La proveedora y el ascensor

Llegué a la puerta del edificio justo cuando llegaba ella, una mujer espléndida. 1,75, delgada, melena rubia recogida en una cola, ojos verdes muy penetrantes y un cuerpo de escándalo que se intuía debajo de aquel traje negro tan serio.

LA PROVEEDORA Y EL ASCENSOR

Era un día cualquiera, estaba llegando al edificio donde se encontraban mi oficina, andaba mecánicamente, mientras estaba absorto en los problemas pendientes de solucionar y para colmo tenía una visita.

Era una posible proveedora para la empresa, tenía fama de dura y muy seria, no iba a ser fácil sacarle un buen precio. Me había vestido con el traje más elegante que tenía, camisa con un ligero tono sonrosado y corbata ocre, la de la suerte. Mi secretaría solía sonreír cuando me veía esa corbata, decía que pobre del que tuviera que estar conmigo.

Llegué a la puerta del edificio justo cuando llegaba ella, una mujer espléndida. 1,75, delgada, melena rubia recogida en una cola, ojos verdes muy penetrantes y un cuerpo de escándalo que se intuía debajo de aquel traje negro tan serio.

Hola creo que me vienes a ver a mí – le dije -. Ella revolvió su melena y con una media sonrisa contestó – entonces acabaré pronto-.

Llamé al ascensor mientras pensaba, y ésta tía que se ha creído, toda prepotencia, desprendiendo un halo de superioridad por donde va y me repatea por que ella lo sabe y también sabe que tiene un cuerpo que lo desea cualquier hombre.

Entramos en el ascensor, cediéndole el paso muy caballeroso pero pensando no se tropezará y se romperá un tacón la desgraciada. Al pasar por mi lado me llegó un halo de perfume mmmmmmmmmm era embriagador, te atontaba y sólo podías pensar en el cuerpo que llevaba ese olor.

Apreté el piso 14 sin dejar de mirar la melena que le recorría la espalda, le llegaba justo donde le empezaba la curvatura de las nalgas, mmmmmm prietas deben de estar pensé y tuve la tentación de rozarlas.

De repente el ascensor hizo un movimiento brusco entre la planta 8 y la 9 y se detuvo. Me apresuré a apretar los botones para ver si volvía a ponerse en marcha sin éxito alguno. Apreté el botón de la alarma pero nada de nada. Dios encerrado en un ascensor con aquella mujer ni lo hubiera imaginado nunca.

La miraba desde detrás y allí estaba impasible, ni se inmutaba. Para romper el hielo dije – parece ser que no vas a acabar pronto – sonriendo para mis adentros. No contestó.

Molesto por su falta de respeto me decidí a pararle los pies a esa prepotente, la cogí de los hombros y la giré en redondo para tenerla cara a cara. Sorpresa, estaba descompuesta, los ojos muy abiertos y una lágrima le recorría cada una de las mejillas, se le estaba corriendo el maquillaje.

-¿Estás bien?- le pregunté. Me miró a los ojos y balbuceó un no apenas imperceptible. La cogí de los hombros para que reaccionara y se me abrazó con fuerza. No lo esperaba en absoluto pero me gustó.

Cada vez apretaba más y más sus brazos en torno a mi cuerpo, mmmmmmm que olor que hacía aquella mujer, y estaba conmigo encerrada en el ascensor, notando ya sus pechos turgentes contra mi pecho.

La acariciaba el pelo para que se tranquilizara y ella me miraba con ojos de niña asustada. - Por cierto me llamo Edu- le dije, ella con un hilo de voz me contestó – Yo María -. La sonreí por la candidez de su respuesta.

Empezaba a hacer calor y abrazados como estábamos aún más.

-María, a mí no me importa estar abrazado a ti hasta que se solucione el problema del ascensor pero hace un calor terrible y vas a estropear tú precioso vestido negro.-

-Tienes razón Edu, pero eso se soluciona en un segundo- acto seguido se separó de mí, se quitó la chaqueta y los pantalones. Creí que mis ojos se salían de las cuencas al verla sólo con el sujetador negro de encaje y un tanga negro de encaje muy transparente. Y me volvió a abrazar bien fuerte.

