La psicòloga (2)

De como un tratamiento terapeutico se convirtio en una ardorosa relacion.

LA PSICOLOGA (2)

Amiguitas. Ante todo quiero hacer llegar mi agradecimiento a todas las chicas y varones que me escribieron y me animan a que siga contando mis experiencias. Me piden a la vez que sea màs atrevida y directa, algo desvergonzada, lo intentarè.

Ahora tengo el gusto de poder continuar la segunda parte de mi relato, que debido a su contenido resulta una sorpresa, ya que no lo mencionè anteriormente. En la primera parte hice un relato de manera general y vaga e incompleta. El relato detallado de ahora lo pospuse para esta ocasión y tiene mucho que ver con mi actual afición por el baile y la fonomimia. Lo que les voy a referir ahora es otra de las mejores experiencias que me sucedió.

. En el transcurso de mi vida como psicóloga tuve diversos casos que atendí, logrando en alguna medida aliviar algunos problemas y solucionar otros. Otros casos no tuvieron ni tienen soluciòn. Tambièn les contarè alguno posteriormente. Sin embargo el siguiente caso que atendí fue algo fuera de lo común.

Hace más o menos ya cinco años, recibí una llamada telefónica de una persona desconocida, quien me decía que tenía mucha urgencia de verme, que se trataba de algo muy importante, que si no acudía el se vería en serios problemas. Al escuchar al hombre me quedé muy sorprendida, puesto que era la primera vez que me llamaba, no le conocía, y peor aún que no me daba más detalles. Pero como lo noté desesperado, supuse algo de gravedad que me preocupó mucho, por lo cual inmediatamente anoté la dirección y le dije que me esperará y me dirigí al lugar. En cuanto llegué al edificio, ya frente a la entrada del departamento oprimí el timbre y luego de unos cinco minutos la puerta se abrió y apareció la figura de un tipo fornido más alto que yo, que inmediatamente me hizo pasar. Ya en el living, note que se encontraba sólo y estaba bebiendo, luego procedió a explicarme el motivo de su llamada y se disculpó por la manera que lo hizo. Me dijo que se hallaba sumamente desesperado y deprimido debido a que tenía muchos problemas con su esposa, quien le había abandonado y que necesitaba de mi ayuda profesional, y que me llamó por recomendación de un amigo atendido por mi. Yo le dije que debió haber acudido a mi consultorio y me respondió que jamás había acudido a uno, que le resultaba muy difícil poder ingresar a un consultorio mental, además no quería ser visto por alguien, más aún que él era oficial del ejército con un alto cargo. Finalmente me hizo aceptar que le atendería en su domicilio. En ése primer encuentro, tras decirme que su nombre era Luis y haberme dado a conocer brevemente algo de su vida, me manifestó que en caso de que su esposa no volviera, él podría intentar quitarse la vida, al no poder vivir sin ella.. En mi condición profesional tuve que recurrir a un procedimiento adecuado que en ésa primera vez resultó prometedor.

De ésa forma empecé a frecuentar la casa del oficial, casi tres veces a la semana y siempre lo hallaba bebiendo En las oportunidades iniciales de la consulta, yo procedía como se debe, profesionalmente, pero posteriormente el tratamiento se fue tornando algo más familiar, que ya nos dedicábamos a conversar sobre todo, llegando a ser casi amigos, dejando de lado el problema del caso y hasta él había dejado de beber. Pero posteriormente, en uno de ésos encuentros "terapéuticos" programados me quedé extrañada, cuando al llegar al exterior del departamento escuché música a todo volumen. Inmediatamente supuse que habría alguna reunión, alguna fiesta, y no supe qué hacer. Ya me retiraba cuando súbitamente se abrió la puerta y apareció Luis indicándome que no me fuera y que pasara, por lo cual tuve que retornar e ingresar a la vivienda. Creí que tenía algún compromiso le dije. Si-me respondió- pero no debe irse... sucede que hoy es un día muy especial y quiero estar feliz. ¿Celebra algo? - le pregunté- y el me respondió: Es mi cumpleaños y usted será mi invitado especial, por lo cual tiene que permanecer aquí, ya llegarán mis amistades. Y así fue como me quedé sin imaginarme lo que sucedería en el transcurso del festejo. Poco a poco fueron llegando los amigos de Luis, hasta reunirse algo de seis, pero ninguna mujer. Luis me presentaba diciéndoles que yo era su salvador, que gracias a mi logró superar su problema y que ya no le importaba la vuelta de su esposa, puesto que logró superar su falta, por lo cual había tres motivos que festejar, su onomástico, mi presencia y su libertad por la ausencia de su pareja.

