme, y mientras, ella me dejaba una túnica como la suya, las diseñaba su hijo, y si quería darme un chapuzón, estaba en un lugar íntimo, donde era natural el desnudo.

No tenía alternativa , así que acepté la propuesta. Debía haber criados pero no se les veía, de modo que cuando fuimos a la piscina, estaba preparado un refrigerio, surgido de la nada. La marquesa no se cortó un pelo, se quitó la túnica quedando en cueros, se la veía retocada y trabajada, pero era un cuerpo jacarandoso, de esos que piden guerra, totalmente bronceado . Cuando Gualterio se empezó a quitar la ropa, yo le imité. Allá donde vayas , haz lo que hace la mayoría.

El pintor no era gran cosa, excepta la polla, monstruosa aun en descanso como estaba, no había visto una pija tan grande en mucho tiempo, desde que tuve un encuentro con un árabe superdotado al que tuve que atender dos años antes. Era gorda y larga. Nos sentamos a la semisombra, sobre unos sillones de mimbre cubiertos por unas toallas.

Empezaron a repasar los invitados, la capacidad de compra, me di cuenta que se iba a manejar un pastón enorme, pero comprendí que no debía seguir oyéndoles , así que me zambullí en la pileta. Estuve nadando un buen rato, cuando vi que otra persona se incorporaba al grupo. Salí muy profesional por si había que proteger a mi custodiado.

No era necesario, el recién llegado era un joven de veintipocos años, con el pelo gris, largo, con gafas redondas, con pinta de tío suave, pero listo. Cuando se desnudó, dejó ver un cuerpo delgado, muy delgado, con una pija encogida, normalita, un contraste total con mi pintor.

  • Mi hijo Alberto. - presentó la marquesa. El hombre saludó a Gualterio y se quedó parado frente a mí, estudiándome asombrado, parecía que le hubiera caído un rayo, me agarró las dos manos, me soltó una sonrisa de ángel y me besó en la mejilla. Me quedé impresionada, yo le había impactado pero también él a mí.

Me sequé y me senté con ellos, junto a Alberto. Cocacola para el autor, y cava bien fría para los dueños de la casa, me uní a este segundo grupo. Siguieron hablando un buen rato, el joven sacó un paquete de Camel, encendió un pitillo, y mirándome me preguntó:

  • ¿ Fumas?. No te he ofrecido porque ahora la moda es no darse a este pequeño vicio.

  • Sí, te acepto uno, hace mucho que no fumo Camel.

  • A mi me encanta, tiene un punto de tabaco oriental, que le da un toque de mediterráneo perverso.

Mientras me daba fuego, y sin dejar de mirarme, sin levantar la voz, muy suave, pero firme, dijo:

  • Gual , ya sabes que nos quedamos con el 35% de todo lo que se saque.

  • Me parece un poco mucho.

  • No tienes alternativa, los clientes son nuestros, te los ponemos en bandeja. Y además en 60 cuadros , que vas a vender entre 200 y 600 , ese dinero no es nada. Ahora si quieres que la pasta te la pongamos en algún sitio, eso lleva un 10% de recargo. Así que no seas llorón y disfruta. -

Joder con el niño, más claro el agua: esto es lo que hay y si no te gusta, te jodes.

Y tan tranquilo siguió, estudiando mi cuerpo:

  • Tu eres talla XL o XXL , por la altura y el tamaño del pecho. Voy a traerte una par de cosas para que andes por acá y te puedas cambiar tranquila.-

Sin más se levantó, se puso el calzoncillo y se marchó.

Yo seguí con su madre y mi protegido. Al poco volvió el joven con ropa en el brazo.

-Mira, esta túnica te va a sentar divina , el crudo contrasta con el tostado de tu piel , y creo que he acertado con las tallas de esta blusa azul cielo y este chino beige. Anda , pruébatelas .

El cabrón entendía de tallas, me sentaban genial. Pero él se volvió a desnudar y yo le tuve que imitar. Hacía calor, aunque acababa la tarde, nos metimos en el agua, el chico estudiaba cómo nadaba yo, soy buena en eso.

Cuando salimos la marquesa tomo de la mano a Gualterio y lo llevó hacia la casa, diciendo que tenía que enseñarle unas cosas. Su hijo me miró con una sonrisa cómplice.

  • Te lo va a dejar seco. Es mucha mujer.

Yo le devolví la sonrisa, como diciendo: “ y a mí qué me importa”. Me estudio, agarró la ropa que me había traído y me propuso:

  • Creo que tengo alguna cosa más que te puede interesar. ¿ Quieres que las veamos y te las pruebas?