A éstas alturas yo estaba a mil y era evidente por el bulto que se formaba entorno a la bragueta de mis pantalones del traje. Estaba incómodo pero me gustaba la situación.

María se movía ligeramente entre mis brazos y de vez en cuando rozaba mi pantalón, donde el bulto era cada vez más grande y más caliente.

María me dijo – ¿Edu, no tienes calor con el traje?

-Sí María y mucho-

-Haz como yo-

-¿Quieres que me quite el traje María?

-Ya lo hago yo

No había acabado la frase y ya estaba deslizando sus manos por entre mi chaqueta y despojándome de ella. Siguió con la corbata, deshaciendo el nudo, y retirándola lentamente. Me desabrochó el cinturón, el botón del pantalón, bajó la cremallera, rozándome con el dedo por todo el trayecto en mi polla, que estaba a reventar y dejó caer los pantalones al suelo.

Me quité los zapatos como pude, los calcetines y los pantalones. Mientras ella había dejado al descubierto sus pechos, mmmmmmmmm eran preciosos, una talla 100, tersos y duros, con las aureolas de los pezones muy oscuras y grandes.

-Uffff María si que tienes calor.

Sonriéndome y cogiéndome la mano me dijo - ¿ calor? Estoy ardiendo- y me puso mi mano en su tanguita, que ya estaba húmeda y caliente.

Empecé a acariciarle el coñito por encima del tanga que cada vez estaba más húmedo, mientras con la otra mano le acariciaba los pechos.

Mmmmmmmmm se estaba caldeando el ambiente, yo acariciando a María el coñito por encima del tanguita y ella acariciándome la polla por encima de los boxers, cada vez más dura, intentando salir de su prisión.

María cerraba los ojos y emitía un leve gemido y eso me ponía a mil. Noto como empieza a meter las yemas de sus dedos por el boxer, y yo aventuro las mías en el interior de su tanguita, rozando su coñito arregladito y muy mojado.

De repente, el ascensor hace un movimiento brusco y pensé la jodimos, maldita sea la hora que el cabrón de mantenimiento ha arreglado el ascensor. Mientras pensaba en esa maldición, María se aparta de mí y aprieta el botón del stop. Se vuelve a detener el ascensor y yo la miro con una sonrisa cómplice. Lo que ví no presagiaba nada bueno, su cara se transformó en gélida y sin decir nada empezó a vestirse.

Sin saber como, me vestí, me metí el paquete en el pantalón, apunto de estallar, me rehice el nudo de la corbata justo en el instante que llegábamos al piso 14.

En mi interior iba maldiciendo mi suerte, y cabreándome cada vez más con el de mantenimiento.

Entramos en la oficina saludando a los allí presentes.

Srta. Verónica, acompañe a la Srta. a la sala de Juntas por favor - .

Enseguida, Sr.

Me acompaña Srta.

Se dirigieron al fondo del pasillo, a la sala de Juntas. Aproveché la ocasión para ir al lavabo a refrescarme un poco. Uffff estaba a mil y sabía que ella lo sabía y que aprovecharía esa ventaja, pero estaba dispuesto a no permitirselo.

Después de 10 largos minutos de refrescarme, ya me encontraba en disposición de enfrentarme a aquella mujer de cuerpo de escándalo.

Cuando me dirigía hacia la Sala de Juntas, Verónica me sonrió cómplice y me dijo. – Recuerde que hoy dentro de 10 minutos hay una asamblea de todo el edificio y que iremos todos en representación de la oficina, se lo digo por que en un par de horas no habrá nadie en la oficina-. Sonreí y le dí las gracias.

Mientras recorría el pasillo que me llevaba a la Sala de Juntas iba sonriendo con mis pensamientos. Edu puede ser que tú suerte haya cambiado, tienes dos horas a solas con esa mujer y tienes que rematar todo en esas dos horas.

Abrí la puerta y allí estaba, sentada, con las piernas cruzadas, con ese aire de prepotencia que tanto me ponía y tanto me cabreaba a la vez.

  • Hola, otra vez.

  • Hola.

  • Deseas tomar algo? Un café, un refresco, agua, etc…?

  • Agua con mucho hielo por favor.

