La profesora perversa

Tener a un joven alumno a tu disposición saca lo mejor y lo pero de una mujer en plenitud.

LA PROFESORA PERVERSA.

Me miré desnuda en el espejo. Pelo negro justo al hombro, ojos grandes del mismo color en un rostro agradable. No muy alta, costándome llegar al 1,60. Y un buen cuerpo. Delgada, con culo parado, piernas de yegua, tetas no tan tiesas como antes de ser madre, pero más grandes, de 80-85 he pasado a 90 y siguen turgentes, con pezones que cuando me caliento se ponen erectos en areolas grandes y semejan dos cilindros oscuros con su tope redondeado y el tamaño de la falange de mi meñique. Mi piel suave y bronceada. Y el coño pequeñito y depilado, como me dice mi marido: tienes un chumino de jovencita. Y eso me recordó la noche anterior. Y me vi como soy a veces : PERVERSA.

Mi marido me esperaba en la cama tocándose la polla para tenerla mas dura mientras me devoraba con los ojos. Me había tocado un poco más la concha mojada para estar dispuesta para él, me tumbé a su lado , me abrí de piernas que dejé fuera del lecho y le pedí:

  • ¡Jódeme! Te ha puesto caliente que haya coqueteado con tu amigo Emilio...Me quiero masturbar mientras me follas.

Y fui yo la que me acaricié las tetas, mientra él me la clavaba hasta el fondo y comenzaba un mete saca delicioso y salvaje. Mi mano derecha tocaba mi clítoris mientras me follaba. Soltó toda la leche y yo me vine en un orgasmo que me recorrió todo el cuerpo.

  • Elena ...sabes ser mala y puta... y me encanta que seas tan PERVERSA.- me confesó mi marido mientras yo me higienizaba el sexo.

Y allí estaba ante el espejo, pensando como me vestía para la cita con mi alumno... especial. Un poco nerviosa, cachonda, esperando gozar de aquel cuerpo joven e incansable.

Medias negras de las que se fijan a medio muslo, tanga negra que apenas me cubría el coñito, sujetador tipo corsé con aros que me levantaban las tetas y dejaban casi al aire mis pezones. Giré para verme bien. Ahora venía lo más divertido y malvado, tapar aquel escándalo de mujer buenorra e incitante. Una falda plisada escocesa sobre azul y beige, justo a la rodilla, que se abotonaba por delante y una camisa de maga larga, blanca y que no transparentaba nada de mis encantos escondidos. Unos botines negros de taco medio y ancho para andar cómoda y que añadían el toque perverso que quería dar ya que era como me veía.

En el colegio el día fue tranquilo, Pablo en la clase común me devoraba con los ojos, como un perrito hambriento. Fui a ver a la directora que estaba supliendo, almorzamos juntas y confirmé que el mes que quedaba para fin de curso me iba a tocar seguir con ese rol, pero que ella estaría para los exámenes y las notas.

Y volví para la clase particular con Pablo. Me esperaba en el despacho. Estaba guapo, atractivo, fuerte, joven y excitado.

  • Déjame ver los ejercicios que te puse. Y párate ahí ante la mesa.

Yo me senté y me fijé en la tarea que le había mandado la semana anterior. Comprobé que estaba todo hecho y bien. Decidí empezar con la sesión de sexo.

  • Ahora viene la parte de enseñanza que mas te gusta...¿ verdad Pablo?

  • Sí...

  • Profesora o maestra o seño... es lo que soy para ti.- decidí ponerle en su sitio sin darle confianza para que me llamara por mi nombre.

  • Sí ...profe.- me contestó con humor. Se notaba que le divertía el juego de alumno y maestra.

  • Bájate los pantalones y el calzoncillo.

Lo hizo, se soltó el cinturón, corrió la cremallera de la bragueta y tiró de los pantalones para pasar la montaña de su polla dura cubierta por un slip azul oscuro. Para bajarse esta prenda esperó unos segundos y lo hizo teatral, de un golpe y como una espada en guardia quedó su pija al descubierto. Era una pedazo de verga de cuidado, Gorda, larga, grande, con un cipote como casi una ciruela. Se le notaba mojado por el ansia de hembra. Salí de la mesa y me coloqué ante él. Despacio , mirándole a los ojos, me fui soltando algunos botones de la camisa, haciendo que mis tetas quedaran a su vista. El corsé desnudaba la parte superior y con un movimiento de hombros hice que los pezones duros quedaran al aire.

  • ¿ Te gusta lo que ves?...Dime que piensas y que quieres.

  • Que estás muy buena , que te quiero follar y que eres una puta cojonuda.

  • Te estas equivocando. Ves a una mujer que va enseñarte a ser … un buen amante. Algo importante en tu vida. Como tu mamá cuando eras pequeño y te enseñaba a comer solito.

  • Estas muy buena. Tienes unas tetas cojonudas.

  • Primera lección. Duración del acto. ¡ Quiero que te hagas una paja! …¡ YA!

Se agarró el pollón y comenzó a masturbarse, empuñando su verga tras el cipote y moviendo la mano adelante y atrás. Yo me abrí la falda para que me viera las piernas enfundadas en las medias negras y la carne desnuda de mis muslos. Me relamí como una gata ante un plato con leche. Me di cuenta que no iba a aguantar mucho más y me separé para que el chorro de su semen no me manchara. Lo hice justo a tiempo. Su leche salió disparada de su pija joven y hermosa mojando el suelo. Era de baldosa, la mancha se quitaría con un pañuelo.

  • ¿ Que te ha parecido? ...¿ Crees que ha estado bien?...¡ Opina!...¡di algo!

  • Que me pones muy cachondo ...seño.

