La prostituta

Enrique era un chico de 27 años, que se canso de no tener sexo y decidio contratar a una prostituta.

Enrique tenía 27 años. Era de estatura alta con su metro ochenta largo, complexión corpulenta, pelo negro, ojos marrones y una cara del montón. No era un tipo existoso con las mujeres a pesar de llevarse muy bien con ellas., el lo intentaba constantemente, pero o bien ellas siempre preferían a otro de su grupo de amigos, o simplemente le veían como alguien simpático con quien no se querían acostar. Hacía ya mucho tiempo que no tenia sexo con ninguna chica, asi que se decidió a buscar una de pago.

Nunca le había hecho gracia la idea, pero ya habían pasado unos 4 años desde la última chica que quiso acostarse con el, y veía pasar el tiempo sintiendo que lo estaba perdiendo. Algo le estaba reconcomiendo por dentro, asi que empezó a buscar en los foros opiniones acerca de las prostitutas de la ciudad. Pronto encontró un foro con experiencias de personas de su ciudad, y aprendió donde buscar anuncios de prostitutas por internet. Observo que había una brasileña de pelo rubio y grandes pechos, pero que tenía su cara tapada en las fotos. En los foros decían que era la mejor, en simpatía y en complicidad con los clientes, además de follar muy bien, pero justo en esa época no estaba en la ciudad. Observo otras dos chicas de las que hablaban bien en los foros: una española similar a la brasileña pero con la piel más blanca y una puertorriqueña morena, una mulata de piel marrón claro, grandes pechos y muy voluptuosa. La española le parecía muy atractiva, pero a la puertorriqueña la descarto rápidamente porque no estaba muy seguro de poder soportar el acento sudamericano que tanto asco había cogido por culpa de las compañías telefónicas.

El caso es que mirando los anuncios vio a una japonesa que se hacía llamar Tanaka. En las fotos se podía ver un bello rostro japonés, no tenía unos pechos muy generosos, pero había que reconocer que tenía un cuerpo muy agradable a la vista. También había unos anuncios de otra japonesa que se hacía llamar Mistress Akane, una domina que se anunciaba diciendo que era experta en dominación masculina, incluyendo bondage, facessiting, spanking, castidad forzada, denegación del orgasmo, tortura genital, adoración de pies….. Enrique estaba seguro de que era la misma chica, pero vestida en cuero negro y con la cara maquillada de otro modo. Todo aquello empezó a llamar su curiosidad, pero el estaba buscando un polvo nada mas, quería saber que la chica iba a cumplir, y no tenía ninguna referencia de la japonesa. Estaba pensando en llamar a la española o esperar a la brasileña, hasta que un día llego una experiencia de la japonesa a uno de los foros. En ella se comentaba que la chica era muy profesional, simpática y aplicada. Que era muy limpia, la chupaba con el condón puesto y que si veía que el cliente no era decidido ella era capaz de tomar la iniciativa hasta que este empezara a coger confianza. A Enrique le gusto mucho lo que estaba leyendo, porque no sabía muy bien cómo iba el tema de quedar con una prostituta, y saber de una cuyo trato era así le ayudo a tomar la decisión de llamarla. Además le daba mucho morbo quedar con ella pensando que era una dominatriz.

Quedo un viernes por la tarde a eso de las 7. Ella trabajaba en un piso a las afueras de la ciudad, en una zona con poco movimiento, lo cual resultaba muy discreto. Cuando ella le abrió la puerta, lo estaba esperando vestida con un camisón muy corto de seda negro de encaje, unas medias negras de encaje y unos zapatos de plataforma con un gran tacón de aguja para disimular lo pequeña que era. Pero lo que más llamo la atención de Enrique es que se había maquillado como en los anuncios de Mistress Akane, con una sombra de ojos achinando más sus ojos, lo cual les daba una fuerza increíble. Ella le beso, le cogió de la mano y lo llevo al cuarto, donde le empezó a desnudar para después llevárselo al baño para limpiarle sus genitales. Después le seco con una toalla, le llevo a la habitación de nuevo y le pregunto si quería tomar algo. Enrique estaba algo nervioso por la situación, pero no quiso tomar nada. Ella entonces tomo la iniciativa. Le beso calurosamente en los labios y le empezó a acariciar el pene. Enrique se empezó a dejar llevar y metió las manos debajo del camisón notando que no llevaba nada debajo. La acaricio las caderas, y apartándola un poco le saco el camisón por la cabeza. Ella le volvió a besar, pero esta vez pego su cuerpo desnudo contra el cuerpo de Enrique, con sus sexos rozándose mutuamente. El pene de Enrique empezó a ponerse duro, se olvido de la tensión de la situación y la subió a la cama cogiéndola por las nalgas. Bajo lentamente por su cuello, acaricio y olio la piel de sus pechos, lamio los pezones y bajo acercando su rostro por el vientre hasta su sexo. Lo estuvo devorando durante unos 5 minutos, lamiendo su clítoris con la lengua e introduciéndose en su humedecida cueva. La japonesa, que realmente estaba disfrutando del momento, decidió coger un preservativo de la mesilla y le dio la vuelta a la situación poniéndose encima de Enrique. Le puso el condón y empezó a chupársela, arriba y abajo, subiendo y bajando con su cabeza. Después de un par de minutos Enrique no pudo evitar correrse. Había sido mucho tiempo sin estar con una mujer y Tanaka realmente le estaba excitando mucho.