-

Me encantaría.

Me di cuenta que tenía una doble intención pero la ropa que me había dado era preciosa y yo no tenía nada que hacer. Nos pusimos dos túnicas y entramos en la casa y subimos al primer piso. Me llevó a una habitación enorme, con un ventanal desde el que se veía el Mediterráneo. Había varios percheros con cientos de prendas colgadas. Me seleccionó unas cuantas y empecé a probármelas. Eran divinas, elegí un saco azul oscuro,otros pantalones beige, una túnica en crudo que resaltaba las curvas poderosas de mi cuerpo, dos pares de sandalias de taco alto, unas alpargatas de una clase maravillosa y entonces me trajo una bomba. Un corpiño y unas mallas de pedrería.

-

Póntelo. .

  • Y si me gusta ¿qué quieres a cambio?.

  • Cuando te veas en el espejo, te diré lo que me apetece.

Y me las puse, sobre las sandalias, parecía una diosa perversa. La bisutería, pequeños cristales azules, dorados , violetas y rojos dejaba casi toda mi piel al desnudo, sólo los pezones y el conejo depilado quedaban veladas por la red más tupida. Me giré una y otra vez delante del espejo, aquella ropa me deslumbraba, quería quedármela y me di cuenta cual era el precio que ponía el marquesito: Yo.

Pero una es una profesional y no podía darle mi coño retrechero ni mi culo estrecho así que...

  • Como dijo la gran Mae West , eso en alto es que te alegras de verme. Tienes la polla dispuesta a la batalla.

  • Ya sabes lo quiero . Es todo tuyo si... follamos. Son modelos exclusivos y en el mercado los vendo por una pasta gansa.-

  • He venido con Gualterio y aunque se me ha perdido , no me parece bien engañarle.

  • Nena, no seas boba. Está cogiendo con mi madre, así que nosotros estamos liberados.-

A mi me apetecía, me había puesto caliente sólo con verme con aquella ropa, pero...no podía, o se descubría el pastel y yo no soy de las de perder una apuesta, y más con la pasta que había por medio.

Le contemplé desnudo, se había quitado la túnica, con la pija al aire , la tenía dura, y la verdad estaba guapo. Me sentí perversa, como una Salomé tentadora.

  • ¿ Quieres que te alivie esa calentura?.

  • Si, vamos a la piltra.

  • Así no, deja que la nena te lo haga todo. Dame las manos.

  • Me encantan los juegos perversos. -

Extendió las manos hacia mí, las até con un foulard. Estaba entregado, a mi entera disposición. Le empujé contra la pared , descolgué un cuadro enorme, dejé el clavo y ahí le pasé la atadura, quedó con los brazos en alto, desnudo, con la polla en presenten armas. La agarré con la mano y apreté, estaba dura, deslicé mi puño por aquel mástil. El ciruelo era precioso, de un color gris violeta. Su pequeño ojo rezumaba una gota.

  • Nene,no digas nada. Deja hacer a la nena.

Le mordí el cuello, pegada a él, quería que sintiera mis tetas contra su cuerpo, me restregué viciosa y ondulante sin dejar de pajearle despacio. Y lo besé. Mi lengua se convirtió en exploradora de su boca. Cuando me separé , jadeaba.

Empecé a lamerle todo la piel, el pecho , el vientre , los muslos, dejaba para el final la verga enhiesta.

Le hice girar, repetí la operación por su espalda, me quedé un tiempo sin fin jugando con sus culo. Las nalgas, la raja entre sus semiesferas, el esfínter estrecho, en el que metí la lengua y luego un dedo investigador.

El marquesito gemía de placer a través de le tela. Me paré ante él, me pegué sin dejar de masturbarle y sin sacar el dedo del ano. Le miré a los ojos , comencé a acelerar el movimiento de la mano y el entrar y salir de mi dedo en su puerta trasera.

  • ¡ Puta de mierda! Me voy a correr.

  • Eso quiero, sentir tu leche.

Y la sentí, fue un derramarse en mi vientre, una ráfaga de semen sobre mi piel. Le volví a besar , pegándome a él, ondulando contra su cuerpo, para que sintiera el mío y se mojara con su propia simiente.

Le desaté, y le volví a besar.

  • ¿ Qué te ha parecido? . Aunque no me regales esa maravilla, ¿ me los podrás dejar para la inauguración?.

