La profesora de estructuras (segunda parte)

La profesora reconduce al habitual alumno listillo y le hace ver quien manda su clase.

Los compañeros de clase llevan un par de días advirtiéndome que la profesora me tiene en su punto de mira. Todos sabemos lo que eso significa, corro el riesgo de suspender la asignatura y debería ser suficiente para tomárselo muy en serio.

Yo soy un tío al que le gusta hablar, interrumpir y hacer gracias para que los compañeros se lo pasen bien, con lo que choco frontalmente con el talante serio de la profesora y la dinámica de la clase.

Mientras gesticulo  de cara a mis compañeros añadiendo mímica a una de mis gracias, se hace el silencio más cerrado. Interpreto que la profesora se ha vuelto de la pizarra y me ha cogido “in fraganti”. Despacio giro la cabeza y compruebo como pretende fulminarme con la mirada.

Cometí un error importante al presuponer que lo sucedido durante la tutoría días antes allanaba el camino para el resto del curso.

-          “señor Castelvi, veo que lo que explico no le interesa, en cambio hacer el payaso para sus compañeros se le da muy bien. Por favor, venga Ud. Esta tarde a la tutoría y charlamos sobre el tema”, me sugiere con un tono que no invita a la tranquilidad.

Todos ven en la invitación un claro indicio de problemas, pero tonto de mi lo que deduzco es que tiene ganas de ver y tocar mi polla nuevamente como la otra tarde. Esta profe se ha colado por mí, tendré que aprovecharlo y disfrutar de un curso con la asignatura aprobada desde el principio.

El horario de tutoría es de 15:30 a 17:00 y me presento quince minutos antes del límite para dar tiempo a que los otros estudiantes pasen delante y así al final casi seguro que no queda nadie que nos pueda importunar.

Muy resueltamente entro en el despacho, veo a la profe en su escritorio atareada y rodeada por varias pilas de papeles. Levanta levemente la vista al verme entrar y me hace una seña para que me siente en una especie de diván que hay en un rincón aunque no me dirige la palabra ni hace el menor gesto de acogida.

Como voy muy “sobrao” antes de sentarme a esperar echo el pestillo a la puerta y le hago un gesto de “buenos colegas”. Ella no me hace ni puto caso y sigue corrigiendo sus trabajos.

Después de esperar un rato y ver que no me hace caso, decido hacer algo para llamar su atención. Como en nuestro primer encuentro a solas vi que disfrutaba mucho dándome unos buenos meneos, me vengo arriba y me adelanto de forma imprudente.

Me desabrocho el cinturón, me bajo el pantalón lo suficiente para poder sacar mi polla todavía flácida y empiezo a jugar con ella deseando captar su atención para que se anime y venga a hacerme una buena paja como hizo.

La profe me mira por encima de las gafas, hace un gesto de desaprobación y continua con su trabajo dándome a entender que no le ha impresionado lo más mínimo y que ahora está muy ocupada para atenderme.

Con mi ego herido, me propongo continuar con los meneos hasta que mi polla alcanza una buena erección que me enorgullece. Me coloco de forma que si ella quiere me pueda ver con todo detalle, mientras juego con el pellejo arriba y abajo, sacando el capullo ahora gordo y rojo.

Alguna vez he visto como de reojo me mira condescendiente. Seguro que se está poniendo caliente ante tan rico espectáculo o eso pienso yo, lleno de vanidad.

Parece que la profe ha terminado de corregir los trabajos, recoloca las pilas de papeles, mete sus cosas en los cajones y se levanta. Me mira y se encamina hacia donde estoy.

Con semblante serio da unos pasos con decisión hacia dónde estoy. Con la mano izquierda me indica que me levante a los que respondo con actitud chulesca propia de mi inexperiencia. Pensando que lo que hago le va a gustar, le sonrío y me doy unos cuantos meneos para mostrarle lo buena que se me puesto polla.

Impasible ella repite el gesto para que me ponga de pie, esta vez obedezco diligente a la espera de que  tome la iniciativa… y vaya si la toma!.

Saca la mano derecha que mantenía escondida a la espalda sujetando una fusta de equitación, y sin más me da un golpe seco en el muslo. Me ha sorprendido tanto que suelto la polla y acudo a restregarme la pierna para aliviar del escozor.

-          “La catedrática soy yo… en la asignatura se hace lo que yo quiero… y las cosas se hacen como yo mando… entendido?”, me advierte con tono autoritario.

-          “por mi clase han pasado muchos listillos antes que tú y debes saber que a todos los he aprobado si han seguido las reglas y se han esforzado lo suficiente”, continua diciendo antes de soltarme otro golpe tan inesperado como el primero.

Me parece alucinante, una mujer que tiene la mitad de envergadura que yo, me tiene a su merced, me mantiene semidesnudo, me pega con la fusta a su gusto y yo lo único que hago es esperar sumiso sus órdenes.

-          “Arrodíllate y ponte a cuatro patas en el diván”, me ordena. “Te voy a dar la primera lección del curso y espero que estés atento y no interrumpas la clase como sueles hacer”.

Con temor a que me dé de nuevo con la fusta, me pongo como dice dejando mi culo desnudo a su disposición. Arrollado por la inesperada situación espero impaciente lo que quiere hacer conmigo. Noto el frio y suave tacto de la fusta recorriendo  mis nalgas proporcionándome una delicada caricia.

