La propina II - Modelo en clase de arte

Mi pareja encuentra nuevas formas de exhibirme

Mi novia había despertado algo en mí al exhibirme el otro día. Nunca creí que me excitaran ese tipo de actividades pero tras dejarme expuesta delante del repartidor no podía evitar recordar las reacciones que habían provocado la visión de mi cuerpo desnudo. El calor había llegado y las prendas que me ponía eran más ligeras y reveladoras. Me sorprendía a veces en la oficina fantaseando con las miradas de mis compañeros dirigidas hacia mi escote y canalillo o imaginando mil maneras en las que inclinándome o por algún problema de vestuario dejara que se me vieran alguna de mis grandes tetas.

Pero no dejaban de ser fantasías que no iba a llevar a cabo. Por mucho que me hubiera gustado la sensación de verme expuesta necesitaba que me dieran un empujón para que terminara de volver a repetirlo y por muy cachonda que estuviera tampoco era plan de coger y sacarme una teta en mitad de la oficina por muchas ganas que me entraran de enseñarlas. Por supuesto Nuria no iba a dejar pasar la oportunidad de aprovechar esta nueva faceta mía y se encargó de buscar una situación en la que me pudiera obligar a desnudarme.

  • Oye Blanca, necesito que me hagas mañana un favor – me dijo en casa mientras estábamos cenando.

  • ¿De qué se trata? – pregunté.

  • Esta semana estoy dando un intensivo de dibujo en la academia y la modelo que tenía comprometida ha cogido la baja – mi novia tenía una tienda de materiales relacionados con el mundo del arte y por las tardes solía dar clases de dibujo, pinturas, manualidades…

  • ¿Y el favor consiste en…? – pregunté.

  • Que ocupes su lugar hasta que pueda encontrar una sustituta.

  • ¿Quieres que haga de modelo en tus clases? – pregunté entre sorprendida y halagada.

  • Sí, las clases son solo para tres chavales que van a empezar bellas artes el año que viene. Quieren aprovechar el verano haciendo diversas cosas antes de iniciar la universidad y una de las actividades que he planificado es dibujo en lienzo con modelo.

  • ¿Y qué tendría que hacer? ¿Estarme quieta y dejar que me dibujen?

  • Básicamente – contestó antes de añadir con un brillo malvado en los ojos. – Pero desnuda.

  • ¿Cómo? ¿Me estás pidiendo que me quede desnuda delante de tus alumnos para que me pinten?

  • Eso es.

  • Pero…

  • Vamos Blanca, estoy segura de que estás mojando las bragas solo de imaginarlo – me dijo con recochineo.

  • Qué exagerada – me defendí.

  • ¿Pero lo vas a hacer?

  • Por supuesto – afirmé.

  • Bien, te iba a obligar si no. Eso que me ahorras – me dijo recogiendo los platos de la cena.

Al día siguiente estuve bastante distraída en la oficina pensando en el evento de la tarde. Tenía una mezcla entre excitación y miedo que hizo que las horas del día se me hicieran eternas. Cuando por fin terminó la jornada laboral salí y me fui directa a la tienda de mi novia.

Entré y tras saludar a Rosa la dependienta que cubre a Nuria cuando está impartiendo las clases me dirigí a la trastienda. No era la primera vez que acudía como asistente a alguno de los talleres que impartía mi novia así que a menos que le hubiera dicho el motivo no tendría que sospechar lo que iba a hacer.

En el aula ya estaba Nuria con los alumnos. Eran tres y me los presentó según me acerqué a ellos. El primero era Juan, que me saludó un poco entrecortado. Era aproximadamente de mi altura, con un peinado clásico y camisa de manga corta de cuadros azules y pantalones largos de color beige. El siguiente era Pedro, bastante alto y vestía de forma alternativa con ropas desgastadas y un chaleco sin mangas que dejaba a la vista un brazo tatuado. Llevaba un amago de barba que parecía que aun no conseguía que le saliera demasiado poblada y el pelo ligeramente largo. La última de los tres alumnos era Valentina, una chica guapa en la que destacaban unos impresionantes ojos verdes. Tenía el pelo teñido de un rojo fuerte y un aro en la nariz. Llevaba puesta una camiseta blanca de tirantes bastante abierta que le dejaba a la vista parte de sus jóvenes pechos e incluso algo del sujetador. Abajo usaba algo que podría llamarse pantalones pero eran tan cortos que apenas le cubrían las nalgas dejando todas sus piernas al descubierto.