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Así de ésa forma, muy animados por la música empezamos a beber y conversar, aunque yo intervenía muy poco, puesto que ellos hablaban más sobre asuntos militares, política y deportes, ya que cuatro de ellos también eran militares. Durante la reunión note que me trataban y me miraban de una forma muy especial, sin duda por mi aspecto afeminado, seguimos bebiendo. Ya me hallaba algo mareada, a pesar de que me cuidaba, puesto que no me gusta beber, y de un momento a otro me vi atendiendo al grupo sin pensarlo, preparando los licores y pasando las jarras, lo cual me daba tiempo para dejar de beber. En un momento que me hallaba entre la cocina y el pequeño bar Luis me dice. Hazme un gran favor, llama al restaurant Z y les pides que nos traigan unos platos especiales. No se qué me pasó para responderle que no era necesario, ya que teniendo su cocina abarrotada se podría hacer algo. ¿Te parece? –me preguntó, ya me tuteaba- Claro que sí... yo puedo cocinar algo. Perfecto –me dijo cogiéndome de la cintura y acercándome hacia su cuerpo- te lo agradeceré mucho. Luego sus amigos le llaman y Luis sale inmediatamente. Al estar sóla trato de salir de la impresión que me produjo el abrazo, reacciono y trato de organizarme rápidamente, luego decido cocinar pollo al horno, e inmediatamente busco un delantal y encuentro solo uno de mujer que me lo pongo sin pensarlo más.

Me hallaba así muy feliz tratando de apurar con la preparación del plato, lo cual me agradaba en mi condición de mujer, cuando nuevamente ingresa Luis y me encuentra en plena faena y al verme con el mandil me dijo: "que bien te queda ... es el mandil de mi ex". Yo me quedé callada y traté de disimular como si no le hubiera escuchado, continuando mi labor. Luego me preguntó si podía ayudarme en algo. No –le dije- no hay problema, soy veloz, ya falta poco. Luis sale y continúo en mi labor, y al poco rato retorna para decirme que le hiciera el favor de preparar màs del licor que yo les serví, puesto que estaba muy agradable. Así lo hice. Cuando hube concluido la mezcla del trago, no me di cuenta que llevaba el delantal y salí así a la sala, al ingresare note que todos me miraban extrañamente y dos de ellos me chiflaron con admiración, lo cual motivò que Luis intervenga y les llame la atención. Yo toda ruborizada dejé la jarra de bebida sobre la mesita de la sala y volví raudamente a la cocina . A los pocos minutos ingresa a la cocina uno de los invitados y me dice:"linda necesitamos hielo", y yo turbada inmediatamente le entregue un pequeño recipiente con hielo, luego el tipo me dice ¿por qué no nos acompañas? , nos agrada tu compañía. Ya iré... debo terminar lo que hago - le dije, y el tipo salió tras guiñarme atrevidamente.

Me sentí algo desorientada por el trato y pensé que definitivamente ellos ya sabían algo sobre mi persona, por lo cual algo nerviosa me bebí un vaso lleno de licor suavizado, mientras la reunión se tornaba en una confusión de voces, bromas , tonos muy subidos y ruidos de jolgorio, lo cual mostraba que se hallaban mareados. Me acerqué a la sala sin ser vista y escuché que hablaban sobre mujeres y al instante alguien preguntó: ¿cuál es el nombre de ella?. A lo cual Luis fastidiado respondió: "eso no debe interesarles ... y no se metan con ella... sino, ya saben". Yo me quedé desconcertada y dudosa sobre la mujer que mencionaban y mi sexto sentido me hizo deducir que hablaban de mi.

Finalmente la comida se hallaba lista. Luego de servir los platos rápidamente llamé a Luis y le indique que les pasara. Luis me pregunta si me hallaba mal por algo. No-le dije. Entonces, nos acompañaras, vamos. Esta vez me quité el delantal y me dirigí a la sala. Durante la cena –que ya era de noche- todos comían vorazmente y hablaban muy poco, yo no expresé ni una sola palabra. Luis puso un disco de música romántica variada y se sentó muy junto a mi, casi suavemente apoyado, como si buscara sentir mi cuerpo, volteando de rato en rato para mirarme extrañamente, algo insinuante, y yo me puse algo nerviosa sin poder comer tranquila...

