La prisión de mi hermano
De cómo las tragedias de la vida, conllevan descubrir secretos y afrontar realidades que jamás imaginaríamos.
Seguidamente les contaré la historia de Victoria, una amiga que conocí por medio del chat, luego que ella me contactara por alguno de mis relatos.
Relataré la historia en primera persona, por cuanto si bien la he escrito yo, le he remitido previamente la misma, para contar con su aprobación. Es así que por mi intermedio, ella nos cuenta lo que le pasó y lo que descubrió.-
Primer capitulo: El Viaje
Hola a todos, mi nombre es Victoria, tengo actualmente 26 años, soy delgada, aunque de piernas marcadas por el deporte que siempre hice y me gustó que es el hockey sobre césped. Tengo 1,69 de altura, soy castaña oscura, y la piel, mas morocha que blanca, aunque soy definitivamente de tes blanca.
Nunca fui una persona que se pudiera horrorizar por temas sexuales. Con mis amigas, hablaba un poco de todo, y siempre nos contábamos muchas cosas. Siempre fui muy liberal, aunque no se confunda eso con una persona promiscua. No tenia problema en tener relaciones con un muchacho, pero no me iba a acostar el primer día que lo conocía.
Tengo amigos/as gays. De hecho, mi mejor amigo es gay, y en una oportunidad me acosté con él y su pareja, en un viaje que los tres habíamos hecho a Egipto y esos lugares. Jamás me horrorice por nada, ni critique a nadie. ¿El limite? El respeto, de la otra persona hacia una y de una hacia la otra. Así de simple.-
Por supuesto que siempre una piensa que ha visto todo. Lo piensa, hasta que ve o descubre lo nuevo. Y esto es lo que me sucedió hace unos cuatro años atrás.-
Eran aproximadamente las seis de la mañana, cuando el teléfono sonó. No le preste atención, hasta que escuche a mi mama, que lo despertaba a mi padre. Dormida como estaba, entre sueños, me di cuenta que algo había sucedido.
Mi hermano Carlos, que tenia 26 años, había decidido ir de vacaciones con su novia, Mariela a Colombia recorriendo unas ruinas y ciudades históricas. Realmente un turismo que a mi mucho no me gusta, pero mi hermano, lo disfrutaba mucho. Resumiendo, en los primeros días conocieron a unos chicos mexicanos, y se hicieron muy amigos. Decidieron en conjunto irse los últimos días a unas playas en el norte y así descansar. Mi hermano, es una de esas personas que hablan hasta con las estatuas, y por supuesto, hablando y hablando, les comentaron de un lugar alejado, donde podían ver ruinas y conseguir algunas “yerbas” locales, para pasar un momento mas alegres. Según me entere después, Mariela no estaba muy de acuerdo con eso, con lo cual, decidió no acompañarlos. Como a las tres de la mañana, golpearon la puerta de su habitación en el hotel, y era uno de los chicos mexicanos, y entre gritos y llantos le explicaba que estaban en una bar perdido en la montaña, y que irrumpió la policía y que se los llevo a todos. Que este muchacho había evitado todo, porque dos minutos antes había salido porque el humo le hacia mal, y estaba vomitando a unos metros del lugar.
Lo concreto, es que en dicho lugar operaba una importante banda de narcotraficantes, y mi hermano, junto a dos de los tres mexicanos, quedaron detenidos.
Mariela hizo las averiguaciones con la gente del hotel, quienes amablemente la acompañaron ante la policía del lugar, quienes le dijeron que no podían hacer mucho porque era otra jurisdicción. Que mejor buscaran un abogado.
De ahí la llamada de Mariela a mis padres.
Por supuesto, organizado todo, mi padre, mi madre y yo, estábamos viajando rumbo a Bogota en el primer avión que encontramos.
Recuerdo que era un DIA martes, porque yo tenia facultad, y llegamos a la ciudad donde estaba Mariela, al DIA siguiente.
Mi padre, por suerte, es una persona que ha logrado ganar mucho dinero. Eso facilito algunas cosas, como por ejemplo, que la policía local nos diera la mayor información posible. A pesar de eso, las cosas no estaban nada bien.
El abogado que nos recomendaron (por medio del consulado y que viajo especialmente desde Bogota), nos comento que la banda que habían atrapado, era una banda peligrosa, y que si bien sabían que mi hermano no tenia nada que ver, era intención del gobierno colombiano, dar un castigo ejemplar a los turistas, para no fomentar este tipo de comportamientos, y dar aire a los narcotraficantes. No podíamos creer lo que nos estaban diciendo.
