La profesora de mates
Un adolescente y una profesora comienzan un juego sexual que acaba en sexo.
La profesora de mates
Siempre vemos a nuestras profesoras como un deseo sexual, y además, a la edad en las que solemos tener profesoras (en la adolescencia) miramos mucho su físico y sobretodo cuando va a la pizarra vemos ese culo maduro y sexy. A mí me pasaba con todas las profesoras del colegio, a todas les veía algo excitante que si el morbo, si el culo, si la cara o si las tetas, todas tenían algo. Con lo que uno de mis sueños era poder follarme a una, el problema, es que todas tenían pareja con lo que sería algo más difícil aparte del tema de la edad. La profesora de naturales era alta, con el pelo rizado y una cara que se parecía a la de la actriz julia roberts; la de matemáticas, era delgadita, castaña, ojos azules, culo grande y tetas pequeñas y con unos labios carnosos además de gafas; y la de plástica, era la mejor de todas con todo el completo cuerpo bonito curvas culo grande, tetas grandes, labios carnosos.
Como yo me conformaba casi con cualquier cosa (porque no es que fuera muy atractivo) me fijé en esa profesora de mates que escribía a la pizarra con ese culo enorme, jugoso, para Petarlo. Su cara era bonita, con ojos azules, labios carnosos, nariz pequeña y cejas pequeñas. Pese a ello, se le notaba la edad de 36 años y su voz tenía un tono de pito que pese a ello me ponía cachondo. Curiosamente, ella siempre se fijaba en mí, o más bien dicho, siempre preguntaba si las cosas me iban bien, que si estaba mejor con mis amigos o que si tenía que estudiar un poco más. Cada vez que me decía algo, se me acercaba su cara a 65 cm de la mía, con lo que mi visión se reducía a ella me ponía cachondo, y quien sabe si ella también. Después de eso, iba a casa después de clase, y si estaba solo me hacía una señora paja en mi cama recordando esa cara y esos labios imaginaba que me la estaba chupando y mi pene se ponía tieso y en 5 minutos ya me corría con un buen chorro de semen.
Un día, que fuimos a la playa, yo me desnudé primero, como no soy atractivo tampoco tuve la obsesión de saber si alguien miraba, pero cuando acabé de quitarme la camiseta vi que mi profesora me estaba mirando de reojo. Entonces, la miré y me dio una sonrisa tímida. Ella se sacó la camiseta y se vieron a relucir sus pequeñas pero morbosas tetas, con pezones que se les veía duros (quizás al verme a mí) y bien redondas pese a todo. El problema fue que me dio un calambrazo en el pene y se me puso dura, y la chica de al lado se puso a reírse de mí. Me avergoncé mucho y me senté. Mirando de reojo a mi profesora, vi que se estaba riendo y que se ponía roja. Pese a ello, no tube oportunidad de hablar con ella, ya que había otros profesores que la ocupaban, quizás no por su físico pero ella era una profesora divertida, irónica y con sentido del humor. Al salir del autocar, al colegio, vino mi profesora y me dijo:
-Hacía calor ¿no?
-Ufff, sí, diría que me he quemado y he pasado vergüenza por un pequeño asunto
- tranquilo, son cosas que pasan y si fuera yo la chica que te puso me pondría colorada sin tomar al sol (entre risas)
Me puse rojo. Ella reaccionó diciéndome "adiós" y se fue. Llegué a casa e intenté verle el significado de esa frase. Se estaba burlando de mi? Era una broma? O le gusto? Ante la duda, la paja ayuda. Así que me hice la paja y me corrí tanto que salía un semen blanco y espeso, que quise olfatear imaginándome que era ella quien lo estaba haciendo incluso lo lamí un poco y me volvía poner cachondo, pero como llegó mi madre del trabajo, me puse los pantalones y me puse a estudiar las mates.
Al día siguiente, llegué demasiado antes al colegio, con lo que llegué a clase y estaba yo solo. Me puse a dormir pues el examen de mates me lo sabía de "pe a pa" con lo que un sueño antes de comenzar las clases me irían muy bien. Pero claro, al estar obsesionado, colgado, o nose por esa profesora, los sueños vienen y resulta que me llegó uno de erótico. Pensaba en ella y veía como se quitaba los pantalones . Y cuando se iba a quitar las bragas me desperté en su cara. Me dijo que había llegado antes de lo normal con lo que se agradecía y me preguntó si había estudiado para el examen, yo le dije que sí y se puso contenta. Le dije que me iba al lavabo, pero era mentida, me quedé en la puerta hacia fuera solo mirando un poco para ver que hacía la profesora. Ella comprobó que no hubiera nadie mirando hacia la puerta, y no me vio. Su mano fina y delicada iba bajando por su cuerpo hasta llegar a los tejanos se lo puso dentro de ellos y comenzó a masturbarse. Mis ojos estaban flipando, como 2 platos abiertos, y me puse cachondo en el momento. Así, que ahora si que me iba al lavabo, a hacer "necesidades". Los dos al mismo tiempo masturbándonos y yo pensaba en ella. Yo no sabía sus relaciones con su marido pero viendo que se estaba masturbando me aventuré a pensar que no hacían sexo.
