La profesora

Tengo sexo con mi profesora, ¡por fin!

Allí estaba, en el lavabo del colegio, apoyado contra la puerta cerrada del cubículo donde estaba el váter. Sostenía entre sus labios una colilla a medio terminar y tenía los pies presionados contra la base del inodoro. Odiaba todo aquello, el colegio, los profesores, los compañeros, los odiaba a todos, tenía unas ganas enormes de salir de allí, por desgracia, aún le quedaban 1 año para la mayoría de edad, vaya mierda. El timbre sonó indicando el retorno a clase del recreo y él tiró el cigarro contra el suelo pisando la colilla. Salió del baño y recorrió los pasillos con calma, sin prisa por llegar a la próxima clase, tocó la puerta y entró sin esperar respuesta, había alguien nuevo allí, en la cátedra, en vez de Francisco, el profesor de Física y Química, estaba Mercedes, una profesora de apoyo, la melena, rojo oscuro, le caía a media espalda y vestía una camiseta púrpura que le marcaba los contornos, no debería ser mayor que él, 26 años tal vez.

-Fernando, se llama antes de entrar- dijo ella

-He llamado- respondió él con actitud pasota sentándose en su pupitre

-Como les estaba contando a tus compañeros, me ha dicho vuestro profesor que la última sesión lo dejasteis en las diferentes formas de entalpías ¿Alguien sabría decirme cuantas formas de entalpías hay?-preguntó Mercedes

-3, la de formación, la de...-respondió una alumna, sentada tras Antonio

Tenía que ser suya, durante la clase y mientras la profesora escribía en la pizarra, se le había puesto la polla dura al observar el culo de Mercedes, firme. Cuando sonó el timbre abandonó el aula el primero y bajó a la planta baja para meterse en el baño y hacerse una paja, se había calentado, fue entonces cuando se le ocurrió su plan. Al día siguiente, se dirigió al laboratorio y forzó la cerradura, buscó en los estantes algún bote de tricloruro de metilo, conocido comúnmente por cloroformo, sacó un pañuelo del bolsillo y lo empapó de la sustancia con cuidado de no tocarlo. Durante todo el día estuvo persiguiendo a la profesora por los pasillos del colegio, que se quedaron vacíos tras la campana que indicaba el final de la jornada, entonces se dirigió tras ella silenciosamente, ella con una carpeta con libros dobló una esquina, Antonio sacó el pañuelo y... Antonio estuvo a punto de chocar con ella, que se había detenido en seco para hablar con un profesor alto y calvo de barba gris

-Antonio ¿qué hace aquí? Debería estar en su casa-preguntó el profesor severamente

-Vine a recoger el libro de Historia para su examen de mañana, me lo dejé aquí- respondió Antonio rápidamente

-Muy bien, pues estudie, a ver si supera su 1,5-dijo el profesor

-Claro profe-dijo Antonio dándole una palmada en el hombro del hombre amistosamente

Cuando se vio libre de la mirada de los profesores se escondió en el hueco que dejaba la puerta cerrada de una aula y esperó a que los dos adultos terminasen la conversación, cuando escuchó los tacones de la profesora preparó el pañuelo y ella pasó por delante suya sin darse cuenta de que estaba allí, el chico se situó detrás de ella y le aplicó el pañuelo sobre la nariz y ella cayó tras oponer un poco de resistencia, la profesora cayó.

Despertó en una habitación oscura, o al menos eso le pareció, llevaba una tela sobre los ojos y las manos atadas a la espalda, percibía la presencia de alguien más, había otra respiración en la habitación

-¿Quién eres? Muéstrate, cobarde-dijo Mercedes

-No importa quién sea sino qué voy a hacer con usted-respondió una voz desde la oscuridad, una voz distorsionada

-Cobarde, quítame la venda y hablemos-dijo la profesora sudando

Sintió una mano quitarle la venda, que al pasar por la frente se llevó el sudor, cuando sus ojos se adaptaron a la oscuridad pudo ver la silueta, de un hombre por su complexión, con una lucecilla roja en algún punto de su cabeza, el hombre se agachó sobre un objeto y una luz se encendió en lo alto, vio el cabello moreno y algo largo de Antonio y una colilla encendida en su boca.

-¿Sorprendida?-preguntó Antonio

-Sí-respondió Mercedes mirando hacia abajo-¿Y mi ropa?