-“No te preocupes que tenemos tiempo para que se te vuelva a poner dura” Dijo ella. “Has contratado una hora.”

Estuvieron hablando un rato de trivialidades, cosas como porque se había venido ella a vivir a España y cosas así. Cuando ella creyó que ya había pasado el tiempo suficiente le empezó a acariciar el pene con los dedos otra vez. El la beso, y ella se acerco mas a el, poniéndole una pierna por encima del vientre, acercando sus sexos. Enrique volvió a sentir su pene duro, ella le puso otro condón y se sentó a horcajadas sobre el. La imagen excito tremendamente a Enrique. Además, ella se empezó a mover como una diosa. En otro par de minutos se volvió a correr abundantemente. Enrique estaba desfallecido. La japonesa le había sabido llevar a su terreno completamente, y este no había soportado ni 5 minutos entre las dos ocasiones. Todavía faltaban algunos minutos para hacer la hora, pero Enrique ya estaba satisfecho. Estuvieron hablando un rato más, y a Enrique le pico la curiosidad:

-Oye perdona, ¿tu no eres también Mistress Akane? Es que vi los anuncios también, y me pareciste la misma.

-Si lo soy sí. Pero el tema de la dominación es algo que no me acaba de dar dinero. Es lo que más me gusta hacer, pero a pesar de que a mucha gente le gusta no se atreven a llevar a cabo sus fantasías.

-Nunca me había planteado nada así, pero la verdad que me dio cierto morbo al verte en el anuncio y leer lo que hacías.

-Si quieres podríamos quedar otro día, y hacemos una sesión más orientada a alguien que desea empezar a conocer el mundillo. Yo sería tu ama y tu mi exclavo. La tarifa seria la misma, pero lo que suceda en esa cita podría no ser exactamente tener sexo…. que también podría ser.

-¿A qué te refieres?

-Pues por poner un ejemplo, podría ordenarte que me limpiaras el salón desnudo mientras yo te azoto para que lo hagas con más ganas, o podría atarte las manos a la espalda y obligarte a ser mi reposapiés mientras miro la tele. También podría tenerte lamiéndome los pies, o haciendo que me practiques sexo oral como antes, que me ha gustado mucho. Pero siempre decidiría yo que es lo que hacemos desde el momento en el que entras por la puerta.

-¿Y sexo en el que yo recibiera placer?

-Bueno. La idea principal de que seas exclavo es que el placer lo reciba tu ama. Podría ser que tuviéramos sesiones de control de orgasmo, que te follara con un arnés o que me apeteciera incluso llegar a tener sexo contigo, pero la idea básica es que se haga lo que a mí me de placer. Si quisieras orientarlo solo al sexo tampoco habría ningún problema, pero eso no significaría que tu obtuvieras placer según lo que quieras ese día. El placer para ti seria que yo obtuviese el mío.

-¿Follarme con un arnés?

-Si mira, te traeré algunos juguetillos que uso para la dominación.

Tanaka salió de la habitación, y volvió al cabo de un rato con un par de maletines llenos de diversos juguetes eróticos. Le empezó a enseñar gags de bola para mantener callado al esclavo, pinzas para los pezones, esposas para las muñecas, collares de exclavo, una varilla con una rueda de pinchitos al final que al pasarla por la piel daba una extraña sensación, como si le pasaran un montón de agujas por encima de la piel, una fusta, una especie de guantes de plástico como bolsas donde iban metidas las manos inutilizándolas, consoladores....