Cuando volví del lavabo ella ya había parado, pero estaba un poco sudada ella decía otra vez que hacía calor por el verano, y yo asentí diciendo lo mismo. Entonces, comenzaron a llegar los alumnos, la profesora puso el examen sobre la mesa y estuvimos 2 horas haciendo el examen.
Durante las siguientes 2 semanas no pasó nada de relevante. Yo seguía con mis estudios, la profesora sexy como siempre y la "señora paja" de cada día no faltaba. Pero a las 2 semanas me aventuré a llegar más allá el asunto. Me propuse mirar los cajones de su escritorio de la clase abrí el primer cajón y no había nada resaltable. Entonces, abrí poco a poco el segundo intuyendo algo y removiendo el cajón me encontré con un sobre de condón!! Entonces, se me ocurrió una idea.
Pensé en llevarme el condón, ir a casa, hacerme la paja con el condón y después llevarlo al cajón de la profesora medio-tapado y ver su reacción al ver tal guarrada. Y así fue, me llevé el condón me fui a casa pero había invitados, con lo que no pude hacérmela ese día. Me puse el despertador, a las 4 de la madrugada para hacer silenciosamente y tranquilo mi señora paja. Me puse el condón, que me iba algo ajustado (su marido la tenía pequeña), y me hice la señorita paja otra vez pensando en sus mamadas que debe hacer. Me corrí y dejé el semen en el condón. Todo guarro. Entonces, lo puse dentro del sobre medio-disimulado y lo guardé en mi mochila. Al día siguiente, volví a llegar antes y dejé en el segundo cajón el sobre de condón con el condón dentro. Como sabía que los miércoles ella se quedaba hasta tarde corrigiendo y haciendo sus cosas me quedé en el patio esa tarde esperando el momento en que se encontrara eso. Pasaron 2 horas y me dispuse a ir a mi clase. Estaba ella, en el momento en que abría el cajón. Lo abrió, y encontró el sobre dentro. Lo cogió y vio sorprendida la guarrada que había hecho yo. Como no, me volví a poner cachondo con lo que me fui al lavabo y no tuve oportunidad de ver lo que hizo mi profesora con ello. Cuando volví, ella ya no estaba y el condón tampoco. Miré en la papelera de clase y tampoco estaba (también lógico). Pero me fijé en una mancha de líquido seminal que había en la silla. El misterio envolvió mi mente, y durante la semana siguiente estuve pensando qué había hecho mi profesora con ese condón.
La actitud de la profesora se hizo algo más alegre esos días, hacía más bromas y nos daba más descanso a todos. Y suponía que se masturbaba más gracias a mi guarrada. Con lo que me volví a quedar esa tarde abrí el cajón y vi otro condón!! Y mojado! Pero de líquido seminal no era sino de líquido de mujer, de su coño! Había una nota en él que ponía:
"Me gustó tu semen blanco y espeso, que se nota joven y bastante buen sabor. Te dejo mi líquido por si quiere probarlo".
Volví a coger el condón y me lo puse en la cartera. Y ese día, iba a chupar como un condenado. Penetré mi lengua en el condón buscando ese lívido de mujer que había dejado mi madurita profesora. Tenía un gusto algo ácido, era más bien transparente y líquido, era como agua con ácido, me lo tomé a gusto. Y me dispuse a arriesgarme más:
"A mi también me gusto tu líquido, pero que tal si pasamos a la acción?
Soy Alberto"
Puse mi nombre allí, porque mi ego ya era alto y me veía capaz de todo. Esta vez, volví a poner el sobre con el condón lamido y la nota. A la tarde volví al mismo sitio y vi a la profesora que ya había leído el sobre. Estaba roja, contenta, feliz y con una sonrisa de oreja a oreja. Su mano estaba en el tejano, medio-masturbándose y con la otra escribiendo la nota. Lo había conseguido!! Ahora me iba a follar a mi profesora preferida! De repente, ella se fue de la clase y me vio espiándola. No me dijo nada, pero me miró de reojo, con misterio y picardía y con cara de tener ganas de sexo. Corriendo, me fui al cajón. Había la nota que ponía:
"Si quieres sexo conmigo, mañana a las 20:00 en mi despacho"
Al día siguiente no me hice ninguna paja. Me puse bien peinado y con la mejor ropa (que me gustaba a mí) que tenía.