Tras las presentaciones Nuria les dijo que se fueran instalando mientras yo me preparaba. Me señaló con la mano el pequeño baño que tiene montado en un rincón de la trastienda. Una vez dentro dejé mi bolso sobre el inodoro y empecé a desnudarme. Me saqué por la cabeza la camiseta de tirantes que me había puesto ese día para ofrecer un buen escote a mis compañeros de trabajo y me bajé los pantalones vaqueros. Mis manos desabrocharon el cierre de mi sujetador negro favorito y tras quitarme los tirantes agarré las copas de la prenda liberando mis tetas. Tras dejarlo sobre el montoncito de ropa que estaba acumulando en el inodoro me bajé las bragas quedándome completamente desnuda.

Me contemplé en el espejo para ver cómo estaba. Pese al verano mi piel seguía estando algo pálida, nunca cojo demasiado color, por ello destacaba bastante la oscuridad de mi triangulito de vello en el pubis. En previsión de este momento me lo había recortado la noche anterior dejándolo finito y bien perfilado. Me agarré las tetas y noté que los pezones tenían ya cierta dureza aunque a simple vista no se notaba todavía. Las levanté y las dejé caer haciendo que se movieran. Me encanta esa sensación de libertad cuando las tengo al aire. Satisfecha con mi inspección cogí un batín de textura sedosa que estaba colgado en la pared y me lo puse. Nuria me había indicado que debía salir vestida con él.

Salí del baño y los tres alumnos ya se habían posicionado en un semicírculo con sus caballetes y sus lienzos dispuestos. Nuria estaba hablando con ellos y haciendo comentarios acerca de sus materiales. Cuando me vio me llevó al centro de la sala y me subí sobre una tarima que tenía colocada estratégicamente para que los alumnos tuvieran mejor visión sobre la modelo. Mi novia me recordó la pose que me había dicho que debía mantener y tras preguntarme si estaba lista me ayudó a quitarme el batín.

Observé cómo las miradas de los tres alumnos se posaron inmediatamente sobre mi cuerpo desnudo. Valentina miraba con curiosidad mientras que Juan parecía avergonzado pese a no perder detalle. Pedro por su parte tenía una sonrisilla que indicaba que la situación le resultaba sexualmente atrayente. Sin dejar de mirarles adopté la postura que me había indicado Nuria. Abrí un poco mis piernas y adelante ligeramente la izquierda doblando un poco la rodilla. Apoyé una de mis manos en una cadera flexionando el brazo en ángulo y el otro completamente estirado hacia un lado. Me incliné ligeramente debido a mi pierna flexionada y mis pechos colgaron un poco.

Tras verificar mi novia que la postura era la que quería les dijo a los alumnos que comenzaran a dibujarme. La situación me resultaba muy excitante. Estaba completamente desnuda delante de tres jóvenes desconocidos y les estaba permitiendo que me contemplaran con atención cada parte de mi cuerpo ya que me tenían que dibujar con detalle. Por segunda vez Nuria me había colocado en una situación en la que me quedaba expuesta ante los ojos de otras personas y yo no hacía nada por evitar que exhibiera mi cuerpo.

Aunque debía mantener la postura todo el rato procuraba fijarme en las reacciones de cada uno de los tres artistas. Los tres alternaban sus miradas entre mi cuerpo y su lienzo pero no era capaz de distinguir cuáles se debían a necesidad y cuáles simplemente por la oportunidad de verme sin ropa. Me estaba encantando esa sensación de estar desnuda dejándome observar. Mientras tanto mi novia paseaba detrás de los estudiantes revisando sus avances.