  • A lo primero decirte que eres una viciosa putorrona que sabes volver loco a un tío. Lo segundo que sí te lo dejo, me sirve de publicidad, hay que tener mucho valor para ponérselo y más para comprarlo , es caro.

  • Pero, ¿me lo regalarás si follamos, si me la clavas como un macho convencional?.

  • Si, soy un tipo de palabra.

  • Tomo nota , como decía el Juncal. Y ahora vamos a lavarnos , que estamos perdidos de leche de tigre.

La verdad es que necesitaba quedarme sola para hacerme una paja. Estaba tan caliente que el papel de transexual se iba a ir al garate.

  • Dúchate, ponte una túnica y nos vemos junto a la piscina para cenar.

Mi habitación estaba vacía, fui al baño, me metí bajo el agua tibia de la ducha. No sabía el tiempo que tenía, así que no me entretuve. Mis dedos buscaron mi clítoris y me di a la masturbación rápida, necesitaba aliviarme. Lo logré, callada, dejándome llevar hasta que una corriente salvaje me dejó liberada.

Empecé a enjabonarme con el gel en las manos. Me di cuenta que necesitaba más. Me fijé en un cepillo de madera para lavarse la espalda, tenía el mango largo, lo agarré como si fuera una polla, y me lo metí en el coño. El sentirme llena me relajó. Cerré la puerta del baño, andando con el tronco dentro de mí, volví a la ducha, cerré la mampara, y mientras con la derecha le daba al mete y saca, mi izquierda volvió al botón del placer. Mi mente viajó a un mundo lleno de pollas duras con las que jugaba con las manos, con la boca, con mi coño, con mi culo. Y así en ese paraíso me volví a correr.

Cuando salí del baño , era una señora tranquila, dispuesta a seguir jugando mi rol de guardaespaldas transexualizado. Duro, atractivo, pero frígido.

Cuando llegué a la piscina, me esperaba el marquesito, tenía en la mano una copa de cava y comía una loncha de jabugo, en aquella no debía ser menos. Le acompañé, tenía hambre, y el jamón estaba perfecto, el cava frío y bueno.

Llegó el pintor con la dueña de la casa. Se les notaba bien follados, con esa mezcla de relajo y satisfacción que te da el no haber parado de joder durante un buen rato, hasta que no le queda al tío ni una gota de alegría y la mujer ha disfrutado de más de una vez del oleaje del placer.

La marquesa me dio un beso en la mejilla, yo le devolví un pico en la boca.

  • Nena, me encanta que seas tan liberal. Vamos a cenar aquí, en el jardín, hace una noche espléndida.- me sonrió la marquesa apretándome la mano.

Una sirvienta filipina , eso me pareció, preparó la mesa. Trajo luego un rape al horno, ya troceado y chuletitas de cordero.

  • A Gualterio no le gusta el pescado.-

El Gualterio lo que era , era ser un indocumentado. Bebía cocacola, y no probó el rapé que estaba genial. Yo me puse ciega, estaba todo cojonudo.

  • Comes muy bien. Se ve que no necesitas hacer régimen. Eres un pedazo de mujer. Me recuerdas aquella ex de Rambo. Una sueca, tan alta , tan pechugona. Verdad , ¿que tengo razón? - preguntó a su hijo.

  • Si , ma, y tan explosiva y cruel.

El pintor estaba en otra, me di cuenta que sólo pensaba en su exposición.

  • Necesito dormir, mañana va a ser un día muy largo y tengo que estar en forma.

  • Dormir puede que necesites, pero en forma no esperes recuperarte.- dijo pícara la marquesa, imitando la voz del jedi. - Aunque tienes razón, mañana es un día de mucho trabajo.

Fuimos al dormitorio, él se desnudo, la tenía morcillona, pero seguía siendo enorme.

Yo me acosté con la túnica puesta. Evitar la tentación , ayuda a la virtud.

  • Estoy muerto, esa mujer es una máquina de coger. Tres leches me ha sacado y no soy un niño.

  • No te preocupes, creo que ella ha quedado saciada.

Cayó dormido enseguida, apenas se tumbó, me quedé pensando en que aquella máquina debía haber tomado algo para tantos disparos. Y también me dormí dándole vueltas a la pasta que me iba a llevar.