  • O.k.. ( sonreía y pensaba el hielo ya se para que lo quieres pero a ver como te las apañas )

  • Verónica por favor traiga una botella de agua con unja cubitera con mucho hielo y dos vasos.

  • Enseguida.

Me senté frente a ella y la miré a los ojos fijamente, sin mediar palabra. Ella me aguantó la mirada sin parpadear, incluso apreciaba o me parecía a mí que cuanto más tiempo pasaba una ligera sonrisa del estilo de la Gioconda aparecía en sus labios.

Verónica entró en la Sala de Juntas, dejó el agua, la cubitera y los dos vasos, cerrando la puerta al salir. Aprecié una sonrisa cómplice en verónica.

  • Bien María cuéntame como podemos colaborar.

  • Perdone pero antes de empezar mi exposición me gustaría que me dijera si ya existe otro proveedor del mismo material.

Y ésta de que va? Después de haberse desnudado en el ascensor y haberme magreado la polla me trata de Usted? Se va a enterar.

  • Si María hay otro proveedor pero por favor háblame de tú que estarás más cómoda, casi tanto como en el ascensor.

Jejejeje touché, sus ojos se abrieron como dos ventanas abrió la boca para contestar pero no le salían las palabras. Aproveché la ocasión para llenar los dos vasos con hielo a rebosar y el agua. Le ofrecí uno de los vasos y levante el mío para hacer una especie de brindis, me iba a jugar el todo por el todo:

  • María, por esos pechos tan hermosos que tienes.

Se quedó petrificada con el vaso en alto. Para mis adentros iba diciéndome mientras bebía, bien Edu bien la tienes totalmente descolocada, jejejejejejejeje a por la puntilla.

Pero cuando iba a poner la puntilla me contesta.

Mejor que brindemos por esa polla que tienes.

Ahora el impávido era yo. Joder con la tía como encajaba y se reponía de la situación, con dos ovarios si sra.

Alzamos los vasos y brindamos sin dejar de mirarnos a los ojos. Poco a poco se dibujó la misma sonrisa de pícara que en le ascensor, causando el mismo efecto en mi polla que entonces.

  • Bueno María, ejem, por donde empezamos?

Sonrió y me dije huy Edu que esto no tiene tintes nada profesionales.

  • Que te parece si empezamos por aquí? Se levanto, se descalzó, se quitó la chaqueta, los pantalones y el sujetador.

  • Creo que nos habíamos quedado exactamente en éste punto, verdad Edu?

  • Tú si María yo no. Me levanté, con dos cojones, y me quité toda la ropa menos el boxers y me iba diciendo: Edu, hoy o follas y cierras un buen trato o te dan una patada en los cojones.

  • Ahora si María vamos llegando donde nos habíamos quedado.

  • Ya veo pero falta algo verdad?

  • Buena memoria María. Me acerco lentamente a ella, le cojo la mano y la llevo directamente a mi polla y llevo mi otra mano directamente a su coñito.

  • Mmmmmmm y si entra alguien Edu?

  • Mmmmmmm creo que en dos horas sólo estamos tú y yo María. Aprovecho para apartarle el tanguita y acariciarle los labios del coñito. Ufffff estaban mojadísimos, calientes y palpitantes,

María empieza a emitir los leves gemidos del ascensor e introduce sus dedos en busca de mi capullo, acariciándolo con las yemas de sus dedos y de vez en cuando arañándolo levemente con sus uñas.

Me estaba poniendo a mil, y yo a ella, ya le había introducido dos dedos en su coñito, los había doblado hacia fuera y los estaba haciendo girar en su interior. María cerraba los ojos, y se mordía los labios ahogando un gemido de placer, mientras abría las piernas cada vez más.

Cogí un hielo y empecé a pasárselo por el contorno de los pechos, de los pezones, viendo como se endurecían cada vez más. María iba bajando poco a poco mis boxers, acariciándome toda la polla, llegando hasta mis huevos, que a esas alturas eran como pelotas de ping pong.

Deslicé su tanga hasta el suelo delicadamente con los dedos índices de mis manos, ella hizo lo mismo con mi boxer, Mi polla salió del boxer como si tuviera un resorte, apuntaba al techo.