Esa misma tarde, como una excepción, dejaron que viéramos a mi hermano. Lloraba como un niño. La única que no pudo entrar, por no tener ningún parentesco, fue Mariela, porque no estaban casados. Mi padre le aseguro que no nos moveríamos hasta sacarlo de allí. ¿Ahora me pregunto, porque la gente hace promesas que no esta segura que podrá cumplir?. Muy doloroso fue posteriormente ver a mi hermano llorar, porque decía, que no lo dejáramos solo allí.
Estuvimos dos semanas allí Como dije, mi padre podía organizar su trabajo desde lejos. Yo estaba terminando la universidad, con lo cual, con mucha mala suerte perdería algunas materias y la recursaria. Mariela también estudiaba y estaba en mi misma situación, Y mi madre, era ama de casa, habiendo dejado a mis dos hermanos menores (de 14 y 17) al cuidado de mi tía.
Por recomendación del abogado, organizamos las visitas. Los domingos, podíamos ir todos. Inclusive Mariela. Los martes iba mi madre, en visita que era solo para las madres. Y los jueves, iba yo, en visitas que eran para las esposas. El abogado, había dicho que me pusieran como esposa, y que podían acreditarlo con el documento, al ser el mismo apellido. Por supuesto, los guardias del lugar, sabían que era su hermana, pero unos billetes hicieron olvidar ese detalle. De esta forma tuvimos un DIA mas para visitarle. así lo hicimos, sin imaginar lo que pasaría tiempo después.
A las tres semanas, debimos volver. Se quedo solamente mi padre, a los fines de coordinar todo.
Segundo capitulo. La condena
Por supuesto que no explicare todos los detalles que sucedieron para intentar liberar a mi hermano. Lo cierto es que habiendo pasado casi dos meses, el abogado recomendó negociar la condena. Si decidíamos enfrentar un juicio, como mínimo debíamos esperar unos dos años para el juicio, tiempo en el cual permanecería mi hermano en la cárcel por ser extranjero. En ese orden, el abogado indico que si reconocíamos la responsabilidad, el delito, podría acordar una condena de cinco años, y que lo mandaran a una cárcel de baja seguridad (por no tener antecedentes) cerca de Bogota, y que a los dos años, pediría una libertad condicional. El tiempo que estaría detenido, seria el mismo tiempo que estaría esperando el juicio, con lo cual, no podía estar peor. Y así lo hicieron.
Salió mas o menos todo como el abogado planteo. Por supuesto, el dinero puede todo. Lo único que no pudo negociar, fue la cárcel de mínima seguridad (por su calidad de extranjero), con lo cual termino en un lugar bastante feo.
Decidimos organizar un cronograma de visitas, que implicaba, que yo viajaría cada veinte días, y me quedaría una semana o diez días. Mi padre viajaría otros diez días, distintos de los míos. Mariela, no estaba en condiciones de estar viajando, y mi madre, iría solamente una semana. Tenia sus otros dos hijos que atender en Buenos Aires. De esta forma, cubriríamos la mayor parte del tiempo.
Tercer capitulo. Mis viajes
Subí al avión para hacer mi primer viaje de visitas ya en la nueva cárcel. No podía creer lo que estaba sucediendo. Era algo muy fuerte ir a visitar a mi hermano, condenado por narcotráfico. habían pasado casi dos meses desde la ultima vez que lo vi. Durante todo el proceso, mi padre había estado allá.
Cuando llegue a Bogota estaba mi padre con el abogado. Subimos a un auto, y nos dirigimos a un pueblo cercano a la cárcel. Tardamos como seis horas de auto. Muy cansador todo el viaje. Ese domingo , mi padre y yo fuimos juntos a la cárcel. Me mostró con quien debía hablar. Por una cuestión de seguridad, el abogado nos dijo que a estos carceleros no les dijera que era la hermana, para que no dijeran nada de adulteración de documentación. Que si pasaba algo, que le atribuirían la culpa a los anteriores policías.
A diferencia de la otra cárcel, acá las visitas eran mas controladas. No podíamos tocarnos prácticamente, porque era un vidrio, con una reja con agujeros muy chiquitos.
Mi hermano estaba demacrado mal, muy triste, Abatido. Hablamos , lloramos, y quedamos que pasaría el miércoles, DIA de visitas de las esposas. Mi padre regreso ese misma tarde a Bogota para volver a nuestro país.