Al concluir la cena, procedí a recoger los platos, recibiendo halagos por mi buena sazòn. Me dirigí a la cocina y ellos volvieron a coger sus bebidas, mientras yo volviendo a ponerme el delantal procedí al orden y limpieza de los utensilios. Estando en dicha tarea, no me di cuenta de que alguien se puso tras de mi y me cogía de la cintura diciéndome que saliera a bailar, pero yo reaccionó y le preguntó sin voltear ¿con qué mujeres? . El tipo me responde:" Yo quiero bailar... contigo". Casi al instante ingresa Luis y al vernos juntos con su amigo me preguntó si me está fastidiando y le dije que no. Seguidamente Luis conduce a su amigo a la sala.

Completamente confundida con el breve incidente me pongo a pensar de que algunos de los invitados me desean, intentando continuar mi labor torpemente . Al concluir y dejar todo en orden siento deseos de miccionar y me dirijo a los servicios higiénicos. Tras haber satisfecho mi función me disponía a salir del baño, cuando al abrir la puerta veo a otro de los invitados, quien sin darme tiempo me empuja al interior y cierra la puerta tras de él, luego me abraza fuertemente y sorpresivamente me besa en los labios deseosamente mientras una de sus manos procede a acariciar mi trasero. Por un instante me agrada todo ello, pero al sentir que el tipo trata de bajarme los pantalones yo trato de impedirlo y lucho por zafarme, sin conseguirlo, puesto que él era muy fuerte y se hallaba excitado, luego me aprieta más contra su cuerpo sintiendo yo su pene endurecido al tiempo que logró bajarme los pantalones y disponiéndose a abrir su bragueta. Le pido que no continúe, que está cometiendo un error, pero el me dice que le gusto y continúa en su intento, por lo cual trato de escapar y choco contra un espejo que se hace trizas e inmediatamente alguien golpea a la puerta, debido al ruido. Es Luis, que pide que abran, quedamos sin saber que hacer, luego escuchamos que introduce la llave y el mismo procede a abrir la puerta y nos encuentra a los dos en tal situación. Luis al comprender el hecho procede a golpear a su amigo dejándolo tirado. Tras èsto me mira y descubre asombrado mi ropa interior femenina sin darme tiempo a que me cubra, hasta que me subo los pantalones. Inmediatamente y muy molesto, Luis pide a los demás asistentes que se retiren de la casa y que se lleven al tipo que me forzó.

Después de que todos se fueron, quedamos solamente Luis y yo.

. Disculpa por lo de mi amigo... que bebió demasiado – me dice acariciándome la nuca.

No te preocupes. Comprendo –le respondí- Creo que ya debo marcharme.

No. Ya es muy tarde... a éstas horas es peligroso salir. Te quedarás.

  • Pero...

  • No insistas... Ocuparás mi alcoba, yo dormiré en la sala.

  • Ni modo... Como desees. Me quedaré.

  • Si necesitas ropa de dormir, busca en el clóset derecho. Y te agradezco mucho por tus atenciones.

  • No fue nada –le respondo.

  • Entonces a dormir... Me olvidaba algo.... Hay un nombre que siempre veo en la tapa de tu agenda... ¿Quién es Gynna?.

Por un momento me quedé paralizada, luego reaccioné y le dije: "Gynna es mi gran amiga... por eso trato de no olvidarme de ella y siempre traigo consigo su nombre". Luego Luis se me acercó y tomándome de la cintura me dio un beso en la mejilla. Yo aproveché el instante para abrazarle por su onomástico. Tras esto procedió a colocar una melodía instrumental y seguidamente se recostó sobre el sofá, acomodándose para dormir. Casi de inmediato se quedó profundamente dormido, y me paré junto a él, observándolo por varios minutos, notando que era muy atractivo, de rasgos muy varoniles y más aún con los bigotes que llevaba (siempre tuve atracción por los bigotudos y barbudos). Me quedé pensativa por todo lo ocurrido, donde tuve participación inesperada, no planeada por mi. Y lo que más me agradó fue que Luis saliera en mi defensa. Me dirigí a la alcoba y saqué un cobertor con el cual arropé a Luis después de darle un suave beso en los labios. Ya nuevamente en la alcoba vi una foto de mujer sobre el velador, era muy bonita, y suspiré profundamente, deseando ser ella, sin duda se trataba de la esposa de Luis. Me disponía a acostarme, necesitaba ropa de dormir y recordé el clóset derecho.