María se arrodillo y empezó a lamerme la punta del capullo con movimientos lentos, rodeando todo el capullo. Mmmmmmmmmm que delicia, su lengua era una verdadera arma sexual y ella una experta en su utilización.

Poco a poco empezaba a meterse el capullo en su boca, introduciendo cada vez más un trozo de mi polla dentro. Uffff que mamada pensaba, hasta que logró metérsela entera dentro, produciéndole en un primer instante una arcada de la que se sobrepuso de inmediato.

Iba acelerando el ritmo lentamente así como sus gemidos y suspiros eran más audibles a medida que iba avanzando en la mamada.

María se incorpora, se estira encima de la mesa de la Sala de Juntas, abriendo mucho las piernas y diciéndome:

  • Edu, cómeme y por cada vez que consigas que me corra te rebajo un 2 % el material.

  • María, ten cuidado con lo que me dices que igual me sale gratis jajajajajajaja.

  • Cierto, pero por cada vez que te corras tú recupero un 1 %.

Será hija puta la tía ésta, pero me encanta. Empecé a pasar la punta de mi lengua recorriendo sus caderas y el pubis, despacito, dando leves soplidos de vez en cuando. Su respiración cada vez era más agitada, gimiendo cada vez más fuerte. Se acariciaba los pechos y se estiraba de los pezones mientras mi lengua jugueteaba con sú clítoris y mis dedos daban vueltas en el interior de su coñito. Mmmmmmmmm, gemía, movía la pelvis cada vez más deprisa.

Le doy la vuelta, dejando su cabeza suspendida en el borde de la mesa y aprovecho a meterle la polla en la boca, la cual acoge con afán y desespero, mientras yo me acuesto encima de ella y sigo mi trabajo en su coñito.

Noto las contracciones de su coñito en mis dedos y en mi lengua mientras a María se le escapa un gemido enorme de placer. Se acaba de correr.

  • María ya te he descontado un 2%.

  • Dame un minuto y te recupero un 1%.

Se arrodilla delante mía y se mete toda la polla en la boca, cogiéndome los huevos con una mano y acariciándolos. Aumenta el ritmo deprisa, mmmmm, tengo la polla a punto de reventar y ella lo sabé. Sigue chupándomela con ansia mientras acaricia muy deprisa mis huevos. Ufffff no voy a aguantar mucho.

  • María me voy a correr.

No dice nada, sólo aumenta el ritmo. Diosssssss que boca y que lengua tiene, mmmmmmm me voy a corre y hago un ademán de sacarle la polla de la boca, pero ella me coge de las nalgas y me aprieta contra su boca. Me corro con varios espasmos, arqueando la espalada. Ella traga mi leche sin que se le salga ni una sola gota.

  • Acabo de recuperar un 1% Edu.

  • Sí María, bendito 1%.

Nos sentamos relajados en los sillones que hay al fondo de la sala. María se levanta y se va en busca del agua con mucho hielo. Tiene un meneo de culo impresionante, dan ganas de mordisqueárselo, de acariciárselo, de cogérselo, ….. Sin darme cuenta mi polla empieza a reaccionar lentamente mmmmmmmmmm me está poniendo cachondo el culito de María.

María recoge el vaso, le añade una montaña de hielo, coge la botella y se dirige al sillón de vuelta. Anda lentamente con un gesto entre morboso y distraído. No presagia nada malo, algo se le ha ocurrido a ésta mujer, prepárate Edu que viene a por otro 1%, jejejejejejeje y yo preocupado me digo.

Se sienta en el sillón y me mira fijamente. Coge un hielo del vaso y empieza a deslizarlo por su cuerpo. Sus ojos van de mi miembro a mis ojos. Sonríe. Desliza el hielo por sus pechos, rodeando la aureola, sus pezones reaccionan, endureciéndose y cambiando de color. Son oscuros y grandes.

Sin darme cuenta mi mano se ha deslizado hasta mi pene erecto, acariciándolo. Sonríe y desliza lentamente el hielo desde sus pezones, zigzagueando por su vientre hasta llegar a las caderas. Suspira y se muerde el labio inferior de vez en cuando. Mmmmmmm está encantadora. Sigue deslizando el hielo por los labios de su monte de Venus. Brilla por el efecto del hielo. Abre despacio las piernas mientras su respiración se acelera. Un leve suspiro se le escapa cuando el hielo alcanza a rodear su clítoris.