La visita del miércoles fue aun peor.Las esposas podíamos tener un poco mas de contacto, donde nos permitían pasar las manos por unos barrotes mas amplios. Para eso, debíamos necesariamente dejar todo lo que traíamos (bolso, cartera, campera, calzado, relojes, pulseras, anillos, aros,), y nos revisaban dos mujeres. Me habían dicho que no concurriera con corpiño porque me lo harían sacar sino. Y que fuera con una remera, porque a veces si tenia botones en la camisa, también la hacían sacar y nos entregaban una remera de cárcel toda mugrosa. Estando ya delante de tu “esposo”, te sentabas de un lado de la reja, no podíamos bajar nunca las manos de una especie de bandeja que había.
Mi hermano no paro de llorar toda la charla. Estaba muy mal. decía que no iba a poder aguantar dos años, que estaba realmente mal, que constantemente lo estaban probando. Que evitaba las peleas, pero que no en cualquier momento iba a tener que enfrentar a alguien. Que estaba asustado que algo le pasara.
Le comente que papa había dado una suma especial, para que lo cuidaran. Igualmente, todos sabemos que eso no era una garantía especial.
Pregunto por Mariela, y le dije que no podía venir. Que igualmente, al figurar como su esposa, no podía cambiare eso. Lo entendió y dijo que la extraña mucho.
así se sucedieron tres viajes míos. Todo era igual, mi hermano no cambiaba su estado de animo. Se sentía solo, necesitaba afecto. Que ahora entendía porque había tanta homosexualidad en la cárcel. Me horrorice, y le dije que no se le ocurriera. Que esto era transitorio y que todo saldría bien.
En mi regreso a Buenos Aires, después de ese viaje, me quede muy preocupada por mi hermano. Realmente era evidente que se estaba venciendo. debía ser muy fuerte estar ahí adentro.
Por supuesto, me guarde mi angustia y la de mi hermano para mi, porque no podía trasmitirle ese dolor a mis padres.
Y en mi cuarto viaje, las cosas dieron un giro impensado.
Visitando a mi hermano en el DIA miércoles, nuevamente me refiere lo mal que estaba, lo mal que se sentía. había ido yo con un solero, porque hacia mucho calor. Note que no paraba de mirar mis pechos. No sabia si sentirme incomoda, o mal por la situación, pero mi hermano no paraba de mirarme. Las visitas duraban entre 35 y 45 minutos, dependiendo de la cantidad de gente que hubiera esperando. Le contaba como estaban las cosas en casa, pero el seguía mirándome. En eso, un poco molesta, le dije que si me estaba escuchando, y como respuesta recibí “Mostramelas”
Me enoje un poco, le dije que era un desubicado, a lo cual empezó a llorar desconsoladamente, apretando mis manos, clavándome las uñas, haciéndome daños. Aguante el dolor, porque no quería que vinieran a sacarme o lo retaran.
No se porque lo hice, o mejor decir, si se porque, porque amaba a mi hermano, y estaba destrozada viéndolo llorar y en ese estado. Le dije que mirara, que lo aria rápido, y diciendo esto, solté mi mano y baje un poco mi solero mostrando mi pecho derecho.
Mis tetas son de tamaño interesante. Están bien formadas, y se mantienen en su lugar. Ver los ojos de mi hermano, irradiar alegría, fue algo que me hizo convencer que no había hecho lo correcto.
Esa noche, el incidente me giro en la cabeza mas de la cuenta. Le había mostrado mi pecho a mi hermano, algo que jamás se me hubiera ocurrido. Pero por supuesto, no podía enojarme porque la situación que el vivía, era realmente insostenible
El domingo, el DIA de visita común, me hizo referencia a que lamentaba como se había comportado. Le dije que no se pusiera mal (debía trabajar también en el aspecto psicológico y no agregarle una nueva preocupación por creer que me sentía ofendida). Le dije que entendía, aunque no compartía, que hubiera pedido algo así, y que lo ideal seria evitarlo, pero que no era para hacer un drama de algo natural como mostrar un pecho.
Se sonrojo, y dijo que mejor entonces no decía las cosas que estaba pensando. Me reí, y siguiendo un juego, le dije que me contara que depravada idea tenia. Mi sorpresa fue total, cuando dijo que aprovechara que figuraba como mi esposa, y que pidiera los viernes visita sanitaria, esto es, un cuarto para tener relaciones sexuales con el.
Esto había pasado lo máximo tolerable. Mi sorpresa le ganaba a mi enojo. Por supuesto que me represente que en el próximo viaje volvería a pedirme mostrara un pecho, que aun cuando no me agradaba, lo pensaría para darle una mínima alegría. Pero evaluar pedir una “visita intima”.
“Estas loco??”, le dije en vos baja y medio enojada.