Al abrir el clóset supuse hallar algún pijama de Luis, pero cual fue mi sorpresa al encontrar exclusivamente ropa femenina, sin duda de su pareja. Luego abrí el clóset izquierdo y vi ropas masculinas, supuse que Luis se haya podido equivocar de indicarme el lado. Como me hallaba algo mareada, me sentí atraída por el vestuario de mujer y procedí a examinarlo, pudiendo descubrir que la mujer de Luis tenía buenos gustos, aunque los trajes eran muy llamativos, casi como de una prostituta. Al encontrar la lencería note que me excitaba y entonces sin pensarlo más escogí un lindo juego negro satinado y de gasa que nunca lo había visto en ningún comercio, parecía importado. Tras asegurar la puerta me desnude rápida y totalmente. Luego me fui colocando lenta y placenteramente las prendas, primero la tanga, el brasier, los ligueros y las medias de nylon, que aumentaron mucho mi excitación. Luego me eché sobre la gran cama matrimonial y procedí a acariciarme y retorcerme como toda una mujer. Me imagine ser la ex de Luis y que él me poseía fogosamente, hasta que finalmente llegué a un desbordante orgasmo, completamente extenuada, sin darme cuenta del instante en que me quedé profundamente dormida. Creo que soñé con Luis el resto de la noche o madrugada.

Desperté cuando tocaban a la puerta, sería Luis, y me di cuenta que yo seguía sobre la cama, me había dormido con la lencería puesta, y una almohada encima, entonces no supe que hacer y opté por introducirme velozmente a la cama, luego recién le dije que pasara.

Hola ... Disculpa que te haya despertado, es que debo sacar mi uniforme –me dijo sin mirarme, dirigiéndose hacia el clóset izquierdo y coger varias prendas – Me voy a trabajar, volveré muy tarde... Puedes quedarte si no tienes algo que lo impida... estás en tu casa.

Las palabras de Luis me dejaron tan perpleja que apenas atine a darle las gracias. Luego de que Luis salió del departamento, me note aún algo mareada y con cierto malestar que me ocasionaron las bebidas.. Me observé la lencería que llevaba puesta y no pude evitar una nueva excitación que tuve que calmar con una placentera masturbación, al igual que estila toda mujer, pero en mi caso siempre imaginando poseer una vagina. (Acostumbro no mirar mi miembro, lo ignoro por completo) Después de esto dormité un par de horas más.

Tras el breve descanso decidí levantarme. Pensé en la posibilidad que me había dado Luis, de poder quedarme en su departamento. Era la primera vez que me sucedía algo así, de estar en una vivienda ajena.. Me pareció que sería maravilloso permanecer en la vivienda y poder travestirme completamente, imaginando ser la mujer de Luis. Pero tendría que evitar que él me descubriera, entonces calculé el tiempo que emplearía para volver a la normalidad y que Luis no se diera cuenta de nada. Tenía varias horas para poder disfrutar de tal vivencia placentera. Inmediatamente cogí el teléfono y llamé a mi centro de trabajo indicando que no me esperen, que me hallaba mal. Y así principié mi agradable estadía. Lo primero que hize, luego de orinar sentada, fue introducirme en la bañera, disfrutando largamente del contacto con el agua tibia. Seguidamente lavé mi larga cabellera y tras secarme por completo me pasé un aceite perfumado por todo mi cuerpo, luego me coloque una linda tanga roja de seda y una hermosa bata rosada Me envolví la cabeza con una toalla, como toda mujer después del baño, y me dirigí al tocador, donde encontré una gran variedad de cosméticos finos.