-Mira esto es un arnés. Yo me lo pongo en la cintura y en esta guía de la parte frontal pongo un consolador u otro. La idea es darte por el culo con ellos. Empezaríamos con los pequeños claro. Aunque no te lo creas es algo que os acaba encantando a todos.

Enrique no puso muy buena cara cuando la vio con el equipo puesto. Había probado todos los artefactos pero ese no pensaba hacerlo, aunque la verdad es que todo aquello le estaba volviendo a excitar y ya se estaba poniendo cachondo otra vez.

-¿Y esa cajita que es? Dijo señalando una especie de cajita opaca como de plástico con un aro grande.

-Es un aparato de castidad masculino. Con eso puesto no puedes ni tener una erección, así que de tener sexo y correrte ni hablamos.

Aquello hizo calentarse aun más a Enrique, aunque su pene no se puso duro en el momento. Aun necesitaba algo de descanso, pero ya le empezaba a cosquillear.

-¿Cómo funciona?

-Pues mira esto se pone así: Abres el aro, lo pones por detrás de los testículos y el pene - según lo explicaba se lo iba poniendo – lo cierras y aquí arriba  donde están estos dos agujeros van estas dos guías que están en el capuchón. –Cogió el capuchón, metió su pene dentro e inserto las dos guías en los agujeros de la parte de arriba. El noto que la parte saliente de su glande quedaba atrapada por otro saliente en el interior de la capucha. Sonó un clic.

Enrique observo el artefacto, y vio que su pene había quedado encerrado en el.  Realmente había quedado ajustado por el aro, y la capucha se ajustaba bastante bien, además el saliente interior impedía sacar el glande que estaba atrapado dentro.

-He notado algo atrapándome el glande por dentro. ¿Esto se podrá sacar no? No veo como se abre esto.

-No te preocupes por eso. Funciona por bluetooth, con un programa muy sofisticado que tengo. Lo que notas en el interior es una pieza móvil que se retira hacia atrás cuando se desbloquea el aparato en sí, pero que si quieres sacar el pene tendrías que desgarrarte el glande para hacerlo. La pieza mantiene el calor en tu pene, asi que no se hará más pequeño, y aunque así fuera la pieza se adapta a los cambios de temperatura ajustándose. El aparato es de un material similar al de la fibra de carbono, es realmente duro, y ha pasado por muchas pruebas. Se usa en la formula uno por ejemplo para diseñar partes de los cascos por ejemplo. Aguanta grandes temperaturas y es prácticamente irrompible. Sería más fácil cortártela que sacarla intacta de ahí dentro. Y mira esto – Ella saco su móvil y inicio una aplicación. El aparato empezó a emitir descargas placenteras en el pene de Enrique, que cuando intento ponerse duro no pudo.

-¡¡Ay¡¡ Esto por un lado mola. Es muy estimulante, pero duele mucho cuando mi pene se intenta poner duro.

-Ja, ja,ja. Ya lo sé. Es para castigar al exclavo. Con el móvil puedo hacer muchas cosas, pero no liberarte. Eso se tiene que hacer desde un ordenador. Lo que sí puedo hacer es programar juegos o darle un tiempo para que se abra solo, pero como mínimo son 3 meses.

-¿Juegos?

-Si. Por ejemplo puedo poner que exista la oportunidad de que se abra una vez a la semana, pero solo si lo intentas abrir en un intervalo de tiempo determinado. Por ejemplo, si lo pusiera de ahora en una semana, podría poner una hora al azar en el que se podría abrir si en esa hora lo intentas, pero si lo intentaras y fallaras pos tendrías que esperar a la semana siguiente. También puedo hacer que el aparato te de descargas al azar, excitándote y dejándote dolorido y frustrado. La batería se carga con el movimiento de tu cuerpo.

-Joder que maquiavelico. Me está empezando a dar cosa llevar esto puesto – Pero Enrique se estaba sintiendo muy excitado ante todo eso, y su pene ya recuperado le estaba dejando en evidencia apretado en el aparato de castidad - ¿Puedes quitármelo ya?

-Vamos a quedar para otro día. Yo se que todo esto te está gustando. No hay más que ver la cara que has estado poniendo, o como tu pene te esta martirizando ahí dentro.

-No sé, es que es un gasto de dinero muy grande. Deja que me lo piense un poco. – Enrique estaba muy excitado y ya solo pensaba en sacar su pene del aparato. Pero la verdad es que todo aquello le asustaba y no estaba muy seguro de querer seguir adelante. Más bien tenía pensado no hacerlo.