“Si, lo estoy, esto me vuelve loco, me asusta, me denigra como persona, como hombre”, decía con ganas de llorar
“No llores”, le reclame, “hablemos de esto, no te quedes con nada adentro”.
“Viky, este mundo es el infierno, y verlos a ustedes es el único momento en el que puedo sentirme que salgo de ahí, que siento que escapo de todo esto”.
Su rostro refelajaba el infierno. Sus miedos los podía sentir. Tenia razon en lo que expresaba, mas no por eso, podía aceptar lo que pedía.
Sin decirle que no, le dije que es algo que debíamos hablar mucho, que no estaba bien. Que yo lo quería con todo mi alma, pero que era su hermana, y que debíamos manejar estas cosas de otra forma.
No puedo negar que todo el tiempo de mi regreso a Buenos Aires, y mi estadía acá, fueron un martirio. Me dolía muchísimo decirle que no, me ponía muy mal, pero era algo que no podía aceptar.
Por supuesto, podría llegar a evaluar positivamente el mostrarle mis pechos, pero ese seria el limite.
Cuarto capitulo. La decisión
Cuando me toco viajar de nuevo, mi madre me dijo que como terminaban las clases, viajaría con mis dos hermanos para visitar a Carlos. Lo habían decidido con mi padre. Entonces decidí retrasar mi viaje, y fui recién dos semanas después.
Cuando visite a mi hermano, su rostro era de una persona en trance. Me dijo que pensaba que me había enojado, que no volvería mas, y que eso lo puso muy mal. Tardamos un rato en que se tranquilizara, y luego de ello, la calma volvio. Le conté que esta vez me quedaría dos semanas, con lo cual tendría dos miércoles para verlo. Su sonrisa fue indescriptible. Le dije que igual, no aceptaría nada.
Cuando fui ese miércoles, decidí ir con una remera que me tapaba todo, y de color negra, para no insinuar nada. Les aseguro que estaba decidida a no aceptar lo que pidiera. La charla fue por carriles normales, hasta que dijo “Necesito verlas Viky”.
“No seas así, respétame”.
“Por favor, muéstralas”.
“NO puedo, tengo que levantarme la remera, la otra vez era solo bajarla”, le dije para ver si desistía.
“Hermana, lo necesito en serio, sino ten por segura que no te lo pediría”. Y agrego, “Por supuesto que es una necesidad de hombre, pero es lo que soy, además de tu hermano.”
Su seriedad en el planteo, me dejaba prácticamente sin respuestas. El noto mis dudas, mis batallas en mi cabeza. Simplemente agrego “por favor”.
Sin pensarlo mucho mas, y mirando para atrás, me levante la remera, dejando en esta oportunidad mis dos pechos a la vista.
“son hermosas Viky”.
La forma en que lo dijo, me hizo tomar conciencia que eso estaba mal, e hice el ademán de taparme. Pero suplico que no lo hiciera. Asumiendo un riesgo que no imagine, bajo sus manos debajo de la madera, y pude imaginarme que por el movimiento, se había empezado a masturbar. No podía creer lo que hacia, y yo, por nervios, tristeza, bronca, solo atine a llorar, en silencio, pero lloraba. Mis lagrimas no lo conmovieron, y en un momento solo escuche “ya esta, gracias”.
No podía mirarlo a los ojos. En eso entro el guardia, y le dijo que la visita había terminado, diciéndole que limpiara lo que había hecho, para lo cual le dio un trapo.
Me quería morir, habían visto lo que había pasado. Cuando me retiraba, me senti mas observada que nunca. Llena de vergüenza. Llegue al hotel, y llore durante horas. Me sentía sucia, usada. No era algo que hubiera pensado. Mi hermano se había masturbado viendo mis pechos. Pensé en dos oportunidades cambiar el pasaje y volverme, pero ¿podía culpar a mi hermano?. ¿Era justo lo que había pasado?.
Repasaba mi historia con mi hermano, y siempre veía una persona que había sido de lo mejor para mi. Era su hermana, me cuidaba, me aconsejaba. La vez que había tenido un atraso, pensando que estaba embarazada de quien era mi novio, a quien primero se lo conté fue a mi hermano Carlos. El fue quien me tranquilizo diciendo que a lo mejor era solo un atraso, tal como sucedió. había mucha confianza.
Sin embargo, esto había sido demasiado. Nunca antes me había visto desnuda, y hoy, se había masturbado delante de mi.
No sabia que hacer.
El domingo fui a mi visita de rutina
“No viniste el viernes”, me dijo, “te espere y no vinistes” .