Y así procedí a maquillarme , aplicándome primero la base, luego pinté mis párpados en tonos plateados, enseguida dibujé el contorno de mis ojos de un negro intenso. Tras esto tracé mis cejas, me aplique rimel, cogí un irresistible rouge grana intenso, y concluí con el rubor. Luego solté mi cabellera y dejé que quedara al natural, ya que así me quedaba algo alborotada y abundante, lo cual me encantaba, ya que me veía muy femenina. Veo el espejo y distingo a una atractiva mujer. Hasta éste momento nuevamente empecé a sentirme excitada y note que mi tanga se humedecía. Me dirigí al clóset y procedí a escoger la ropa que me pondría.. No pude evitar dar un grito de alegría al descubrir un vestuario de bailarina, que siempre había deseado y no podía adquirir. Mi gran sueño de mujer siempre fue llegar a cantar y bailar públicamente, como aquellas artistas que dejan boquiabiertos a los varones. Y para mi ésta era una pequeña oportunidad de sentir el placer de bailar con un auténtico traje de bailarina que era toda una delicia, hasta incluía una colale exterior de lentejuelas que tanto admiraba en las bailarinas. El corazón empezó a latirme rápidamente, por mi exaltada emoción y casi temblorosa procedí a colocarme ordenadamente el excitante vestuario. Primero me puse la tanguita interior, las pantimedias de color natural, luego el infaltable corsé que me dibujo la cintura y me aumentó las caderas, enseguida la preciosa colale. Continuando con la linda faldilla plizada que se abría al girar. Mi excitación era incontenible y nuevamente sentí la humedad en mi entrepierna. Luego de colocarme el chalequito del juego y el cinturón que entalló más mi forma femenina, continue con los zapatos calados de taco diez, que me quedaron bien, seguí con los adornos, collar, aretes, pulseras, anillos, y finalmente escogí un embriagante perfume. La emoción y la excitación me impedía caminar, pero ya frente al espejo principal al verme me sentí en la gloria, traté de calmarme, quedándome absorta por una eternidad admirando a la mujer que tenía delante, a la bella Gynna.

Ya algo tranquila, tratando de dominarme, puesto que no quería satisfacerme aún, me dirigí hacia la sala y procedí a buscar los discos digitales musicales que eran de mi agrado, encontrando una gran variedad de lo que siempre me gustó y me gustan aún. Poniendo el primer disco a buen volumen principie a bailar por espacio de más de una hora, siempre imaginando ser yo la artista que cantaba. Cuando mi tanga ya se hallaba muy mojada y mi excitación llegó a ser incontrolable, me eche sobre el sofá y procedí a masturbarme hasta alcanzar un gran orgasmo que me hizo vibrar de placer. Fue así como desde ésa oportunidad hasta hoy no dejo de bailar y efectuar fonomimias ante los espejos, es algo maravilloso, sentirse toda una diva , es algo inefable.

. Al concluir mi "actuación" me puse a descansar un breve tiempo, mientras bebía un vaso de gaseosa, con la mirada perdida en el espacio. Miré el reloj y ya era más de las cuatro de la tarde. Supuse que Luis llegaría a las seis y me quedé tranquila, sin salir aún de mi fantástico mundo del cual era parte principal, sintiéndome la mujer más feliz del planeta, plena de ilusiones y sueños, con los hombres a mis pies. Estando enfrascada en mis pensamientos, perdí la noción del tiempo y no escuche la llegada de Luis. Lo cierto es que todo mi mundo mágico desapareció en fracción de segundos cuando siento que unas manos me tocan la espalda, creo que estuve a punto de desfallecer al oír la voz de Luis: ¡Hola... chica linda!... o mejor dicho... ¡Hola Gynita preciosa.!... No te muevas... quédate tranquila , no tengas temor–al tiempo que se sentaba a mi lado, y yo me quede completamente paralizada y muda, con la mejillas ardientes- No te preocupes...Aunque no lo creas, yo esperaba descubrirte, deseaba que algo sucediera hoy – tomándome de la cintura- No puedo creer que seas tu... te ves tan bella.... No me digas nada ahora. Escúchame. Desde la primera vez que te conocí note visiblemente que tu no eras un varón normal, pero me caíste bien, por lo cual acepté que me trataras… Quizá el tratamiento resultó exitoso porque yo puse mucho de mi parte por la simpatía que me producías… Quedé subyugado ante tu manera de ser, lo cual jamás hallé en mi esposa… Y así poco a poco me fui sintiendo atraído por tu gran persona… Hasta que sucedió lo de ayer y descubrí que mi amistad por ti se había convertido en algo más que eso… Que me había ido enamorando de ti… Y ahora no puedo ocultar decirte que me siento el hombre más afortunado del mundo al verte y tenerte junto a mi… Realmente me siento fascinado por ti. ... Ahora dame unos minutos para quitarme el uniforme y cambiarme... no tardaré.