Las clases transcurrieron normal y de vez en cuando le hacía una sonrisa a ella pero entonces me decía "Alberto, de qué ries? Trabaja, que sino no harás nada". Me callaba y dudaba de las intenciones de la profesora. Dudé de ir al despacho con lo que estuve pensando en un banco si tenía que ir o no. Al final, como no tenía nada que perder, fui. Algo nervioso me senté en la silla del despacho, no había nadie. Cuando de repente se oyó un ruido de tacos, una puerta abierta y un aire de cerrarse la puerta. Después cerró la puerta con llave y pasó sus manos sobre mi cuello. Me besó la oreja, poco a poco, se quitó sus gafas y comenzó a besarme el cuello y la cara. Yo todavía no podía creérmelo. Al final me giré, me levanté y le di un beso apasionado con lengua en sus labios. Sus labios carnosos eran deliciosos y su textura me ponía muy cachondo. Cuando acabó el beso, ella sonrió y me dijo:
-qué, ya estas contento??
-aun no, quiero follarte aquí ahora mismo
-tranquilo, primero, mamar.
Y así fue. Me desabrochó los pantalones con delicadeza, me los bajó mis boxers era ajustados con lo que se veía mi pija ereccionada. Ya algo mojado el boxer, me lo bajó y salió libremente mi verga. Toda tiesa y con las venas de una mida media y con un grueso de un poco más de una moneda de dos euros. Ella la comenzó a mamar pasando su lengua por mi capullo. Succionaba el melindro y le daba besos. De vez en cuando tocaba los huevos con sus delicadas manos y jugueteaba con ellos con la boca.
Cuando estaba apunto de correrme, le dije que ya bastara que quería hacerle un favor a ella. Le quité la ajustada camiseta y le comencé a sobar las tetas ya antes de quitarle el sostenedor. Ella cerró los ojos y mordía el labio de placer. Le quité el sostenedor medio con rabia y sobé y mamé sus tetas hasta extenuar mis labios. Sus pezones duros y más bien negros eran pequeños pero mi morbosidad ante aquel placer de una chica madura era suficiente. Recorrí su barriga con besos y ella comenzaba a respirar muy profundamente. Se estiró sobre la mesa y yo me avalancé sobre ella. Le quité los ya ajustados pantalones y veía sus piernas jugosas. Le giré el cuerpo para poder tocar su jugoso y esponjoso culo. Mis manos lo apretaban de tal manera que de vez en cuando le hacía un cachete. Le quité las bragas y comencé a lamer su concha. Degustando lo que había degustado antes, con su peluda concha comencé a meterle el dedo. Ella ya tenía los primeros orgasmos y me decía que continuara. Le dejé el coño bien seco y bien limpio y sacié mi sed. Cogí la polla y se la metí por el agujero, me puse encima de ella y antes de comenzar a bombear el coño la besé apasionadamente en sus labios, dejando ir la lengua y ya comenzando a bombear el cuerpo para follarla. Sus gritos se comenzaban a hacer notar, pero mi preocupación principal era acabar con la faena ya comenzada. Llegó mi orgasmo y lo disfruté de buena manera
Cambiamos la postura y ella se puso encima mío, pero esta vez yo estaba en la silla. Apoyó los brazos en mi espalda y bombeaba mi polla apunto de reventar y ella gritando de placer. Le deshice el nudo de su pelo recogido, y libré su pelo para acabar de extenuar el placer. Los últimos minutos de sexo, los tuvimos besándonos, haciendo valer nuestro amor platónico y disfrutando de la aventura que estábamos teniendo. Al final, no pude aguantar más y lancé todo mi semen en su coño. Pero la cosa no acabó allí, se metió el dedo dentro, cogió un poco de semen y se lo puso en su boca. Yo con todo el morbo del mundo, la besé en la boca y compartimos aquél placer.
A partir de allí, nuestras conversas fueron más a menudo y nos hicimos amigos. Pese a ello, no follamos más. Bueno, no follamos más, de momento no hemos tenido la oportunidad, pues queremos hacerlo en un escenario algo más íntimo y protegido. Eso sí, de vez en cuando vamos al lavabo en el patio y nos damos un profundo beso mientras me pajea. Otras veces me la chupa, y otras veces le mamo yo el coño, eso sí, con intimidad.
Espero que les haya gustado
Albert