No sabia que decirle , trataba de mantener la calma, pero era algo difícil de manejar.
“No esta bien esto Carlos, no quiero que las cosas terminen mal”, le dije.
“Mal, peor de lo que estoy acá no puedo estar, sos lo único que me hace sentir bien”, decía entre sollozos.
“la paso mal acá, estoy muriendo, y sos la única persona que me puede dar oxigeno”. Y agrego, “perdona por lo que voy a decir, si volves es para salvarme, sino, no vuelvas mas y dejame morir”, y se levanto y se fue.
¿había enloquecido, que estaba pasando?.
Volví al hotel, llorando aun mas de lo que había llorado el otro DIA. ¿cómo podía ser tan malo de ponerme en esta situación?. ¿cómo podía ser que no me respetara como su hermana?. Me enojaba. Pero enseguida, mi otro yo me decía, ¿entiende, esta viviendo una situación extrema, te necesita en serio?.
Lo cierto es que el DIA lunes, fui a la administración de la prisión, y pregunte como seria el tramite para visitas sanitarias. Me dijo que podía ser los martes y viernes, caso en el cual, se suspendía la visita de los miércoles. debía concurrir con tres horas de anticipación, y me entregaron un hoja, con las condiciones.
Salí de ahí, y me fui a una confitería a tomar algo. Comencé a leer
Condiciones de visitas sanitarias.
1.- Solo podrán tener acceso a este beneficio, esposas legalmente casadas, y concubinas con hijos comunes acreditados;
2.- Concurrir tres horas antes del inicio del horario de visitas;
3.- Concurrir preferentemente con vestido o pollera;
4.- No concurrir con accesorios de ninguna índole;
5.- Concurrir perfectamente higienizada;
6.- Concurrir con una toalla y una manta de tela;
7.- Permitir revisión integral de la persona;
8.- Tolerancia máxima visita, cuarenta minutos;
9.- No se permitirá el uso de preservativos ni ningún otro dispoisito;
Este punto me horrorizo. Si bien en estos últimos meses no había tenido una pareja estable, yo tomaba pastillas, igualmente no era algo que se me hubiera ocurrido tener relaciones con mi hermano sin protección. Mi cuerpo temblaba, y no por la excitación, sino por el miedo.
Al DIA siguiente, martes, estaba a las siete de la mañana. había decidido concurrir, pero aria un trato. Dejaría que me viera desnuda, y el se masturbaría, sin penetración. Esas serian mis reglas, aria mi sacrificio, si el no las aceptaba, entonces no volvería mas.
La fila para entrar era mas larga de lo común. Mi cuerpo seguía temblando. Es mas, creo que hacia 24 horas que estaba temblando.
“la que sigue”, escuche decir
“es tu turno”, me dijo una mujer de unos cuarenta años, empujándome suavemente.
“a quien visita” pregunto
“Carlos. ..... “ (el apellido reservado por motivos obvios).
“su nombre”,
“Victoria Elena .........”, respondí
“Documento”. Y entregue mi documento “
Esposa o concubina”
“Esposa”
“algo que declarar?”.
“no”,
“A CONTROL”, grito, y sonó el timbre permitiendo el ingreso.
Me indicaron siguiera un pasillo, donde estaba de nuevo una fila. debía esperar mi turno.
Cuando entre, mi primer sorpresa fue muy grande. había una mujer con guantes, y dos guardias hombres.
“Desnúdese entera” , dijo la mujer.
Dude, y dude mucho. No esperaba desnudarme delante de otros hombres.
“vamos, que hoy son muchas”, volvio a decir la mujer, sino van a buscar a tu marido y vos no vas a estar lista.
Era increíble, ya debían estar buscando a Carlos, no podía volverme para atrás.
Saque mis sandalias, y luego la pollera, y acto seguido , me saque la remera. Mire de reojo a un guardia, y esbozo una sonrisa. No podía creer tanta perversidad en un hombre,.
“la bombacha también”, dijo la señora.
Me sentía observada, pero no podía hacer nada. Suspirando para adentro, tome los pliegues de mi bombacha, y me la saque.
“abri la boca”, me dijo, y comenzó a revisarme , haciéndome sacar la lengua. Reviso mis orejas, mi pelo, y en un momento, me dijo que abriera las piernas y estirara los brazos.
Me toco todo el cuerpo, y cuando se detuvo en mi vagina, me senti violada. Si bien sabia que esto sucedería, una cosa es imaginarlo, y otra muy distinta sentirlo. La mujer metía sus dedos en mi vagina, buscando algo que nunca iba a encontrar. Lo mismo hizo con mi ano. Si bien no era virgen de mi ano, no era algo que entregara a cualquier persona. Y esta mujer, sin permiso, había introducido sus dedos en mis dos agujeros.