-Creo que no lo estas entendiendo bien exclavo. Una vez que te he puesto eso tu sexo es mío, y con ello tu voluntad también. Necesitas disciplina. A partir de ahora me llamaras Ama Akane, y si quieres que te saque de ese aparato tendrás que venir a menudo por aquí. No permitiré que faltes más de una semana seguida. Si no vienes tomare medidas como activar alguno de los programas de tu aparato o lo dejare en función cerrado permanente.

-Pero yo no acepte ser tu exclavo. ¡Quítame esto ahora mismo¡- Grito Enrique, pero ella toco una tecla en el móvil y una descarga eléctrica hizo doblarse a Enrique en el sitio. A los pocos segundos volvió a tocar la tecla y se paro.

-Ahora ya da igual lo que quieras. No vuelvas a tratarme así o te arrepentirás. Debes acabar todas tus frases con Ama o Ama Akane. Quiero sumisión y disciplina. Ahora vístete y vete.

-Pero yo no tengo trabajo ni dinero para pagar todo esto – Lamento Enrique. Ama Akane le dio otra descarga.

-He dicho que me llames Ama o Ama Akane. Si no tienes dinero iras debiéndomelo, y con intereses. Si no hay dinero no te liberare del cinturón y estarás todo el día frustrado por no correrte. Ahora vete.

-Si  ama.

Enrique se vistió y se fue. Estuvo el resto del día pensando en lo sucedido, y no pudo evitar sentirse excitado de nuevo. El dolor y la frustración de no poder correrse apenas le dejaron dormir esa semana. Pensó en como librarse de esa cosa pero la única solución era que la ama Akane se la quitara. Justo cuando pasaron 7 días volvió a quedar con su nueva ama. Ella le recibió vestida completamente con un vestido escotado de cuero con minifalda ajustada y unas botas altas de tacón de aguja atadas por detrás con cordones.

-¡Te gusta apurar eh¡ Tan solo decirte que te has librado porque hoy no tenía ningún cliente, pero espero que tengas en cuenta que si tengo uno no quedare contigo, y si pasan más de 7 días de una cita a otra ya sabes que no te liberare del aparato aunque me pagues. Ahora quiero que limpies la cocina. Tienes menos de una hora. El tiempo que reste de la hora es el tiempo que tendrás para que te libere y te de un orgasmo.

-Si ama.

Enrique ilusionado se dio prisa en acabar la tarea. En apenas media hora acabo. Por un momento creyó que ella le liberaría y el podría escapar.

-Ahora quiero que te desnudes y te tumbes encima de la cama.

-Si ama.

Enrique se tumbo en la cama y el ama Akane le esposo las muñecas al cabecero de la cama y los pies a la patas de la misma, abriendo bien sus piernas. Enrique supo entonces lo difícil que sería escapar. El ama fue a por un portátil y empezó a teclear. Al cabo de unos segundos sonó un clic y el aparato se abrió. Saco el pene de Enrique que se endureció al instante. Ella no le prestó mucha atención. Saco una crema depilatoria y rasuro toda la zona genital de Enrique.

-Es una crema especial para que no te crezca pelo ahí. Sera mas higiénico que lo tengas así. No se sabe cuánto tiempo estarás con el aparato puesto. Quizá acabes llevándolo toda la vida. Tenía un exclavo en Japón que un día intento arrebatarme el portátil para quitarse el cinturón. Me llego a agredir una vez que me pillo desprevenida. Fallo la contraseña, porque la cambio cada semana, y el aparato se cerró automáticamente por 3 meses. Me grito para que lo liberara, pero yo no podía hacer nada en ese momento. Además me había llegado a agredir. Le saque de casa a rastras, pues soy una karateka excelente, y cuando volví al ordenador puse la contraseña correcta y le tuve 3 meses con descargas al azar, para después dejarlo en castidad permanente el resto de su vida. Los aparatos valen una dineral, pero me quedo con una parte importante de vosotros.

Cuando acabo de rasurar a Enrique, cogió su pene aun más duro y con gotas de líquido pre-seminal en la punta y lo masturbo apenas unos segundos hasta que estallo en un orgasmo. Enrique sintió como se le nublaba la vista, y se sentía en el cielo al correrse. Después la ama Akane lo limpio y volvió a poner el aparato en su sitio. Después empezó a quitarle las esposas y las ataduras.

