La psicoanalista sexual Capitulo 4
Una doctora tiene el don de arreglar los problemas sexuales de sus pacientes mediante métodos poco ortodoxos, pero ella también irá descubriéndose a ella misma mientras va solventando los problemas de cada uno...
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Capitulo 4
Programé otra cita con Yasmina para el miércoles a las 19:00, la última hora de la tarde. Llamé a Iván para pedirle explicaciones acerca de haberme recomendado para tratar a su amiga, él solo acertó a decir que pensaba que me gustaría conocerla y que estaba seguro de que yo podía ayudarla a ver que la atracción que sentía por su vecina no era malo y que únicamente estaba buscando otras formas de practicar el sexo. Le pregunté por la relación con su compañera y me dijo que finalmente fue un polvo y ya está, que después de ella habían venido muchos más y que cuando podíamos volver a quedar, me dijo que había despertado en él su instinto animal, lo que Iván no sabía era lo que había despertado en mí.
El día antes de la sesión llamé a Yasmina para decirle que quería que viniese con su vecina, ella puso algunas objeciones, pero finalmente al ver que no iba a claudicar dijo que le preguntaría a ver si podía venir.
Iván y yo hablábamos bastante por Whatsapp, me insistía mucho en volver a vernos, pero siempre acababa dándole largas, aun no quería quedar con él. Mi compañera, me preguntaba que con quien hablaba tanto, cuando le dije que era un antiguo paciente, se llevó las manos a la cabeza y rápidamente me preguntó que tipo de problema tenía, que tuviera cuidado… si ella supiera que el que tiene que tener cuidado es él conmigo y no yo con él.
Mi vida hasta el miércoles ha transcurrido de forma normal en apariencia, pero yo tenía muchas ganas de que llegara el día, tenía planes para Yasmina y para su vecina… en mis sueños cada noche aparecía ella y una mujer sin rostro y las hacía disfrutar a ambas.
Llegó el día esperado y volvió a pasarme como con Iván, las ganas que tenía de ver a Yasmina no me permitían atender bien al resto de pacientes, era capaz de disimularlo bastante bien y me esmeraba en tomar notas para después poder leerlas.
Quería conocer a la famosa vecina y quería hacerle ver a Yasmina que el sexo con otras mujeres no es ningún pecado.
Suena el interfono, miro por la cámara y veo que es Yasmina acompañada de una mujer, no puedo pararme a observarlas ya que estoy terminando con Juan, abro la puerta para que puedan esperar en la sala de espera. Juan está contándome que se siente angustiado en su trabajo y con su jefe, que se siente oprimido y que en ocasiones le gustaría mandarlo todo a paseo y cambiar de vida… ante esto realmente poco puedo decir, muchas personas se encuentran así en sus vidas, por lo que lo escucho y le mando algunos ejercicios para los momentos en los que sienta angustia. Al salir Juan de la consulta, voy al baño, me suelto la cola que llevo, arreglo un poco mi maquillaje y las hago pasar.
-Pasad por favor, sentaos en las sillas después pasaremos al diván si hace falta.
-Buenas yo soy Elena, la vecina de Yasmina, creo que quería usted conocerme.
-Tutéeme por favor, me llamo Yanira.
-Yasmina, cuéntame como te ha ido esta semana.
-Bien, he llevado los niños al colegio, he ido a trabajar, el sábado salí con mi marido a cenar.
-Perdona que te corte, ya sabes que me refiero, ha ocurrido algo más con Elena.
-Yanira te lo cuento yo, porque está visto que esta cabezona no va a reconocer nunca lo que se divierte conmigo. El sábado, cuando salió con su marido, se encontró conmigo en el bar, me vio con un amigo y fueron tales sus celos que me llevó al cuarto de baño y allí fue ella la que me besó, fue ella la que se bajó a mi entrepierna, la que me devoró, consiguió que me corriera como hacía tiempo que no lo hacía. Antes de irse de nuevo con su marido, me besó y me dijo que esperaba que lo que acababa de ocurrir me sirviera para no tener que hacer nada con mi acompañante, el cual es gay y a mi hoy por hoy solo me gusta ella por lo que no habría hecho nada con nadie.
-Bueno realmente no fue así, no fueron celos, solo que la forma de moverte y el vestido que llevabas me pusieron caliente nada más.
-Bien Yasmina, has reconocido que Elena te pone caliente, eso es un paso. Ahora quiero que me digas que es lo que ves mal en lo que hacéis.
-Pues tengo marido e hijos, a mi me han educado en que el sexo es entre un hombre y una mujer y aunque yo respeto que haya mujeres y hombres que compartan otros hombres y mujeres yo no lo veo bien para mi.
-Vale, si piensas que está mal porque estás engañando a tu marido lo entiendo, tus hijos al final lo entenderán y esa es la educación que has recibido pero cuando estas con ella no te diviertes, no te hace sentir especial, pues en eso es en lo que tienes que pensar y no en lo que te han enseñado… porque también te enseñaron que en la pareja la mujer se tiene que quedar en casa con los niños y el marido trabajar y como has dicho en tu relación ambos trabajáis y ambos os hacéis cargo de los niños.
-Visto así, tienes razón, pero no sé.
-Elena quiero probar algo contigo, si no te importa.
-Adelante, si eso va a ayudar a esta cabezona lo que sea.