“trajiste una toalla y la manta”, me pregunto
“si”,
“daselas a los oficiales”.
Abri el bolso y se las entregue. Las revisaron, tocándolas por todos lados para ver que no tuvieran nada. Cuando terminaron, la mujer me ordeno taparme con la toalla, y guardar todo en el bolso, menos la manta.
Estuve parada en una fila, esperando como cuarenta minutos. Descalza. Es el calculo que hago en mi cabeza porque no tenia reloj.
Dijeron mi apellido.
“Cuarto 8, ponga la manta sobre el colchón, y espere ahí”.
Entre, el cuarto era realmente asqueroso, si es que podía llamarse cuarto. Una pequeña habitación, con paredes de madera fina, que permitía escuchar todo, olorosa, sucia, con una cortina que separaba la entrada, pero que no cerraba todo. Un colchón en el piso. Entre, corrí la cortina y me quede parada esperando. Enseguida se abrió la cortina, y apareció Carlos. Estaba cubierto con una toalla también.
“Viky, sabias que eras vos”,
“cállate, y abrázame fuerte, no digas nada”.
Nos quedamos así un rato. Varias veces le pedí que no hablara. Temblaba, y necesitaba tranquilizarme.
Cuando retome un poco la calma, le dije al oído, en vos muy baja,
“Mis reglas son estas, me veras desnuda, nos podremos abrazar, pero no dejare me penetres.”. Le justifique el tema porque no se podía usar preservativos.
“Entiendo hermana”
Acto seguido nos tiramos en el colchón, y nos abrazsmo, aun con las toallas puestas.
“puedo sacarte la toalla”, pregunto
“si, adelante”, dije temblorosa.
No podía creer lo que estaba sucediendo, en un instante, estaba completamente desnuda al lado de mi hermano. NO paraba de mirarme, tomarme la mano, acariciarme el brazo.
Cuando quise darme cuenta, estaba acariciando mis pechos, mis pezones. Era una sensación agradable, aunque era torpe y apurado, me hacia sentir bien.
Acaricio mi panza, mi ombligo, y de repente, empezó a jugar con mi vello pubico. No estoy completamente depilada, si un poco arreglada. Mi hermano aun no se había sacado la toalla de el. Igualmente, su mano no se animo a penetrarme, pero si a recorrer parte de mis labios externos.
“masturbame vos viky, siempre lo hago yo, quiero sentir otra mano hoy”.
Me parecía una petición razonable, no era algo loco lo que pedía. Y sabia que no podía hacerme la estrecha en este momento.
Busque un extremo de su toalla, y la retire lentamente, para descubrir una terrible verga, deseosa de disfrutar a una hembra.
Cuando empecé a tocarlo, primero fue delicadamente, sus testículos, que sintiera las caricias. Previo a ello, había apoyado mi cabeza en su pecho, y desde allí sentía su respiración agitada, su corazón que prácticamente salía de su cuerpo. parecía que su alma quería escaparse de allí.
Carlos seguía acariciando mis pechos, mi espalda, y su pene, cada vez crecia mas. En un momento, decidí pasar a la etapa final, y entonces, tome su pene con mi mano, y comencé a masturbarlo. La sentía caliente, el liquido preseminal ayudaba a evitar una fricción dolorosa. Igualmente, traba de acompañar el ritmo con su piel. No tardo mucho, y en un par de minutos, veía como derramaba su semen sobre su panza, su entrepierna. En ese momento nos percatamos de los ruidos que había alrededor, en donde las parejas tenían relaciones sin importarles donde estaban.
Nos abrazamos, y durante unos minutos no dijimos nada. Carlos rompió el silencio
“¿por qué lo hiciste?”, “¿por qué vinistes?.”
“no podía dejarte solo, me necesitabas, y no podía abandonarte.”, respondí.
“eres la mejor persona del mundo, en este momento soy la persona mas feliz del mundo”,
y diciéndome gracias, me dio un beso cortito en los labios, y me volvio a abrazar.
Si bien era una muestra de afecto, y aun cuando lo había masturbado, el beso en la boca me sorprendió. No esperaba eso. Como tampoco esperaba que al estar abrazada a el, parte del su semen se me pasara a mi cuerpo y se quedara ahí.
“Viky, ya falta poco para que me busquen, ¿me podes dar un beso por favor?.”