  • Necesitas darle más sombra en esta zona de los pechos – escuché que le decía Nuria a Juan. – Tal y como lo tienes ahora no transmite la sensación de peso.

  • ¿Peso? – preguntó Juan tímidamente.

  • Sí, ya ves que sus pechos son muy grandes y por tanto pesan bastante provocando esa caída – le dijo Nuria señalando su lienzo. – Pero tal y como está dibujado parece que flotan y están ahí, no que caen.

  • Ya… – dijo Juan sin parecer que hubiera entendido demasiado la explicación de mi novia.

  • Mira, para que lo entiendas – Nuria le puso la mano en el hombro a su alumno y le invitó a acercarse hacia mí. Observé sin moverme cómo se detenían justo enfrente. – ¿Ves cómo sus pechos están colgando ligeramente? Es por el peso de su volumen al no estar sujetos con nada – le explicó de nuevo Nuria.

  • Creo que ya lo entiendo – le dijo Juan totalmente avergonzado por estar tan cerca de mí mirándome las tetas y hablando de ellas con su profesora.

  • Compruébalo para que te hagas mejor a la idea – le sugirió mi novia cogiéndole de la mano sin darle tiempo a responder y poniéndosela sobre la base de mi teta derecha.

Noté cómo la mano de Juan hacía contacto contra mi teta. Parecía apurado y como queriendo evitar rozarla pero mi novia se la tenía firmemente sujeta y le obligaba a seguir tocándomela. Nuria hizo que me agarrara ligeramente el pecho y que me lo levantara para comprobar el peso que tenía. La situación me estaba excitando cada vez más. Ya no solo estaba desnuda delante de los alumnos de mi novia sino que uno de ellos me estaba tocando una teta sin ni siquiera preguntarme.

  • ¿Entiendes ahora a lo que me refería? – le preguntó Nuria tras hacer que me levantara la teta un par de veces.

  • Sí, es verdad que pesan – contestó Juan muerto de vergüenza.

  • Muy bien, pues ahora a plasmarlo en la pintura – le animó mi novia soltándole por fin la mano que Juan retiró inmediatamente de mi pecho. – Necesitas utilizar bien las sombras para poder representar esa sensación.

  • Nuria, a mí me entran dudas con lo que le has dicho a Juan. ¿Puedo ver también a qué te refieres? – preguntó Pedro echándole morro.

  • Claro, si os hace falta podéis comprobarlo también – contestó Nuria dándole permiso.

Pedro se levantó de su sitio y se acercó hasta mí. Me miro con una sonrisilla que claramente indicaba que sabía de sobra cómo son las tetas y que lo único que quería era aprovechar la oportunidad de sobármelas. Alargó la mano y me agarró la misma teta que Juan. A diferencia del tímido alumno, Pedro me la apretó y levantó sin ninguna vergüenza, disfrutando del tacto de mi pecho y recreándose con ello. Era un poco más brusco que su compañero pero a cambio no se limitó solo a levantármela sino que me acarició la teta entera.

Supongo que por no forzar la situación y obligar a Nuria a llamarle la atención, Pedro finalizó su manoseo y se volvió a su sitio no sin antes darme un pellizco disimulado en el pezón agarrándolo entre dos de sus dedos mientras mantenía la palma extendida sobre mi pecho.

Estando concentrada en lo que me hacía Pedro no me había dado cuenta de que Valentina también se había levantado de su sitio y estaba haciendo cola para comprobar mis pechos. Una vez que Pedro me dejó libre, fue la mano de la alumna la que tomó el relevo y empezó a tocar mi teta. No me esperaba que la chica se animara a ello, había dado por hecho que no le interesaría la oportunidad de tocarme. Sin embargo ahí estaba levantando con suavidad mi pecho y con una cara de concentración como si estuviera comparando mentalmente las diferencias entre sus tetas y las mías. Tras sobármela un poco y quedándose satisfecha pese a estar menos tiempo que sus compañeros, Valentina me soltó y se volvió a su sitio.