Mis dedos recorren acariciando suavemente el glande, despacio, recordando las sensaciones vividas de la punta de la lengua de María. Mis testículos vuelven a estar durísimos.

María introduce levemente el hielo dentro de su vagina. Empieza a mover las caderas y cierra los ojos. Mmmmmmm es pura pasión el espectáculo que me está ofreciendo. Introduce del todo el hielo en su vagina soltando un largo gemido.

Abre los ojos para ver el tamaño que ha tomado mi miembro viril y me dice – Me apetece un poco de leche congelada – coge otro hielo y se lo mete de golpe en el coño.

Ufffff mi pene está a mil. Me acerco y le digo: - mmmmmmm me gustaría complacerte pero tal como estoy creo que será un poco de leche templada, te parece bien María?-

Asiéndome de la polla y atrayéndome hacia ella me comenta – Perfecto, siempre y cuando me la proporciones con esto- .

Me arrodillo delante de María. Ella abre las piernas y acerco mi capullo, morado y brillante a su volcán, restregando el capullo por todos los labios, mojados y calientes de su coño, sin metérselo aún, quiero que lo ansíe, lo desee y lo sienta en su esplendor.

  • Fóllame Edu, fóllame bien que me vas a matar como sigas así-

Meto el capullo dentro de su coño, despacio, y lo vuelvo a sacar. Intenta cruzar las piernas por mi espalda para que se la clave sin demora. No la dejo, quiero que esté bien caliente antes de metérsela del todo.

Sigo metiéndole y sacándole mi capullo, cada vez un poco más deprisa. Cuando menos se lo espera la meto entera de golpe, hasta los huevos. Gime y grita. Me quedo quieto para que note como tengo la verga de dura. Aprovecho para mordisquearle los pezones a la vez que empiezo a mover las caderas con movimientos giratorios.

  • Joder Edu, me estás matando, fóllame rápido que voy a reventar-

  • Eso es lo que quieres?

  • Si, más que quererlo lo deseo, fóllame bien fuerte.

Empiezo a moverme con una cadencia ascendente. Mi polla entra y sale hasta la mitad cada vez. Acelero el ritmo. María cruza sus piernas por mi espalda. Empieza a espolearme con sus tobillos. Mmmmmmmmm se oye el chapotear de nuestros sexos.

Gemimos los dos, a una velocidad cada mayor cada vez. Ahora sale entera y vuelve a entrar de golpe. Se oye el ruido de mis huevos chocando en sus nalgas.

Mmmmmmmmmm no aguantaré mucho más y acelero el ritmo hasta que arqueo la espalda propulsando mi chorro de semen en el interior de su coño. Una, dos, tres embestidas. Gemidos. Suspiros. Caigo rendido encima de María y le susurro al oído – Acabo de perder el 1% que te había sacado- Ella abre los ojos, me sonríe, desliza una mano a mi frente para apartarme un mechón de cabello y me responde – Te equivocas Edu, has conseguido un 1% más, me he corrido a la vez que tú, ya llevas un 2%, te atreverás a buscar más? – Soltando una carcajada.

La miro riendo y le contesto – Lo dudas acaso? Ya sabes lo que suelen decir de un buen directivo, que lucha por su empresa hasta la muerte y si es una muerte de éste tipo bienvenida sea.

Nos sentamos en los sillones a descansar después de la segunda batalla. Miré el reloj de la pared y sólo habían pasado 40 minutos. Nos quedaban 80 minutos de estar solos. Pensaba, ésta tía como siga así me va a secar de por vida, pero pensándolo bien que cojones merecía la pena arriesgarse a la sequía jejejejejejejejejejeje.

María remoloneaba en su sillón. Ahora iniciaba la etapa de hacerse la inocente, de hacerme sentir lo de yo no quería has sido tú el que me ha buscado. Falso, falso y falso. Se desentumecía los músculos, más por provocarme que por estar entumecida. Yo sonreía a cada gesto sin decirle nada. Estuvimos así durante unos 15 minutos aproximadamente.