Recordando la sensación extraña, pero agradable de recién, le asentí con la cabeza. NO tardo un segundo y me estaba besando. Como era lógico, intento meter su lengua, y tras una breve resistencia, nuestras lenguas estaban jugando. Su pene, se sentía nuevamente duro, y sin que me lo pidiera, estire mi mano, y volví a masturbarlo. El paro de besarme, y se dirigió a mis pechos, los que comenzó a besar. Yo no dejaba de masturbarlo. Debo reconocer, que si bien era un poco bruto, me gustaba como succionaba mis pezones. De repente, su mano busco desesperadamente lugar entre mis cuerpos, y cuando quise darme cuenta, ya estaba acariciando mi vagina. No llego a penetrarme por completa, pero sus dedos estuvieron por cada rincón de mi sexo. Su respiración se acelero, y tensando el cuerpo, acabo nuevamente. Esta vez, parte de su semen callo en mi cuerpo, pero no me molesto en lo absoluto.
“Vas a volver”, pregunto,
“por supuesto, jamás te voy a dejar”, y diciendo esto, le di un beso pequeño en sus labios. La alegría en los ojos de mi hermano, es una imagen que al DIA de hoy no me la puedo olvidar.
En ese momento, se abrió la cortina. Rápidamente trate de taparme, pero era obvio que habían visto todo. Carlos se levanto, y lo llevaron. A mi me dijeron que fuera nuevamente al pasillo, y que esperara ahí.
Me preguntaron si quería ducharme, les dije que no, que quería irme, con lo cual pase a un cuarto, donde estaban los bolsos, agarre el mío, saque mi ropa, me limpie con la toalla, y me retire.
La sensación de todo lo vivido era muy extraño. Me sentía rara. La culpa estaba a la orden del DIA. sentía sucia, pero feliz. Le había alegrado a mi hermano su estadía. No se si estaba bien lo que habíamos hecho, pero no me arrepentía.
Llegue al hotel, y decidí darme una ducha. Me desnude entera. Saque la toalla del bolso para lavarla, porque tenia el semen de Carlos y no quería quedara manchada. Sin embargo, hice algo que nunca imagine. Instintivamente, antes de mojarla, la empecé a oler. Esto si que era algo increíble, sentir el olor de mi hermano en su semen. No era la primera vez que hacia algo así, es mas, me gusta dar sexo oral a los hombres, pero esta era algo enfermizo. Nuevamente sin pensarlo, pase mi lengua por la toalla. Ya podía calificarse de enfermizo lo que hacia, pero nadie estaba ahí para acusarme.
Me metí en la ducha, y cada vez que enjabonaba mi cuerpo, mayor era mi temperatura. Cuando llegue a mi vagina, comencé a lavar cada rincón de ella, y cerrando los ojos, imaginaba que Carlos jugaba con ella. Le reprochaba entre sollozos que porque no me había metido los dedos, y jugaba al mismo tiempo con mis manos, amagando meter mis dedos, y volviendo para atrás. No aguante mucho mas, e introduciendo dos dedos, agite mi mano con toda mi fuerza, hasta lograr un terrible orgasmos.
Me tire en la cama, así con la toalla, y no salí del hotel hasta la noche, que fui a comprar algo para comer. Me sentía con mucha culpa, pero sabia que mi hermano, había tenido un DIA feliz después de mucho tiempo., y que eso, lo valía.
Quinto capitulo. La entrega
Como verán, aun cuando la culpa era grande, estaba decidida a seguir con esto. El viernes, volví a levantarme temprano, y concurrí a la prisión. Tras registrarme, nuevamente pase al cuarto donde me examinarían.
La mujer no estaba, y esta vez, eran tres hombres.
“Desnúdese”, dijo uno, “soy el doctor de la prisión, y hoy reemplazo a la Sra. Pereyra que esta enferma”.
El hecho que fuera medico, me convencí a mi misma, seria menos violento. Sin embargo, sus dedos, toscos, entraron con mayor violencia que el DIA anterior, y sentía que me lastimaban.
“Relájese señora, sino su marido no va a poder disfrutarla”, dijo el medico jocosamente.
Y en ese momento, un comentario me hizo sentir un miedo terrible
“No te preocupes Rubén (así se llamaba el medico creo), “dijo uno de los guardias”, evidentemente el marido no sabe como tratar a una hembra como esta, le gustan solo se la meneen con la manita,”, y se rieron.
Me di cuenta que de alguna forma habían visto todo, y que nos estaban vigilando. Era algo obvio, no podía pensar que no estarían mirando, pero el comentario siguiente, me genero aun mas temor.