Fue así como sucedió lo que jamás me imaginé, que Luis me descubriera travestida, aunque si hubo un instante en que supuse podría llegar antes de la hora, pero luego me confié en que llegaría más tarde, en tal caso no tome la debida precaución. Sin embargo nunca me arrepentí de tal descuido. Mientras Luis se cambiaba traté de salir de mi inercia, pero no sabía por donde empezar. Pensé en cambiarme y salir del departamento o ... Aparece Luis ya sin su uniforme militar, con ropa sport y se pone delante de mí y me pide que me pare para poder admirar mi cuerpo y yo lo hago timidamente, me pide que de una vuelta sobre el sitio y yo lo hago lentamente, tras lo cual él me dijo que era todo un mujerón, escultural, que tenía el porte de una reyna.. Luis al notar el traje me pregunto si me gustaba bailar, le dije que sí. Me preguntó si sabía bailar algo del grupo "Agua Bella", que le agradaba mucho, y yo le digo que sí. Luego él se dirige a buscar el disco del citado grupo. En cuanto oigo la música siento que nuevamente me transformo, me imagino ser una de ellas y doy todo de sí en mis movimientos, casi al igual que las integrantes del grupo. Luis al verme bailar se quedó atónito, no exagero, y no se perdía uno sólo de mis femeninos desplazamientos. Al finalizar la pieza musical me aplaude , me da un beso en la mejilla y me pide que me siente a su lado. Eres increíble –me dice- bailas divinamente, como una diosa... no puedo creer que seas tan mujer.. A mi esposa también le gustaba bailar, pero tu lo haces mejor... y ella también era alta como tú.... siempre me gustaron las altas....

Luego de oír éstas expresiones recién decido hablar, nerviosa aún. Sí –le confirmé- soy una mujer... soy una transexual... tu me descubriste y no lo puedo ocultar.

Después de escucharme Luis me mira a los ojos, como tratando de corroborar lo que le confesé. Inmediatamente me rodea con sus brazos y aproxima sus labios a los míos.¡Gynita, te amo más que antes! ...¡Luchito... yo también te amo!. De ésa forma por vez primera quedamos los dos por largos instantes compartiendo apasionadamente los besos más dulces y cálidos jamás experimentados, acariciando ambos nuestros cuerpos como dos verdaderos enamorados, viviendo la eternidad de nuestras desbordantes emociones y caras ilusiones que ningún mortal "normal" podría comprender.

Tras todo lo sucedido, Luis se levanta y vuelve con una piza que me invita a saborear, mientras damos curso a una animada conversación. Seguidamente nos pusimos a beber licor, aunque él más que yo, al decirle que no tomaba. Continuamos conversando y bebiendo por buen tiempo y en una de ésas me saca a bailar una pieza musical, luego otra y otra y así, ambos divirtiéndonos, muy felices, hasta llegar a bailar muy abrazados. Ya muy de noche, con los efectos del licor y muy excitados nos dirigimos hacia la alcoba para proseguir nuestros irreprimibles deseos. Ya sobre la cama, mi hombre procede a llenarme de besos y caricias que yo correspondo como toda una mujer. Luego el se desviste y me pide que acaricie y cubra de besos a su endurecido y tremendo pene, a lo cual yo obedezco sumisamente, muy dominada, lentamente, hasta ocasionarle una gran eyaculación. Seguimos nuestro desenfreno con besos y caricias intensas, hasta que èl procede a desnudarme lentamente, acariciando y besando todo mi cuerpo, dando lugar a que repetidamente yo me retuerza de gozo, logrando que yo sienta el gran deseo de ser poseída por completo y se lo pido casi con desesperación, ya que no podía resistir más,

hasta que finalmente y el se dispone a penetrarme.

De ésa manera llegue a tener la noche más maravillosa de mi vida con un hombre de verdad, que me hizo gemir y gritar de dolor y placer, alcanzando el delirio haciéndome sentir una mujer por completo, la más dichosa del mundo.(Comprendan y disculpen que no entro en los detalles del coito porque eso abunda en los demás relatos, es algo obvio).

Así fue como llegué a ser la feliz mujer secreta de Luis durante casi todo un lindo año inolvidable, permaneciendo diariamente en su departamento, viviendo y compartiendo amorosamente las experiencias propias de una pareja conyugal secreta, recibiendo el mejor trato que se merece una comprensiva y muy amante mujer, aunque también hubo momentos de resentimiento y reconciliación. , a la vez viviendo una serie de divertidas experiencias respecto a personas que llegaban al departamento. Pero sucediò algo inevitable.La vida es cruel. Fatalmente la dicha no es eterna. Por su condición profesional Luis fue cambiado a otra región militar, y con la promesa de volver a vernos, dejándome de recuerdo toda la ropa de su ex. A pesar de que nos comunicábamos, ya no era igual, las cosas cambiaron, me enterè que Luis habìa conocido a una travesti, y empecé a sentirme muy mal, completamente abatida y destruida, sin deseos de vivir, etapa en que inicie mi autodestrucción, que corresponde a otro relato.

(Continuaré)