-No la necesitarás-respondió Antonio

La profesora llevaba puesto únicamente el sujetador blanco y unas bragas blancas a juego

-Enfermo-dijo la profesora encogiéndose para no mostrar ninguna parte

-No se moleste, ya lo he visto todo-dijo Antonio

-¿Dónde estamos? ¿Por qué haces esto?-preguntó ella

-Estamos en el cuarto de máquinas del colegio y en cuanto a porqué lo hago, porque tiene usted un cuerpo de escándalo-respondió Antonio

-Suéltame y no habrá consecuencias-respondió la profesora

-Me temo que no va a ser posible-respondió él

-Que me sueltes-ordenó ella

-Ya sabes qué hacer-respondió él tocándose el paquete, que se le marcaba en el pantalón

-Y una mierda-respondió ella apartando la cara

-Entonces, hasta la próxima-dijo él

Apagó la luz y la dejó allí encerrada, de nada le serviría gritar porque no había nadie en el colegio a esa hora, sólo ella y aquel cabrón.

Antonio volvió un rato después con una bandeja con algo de comida, la dejó sobre una caja y se sentó sobre una desvencijada silla

-Estás hambrienta, lo sé, podemos arreglarlo-dijo él

-Vale, tú ganas-dijo ella sucumbiendo, ya no aguantaba más, estaba muerta de hambre y de sed y aquella podía ser la única manera de alimentarse. Antonio se bajó la bragueta y se sacó su miembro, de 14 cm de longitud y rasurado, lo acercó a la boca de la profesora y lo restregó por la cara

-Puaj, huele fatal- dijo ella apartando la cabeza.

-Caya y come, puta-dijo Antonio

Abrió la boca y permitió que aquel pene entrase en su boca, no podía con él, el glande le tocó la campanilla y le provocaron arcadas, pero se dijo que por su bien más le valdría no vomitar. Recorrió en círculos el pene del alumno hasta que este no pudo y se corrió en su boca, una corrida bastante copiosa que en otras circunstancias, habría disfrutado.

Antonio la levantó y le quitó el sujetador rebelando unos pechos perfectos, redondos, dignos de una veinteañera como ella, le cogió uno y se lo mamó pasando la lengua por la aureola, cuando hubo disfrutado de la teta, le bajó las bragas rebelando un coño completamente rasurado y humeante, con un tierno olor femenino. Se arrodilló frente a ella y se abrió paso por los labios vaginales hacia el interior de su gruta mientras ella se estremecía mientras un escalofrío recorría su cuerpo de arriba a abajo. Buscó con su lengua el delicado botón del clítoris y le pasó la lengua varias veces. Mientras tanto con un dedo le había estado estimulando el ano, ahora le metió un dedo en la vagina para lubricarlo con los líquidos que de allí emanaban y lo metió en el culo y ella soltó un grito de dolor, nunca lo había hecho por atrás.

-Me haces daño, más suave-pidió ella

-Me parece que no estás en condiciones de exigir nada-dijo él introduciéndolo más rápido

Ella no podía más, tenía un dedo metido en el culo a toda hostia y con una mano le magreaba la teta derecha, aquel hombre era un salvaje, pensaba Mercedes minentras continuaba la penetración anal. Cuando se cansó de meter el dedo en el culo, le dio a chupar el dedo a Mercedes

-A ver si nos limpiamos un poco el culo, está lleno de mierda-dijo mientras le mostraba el dedo con virutas de mierda.

La profesora volvió a chupar el nauseabundo pene de Antonio y cuando obtuvo la lubricación deseada, lo sacó de su boca y le abrió las piernas mientras ella se sobresaltaba por el cambio tan brusco de posición

-Sé gentil- dijo ella

Pero a él se la sudaba la gentileza y se la metió sin preocuparse siquiera del bienestar de la profesora, a lo que ella abrió mucho los ojos y la boca mientras lanzaba un seco “Oh” al aire

-Esto es por todos los suspensos que me pusiste el curso pasado, perra de mierda-dijo el alumno

El curso anterior ella había sido profesora de música, pero lo había dejado tras que esa asignatura se eliminara

-Haber... estudiado... más-dijo ella con la voz entrecortada entre gemido y gemido

-Shhh-mandó a callar él mientras continuaba con el metesaca en el interior de aquella mujer, mientras sus huevos chocaban con el culo dilatado de esa mujer y el roce entre ambos cuerpos quemaba

-Joder, me vengo-dijo él

-Hazlo fuera por favor-suplicó ella con lágrimas en los ojos

Aquello fue en lo único que él la hizo caso, se salió del interior de la profesora y le obligó a la profesora al sacudírsela ella misma

