La profesora de Naturales

Tras dos meses de salir con mi novia, me la llevé a una clase vacía para tocarla. De improviso entró alguien en la clase.

La profesora de Naturales

Antes que nada, quería poneros más o menos al corriente. Mi nombre es Erick (no es real, igual que todos los nombres, son falsos), tengo 16 años, pelo negro y ojos azules. No soy perfecto, ni mucho menos, pero digamos que mi personalidad atrae a muchas chicas.

Hasta mis 16 no había ni tenido novia ni nada por el estilo. Para ser sinceros, jamás había besado a ninguna chica. El día de mi aniversario, una gran amiga mía argentina llamada Rosa me pidió para salir. Yo le dije que si al instante, su cuerpo es monumental: ojos marrones, pelo castaño, 1.60 de altura, tetas ni grandes ni pequeñas pero firmes y un culito bien parado, que muchas veces ha atraído mi mano hacia allí.

La profesora de Naturales, llamémosla Antonia, tiene 30 años y aunque no está nada mal, sé del cierto que está muy necesitada. Si no, explíquenme como ocurrió lo que ocurrió.

Pues bien, todo ocurrió un día de abril, en el que mi novia y yo hacíamos dos meses juntos. Aún no la había podido estrenar, pero provocábamos muchas miradas ya que nos besábamos en cualquier lugar y momento.

Una tarde en el que se suponía había clase (digo suponía, ya que era un día especial) fue muy poca gente. A decir verdad, solo estábamos la profesora, dos amigos, tres chicas con las que no me hablaba, mi novia y yo.

Como éramos tan pocos, la profesora nos permitió ir al recreo todo el día. Aprovechando la ocasión, mis "compañeros" se fueron a fumar a un rincón. Yo y mi novia decidimos que la mejor manera era pasarla juntos, por lo que nos tiremos todo el rato besándonos en las escaleras.

No sé que pasó, pero un fuerte sentimiento de atrevimiento me impulsó a comenzar a acariciar a Rosa. Le hice caricias en la cara, en la espalda, en la barriga… Al sentir su respiración agitada (y mi excitación que me ofuscaba) comencé a explorar más y comencé a tocarle las tetas, acariciarle los pezones. Al sentir esos roces, Rosa me hizo parar y murmuró con voz entrecortada que teníamos que irnos a un lugar más apartado.

Dicho y hecho, nos dirigimos a un aula vacía del ala "muerta" como llamamos nosotros. Es una planta en la que solo se reúnen profesores (adivinen para que).

Al abrir la puerta, me dirigí de la mano con Rosa hacia el pupitre. Allí la senté y seguí con mis caricias. Ahora esta vez, con mi otra mano masajeaba su concha.

Su respiración era cada vez más fuerte e incluso sentí alguna vez un fuerte gemido.

Seguí con mis caricias hasta que mi polla no aguantaba más. Me bajé el pantalón para librarla (por cierto, no es muy grande. Mide 16 cm.) y salió como un muelle. Me quité totalmente los pantalones y comencé a desnudar a Rosa.

Le bajé la falda y después la tanga. Como estaba sentada en el pupitre no tuve que agacharme del todo para estar a la altura de su concha. Con mi lengua comencé a hacer los movimientos que hacía antes con la mano.

Era mi primera vez que lo hacía así que no sabía si lo hacía muy bien. Parecía que si, por que Rosa gemía cada vez más fuerte hasta el punto que comencé a temer de que nos escucharan.

Parece ser que sí que nos escuchó alguien, por que la puerta se abrió rápida y furiosamente. Me levanté asustado y vi que en la puerta estaba la profesora de naturales, con una teta al aire y una mano bajo su brasier. Se acercó a nosotros y se puso donde yo estaba.

-Mira, Erick, tienes que hacerlo así. -Con la lengua comenzó a chupar y succionar el clítoris de Rosa.

Siguió haciendo el sexo oral a mi novia. Yo por el entonces ya estaba la mar de cachondo y comencé a masturbarme allí. Antonia sonrió y agarró mi polla con la mano y comenzó a masturbarme.

Antonia se giró y acercó su boca a mi polla y la tragó con ansia. Al ser mi primera vez, me corrí en menos de cinco minutos en su boca, gritando de placer. Antonia lo tragó todo y volvió a sonreír.

Rosa me dio un beso en la boca y Antonia se levantó. Se puso bien la camisa y se colocó correctamente la falda. Rosa se vistió y yo me subí los pantalones.

Miré a la profesora y balbuceé: -¿Cómo…?

-Hace tiempo que ningún hombre me da, y al sentir vuestros gritos me excité. Miré por el cristal y os vi en plenos toqueteos.

-Profesora, nosotros… -Comenzó a decir Rosa.

-Tranquila Rosa, querida. Sé de vuestra relación. Eso si, me tenéis que prometer que no se lo diréis a nadie.

-Profesora… ¿Repetiremos algún día esto? -Preguntó, con una cara angelical.

-Erick, no te pienses que por que una vez te la chupe lograrás que vaya a mayores.

Su voz sonó dulce y su cara demostraba todo lo contrario de lo que sus palabras. Miré a Rosa que me volvió a besar y luego ella dijo:

-Eh, a mi me tienes que hacer algo mejor que a ella, ¿eh? -Me dio otro beso tierno y luego pasó su mano por mi polla, por encima del pantalón.

-¿Mañana puedes? -Ella asintió y yo sonreí.

Me marché de la clase sin saber como en una mañana había logrado tocar las tetas y coño de mi novia y como mi profesora me la chupó. ¡Además, ellas dijeron que querían ir a mayores!

Cuando llegué a casa, aún flipaba en colores por lo sucedido.

Bueno, hasta aquí llega mi relato. Espero que les haya gustado. No duden que si algún día logro ir a mayores, lo escribiré aquí también.