“A lo mejor el marido le gustan las mariquitas, jaja, hay muchos candidatos para el acá, jajajaj”.
Comencé a sentirme mal. No sabia como reaccionar. No sabia que decir.
Tome mi toalla, y espere. Fueron muchos minutos. Imaginar que tomaran a Carlos como gay, podía ser terrible. Temblaba, y quería llorar. Dijeron mi apellido
Esta vez me toco la habitación 11. Carlos no tardo en entrar. Nos abrazamos enseguida, y estuvimos así un rato largo. No quería decir nada.
“Estas bien viky?”, pregunto,
“no , respondí, no estoy bien”. Y lo que dije después, son palabras que al DIA de hoy rondan en mi cabeza. “Si queres, hoy voy a ser tu mujer completa” .
Sus ojos saltaban de sorpresa. “Estas segura?”.
“NO, pero no quiero pensarlo mas”, respondí, y diciendo eso, lo bese.
Nuestras toallas, tardaron poco en desaparecer. Parados como estábamos, nos besamos durante un largo rato, acariciando nuestros cuerpos.
Comencé a tocar su pene, estaba mas duro aun que el otro DIA. Sus testículos estaban también para explotar.
Sin pensarlo, me arrodille y empecé a besarlo en su pene. Es fácil describir que me metí su pene en su boca, pero lo que no puedo expresar, es esa sensación que tenia de estar sintiendo como en mi boca, estaba el pene de un hombre que tenia mi misma sangre.
Intente por todos los medios, alargar el clímax. Metía su pene entero en mi boca, para luego sacarlo, y besar sus genitales. Volvía a su pene.
En un momento Carlos se acerca a mi oído, y me dice que pare que no iba a aguantar mucho. Me incorpore, lo bese en la boca, y le dije al oído, q
“Entonces termina rápido en boca, para que te puedas reponer y hacerme el amor como corresponde”,
y diciendo esto, volví a arrodillarme, y me metí su pene en mi boca, y deje que terminara adentro mío. Trague todo. No era la primera vez que lo hacia, pero si fue la primera vez en la cual senti que disfrutaba plenamente de dicho momento.
Nos acostamos los dos, y quedamos tirados por un rato.
“Espero no te de asco besar a tu hermana en la boca con gusto a semen?”, le dije,
y sin mediar palabra, comenzó a besarme como nunca imagine podría hacerlo mi hermano. Mi excitación era muy grande, con lo cual, comencé a hacer comentarios, como
“dale nene, quiero que me hagas tu mujer”,
“necesito sentir esa pija adentro de mi concha ahora”,
“quiero que acabes adentro, no penses en las consecuencias, solo acabame adentro hermano”
Sabia que esta forma de hablar, ayudaría a que se recuperara mas rápido el tamaño. Y así fue.
En un rato, estábamos los dos masturbándonos, hasta que le dije si estaba listo.
“Si” , respondió.
Me aparte de el, me acosté de espaldas, mirando para arriba, abri mis piernas, y le dije
“aséelo hermoso, quiero ver cuando entra, y quiero ver tu rostro cuando entras”
Se puso delante de mi, y comenzó a puertar mi vagina. Es imposible explicar la sensación, morbosa, incestuosa de sentir cuando el pene de mi hermano me penetraba. Saber que lo que hacíamos era lo prohibido, lo castigado. Pero no me importaba.
Mi hermano comenzó a hacerme el amor, dulcemente al principio, pero aumentando su intenticdad.
Cuando levanto una pierna para buscar penetrarme mas adentro, sabia que lograría un orgasmo como hacia mucho no lo lograba. Y así fue, al momento de sentir que se venia dentro mío, fue como sentir que todo el mundo se paraba.
Termino y me abrazo. Nos besamos. Al rato se abrió la cortina, anunciando que todo había terminado. A diferencia de la otra vez, me tape, pero tarde mucho mas.
“Gracia por estar”, dijo mi hermano.
“Gracias a vos, amado esposo”.
Nuestras miradas demostraban la complicidad de lo prohibido. Mostraban el comienzo de una locura que jamás pensamos transitaríamos. Mostraban que el amor puede ser lo mas fuerte, y que ninguna prisión, puede evitar que vuele libremente.
A partir de dicho DIA, mi hermano y yo hemos sido las personas mas unidas del mundo. Si bien cada uno ha embarcado su proyecto de pareja personal, su estadía en prisión, marco un hito para nosotros, el cual nadie podrá romper.
Las culpas siguen, pero la alegría de haberlo hecho feliz, es mayor. Y aclaro, yo también fui feliz.