Me levanto de mi silla, hago que Elena se levante y la llevo al diván, le pido a Yasmina que mire. Me siento junto a Elena, acerco mis labios a los suyos y la beso, Elena al principio se sorprende, pero rápidamente reacciona y me corresponde al beso. El beso es suave, nuestros labios se entrelazan y nuestras lenguas juegan en la boca de la otra. Mi mano agarra su cabeza para que no se aleje de mi, ella pasa sus manos por mis brazos, me los acaricia, yo con la mano libre le desabrocho los botones de la camisa y acaricio sus pechos por encima del sujetador, tiene unos pechos firmes, ni muy grandes ni muy pequeños, se escapa un pequeño jadeo al notar mi mano por ellos.
Ella toma la iniciativa y tumbándose encima de mí en el diván me desabrocha la camisa, saca mis pechos del sujetador y los lame, los agarra con su mano y los lame, su rodilla está estratégicamente colocada en mi entrepierna por lo que mi cuerpo se mueve rozándose con ella para buscar mi placer. Elena lo nota por lo que sin dejar de besar mi cuerpo se dirige hacia mis pantalones, los desabrocha y los baja, sube por mis piernas besando mis muslos hasta llegar a mi vagina, allí aparta el tanga hacia un lado y pasa su lengua por mis labios, con su mano los abre y pasa la lengua por mi clítoris, mis jadeos son audibles por toda la habitación quiero que siga y ella lo hace.
Me incorporo un poco para terminar de desnudarla, quiero tener su entrepierna en mi boca mientras ella me devora la mía. Le indico lo que quiero y vuelvo a tumbarme, ella gira para colocar su humedad sobre mi cabeza, se agacha para que yo pueda tener un mejor acceso y se inclina sobre mí. Empezamos a devorar nuestras entrepiernas y a introducir dedos en nuestro interior.
Mientras nos besamos las vaginas y nos hacemos el amor con nuestros dedos se escucha un tercer gemido, ambas miramos y vemos a Yasmina con sus pantalones por los tobillos, las piernas abiertas y una mano en su interior, nos habíamos olvidado por completo de ella, con un gesto de la cabeza le digo que se acerque.
Yasmina se coloca tímida al lado nuestra, le digo a Elena que la bese, yo me salgo de debajo de ella para acercarme a Yasmina y beso sus pechos, se le escapa un gemido de su boca y Elena aprovecha para meter su lengua en la boca de Yasmina.
Elena se aleja de donde estamos y se acerca a su bolso, trae un consolador de doble punta, pregunta quien quiere ser la primera en usarlo, yo haciendo uso de la máxima frialdad posible sugiero que sea Yasmina y la propia Elena, mi función en esta escena es que Yasmina se desinhiba y logre disfrutar del sexo con una mujer.
Elena chupa el consolador y se lo ofrece a Yasmina para que haga lo mismo, ver a esas dos mujeres chupando el aparato que dentro de poco estará en sus cuerpos es muy morboso por lo que me dirijo a una de las sillas, la giro y me coloco frente a ellas, abro mis piernas y comienzo a tocarme.
Elena tumba a Yasmina sobre el diván e introduce la punta del consolador en su interior, Yasmina abre la boca y de ella se escapa un gemido, Elena se introduce la otra punta del consolador en su interior y le explica que tiene que hacer. Elena se mueve hacia abajo haciendo que el juguete se introduzca más en el cuerpo de Yasmina, ésta al ver lo que su amiga hace repite la acción por lo que ahora el juguete se introduce más en el cuerpo de Elena, ambas se entregan al placer y comienzan un movimiento frenético para conseguir que la otra llegue al orgasmo, ambas gimen y yo estoy cerca de llegar a mi orgasmo.
Yasmina ve lo que hago, me dice que me acerque y que ponga mi vagina en su boca, hago lo que me pide y comienza a lamer mi clítoris, da pequeños mordiscos y yo gimo de placer, mete dos dedos en mi interior y eso es suficiente para que yo me corra entre jadeos.
Elena y Yasmina también van a llegar pronto al orgasmo por lo que aceleran sus embestidas, ambas se incorporan un poco, se agarran sus cabezas y mientras se besan no cesan en sus movimientos, primero llega Elena, se corre entre jadeos y abriendo mucho la boca, Elena aprovecha y la besa con ganas con pasión. Elena no para de moverse para conseguir que Yasmina llegue a su orgasmo, esta vez soy yo la que besa a Yasmina quiero beberme sus gemidos, su amiga acelera las acometidas y la tímida mujer casada que veía el tener sexo con una mujer como un pecado se corre entre gritos de placer e improperios.
Las tres estamos extenuadas, les digo que pueden pasar al baño si así lo desean, yo me visto y me acomodo un poco el pelo, vuelvo a sentarme en mi escritorio a la espera de que regresen… ahora mismo no sé que estoy haciendo con mi vida, como he vuelto a este desenfreno con el sexo, yo pensaba que ya lo tenía más que superado. Hacía mucho tiempo que no me acostaba con una mujer y no recordaba lo placentero que era.
Las amigas salen del baño riendo y hablando, ambas se sientan frente a mí, es hora de volver a adoptar los roles de terapeuta-paciente a pesar de lo que acaba de pasar.
-Yasmina, como te has sentido
-Bien, me ha gustado lo que hemos hecho, he disfrutado
-Quiero que no te reprimas, quiero que cuando salgas de aquí hagas lo que quieras, si es tener sexo con ella lo haces, si es seguir con tu vida también, pero no te arrepientas de nada.
-Gracias Yanira, ha sido una gran experiencia y me alegro de que Yasmina me dejara acompañarla.