Estaba totalmente relajado y me quedé medio transpuesto unos instantes, los cuales aprovechó María para levantarse sigilosamente. Se acercó a la mesa, se agachó y recogió el tanga. Lo olisqueó y soltó un suspiro. Abrí los ojos y la ví de espaldas, son cu cola de caballo reposando justo donde la espalda pierde su honesto nombre. Mmmmmm sólo de observarla desertaba en mí un deseo indescriptible. Mis ojos la recorrían desde la nuca hasta el culo. Mmmmmmm estaba impresionante y emestaba excitando de nuevo.

María se estaba poniendo el tanga haciendo unos movimientos exagerados. Pedía guerra de nuevo sin duda y yo me decía, Edu, que ésta tía te está retando, levántate y recoge el guante, o mejor dicho arráncale con la boca ese tanga que tanto te excita.

Me levanté y me acerqué sigilosamente por su espalda. Iba ya bien armado, increíblemente armado después de dos asaltos. Llegué a su altura y le deshice la cola con un movimiento rápido. Enseguida intuí que algo iba a pasar. Se dio la vuelta, sus ojos despedía un brillo que embelesaba. No dejaba de mirarme sin pestañear a los ojos mientras que las aletas de su naríz se hinchaban y se deshinchaban cuando me dijo – Edu, Edu, acabas de cometer un error del que posiblemente te arrepentirás-

Sorprendido por sus palabras y la firmeza con que las había dicho le contesté.

  • Que error he cometido si sólo te he soltado el pelo.

  • Precisamente ese.

  • Y por qué es un error?

-Con el pelo suelto me transformo, me convierto en una pantera sexual difícil de dominar.

Justo acabar la frase saltó encima de mí. La cogí a duras penas. Su boca y su lengua se movían como poseídas por el diablo. Me pareció incluso notar como su lengua jugaba con mi campanilla. Joder la fiera que había despertado.

Sus piernas se enroscaban en mi torso como si fueran serpientes. Serpenteaba alrededor de mí mientras frotaba todo su sexo contra mí. Estaba increíblemente mojada y caliente.

Mientras me sorprendía toda ésta vorágine de sensaciones me ví tumbado en el suelo boca arriba. No sabía como había llegado hasta el suelo.

Una vez había recuperado la presencia, miré a María y me dí cuenta que estaba cabalgando a un ritmo vertiginoso encima de mi polla .

Subía y bajaba constantemente. Gemía, suspiraba, me gritaba – Si cabrón, me la estás clavando hasta la garganta pero me gusta- Ufff estaba desbocada. Su pelo revoloteaba con sus movimientos. Estaba desenfrenada.

Duró unos 5 minutos el cabalgar hasta que ambos nos corrimos estrepitosamente. Ella se recostó en mi pecho. Nuestras respiraciones eran agitadas. Notaba como mis piernas se deslizaba mi semen caliente, proveniente de su interior.

  • María me temo que acabo de ganarte un 1% más.

Tardó en contestarme unos minutos, pero cuando o hizo un escalofrío me recorrió toda la columna vertebral.

  • Me has sacado un 3% Edu, pero te aseguro que no se va a quedar tan bajo.

Pensé, joder con la mosquita muerta, me va destrozar, va a conseguir matarme como a las ratas a polvos.

Absorto en mis pensamientos me pilló cuando se levantó y empezó a chupármela como una posesa. Pensaba que me iba a sorber el seso por el pito, pero uuuuuuuuuffffffff es que la chupaba como nadie la muy prepotente.

No tardó en conseguir lo que quería, tenía ya el mástil dispuesto para su próxima actuación. Se levantó, me cogió la polla bien fuerte, dejando el capullo fuera y estiró de ella obligándome a levantarme velozmente. Me dije Edu espabila que ésta te la arranca y la pone en formol.

Me incorporé todo lo deprisa que las cansadas piernas me lo permitieron. Se puso de espaldas, restregándome todo su culito por mi cuerpo. Uffff su pelo me acariciaba las tetillas, el vientre, el sexo, ….. todo el cuerpo.