El día siguiente comenzó tranquilo, desayuno en el comedor con vistas al mar, y vestirnos para ir a ver cómo iba la exposición. Yo le recordé al pintor que no tenía ropa para cambiarme, así que antes de pasar por la sala lo hicimos por el Corte Inglés. Yo iba con una túnica que me había dado Alberto debajo nada. Una breve incursión por lencería, bragas , sujetadores, un corsé, un liguero, cuatro pares de medias, todo de la Perla, dos blusas, una de Pedro Hierro y otra de Adolfo Domínguez, y de este último una falda larga hasta la rodilla y unos pantalones. Apenas tardé y mientras me cambiaba, Gualterio pagó.

  • Tony, eres rápida comprando y tienes buen gusto. - me dijo el marquesito que nos esperaba.- eliges bien, no lo más caro, pero sí lo suficiente. Vas monísima con esos pantalones y esa blusa sobre azules, juegan con tu bronceado y con el color de tu cabello.

El joven sabía elogiar, porque estaba elegante más que explosiva. La sala donde se iba a celebrar la exposición estaba en un palacete cerca de la catedral. ¿ Qué podía decir de la pintura de Gualterio? . Que era vendible, comercial, valía lo mismo para un salón que para una sala de juntas, todos los estilos pero muy comercialero, no pasaría a la historia del arte pero ganaba pasta. Y lo que era impresionante era la presentación, sin prestar mucha atención, podías creer que estabas en una mezcla de Reina Sofía y el d´Orsay. Había que descubrirse ante el joven marqués , sabía cómo resaltar lo bueno de cada cosa .

Echaron todo el día a repasar cada detalle de la exposición, yo callada, de dama de compañía. Apenas comimos, sólo probamos los productos de la copa de la inauguración.

Nos fuimos a vestir, yo tenía sobre la cama el corpiño y la malla de pedrería, me los puse , eso sí no quería incendiar nada, así que debajo llevaba un sujetador y una braguita mínimos. La marquesa , una túnica semitransparente azul cielo, que le daba un aire de musa etérea y erótica. Los hombres, trajes azul oscuro, camisas rosa pálido, sin corbata el pintor y con pajarita Alberto. Éramos la representación de la elegancia, yo un poco explosiva.

A las siete empezaba el acto, poco a poco fueron llegando los invitados y posibles compradores, un poco antes de las ocho, para que saliera en televisión, le hicieron un reportaje a Gualterio. El tío era un borde pero se sabía vender. El coktail estuvo animado, me di cuenta que la venta iba muy bien. El pintor firmaba catálogos de la exposición y yo no me separaba de él, como buena guardaespaldas.

A las diez y media el show se cerraba. Una serie de personas se quedaron cerrando ventas con el marquesito. Era hora de cenar. Yo tenía hambre. Nos acercamos a un restaurante en un palacio, la mesa en el patio, era bonito y la comida para mí , francamente buena. Gualterio se salió de lo que pidió la marquesa para darle a la pasta y a la carne, nosotros nos dimos al menú degustación.

Estábamos en los postres, alegres, muy alegres cuando le dijeron al pintor , que podía sacar casi un millón de euros , antes de impuestos, gastos y comisiones, pero le iba a quedar una pasta gansa. Yo miraba mi entorno. En la mesa de al lado , una pareja, ella una morena en la treintena preciosa , su galán un cuarentón de buen ver.

Fue entonces cuando entró aquel hombre, no dijo nada, sacó un revolver y disparó. Para entonces, yo había tirado al suelo a Gualterio, le había protegido con mi cuerpo, había sacado la Baretta y le disparé al tipo: al mano que empuñaba el revolver para que no pudiera disparar y a la pierna para que no pudiera huir. Cayó al suelo aullando. Yo le puse mi pistola en la mano de Gualterio, no quería tratos con la poli, se podía descubrir el pastel del falso transexual.

La morena chillaba fuera de sí. A su acompañante le habían alcanzado en un hombro, Alberto se acercó y le tapó la herida con una servilleta. La mujer cuando vio que su pareja estaba bajo cierto control, fue al atacante, que estaba tirado en el suelo.

  • Mi amor..mi vida ..¿ por qué has hecho esta locura?- le repetía mientras le cubría de besos.

Yo me levanté, y quité la mano del pintor , que no sujetaba la pistola, de mis tetas, no paraba de sobarlas y de apretarse a mí. Tenía la polla enorme y dura, destacaba el bulto como una tienda de campaña en los pantalones.

La marquesa ,una auténtica señora, le cogió la pistola al pintor, dijo muy seria:

  • Yo tengo licencia de armas. Así que todos tranquilos, mientras viene la policía. Ya verá mi hijo, si conviene o no la publicidad . El cerebro comercial es él.