En todo el proceso yo no había hecho nada ni había cambiado la postura pero notaba cómo mi coño se había humedecido. Era la primera vez en mi vida que me tocaban las tetas varias personas seguidas, una detrás de otra, y la verdad es que me había puesto bastante cachonda.

El resto de la clase continuó sin ningún otro suceso a destacar. Yo mantenía la misma postura y observaba cómo los alumnos levantaban de vez en cuando los ojos de sus lienzos para mirarme y tomar referencias. Nuria paseaba detrás de ellos y les hacía correcciones y comentarios sobre sus avances. Finalmente cuando se terminó el tiempo destinado a la clase, mi novia dio por concluida la sesión. Me incorporé y noté cómo mi cuerpo estaba un poco entumecido después de permanecer tanto tiempo quieta sin moverme. Cogí el batín y me lo puse tapando mi desnudez después de casi dos horas. La verdad es que me daba igual seguir desnuda delante de los alumnos después de que me hubieran visto ya todo pero supongo que había que mostrar un poco de recato.

Me acerqué a charlar con los tres estudiantes y que me enseñaran cómo me habían pintado. Los resultados eran bastante buenos, en los tres podía identificar las formas de mi cuerpo y sacarme parecido con el dibujo. El mejor era el de Juan que tenía un realismo increíble pese al tiempo que le había dedicado e incluso mis pechos daban la sensación de peso que Nuria le había corregido.

Mientras hablaba con ellos noté cómo la mirada de los chicos se dirigía disimuladamente a la abertura del escote del batín. Resultaba irónico cómo tras dos horas pudiéndome ver completamente desnuda a voluntad el hecho de haberme vuelto a tapar les provocara que les diera morbo intentar ver algo de mis tetas que ahora permanecían ocultas. También comprobé, ya que mientras estaba posando no podía verlo aunque me lo suponía, que los dos chicos marcaban unas buenas erecciones en sus pantalones.

Tras revisar sus trabajos y terminar de recoger los materiales los alumnos se marcharon dejándonos a las dos solas en el estudio.

  • ¿Has disfrutado de la experiencia? – me preguntó Nuria con un tonito irónico.

  • No ha estado mal – contesté.

  • Ya claro, como que puedes disimular – replicó metiendo su mano entre la abertura del batín y posicionándola en mi entrepierna. – Estás empapada.

  • Llevo dos horas desnuda delante de tus alumnos, ¿qué esperabas? – me justifiqué.

  • Y además todos te han sobado estas tetazas que tienes – me dijo metiendo la otra mano por el escote y acariciándome los pechos.

  • No me esperaba que les animaras a hacerlo – admití con un suspiro de placer por las caricias de mi novia.

  • Cada vez te gusta más exhibirte – sentenció.

Nuria comenzó a besarme en la boca mientras desanudaba el batín y me lo retiraba dejando que cayera al suelo. Una vez más me encontraba desnuda en esa sala de dibujo. Su mano derecha acarició el vello de mi pubis y con sus dedos empezó a recorrerlo hacia abajo hasta posarse sobre mi clítoris. Dando un pequeño respingo al sentir el contacto noté cómo mi novia empezaba a frotármelo con cuidado pero sin pausa. Mientras sus dedos alternaban las caricias entre mi clítoris y mis labios, su boca recorría mi cuello y mi escote llegando finalmente hasta mis tetas.

La lengua de mi novia lamía en círculos mi pezón que permanecía completamente endurecido desde hacía un rato. Sin dejar de masturbarme, Nuria tenía mi teta derecha levantada con una mano y la tenía metida en la boca como si estuviera mamando cuando de pronto se abrió la puerta.

Al otro lado apareció Juan que tardó unos momentos en procesar la escena que estaban contemplando sus ojos. Claramente no esperaba encontrarse a su profesora masturbando y comiéndole las tetas a la modelo que había estado pintando hacía unos minutos.

  • Lo… lo siento – comenzó Juan entrecortado. – Es que me he dejado… eh… la bandolera, pero vengo mañana y…

  • Tranquilo, no pasa nada – le calmó Nuria soltando mi teta pero sin dejar de masturbarme. – Puedes entrar a por ella.

