La profesora de la guardería de mi hijo (2)
Las vacaciones que pasamos juntos en Menorca.
Bueno, la verdad es que no esperaba que mi relato gustara tanto. Agradezco a todos aquellos que lo han leído, que lo hayan valorado valoraran tan bien.
Tal como os dije, os contaré lo que aconteció ese verano durante las a lo largo de los 6 meses que estuvimos saliendo juntos, con especial atención a las fabulosas vacaciones que vivimos en Menorca.
En el año 82 descubrí con mi ex-mujer la isla de Menorca. Desde ese año he intentado repetir todos los veranos. Pensaréis que qué monotonía repetir siempre en el mismo sitio, pero sólo si has estado alguna vez allí podrás entender el magnetismo que puede tener un lugarsitio como es este.
Aprovechando que a mi hijo le correspondía pasar las vacaciones de agosto con su madre, planifiqué mis vacaciones con unos buenos amigos de Barcelona que tuve la suerte de conocer años atrás, precisamente allí, en Menorca.
Se estableció entre nosotros tal relación de amistad, que años después tuve el honor de ser testigo de su boda el día que contrajeron matrimonio.
YBueno como os contaba, yo ya había decidido pasar mis vacaciones en Menorca y. eElla tenía en proyecto irse con unos amigos a realizar un viaje organizado "tipo aventura" por la zona de la Costa Brava, con. Os aclaro eso de viaje de aventura: tours en bicicleta, descenso de cañones, acampadas, mini-escalada, etc.
Nunca habíamos hablado de pasar juntos las vacaciones, ya que intentábamos mantener nuestra independencia independencia y nuestra relación sin inmiscuirnos el uno en la vida del otro.
Estando ya en Menorca , recibí una llamada suyade ella. Me comentó que a última hora lo había pensado mejor y que había cancelado sus billetes para irse a la Costa Brava. Me preguntó si me importaba que se viniera a pasar unos días las vacaciones conmigo. Por supuesto que le dije que no. Me comentó que tenía problemas para encontrar un billete de avión a la islaMenorca, así que llamé a un amigo que trabajaba en una agencia de viajes, y gracias a él, no sin esfuerzo por su parte, conseguimos el pasaje de avión.
Mis amigos me acompañaron al aeropuerto a buscarla el día que llegó. Se quedaron impresionados del tipazo que tenía y de lo atractiva que era. Aunque yo ya les había puesto en antecedentes sobre ella, después me confesaron que me había quedado corto al describirla.
Ellos me querían y me respetaban, pero era inevitable que me hicieran sus comentarios. Era una pareja que habíaHabían vivido conmigo mi traumática separación, y no querían que pasara por otro trago como aquel, así que aunque eran conscientes de la atracción que sentíateníamos el uno por el otro, me dijeronsabían que nuestra relación sería cuestión de meses. La diferencia de edad, las circunstancias de cada uno, las prioridades de cada uno, los proyectos de vida, etc., eran cuestiones que caerían por su propio peso, pero mi ego estaba por las nubes y no iba a dejar pasar la oportunidad de disfrutar de aquel bombón el tiempo que fuese.
Durante el tiempo que estuvimos en Menorca pasábamos los días enteros en la playa y por la noche lo típico: cenitas y copas.
Hice de perfecto anfitrión y recorrimos las playas que a mi parecer son las mejores de la isla: Binigaus, Punta Talis, Son Saura, Turqueta, Pregonda y Cap de Cavallería.
En Menorca la gente está acostumbrada a las playas nudistas, por lo que no es de extrañar ver en algunas playas a turistas (familias enteras) desnudos conviviendo en perfecta armonía con el resto de bañistas.
Yo no había hecho nudismo nunca, pero no por pudor sino porque tampoco había surgido ocasión para ello. Ella comentó si yo tendría reparo en que lo hiciéramos. Me pareció bien, por lo que la mayor parte de los días los pasamos desnudos en la playa.
Me gusta mucho la playa de Punta Talis. Esta playa está en el sur de la isla, entre las playas de Santo Tomás y Son Bou. Es una playa enorme. De agua súper cristalina y arena dorada. En pleno agosto puedes contar el número de personas que acuden allí. Un playón de casi 3 kilómetros de largo y prácticamente vacío. Pues más o menos es así y sin exagerar.
Nunca olvidaré los polvazos que echamos en esa playa, sobre todo al caer la tarde, cuando apenas ya había gente y podíamos hacerlo sobre la orilla sin que nadie reparara en nosotros.
Pero quizás el mejor polvo que echamos fue una noche en la que nos fuimos a cenar solos a un conocido restaurante de Fornells. Ella estaba arrebatadora. Negra como la suela de un zapato, con su larga melena castaña suelta que se le había aclarado por los efectos del sol. Se puso un vestido suelto corto de color beige claro y llevaba puestas las típicas menorquinas. Como os podéis imaginar iba sin sujetador y se había puesto un sugerente tanga de color blanco que contrastaba sobre su piel tostada.
No sé si realmente el marisco aumenta la líbido como dicen, pero lo que si os puedo decir es que entre el marisco y el vino que bebimos, al salir del restaurante noté que expelíamos sexualidad por los cuatro costados. Había algo embriagador en el ambiente. Nos mirábamos con deseo y al llegar al parking que estaba un poco apartado de la zona concurrida del pueblo, fui yo quien la dije "quiero follarte en el coche".
Ella, sabiendo que yo era siempre menos atrevido que ella, me dijo "sí pero encima del capó". La verdad es que me lo dijo con tal sensualidad y morbosidad, que el caso es que en un momento estábamos encima del capó del coche follando como locos. Ella echada sobre el capó y sujeta a las escobillas de los limpias y yo encima con los vaqueros en los tobillos y dándole acometidas salvajes.