Apoyó los codos en la mesa, dejando su trasero y su sexo en ángulo recto. Me volvía a desafiar. Ni corto ni perezoso y más por que no dijera que era un acojonado, le puse la polla frotándolo el clítoris desde atrás. Gemía y me gritaba – Fóllame, fóllame, fóllame-

Se la clavé hasta los huevos de un solo golpe. Soltó el gemido más profundo hasta el momento y me gritó – Cabrón me has atacado por la espalda, jajajajajajajajajajajajaja-

Me acerqué a su oído, saqué la polla de su, últimamente, lugar de recreo y le susurré al oído

  • María tienes toda la razón pero era para despistarte.

  • Despistarme?

  • Si María por que voy a atacar la retaguardia.

Se estremeció al notar mi capullo en la entrada de su culito, apretando, intentando entrar. Encontraba resistencia, pero no mucha. Su culito se iba tragando poco a poco mi polla hasta que la tuvo enterita a dentro.

Gritó de repente. – Eres un hijo de puta, has dado con mi punto débil.

Joder que suerte la mía, y yo sin saberlo. Empecé a bombearle despacito. Poco a poco aceleraba el ritmo. Ella movía el culito en círculos, gimiendo y repitiendo sin cesar – Dios, Dios, Dios. Noté como su mano se dirigió a su clítoris y empezó a frotarlo muy deprisa.

Transcurridos unos 10 minutos se había corrido tres veces más y yo ninguna, pero me faltaba poco.

Justo cuando tenía el 4 orgasmo me corrí en su culito y caí exhausto encima de su espalda. Noté como la polla se deslizaba hasta afuera de su culito. Le resbalaba mi leche por sus muslos.

Nos recuperamos y le dije:

  • 8 más tres 11, menos 1, 10. Buen porcentaje.

  • Pero ha merecido la pena Edu. ( una sonrisa le iluminaba todo la boca ).

  • Deberíamos vestirnos y formalizarlo por escrito. En 10 minutos esto estará lleno de gente.

Asintió con la cabeza y empezamos a vestirnos. Pensaba, vaya una negociación más cojonuda y vaya pedazo de rebaja le he sacado. Cuando lo vean no se lo van a creer, tendré que improvisar una argumentación aplastante para que se lo crean.

Nos sentamos, compuestos del todo. Nadie diría que allí había pasado nada en especial.

Formalizamos el contrato en el portátil de María y me lo copió en un cd.

Se oyeron ruidos en el despacho. La gente ya había llegado. Nos levantamos y nos dirigimos hacia la puerta de la Sala de Juntas. Abrí la puerta, la cedí el pasó y salí tras de ella. Volvía a tener ese aire de prepotencia que tenía al entrar. Verónica me miró ligeramente y le guiñé un ojo. Sonrió apenas imperceptible para los demás. Sabía que había ido bien, ese era el gesto de complicidad entre nosotros.

Salimos del despacho y llamé al ascensor.

María me volvió a sorprender.

  • Edu, si no me acompañas en el ascensor soy capaz de darte otro 2%.

Reí como un condenado antes de responderle.

  • Si quieres te acompaño sin necesidad de ese 2%, voy en son de paz.

Negó con la cabeza, me tendió la mano y entró en el ascensor. Mientras se cerraban las puertas me gesticuló con la mano haciéndome entender que en dos meses iba a volver y que me preparara.

Entré en el despacho y mis ojos se cruzaron con los de Victoria, como siempre en éstos casos. La encontré alegre pero demasiado inquieta. Le hice un gesto, como siempre, para que me acompañara y nos dirigimos a mí despacho.

Como siempre le puse al día de los detalles económicos de la operación, dándole las instrucciones pertinentes. Ella anotaba y anotaba como siempre pero….. estaba inquieta.

  • Verónica te pasa algo?

  • No.

  • Seguro?

Se hizo el silencio. Miraba a Verónica expectante. Ella no movía ni un músculo. No separaba la vista de su cuaderno.

  • Si, seguro pero haz el favor de subirte la bragueta la próxima vez, si no quieres repetir la sesión conmigo.

Se levantó y salió como alma que lleva el diablo de mi despacho.

Ahí descubrí que Verónica mi secretaria se sentía atraída por mí.