De pronto recibo otro latigazo en medio del glúteo que me hace estremecer de dolor. Luego otro largo recorrido con la punta de la fusta por los cachetes y la entrepierna que me provoca incertidumbre pero también placer. Un ligero escalofrío me recorre las piernas.

-          “Tienes que aprender a esperar, encajar las decepciones y afrontar los problemas”, me dice mientras maneja con maestría la fusta entre mis piernas y rodeando todo mi culo.

A pesar del dolor que me causa y la incómoda postura mi erección no solo no ha bajado sino que está en el punto más alto posible.

La profesora hurga con la fusta entre los cachetes y aprieta justo encima del ano lo que me provoca una extraña sensación. Luego se pone a mi lado y con la fusta me acaricia la polla y los huevos. Estoy tan excitado que unas gotas de líquido pre seminal mojan la fusta. Me la acerca a la boca y me obliga a que la lama hasta dejarla bien limpia.

Me golpea varias veces más intercalando suaves caricias por mis muslos, culo y entrepierna que me hacen temblar de gusto. Tengo el intimo temor de que me pueda golpear en mis partes y eso supongo que sería muy doloroso pues todas mis células sensibles están activadas.

Con la punta de la fusta obliga a darme la vuelta. A continuación se levanta la falda y se quita las bragas. Con ellas en una mano y con la fusta en la otra, se agacha hasta poder restregármelas por la cara y amordazarme durante unos instantes poniéndolas en mi boca y nariz. Su olor penetra en mi como tiro y me llega al cerebro inmediatamente activando todas mis neuronas.

Se echa la falda hacia arriba por encima de la cadera dejando expuesto su pubis ante mi vista. Tiene un espeso felpudo de pelos negros que esconde su rajita. Después de exhibirse, se sienta en un lado del diván y se abre bien de piernas para que su conejito quede a mi alcance.

-          “Ahora puedes ver la fuente de conocimiento donde vas a beber todo el curso”, “ya puedes empezar y pon todo tu empeño… pues es materia muy sensible”, me dice mientras cómodamente se coloca despatarrada y con sus deditos se separa los labios para que pueda ver su sonrosada almeja.

Diligente me arrodillo entre sus piernas y me acomodo para poder comerle el coño tal como me ordena. Con la fusta juguetea pasándola por mi cara y mi cuello. Antes de que me dé un golpe, me amorro y empiezo a lamerle la rajita semi oculta entre tanto pelo.

Enseguida empieza a gemir y me toma la cabeza con sus manitas para mantener mi boca pegada a su húmeda raja. Tras unos cuantos lametazos su vulva se abre como una flor y deja al alcance de mis labios y lengua un prominente clítoris que reacciona intensamente con mis lamidas.

Después de chupárselo durante unos minutos, la profe empieza a gemir como una guarra y cuando creo que se va a correr, me empuja la cabeza hacia atrás para que quede a unos veinte centímetros de su coño. Mi boca chorrea una mezcla de saliva y liquido vaginal de sabor extraño.

Veo como se empiezan a mover sus labios y como todos los músculos de su pubis se contraen y se relajan sin aparente control. De la raja rezuma un líquido blanquecino. Me quedo observando paralizado por la sorpresa y la excitación que me produce.

De pronto un chorro de orina sale disparado hacia mi e impacta junto a la boca y cuello. ¡Qué asco!, la tía me ha meado encima. Instintivamente siento ganas de retirarme, pero a continuación noto como el líquido caliente recorre mi pecho hacia abajo y siento que me gusta mucho la sensación.

Nunca había experimentado algo así y para mi sorpresa me gusta mucho mas de lo que podría haberme imaginado. Me acerco un poco más a esperar la segunda andanada que no se hace esperar. Ahora, de forma continuada sale un buen chorro de meaos en medio de unos gritos de placer de la profesora que me ponen los vellos de punta.

A mí me gusta ver como la raja se abre para mear, y la sensación que el líquido calentito me produce al mojar todo mi pecho.

Cuando deja de mearse, le pongo la punta de los cuatro dedos sobre la raja y le hago un masaje suave y circular que la dejan fuera de cómbate, con los ojos cerrados y la mano que sujetaba la fusta totalmente abierta.

Contemplo su almejita y me congratulo de mi buena actuación ante este primer ejercicio en la asignatura de estructuras. Creo que tengo bien encaminado el curso.

Me miro entre las piernas y veo como mi polla está a medio gas. Con la emoción no he dado cuenta que ya me he corrido sin ser consciente de ello.

Mientras descanso y trato de poner en orden las ideas y la vivencia, la profesora se levanta se baja la falda, y tras atusarse el pelo se encamina hacia la puerta.

Antes de salir se dirige hacia mí para decirme:

-          “Antes de irte déjalo todo bien recogido y limpio”, “mañana cuando llegue lo quiero encontrar todo en su sitio”.

Cuando ella sale, me pongo en marcha para cumplir sus órdenes. Lo primero que hago es guardar la fusta en uno de los cajones, sus bragas me las pongo en un bolsillo como un preciado botín, y compruebo que diván y el suelo no se hayan mojado.

Estoy convencido que este año la asignatura de Cálculo de estructuras va a ser una de las más importantes y espero sacar muy buena nota en este cuatrimestre.

Gracias por vuestros comentarios y evaluaciones.

Deverano.