La policía llegó enseguida, el restaurante estaba en calma, la propuesta de las dueños de invitar a todos los comensales del patio, por el mal rato pasado, ayudó.

Nuestros aristócratas explicaron su versión de lo ocurrido. Al final lo que se iba a publicar y lo que iba a ir al juzgado era lo siguiente, parte verdad , parte mentira: el marido de la morena, que era segurata, sospechando que le ponía los cuernos con su jefe, les había seguido hasta el restaurante, no se pudo aguantar los celos, sin premeditación y mucho menos alevosía, había disparado contra el jefe de su santa esposa, que en realidad no le estaba engañando , preparaban una reunión con unos clientes chinos. La marquesa , que llevaba un arma, por si les intentaban robar algún estúpido que pensaba que las ventas de alguno de los cuadros del wonderfull pintor Gualterio Rovira, se había hecho en efectivo, había disparado hiriendo al asaltante, procurando impedir que siguiera disparando y que huyera. Un cuento encantador y que los camareros juraron que era lo que había pasado. La bofia se quedó con mi pistola y llegó la hora de retirarse , prometiendo todos acudir al día siguiente a la comisaría para firmar nuestras declaraciones. Y volvimos a la casa.

Gualterio me miraba con hambre. Dio un beso a la marquesa, se despidió con abrazo del joven marqués, y tiró de mí hacia el dormitorio sin darme apenas tiempo para dar las buenas noches a nuestros anfitriones.

Cerró la puerta del cuarto y se abalanzó sobre mí. Le paré en seco sepárandole y con una dura mirada. Primero era un tipo que no me iba, segundo si me follaba se descubría el pastel de mi falso transexualismo, así que muy seca le solté:

  • Has pagado un guardaespaldas, no una puta. Así que estate quieto o te atizo y ya has visto cómo me las gasto.

  • Quiero follar contigo, pide lo que quieras.

Lo pensé , me podía llevar una pasta, así que empecé la negociación.

  • No soy una puta, así que si quieres algo te va a costar una pasta.

  • Pide, lo que quieras te lo doy.

No quise ser como Herodías pidiendo la cabeza del Bautista, me conformé con 30000 euros. Un pastón, aunque lo podía pagar con lo que iba a sacar.

  • Por mi no hay problema, lo vales y además te tengo unas ganas locas. Pero acá no tengo esa cantidad.

  • Pues ya sabes, cuando lo tenga avisa.

  • Necesito cogerte ahora. Me ha vuelto salvaje como has disparado. Tengo sólo 10000 dólares. Si quieres te hago un cheque.

  • ¿ De qué Banco?

  • Del banco Francés, es vuestro BBVA, y con sede en Uruguay. No tenés problema en cobrar.

Me di cuenta que estaba dispuesto a todo por tenerme. Así que sólo me quedaba montarlo de modo que no se diera cuenta que era una mujer.

  • ¿ Te apetecen mucho vicio y una buena mamada? Todavía no tengo bien el chichi, me lo han arreglado hace relativamente poco tiempo y...la tienes enorme, me lo puedes destrozar.

-

Mira, Tony, te pago los 10 ahora y te doy en cheque para que mañana cobres 30, pero te la voy a meter, si no quieres por la concha , te la clavo en el orto.

- De acuerdo, pero ponte un perservativo y deja que me unte con algún gel, por tienes un cipote de monstruo.

Era mucha pasta y una enculada , tampoco era para tanto, todo consistía en relajarme y dejarme hacer.

Me desnudé, él hizo lo mismo, tras dejar la pasta en la mesilla y firmar el cheque. Fue la baño, y trajo un gel, me embadurnó el ano, metió dos dedos por mi esfínter para lubricar bien el agujero. Yo estaba en cuatro, se puso la goma. Respiré profundo, recordé los ejercicios de relajación para el parto de mi mejor amiga, al tiempo que pensaba en el dinero. Seguro que era la mejor anestesia local. Cuando se puso tras de mí y noté el contacto de la polla en mi carne, le rogué:

  • Por favor, sé cuidadoso. No me hagas mucho daño.

Me dio una nalgada fuerte, el dolor se concentró en la nalga, pese a eso cuando el enorme glande intentó abrirse camino, creí que me rompián. Iba despacio, disfrutando de mí.

  • Ay...ay...entra ya. Me matas.- supliqué. En cuando entrara el cabezón el dolor sería menor, el tronco de la verga era más pequeño y mi colón más amplio que mi dilatado orificio.

  • ¿ Te gusta? . Sos muy valiente y muy dura, pero te encanta que te domine un macho como yo.