-Vamos, ¿a qué esperas?- preguntó él

Ella cogió la polla y la sacudió todo lo rápido que pudo y cunado ya no pudo más, la bañó por completo, algunos lechazos fueron a dar a la cara y otros, la mayoría, a las tetas y al abdomen

-Haremos un parón aquí-dijo él reponiendo fuerzas

-Agua- pidió ella

Él cogió la botella y bebió agua, manteniendola en la boca, entonces besó a la profesora y le pasó el agua a su boca mientras ella contría una mueca de asco por el intercambio del fluido

-Eres un asqueroso, ¿lo sabías?-preguntó ella

-Venga, que vamos a continuar-dijo él sin escuchar a la profesora

-¿Qué vamos a hacer ahora?-preguntó ella

-Muy fácil, ¿ves estas cadenas?Te voy a colgar del techo y te voy a follar por detrás-dijo él

Ató a la profesora y la pasó por unos ganchos que había en el techo quedando ella colgando bocabajo, como adorno, sacó de un recipiente de aluminio unas pinzas y las puso en los pezones, en el clítoris y en los labios vaginales, estuvo un rato tirando de ellas por diversión para ver la cara que se le quedaba a la profesora, una cara de dolor ya que eran zonas sensibles y cuando ella ya hubo soltado demasiadas lágrimas, le retiró las pinzas de la vagina y se la metió por atrás mientras con las manos jugaba con las pinzas de los pezones

-¿Y todo esto porque te suspendí?-preguntó ella

-Y porque está muy buena también, su novio tiene que ser un puto suertudo-dijo él

-No tengo novio, mi experiencia con los hombres es escasa-dijo ella cerrando los ojos del dolor

-Joder con la teacher, que polvo tiene-dijo él dandole una nalgada en su culo blanco

Continuó dándole nalgadas hasta que se le puso el culo rojo y anunció que iba a correrse pronto

-Sácalo-dijo ella

Pero esta vez el alumno no la sacó y se corrió dentro de ella, inundando su útero y su vagina con su semen espeso y blanco

-Mierda-se lamentó la profesora por lo bajo mientras unas lágrimas se le escapaban de los ojos

-Muy bien, así está bien, vale, ahora por el culo-dijo él

Sin cambiar de posición a la profesora, sacó la polla de la vagina y la introdujo en el culo con brusquedad

-Qué apretado está, y cómo tira pa adentro-dijo Antonio mientras metía y sacaba su polla del apretado culo de la profesora, que fue dilatandose dolorosamete conforme el pene entraba y salía de su conducto anal.

-Me haces daño, cabrón-dijo ella sintiendo como aquella polla le desgarraba por dentro, como la partía en dos

-Ya te he dicho antes que te callases la puta boca, zorra de mierda- dijo él enfadado y tiró de las dos pinzas provocando un alarido de dolor proveniente de la profesora

-Sueltame, déjame marchar, por favor-dijo ella sollozando

-No-dijo él mientras se venía dentro del culo de la profesora

Sacó la polla de su culo y se la metió bruscamente por la boca

-A limpiarla, y a ver si te limpias un poco el culo, que lo tienes lleno de mierda, te lo he dicho antes, guarra,cerda-dijo él

Ella lloraba mientras tragaba la gran cantidad de semen y mierda adheridos a la polla del muchacho

-No me vengas llorando, como si nunca te hubieran dado una buena follada-dijo él

-Nunca cómo tú, te voy a denunciar- dijo ella

-¿Ah, sí? Yo que pensaba dejarte libre-dijo él

-¿Pensabas dejarme libre?-preguntó ella

-Sí, pensaba soltarte, pero no puedo, así que te voy a secuestrar y seguiré follandote cuando a mí me apetezca-dijo él

-No, no, yo no digo nada, soy una tumba-dijo ella

-Sí, claro, tú de tumba tienes lo que yo de princesa, nada. Te vienes conmigo a casita y ya verás qué bien lo pasamos tú y yo- dijo él

Metió la ropa interior de la profesora en una bolsa “para mí”dijo enseñandosela a la profesora y la sacó de allí, como ya era de noche hacía fresquete, por lo que cogieron el autobús público y durante el trayecto estuvo metiendole mano y enseñandole el culo o las tetas a los demás pasajeros, que se hacían pajas disimuladamente o tocaban con el consentimiento de Antonio, ella no decía nada, había sido humillada ya demasiadas veces aquella tarde, sólo quería llegar a la casa y descansar un poco, no sabía la que le iba a esperar...