-Sabes esclavo, si quieres volver a tener sexo conmigo deberías hacer que se me canse la mano de masturbarte más de lo que me cansaría follando contigo.

-Si ama.

-Ahora vístete y márchate.

-Ahora mismo ama

6 días pasaron hasta la siguiente cita. Enrique la concertó en cuanto pudo para no jugársela. Estaba aterrado ante la idea de quedar encerrado en el cinturón para siempre. Aunque la realidad era que el orgasmo de la semana anterior había sido el mejor de su vida, y realmente empezaba a sentirse atraído hacia la idea de ser el exclavo de ama Akane.

-Hoy toca limpiar el baño también aparte de la cocina. Así que date un aire si quieres tu recompensa.

-Si ama.

Enrique corrió para acabar todo lo rápido que pudo. Tanto que rompió un plato cuando lo estaba fregando.

-Ese descuido te va a salir muy caro exclavo. Además de pagar el plato te voy a castigar.

-Como usted quiera ama.

Cuando acabo el ama le obligo a bajarse los pantalones y tumbarse boca abajo en la cama. Le azoto hasta dejarle marcas en las nalgas. Después le puso boca arriba y le ato a la cama como la vez anterior. Solo faltaban 5 minutos para el final de la hora. Le quito el aparato y su pene se puso duro al instante. Le empezó a masturbar rápidamente. Esta vez Enrique quería aguantar más tiempo sin correrse para ver si tendría una oportunidad de volver a tener sexo con la ama Akane. El dolor de sus nalgas le ayudo a evadirse de las oleadas de placer que le recorrían el miembro debido a la ágil y trabajada masturbación a la que le estaban sometiendo. A los 3 minutos el ama Akane se detuvo de golpe.

-¿Por qué se detiene ama?

-Va a dar la hora. No voy a estar ocupándome de ti pasada esa hora. Tienes que estar con el aparato puesto y libre de ataduras al acabar la hora.

La ama pellizco sus testículos y realizo una maniobra extraña en la base del pene de Enrique y este paso a estar flácido en apenas unos segundos. La frustración se apodero de el.

-Pero no me he corrido ¡joder¡ ¡¡Yo he cumplido mi parte del trato¡¡

Ama Akane cerró el dispositivo y le golpeo con fuerza en el estomago.

-Te he dicho como debes tratarme. Si quisiera podría tenerte aquí como exclavo permanente, y siempre tendrías que hacer lo que yo dijera. Te estoy tratando como un cliente dándote el derecho a tener algún tipo de placer. Tenías poco tiempo y deberías haber aprovechado. O no haber roto el plato y así habrías tenido más tiempo. ¡Ahora vete¡

-Si mi ama.

Enrique salió dolorido y frustrado. Pero la cosa no mejoro en la siguiente semana, en la que debido a sus compromisos y los de ama Akane no pudo quedar con ella. En cuanto quedaron, ella le castigo a una dura semana de descargas al azar, y sin derecho a correrse otra semana más. Enrique apenas dormía por las noches, si no era por el dolor de su pene o la frustración de no poder tener un orgasmo, era porque lo despertaba una descarga en mitad de su sueño.

Pasaron los meses y el procuro ir siempre cada 4 o 5 días a verla. No sabía cómo lo hacía, pero siempre conseguía el dinero para pagar. Si no era dando clases, era haciendo arreglos a amigos o simplemente trabajando en pequeños curros. No siempre conseguía acabar sus labores antes de acabar la hora, a veces simplemente ama Akane no quedaba satisfecha con algo que el había hecho y lo dejaba con el aparato puesto. Enrique aun así se esforzaba en aguantar cuando tenía tiempo para ver si había alguna posibilidad de que ella tuviera sexo con el. De todos modos cada vez ella se lo ponía más difícil para que no le diera tiempo a acabar sus tareas y así no tener que masturbarlo, y así a su vez que fuera más sumiso. El último mes no había conseguido acabar ningún día las labores a tiempo. Pero entonces salto la noticia.

Ama Akane debía volver a Japón por temas de permiso de trabajo en España. Así que llamo a Enrique para liberarlo y darle una última cita. Enrique se sintió aliviado por una parte, pero por otra se había adaptado a la vida de sumiso y no sentía la necesidad de buscar mujeres, o de cambiar su vida sexual.