  • Eres un salvaje..un toro...y yo soy tu vaquita...tu yegua. - Decidí animarlo, cuanto más le jalease, más rápido acabaría.

  • Sigue...semental...mi macho...aayyy...uuyyy.

Una no ha ido al Actor´s Studio pero tiene vocación de actriz , así que me dediqué a interpretar el papel de jodida ultra apasionada, a lo Meg Ryan.

El hijo de puta se lo estaba creyendo, me tenía sujeta por las caderas y acompasaba mis movimientos a sus ataques. Había dejad de dolerme, era muy molesto, pero se aguantaba bien, y más cuando me venía a la mente la pasta.

Cuando la sacó fue como un descorchar una botella de champagne, se puso frente a mi cara. El forro estaba sucio de mi mierda.

  • Sácatelo.- le pedí , con voz de promesas de placeres maravillosos. No me apetecía chupársela. Así que en cuanto quedó libre de su funda , la agarré y me la puse entre las tetas. Con una mano le comencé a masturbar, mientras que con la otra me apretaba los senos contra su instrumento.

  • ¡ Guarra! ¡ Perra!...así me gusta..qué lolas...

Me di cuenta que estaba a punto, así que aceleré la paja hasta que sentí como se derramaba sobre mi piel.

  • ¿ Cómo estás?- me preguntó.

  • Rota, eres demasiado hombre.- le mentí. Estaba dolorida, pero fría, aunque feliz contando mentalmente el dinero.

  • Pues descansa. Yo me voy a ver a la marquesa, que seguro necesita un macho como yo.

Se puso un albornoz y se marchó de la habitación, yo me cubrí con la túnica y me metí en la cama. No podía dormirme. Cuando lo hice ya amanecía. Me vino a despertar una doncella filipina.

  • Le esperan en el salón para desayunar.

Allí estaban los tres, el pintor parecía un gallo en el corral. El marquesito leía los diarios, nos comentó que la noticia de la inauguración venía muy bien contada y que el lío en el restaurante nos mostraba salvadores y valientes.

El desayuno, café con leche, jugo de naranja y ensaimada mallorquina fue cayendo en nuestros estómagos.

  • Gualterio, te voy a hacer una propuesta, que creo viene bien para todos. Después de que vayamos todos a la policía a hacer nuestras declaraciones, lo hace primero mi madre, después tú. Y lo dos vais a decir que tenéis una audiencia con al Santo Padre y que el vuelo es por la mañana. He sacado los billetes y hablado con el tío Luís , que es Cardenal en la Curia para que os busque un hotel y una entrevista. A tí , te encantará y puedes tomar mate, como dos argentinos. Creo que no conviene que os quedéis aquí. Tú , Tony vuelves a Barcelona, Yo me encargo de la prensa. Dejar todo en la sombra es lo más comercial y seguro.

Me di cuenta que el marquesito los tenía bien puestos. Sabía organizar. No hubo discusión, salimos del palacete con las maletas. Alberto me regaló una para llevar las ropa que habían comprado y la que él me había regalado. Pasamos por la jefatura de policía, declaramos en el orden que nos había dicho. Cuando yo salí, Gualterio y la marquesa ya no estaban. Esperé que saliera . Me miró sonriente.

  • Tú y yo tenemos algo pendiente. Dame tu móvil y te llamo cuando vaya a Barcelona. Te llevaré ese corpiño y esos pantalones de pedrería que te gustan, aunque sabes el precio.

Le di mi teléfono, le dije que le esperaría. Me llevó al aeropuerto, me dio un beso , casto , de hermano, de amigo cuando me llamaron para embarcar.

Mi jefe estaba feliz, se rió como un loco cuando le conté mis aventuras. Me pagó como un señor. Me quedó la duda, casi certeza , que había cobrado más de lo que me había dicho, por eso se permitía ser generoso. Yo decidí tomarme unos días de descanso en casa. salir poco, ir al cine, leer libros que tenía atrasados, vamos no hacer nada, sólo descansar.

Descansando me encontró la llamada del joven marqués:

  • Tony, te espero para comer en la Enoteca , en el hotel del Arts. Tengo reservada una suite y he traído esa ropa que te apetecía y algún regalito más. ¿ Puedes?.

  • Dime la hora y me tendrás como un clavo.

  • A las dos. Un beso.

Aquel chico sabía hacer las cosas, mandaba, tenía pasta y era guapo. Así que me metí en la ducha dispuesta a acudir a una cita de placer.