Le había bajado el vestido hasta la cintura y tenía mis manos magreándole los pechos. Había momentos en los que me paraba para tomar resuello y poder chuparle los pezones. La sensación de verla entregada de esa manera tan lasciva, me tenía con la polla dura como una piedra.
Ella se soltó de los limpias y se dejó caer hacia abajo. Me agarraba el culo y me apretaba contra ella para que la pudiera follar más profundamente. Estábamos a mil por hora. Se corrió como una loca y yo casi estaba a punto de hacerlo, cuando oí llegar a una familia al parking. Me subí el pantalón torpemente y nos metimos en el coche rápidamente. Menos mal porque casualmente su coche estaba aparcado al lado del nuestro.
Había estado a punto de correrme, pero con el susto había perdido la erección. Ella me miró con una risa contagiosa y me dijo "Tarzán, qué ha pasado?". Recuerdo que nervioso todavía por la situación vivida le dije, "menuda hostia se ha dado Tarzán. Se ha caído de la liana en pleno vuelo."
Estaba preciosa riéndose de mí. Se acercó a mi cara y me dio un beso muy sensual y me dijo "vamos a ver cómo podemos curar a Tarzán". Para evitar sobresaltos nos fuimos en el coche a un sitio apartado por la zona de Son Parc y lo aparqué entre unos pinos. Echamos hacia atrás los asientos del coche y empezó a lamerme los pezones de las tetillas como ella sabía que me gustaba.
Con una mano cogió mi polla y de vez en cuando bajaba su mano y me acariciaba el periné. Estuvo un rato entreteniéndose con el orificio de mi culo y poco a poco, mientras me hacia una mamada sensacional, me fue introduciendo un dedo. Me gusto mucho esa sensación nueva para mí.
Se me ocurrió una locura. Le dije que se untara el dedo con crema bodymilk que tenía en el coche. Creo que eso la excitó muchísimo y no os digo a mi. Empezó a meterme el dedo en el culo al tiempo que me chupaba la polla. Yo estaba excitadísimo y las sensaciones que sentía eran inexplicables.
La pedí que se untara más crema y que me metiera otro dedo. La vi disfrutar poseyendo mi culo. Me metía los dedos y escupía en mi polla, para luego metérsela en la boca depravadamente y con lujuria. Con la mano que le quedaba libre me pellizcaba los pezones que estaban duros como piedras. La corrida que tuve en su boca con sus dedos follándome fue descomunal. Mis gritos se tuvieron que oír en toda la isla.
Ella era pura excitación y lujuria. Se quito su tanga y me dijo que quería correrse en mi boca. Estaba mojadísima. Me puso su coño en la boca y mientras os proyectome lo restregaba por la cara, le metía los dedos por la vagina y por el culo. Entre sus muslos pude ver como se masajeaba los pezones con los ojos cerrados y con una sensación de éxtasis total. Tuvo tal corrida que, para no caerse, necesitó apoyarse con las dos manos en el techo del coche, mientras gritaba de placer.
Cuando nos recuperamos nos dimos cuenta de que los cristales del coche estaban totalmente empañados, por lo tuvimos que bajar las ventanillas y esperar un rato a que se desempañaran.
La llevé a un chiringuito en la misma playa de Santo Tomás. Había muy poca gente. Nos quedamos en la barra charlando y al rato llegaron 4 chicas animadoras de uno de los hoteles cercanos. Yo conocía de vista a una de ellas pues estaba alojada en el mismo pueblo donde nosotros teníamos la casa en Menorca.
Me reconoció y se acercó. Me dijo que nos sentáramos con ellas. A mi pareja no le pareció mal, así que accedimos a ello. La verdad es que me pasé un buen rato charlando con esta animadora y apenas presté atención a mi pareja, pues ella también estaba de charla con las otras 3 chicas. Pero cuando decidimos marcharnos para casa, noté que su talante había cambiado y que estaba rara conmigo.
Le pregunté que qué la pasaba y me dijo que si no me había dado cuenta de que la animadora había estado intentando ligar conmigo. Yo la dije que no, pues tan sólo habíamos estado hablando de su trabajo y del tipo de personajes que se dejan caer por los hoteles en verano y de cómo algunos se las ingenian para ligar con ellas.
La noté rabiosa. Celosa diría yo. Nunca imaginé por la relación de complicidad que teníamos que ella pudiera llegar a sentir algo así.
Se quedó callada y al llegar a casa noté que su única intención era la de follarme a toda costa. La situación vivida con la animadora la había enrabietado de tal manera, que en lo único que pensaba era en dejarme claro que quien follaba conmigo era ella y nadie más que ella.
Esa noche me folló como nunca, con rabia y como queriéndome dejar constancia de que yo era de su propiedad. Me hizo diabluras y en todo momento llevó la iniciativa. Cuando me corrí mientras me cabalgaba con violencia, pude ver en su mirada libidinosa una inmensa sensación de satisfacción.
Mientras la masturbaba para que ella también se corriera, en vez de cerrar sus ojos no dejó de mirarme a la cara en todo momento. No hablaba, pero con su mirada me lo estaba diciendo todo. Cuando se corrió, me agarró con sus manos la cabeza y me acercó un oído a su boca. Con voz clara y enérgica me dijo "Que te quede claro que tú sólo eres mío".
El resto de días yo me dejé llevar y no volvimos a hablar más del tema. Seguimos disfrutando de la isla y del sexo a tope, pero en mi interior ya se había encendido un pilotito de aviso.
Si estáis interesados en saber cómo continuó nuestra relación, no dejéis de enviarme vuestros emails a pursuivant@hotmail.com
Saludos y gracias a todos.