-Hola Enrique. Supongo que estarás nervioso, e impaciente por salir de esa jaula para siempre –le dijo mientras entraban al cuarto de estar. Era el primer día que la veía vestida con ropa normal de calle. Unos vaqueros y una camiseta escotada, con unos zapatos de plataforma con un tacón normal. Apenas iba maquillada.

-Sabes en el fondo todo esto me había gustado. Ahora mismo creo que estaba empezando a sentirme bien con todo esto, ama Akane.

-No hace falta que me llames mas ama Akane, aunque no me quejare si me lo sigues llamando. Sabes, podrías venir a Japón conmigo y vivir en mi casa conmigo como exclavo, pero eso si, como exclavo a tiempo total y sin los derechos de tener placer que tienes ahora.

-Me encantaría la verdad. Últimamente mi alegría era venir aquí contigo, y mi tristeza era irme ama Akane. Pero me temo que ahora mismo tengo problemas familiares que debería resolver antes de hacer algo así.

-¿Te gustaría venir cuando resuelvas esos problemas?

-Es que no sé cuando se resolverán, y tiene pinta de que después tendré otros. De todas formas me gustaría mantener el contacto por si me surge la ocasión. No tengo ningún miedo de ir de verdad, pero ahora mismo te prometo que no puedo ama Akane.

-Está bien, luego te daré una dirección de correo por si quieres mantener el contacto conmigo.

Ella cogió el portátil, y empezó a teclear. Pero al cabo de un rato todavía no lo había liberado.

-¿Sucede algo ama Akane?

-Es que no sé porque no detecta tu dispositivo. Es como si estuviera apagado.

-¿Cómo?

-Espera que busco en soluciones a ver que puede estar pasando –Ella siguió buscando unos minutos- ¡Joder¡ ¡Ya lo he encontrado¡ Tengo malas noticias Enrique.

-¿Qué pasa?

-Pues que pone que los primeros dispositivos que fabricaron, como es el tuyo, tienen un fallo de fabrica y el mecanismo que se supone que recarga la batería tiende a estropearse si no se abre el aparato cada 3 semanas para descansar.

-Pero, pero, pero. Bueno, Tendrá alguna solución digo yo.

-El aparato es macizo. No hay forma de llegar hasta la batería para recargarla. Lo siento  Enrique pero te vas a quedar con eso puesto para siempre.

A Enrique se le cayó el mundo a los pies al oír eso. Llevaba un mes sin correrse y se había ilusionado al saber que le iban a liberar para siempre. Se sentía completamente frustrado y agotado.

-¡Dios mío que voy a hacer¡

-Mira Enrique dame tu email, cuando vaya a Japón iré a la central de la marca del dispositivo y veré que soluciones me dan.

-Oh, ¡Gracias ama Akane¡ ¡Esperare con ansias una respuesta¡

Enrique salió del piso y se fue a casa. A los pocos días recibió un correo por parte de ama Akane:

Hola querido Enrique

Sé que esperabas que fuera a la empresa creadora del dispositivo de castidad que llevas pero en realidad te mentí. No se ha estropeado el dispositivo para nada. Cuando me dijiste que te había gustado vivir asi, pensé que sería mejor dejarte con el dispositivo puesto y cambie de opinión acerca de liberarte, asi por un lado pondrías más ganas en venir a vivir aquí conmigo como mi exclavo total, y por otro lado seguirías viviendo una fantasía de sumisión y castidad. Lo único que si hice es ponerle un programa al dispositivo para motivarte. Cada semana será diferente para ti. En unas tendrás descargas aleatorias, en otras tendrás la posibilidad de liberarte si aciertas la hora en que la apertura esté disponible, sino tendrás que esperar a tener otra oportunidad. Habrá otras en las que no suceda nada, pero asi no las distinguirás. Espero que disfrutes de tu vida en castidad frustrada si es lo que eliges, pero espero que vengas a Japón a vivir conmigo. Mi vuelo sale hoy. Ojala nos veamos pronto.

Saludos de Tomito Akane

Enrique corrió hacia el aeropuerto, no sabía muy bien si para exigir su liberación o para marcharse con ella. Solo sabía que tenía que llegar al aeropuerto antes de que se fuera.

Cuando llego al aeropuerto la policía había acordonado toda la zona. Cuando Enrique pregunto qué había pasado le dieron la peor noticia de su vida: El avión había tenido un problema al despegar y se había acabado estrellando. Enrique sintió que se quedaba sin respiración: se acaba de quedar sin su ama y sin la opción de liberarse de un modo normal del aparato de castidad.