Juan cerró la puerta detrás de sí y se dirigió hacia donde había estado situando pintando. Su bandolera permanecía olvidada apoyada contra la pared. Me di cuenta de que el alumno aunque trataba de no mirarnos no podía evitar desviar la vista hacia nosotras con una mezcla de curiosidad y vergüenza. Luchando entre querer contemplarnos y el respetar nuestra intimidad y no querer parecer un salido.

  • Perdona que no paremos pero es que cuando se está apunto es imposible detenerse, ya sabes – le explicó Nuria.

  • Eh… sí, supongo – contestó Juan echando un vistazo rápido a la mano de mi novia frotando mi coño.

  • ¿Has visto a alguna chica correrse a manos de otra? – preguntó mi novia dispuesta a aprovechar la situación al máximo.

  • Eh… no, bueno, en el porno – admitió Juan poniéndose rojo.

  • Bah, pero eso no tiene nada que ver con la realidad. Puedes mirar si quieres – le dio permiso Nuria.

Mi novia me hizo sentar sobre la tarima donde hacía un rato había estado posando. Ella se colocó detrás y me abrió las piernas de forma que desde donde estaba colocado Juan tenía una visión perfecta de mi coño y mis tetas. Nuria me rodeó con el brazo derecho y volvió a masturbarme mientras que con la otra mano me acariciaba un pecho.

El tímido alumno al recibir permiso dejó de disimular y fijó su mirada en mí. Su boca estaba ligeramente abierta mientras sus ojos recorrían mi cuerpo observando cómo los dedos de su profesora frotaban mi coño y apretaban y movían mis tetas. Su pantalón parecía que estaba apunto de estallar ya que se le marcaba una tremenda tienda de campaña en su entrepierna.

Yo estaba tremendamente cachonda y apunto de correrme. Las horas de exhibición que llevaba y los hábiles dedos de mi novia en mi clítoris me estaban llevando al orgasmo. Juan miraba como hipnotizado y sin emitir un solo sonido. En la habitación solo se escuchaban mis gemidos de placer y el ruido húmedo de mi coño al ser frotado.

Pronto no me resistí más y con un intenso gemido anuncié que me corría. Nuria me abrió el coño con dos dedos en forma de uve para que Juan pudiera observarlo perfectamente y me arqueé hacia atrás sobre ella mientras me apretaba con fuerza una de mis tetas.

Tras disfrutar el orgasmo y recuperar ligeramente la respiración, le sonreí a Juan que seguía mirándome con cara de alucinado y me levanté cogiendo el batín y me fui al vestuario. Cuando salí tras terminar de lavarme y volver a ponerme la ropa, qué raro se me hacía tras varias horas desnuda, Juan ya se había ido y tan solo estaba Nuria esperándome. Volvimos juntas a casa satisfechas de la experiencia vivida.

Una semana después al terminar el trabajo me encontré con una sorpresa en casa. Encima de la cama había un gran paquete envuelto en papel marrón. Le pregunté a Nuria de qué se trataba pero tan solo me instó a que lo abriera. Según empecé a rasgar el papel descubrí de qué se trataba. Era un lienzo pintado por Juan que capturaba la escena que había contemplado y que sin duda le había impresionado. Se me veía sentada y completamente desnuda mientras Nuria por detrás me besaba el cuello y sostenía una de mis tetas con una mano. La otra se dirigía hacia mi coño que se mostraba completamente expuesto y abierto al tener las piernas separadas. El realismo del dibujo era increíble y cada parte de mi cuerpo estaba pintada con tanto detalle que podía pasar por una fotografía con filtros. Nuria decidió colgar el lienzo en el estudio que tiene en casa de forma que cada vez que invitaba a alguna visita a entrar a esa habitación me veían completamente desnuda. A mí no me importaba ya que cada vez me excitaba más el exhibir mi cuerpo sin ropa y mi novia estaba determinada a seguir sacando provecho de ello.