  • Muy bien ese darte cuenta que soy tu seño. Ahora pasa el dedo por el glande, unta con lo que queda y chúpalo para que sepas cual es tu sabor.

Me encantaba el poder que tenía sobre él, que me mirara con un deseo salvaje pero que sabía que debía contener. Decidí seguir disfrutando de aquel macho a mi disposición.

  • Ahora con un pañuelo de papel , limpias el piso. Y recuerda que si no me obedeces en todo, te acusaré de intentar abusar de mí. Te lo digo por tu bien. El aprendizaje cuesta y puedes tener extrañas ideas que no puedes poner en marcha, solo debes hacer lo que yo te mande.

En sus ojos vi que había comprendido el juego, que no tenía mas remedio que aceptarlo, pero que le valía la pena seguirlo porque iba a disfrutar de un camino de placer que no imaginaba.

Enseguida volvió a estar parado ante mí, con la verga en alto. Yo me abrí la falda de todo y me quité la tanga. Sabía que ver mi coñito depilado le iba a excitar como a un lobo en celo. Y a mi me ponía más y más.

  • Debes aprender a no correrte tan rápido. Las mujeres tenemos otro ritmo. Así que ahora quiero que te hagas una buen paja, intentando aguantar. ¿ Lo has entendido?

  • Sí...seño.

  • Empieza ...¡ YA!

Su mano comenzó a moverse, pajeándose. Yo sonreí y le susurré:

  • Me gusta ver como te la meneas...voy a hacerme unos deditos... ¿sabes?... a acompañarte dándome gusto..¡ dime cositas!... ¡ campeón!

  • ¡ Estás muy buena!... ¡ me pones cachondo!

El verle me excitaba y el oírle me calentaba aún más. Mis dedos colocados sobre el monte de venus buscaron el clítoris que ya estaba ansioso. Lo acaricié mimosa. Mi show masturbándome le estaba volviendo loco y su mano aceleró la paja.

  • ¡ Guarra!... ¡ eres una guarra!

  • Y tú un semental...sigue... no te corras

  • ¡Puta!...¡PUTA!...¡ PUUTA!

Cada vez se la meneaba mas duro y más rápido. Yo me tocaba gozando de ser una hembra poderosa, señora de aquel pedazo de macho, hermoso, joven, con una polla enorme y que homenajeaba mi feminidad lujuriosa. Iba tan rápido y tan fuerte que no iba a poder aguantar mucho más. Me abrí la blusa del todo y me pellizqué los pezones tiesos con una mano mientras la otra seguía en mi botón rosado.

¡ PERRA!...¡ ZORRA!...

Así...¡sigue cabrón!

Cerró los ojos y empezó a soltar la leche de nuevo mientras musitaba:

¡Seño...Señooo!.

Yo me había acercado para que su semen me mojara. Cayeron gotas sobre mis muslos desnudos. Aquel llamarme seño, como los niños pequeños me enternecía y calentaba. Decidí darle y darme un regalo.

¡Ven y limpia con la lengua los restos de tu leche!

Me apoyé en la mesa, él se arrodilló ante mí, me agarró las piernas y sacó la lengua. La pasó por el final de las medias y la parte alta de mis muslos. Era una delicia, tenía una extraña habilidad para usar la boca. Fue subiendo hasta llegar a la entrepierna, la punta de su lengua la lamió lentamente.

  • ¡ Come mi sexo!...¡ Dame placer!...¡ Cabrón!

Y se lanzó a arar con el rejo de su boca la puerta de mi vagina que estaba empapada con mis más íntimos flujos. El darse cuanta que estaba caliente le excitó aun mas. Y metió la lengua en mí como una punta de verga. Metía y sacaba queriendo follarme con ella. Pero yo quería correrme y sabía que debía llevar sus lamidas hacia mi clítoris. Le agarré de los pelos, tiré separándole de mi pubis , con la otra mano dejé al descubierto el juguete rosado y duro de mi feminidad.

  • ¡Lame, chupa...como un perro!

Y lo hizo, lo hacía muy muy bien. Las olas de placer me subían y bajaban, me dejé llevar, quería estallar y estallé. Fue una explosión de lujuria que me recorrió todo el cuerpo. Me sorbió todos los flujos que solté. Pero yo quería más.

  • ¡Tumbate !- le ordené.

Obedeció, tenía un pedazo de polla en alto, dura , gorda, que parecía un árbol. No me entretuve. Me coloqué sobre él y me empalé. Solo cuando me quedé llena de macho pude volver a pensar. Y a jugar con el ritmo del subir y bajar sabiendo que sus dos corridas harían que iba aguantar un rato antes de volver a descargar su semilla. Me toqué los pezones, estaban erectos, me los pellizqué. Pablo intentó tocarlos.

-¡Estate quieto! ...solo podrás tocarlos cuando te vuelvas a correr.

Disfruté de aquella polla, de aquel pedazo de belleza juvenil entregado, obediente a mis caprichos, que gemía como una bestia en celo. No sé lo que duró, yo me vine dos veces, estaba muy caliente y además la sensación de poder me excitaba muchísimo.

  • No puedo mas – gritó y sus manos fueron a mis tetas estrujándolas mientra descargaba el resto de su leche. Aproveché el resto de su dureza para acabar de nuevo.

Me levanté, usé mi braguita para limpiarme el coño y su pija, me la guardé en el bolso.

  • ¡Vístete y vete!. La próxima semana tienes examen, debes sacar la máxima nota, Si quieres más clases particulares.

  • Sí, profesora. Sacaré la nota más alta.

Salió del despacho, me quedé pensando en que si sacaba la máxima nota, yo era una gran profesora aunque un poco perversa en los métodos didácticos.